Publicado en
septiembre 19, 2010
Maestro Tibetano Djwhal Khul
CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN
EL PROBLEMA DE LA SICOLOGÍA
TRES impulsos me han movido a escribir este libro: primero, el deseo de establecer la relación entre la sicología materialista o externa, y la sicología introspectiva o interna; segundo, yendo de la psicología científica, al más amplio reino del pensamiento y de la sicología de la raza, el deseo de establecer una armonía entre el Occidente materialista y el Oriente introspectivo, y, tercero, demostrar que todos estos aspectos antagónicos sólo son facetas de la verdad una y, en conjunto, constituyen la única Realidad.
Estos deseos nacen de la actual posición de la enseñanza psicológica en el mundo. Existen dos tipos dominantes de psicología, que han sido muy bien resumidos por Will Durant 1 en la siguiente forma:
"Como hemos visto, hay dos modos de estudiar al hombre. Uno empieza desde afuera, en el medio ambiente, y considera al hombre como un mecanismo de reajuste, reduciendo el pensamiento a cosas y la 'mente' a 'materia', según aparece en el distorsionado materialismo de Spencer, y en el conductismo de Watson..., y el otro desde adentro. Considera al hombre como un sistema de necesidades, impulsos y deseos, que lo impelen a estudiar, a utilizar y, a dominar su medio ambiente. Aspira reducir las cosas a pensamiento y la materia a mente. Arranca de la 'entelequia' de Aristóteles (que sostenía que toda forma es determinada por un designio interno) y desemboca en el vitalismo de Bergson y, en el pragmatismo de William James".
El Dr. W. B. PilIsbury 2 cree que este doble sistema implica una duplicación innecesaria:
"Si aceptamos la teoría conductista, significa que debemos tener dos sicologías, una externa y otra interna; una psicología observada desde lo exterior y otra desde lo interior. Esto parece, en el mejor de los casos, una complicación innecesaria".
Reconociendo esta doble situación, y coincidiendo con el Dr. Pillsbury en que son innecesarias dos líneas de interpretación, tengo el convencimiento de la posibilidad de fusionar ambas en una tercera, en una sola unidad. Por lo tanto, trato de presentar una hipótesis tendiente a probar la exactitud de la escuela mecanicista y la posición, igualmente correcta, de la escuela introspectiva; también aspiro a demostrar que ambas escuelas son necesarias para explicar todos los hechos y que es en realidad el complemento de la otra. De este modo, podremos establecer una tercera escuela sintética, basada en el conocimiento exacto de Occidente y en la sabiduría introspectiva de Oriente.
Al considerar ambas escuelas se hace evidente que la sicología moderna es muy materialista y, desde luego, más popular. Un estudio de las últimas obras sobre sicología, procedentes de varias escuelas de Europa y de América, muestra que la mayoría se ocupa principalmente de apoyar o de rechazar la filosofía mecanicista de la escuela conductista. Cuando no trata esta cuestión, es porque presenta otra forma de sicología materialista. El Dr. Wolfgang KohIer 3 dice, por ejemplo:
"El lego en estas materias cree, por lo general, que él mismo 'siente' directamente por qué en una ocasión tiene una actitud y en otra, otra. También cree que sabe y entiende directamente, por qué se inclina en determinada situación a hacer una cosa y en otra a hacer algo muy diferente. Desde su punto de vista experimenta, directa y verdaderamente, gran parte de ese contenido dinámico, cuyo desarrollo constituye la vida mental. Opuesto a esta creencia, y completamente extraño a ella, tenemos el punto de vista de los sicólogos más cultos de la época actual. Según ellos, uno se inclina a hacer una cosa ahora y luego otra, porque, en el primer caso, ciertas vías nerviosas están más a mano y, en el segundo, están más abiertas otras. ¡Afortunadas esas personas cuyo sistema nervioso es más penetrable, siendo en la práctica, generalmente lo correcto y apropiado!".
Sin embargo, todo esto es confuso, y como ha dicho Will Durant 4: "La psicología apenas ha comenzado a comprender, mucho menos a dominar, la conducta humana y el deseo; se mezcla con el misticismo y la metafísica, con el psicoanálisis, el conductismo, la mitología glandular y con otras enfermedades de la adolescencia."
La psicología deambula en esa tierra fronteriza de lo invisible, que dignificamos con las palabras: energía (nerviosa, atómica o vital), fuerza, vibraciones etéricas, corrientes y cargas eléctricas, y la fuerza libre flotante de los sicólogos, denominada "libido". Todas las ciencias parecen converger en lo indefinible de esta misma "tierra de nadie". Quizá, cuando se descorra el velo, nos revelará la tierra prometida de los sueños y aspiraciones del hombre. Un espíritu de incertidumbre y expectativa marcha paralelo con las certidumbres y los fríos hechos de la ciencia moderna. Es como si el género humano estuviera ante el telón de un proscenio cósmico, esperando que se levante y nos revele el siguiente acto, en que pueda participar inteligentemente el género humano. Se trata de una humanidad con un largo pasado, con mucha experiencia adquirida y conocimiento acumulado, que espera. Pero, a la vez, una humanidad que reconoce la posibilidad de ser llamada a tomar parte en una revelación y en un desarrollo completamente inesperados, para los que quizás, podrán ser inadecuados su actual equipo y comprensión de la vida.
Entretanto, en este cósmico escenario, y en el acercamiento a la verdad desde varias direcciones, la ciencia ha ordenado los hechos conocidos y va deduciendo el próximo posible desarrollo, procediendo, en sus múltiples ramas y actividades, sobre la base de hipótesis que, exactas o no, merecen ser experimentadas y ensayadas. Como expresión de cuál debiera ser la actitud mental de los estudiosos, en todos los sectores del conocimiento humano, Bertrand Russell 5 dice: "Lo que necesitamos no es la voluntad de creer, sino el deseo de descubrir, que precisamente es lo contrarío."
El mejor tipo mental para encarar esta situación científica, es el escéptico que está dispuesto a ser convencido; el agnóstico, aunque decidido a investigar honradamente; el que duda, aunque abierto a la convicción, una vez que se le pruebe que los hechos supuestos son susceptibles de demostración y, ante todo, el que tiene amplitud de criterio, comprendiendo que sólo en las verdades formuladas por muchos puede conocerse la Verdad una. El insignificante hombre de mente estrecha es ateo, dogmático, destructivo en la crítica, estático, vuelve la espalda a la luz y al nuevo día.
Este tipo de mente científica buscadora, analítica e investigadora, es especialmente apropiada en la psicología, la rama de conocimiento más antigua del mundo y, sin embargo, la más joven en el campo del verdadero estudio científico. La disposición a considerar el campo en su totalidad, a no limitarse a una exclusiva escuela, a reservar la opinión hasta saber algo más, será la única manera en que el investigador evitará los peligros de aquel cuya visión es limitada, que sólo ve puntos aislados y no todo el cuadro en que se encuentra, ocupándose de fracciones y decimales, sin llegar nunca a la unidad integral.
Uno de los signos más alentadores de la época es la creciente comprensión del punto de vista oriental y la tendencia a investigarlo. La psicología de ambos hemisferios es tan diferente y el acercamiento a la verdad tan disímil, que sólo últimamente los estudiosos han considerado la posibilidad de su unidad fundamental, y que de la fusión de las interpretaciones orientales y occidentales de la vida pueda surgir una nueva perspectiva del hombre y de su medio ambiente. Las viejas interpretaciones podrán fallar, pero las antiguas verdades permanecerán, los antiguos y malos conceptos se reconocerán como erróneos, pero la realidad irradiará luz y belleza más claras. De la unión de las diferentes ciencias, pensamientos y deducciones, puede surgir una nueva sicología, basada en la comprensión, tan familiar en Occidente, de la estructura que emplea el hombre, y también la comprensión, tan familiar en Oriente, de la energía o espíritu, con el cual el hombre anima y dirige su estructura. Ambos términos (la estructura y la energía motivadora) no son antagónicos, sino mutuamente interdependientes. Poseen una unidad esencial.
La psicología occidental se ocupa principalmente de la estructura del universo objetivo tangible y de la reacción del hombre objetivo ante ese mundo. Se ocupa del hombre como cuerpo animado, dando gran importancia a la mecánica de su naturaleza y al instrumento que utiliza. Por lo tanto es mecanicista, y sólo se ocupa de lo que puede ser sometido a prueba y experimento. Investiga el cuerpo y explica las emociones y la mentalización, y aún lo que se llama alma, en términos de cuerpo. Will Durant 6 señala esta posición con las palabras: "En lo que respecta al yo o alma, constituye meramente la suma total del carácter hereditario y de las experiencias adquiridas por el organismo", lo cual explica los diversos tipos y temperamentos, en términos de mecanismo. Louis Berman 7 sintetiza este punto de vista, en un interesante libro, diciendo:
"El fragmento más precioso del conocimiento que poseemos hoy, acerca del hombre, es que éste es el producto de sus glándulas de secreción interna. Es decir, que el hombre, como organismo característico instintivo, es el producto y el subproducto de un número de factorías celulares que controlan las partes de su estructura, como las diferentes divisiones de una gran fábrica de automóviles, que producen las diversas partes del vehículo. Estas factorías químicas se componen de células; producen sustancias especiales, y actúan sobre las otras células del cuerpo, impulsando y determinando así los incontables procesos que llamamos Vida. La vida, el cuerpo y el alma, surgen de las actividades de la exudación mágica de su química silenciosa, exactamente a como surge una arborescencia de cristales de estaño, de las reacciones químicas producidas por una corriente eléctrica en una solución de sales del mismo metal.
"El hombre es así regulado por sus glándulas de secreción interna. Al principio de la tercera década del siglo veinte, después de haber luchado, por lo menos durante cincuenta mil años, para definirse y conocerse a sí mismo, ese resumen puede ser aceptado como verdad. Es una inducción de largo alcance, pero válida, apoyada en una multitud de hechos detallados".
La psicología occidental da así gran énfasis a lo físico y lo visible, y en su campo elegido es científica. Constitucionalmente se opone a las especulaciones vanas y soñadoras del místico visionario. El resultado de sus esfuerzos ha sido aislar un conjunto de hechos, que efectivamente encierran la verdad sobre el hombre, su conducta y equipo. Este conocimiento debería ser valioso para producir un mejor mecanismo, por medio del cual pueda funcionar una raza más perfecta.
En sus escuelas extremas, la sicología occidental es activamente determinista, pues relaciona todo sentimiento, pensamiento y actividad, con el funcionamiento de las células físicas y los órganos corpóreos. El libre albedrío queda por lo tanto anulado en gran parte, en favor del organismo, el sistema nervioso y el sistema endocrino. Las siguientes palabras lo demuestran:
"Watson en su libro Psychology from the Standpoint of a Behaviorist enseña que 'la emoción es una reacción de tipo hereditario, que implica profundos cambios en el mecanismo corporal, pero particularmente en los sistemas visceral y glandular' (Pág. 195) ; que 'el pensamiento constituye la actuación de los mecanismos del lenguaje' (Pág. 316); que es 'actividad corporal altamente integrada y nada más' (Pág. 325), y que 'cuando estudiamos los procesos implícitos del cuerpo, estamos estudiando el pensamiento. Con esto, Watson de ninguna manera quiere decir que identifica al pensamiento con la actividad correlativa cortical del cerebro, sino con todos los procesos corporales que están involucrados, implícita y explícitamente, en la producción del lenguaje hablado, escrito y simbólico –la actividad muscular del mecanismo vocal, diafragma, manos, dedos, movimientos de los ojos, etc. (pág. 328) " 8.
"La psicología estudia el mundo con el hombre que lo habita; es decir, estudia la experiencia como algo que depende del sistema nervioso, mientras que la física estudia la experiencia como si existiera independientemente del sistema nervioso. Por lo tanto, la sicología debería ser clasificada con las ciencias generales, como una disciplina que deja al descubierto las tendencias generales de la mente; donde la mente es definida como la suma total de la experiencia humana, considerada como dependiendo del sistema nervioso... ' La sicología estudia todo el medio ambiente, considerado como existente sólo en el momento en que afecta al sistema nervioso humano. En tanto que la física estudia el medio ambiente como existente más allá del momento en que afecta al sistema nervioso humano" 9.
"En tercer lugar, la fe del mecanicista implica dos postulados que debemos distinguir cuidadosamente, pues uno puede ser falso, aunque el otro verdadero. Estos dos postulados son:
1) Que todos los procesos que ocurren en el mundo, son fundamentalmente de un solo tipo.
2) Que todos estos procesos son del tipo comúnmente supuesto por las ciencias físicas, en sus interpretaciones de la naturaleza inorgánica, es decir, mecanicista, o acontecimientos estrictamente determinados y, por lo tanto, predecibles 10.
Dice el Dr. Hermann Rubin 11 que "la apariencia física del individuo, sus rasgos síquicos, o lo que pudiera llamarse la química de su alma, se demuestran en gran parte por el carácter y la cantidad de secreciones internas de sus diversas glándulas".
Algunas escuelas llegan por completo a negar la conciencia y a considerarla (el investigador diría que con razón) inherente a la materia. Dice el Dr. Daniel H. Leary 12: "La conciencia caracteriza a los nervios, como la vibración caracteriza a otras formas de materia".
Se define la conciencia en otra parte, como "una integración compleja y una sucesión de actividades corporales, que están estrechamente relacionadas, o implican mecanismos verbales y mímicos, que llegan por lo tanto muy frecuentemente a la expresión social" 13.
Watson 14 advierte a sus lectores, que "no encontrarán discusión sobre la conciencia, ni referencia a términos tales como: sensación, percepción, atención, voluntad, imagen y cosas semejantes. Estos términos están bien acreditados, pero he visto que puedo pasarme sin ellos al llevar a cabo la investigación y al presentar a mis estudiantes la sicología como un sistema. Francamente, no sé lo que significan, ni creo que nadie pueda emplearlos razonablemente".
Finalmente, se dice que "cuando la sicología se haya divorciado por completo de la siquis, y se incorpore a los seres Vivos, podremos descartar la palabra 'conciencia' juntamente con 'mente' y 'memoria'. La conducta humana se asentará entonces sobre una base científica, y no sobre una rama de la literatura o una especulación filosófica o religiosa. La 'mente' dará paso a la 'personalidad'; la 'conciencia', en general, a manifestaciones específicas de la conducta culta, y la 'memoria' a la exteriorización del tejido muscular, estriado o liso" 15.
