Publicado en
marzo 25, 2012
PROTESTANTE
TRATANDO de reforzar el buen trabajo que hacía la policía local con su campaña sobre el "Peligro de los extraños", les dijimos a nuestros hijos que nunca salieran con un extraño. Nuestro hijo de cinco años protestó: "Pero, papito, ¡yo no sé qué aspecto tiene un extraño!"
–S.F.
UNA PERSONA puede sentirse sola, aun cuando mucha gente la quiera. Es que todavía no es "la única" para alguien.
—Ana Frank, en El diario de una joven (Pocket Books)
UN ENFOQUE DISTINTO
CUANDO NACIÓ nuestro hijo Larry, mi familia y mis amigos me advirtieron que mi hijita de tres años, Claudia, podría sentirse celosa. Sin embargo, después de varios meses, Claudia parecía adorar a su hermanito. Pero un día eché una ojeada a la cuna y me horrorizó ver una línea de tinta que corría por el centro de la nariz de Larry, y pequeños garabatos en sus mejillas. Claudia está celosa del bebé, pensé. Habrá que afrontar esto con tacto, para no intensificar sus sentimientos negativos. En tono despreocupado, pregunté a mi hija por qué había escrito sobre su hermano. Claudia miró al bebé, luego a mí, y me dio esta respuesta práctica: "No tenía papel".
—B.C.
ETIMOLOGIA
"Si al matrimonio con una sola esposa se le llama monogamia, ¿cómo se le llama al de dos esposas?" preguntó el maestro a su alumno de secundaria.
Tras de pensarlo cuidadosamente, el estudiante contestó: "Estereogamia".
—"Observer", en el Financial Times de Londres.
PREGUNTAS INGENUAS
¿QUE ES más frustrante que un automóvil que arranca cuando hay que ir a trabajar, pero no lo hace en día de descanso?
—Doug Larson, United Feature Syndicáte
¿POR QUÉ no hay recetas para las sobras de langosta?
—South Dade News Leader (Homestead, Florida)
¿HA NOTADO que los dos programas de televisión que más le gustan pasan a la misma hora, por diferente canal?
—Jim Murray, en The Jim Murray Collection (Taylor)
CURIOSIDADES DEL REINO ANIMAL
EL PEREZOSO, que tiene sólo tres dedos en cada pata, es de tan lento andar que le crecen plantas en el lomo.
Los delfines duermen sólo a medias; los hemisferios de su cerebro descansan alternativamente.
En Suecia, el 20 por ciento de todos los accidentes de carretera tiene que ver con un alce.
—Michael Caine, en And Not Many People Know This Either (Robson Books, Londres)
¡QUE PREGUTNA!
UNA AMIGA mía heredó de una parienta un valioso abrigo de pieles, y se fue a la iglesia luciéndolo con gran orgullo. Cuando estaba allí, un hombre le preguntó:
—¿Qué desafortunada criatura tuvo que morir para que tú pudieras llevar tal abrigo?
Mirándolo iracunda, mi amiga le respondió:
—Mi tía.
—E.L.
INGENIOSO
Para retener la atención de su auditorio, el violinista italiano Nicolo Paganini recurría con frecuencia a su repertorio de imitaciones de animales. En cierta ocasión, en Lucca, intercaló maullidos y gruñidos a la mitad de una ejecución de música sacra. Otra vez, en Ferrara, se vengó de la rechifla dirigida a la bailarina Antoinetta Pallerini, imitando en su violín el rebuzno de un burro.
—Giulio Orecchia, enOggi (Italia)
El que en mentira es cogido, cuando dice verdad no es creído.
—Proverbio español
GUERRA A MUERTE
EN EL barrio donde vivo, en la sección occidental de Filadelfia, había dos tiendas especializadas en mercancía defectuosa: la Casa de Gangas de Nueva York y la Casa de Gangas Americana. Estaban una junto a la otra, y los propietarios, que eran enemigos acérrimos, constantemente se declaraban guerras de precios.
En el escaparate de una de las tiendas aparecía un letrero manuscrito: "Remate. Sábanas de lino irlandés, con defectos tan pequeños que ni el ojo de lince de la señora Betty Reba los distinguiría. ¡Pregúntele a ella! Rebajadas al ridículo precio de 6.50 dólares". Todos esperábamos entonces la respuesta de la otra tienda, en cuyo escaparate se leía al cabo de dos horas: "La señora Reba necesita lentes. Mis sábanas están tan cerca de la excelencia como Romeo está de Julieta, y sólo cuestan 5.95 dólares".
