EXPLORANDO LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA
Publicado en
octubre 30, 2011
CONDENSADO DE "A WOLVERINE IS EATING MY LEG", © 1985 y 1989 POR TIM CAHILL, Y PUBLICADO EN RÚSTICA POR VINTAGE BOOKS, DIVISIÓN DE RANDOM HOUSE, INC. DE NUEVA YORK, NUEVA YORK. FOTOS: © MlCHAEL K. NICHOLS/MAGNUM.En una de las grutas más profundas de Estados Unidos encontramos un mundo lleno de maravillas y peligros
Por Tim CahillESTOY EN LA GRUTA DE ELLISON, a punto de bajar con cuerda por el Foso Increíble, el segundo en profundidad en Estados Unidos continental. Bajar por este precipicio de 135 metros es algo parecido a caer desde lo alto de un edificio de 40 pisos. Si uno bajara por el pozo en caída libre, llegaría a alcanzar una velocidad de más de 150 k.p.h., y luego, después de unos cinco segundos de haberse iniciado la experiencia, la aceleración bajaría a cero y ahí terminaría todo.
Los exploradores de grutas tratan de "establecer la conexión" a través de una montaña. Es decir, se meten por una entrada a la gruta y luego se arrastran, trepan, se deslizan, nadan y, tras salvar mil obstáculos, salen por otra boca. En la gruta de Ellison, abierta en lo profundo de la montaña Pigeon, en el estado de Georgia, nuestro reto consiste en franquear el Foso Increíble y después, la Fosa Fantástica, que con sus 178.5 metros es la más profunda de Estados Unidos continental. Debemos conquistar ambas fosas para poder establecer la conexión.Bajar por estos pozos de las grutas naturales con una sola cuerda resulta aterrador. Reviso mi equipo por quinta o sexta vez. ¿Está bien enlazada la cuerda en el mecanismo? Se trata de un dispositivo que tiene forma de herradura y actúa como freno en el descenso. Hay una manera correcta y otra incorrecta de enlazar la soga. La incorrecta se llama "aparejo mortal".Juzgo prudente preguntar a los especialistas que me trajeron hasta aquí: "No estoy en un aparejo mortal, ¿verdad?" Le hago la pregunta a Kent Ballew, experimentado ascensionista que trabaja para Larry "Smokey" Caldwell, mi entrenador, jefe de nuestra expedición y uno de los más diestros exploradores de grutas verticales del mundo.Kent echa una ojeada a mi mecanismo. "Me parece que está bien".Nadie debe entrar en una gruta solo, o sin un entrenamiento apropiado. En mi caso, Smokey me hizo comenzar en un simple acantilado exterior. Pronto pasé a los sumideros: grandes fosas al aire libre. Por último, mi entrenador decidió que ya estaba yo preparado para explorar la gruta de Ellison. "Hasta ahora has estado en las capillas", me dijo. "Ahora iremos a la catedral".LA MAYORÍA DE LAS GRUTAS del sudeste de Estados Unidos son formaciones de piedra caliza. Antiguamente, la región era un vasto mar habitado por criaturas que absorbían los compuestos de calcio del agua. Al morir, sus esqueletos fueron formando lechos de piedra caliza que quedaron ahí al retirarse las aguas.
El agua de lluvia que se filtra por la capa superior del suelo absorbe bióxido de carbono, con lo cual produce ácido carbónico. La piedra caliza es soluble en este ácido débil, el cual se introduce por las grietas y las fisuras de la roca abultada y resquebrajada del antiguo lecho marino. Al paso de los siglos, el agua de lluvia excava grandes recintos.Como no existen plantas verdes en el interior de las cavernas, tampoco hay bióxido de carbono. El agua ligeramente acidificada tiende al equilibrio químico, y el bióxido de carbono, absorbido en el verde mundo de la superficie, se libera de pronto en los pasadizos rocosos del interior. La piedra caliza que antes estaba diluida se solidifica, y como resultado se crean concreciones de formas fantásticas.Los goteos constantes pueden dar origen a estalactitas, o carámbanos de piedra. Las estalagmitas crecen desde el suelo. Las delgadas capas de agua que escurren por la pendiente de una pared pueden formar llamativos tapices de rocas multicolores, y el agua que corre a lo largo del piso de la gruta deja un río de piedra congelada.Estas formaciones poseen una belleza extraña y escultural que sugiere la obra de una inteligencia antigua, no humana. Por verlas, vale la pena aventurarse por las grutas. Pero el ansia de llegar a donde ningún hombre estuvo antes es lo que impulsa a los exploradores más osados hacia un mundo en el que la comodidad y la seguridad son una broma cruel.A menudo, los pasadizos resultan tan bajos, que uno debe caminar el equivalente de varias calles de ciudad agachado hasta la cintura. Otros son tan angostos, que es necesario retorcerse para atravesarlos. Quienes llegan a quedar atrapados en esos lugares pueden sufrir pánico y claustrofobia. En ocasiones, incluso a los mejores exploradores hay que sacarlos de allí hablándoles para que se tranquilicen.El frío húmedo baja la temperatura corporal. Se puede observar el comienzo de la hipotermia en una gruta como la de Ellison, donde la temperatura constante es de 13° C: al alzar la mano e iluminarla con una linterna, cinco nubéculas de vapor suben desde los dedos.No es raro que alguien se ahogue o padezca de hipotermia. De buenas a primeras puede soltarse una tormenta que inunde los pasadizos con aguas tumultuosas. Como el explorador ignora qué clima hace en el exterior, siempre debe buscar y señalar los sitios de salientes altas y accesibles.Unos exploradores bajan por la Fosa Fantástica, de 178.5 metros de profundidad, en la Gruta de Ellison. Foto: © Kevin DowneyMi PEQUEÑA CRISIS de recelo ha pasado, y ahora, seguro de que no estoy atado a un aparejo mortal, siento una calma misteriosa, como en un sueño. Camino de espaldas hasta el borde del foso, me apoyo en la soga, y comienzo a caer al vacío. Ajusto las barras de mi mecanismo para bajar con más lentitud. Un gran experto como Kent Ballew puede bajar en dos minutos por este precipicio de 135 metros. Yo quiero demorar mi descenso, dedicar media hora a disfrutar del Foso Increíble. Hay una simetría monumental que enardece el ánimo: esto es realmente una catedral, tallada en piedra y tinieblas.
