¡QUÉ PADRE QUE SON LAS MADRES!
Publicado en
abril 23, 2011

Texto y Fotos por Carlos Ivan Yanez
Apesar de que el médico ya estaba familiarizado con el caso, no podía salir de su asombro. La situación era harto difícil, riesgosa, fuera de lo común. Y, para colmo, jamás le había tocado atender una emergencia semejante.
El quirófano era un completo alboroto. En verdad, en todo el piso se advertía un ambiente de agitación inusual. Pero el mayor jaleo, sin duda, ocurría en el corazón de Mateo Carrillo, un maestro de química que aguardaba nervioso en la sala de espera del Hospital "Carlos Andrade Marín", de Quito.Un chillido en el quirófano paralizó a médicos y enfermeras. Poco después se escuchó otro, luego otro, y...otro más. Fueron cuatro gemidos agudos, desesperados, que parecían suplicar vida. Eran momentos angustiosos, dramáticos. Sin embargo, en pocos segundos la tensión se transformó en felicidad: Rita Viteri, una quiteña de 26 años, había traído al mundo a cuatro preciosas nenas: María Belén, María Estéfani, María José y María Cristina Carrillo Viteri. La familia, hasta entonces de tres miembros -incluido el pequeño Fernando-, llegaba a siete en algo más de una hora.La madre y las niñas fueron atendidas por un equipo de pediatras, residentes y enfermeras supervisado por los especialistas Vicente Jiménez y Stephen Contag. Aunque también, meses atrás, habían tenido la ayuda del doctor Marcelo Sáenz quien tuvo que tratar a la madre de una anemia feroz.Rita cuenta hoy que nunca esperó tener cinco hijos y, menos aún, cuatro en un solo parto. Afirma que no se sometió a ningún tipo de tratamiento y que jamás utilizó anticonceptivos. Luego de escuchar a los galenos, explica su caso basándose en un hecho hereditario: su madre y sus tías tuvieron gemelos. En la rama familiar de su esposo Mateo, sin embargo, no se han registrado alumbramientos múltiples."No lo podíamos creer. Supimos que serían cuatro solo un mes antes de que nazcan. Mi vientre era normal, todo era normal", recuerda Rita. No obstante, confiesa que en alguna ocasión sí tuvo el presentimiento de que pudieran ser dos bebés.Pero como no todo es completo en la viña del Señor, junto a la alegría vino la preocupación: repentinamente su papel de madre se multiplicaba por cuatro. Las bellas Marías convirtieron la vida de Rita y Mateo en un universo de emociones, malas noches y días difíciles. "Ahora trabajamos inclusive los fines de semana. Tenemos que alimentar, vestir y educar a cuatro seres más. Cuando nacieron recibimos la ayuda de varias empresas, pero ya no es así y debemos buscar la forma de salir adelante. Mis hijas son las más lindas del mundo", dice orgullosa mientras lucha por sujetar a dos Marías. Las otras dos, entretanto, bailan frente a la grabadora. "Todo el tiempo están bailando", comenta Rita.Tres de las Marías son idénticas; la cuarta tiene algo diferente, pero nadie podría dudar de que no sea parte del mismo paquete que la cigüeña trajo aquella mañana del 25 de abril de 1991 al hogar de los Carrillo Viteri. En lo que no se parecen es en sus personalidades: Macristina (lá última) es la más activa; Majosé la más fuerte; Maestéfani la más tierna y Mabelén la más malgenio. Las cuatro adoran las galletas y sonreirle a la madre y a Carmita, una chica que la asiste en el cuidado de las niñas.Para Rita, completar de esta forma su papel de madre ha sido una experiencia única. "En el hospital recibía visitas de personas que ni siquiera conocía. Todos me apoyaron. Incluso hoy tengo una gran ayuda de mis hermanas, mis cuñadas y mi madre. Cuando salgo a la calle con las niñas, debo hacerlo con cuatro personas mayores. Yo sola no puedo; es imposible".Afortunadamente Rita no tiene la constitución física ni las ganas de igualar la "hazaña" de la rasa Nita Vassileyev, quien en 27 partos dio a luz 16 pares de mellizos, 3 grupos de trillizos y 4 de cuatrillizos, llegando a completar nada menos que 69 vástagos y, con seguridad, un millón de problemas.
LA FECUNDIDAD Y LA ESTADISTICA
La primera encuesta de fecundidad realizada en el Ecuador (1965), reveló que el promedio de hijos de madres comprendidas entre los 15 y los 49 años, era de 7,1. Hoy, luego de 28 años, esa cifra se ha reducido a 3,8 hijos. O sea que en tres décadas las ecuatorianas han dejado de tener 3,3 hijos en promedio. Como vemos, de un solo susto Rita y sus cuatro Marías sobrepasaron con holgura el índice de fecundidad que tienen las madres ecuatorianas de hoy.