Además de la guerra de anuncios, los propietarios a menudo salían de las tiendas, gritaban y se insultaban, y en ocasiones casi llegaban a las manos. Pero al fin uno de los dos cedía, argumentando que el otro estaba loco y que quien le comprara también lo estaría. Esa era la señal de arranque, pues todos los vecinos se apresuraban a comprar en la tienda ganadora.
Un día, uno de los propietarios falleció, y poco después, el otro hizo una venta de liquidación y se fue del barrio.
Cuando los nuevos ocupantes de las tiendas examinaron cuidadosamente los locales, descubrieron que había un pasadizo entre ambos. Tiempo después nos enteramos de que los archienemigos habían sido hermanos y por, tanto, las maldiciones, amenazas e insultos, eran pura comedia. Todas las guerras de precios fueron falsas. Durante más de 30 años aquellos comerciantes engañaron a todo el vecindario; cuyos habitantes eran en su mayoría gente ingenua. La mercancía puede haber sido de segunda clase, pero los cerebros de esos tipos eran de primera.
—David Brenner, en Nobody Ever Sees You Eat Tuna Fish (Arbor House)
DISCIPLINA BANCARIA
UN VIAJERO que deseaba realizar una rápida transacción bancaria antes de tomar el tren hacia la ciudad, se descorazonó al ver la larga fila de clientes que esperaba ante el único cajero en servicio. Hice mal en venir, pensó mientras salía. Entonces vio que frente a la caja destinada a automóviles sólo había un vehículo. Reconfortado, corrió a colocarse detrás del automóvil. Cuando este se fue, se acercó a la ventanilla y entregó a la cajera un cheque y la ficha de depósito correspondiente. La mujer lo observó con desconfianza.
—¿Dónde está su auto? —le preguntó.
—Allá —respondió el cliente, y señaló hacia el estacionamiento de la terminal de trenes.
—¿Cómo que allá? Se supone que usted debe llegar aquí en automóvil. Esta caja es para vehículos.
El viajero sacó la cartera:
—Mire, puedo probar que tengo auto: aquí está el registro.
—Muy bien —dijo la cajera, visiblemente disgustada—. Pero que no lo vuelva yo a pescar colándose aquí como peatón.
—Georgia Dullea, en el Times de Nueva York
METEDURA DE AUTO
DURANTE AÑOS había suplicado a mi madre, que padecía de cataratas, que dejara de conducir, pues era una verdadera amenaza al volante. Como de nada habían servido mis ruegos y amenazas, me sorprendí cuando llamó para avisarme que había vendido su auto.
—¡Qué buena noticia, Mamá! —exclamé—. ¿Qué fue lo que te animó a hacerlo?
—Al estacionar no vi el borde de la acera y acabé en el vestíbulo del Banco Estatal de Oklahoma.
—¡Qué horror!
—Ya lo sé —replicó—. Nunca hemos sido sus clientes.
—E.D.D.
MACARRONERIAS
ME INSCRIBÍ en una excursión que recorrería Roma en autobús, con un guía que hablaba inglés. Nuestra primera parada fue ante una basílica, en una piazza rodeada por varias avenidas del caótico tráfico de Roma. Después de descender, a salvo, el grupo subió la escalinata del pórtico a echar una ojeada a la iglesia. Luego nos dispersamos, para subir al autobús, estacionado al otro lado de la calle. El guía nos gritó, a pleno pulmón, que permaneciéramos juntos. "Si atraviesan uno por uno, los atropellarán uno por uno", nos advirtió. "Pero si atravesamos todos juntos, pensarán que les abollaremos el auto".
—J.J.S.
RECORRIENDO Roma en mi motoneta, me topé con una congestión de tráfico. Sonaban las bocinas mientras los vehículos trataban de adelantarse unos a otros. Enfrente de mí, un taxista salió de su auto en medio del estruendo. Para mi sorpresa, se volvió hacia mí. "¿Oye ese concierto?", exclamó, levantando los brazos al cielo. "¿Qué esperaba? ¡Somos un país de músicos!"
—J.L.A.
Por las dudas. Casi al fin de su carrera de beisbolista, en una ocasión en que los Yanquis llevaban buena ventaja sobre sus rivales para ganar el campeonato de liga, se le preguntó a Joe DiMaggio por qué seguía jugando con tantas ganas. "Porque puede haber alguien entre el público que nunca me haya visto jugar", respondió.
—David Halberstam, en Summer of '49
EL PESCADOR PESCADO
UN AMIGO mío, pescador algo bisoño, me persuadió para que lo llevara en una de mis frecuentes excursiones en busca de lucios. Este pez, fiero y violento luchador de agua dulce, crece hasta sobrepasar, a veces, los 25 kilos, y es dificilísimo de atrapar.