Esta tendencia intensamente materialista de la psicología occidental, es tanto más sorprendente, en cuanto hay que tener en cuenta que la palabra sicología, de acuerdo a su derivación, es el "logos" o palabra referente a la siquis o alma.
Sin embargo, en Occidente hay voces disidentes. Existe la escuela introspectiva de psicología, más frecuentemente llamada de introspección y también la escuela mentalista, que admiten el hecho de la conciencia, postulando una entidad consciente. El Dr. Daniel H. Leary 16 define estos grupos así:
"Al introspeccionista le interesa la conciencia, la percepción, tener conciencia de la percepción, el yo, las imágenes del 'yo' y todo tipo de cosas, que el conductista de estricta escuela y de tecnología rígida, desprecia, ignora y niega... El introspeccionista dirige su atención internamente; recuerda, compara mentalmente, extrae datos de la propia comunión, pide a los demás que hagan lo mismo. El conductista se ocupa teóricamente del animal humano, como lo haría con otras formas inferiores de la vida, observa meramente las reacciones manifiestas y objetivas que tiene el animal, de igual modo que el físico y el químico observan en el laboratorio las reacciones de los cuerpos simples o compuestos. Además, la escuela subjetiva tiende a ser ultrarracional y sistemática, la conductista es más empírica y pragmática...
"El mentalista insiste en que la actividad psíquica no es mero reflejo de la actividad física; en que sobre el cuerpo y por encima del cuerpo y del cerebro, hay algo diferente, en un distinto nivel, llámesele mente, espíritu, conciencia o lo que se quiera. El pensamiento no es una función de la materia. Los materialistas, por otro lado, aunque difieren entre sí, mantienen todo lo contrario, es decir, que todo es físico, y la conducta humana, sea el pensamiento, el sentimiento, las emociones o la actividad muscular o nerviosa, sólo son el funcionamiento de las células físicas y materiales, y sin dicha estructura no puede haber actividad alguna. Todo lo que actúa es físico, como quiera que actúe. Por un lado tenemos un poder animador o espíritu, que utiliza la estructura del cuerpo físico, por otro la estructura como base única e indispensable, por complejo, delicado o noble que pueda ser ese funcionamiento, en términos de moral o de religión".
Sin embargo, los introspeccionistas y los mentalistas, no han demostrado aún su punto de vista científicamente, debilitándose todavía más la posición de estas escuelas, por los múltiples grupos en que están divididas. Dice el Dr. William E. Hocking 17, de Harvard:
"En verdad la sicología no habla con una sola voz. Tenemos las sicologías dinámica y objetivista, la de Gestalt y la reaccionaria, la freudiana, la estructural, la conductista y varias otras escuelas. Producen diferentes imágenes del yo, pero en conjunto tienen un aspecto nítidamente fisiológico y podemos tomar al conductismo como un ejemplo puro, porque es la última instancia de este carácter".
El Dr. Morton Prince 18, nos da una división amplia y general:
"Los psicólogos están divididos en tres campos –los que reconocen el yo, los que no lo reconocen y los que abarcan el terreno medio. El primer grupo sostiene que el contenido de todo proceso consciente incluye al yo, la percepción del yo, la conciencia del yo. De allí que toda conciencia sea la conciencia o la percepción que tiene el yo de algo.
"El segundo grupo, el que no reconoce al 'yo', dice no encontrar al yo a conciencia del yo, por la introspección; niega su realidad y sostiene que los procesos mentales funcionan sin esa realidad. El 'yo' y el 'tú', son meras expresiones obligadas (requeridas por las necesidades del lenguaje)".
La psicología occidental es, en conjunto, definidamente materialista. Es mecanicista, prospera en una época de máquinas y maquinarias.
La posición de la psicología occidental mecanicista es, por lo tanto, casi inexpugnable, puesto que se basa sobre verdades y hechos demostrados. Puede probar su punto de vista y exponer casos, y su conocimiento del mecanismo del hombre, que dice ser el hombre entero, se basa en experimentos y pruebas, con resultados objetivos y tangibles.
Contra esa sicología materialista, la crítica que surge inmediatamente, es la consideración casi exclusiva que el psicólogo occidental da a los casos anormales, deficientes y patológicos. Prescinde de lo supranormal, del genio y del individuo altamente espiritual; pasa por alto muchas cosas bellas esenciales y verdaderas para el hombre común. Si a Cristo se lo hubiera sometido al psicoanálisis, sin duda habría sido clasificado nítidamente como padeciendo de "un complejo de Jehová" y considerado como un individuo sujeto a alucinaciones. Sin embargo, la clase de estructura que Él utilizó y la calidad de "conciencia que caracterizó a Su sistema nervioso" fue tal, que ha dejado su marca en los siglos. ¿Cómo puede duplicarse una estructura así? ¿Qué puede hacerse para reproducir un mecanismo similar?
La sicología moderna está tan sólo en el umbral de su carrera; por eso Walt Whitman 19 contempla el campo mayor así:
¡Viva la ciencia positiva! ¡Loas a la exacta demostración! ...
Tus realidades son útiles, sin embargo no son mi morada,
pero, por intermedio de ellas, penetro en una zona de mi morada".
En completo contraste con la escuela occidental se halla la oriental, de la cual los introspeccionistas y mentalistas de Occidente sólo son un brumoso reflejo, aunque hayan surgido independientemente. La psicología oriental se ocupa de aquello que afirma hallarse detrás de la forma. Es espiritual y trascendente. Presupone un alma y un espíritu, basando sobre esta premisa todas sus deducciones y conclusiones. Admite plenamente la forma y la estructura, pero llama la atención, enfáticamente, sobre quien utiliza la forma y sobre la energía con que la hace progresar. Es la psicología de la vida y de la energía.
Desde tiempo inmemorial, tal ha sido el pensamiento de Oriente, que está claramente representado en esa venerable Escritura de la India, llamada Bhagavad Gita:
"La gran Alma que reside en este cuerpo, es llamada el Testigo o el Espectador, el que sanciona, el Sostén, el Experimentador, el Omnipotente Señor y también el Ser Supremo.
"Brilla en las funciones de todos los sentidos y, sin embargo, carece de todo sentido de poder; desapegada, se sustenta por sí mismo; posee un solo poder, no obstante experimenta todos los poderes.
"Existe dentro y fuera de todos los seres, es animada e inanimada, imperceptible por su sutileza; está lejos y también cerca". (XIII: 22, 14, 15).
"Se dice que estos cuerpos temporarios pertenecen al eterno señor del cuerpo imperecedero e inconmensurable" (II: 17).
"Se dice que los sentidos son superiores a los objetos; que los sentidos son superiores a las emociones; la comprensión es superior a la emoción; pero Él es superior a la comprensión" (III: 42).
Así la psicología oriental se ocupa de la causa, del creador, del yo; de si ese yo es humano divino, funcionando en su propio pequeño mundo de actividades mentales, emocionales y físicas; o es el Super Yo, en quien los yoes menores viven, se mueven y tienen su ser. Afirma que tiene sus grandes Exponentes y ha producido quienes pretenden conocer el yo y, mediante ese conocimiento, están en contacto con el yo subjetivo, la Super Alma. Afirman que tales pretensiones pueden ser substanciadas y comprobadas por quienes estudian sus métodos y se someten a un especial entrenamiento. En la esfera del yo energetizador del espíritu que está detrás y más allá, su posición es tan clara como la del psicólogo occidental en el reino de la forma energetizada.
Los defectos de los dos sistemas son claros y producen deplorables resultados en cada caso. Occidente da importancia al mecanismo; su tendencia es negar el alma y el poder motivador inteligente. Para el occidental, el hombre no es más que polvo, y nunca el aliento del espíritu que Dios sopló por su nariz. El oriental reconoce lo físico pero lo desprecia y, al hacerlo, es responsable de las miserables condiciones físicas prevalecientes. Aunque estos defectos son serios ¿no es verdad que también en este terreno la unión hace la fuerza?
Si existe el yo –esto hay que demostrarlo– y el alma divina es consciente, ¿no puede acaso ser consciente del plano físico, como de su afiliación divina? Si la energía dominante produce toda manifestación (y esto también hay que probarlo), ¿no puede tal energía adaptarse a la estructura que la emplea, en forma tan sabia y significativa que puedan obtenerse mejores resultados? ¿No pueden unirse inteligentemente el conocimiento científico de Occidente sobre la forma, y la sabiduría acumulada y heredada de Oriente sobre la naturaleza del alma, de modo que se produzca mediante el mecanismo una perfecta expresión del alma? ¿No puede la materia ascender hasta la mente y el alma y el espíritu –llámeselos como se quiera–, y no puede el Espíritu, al ayudar a elevar ese anhelo, perfeccionar el vehículo por cuyo medio se expresa y brillar en forma más radiante?
Con esta esperanza escribo –con la esperanza de combinar las sicologías materialista e introspectiva, y establecer la armonía entre Oriente y Occidente, demostrando que en su unión está la fuerza y la realidad.
Notas:
1. Filosofía, Cultura y Vida, pág. 236, T. I.
2. The History of Psychology, pág. 298.
3. Gestalt Psychology, pág. 239.
4. Filosofía, Cultura y Vida, T. II, págs. 90, 91.
5. Sceptical Essays, pág. 157.
6. Filosofía, Cultura y Vida, T. I, pág. 80.
7. The Glands Regulating Personality, pág. 26.
8. Psychologies of 1925, pág. 208, de Morton Prince.
9. Psychologies, pág. 95. de Walter S. Hunter.
10. Psychologies, págs. 125, 303, de William Mc Dougall.
11. Your Mysterious Glands, pág. 54.
12. Modern Psychology: Normal and Abnormal, pág. 116.
13. Psychologies of 1925, pág. 16.
14. Idem, pág. 201. (Llamada).
15. Why we Behave Like Human Beings, pág. 333.
16. Modern Psychology: Normal and Abnormal, págs. 6, 7.
17. Self, Its Body and Freedom, págs. 17, 18.
18. Psychologies of 1925, pág. 223.
19. Leaves of Grass, pág. 10.
CAPÍTULO II
LAS GLÁNDULAS Y LA CONDUCTA HUMANA
EL estudio de las glándulas está en su infancia. En toda literatura sobre este tema, se afirma que muy poco se sabe y que la esencia interna –llamada técnicamente "hormona"– de las diversas secreciones glandulares, no ha sido aún descubierta y el tema está velado por el misterio. Si bien es cierto que fueron descubiertas las secreciones de ciertas glándulas y que en lenguaje común se oye hablar de la glándula tiroides y de la administración de extracto tirodino, en algunos casos las secreciones de la mayoría de las glándulas son desconocidas, o fueron aisladas parcialmente.
Bajo estas circunstancias, un lego inteligente, aunque carezca de preparación científica en medicina o en sicología académica, munido de paciencia y de un buen diccionario, no debe vacilar en aventurarse en analizar el tema de las glándulas y de sus secreciones y efectos, y después de examinar diligentemente el material disponible, investigar el campo e informar sobre él. Tal investigación puede ser realmente de verdadero valor para el público, al proporcionarle un resumen sobre una rama importante de la investigación. Puede ser también de sustancial ayuda, aún para el expositor entrenado, que no sólo le permitirá corroborar nuevamente la impresión que la literatura técnica hace sobre los demás, sino especialmente porque una mente fresca, no recargada de datos científicos, adquiere con frecuencia una mejor perspectiva de todo el campo. Esto sería particularmente así, si quien investiga y expone de este modo, está versado de antemano en las creencias antiguas de la raza y en las convicciones legendarias de oriente, sobre el tema general de la sicología.
Al considerar el sistema endocrino, no es mi intención describirlo en términos y efectos comunes fisiológicos, tales como su relación con el desarrollo del cuerpo, el cabello, el corazón, la sangre y los órganos genitales. Todo esto puede hallarse en cualquier libro de medicina, hasta en los publicados en el último siglo. Mi intención más bien es averiguar qué infieren de su estudio sobre las glándulas, los investigadores avanzados y modernos, los médicos y los sicólogos: cuáles son los efectos que producen en la conducta humana, y qué valor tienen las pretensiones, frecuentemente expuestas, de que las misteriosas secreciones internas son responsables de las acciones, las emociones y la mentalidad del hombre, es decir, el hombre mismo. Según ellos, comprender las glándulas, es conocer al hombre.
Considerando las glándulas en este sentido, citaré mayormente lo que dicen los libros disponibles, no para que me consideren una autoridad, sino porque así puedo reflejar el punto de vista expuesto, en forma más fresca y vívida.
Los libros y los investigadores componentes emplean una terminología que anonada al lector común. La secreción de la glándula tiroides, por ejemplo, ha sido denominada "ácido tri-iodo tri hidro exygíndole propiónico". Si es posible evitaré tales expresiones jocosas.
Antes de considerar las glándulas sería bueno determinar qué entendemos por "psicología". Al menos en Occidente, se ha abandonado su significado etimológico, de logos o ley, de siquis o alma. El Dr. Daniel B. Leary 1 la definió recientemente, con toda claridad:
"Es la ciencia de la conducta humana, en la más amplia acepción de la palabra 'conducta', en el sentido que incluye todo cuanto hacen los seres humanos y lo que éstos poseen. En este sentido la conducta de toda la personalidad integrada está siendo investigada.
"La psicología se ocupa de todo el organismo como de un individuo integrado y orientado, en contacto con otros individuos, en un medio ambiente externo complejo, parcialmente físico y social, en resumen, una personalidad.
"La conducta de los seres humanos, psicológicamente hablando..., se reduce a su vez a hechos y descubrimientos fisiológicos y también al campo de la biología, luego al de la bioquímica, después al de la química en general, y más adelante e inevitablemente, al de la física como ciencia de la materia en movimiento".
La psicología es, por lo tanto, la ciencia de la actividad del hombre como organismo viviente en el medio circundante –la ciencia de la interacción entre el hombre y ese medio ambiente. Es la ciencia de la conducta humana, pero no en el sentido ético de conducta correcta o errónea. Es la ciencia del comportamiento humano, la de la personalidad. Pero ¿qué hay detrás de este comportamiento? Dice William E. Hocking 2: "El yo es en realidad un sistema de comportamiento. Es un sistema de comportamiento objetivista, que surge de una persistente esperanza. La médula del yo es su esperanza".