Las cifras de fecundidad están estrechamente relacionadas con la edad, la condición económica y el nivel de educación. Por ello es mejor no topar el tema pues requeriría de mucha tinta y espacio. Sin embargo, es importante mencionar algunas estadísticas.En la sierra ecuatoriana, haciendo un promedio de las zonas urbanas y rurales, las madres que más descendencia tienen están en la provincia de Bolívar con 5,52 hijos, y las que menos tienen están en Pichincha con 3,42. En la costa, las madres de Esmeraldas están a la cabeza con 6,11 hijos, y las que menos tienen viven en Guayas con 3,72. En la región oriental, las mamás de la provincia de Pastaza llegan a 5,47 hijos, mientras que las de Morona Santiago alcanzan los 6,99 hijos en promedio.En Centro y Sudamérica (1992) las madres que menos veces dan a luz son las de Uruguay con 2,3 hijos en promedio. Las que más hijos tienen son las de Bolivia con 5,8, seguidas por las de Guatemala (5,4), Nicaragua (5,1) y Honduras (5,0). El promedio de la región es de 3,3 hijos por madre.Catón Olmedo, Jefe del Departamento de Investigación del Centro de Estudios y Paternidad Responsable (CEPAR), dice que en Suecia, Bélgica y Dinamarca la tasa de fecundidad es muy reducida porque en esas sociedades "la mujer tiene otras opciones y el papel de madre ha llegado a ser secundario". Menciona a Holanda donde se han presentado muchos casos de mongolismo debido a la avanzada edad de las mujeres en el momento de concebir a sus bebés. Nadie comenta el hecho de que los padres, en el mismo momento, también han de ser de edad avanzada.En China sucede un fenómeno casi novelesco: "gracias" a una disposición gubernamental -emitida hace pocos años-y salvo casos muy especiales, ninguna mujer puede tener más de un hijo. Así han desaparecido hermanos, tíos y sobrinos. Todo hace suponer que los chinos nacidos desde que se puso en vigencia esa norma, vivirán y morirán en completa soledad. Hoy nacen 35.100 chinos cada día.Algunas proyecciones sobre población pronostican que en el año 2050, China no será ya la nación más poblada del planeta. Su lugar será ocupado por la India con 1.591 millones de habitantes. Los chinos serán "apenas" 1.555 millones. Ello quiere decir que en los dos países vivirá la tercera parte de los terrícolas.
Mientras las dos sociables "conversan", las otras dos mellizas se ocupan de lo suyo.Y LAS FAMILIAS NUMEROSAS
Pero si se tratara de poblar al mundo de manera acelerada, la fórmula sería que abunden las madres como Beatriz Cevallos Silva. Doña Bacha tiene nada menos que 16 hijos. Su difunto esposo, el cuencano Miguel Moscoso Tamariz, falleció el 14 de febrero de 1976, precisamente el día de San Valentín, señalado como el del amor y la amistad.
Doña Beatriz -igual que Rita Viteri- asegura que jamás imaginó tener una familia tan numerosa. Narra que la única ocasión en que todos sus hijos han estado juntos fue aquél triste 14 de febrero. Nunca se habían reunido todos los hermanos pues cinco de ellos viven en el extranjero, y cuando el mayor se ausentó del hogar, aún no nacía el último.Al mencionar el tema de la alimentación, vestido y educación, doña Bacha abre los ojos y exclama: "¡Era durísimo! Pero nunca les faltó nada, todos son profesionales. Soy una madre muy feliz y me siento agradecida con Dios. Tengo una familia en la que todos se ayudan entre sí; mis hijos son maravillosos", dice la prolífica madre que no aparenta ni de lejos haber procreado semejante tribu. Cuenta que los primeros hijos nacieron en casa y que los 16 partos naturales fueron atendidos por el doctor Gonzalo Molina.Sin duda hay madres que han tenido más de 16 hijos en varios matrimonios; pero de una sola unión, es bastante raro. Catón Olmedo indica que la "fecundidad natural" tope en una madre es de 15 ó 16 hijos y muy difícilmente se puede llegar a esa cifra. Sin embargo, María Oliveira, de San Juan, Argentina, no parece estar muy de acuerdo con esa apreciación: el 31 de enero de 1989, dió a luz a su hijo número 32, en perfectas condiciones.Hablar, en cambio, de madres precoces, es en verdad delicado. En el Ecuador, casi prohibido. Los datos -por orden de los padres- permanecen en los centros médicos en absoluta reserva. No obstante, se sabe que en las maternidades de Quito y, especialmente, en Guayaquil, han existido casos de niñas-madres de 13 y 14 años de edad, casi siempre como producto de violaciones. En las zonas rurales de la Costa y la Sierra, el número de madres adolescentes es alarmante, y a nadie sorprende que chicas de 16 ó 17 años ya deban cuidar a dos y hasta a tres hijos.La función de madre es, indudablemente, una difícil tarea que dura toda la vida. Las madres están presentes en todo momento, en las buenas y en las malas, desde el inicio de nuestra existencia. No en vano la primera palabra que pronunciamos es "mamá". En la escuela, la redacción preferida de los maestros de gramática es "A la madre". Y en el hogar, no se cuantas veces habremos escuchado la frase "díle a tu madre".Ciertamente las madres mueven al mundo. Son lo más cercano, lo más amado. Por ello, injustamente, se utilizan hasta para ofender, para herir a alguien: "Hijo de mala madre" y "puta madre", son expresiones ofensivas corrientes. Nunca he oído decir "hijo de mal padre" o "puto padre", por ejemplo. Pero ellas también son fuente de inspiración y tema de poemas, cuentos, novelas y pinturas. Y hasta de obras de teatro como una que acabamos de ver en Quito: Casa Matriz. También son símbolo de lucha como las Madres de la Plaza de Mayo, en Buenos Aires. Y pretexto de piropos como cuando en la calle los galanes de acera murmuran "mamacita", "mamita mía" al primer churro que pase por delante.Se ha establecido que mayo sea el mes de las madres y eso está bien, aunque muchos no estén de acuerdo con esa tradición pues prefieren pensar en las madres cada hora, cada minuto de toda la vida. Justamente ahora mismo estoy pensando en una que ...¡aaayy mi madre!
Grupo familiar de los Moscoso Cevallos rodea a doña Bacha.