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Los métodos naturales y de barrera ofrecen seguridad sin hormonas.
La pildora de estrógenos es el método anticonceptivo femenino número uno, a pesar de sus inconvenientes. Existen alternativas eficaces y más sanas, pero son bastante desconocidas. Algunas son nuevas aplicaciones hormonales que proporcionan una dosis menor de estrógenos o gestágenos, una hormona con menos riesgos. Minipíldoras de gestágeno, anillos, parches e implantes son alternativas para las mujeres que no quieren renunciar a la comodidad y eficacia de los anticonceptivos hormonales. En cambio, la pildora combinada, la inyección que se administra cada tres meses o la espiral producen en muchas ocasiones efectos secundarios para la salud como migrañas, náuseas, tensión mamaria, ganancia de peso e incluso disminución de la libido.
Uno de los métodos más utilizados es el DIU, un artilugio de plástico con forma de T y rodeado de alambre de cobre. El ginecólogo lo introduce en el útero de la mujer, en el que puede permanecer hasta cinco años. Es cómodo, pero no está exento de riesgo de rechazo. Además, las menstruaciones resultan en general más dolorosas; los sangrados, abundantes y también aumenta el riesgo de sufrir alguna enfermedad pélvica inflamatoria.
Aunque no tienen buena fama entre los sexólogos convencionales, los métodos naturales basados en la observación de los cambios que ocurren a lo largo del ciclo tienen una seguridad alta, ningún efecto secundario y ayudan a conectar con el propio cuerpo. La eficacia de la combinación del método Billings, basado en la observación del moco cervical, con la medida de la temperatura basal, que aumenta tras la ovulación y por tanto indica los días infértiles, está probada. La utilización de miniordenadores y tests de orina facilita el seguimiento del ciclo y multiplica la eficacia.
El índice Pearl indica el número de fecundaciones indeseadas en 100 usuarias durante un año. Los métodos naturales se encuentran en la mitad del ránking.