La esperanza de que la vida llegue a ser algo más grande de lo que ha sido hasta ahora, es realmente una constante esperanza. Sin embargo, sabemos que para realizarla, debemos nosotros mismos ayudar a alcanzar esa realización. De allí la conducta objetivista de que habla Hocking.
En este campo de la conducta humana y de la personalidad, hay tres factores principales. Primero, tenemos el medio ambiente, que es algo más que un simple hecho presente, o conjunto de hechos, o un mero escenario pasivo, donde se representa el drama. Se lo ha definido como "todo lo que no es organismo, cultural, social, físico o como se quiera, presente en forma real o simplemente registrado" 3. Segundo, existe el mecanismo humano, especialmente el de respuesta, del cual trataremos ahora más detalladamente. Por último tenemos la conducta, o el resultado de la interrelación entre el medio ambiente y el mecanismo de respuesta, y dado cierto medio ambiente y determinado mecanismo de respuesta, se consideran inevitables algunas líneas de conducta –la interacción de estos tres da por resultado el comportamiento humano.
Aquí nos ocupamos lógicamente, del segundo factor principal, el mecanismo de respuesta.
En ese mecanismo ciertos aspectos del mismo exigen mayor atención que otros, por ejemplo, los sistemas nervioso y endocrino, que funcionan estrechamente coordinados en la estructura humana.
Mediante el sistema nervioso, quizás la parte más intrincada y maravillosa de la estructura humana, entramos en contacto con nuestro medio ambiente, el mundo externo, y nos adaptamos para actuar en él.
Por medio de este sistema, llegamos a ser conscientes de lo tangible y, por medio de la red de nervios, más la médula espinal y el cerebro, nos hacemos conscientes de la incesante información que se nos imparte. Circulan mensajes a lo largo de millones de líneas telegráficas de nuestros nervios, hasta la central de nuestro cerebro; allí son transformados, por algún medio misterioso, en información. Respondiendo a esa información, se inicia una actividad inversa y somos energetizados para actuar.
Conjuntamente con este despliegue de energía nerviosa, entrante y saliente, ocurren actividades paralelas en el sistema de las glándulas de secreción interna (y el sistema muscular), y la actividad entrelazada es tan grande, que a no ser que las glándulas de secreción interna funcionen normalmente, no habrá respuesta adecuada a la información telegrafiada ni trasformación de un tipo de energía a otro.
Todo este mecanismo de respuesta y la mecánica del proceso, han sido resumidos en los términos siguientes:
"Un organismo es un dispositivo transformador que convierte la energía entrante del medio ambiente, recibida a través de los receptores, en energía saliente, en forma de trabajo muscular y glandular, y al mismo tiempo, como dispositivo trasformador, se trasforma a sí mismo en esas y también otras energías, originando internamente el estímulo. Ambos, el estímulo y el producto de la energía, cooperan en el acto completo o conducta del organismo". 4
El sistema nervioso y los músculos pueden ser descritos superficialmente como el mecanismo físico de respuesta a los medios por los cuales se responde físicamente al medio ambiente, y el sistema nervioso y las glándulas de secreción interna como el mecanismo de respuesta inteligente y emocional, y el medio para responder efectivamente.
Se alega que esta última interacción entre el mecanismo y el medio ambiente produce la conducta y el comportamiento; que el sentimiento y la actividad mental tienen su asiento en el sistema endocrino, y que hasta la misma naturaleza del hombre se justifica así. "Es probablemente verdad", continúa diciendo el Dr. Leary 5, "que a la larga, cuando la actual especulación haya sido sustituida por un conocimiento más preciso y mejor cimentado, encontraremos la sede del temperamento en las glándulas de secreción interna o en relación con ellas."
El Dr. H. H. Rubin 6 dice que "estamos llegando rápidamente a la creencia de que todo lo que somos y lo que podemos esperar ser, depende en gran parte, de haber nacido con las glándulas de secreción interna normales o anormales". A su vez el Dr. D. Leary 7 dice: "Las emociones están más estrechamente relacionadas con los órganos internos, con los músculos estriados y con las glándulas de secreción interna, que con los instintos". El Dr. I. G. Cobb 8 dice, "... sólo tres partículas y media de secreción de la tiroides separan la inteligencia de la idiotez. Es triste reconocer que la ausencia de una sustancia química pueda dar como resultado la falta de desarrollo de la mente y del cuerpo de un individuo".
El Dr. Cobb dice también en la introducción 9 que: "Es indiscutible la actividad de las glándulas para determinar la construcción del cuerpo; la perspectiva mental –'los complejos del comportamiento'– del individuo parece depender del bienestar físico; el bienestar físico depende sin duda de la acción e interacción exitosa y de las diversas secreciones glandulares...
"Aunque todavía estamos tan sólo bordeando el asunto, hemos avanzado bastante para reconocer que, así como se establecen ciertas normas en el cuerpo, por un arreglo particular de las glándulas de secreción interna, también la mente recibe su cuota de la misma fuente".
El profesor J. S. HuxIey, citado por el Dr. Cobb, en una de sus conferencias dijo: "Es evidente que el temperamento es aún más importante que el intelecto puro para obtener éxito; en gran parte es una cuestión de equilibrio de las diversas glándulas de secreción interna –tiroides, pituitaria y otras. Puede ocurrir muy bien, que la fisiología aplicada del futuro, descubrirá el modo de modificar el temperamento". 10
Respecto a esta cuestión del temperamento, hace notar el Dr. W. E. Hocking 11 "No hay la más mínima razón para dudar del hecho general del profundo efecto ejercido sobre el temperamento por las glándulas de secreción interna, tales como la tiroides, las glándulas intersticiales o las suprarrenales. El estímulo de ciertas glándulas, la inyección de sus productos o la nutrición con ellas pueden producir cambios que antes hubieran sido conceptuados milagrosos. La administración de tiroidina a un cretino puede llevarlo a un estado parecido al normal; si se suspende la dosis, vuelve a su condición original; si se aumenta la dosis, lamentablemente ni él ni nadie se eleva de la normalidad al genio; sólo producimos otra forma de anormalidad. Hasta ahora no hubo un descubrimiento químico que justifique abrigar la esperanza de mejorar al ser humano normal. En verdad, ciertas drogas hacen que el individuo se sienta genio, pero si los resultados no son juzgados de acuerdo a la misma influencia, resultarán extrañamente decepcionantes. No podemos, por lo tanto, alentar demasiadas esperanzas sobre el futuro del género humano, fundándonos en estos descubrimientos. Pero en cierto y genuino sentido, el alma tiene su química, y una deficiencia de iodo convertirá en idiota a un hombre inteligente."
Por lo tanto, la consideración de las glándulas de secreción interna y de su efecto, no sólo sobre la estructura física sino también sobre la conducta, es de vital importancia. ¿Qué son las glándulas? Y, especialmente, ¿qué son las glándulas de secreción interna, tan frecuentemente nombradas? El Dr. I. G. Cobb 12 dice:
"Las glándulas pueden ser divididas en dos grupos principales: las que conciernen al sistema de drenaje –las glándulas linfáticas– y las que segregan productos para ser utilizados en la actividad corporal. De las glándulas linfáticas no nos ocuparemos aquí. El segundo grupo, cuya función consiste en proporcionar fluidos que actuando mutua y concertadamente controlan y regulan los procesos corporales, se compone de dos subdivisiones.
"La primera contiene glándulas con conductos, por los cuales descargan su contenido. La segunda no posee conductos; sus secreciones son absorbidas directamente por la corriente sanguínea, siendo conocidas como glándulas de secreción interna u 'órganos endocrinos', siendo su producto denominado secreciones internas. Se llama 'endocrinología', al estudio de las glándulas de secreción interna."
Debe observarse que la palabra "endocrino" viene de la voz griega "krinein", que significa "separar". El Dr. H. H. Rubin 13 dice:
"A estas glándulas de secreción interna u órganos de secreción, se los llama con frecuencia 'glándulas endocrinas'. Sus secreciones son absorbidas directamente por la sangre, y de allí, a las corrientes de linfa nutridora –parecería que el cuerpo suministra sus drogas.
"Estas secreciones contienen las 'hormonas', o mensajeros químicos del organismo, que excitan algunas de las más maravillosas reacciones conocidas en fisiología. Se ha llegado a declarar que las hormonas son para la fisiología, lo que es el radio para la química".
Este sistema de glándulas endocrinas constituye funcionalmente una unidad, cuyos componentes trabajan con la máxima colaboración o, interdependencia. Dice el Dr. Louis Berman 14, que "el cuerpo de la mente es una perfecta corporación, de la cual son rectoras las glándulas de secreción interna... Detrás del cuerpo y de la mente se halla este panel de regentes". Todas las glándulas trabajan al unísono. Se sabe que correlacionan su actividad, se equilibran mutuamente y, mediante su efecto unido, se dice que hacen del hombre lo que él es.
Forman en realidad, un sistema estrechamente entrelazado, con funciones claramente definidas y organismos de otros sistemas existentes en el mecanismo de la estructura humana. Los sistemas sanguíneo y nervioso cumplen sus propias actividades, pero están estrechamente vinculados con el sistema endocrino. La sangre actúa misteriosamente como portadora de las hormonas peculiares de las diferentes glándulas, y el sistema nervioso parece estar más específicamente relacionado con el desarrollo psíquico, derivado del funcionamiento, normal o anormal, de las glándulas endocrinas.
En esta discusión del sistema endocrino, llegamos lógicamente a la pregunta: ¿qué son separadamente las glándulas de secreción interna?
Empezando por la cabeza y descendiendo, hay siete glándulas de especial importancia para ser clasificadas, y son:
Nombre Ubicación secreción
1. Glándula pineal cabeza desconocida
2. Pituitaria cabeza
anterior desconocida
posterior pituitrina
3. Tiroides garganta tiroxina
4. Timo parte superior del pecho desconocida
5. Páncreas región del plexo solar insulina
6. Suprarrenales detrás de los riñones
corteza desconocida
médula adrenalina
7. Gónadas abdomen inferior testiculina
y ovarina
Desde que se escribió este capítulo han continuado los experimentos con las glándulas de secreción interna. Los detalles que aquí se dan no son definitivos ni concluyentes, pero los postulados básicos de la autora, permanecen inmutables. F. B.
De este modo hemos distribuido entre la cabeza y el tronco, una red de importantes glándulas que, según se pretende, rigen la estructura, desarrollo y cambios químicos del cuerpo y, fisiológicamente, son responsables de las reacciones emotivas y de los procesos mentales del ser humano. De allí que sean productoras de sus cualidades, buenas o malas, de su comportamiento, de la conducción de sus asuntos y de su mismo carácter.
Consideraremos ahora las siete glándulas mencionadas, pero limitando nuestra exposición a sus efectos mentales y síquicos.
1. Glándula pineal –ubicada en la cabeza– secreción desconocida.
La glándula pineal tiene forma cónica, del tamaño de un guisante, y se halla en el centro del cerebro en una pequeña cavidad, detrás y por encima de la glándula pituitaria, la cual está ubicada un poco más atrás de la raíz de la nariz. La glándula pineal está pegada al tercer ventrículo del cerebro. Contiene un pigmento similar al de la retina del ojo, y también depósitos de lo que se ha llamado "partículas de arenillas cerebrales". El Dr. Frederick Tilney 15 dice:
"Se han hecho numerosas tentativas para determinar la función –si tiene alguna– de la glándula pineal. ¿Es indispensable para vivir o desempeña un papel importante en alguna fase particular de la actividad metabólica? Quizá podamos admitir que este órgano posee una función en el hombre y en la mayor parte de los mamíferos. No es improbable que esta función esté determinada, particularmente, por una secreción interna; secreción que, sin embargo, no es indispensable para vivir. La influencia exacta de la secreción pineal, es aún oscura".
También se ha insinuado, que esta glándula regula nuestra susceptibilidad a la luz; que tiene un efecto definido sobre lo naturaleza sexual; que está relacionada con el desarrollo del cerebro, y que su funcionamiento activo produce la precocidad intelectual, como se indica claramente en el caso histórico que va a citarse más adelante. Se ha denominado a esta glándula el tercer ojo y también el ojo del cíclope. Aparte de estos hechos y conjeturas, los investigadores dicen francamente que nada saben, y que los experimentos han aportado poca luz. Se ha experimentado alimentando a niños y anormales con extracto de glándula pineal, pero la respuesta fue nula cuando el sujeto tenía más de quince años de edad, y contradictoria en los demás casos, por lo cual fue imposible llegar a conclusiones.
Hasta hace pocas décadas, se concedió escasa importancia a la glándula pineal. Ocurrió entonces el caso, registrado por el Dr. Louis Berman 16, de un niño que fue llevado a una clínica alemana, padeciendo de trastornos visuales y de dolores de cabeza. Tenía cinco años de edad y era muy desarrollado (aparentemente, había llegado a la edad de la adolescencia). Mentalmente era brillante en forma anormal, y discutía temas metafísicos y espirituales. Tenía una fuerte conciencia grupal, y sólo era feliz cuando compartía con otros lo que tenía. Después que ingresó en la clínica empeoró, y murió un mes más tarde. La autopsia reveló un tumor en la glándula pineal.
Como se verá más adelante, dicho caso tiene un interés especial, en vista de las conclusiones a que llegaron los filósofos orientales.
La mayoría de los libros dicen que, según los filósofos antiguos, la glándula pineal era la sede del alma, y se cita con frecuencia a Descartes, que decía: "En el hombre, el alma y el cuerpo, hacen contacto en un solo punto, la glándula pineal, que está en la cabeza".
En la antigua creencia de que la glándula pineal es la sede del alma y en el hecho aparentemente establecido de que sea una glándula característica de la infancia y que se atrofia después, ¿no hay quizás alguna conexión real e indicación de la verdad oculta? Los niños tienen una gran facilidad para creer en Dios y reconocerlo. Cristo decía: "El reino de los Cielos está en vosotros, y a menos que vuelvan a ser niños, no podrán entrar en el Reino de los Cielos".
Veamos también la "Oda a las Vislumbres de la Inmortalidad", extraída de "Reminiscencias de la Primera Infancia", de Wordsworth.
