LA MEMORIA, EL BAÚL DE LOS RECUERDOS
Publicado en
marzo 04, 2012
Por Laura Durango (EFE Reportajes)¿Qué es la memoria? ¿Dónde se localiza? ¿Qué relación tiene con la inteligencia? ¿Se aprende a memorizar? ¿Es cierto que hay pastillas que la potencian? En las décadas de los sesenta y setenta, la neurofisiología avanzó firmemente en el estudio de la memoria, esa gran desconocida que habita en el cerebro y que circula por un complejo laberinto de cien billones de células nerviosas o neuronas.
Gracias a las neuronas es posible recordar, pero la memoria no es un órgano visible como el hígado o el corazón, sino una facultad intangible, aunque para el neurólogo estadounidense George Ungar, de Houston (Texas), la memoria puede transmitirse químicamente, o así lo cree tras sus experimentos. Ungar encerró a ratas en la oscuridad, con pequeños puntos de luz donde se refugiaban. Luego las mató, centrifugó sus cerebros y los inyectó en ratas comunes, una de las cuales sentía miedo atroz a la oscuridad, lo que en su opinión demuestra que la memoria de la primera rata viajó materialmente hasta la segunda.A CORTO Y A LARGO PLAZO
El investigador Ebbinghaus (1885) fue el pionero en el estudio de la memoria desde un punto de vista científico. Analizó la repetición de sílabas sin significado para determinar que aunque la repetición ayuda a memorizar, lo que no se ha aprendido realmente o lo que no influye emocionalmente siempre se olvida.
En 1968, los científicos Atkinson y Shiffrin distinguieron tres tipos de memoria: la memoria sensorial (MS), que sólo registra durante un segundo o dos y que sirve para explorar la información; la memoria a corto plazo (MCP), que mantiene información durante 18 ó 20 segundos y la memoria a largo plazo (MLP), donde la información permanece en estado latente por tiempo largo, quizá toda la vida.Gracias a la memoria a corto y a largo plazos, se tamiza la información. Si nos acordásemos de cómo va vestida cada persona que pasa a nuestro lado, la vida sería una tortura. Pese a todo, los lapsos en la memoria se deben a situaciones de estrés y colapso en nuestro cerebro.En 1949, el psicólogo canadiense Donald Hebb profetizó varias cuestiones: de nada sirve aprender si no hay algo que se transforme en el cerebro para luego recordarlo, es decir, los impulsos sensoriales llegan a la memoria —á través de impulsos eléctricos— por la red nerviosa, la cual permite el recorrido inverso y por tanto recordar.El propio Santiago Ramón y Cajal (1893) ya decía que la memoria está ligada a las condiciones de la sinapsis, esos puntos de contacto entre neuronas. Pasado el tiempo, el premio Nobel de Medicina John Ecles demostró que cuando los animales aprenden se produce una modificación en las sinopsis, en la que el calcio influye de forma importante.En 1983 se revolucionó este punto al descubrirse unos receptores de glutamato que tenían las propiedades profetizadas por Hebb: es decir, hay compuestos en las neuronas que cuanto más se utilizan mejor funcionan, lo que está a un paso de decir que las moléculas de la memoria se localizan en la membrana de las neuronas.MEMORIA EN PASTILLAS
A partir de aquí se inicia una loca carrera por encontrar preparados químicos reforzadores de la memoria. De hecho, existen treinta empresas en el mundo trabajando sobre un fármaco al respecto. La revista farmaceútica "scrip" contó hasta 182 sustancias experimentales, aunque en el mercado sólo hay un producto legalizado –en Estados Unidos–, el "Tancrine", para los enfermos de Alzheimer.
Gary Lynch, de la Universidad de Califomia, en Irvine, desarrolló unas píldoras de ampaquinas que potenciaban en un veinte por ciento la memoria y que prometían ser el remedio de los estudiantes, ya que hacían efecto a los dos minutos, pero se ha demostrado que las ampaquinas intervienen directamente en el proceso químico, a diferencia del "Tancrine", que es sólo un estimulante.Este tipo de productos no terminan de cuajar por sus efectos secundarios, ya que se les achaca propiedades parecidas a las anfetaminas. Sin embargo, los más optimistas persisten en su empeño: ¿Acaso no se puede superar la tristeza o la angustia con psicofármacos? arguyen.Para muchos, el argumento de la novela La fábrica de sueños, de Torcuato Luca de Tena, es más que una hipótesis y en el futuro será posible soñar y aprender con fármacos, pues la memoria, a la que no hay que subestimar, es un complicado encaje de bolillos entrenable y lleno de misterios por resolver.NO ES VERDAD QUE...
Se ha comprobado que ciertas aseveraciones sobre la memoria eran equivocadas. Por ejemplo, se sabe que:
1.- Nuestra memoria no funciona como un ordenador, porque el cerebro humano no procesa un conocimiento después de otro, sino todos a la vez. Además, memorizar no es un hecho mecánico, sino que tiene que ver mucho con la afectividad, ya que se procesan mejor las vivencias que los hechos.2.- La memoria está estructurada en amplias regiones del cerebro y no en comportamientos estancos y cerrados como se creía. La memoria fluye por la extensa red neuronal en forma de impulsos eléctricos y el proceso de almacenamiento es una enorme operación química que cuanto más se utiliza mejor funciona.3.- La memoria no está directamente relacionada con la inteligencia, porque hay genios despistados y con mala memoria y animales que se acuerdan de muchas cosas. Para Menéndez Pelayo, la memoria era el talento de los tontos, aunque también hubo genios con prodigiosa memoria, como el soviético Salomón Veniamianov, capaz de repetir conversaciones del pasado y detallar al cabo de años objetos que había visto una sola vez.4.- El sueño influye directamente en la memoria, ya que durante el mismo se perfecciona y consolida lo aprendido. Para memorizar bien hay que dormir bien.5.- La memoria no es sólo un almacén que nos permite reproducir percepciones, emociones, pensamientos y acciones, sino un mecanismo cognoscitivo para construir significados, elaborar inferencias, resolver problemas y tomar decisiones. Es decir, es el pilar del aprendizaje.6.- No existe una simple memoria, sino muchas memorias (para oler, saborear, asociar, reconocer...), ya que su función no es unitaria, sino un conjunto de sistemas interconectados con propósitos y comportamientos múltiples.