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Mi MARIDO me pidió que le ayudara a quitarse de encima algunos kilos, así que en vez de servirle bocadillos engordadores cuando se instalaba a ver la televisión, comencé a servirle apio fresco. Cierta noche, mientras masticaba sin entusiasmo una ramita de apio, un comercial atrajo su atención. En este, una mujer cubría un pan recién salido del horno con una capa de cremoso chocolate. Al terminar el comercial, mi esposo me dijo:
EN UNA visita que hice al Centro EPCOT del Mundo de Disney, en Florida, tuve la oportunidad de apreciar el poder que Disney ejerce sobre la imaginación. Una amiga que iba conmigo y yo muy pronto nos dejamos llevar por la ilusión de que realmente estábamos en Francia, curioseando en unas tiendas y comparando precios.
MI MADRE se equivoca al hablar cuando está nerviosa. Un día estaba aseando afanosamente la casa porque iban a llegar visitas. Nos había pedido ayuda, pero, como todos los chicos, nosotros preferíamos jugar. Y al ver que mi padre estaba leyendo el diario, le gritó:
SOY ENTRENADORA profesional de animales, y tengo una perra que adquirió una mala costumbre: cada vez que yo colgaba mi ropa recién lavada en el tendedero, ella la mordisqueaba y la revolcaba.
COMO DOS de mis suéteres estaban agujerados por quemaduras de cigarrillo, los llevé al taller de tejidos. Me dieron esta nota de la mujer que se había encargado del zurcido:
Mi PRIMO y su familia, que viajaban en automóvil desde Denver, Colorado, con destino a Minnesota, hicieron un alto en Dakota del Sur para pasar la noche, y buscaron un lugar donde comer. Vieron un restaurante con un letrero que decía:
UN DÍA encontré en el buzón de mi casa un sobre muy voluminoso que me enviaba mi hijo, quien acababa de mudarse a un pequeño poblado de Texas. Abrí el sobre ansiosamente.
TRAS UN largo y fastidioso día, un amigo mío se dirigía a su casa. En el camino vio a una señora de avanzada edad que estaba de pie junto a un automóvil, el cual tenía un neumático desinflado. A mi amigo le remordió la conciencia: si esa fuera su madre, pensó, a él le gustaría que alguien la ayudara. Tras un suspiro de resignación , dio vuelta en U y se acercó al lugar del percance.
SIGUIENDO la auténtica tradición sudafricana, mi marido y su primo se llaman, igual que su abuelo paterno, con el mismo apellido y las mismas iniciales. Como vivimos en granjas colindantes, a menudo se suscitan confusiones.
CUANDO mi madre cumplió los 70, empezó a preocuparse por sus frecuentes fallas en la memoria. Se inscribió en un curso de nemotecnia, donde se enseñaba a memorizar más de 50 objetos no relacionados entre sí, en cierta secuencia.