Nuestro nacimiento es un sueño y un olvido;
y el alma que nace con nosotros, estrella es de nuestra vida;
ha tenido su ocaso en otra parte
y de muy lejos viene;
no venimos con total olvido,
ni completa desnudez,
sino dejando una estela de nubes de gloria, venimos
de Dios que es nuestro hogar:
El cielo nos circunda en nuestra infancia,
las sombras de la cárcel comienzan a cerrarse
sobre el niño que crece,
pero contempla la luz, y de donde viene,
viéndola en su alegría.
El joven que cada día se aleja de Oriente
es un sacerdote de la naturaleza,
y la visión espléndida
lo acompaña en su camino.
A la larga el hombre percibe cómo desaparece,
y se desvanece en la luz cotidiana.
La filosofía oriental confirma esta posible conexión entre la glándula pineal y el alma.
2. La glándula pituitaria –ubicada en la cabeza– cuya secreción del lóbulo anterior es desconocida y la del posterior es la pituitrina.
El interés por la glándula pituitaria fue evidente durante siglos, pera hasta fines del siglo XIX, tan poco se sabía sobre ella que era considerada un órgano de secreción externa. Constituye realmente dos glándulas en una. Tiene el tamaño aproximado de un guisante, y está ubicada en la base del cerebro, a corta distancia y detrás de la raíz de la nariz.
Esta glándula ha sido llamada "el tesoro predilecto de la naturaleza", está alojada en un nicho, como si fuera "un cráneo dentro de otro". Como ocurre con la mayoría de las glándulas, en una u otra forma, tiene una estrecha relación con el sexo, y también con los fenómenos periódicos tales como el sueño y las épocas sexuales. Se dice que provee el continuo esfuerzo y el consumo de la energía y es esencial para la vida. Se cree que estimula células cerebrales, que influye en forma directa e importante sobre la personalidad, también que el insuficiente desarrollo pituitario, causa, o por lo menos acompaña una conspicua inferioridad moral e intelectual y la carencia de autocontrol, pero cuando hay un buen desarrollo pituitario, habrá también una pronunciada actividad y resistencia mentales. Parece tener una relación muy estrecha con nuestras cualidades mentales y emotivas.
Según he dicho, la pituitaria es realmente dos glándulas en una. La secreción de la pituitaria posterior es la pituitrina.
"La post pituitaria rige el instinto sexual maternal y su sublimación, los instintos sociales creadores... Puede decirse que energetiza profundamente la ternura emotiva... Porque todos los sentimientos básicos (opuestos al sentimentalismo intelectualizado de autoprotección) , la ternura del corazón, la simpatía y la impresionabilidad, están entretejidos con sus funciones".
La secreción de la antepituitaria es desconocida:
"La antepituitaria ha sido descrita como la glándula de la intelectualidad... Entendemos por intelectualidad, la capacidad de la mente para controlar el medio ambiente mediante conceptos e ideas abstractas". 17
Luego añade 18: "La actividad mental va acompañada por una creciente función de la antepituitaria, si es intelectual, y de la post pituitaria si es emocional."
Del estudio de estos comentarios se deduce claramente que las cualidades personales –emociones denominadas instintos maternales, que compartimos con los animales, amor a nuestros semejantes, o amor a Dios– se consideran dependientes, en gran parte, de la condición de la glándula pituitaria, así como también de la capacidad de razonar.
Planteado el problema desde un punto de vista diferente, quien estudia la sabiduría oriental prueba la relativa exactitud de todas estas inferencias.
3. La tiroides –ubicada en la garganta–, cuya secreción es la tiroxina.
De la glándula tiroides se sabe más que de la glándula pineal o del cuerpo pituitario, lo cual es de esperar desde el punto de vista de la sabiduría oriental. Esta glándula se halla a horcajadas del cuello, sobre la tráquea, cerca de la laringe, siendo de gran tamaño. En un tiempo fue considerada glándula sexual; llamada con frecuencia "el tercer ovario", siempre está implicada en los casos referentes a los ovarios. En los vertebrados inferiores está claramente conectada con los conductos de los órganos sexuales, pero en la marcha ascendente de la evolución "tal relación se pierde, la tiroides emigra cada vez más a la región de la cabeza, para convertirse en el vinculo entre el sexo y el cerebro" 19. Se la llama el gran diferenciador de los tejidos, y tiene un poder antitóxico que impide el envenenamiento, acrecentando la resistencia a las toxinas.
La glándula tiroides controla ante todo, sin embargo, el metabolismo de la energía. Se la llama el lubrificador eficiente de la transformación de la energía, y el gran catalizador de la energía del cuerpo. Controla la velocidad del vivir, y es la piedra clave del sistema endocrino, siendo indispensable para la vida.
Basándose en investigaciones con anormales, deficientes e idiotas, los investigadores llegaron a la conclusión de que, según las palabras del Dr. Louis Berman : 20
"Sin tiroides no puede haber complejidad de pensamiento, ni cultura, ni educación, ni formación de hábitos, ni energía que responda a las situaciones, así como tampoco desenvolvimiento físico de funciones y facultades, ni reproducción de la especie, y ningún signo de adolescencia en la edad debida, ni manifestación posterior de las tendencias sexuales... "
Se dice también que 21:
"La sensibilidad, la capacidad de discernir entre los grados de sensación y de agudeza de percepción, es otra cualidad de las tiroides. Cuanto más energética es la tiroides, tanto más sensible es el individuo. Cuanto más sensible a las cosas, siente más rápidamente el dolor, porque llega con mayor rapidez a la etapa en que el estímulo perjudica a su sistema nervioso".
Tanto la tiroides como la pituitaria, tienen también estrecha conexión con la memoria 22.
"... la pituitaria parece estar relacionada con la preservación del depósito de la memoria... La memoria de la tiroides se aplica particularmente a la percepción y a los preceptos; la pituitaria a la concepción (lectura, estudio, pensamiento) y a los conceptos".
4. La timo –ubicada en la parte superior del pecho–, de secreción desconocida.
De la glándula timo nada sabemos prácticamente; es la más misteriosa de todas. Análogamente a la glándula pineal, es considerada también la glándula de la niñez, pero de ambas se ha eludido hasta ahora la investigación.
La glándula timo está situada en el pecho, abarca la porción superior del corazón y quizá tenga relación con la nutrición y el crecimiento... Parece estar conectada con la naturaleza irresponsable del niño y, cuando funciona excesivamente en los adultos, produce al hombre o mujer irresponsable y a los amorales.
5. El páncreas –ubicado en la región del plexo solar–, secreción, la insulina.
La mayor parte de la información dada en relación con el páncreas es estrictamente fisiológica, por lo tanto está fuera de lugar aquí. Basta decir, sin embargo, que se halla en el abdomen, cerca del plexo solar (el cerebro de la naturaleza animal instintiva), y concierne íntimamente a la movilización de la energía para fines físicos y mentales". Tiene dos secreciones, ambas de insulina; una, relacionada con el proceso digestivo, y la otra se sabe que es vital para el metabolismo del azúcar para las células. Sin suficiente azúcar para las células ningún trabajo muscular o nervioso (esencial en la lucha por la existencia) es posible 23.
6. Las suprarrenales –ubicadas detrás de los riñones–, la secreción de la corteza suprarrenal es desconocida, la de la médula suprarrenal es la adrenalina.
Las glándulas suprarrenales son en sí dobles y están situadas a ambos lados del abdomen, a horcajadas y detrás de los riñones. Tienen que ver con el crecimiento general y el desarrollo de las células cerebrales. La secreción de la corteza de las suprarrenales (aún innominada), es una fuente de secreción interna productora de la madurez.
En todo caso, las glándulas suprarrenales son primordialmente las glándulas combativas. Producen esa respuesta inmediata y activa que el hombre demuestra en los momentos de peligro o ira, estimulándose su secreción en las emergencias. El dolor, la ira y el temor, tienen efecto definido sobre su secreción y se dice 24 que "toda su médula segrega la sustancia que produce el fenómeno del temor, y la de su corteza predomina en las reacciones iracundas".
También que: 25
"El valor está tan estrechamente relacionado con el temor y la cólera, que siempre se los asocia en toda discusión. Generalmente se cree que el valor es la emoción contraria al temor. De allí coaligamos que el valor significa sencillamente la inhibición de la médula suprarrenal. De hecho, el mecanismo del valor es más complejo. Hay que distinguir entre el valor animal y el valor deliberado. El valor animal es, literalmente, el de la bestia. Según se ha observado, los animales que tienen mayor cantidad de corteza suprarrenal, son los más belicosos, agresivos y acometedores, los reyes de los campos y de las selvas. La emoción que experimentan, probablemente es la ira, con sed de sangre, sin preocuparse de las consecuencias. El objeto atacado actúa como trapo rojo ante un toro, estimulando la afluencia de la secreción de la corteza suprarrenal, excitando el instinto de la ira, según se dice, por la nueva condición de la sangre. En el valor deliberado hay algo más que instinto. Tenemos un acto volitivo, un despliegue de la voluntad. Admitiendo que, sin corteza suprarrenal, tal valor sería imposible, el principal crédito para el valor debería adjudicársele a la antepituitaria. La adecuada conjunción de su secreción y la de la corteza suprarrenal produce el verdadero valor. Así actos de valor fueron registrados más frecuentemente en individuos de tipo antepituitario".
7. Las gónadas –ubicadas en el bajo vientre–, secreción de los testículos y de los ovarios.
Las gónadas o glándulas intersticiales, son las glándulas sexuales de secreción externa, pero se sabe que tienen también una secreción interna. Su común secreción es el medio para la reproducción. Es innecesario extenderse mucho sobre los efectos de las gónadas en la personalidad. El impulso sexual y sus varios efectos subsidiarios, tanto físicos como síquicos, han sido bien estudiados y reconocidos, y tales estudios, en gran parte referentes a perversiones e inhibiciones, han probado ser de suprema importancia para comprender a la humanidad. Algunos psicólogos relacionan todas las reacciones humanas (físicas, emocionales y mentales) con el sexo y únicamente con éste. Sabemos que detrás de cada posición extrema hay un fondo de verdad. Otros consideran que el sexo representa un papel importante, pero no es responsable de todo. La sabiduría oriental ofrece una interpretación que merece ser considerada, y aparecerá cuando estudiemos los centros de fuerza y su relación con las glándulas.
De todo lo anterior y de muchos libros y artículos leídos sobre el tema, puede darse el siguiente breve resumen:
Toda la cuestión permanece en un estado experimental y queda aún mucho por hacer. Sin embargo, se observará que existe estrecha relación entre las glándulas y sus funciones similares. La mayoría tiene que ver con el metabolismo del cuerpo y con el crecimiento, y todas parecen estar estrechamente relacionadas con la vida sexual. Final y aparentemente, determinan el tipo y el temperamento de la personalidad.
Siendo la ciencia, como es, experimental, el hombre parece haber sido por fin psicoanalizado y comprendido. Esos procesos sutiles e intangibles, llamados emociones y conceptos mentales, lo explican en términos de materia. Todo lo que el hombre es, se achaca a las glándulas, al sistema nervioso, al desarrollo bueno o malo y al funcionamiento del mecanismo humano de contacto y de respuesta. A un santo se lo podría convertir en un pecador y a un pecador en un santo, y esto simplemente acrecentando o disminuyendo ciertas secreciones internas. Así, el hombre no sería mejor ni peor que el equipo con el cual viene al mundo, y el mecanismo es la suma total del hombre. Puede mejorarlo o emplearlo erróneamente; pero ese mecanismo sería el factor determinante. Así se elimina el libre albedrío y se niega la inmortalidad. Lo mejor que puede hacer el hombre es actuar de modo de sentirse feliz y aceptar también la responsabilidad de construir cuerpos más perfectos, para que en la próxima generación pueda manifestarse mejor físicamente.
Estemos de acuerdo o discrepemos con esas conclusiones, debemos al menos admitir que, siendo el mecanismo el objeto de todo estudio, sería eventualmente posible establecer las leyes y métodos por los cuales puedan construirse cuerpos perfectos que, a su vez, sean los instrumentos por los que funcione una naturaleza síquica perfecta.
Pero, ¿son correctas estas conclusiones sobre las glándulas endocrinas? ¿Está el hombre bien clasificado y rotulado en líneas generales que sólo nos resta llenar huecos en el diseño general? ¿Quién puede decirlo? A mi modo de ver, la respuesta radica en dos preguntas o dos grupos de ellas: una primordialmente individual, la otra omniabarcante.
Respecto al individuo ¿las glándulas y las funciones glandulares son causas primarias, o sólo meros efectos o instrumentaciones? ¿No hay en realidad algo más grande o subyacente? ¿No hay en cada uno de nosotros un alma que funciona por medio de todo el mecanismo físico y psíquico? En resumen ¿no tenía razón San Pablo, al decir que el hombre tiene un cuerpo natural y un cuerpo espiritual, y que una cosa es el esplendor del cuerpo natural y otra la gloria del cuerpo, espiritual?
Referente a la segunda y más amplia pregunta: ¿puede un mero mecanismo constituir el todo, o el fin de todo, y nuestro único objetivo consistir en el perfeccionamiento del mismo? Si es así "comamos y bebamos pues mañana hemos de morir". ¿No existe en nosotros un yo más sutil (llámeselo espíritu, alma, o lo que se quiera), y no forma él, de por sí, parte de un Todo trascendente (llámesele Dios como en las religiones, o Superalma –como Emerson, o por cualquier otro nombre), en cierto caso un Todo trascendente, cuya gloria y radiación sobrepasan a toda comprensión? ¿No nos unificaremos nunca con Ése, y, entre tanto, no nos impulsará hacia adelante el anhelo de esa unificación? Este ser corruptible ¿no buscará la incorruptibilidad? o este ser mortal, ¿no buscará la inmortalidad? ¿No podrá jamás ser vencida la muerte?
Para responder a estas preguntas, dirijámonos a la Sabiduría de Oriente.
Notas:
1 - Modern Psychology: Normal and Abnormal, págs. 10, 14, 18.
2 - Self, Its Body and Freedom, pág. 46.
3 - Modern Psychology: Normal and Abnormal, pág. 45. de D. Leary.
4 - Ídem, pág. 33.
5 - Ídem, pág. 189.
6 - Your Mysterious Glands, pág. 10.
7 - Modern Psychology: Normal and Abnormal, pág. 61.
8 - The Glands of Destiny, pág. 5.
9 - Ídem, págs. 3, 6.
10 - Ídem, págs. 11, 12.
