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Una taza de esta bebida no le hace daño a nadie, y quizá hasta resulte provechosa.
Si se cuenta usted entre los cientos de millones de aficionados al café, quizá en años recientes haya leído informes periodísticos sobre sus supuestos efectos nocivos para la salud, pero hoy sabemos más sobre el tema, y parece que las noticias son buenas. He aquí los últimos hallazgos sobre cómo afecta el café al cuerpo y a la mente.
De vez en cuando surge la idea de que el café es perjudicial para el corazón. En varios estudios realizados durante los 20 últimos años, sobre todo en Europa, se observó que tomar a menudo café muy cargado aumenta mucho la concentración de colesterol. Los científicos aislaron incluso las sustancias causantes del aumento: el cafestol y el caveol (o kahweol), ambas del grupo de las grasas.
Hay pruebas de que el café ayuda a prevenir esta enfermedad. Un estudio en el que se observó a 8000 hombres estadounidenses de origen japonés durante 30 años reveló que los grandes consumidores de café corren la quinta parte del riesgo de contraerla que quienes no lo toman.
Los estudios sobre la relación entre el café y el cáncer se han centrado en tres órganos, y son alentadores. Quizá recuerde usted el sobresalto que una investigación produjo a principios de los años 80 al asociar el café con el cáncer pancreático. Fue una falsa alarma: muchos estudios posteriores demuestran que esa relación es muy remota o nula.
En Canadá, un análisis de cinco estudios sobre la relación entre el café y el aborto espontáneo concluyó que las mujeres embarazadas que toman una cantidad de cafeína equivalente a dos tazas de café al día sufren 36 por ciento más abortos.
La cafeína es un estimulante tan poderoso, que el Comité Olímpico Internacional fijó un límite máximo para la concentración que puede haber de ella en la sangre durante una competencia. Además de aumentar la resistencia física, la cafeína nos hace estar más despiertos y mejora nuestro estado de ánimo. No obstante, el estímulo tiene su precio. Las personas que toman más de lo que acostumbran quizá se pongan inquietas y tengan dificultad para dormir. Más aún, es posible volverse físicamente dependiente de la cafeína en cuestión de días.
Las mujeres embarazadas, las que piensan concebir y las que están amamantando no deben tomar más de dos tazas de café al día para evitar el riesgo de aborto o de que el niño lactante se ponga inquieto.