Por momentos, la soga cuelga tan lejos de la pared que no veo sino el resplandor de mi linterna. Siento algo parecido a lo que los astronautas deben de experimentar en sus caminatas espaciales: en ninguna ocasión he estado tan solo, ni tan exultante.Después, alcanzo a divisar el reflejo de mi linterna en la apacible piscina del fondo del Foso Increíble. Sigo colgado un rato, saco de mi mochila un disparador de luces intermitentes y espero a que Kent y Smokey se encaramen en la cuerda. Se colocan a cierta distancia el uno del otro, y luego todos apagamos nuestras linternas mientras el fotógrafo Michael "Nick" Nichols abre el lente dé su cámara. A una señal, todos encendemos las linternas y obtenemos una imagen de la inmensa caverna. Nick toma varias fotografías. Luego nos dejamos caer al suelo de la gruta para emprender otras 12 horas de dura travesía hacia nuestra próxima meta: el Foso Fantástico.Bañados en sudor, trepamos y nos arrastramos a través de un mundo de angostísimos pasadizos. Horas más tarde, en el centro mismo de la montaña, bajo deslizándome por un corredor que parece el ojo de una cerradura y que tiene unos tres metros de altura. A mi derecha, una formación clara casi transparente, con burbujas vidriosas, cuelga aproximadamente un metro desde el techo. Se le llama el Polo Norte porque parece hielo. "Es como un candelabro colgante, ¿no crees?" , comenta conmigo Nick. "Creo que se trata de la formación subterránea más hermosa del sur de Estados Unidos".Quizá sea así; pero a continuación del Polo Norte hay un corredor que desciende hacia el Paraíso del Ángel, caverna de tres por tres metros y de un metro y medio de altura, recubierta de finas formaciones de epsomita y yeso: encaje de vidrio, agujas de cristal transparente y azúcar esponjada. Se trata de un prístino páramo subterráneo, que por unos instantes es sólo mío. Me siento aturdido de tanta fatiga y de tanta satisfacción.Cuando salimos a un lecho de río seco y arenoso de las cercanías, aprovechamos para almorzar. Luego bajamos por un estrecho pasaje y trepamos por lo que Nick denomina "La cosa horrible": una roca resbaladiza y lodosa que bloquea un túnel. Necesito ayuda para subir a la "cosa horrible". ¡Qué impotente soy ante estos obstáculos! Si me hallara solo, seguramente me moriría, pienso mientras caigo 2.5 metros al otro lado, hasta el piso de una caverna de 75 metros de largo y 180 de altura.El Salón Anexo es el piso del Foso Fantástico. El foso de la gruta es en sí un hermoso óvalo, y su suelo es liso, empedrado, casi perfectamente plano. Smokey había preparado con anterioridad dos sogas, las cuales cuelgan ahora de una saliente, a 155 metros de altura. Nick comienza a escalar primero; le sigue Smokey, en tanto Kent Ballew y yo trepamos por la segunda cuerda.El ascenso es complicado pues hay que "caminar" por la soga, levantando un pie por encima del otro con ayuda de un par de ascensores Gibbs, pequeños aditamentos metálicos que se deslizan fácilmente hacia arriba de la cuerda, pero que se traban cuando se presionan hacia abajo. Un mecanismo de seguridad llamado Jumar permite descansar. A medida que uno trepa, va tirando del Jumar, y cuando se cansa, sólo tiene que sentarse en un arnés en forma de silla, y el Jumar lo sostiene. Escalo unos 40 o 50 pasos y luego, falto de aliento, me siento en el arnés.A los 120 metros de altura, un peñasco del tamaño de una casita cuelga de la pared. Me han dado instrucciones de sentarme allí y esperar a que Nick se prepare para tomarme una fotografía. Me quedo suspendido en el vacío unos 15 minutos, sudando a mares a pesar del frío; todo mi cuerpo, al perder calor, despide vapor. Las paredes lisas y ovoidales que me rodean refulgen en la penumbra. Me siento en paz en un mundo hostil. Me invade la sensación de haber establecido una conexión.Una vez tomada la foto, me impulso por el borde de la saliente, 50 pisos por encima del suelo pedregoso. Desde ahí ya resulta menos arduo arrastrarse sobre el vientre y ascender por el lecho de un arroyo, trepar por otra "cosa horrible" y emprender un sencillo ascenso hasta llegar a la Agonía, túnel de salida de 455 metros que nos obliga a arrastrarnos otra vez sobre el vientre. Esta es la salida natural; pero hace varios años los exploradores descubrieron el Éxtasis, un corredor que permite salir de la montaña en posición erecta. Concluimos la travesía a las 15 horas de haberla iniciado.A MENUDO, quienes nunca se han internado en una gruta no se explican por qué otros se dedican a esta actividad; pero la verdad es simple: todos somos exploradores natos. La superficie acaso esté llena de centros comerciales y de restaurantes de autoservicio, pero si nos adentramos en las entrañas de la tierra, encontraremos una prístina inmensidad llena de peligro, desafíos e insólita belleza. En el mundo todavía hay mucho de qué maravillarse.