11 - Selft its Body Freedom, págs. 58, 59.
12 - The Glands of Destiny, pág. 1.
13 - Your Mysterious Glands, pásg. 8, 9.
14 - The Glands Regulating Personality, pág. 86.
15 - The Pineal Gland, págs. 537, 542.
16 - The Glands Regulating Personality, pág. 89.
17 - Ídem, pág. 178
18 - Ídem, pág. 236.
19 - Ídem, pág. 46.
20 - Ídem, pág. 55.
21 - Ídem, pág. 180.
22 - Ídem, pág. 182.
23 - Ídem, pág. 93.
24 - Ídem, pág. 76.
25 - Ídem, pág. 177.
CAPÍTULO III
LA TEORÍA DEL CUERPO ETÉRICO
EL psicólogo oriental parte de lo que el occidental considera hipotético. El primero concede la máxima importancia a la naturaleza espiritual del hombre; cree que la naturaleza física es el resultado de la actividad espiritual; sostiene que todo lo visto objetivamente no es más que la manifestación externa de energías internas subjetivas; considera que toda la mecánica del Cosmos y del hombre son efectos, y cree que el científico tan sólo se ocupa de los efectos. Su posición puede ser resumida como:
Primero: No hay nada más que energía, funcionando por medio de una sustancia que compenetra y activa todas las formas, y es análoga al éter del mundo moderno. La materia es energía o espíritu en su forma más densa; el espíritu es materia en su aspecto más sublimado.
Segundo: Todas las formas están compenetradas por este éter, las cuales poseen una forma o cuerpo etérico.
Tercero: Así como el minúsculo átomo tiene un núcleo o núcleos, positivos, y aspectos negativos, también todo cuerpo etérico posee centros positivos de fuerza, en medio de sustancias negativas. El ser humano tiene también un cuerpo etérico, positivo respecto al cuerpo físico negativo, al cual energetiza para que entre en actividad; actúa como fuerza coherente, manteniéndolo en existencia.
Cuarto: El cuerpo etérico del hombre posee siete núcleos principales de energía, a través de los cuales afluyen diversos tipos de energía que producen su actividad psíquica. Estos núcleos están relacionados con el sistema cerebro espinal; la base de esta actividad psíquica, o sede de la naturaleza del alma, está situada en la cabeza. El principio regente se halla, por lo tanto, en la cabeza, y desde este centro debe ser dirigido y energetizado todo el mecanismo, valiéndose de los otros seis centros de fuerza.
Quinto: Actualmente sólo funcionan determinados centros en el hombre y el resto está pasivo. Todos los centros están plenamente activos en el ser humano perfecto, y producen un desenvolvimiento psíquico y un mecanismo perfectos.
La importancia que el oriental da a la energía espiritual y el occidental a la estructura o mecanismo, explican totalmente la naturaleza psíquica del hombre en su aspecto superior e inferior.
Para unir la concepción oriental o vitalista y la occidental o mecanicista, tendiendo un puente entre ambas, es necesario establecer la realidad de la existencia del cuerpo etérico.
El sistema oriental es abstruso e intrincado, y desafía todo resumen. Sin embargo, es necesario una breve introducción, dándose por lo tanto, el siguiente delineamiento. Es incompleto, pero proporciona una perspectiva inteligible del campo, y por breve que sea servirá su propósito.
Al dar este delineamiento haremos afirmaciones positivas, en lugar de repetir continuamente que "la psicología oriental cree", o que "los orientales declaran", o expresiones parecidas. Baste reconocer, de una vez por todas, que a la mente occidental debe presentársele como hipótesis, para someterla a pruebas y ver si puede ser o no corroborada.
Después de esta introducción, delinearemos la teoría oriental.
Existe una sustancia universal, fuente de todo, pero tan sublimada y sutil que está realmente más allá del alcance de la inteligencia humana. Comparada con ella, la fragancia más delicada, los danzantes y radiantes rayos solares, la gloria carmesí de la puesta del sol, son burdos y terrenos. Es una "red de luz" siempre invisible para el ojo humano.
La palabra clave "sustancia", que sugiere materialidad, es inapropiada. Sin embargo, es útil reducir esta palabra a sus raíces latinas: "sub" debajo, y "sto" permanecer. De manera que sustancia es lo que está debajo o subyacente.
Aunque esta sustancia universal es sutil y fugaz, en otro sentido es aún más densa que la materia misma. Si pudiéramos concebir un agente fuera de la sustancia universal (hipótesis contraria a todo hecho y posibilidad), y que tal agente externo intentara comprimir la sustancia universal o, de algún modo, afectarla desde afuera, se vería, entonces, que la sustancia es más densa que todo material conocido.
Inherente a la sustancia y a su perpetua contraparte, se halla la vida, la vida incesante. Vida y sustancia son una y la misma; una, v por siempre inseparables, aunque constituyen diferentes aspectos de la realidad una. La vida como electricidad es positiva, la sustancia como electricidad es negativa. La vida es dinámica, la sustancia es estática. La vida es activa o espíritu, la sustancia es forma o materia. La vida es el padre y engendra; la sustancia es la madre y concibe.
Además de estos dos aspectos de la vida y la sustancia, hay un tercero. La vida es actividad teórica o potencial, y necesita un campo para actuar. La sustancia lo proporciona, y en la unión de vida y sustancia flamea la energía activa.
Tenemos así una sola realidad, la sustancia universal –pero al mismo tiempo una dualidad coexistente; vida y sustancia y al mismo tiempo una coexistente trinidad, vida, sustancia y la resultante interacción llamada conciencia o alma.
Todo el mundo manifestado surge de la energía (y de los cofactores sustancia y conciencia). Todo cuanto se ve, desde el minúsculo grano de arena a la más amplia extensión del cielo estrellado, desde un salvaje africano hasta un Buda o un Cristo, todo es expresión de energía. La materia es energía en su forma más densa o inferior; el espíritu es esta misma energía en su forma más elevada o sutil. Así pues, materia es espíritu descendente y degradado; espíritu, por el contrario, es materia ascendente y glorificada.
Al adquirir densidad, la energía adquiere o desciende siete grados o planos. El hombre manifiesta tres. Posee su cuerpo físico, su mecanismo emocional y su cuerpo mental, funcionando por lo tanto en tres planos, o está despierto en tres, el físico, el emocional y el mental. Está a punto de reconocer un cuarto y más elevado factor, el alma, el yo, a cuya realidad pronto despertará. Los tres planos superiores, no requieren comentarios en esta exposición elemental.
Además de estos siete planos, cada plano tiene siete subplanos. Analizaremos tan sólo los siete subplanos del físico o inferior.
Todos los colegiales conocen tres subplanos de lo físico, o los estados sólido, líquido y gaseoso; por ejemplo, el hielo, el agua y el vapor. Existen cuatro planos más sutiles, o más bien, cuatro tipos diferentes de éter. Estos cuatro coexisten con cada uno de los tres subplanos conocidos, y los compenetran.
El cuerpo físico del hombre no es una excepción. Tiene también su contraparte etérica, su cuerpo etérico, el cual es positivo, mientras que el cuerpo físico denso es negativo. El cuerpo etérico es el factor cohesivo, y mantiene al cuerpo físico vivo y en existencia.
La contraparte etérica del hombre o de cualquier cosa física, es de sustancia, de vida y energía universales. Participa de todo, pero no se basta a sí misma, ni existe independientemente. Se nutre de la reserva de energía universal; en donde la contraparte etérica vive, se mueve y tiene su ser. La energía actúa así por medio del etérico. Esto atañe al hombre también. La energía universal funciona por medio de su cuerpo etérico. Así como el hombre existe en siete planos, también el cuerpo etérico tiene siete puntos de contacto con la energía –pero como únicamente hay tres planos activos y cuatro dormidos, sólo se han desarrollado tres centros de fuerza, y cuatro están aún sin desarrollar. Esto se tratará más adelante.
Al procurar armonizar las dos escuelas, surge lógicamente la pregunta: ¿Corrobora la ciencia occidental, la teoría oriental?
Nada menos que un hombre de ciencia como Sir Isaac Newton, aceptaba sin vacilar el medio universal del éter. En el último párrafo de su Principia, dice 1:
"Ahora podemos agregar algo concerniente a cierto espíritu muy sutil que compenetra y está oculto en todos los cuerpos burdos. Por la fuerza y la acción de ese espíritu, las partículas de los cuerpos se atraen unas a otras si están cerca, y se adhieren si están contiguas. Los cuerpos eléctricos operan a mayores distancias, tanto al atraer como al repeler los circundantes corpúsculos, y la luz es emitida, reflejada, refractada, desviada y da calor a los cuerpos; toda sensación es excitada y los miembros de los cuerpos animales se rigen por mandato de la voluntad, o por las vibraciones de este espíritu, propagadas mutuamente por los sistemas sólidos de los nervios, desde los órganos externos sensorios al cerebro y desde el cerebro a los músculos. Pero estas cosas no se pueden explicar en pocas palabras, ni tenemos el suficiente acopio de experimentos para una determinación precisa y una demostración de las leyes, por las cuales actúa este espíritu eléctrico y elástico."
Así, por lo antedicho, puede argüirse que Newton reconocía la realidad del cuerpo etérico, subyacente en todas las formas, incluso la humana.
Como Newton no es de este siglo ni del último, volvamos a una reciente edición de Encyclopedia Britannica 2, donde dice sobre el "éter" que:
"Se ha debatido con frecuencia la cuestión de si el espacio es una mera abstracción geométrica, o si tiene propiedades físicas definidas, que puedan ser investigadas. Respecto a las partes que están ocupadas por la materia, es decir, por una sustancia atrayente para los sentidos, nunca hubo duda alguna, y puede decirse que toda la ciencia es una investigación de las propiedades de la materia. Pero de vez en cuando se ha dirigido la atención a las porciones que intervienen en el espacio, de las que está ausente la materia sensible, y éstas también tienen propiedades físicas de las que no se ha hecho una investigación completa.
"Estas propiedades físicas no atraen directamente a los sentidos, siendo, por consiguiente, relativamente oscuras. Pero no hay, duda alguna de su existencia, ni aún entre aquellos que prefieren emplear el término espacio. Un espacio dotado de propiedades físicas es más que una abstracción geométrica, y se lo concibe más convenientemente como una realidad sustancial, a la cual otro nombre le sería apropiado. El término empleado no tiene importancia; hace mucho tiempo que se inventó el término éter, adoptado por Isaac Newton, y que puede servirnos a nosotros. El término éter significa una genuina entidad que llena todo el espacio, sin solución de continuidad ni cavidad alguna; es la única realidad física omnipresente, y hay creciente tendencia a considerar que todo está constituido por ella en el universo material, siendo la materia misma, con toda probabilidad, una de sus modificaciones...
"El éter es así necesario para el propósito de transmitir lo que se llama fuerza de gravedad entre una porción de materia y otra, y para el propósito más importante y universal de trasmitir ondas de radiación entre una porción de materia y otra, por pequeñas que sean y distantes que estén...
"Las propiedades del éter, probablemente no puedan expresarse en términos de materia; por carecer de un indicio mejor, debernos proceder por analogía, y hacer una apología de la elasticidad y de la densidad del éter, como representando cosas a las que, si se tratara de materia, le adjudicaríamos esos nombres. Aún no hemos investigado lo que en realidad esos términos expresan; pero si la materia atómica tal como ahora se la considera probable, es una estructura del éter, hay toda clase de razones para decir que el éter, en algún sentido, debe ser mucho más denso que cualquier sustancia material conocida...
"La estructura de la materia puede compararse a una gasa muy sutil que subsiste en un medio sustancial..."
Otros científicos destacados amplían estos puntos de vista. En el siglo XVII, ya lo dijo Henry More, el platónico de Carnbridge, citado por el Dr. Edwin A. Burt 3:
"De ahí que pregunte si es indigno de un filósofo preguntar a otro, si hay en la naturaleza una sustancia incorpórea, que a la vez que pueda imprimir sobre un cuerpo cualquiera todas las cualidades corpóreas, o por lo menos la mayoría de ellas, tales como movimiento, apariencia, ubicación de las partes, etc..., fuera además capaz, ya que es casi seguro que esta sustancia desplaza y detiene a los cuerpos, de agregar todo lo que va implicado en tal movimiento, es decir, unir, dividir, dispersar, ligar, formar las pequeñas partes, ordenar las formas, poner en movimiento circular todo lo que está dispuesto para ello, o moverlo en cualquier sentido, detener su movimiento circular, y hacer además otras cosas similares necesarias para producir, de acuerdo con los principios, la luz, los colores y los otros objetos de los sentidos... Finalmente, como la sustancia incorpórea tiene el maravilloso poder de producir cohesión y de dispersar la materia, combinarla y dividirla, exteriorizarla y separarla y, al mismo tiempo, controlarla, por mera aplicación de sí misma, sin ataduras ni engarces, sin otros instrumentos o proyecciones, es probable que no pueda penetrar una vez más en sí misma, ya que no existe la impenetrabilidad para frustrarse, expandirse nuevamente, y cosas análogas."
Al comentar a Henry More, el Dr. Burtt 4 continúa diciendo:
"En este párrafo, More amplía su razonamiento partiendo de la conclusión de que existe una sustancia incorpórea en los seres humanos, llegando a la suposición de que existe una sustancia incorpórea similar y principal en toda la naturaleza, porque estaba convencido de que los hechos de la ciencia mostraban que la naturaleza no es una máquina simple, como no lo es tampoco un ser humano."
Robert Boyle, también en el siglo XVII, presentó la misma hipótesis, y le asignaba dos funciones al éter: propagar el movimiento por impactos sucesivos y ser un medio por el cual se manifiestan fenómenos curiosos, tales como el magnetismo.
"Quienes afirman que puede existir tal sustancia en el universo, presentarán probablemente como pruebas varios de los fenómenos que voy a relatar, pero si hay o no en el mundo, alguna materia que responda exactamente a la descripción que hacen de su primer y segundo elemento, yo no lo discutiré aquí, aunque diversos experimentos aparecen argüir que existe una sustancia etérea, muy sutil y no muy difundida"
Volviendo nuevamente a los tiempos modernos, dice Sir William Barrett 5:
"El universo se nos presenta como un conjunto de fenómenos –físicos, vitales e intelectuales–, siendo la vitalidad organizada el vínculo entre los mundos del intelecto y de la materia, que ocupan todo el reino de la vida animal y vegetal, en el cual, en modo inescrutable para nosotros, se origina el movimiento entre las moléculas de la materia, de tal índole que, aparentemente, se ponen bajo el control de un agente distinto del físico, lo cual reemplaza a las leyes comunes que regulan los movimientos de la materia inanimada o, en otras palabras, dan origen a movimientos que no serían el resultado de la acción de esas leyes que no han sido interferidas, por lo tanto, ello implicaría el principio mismo, el origen de la fuerza."
