ALQUIMIA, EL CAMINO DEL PSICOANALISIS
Publicado en
octubre 09, 2011
La Alquimia es mucho más que la transmutación del plomo en oro. A lo largo de la historia, decenas de hombres sabios han estudiado sus principios para lograr su fin máximo: la elevación del espíritu humano. El psicoanálisis de Jung es uno de los desarrollos más interesantes de la Alquimia.
La Alquimia ha existido durante miles de años. Sin embargo, muy pocas personas saben exactamente de qué se trata. Se piensa que la Alquimia es un arte mágico que busca convertir el plomo en oro. Pero la transmutación de metales es apenas un símbolo: lo que la verdadera Alquimia buscó siempre fue la transformación del espíritu del ser humano. Llevar el alma de lo tosco a lo noble, del plomo al oro espiritual. Este fin último es lo que los alquimistas llaman la obtención de La Piedra Filosofal.
Al ser un camino de conocimiento y perfeccionamiento del alma tiene mucho que ofrecer a quien se halle en esta búsqueda. Si bien los tiempos que corren parecen estar muy lejanos a la esencia de la Antigua Alquimia, la transmutación es mucho más común de lo que creemos y la experimentamos cada día dentro de nuestro cuerpo.
LO FISICO Y LO ESPIRITUAL
El organismo está totalmente relacionado con el concepto más profundo de la Alquimia: la transformación esencial de elementos innobles en elementos nobles. Es decir, la transmutación.
El cuerpo humano es el mejor de los alquimistas: transmuta cadáveres de animales y vegetales en materia viva, separando lo útil de lo inútil, sin necesidad de intervención de la conciencia. Esa idea básica de la Alquimia es fundamental para plantearse cualquier intento de cambio o mejoramiento, sea físico o espiritual.
La Alquimia es un viaje al interior del alma. En esta Nueva Era, la persona de-be aspirar a una armonía global. Es fundamental comenzar por reconciliar los elementos en conflicto que haya en el interior de cada uno, pero nada será posible si no se complementa con una armonización de las relaciones con otras personas a nivel sentimental, laboral y social. Esto implica lograr un desenvolvimiento armónico ante los problemas que presenta el mundo cotidiano. En el camino de esta búsqueda se encuentran ciencias modernas que el hombre ha sabido cultivar y desarrollar.
EL PSICOANALISIS TAMBIEN ES ALQUIMIA
Lejos de ser ancianos de barbas largas encerrados en un sótano, en donde mezclan líquidos burbujeantes en una red intrincada de tubos de vidrio, los alquimistas son personas absolutamente normales. Algunos de ellos, incluso, han pasado a la historia.
La ciencia del siglo XX tiene entre sus ramas más revolucionarias al psicoanálisis. En el curso de esa centuria, ninguna otra especialidad científica influyó de manera tan radical y directa en la vida cotidiana del ser humano. Si bien el padre del psicoanálisis fue Sigmund Freud, fue Cari Gustav Jung quien continuó explorando en el inconsciente, llegando a descubrimientos asombrosos.
El gran aporte de Jung al psicoanálisis es su apertura y su amplia visión. Mientras que Freud intentó explicar toda la realidad en los términos que la ciencia pregonaba, Jung, en cambio, supo abrir las fronteras del psicoanálisis buscando y estableciendo sus relaciones con otras ramas del saber, como el misticismo, la filosofía y la Alquimia.
Jung pasó más de una década dedicado a estudiar la ciencia de la Alquimia. En la traslación del lenguaje alquímico al psicoanalítico podemos encontrar los tres principios básicos: sal, mercurio y azufre. Así como desde una visión humanista la sal corresponde al cuerpo, el mercurio al espíritu y el azufre al alma, en términos psicoanalíticos podemos decir que la sal sigue siendo lo físico, el mercurio simboliza la conciencia y el dominio psicológico, y el azufre es lo trascendente, el "inconsciente colectivo".
Hasta Basilii Valentín y Paracelso, los alquimistas mostraban una visión amplia de la complejidad del hombre, incluyendo sus aspectos psicológicos, pero después de ellos, durante los siglos XVIII y XIX y hasta la entrada en escena de Jung, los alquimistas parecían haber perdido la visión global. Con la en-trada de Jung en la Alquimia, se vuelve a involucrar en forma inseparable la parte material con la espiritual: el camino de liberación del hombre.
PALABRAS DE JUNG
Hubo un tiempo en que el espíritu de la Alquimia se inclinaba visiblemente hacia los problemas de la materia -dice Carl Jung en Psicología y Alquimia- cuando la conciencia exploradora se hallaba frente al negro abismo de lo desconocido, donde las imágenes y las leyes eran oscuramente percibidas y atribuidas a la materia cuanto en realidad pertenecían a la psique. Todo lo desconocido y vacío se llena por la proyección psicológica; como si el propio trasfondo psicológico del investigador se viese reflejado, como en un espejo, en la oscuridad. Lo que él percibe en la materia, o cree que puede percibir, es en realidad el conjunto de datos de su propio inconsciente, proyectados por él mismo.
Paracelso fue, sin dudas, el gran maestro de Jung en las artes de la Alquimia. "Fue el estudio de Paracelso el que, finalmente, me llevó a descubrir la esencia de La Alquimia en su aspecto de filosofía religiosa y en su aspecto psicológico. Así he reencontrado el fundamento de mis propias experiencias, pues el proceso por el que pasé correspondía al proceso de metamorfosis alquímica del que hablo en mi libro Psicología y Alquimia", aseguraba el suizo.
Este proceso de metamorfosis del que habla Jung está relacionado con una experiencia que vivió en 1944, estando en la India. Una fractura de pie y enseguida un infarto le pusieron al borde de la muerte. La enfermera que le cuidó testimonió que una luz extrañísima, un irreal halo luminoso rodeaba al enfermo, que se debatía entre la vida y la muerte.
Durante esos días inolvidables, Jung dijo que su estructura psicológica había pasado por un proceso alquímico que simbolizó para él el arquetipo del proceso de purificación, lo que en Alquimia sería el pasaje desde la Obra Ne-gra hasta la Obra Roja. "Me sentía transportado al espacio, desde donde podía percibir los colores de la esfera terrestre. Esto duró semanas, hasta que me decidí a revivir", narró Jung.
En definitiva, el punto en el que Jung logró unir psicoanálisis y Alquimia es aquel en el que la conciencia puede limpiarse de impurezas (lo que el suizo llamó "complejos"). En este sentido, el proceso del análisis equivaldría a la Obra Negra y la Obra Blanca: transmutar la personalidad. Quedaría por cumplirse la Obra Roja, que consistiría en ampliar esa transmutación interna que propone el psicoanálisis hasta lo externo y material.
Fuente: Revista MEDICINAS ALTERNATIVAS, Argentina Abril 2002