Al tercer día, por la mañana, mi amigo enganchó un gran pez. Manipuló bien la caña y el carrete, pero a pesar de sus esfuerzos, el lucio se zafó con un salto impresionante, cuando estaba a menos de seis metros de nuestra embarcación. Mi amigo enrolló el sedal con lentitud y luego se desplomó en su asiento, se enjugó la frente y exclamó:
—¡Caramba! ¿Viste eso? ¡Por un momento creí que no me escaparía!
—G.F.S.
No observemos el paso de la vida. Viajemos en ella.
—José Narosky, en Si todos los tiempos... (Marymar Ediciones, Buenos Aires)
ALGUNOS cineastas han llegado a tales extremos que ahora, cuando hacen una película fuera del dormitorio, dicen que están filmando exteriores.
—Aldo Cammarota, en Creer (Argentina)
DRAMA REAL
ACERCA DE su obra preferida de Shakespeare, Laurence Olivier declaró:
"En mi opinión, Hamlet es punto por punto la mejor obra que se ha escrito. Cada vez que lee uno alguna de sus partes se puede descubrir algo nuevo. Puede uno representarla muchas veces sin agotar sus maravillas. Esta pieza puede llevarlo a uno por falsos ángulos y callejones sin salida o trasladarlo al séptimo cielo. Puede darle a uno momentos de gran felicidad, o arrojarlo a las profundidades de la depresión. Una vez que se ha representado la obra, esta se posesiona de uno por el resto de su vida. Así me ha sucedido a mí. Todos los días pienso en ella. Desde luego, nunca volveré a actuar en Hamlet, pero, ¡por Dios, nada me gustaría más!"
—On Acting (Weidenfeld & Nicolson, Londres)
EL AMOR es aquello que nos permite decirlo todo, o no tener que decir nada.
—Albert Harper, en Thoughts and Afterhoughts (Phelps, Londres, Canadá)
¿USTED SABE COMO FUNCIONA?
UN CABALLERO subió a un taxi y pidió al chofer que lo llevara al centro de la ciudad. Pronto iban a 100 k.p.h. Entonces, el pasajero pidió suavemente:
—Quisiera llegar sano y salvo.
—¿Sabe usted cómo funciona este modelo de auto? —le preguntó el chofer.
—No —contestó el pasajero.
—Entonces, quédese tranquilo.
Poco después iban a 150, por lo que el pasajero insistió:
—Señor, si tiene la bondad, quisiera llegar sano y salvo.
—¿Sabe cómo opera este auto? —preguntó de nuevo el taxista.
Cuando el pasajero repitió que no, el chofer le dijo que se tranquilizara. Sin embargo, cuando el auto alcanzó los 200, el pasajero, muy nervioso, no pudo contenerse, y exclamó:
—Señor, quiero llegar sano y salvo!
—¿Puede manejar este auto? —le preguntó por tercera vez el chofer.
Esta vez, ya desesperado, el pasajero dijo que sí.
—Muy bien; entonces dígame dónde están los frenos.
—M.B.
El temor al ridículo es la cárcel de la creatividad.
—Colaboración de Fernando Olivero (Santiago, Chile)
ENSEÑAR A APRENDER
EL LOCUTOR y naturalista sir David Attenborough confiesa que fue muy afortunado con sus padres, maestros de corazón. Sabían que no se enseña a los niños dándoles información, sino indicándoles dónde pueden obtenerla. Ofrece el siguiente ejemplo:
Cuando un niño dice: "Mira, papi, lo que encontré; ¿qué es?", el padre no debe contestar: "Es un dibunophyllum turbinatum". Lo que debe responder es: "¡Qué increíble! ¿Qué puede ser? ¿Por qué no lo investigas en la biblioteca?" Una semana después, el niño se acerca y, muy ceremoniosamente, anuncia: "Se llama dibunophyllum turbinatum y se trata de un coral del Periodo Carbonífero". Entonces él papá comenta: "¡Vaya, hijo, qué maravilla!"
—Maureen Cleave, en Good Housekeéping (Inglaterra)
Cuídate de los trabajos que requieren de ropa nueva.
—Henry David Thoreau
ESO DIGO YO
JOSEPH ESHERICK, arquitecto: "Me fascina cualquier cosa que no entiendo, y puesto que no entiendo nada, tengo una vida muy ocupada".
—Jacques Leslie, en el Times de Nueva York
JOHN ASHBERY, poeta, ganador del premio Pulitzer;"Con frecuencia la gente no te escucha cuando le hablas, Sólo cuando hablas para ti mismo aguzan el oído".