Las enseñanzas orientales consideran al cuerpo vital como intermediario entre lo físico y lo intelectual: Actúa como agente de la mente en el ser humano, y de la Mente universal en un sistema solar, siendo interesante notar a este respecto, la triple enumeración, "física, vital e intelectual", hecho por Sir William Barret.
Sir Oliver Lodge 6, aunque frecuentemente criticado por su opinión sobre la comunicación entre los vivos y los muertos, en cuestiones de ciencia pura, es uno de los más destacados de esta época, y dice:
"¿Qué puede decirse del éter que mantiene unidos a los átomos, éter fusionador esencial para la configuración característica de un cuerpo, tan esencial como la materia misma?
"Comúnmente, no prestamos atención al factor éter del cuerpo; no poseemos un órgano sensorio capaz de concebirlo, sólo comprendemos directamente la materia: concebimos claramente la materia sólo cuando somos niños, pero a medida que crecemos, inferimos también la existencia del éter, por lo menos algunos de nosotros. Sabemos que un cuerpo de forma característica o de configuración definida, no puede existir sin las fuerzas de cohesión –por lo tanto no puede existir sin el éter; no significando por el término éter la totalidad, sino la parte inmaterializada, la parte que es la zona de tensión, el receptáculo de la energía potencial, la sustancia en la cual están incrustados los átomos de la materia. No sólo hay un cuerpo de materia, sino también un cuerpo de éter, y ambos coexisten."
También se ocupa del tema un artículo que apareció en The Hibbert Journal 7 y presenta algunas conclusiones interesantísimas y subjetivas:
"La luz afecta al éter. La luz es para el éter lo que el sonido para la materia... Sujeto a todas las leyes de tiempo y espacio, plenamente sometido a las leyes de la energía, fuente en gran parte de la energía terrenal, rigiendo todas las manifestaciones de las fuerzas físicas, subyaciendo en la raíz de la elasticidad, de la tenacidad y de todas las demás propiedades estáticas de la materia, el éter recién comienza a ocupar el puesto que le corresponde en el esquema de la física...
"Las cargas eléctricas compuestas de éter modificado, probablemente sean el material cósmico para la construcción... Existe una gran masa de éter no diferenciado, entidad que llena el espacio, donde existe todo lo material. Tenemos en el plan de la física una dualidad: la materia y el éter.
"Toda la energía cinética pertenece a lo que llamamos materia, sea en forma atómica o corpuscular; el movimiento o locomoción es su característica. Toda energía estática pertenece al éter, al éter inmodificado y universal. Sus características son la tensión y la fuerza. La energía siempre pasa de un extremo a otro, alternativamente (del éter a la materia o viceversa), y en este recorrido se realiza todo el trabajo.
"Probablemente todo objeto sensible posee una contraparte material y otra etérica. Sólo somos sensiblemente conscientes de un aspecto, teniendo que inferir el otro. Pero la dificultad de percibir este otro aspecto –la necesidad de la inferencia indirecta– depende esencial y totalmente, de la naturaleza de nuestros órganos sensorios, que revelan la materia y no el éter. Sin embargo, una es tan real y sustancial como la otra, y su fundamental cualidad conjunta es la coexistencia y la interacción. No la interacción en todas partes y en todo momento, pues existen muchas zonas sin materia, aunque no hay zonas sin éter; pero la potencialidad de la interacción y, con frecuencia, su conspicua realidad, prevalece en todas partes y constituye la totalidad de nuestra experiencia puramente mundana."
En una nota suplementaria del artículo, dice:
"El éter pertenece a la estructura física de las cosas. Nadie supone que sea una entidad psíquica, pero probablemente sirve para fines psíquicos, de igual modo que la materia. Los profesores Tait y Balfourt Stewart conjeturaban una significación psíquica en el éter del espacio, ya en 1875, considerándolo desde un punto de vista religioso en ese tan discutido libro The Unseen Universe. El gran físico matemático J. Clerk MaxweIl terminaba su artículo "El Éter", en la novena edición de la Enciclopedia Británica, con una manifestación de fe, no sobre esta especulación, de la cual evidenció gran cautela, sino en la existencia real de un medio universal vinculador, supersensorio, universal, suponiendo que desempeña muchas funciones insospechadas."
El Dr. Charles E. de M. Sanjous 8, profesor de Endocrinología de la Universidad de Pensilvania, afirma su creencia en este medio universal, en los siguientes términos:
"Es evidente que la necesidad de una inteligencia primaria y un medio coordinador y creador, tal como el éter, se afirme en todas partes...
"El éter, tal como lo interpretan los científicos, reúne todas estas condiciones, y es el único medio conocido por la ciencia capaz de hacerlo. Es invisible, compenetra toda la materia, impregna ilimitadamente el universo por el movimiento ondulatorio. No ofrece prácticamente resistencia a la energía radiante, ni aún a la luz del sol y de las más distantes estrellas. Es el medio que transmite las ondas de radio, de la telegrafía sin hilos, los rayos Becquerel, los rayos X o Roentgen, etc. ...
"El éter está dotado de poder creador en el espacio y en la tierra... El éter del espacio construye por lo tanto sistemas solares como también materia, en forma coordinada e inteligente, y dota a todos los elementos químicos, a los que ha dado forma, con las propiedades que, como se sabe, poseen..."
El Dr. C. E. M. Joad 9 de la Universidad de Oxford, describe la actividad de esta fuerza vital, la vivencia que anima a la materia, y muestra la relación entre la vida y la forma. En realidad se acerca a la teoría oriental de la contraparte etérica y de la energía que funciona a través de ella.
"La fuerza vital. Supongamos que en el principio, el Universo fue puramente material, caótico, mortífero y vacuo, sin energía ni propósito y carente de toda vida. En este universo inorgánico, se introdujo en determinada etapa y proveniente de alguna fuente inexplicable, un principio de vida, y por vida quiero significar algo que no puede expresarse en términos de materia. Al principio, ciego y vacilante, un impulso o latido puramente instintivo, tratando de expresarse, luchando para lograr un grado cada vez más elevado de conciencia. Quizás concibamos que el ultérrimo propósito de la fuerza vital sea el logro de la total y universal conciencia, resultado que sólo puede obtenerse por la impregnación de vida y energía en todo el universo, de modo que, empezando como el mundo de la 'materia', pueda terminar como el mundo de la 'mente' o 'espíritu'. Con tal finalidad actúa dentro de la materia y a través de ella, infundiendo y compenetrando la materia con su propio principio de energía y de vida. A la materia así compenetrada se la denomina organismo viviente. Los organismos vivientes tienen que ser considerados a la luz de las herramientas o armas creadas por la fuerza vital, para ayudarse a lograr su propósito. Análogamente al universo mismo, cada organismo viviente está formado de un substrato de materia animado por la vida, así como un trozo de alambre puede ser cargado con una corriente eléctrica. Es una corriente vital que ha sido aislada en una porción de materia.
"La fuerza vital está lejos de ser todopoderosa. Está limitada por la materia que trata de dominar; sus métodos son experimentales, y varían de acuerdo a la etapa de evolución alcanzada por aquellos para los cuales se creó el organismo. Distintos tipos de seres cumplen mejor su propósito en diferentes etapas."
Will Durant 10, que es sin duda el autor más popular y más leído en cuestiones filosóficas, dice:
"Cuanto más estudiamos la materia, menos la vemos como fundamental, y más la percibimos como una mera exteriorización de energía, pues nuestra carne es el signo externo de la vida y de la mente... En el corazón de la materia, dándole forma y poder, hay algo que no es material, poseído de su propia espontaneidad y vida; y esta vitalidad sutil, oculta y, sin embargo, siempre revelada, es la esencia final de todo lo que conocemos... La vida es lo primero y lo interno; la materia coexiste con ella en el tiempo, y es inextricable en el espacio; secundaria a ella en esencia, lógica y significación; la materia es la forma y la visibilidad de la vida...
"La vida no es una función de la forma; la forma es un producto de la vida. El peso y la solidez de la materia son el resultado y expresión de la energía intraatómica; cada músculo o nervio del cuerpo es el instrumento modelado por el deseo."
Estos libros y estos hombres de ciencia demuestran que la doctrina oriental, de que existe un cuerpo etérico, como medio de fuerza vital, de energía y de vida, no es el vago sueño de gentes de tendencia mística, sino que es considerado como una realidad de la naturaleza, por muchos investigadores occidentales, de mentalidad práctica.
Resumiendo nuestras ideas, podemos formularlas como:
Detrás del cuerpo objetivo existe una forma subjetiva constituida de materia etérica, que actúa como conductora del principio vida de la energía o prana. Este principio vida es el aspecto fuerza del alma, y por intermedio del cuerpo etérico, el alma anima a la forma, le da sus peculiares cualidades y atributos, plasma sobre ella sus deseos y, eventualmente, la dirige, a través de la actividad de la mente. Por intermedio del cerebro, el alma energetiza al cuerpo para que entre en actividad consciente y, valiéndose del corazón, todas las partes del cuerpo son compenetradas por la vida.
Esta teoría tiene estrecha analogía con la teoría animista occidental, y la definiremos más adelante. El término animismo ha bastado hasta ahora, pero probablemente sea sustituido por el de "dinamismo", debido al desarrollo que tiene lugar dentro de la conciencia humana. Por ser el hombre ahora una entidad plenamente consciente de sí mismo, y por estar la personalidad integrada y actuante, ha llegado el momento en que él puede demostrar, por vez primera, que existe un propósito consciente y una voluntad rectora.
Los tres estados de la naturaleza del hombre, a que nos referimos anteriormente en este capítulo –el físico, el sensorio y el mental– forman una entidad coordenada también por primera vez en la historia de la raza. El yo rector puede por lo tanto regir y, por medio de la mente, actuar sobre el cuerpo etérico o vital y, teniendo su punto de contacto en el cerebro, impeler a su instrumento a una expresión totalmente controlada y a la consiguiente actividad creadora. Así surgirá lo que llama Hermann Keyserling 11 el "Ser más profundo", cuando dice que:
"La posibilidad de desarrollar el ser más profundo y cómo hacerlo, es el siguiente interrogante. Al hablar del ser de un hombre en contraposición a sus facultades, significa su alma vital, y al decir que ese ser decide, indica que todas sus impresiones están impregnadas de vida individual; que toda expresión irradia de la personalidad y que esta personalidad es finalmente la responsable. Ahora bien, tal penetración puede lograrse donde ella no existe, siendo esto posible, en virtud de que el hombre, que posee una mente y un alma, representa un sentido de conexión, en el cual su conciencia actúa libremente. Es libre de destacar lo que quiere; de acuerdo al lugar acentuado, el organismo psíquico cambia su centro, obteniéndose realmente un nuevo centro del Ser. Por lo tanto si la investigación teórica demuestra que según el enfoque de la conciencia, el centro del hombre radica en su Ser o en la superficie, es prácticamente posible provocar el necesario proceso de cambio. De allí que en principio, todos pueden lograr elevar su Ser, para lo cual sólo se necesita acentuar persistentemente su Ser esencial, procurando constantemente expresar sólo lo que está realmente de acuerdo con su Ser interno. Esta tarea es seguramente difícil. Su solución no sólo es un proceso muy lento, sino que necesita una técnica especial de adiestramiento."
Cuando las psicologías oriental y occidental se fusionen, y se estudie y comprenda la relación entre las glándulas y el cuerpo vital, con sus centros de fuerza, creo que se acentuará grandemente la posibilidad de que el hombre actúe como un alma, como una síntesis del mecanismo, de la vida, del propósito y de la voluntad.
Wm. Hocking 12 llega a la conclusión siguiente:
"Parecen existir motivos para esperar un mejor futuro físico para la raza, con la ayuda de una sana higiene mental; después de terminar con la era de los charlatanes y en cierta medida con su ayuda, se presentará la posibilidad de ampliar constantemente el autodominio, a medida que el sentido espiritual de tal disciplina, como la yoga, se una a los sobrios elementos de la psicología occidental y a un sano sistema de ética. Ninguna de estas cosas es de valor sin las otras."
Dos puntos merecen ser discutidos, antes de pasar a una exposición detallada de la enseñanza oriental, referente a los centros de fuerza. Uno es la consideración de la naturaleza del alma, el otro la tentativa de considerar el testimonio de los siglos, respecto a la probable ubicación de la conciencia del alma.
Notas:
1. Metaphysical Foundations of Modern Physical Science, pág. 275 de Edwin Arthur Burtt.
2. 13ª. Edition, 1926. Article: Ether.
3. Metaphysical Foundations of Modern Physical Science, págs. 131, 132.
4. Ídem. págs. 131, 132.
5. On the Threshold of the Unseen, pág. 274
6. Ether and Reality, págs. 161, 162.
7. Ether, Matter and the Soul, enero 1919, Sir Oliver Lodge.
8. Strength of Religion as Shown By Science, págs. 152, 153.
9. Mind and Matter, págs. 178, 179.
10. Mansions of Philosophy, págs. 66, 67, 80, 81.
11. Creative Understanding, págs. 180, 181.
12. Self, Its Body and Freedom, pág. 75
CAPÍTULO IV
LA NATURALEZA DEL ALMA Y SU UBICACIÓN
EN el transcurso de las edades, el alma ha sido tema de discusión, argumentación e intentos de definición. Ha sido y sigue siendo el principal interés intelectual de las edades, y el tema más destacado de todas las religiones y filosofías. Sólo por lo antedicho podemos deducir que el alma posiblemente es una realidad en la naturaleza, pues el testimonio milenario debe tener alguna base real. Eliminando todas las conclusiones, basadas en visiones y experiencias de los histéricos, neuróticos y casos patológicos, sólo restan los testimonios y un cúmulo de deducciones de sensatos y reputados pensadores, filósofos y científicos, lo cual evita el rechazo y merece el reconocimiento de la humanidad.