—Time
UN REGALO ESPECIAL
CUANDO MARTY tenía dos años, lo llevaba a la guardería y luego regresábamos en metro y en tren. Eso nos unió mucho.
A los tres años, Marty inventó dos amigos imaginarios: Shawn y Kawn. Estos pequeños sujetos lo acompañaban a todas partes; susurraban, reían y bromeaban con él. Incluso tenían sus propias camas y su lugar en el auto. Por supuesto, eran invisibles: sólo él podía verlos.
Marty acababa de cumplir cuatro años cuando su madre y yo nos divorciamos. Después de pasar juntos el fin de semana en mi pequeño apartamento de la ciudad, estaba empacando para llevarlo de regreso con su madre. Ya tenía el auto cargado y regresé por más cosas, cuando oí que el niño lloraba en el cuarto de baño. Abrí la puerta y lo encontré sentado en el inodoro, sollozando.
Lo primero que pensé con angustia fue que quería quedarse. Pero él me miró y dijo:
—Papito, voy a echar de menos a Shawn y a Kawn.
—Pero están en el auto, Marty, esperándote.
—No, papito: están en la bañera, y hemos tenido una larga conversación este fin de semana. Shawn y Kawn decidieron que van a vivir contigo a partir de ahora. No queremos que vivas solo nunca más.
Aquella noche, ya tarde, fui a dar un paseo por el parque; Shawn y Kawn me acompañaron. Me resultaba difícil contener las lágrimas; la expresión de mayor cariño que había recibido en mucho tiempo había sido el regalo de mi hijo de cuatro años: sus amigos imaginarios.
—J.M.J.
EL DIFICIL ARTE DE LA COMUNICACION
El dramaturgo Christopher Fry, en una conferencia sobre el lenguaje: "Las fallas de comunicación no siempre se originan en la transmisión. A veces se deben al receptor: las palabras que emigran mueren de agotamiento al tratar de escalar las montañas de la comprensión".
—Festival de Literatura de Cheltenham
EL JUEGO DE LAS ADIVINANZAS
UNO DE MIS LUGARES favoritos es el Hotel Sylvia Beach, en Newport, Oregon, inaugurado en 1987 para los amantes de los libros por una mujer llamada Goody Cable. No hay allí teléfonos ni televisores en las habitaciones. En la planta baja está el restaurante Tables of Content. Todas las noches, los huéspedes se sientan ante largas mesas y, mientras cenan, se enteran de detalles intimos y escandalosos de la vida de los perfectos desconocidos que los acompañan. Esto lo hacen jugando a "Dos verdades y una mentira", lo que ya es una tradición en el hotel.
Al que le llega el turno debe relatar tres sucesos de su vida; dos verdaderos, y uno falso. Los demás comensales pueden hacer preguntas. "Hay que responder con la verdad cuando las historias sean ciertas", explica Goody Cable. "Pero está permitido mentir todo lo que se desee respecto a la historia falsa". Luego, los demás tratan de adivinar cuáles son los relatos verdaderos, y cuál es ficticio. Al final viene la confesión.
Desde que el hotel se inauguró, la señora Cable ha participado en el juego cientos de veces y ha escuchado miles de historias. "Mi favorita fue la de aquella noche en que un hombre llamado John dijo: Una vez vi al Papa, desnudo. Y había sido cierto. Ocurrió así: Él y su mujer, Shirley, se hallaban en su habitación de hotel en Venecia y John se daba una ducha. Por la ventana, Shirley vio que pasaban el Papa y su comitiva, y llamó a su marido para que se acercara a observar. Y así fue como él vio al Papa, desnudo".
"Mi mentira favorita fue narrada por una mujer que afirmó que un amigo la había retado a robarse un pollo del supermercado. Como no había allí pollo fresco, se vio obligada a robar uno congelado. Se lo puso en la cabeza, debajo del sombrero. Pero tuvo que esperar mucho tiempo en la fila de la caja. Dijo que la cabeza se le enfrió tanto, que se desmayó. Y todo era mentira".
—Margie Boulé, en el Oregonian, (Portland, Estados Unidos)
ANGUILAS NAVIDEÑAS
Uno de los árboles de Navidad más insólitos que haya en el mundo se encuentra en el Acuario de Vancouver, Canadá. Todos los años, la serie de luces que adorna el árbol, de apenas un metro de altura, se conecta al depósito de anguilas eléctricas, con cuya actividad eléctrica se mantienen encendidas las tradicionales series luminosas navideñas.
—Wildlife Review