El Dr. Richard Muller Freienfelds 1 dice: "Para escribir la historia de la creencia del hombre acerca del alma, tendría que escribirse al mismo tiempo la historia de toda la raza humana".
El problema ha sido bien resumido por el profesor Edward Scribner Ames 2:
"Por una parte tendríamos este yo o alma con sus pensamientos; por otra el mundo de los objetos, otras personas y Dios. El esfuerzo de los sabios consistió, durante siglos, en buscar la manera de salvar el abismo entre el yo y los demás objetos. Pero entre las ideas, como acontecimientos cerebrales y cosas externas, no había un puente seguro que sirviera de garantía de que las representaciones cerebrales eran exactamente iguales a los objetos del mundo externo. A ambos lados de este golfo se alineó la hueste de filósofos: por una parte los idealistas que defendían al yo, tratando vanamente de llegar a la realidad, postulada por ellos mismos como fuera de su alcance; en la parte opuesta los materialistas, tratando de ignorar al yo o considerándolo como un fantasma, epifenómeno, hálito o bruma, emanado del mundo físico mismo. Los denominados dualistas, suponen la realidad de lo psíquico y de lo físico, dando a cada uno su lugar, sin lograr responder adecuadamente a la pregunta de cómo la mente sale de sí misma Y va hacia un objeto tan diferente, o cómo el objeto pudiera ser ella misma y, sin embargo, conocerlo."
Aquí pueden tener cabida algunas definiciones del alma, extraídas de un vasto número de ellas. Se observará que hay uniformidad muy marcada en la definición y exégesis. El Diccionario de Webster define el alma en términos interesantes con gran exactitud, y de acuerdo al punto de vista de la sabiduría oriental.
"Una entidad concebida como esencia, sustancia o causa actuante de la vida individual, especialmente de la vida manifestada en actividades síquicas; el vehículo de la existencia individual que, en la naturaleza, está separado del cuerpo, y se afirma que tiene existencia separable."
A medida que se investigan las diferentes interpretaciones referentes a la naturaleza del alma, se presentan tres puntos de vista, que han sido bien resumidos a nuestro juicio, en el mismo diccionario.
"Primero, el alma es considerada como una entidad o sujeto, que se manifiesta especialmente en las actividades pensantes y volitivas del hombre; es el tema de la experiencia meditativa del cuerpo; no es la mente, sino lo que piensa y quiere.
"Segundo, el alma se identifica con la mente o con la experiencia consciente; en psicología éste es el sentido común de la palabra y también el concepto general de los idealistas.
"Tercero, se considera al alma como una función, o la suma de las funciones del cerebro, por ejemplo, Pierre J. G. Cabanis (1757 1808), enseñaba que el cerebro segrega pensamiento, como el estómago digiere el alimento."
En dicho diccionario se hace el siguiente comentario, de aplicación apropiada a la actual tendencia en el mundo del pensamiento.
"Algunas concepciones, como la de Fechner, de que el alma es el entero proceso unitario espiritual, conjuntamente con el proceso unitario corporal, parecen estar a mitad de camino entre los puntos de vista idealista y materialista." 3
Quizás, después de todo, el "noble sendero medio", que tanta importancia tiene para los budistas, sea para la generación venidera, un medio de escape de estas posiciones extremas.
Los egipcios sostenían que el alma era un rayo divino, actuando por medio de un compuesto peculiar fluídico, mientras que los judíos la consideraban como un principio vital. Los hindúes enseñan que el alma humana es una porción de un Principio inmutable, el Alma del Mundo, el Ánima Mundi, el éter Akasha omnipenetrante del espacio. Este éter es, sencillamente, el conductor de determinados tipos de energía, y sirve como medio de interrelación entre el espíritu esencial y la materia tangible.
Pitágoras, quien tanto hizo en su época para vincular las filosofías oriental y occidental, daba las mismas enseñanzas. Lao-Tsé enseñó, en China, que el alma espiritual está unida al alma vital semimaterial, y que ambas animan al cuerpo físico. Los griegos, a su vez, sostenían que el alma (con todas las facultades mentales) era separable del cuerpo, mientras que los romanos consideraban al alma como una triplicidad –un alma espiritual, un alma intelectual o mente, y un cuerpo vital. Muchos, tal vez como Teofrasto, la consideraban "el principio real de la pasión", y Bernard Hollander 4 dijo:
"Los estoicos dieron curso a una nueva designación del principio animador o teoría del principio vital, es decir, el neuma... Con la introducción del neuma se inició esa tricotomía de la personalidad humana, cuerpo, alma y espíritu, que ha figurado prominentemente en las especulaciones de los teólogos. El concepto del alma o psiquis... se diferenció en dos conceptos... por una parte, la fuerza vital de los fisiólogos y, por la otra, el espíritu o alma inmaterial del hombre."
Por lo tanto, los estoicos destacaban una enseñanza totalmente de acuerdo a la filosofía oriental, eliminando la brecha entre los dos hemisferios.
Platón 5 exponía la doctrina del alma, de la manera siguiente:
"Creía que el alma tenía tres partes. Una, la inmortal o racional, procedente de Dios; la otra, mortal, animal o sensoria, la sede del apetito y de la sensación, que pertenece al cuerpo, y una tercera ubicada entre ambas, posibilitando la interacción –la voluntad o espíritu–, mediante la cual la razón conquistaba al deseo. Las plantas poseen la parte más baja y los animales las dos partes inferiores. Pero la parte racional es exclusivamente humana.
"A esta alma racional la consideraba de naturaleza inmaterial y metafísica, incapaz de ser percibida por los sentidos, y sólo perceptible por el intelecto. La unión con el cuerpo físico, mortal y material, sólo era un incidente menor en su larga carrera... Platón trazó así una distinción fundamental entre alma y cuerpo."
Aristóteles consideraba al alma como la suma de los principios vitales, siendo para el cuerpo lo que la visión para el ojo. El alma era para él el verdadero Ser en el cuerpo; Plotino estaba de acuerdo con él. Consideraba al alma como la sensibilidad viviente del cuerpo, correspondiente a un grado más elevado del ser que la materia. Tertuliano dividía al alma en dos partes, un principio vital y otro racional, como lo hizo también San Gregorio. La mayoría de las escuelas orientales considera al alma como al yo, el individuo, y el misticismo cristiano especula sobre la doctrina de San Pablo, de que hay en todo ser humano una potencialidad que él denomina "Cristo en vosotros", y que por su presencia permite a cada hombre alcanzar, en el tiempo, el estado crístico. Una estrecha comparación entre la enseñanza oriental y la cristiana, lleva a la conclusión de que los términos: Yo, Alma, Cristo, significan el mismo estado de ser o de conciencia, e indican la realidad subjetiva en cada hombre.
Los primeros Padres cristianos estaban muy influidos por las ideas griegas, respecto al alma. Sus enseñanzas fueron posteriormente matizadas por el gnosticismo y el maniqueísmo. Consideraban al alma como luz, y al cuerpo como oscuridad; que la luz debía iluminar al cuerpo y, con el tiempo, liberarse del cuerpo. San Gregorio, en el siglo IV, hacía resaltar la triplicidad, cuerpo, alma y espíritu, como lo hizo San Pablo. Su enseñanza resumía los puntos de vista de los mejores pensadores de su época y, según dice el Dr. Bernard Hollander 6, enseñaba que:
"... el alma no tiene partes. No obstante, San Gregorio diferenciaba las facultades nutritivas, sensitivas y racionales, correspondientes al cuerpo, alma y espíritu. La naturaleza racional no está presente por partes iguales en el cuerpo. La naturaleza superior emplea la inferior como su vehículo. En la materia reside el poder vital; en lo vital radica el poder sensorio, el cual va unido a lo racional. El alma sensible es el medio más puro que la carne y más burdo que el alma racional. El alma unida al cuerpo es el origen real de toda actividad."
Desde el siglo V hasta el XVII, tenemos los conceptos de varias escuelas: los escolásticos, los filósofos árabes, los cabalistas, los filósofos de la Edad Media y ese notable grupo de hombres que llevó a cabo la Reforma y el Renacimiento. Discutieron las diversas teorías relativas al alma, pero no lograron mucho progreso, pues todo tendía al surgimiento de la ciencia moderna, al establecimiento de la nueva medicina y a las revelaciones de la era de la electricidad. Gradualmente, el aspecto forma de la naturaleza, y, las leyes que rigen los fenómenos naturales, acapararon la atención, hasta que las especulaciones referentes al alma y a su naturaleza, fueron relegadas, cada vez más, a los teólogos.
En el siglo VII, Stahl escribió mucho sobre la cuestión del alma, y resumió gran parte de la enseñanza que existía en su época. A eso se le denominó Teoría del Animismo. Esta doctrina postula que el alma es el principio vital, responsable de todo desarrollo orgánico. Hablamos del animismo de las razas poco evolucionadas, que les dio personalidad y adoró a las fuerzas de la naturaleza; reconocemos el animismo delineado por Stahl en los posteriores ciclos de nuestra era, como algo siempre presente; estudiamos las enseñanzas de los científicos modernos, respecto a la fuerza, a la energía, al átomo, y descubrimos que enfrentamos un mundo de energías que no puede ser negado. Vivimos en un universo animado por fuerzas. Velocidad, actividad, vitalidad, trasmisión del sonido, energía eléctrica, y frases análogas, constituyen los lemas de hoy. Hablamos y pensamos en términos de fuerza.
Resumía Stahl 7 la enseñanza en los términos siguientes:
"... el cuerpo fue hecho para el alma; el alma no fue hecha para el cuerpo, ni tampoco es producto del mismo... El origen de todo movimiento vital es el alma, que construye el mecanismo del cuerpo y lo mantiene para protegerse de las influencias externas... La causa inmediata de la muerte no es la enfermedad, sino la acción directa del alma, que abandona la maquinaria corpórea porque ya no le sirve debido a una grave lesión, o porque decidió no utilizarla."
Berkeley, en forma interesante, define al alma como un ser simple, activo, revelado por la experiencia.
La moderna psicología materialista, que considera al alma como producto de la actividad del cerebro, quizás no esté del todo equivocada, cuando se refiere a una manifestación secundaria del alma vital.
El Dr. Richard Müller Freienfels 8 dice:
"... no debemos considerar al cuerpo como un mecanismo atómico, sino más bien como el vehículo de una energía vital abarcante, de allí que el 'cuerpo' deje de ser meramente materia y se lo conciba como 'animado'".
Continúa diciendo:
"¡Por fin vemos la posibilidad de llegar a un concepto del alma! Recordemos que el género humano llegó a formarse este concepto. No con el fin de explicar la 'conciencia' (pues el 'alma' puede existir sin conciencia), sino para hacer comprensible esa continuidad compleja de actividades llamadas vida, el género humano creó el concepto alma. Ya hemos subrayado el hecho de que en todas las culturas primitivas, el 'alma' no es, en modo alguno, idéntica a la conciencia, y que esta equivalencia es una restricción filosófica posterior. De hecho, lo que el hombre primitivo entiende por 'alma', es lo que nosotros llamados 'vida'. 'Animado' y 'vivo', son, como conceptos, completamente idénticos; así como los conceptos 'inanimado' y 'muerto' son idénticos. La palabra griega siquis, no significa en modo alguno meramente conciencia, sino que comúnmente puede traducirse como 'vida', análogamente y en muchos casos las palabras alemanas leben y seele, lo mismo que las inglesas 'life' y 'soul', son intercambiables...
"En esto estamos de acuerdo con las dos tendencias principales de la filosofía moderna. Hasta los materialistas posteriores llegaron a admitir que el alma no es una sustancia, sino que los procesos síquicos tienen lugar en la sustancia, por tanto, la consideran como equivalente a 'movimiento'. Por otro lado los conciencialistas también han considerado los procesos síquicos como 'acontecimientos', que de un modo u otro debían relacionarse con los movimientos físicos.
"Aceptamos ambas nociones. Lo que llamamos 'alma' no es 'sustancia' ampliada ni 'sustancia' pensante; no es en modo alguno 'sustancia', sino un hecho altamente complicado, una continuidad de efectos, que se revela por una parte, en la construcción del cuerpo, y por otra, en la conciencia.
"En todo caso, nuestra doctrina, que no divide al universo en sustancia y conciencia, sino que establece un vínculo de unión entre ambos, y por un lado se revela materialmente y es también la hipótesis de la conciencia, difiere a la vez del materialismo y del conciencialismo, en que no concibe al alma existiendo sólo en la sustancia, ni tampoco sólo en la conciencia. Por el contrario, tanto la conciencia como el cuerpo, aparecen tan sólo como efectos de una tercera cosa que abarca ambas, produciendo la conciencia y dando forma a la materia prima. Hemos visto que la conciencia demanda necesariamente un 'ser' más profundo, mientras que la teoría materialista, demanda un 'poder' formativo, que constituye el cuerpo, y con él, el alma. Podría llamarse a esta teoría 'monística', aunque evita tanto la unilateralidad como el dualismo; sólo que el concepto ha sido exagerado y tanto la teoría conciencialista y la materialista se describen como monistas, aunque después de todo es incorrecto. Denominamos dinámica a la teoría que tratamos de desarrollar, porque representa la naturaleza del alma como fuerza dirigida, y también podemos llamarla vitalista porque esta fuerza, que da forma al cuerpo y engendra la conciencia, demuestra ser idéntica a la vida."
La Doctrina Secreta 9 insinúa la relación entre estos tres términos: cuerpo, alma y espíritu.
"Consideramos la vida como la forma única de la existencia, manifestándose en lo que llamamos materia o lo que, separando los términos en forma incorrecta, se denomina espíritu, alma y materia en el hombre. La materia es el vehículo para la manifestación del alma, en este plano de existencia, y el alma es el vehículo en un plano más elevado, para la manifestación del espíritu, y los tres son una trinidad sintetizada por la vida que los compenetra a todos."
'Alma' y 'yo' son términos sinónimos en la literatura oriental. El principal tratado sobre el alma, su naturaleza, propósito y existencia, es la más famosa de todas las Escrituras orientales. El Bhagavad Gita. Paul Deussen 10 resume la doctrina referente a Atma, el yo o alma, como sigue:
"Si Para nuestro actual propósito nos aferramos a esta diferencia, de Brahma como principio cósmico del universo, y Atma como lo psíquico, la idea fundamental de toda la filosofía Upanishad, puede ser expresada por la sencilla ecuación":
Brahma = Atma
Es decir, Brahma es el poder que se materializa en todas las cosas existentes; crea, sostiene, preserva y recibe de vuelta, en sí mismo, a todos los mundos; este eterno y, divino poder infinito, es idéntico a Atma, en otras palabras, después de despojado de todo lo externo, se descubre que en nosotros el alma es nuestro propio ser real y muy esencial, el yo individual. Esta similitud entre Brahma y Atma, Dios y Alma, es el concepto fundamental de toda la doctrina de los Upanishads...
"Atma es, como frecuentemente se ha indicado, una idea susceptible de muy diversas interpretaciones. La Palabra no significa otra cosa que 'el yo', entonces surge la pregunta: ¿qué es lo que consideramos como nuestro yo? Aquí son posibles tres posiciones, según se entiende por Atma (1) el yo corpóreo, el cuerpo; (2) el alma individual, libre del cuerpo, que como sujeto conocedor es lo contrario del objeto y distinto de él; (3) el alma suprema, donde el sujeto y el objeto no difieren entre sí o que, de acuerdo al concepto hindú, el sujeto, es el conocedor sin el objeto."
Un escritor oriental 11 comenta
"Todos los seres orgánicos poseen un principio de autodeterminación, al cual se da generalmente el nombre de 'alma'. En el estricto sentido de la palabra, 'alma' pertenece a todo ser que posee vida y las diferentes almas son fundamentalmente idénticas en su naturaleza. Las diferencias se deben a las organizaciones físicas que oscurecen y frustran la vida del alma. La naturaleza de los cuerpos, en que están incorporadas las almas, explica sus diversos grados de obscuración.
"Cada budi, con su captación de los sentidos y cosas análogas, es un organismo aislado, determinado por su karma y posee su propia y peculiar ignorancia (advidya). El ego es la unidad psicológica de esa corriente de experimentación consciente que constituye lo que conocemos como vida interna de un yo empírico."
El yo empírico es una mezcla del libre espíritu y el mecanismo de purusha y prakriti... Cada ego posee en sí un cuerpo de materia burda, que se disuelve en la muerte, y también un cuerpo sutil formado por el mecanismo psíquico, incluyendo los sentidos.
Cierta escritura indú 12 resume esta enseñanza como:
"Hay cuatro atmas: 'la vida, la mente, el alma y, el espíritu. La ultérrima fuerza que yace en la raíz del poder macrocósmico de las manifestaciones del alma, de la mente y, del principio vida, es el espíritu'."
Por lo tanto, todo parece ser una expresión de la fuerza vital y empezamos a aproximarnos a la verdad, tal como se formula en Oriente, de que la materia es espíritu o energía, en su manifestación inferior, y el espíritu es materia en su expresión superior. Entre ambos extremos manifestándose en tiempo y espacio, llegan esas diversificaciones de la vida conciencia manifestada, que absorben el interés del hombre religioso, del psicólogo, del científico y del filósofo, según sus peculiares predilecciones y tendencias. Todos estudian los aspectos variables de la única vida animadora.
Las diferenciaciones, las terminologías y las clasificaciones, en relación con estos diversos modos de encarar la verdad, son causa de gran parte de la confusión. Nos empeñamos en dividir en parte una Realidad unificada y, al hacerlo, perdemos nuestro sentido de proporción y le damos más exagerada importancia a determinada parte, que momentáneamente disecamos. Pero el conjunto permanece intacto, y nuestra comprensión de esta Realidad aumenta a medida que nuestra conciencia se hace incluyente y participa de una real experiencia.
El testimonio de esta experiencia puede ser trazado desde la noche misma de los tiempos. Desde la aparición de la familia humana, durante el despliegue del desarrollo evolutivo del plan mundial, existió un paralelo desenvolvimiento progresista de la idea de Dios, para justificar la naturaleza, y de la idea del alma, para explicar al hombre. Aún no se ha creado una antología del alma, porque la misma magnitud de la tarea sirve probablemente de impedimento.
Las conjeturas siempre han sido abundantes, respecto adónde ha de buscarse el alma y dónde puede estar ubicada en fa forma humana. Aquí podrían ser expuestas algunas teorías:
Platón sostenía que el principio vital estaba en el cerebro, y, que el cerebro y la médula espinal eran los coordinadores de la fuerza vital; mientras que
Straton la situaba en la parte anterior del cerebro, entre las cejas.
Hipócrates, ubicaba la conciencia o alma en el cerebro.
Herófilo, hacía al calamus escriptorius la sede principal del alma.
Herasístrato colocaba el alma en el cerebelo o pequeño cerebro, y declaraba que estaba relacionada con la coordinación de los movimientos.
Galeno, el gran precursor de los modernos métodos de medicina, opinaba que el cuarto ventrículo del cerebro, es la sede del alma en el hombre.
Hipólito (siglo III d.C.) dice: "Las membranas de la cabeza son suavemente movidas por el espíritu que avanza hacia la glándula pineal. Cerca de ésta se halla situada la entrada del cerebelo, que admite la corriente del espíritu y la distribuye en la médula espinal. Este cerebelo, por un proceso inefable e inescrutable, atrae por medio de la glándula pineal a la sustancia espiritual dadora de vida.
San Agustín consideraba al alma situada en el ventrículo medio.
Los filósofos árabes, que modelaron tan intensamente la mentalidad medieval, asignaban a los ventrículos del cerebro la sede del alma o vida consciente.
El Dr. Bernard Hollander 13 dice:
"La razón por la cual los antiguos filósofos, de quienes los árabes adoptaron esta ubicación, colocaron las facultades en ciertas células, queriendo significar cavidades o ventrículos, probablemente tenía por finalidad conceder más espacio al neuma, la sustancia gaseosa, para que se expandiera... Algunos distinguieron cuatro regiones: El primero o ventrículo anterior del cerebro, que según se suponía, miraba al frente, era el ventrículo del sentido común; suponían que de él se ramificaban los nervios de los cinco sentidos externos, y en él, con ayuda de estos nervios, se reunían todas las sensaciones. El segundo ventrículo, conectado con el primero por una minúscula abertura, fue designado como la sede de la facultad imaginativa, porque las impresiones de los cinco sentidos externos se trasmiten al segundo ventrículo desde el primero, como segunda etapa en su progreso a través del cerebro. El tercer ventrículo era la sede del entendimiento y el cuarto estaba consagrado a la memoria, por que se hallaba cómodamente situado como depósito, donde las concepciones de la mente, digeridas en el segundo ventrículo, podían ser trasmitidas para su atención y acumulación. En realidad el denominado ventrículo anterior consta de dos ventrículos laterales, derecho e izquierdo, que se comunican entre sí, y son parte del tercer ventrículo (llamado antiguamente ventrículo medio) por el agujero de Monro; el tercer ventrículo se comunica con el cuarto ventrículo (llamado por los antiguos el ventrículo posterior) por la cisura de Silvio.
"Los ventrículos laterales están recubiertos, por encima, por el cuerpo calloso; el tercero lo está por el tálamo óptico y el cuarto está situado entre el cerebelo y la comisura... Si el sentido de la vista y el oído son estimulados simultáneamente, sus efectos se conectan de un modo u otro, en la conciencia; el conocimiento de esto inspiró la hipótesis de un centro sensorio, al cual se le aplicó el nombre de sensorium commune, o sentido común. Este centro fue considerado por algunos como la sede del alma. Como las partes del cerebro son dobles, los lugares que se podía elegir eran muy limitados, y sólo cabía escoger las estructuras de la línea media, como un ejemplo la glándula pineal, por Descartes y, últimamente, en el siglo XIX, el tálamo óptico, por W. B. Carpenter, y la comisura cerebral, por Herbert Spencen".
Roger Bacon, consideraba que el centro del cerebro era el lugar donde podía encontrarse el alma.
Ludovico Vives 14, " consideraba al alma como el principio, no sólo de la vida consciente, sino de la vida en general; el corazón es el centro de la actividad vital o vegetativa; el cerebro, de su actividad intelectual".
Mundinus, famoso anatomista de la Edad Media, creía firmemente en los "espíritus animales". Enseñaba que éstos pasaban al tercer ventrículo por un angosto pasaje, y también que las células del cerebro son la sede del intelecto.
Vesallus 15, fue el primero en diferenciar la materia gris y blanca del cerebro, y en describir los cinco ventrículos, "distinguía tres almas... y asignaba al cerebro el alma principal, la suma de los espíritus animales, cuyas funciones eran definidamente mentales".
Servetius colocaba el alma en la cisura de Silvio, canal que vincula el tercero y cuarto ventrículos del cerebro.
Telesio 11, en De Rerum Natura, "enseñaba que el alma era la forma más sutil de la materia, una sustancia muy delicada, encerrada en el sistema nervioso, eludiendo nuestros sentidos. Su asiento es principalmente el cerebro, pero se extiende también a la médula espinal, a los nervios, a las arterias, a las venas y a las membranas que recubren los órganos internos... Comprendiendo que el sistema nervioso está en estrecha relación con la vida alma, reconocía que el alma del hombre difería únicamente en grado, del alma de los animales. Suponía además, que el alma material en el hombre, alma divina no corpórea, directamente implantada por Dios, se unía con el alma material".
Willis asignaba las diversas facultades del alma, tales como mentalidad, vitalidad, memoria, etc., a diferentes partes del cerebro.
Vieussens situaba el alma en el centro óvalo.
Swedenborg 17 decía: "El camino real de las sensaciones del cuerpo hacia el alma... va a través de los cuerpos estriados... Todas las determinaciones de la voluntad descienden también por ese camino... Es el Mercurio del Olimpo; anuncia al alma lo que le está ocurriendo al cuerpo, y lleva al cuerpo los mandatos del alma.
Los cuerpos estriados son un par de grandes ganglios del cerebro, situados inmediatamente debajo de la región anterior y superior.
Hollis deducía que "tanto la sensación como el movimiento, tienen su poder en la médula del cerebro. Ésta es por lo tanto, la sede del alma".
Charles Bonnet 18 decía "Los diferentes sentidos... de que estamos dotados... tienen, en algún sitio del cerebro, comunicaciones secretas, por cuyo medio pueden actuar unas sobre otras. La parte en que tienen lugar las comunicaciones debe ser considerada como la sede del alma... Por esta parte el alma actúa sobre el cuerpo y, por el cuerpo, sobre muchos seres distintos. Ahora el alma actúa sólo por medio de los nervios.
von Sommerin, 19, localizaba la sede del alma en el fluido de los ventrículos cerebrales, mientras que
W. B. Carpenter 19, el fisiólogo, consideraba el tálamo óptico como asiento de la vida del alma.
Sin embargo, desde la época de Francis Joseph Gall, el gran animista y médico fundador de la ciencia de la frenología, no se ha prestado gran atención a la situación probable del alma. La mente ha asumido una posición conspicua; el carácter, la ética y lo que se ha denominado la ciencia de la etología, han venido a la existencia. La relación de las cualidades psíquicas con el cerebro se ha convertido en tema de estudio, y hoy hemos incluido las glándulas en nuestras especulaciones, y así se ha desarrollado la idea. Las modernas enseñanzas mecanicistas de la psicología han sustituido temporalmente a las ideas vitalistas, animistas y místicas más antiguas. El método materialista ha sido, sin embargo, de profundo valor. Ha producido dos cosas, entre muchas otras. Primero, mantuvo el equilibrio y produjo el conocimiento de una estructura, basada en hechos naturales, que neutralizaron los errores y deducciones del místico visionario y las supersticiones de los teólogos religiosos. Segundo, por medio de las conclusiones a que llegaron, mediante el trabajo de los psicólogos modernos, por el estudio de la mente y su poder y por la influencia de organizaciones como la Ciencia Cristiana y el Nuevo Pensamiento, se tendió un puente entre Oriente y Occidente. Ahora es posible que la doctrina oriental de la triplicidad: alma, mente y cerebro, sea apreciada y comprendida. Una vez eliminados ciertos rasgos indeseables (y existen varios) y en colaboración con la ciencia occidental, puede surgir de nuevo la luz de Oriente, y señalar a la humanidad el camino hacia un nuevo estado del ser, hacia una más plena comprensión de poder, y hacia una apreciación más real de la naturaleza del alma humana. Entonces quizá apreciemos la veracidad del concepto de Robert Browning 20 acerca de este ser humano integrado:
"Tres almas forman un alma: primero, a saber,
un alma en cada una y en todas las partes del cuerpo,
asentada allí, actúa, y es el Hacedor;
utiliza la tierra; allí abajo termina el hombre;
pero, dirigiéndose hacia arriba para ser guiado,
crece en lo interno y también crece dentro de él
la otra alma que, asentada en el cerebro,
utiliza a la primera, con sus experiencias,
y siente, piensa y quiere, y es el Conocedor;
que también a su vez se dirige hacia arriba,
crece y de nuevo se desarrolla en él
la última alma, que utiliza a las dos primeras,
subsistiendo con la ayuda o no, de ellas,
constituyendo el yo del hombre –es el Ser;
y se apoya sobre aquél, lo utiliza
como lo utilizó al primero, y dirigiéndose hacia arriba
se sostiene y, es sostenido por Dios; el hombre
termina arriba, en el terrible punto de intercambio,
y no necesita un lugar porque retorna a Él.
El Hacedor, el Conocedor, el Ser; tres almas, un hombre.
Notas:
1.- Mysteries of the Soul, pág. 24.
2.- Religion, págs. 172, 128.
3.- Webster's Dictionary, Edición 1923.
4.- In Search of the Soul, T. I, págs. 53, 54.
5.- Ídem, pág. 35.
6.- Ídem, pág. 88.
7.- Ídem, pág. 169.
8.- Mysteries of the Soul, págs. 40, 41, 42.
9.- La Doctrina Secreta, T.I, págs. 79, 80, de H. P. Blavatsky.
10.- The Religion and Philosphy of India, págs. 39, 94.
11.- Indian Philosphy, T. II, págs. 279, 283, 284, 285, de Radhakrishan S.
12.- Las Fuerzas Sutiles de la Naturaleza, citado del Prashnopanishad, por Rama Prasad, pág. 106.
13.- In Search of the Soul, T. I, pág. 97.
14.- Ídem, pág. 119
15.- Ídem, pág. 129.
16.- Ídem, pág. 132
17.- Ídem, T. I, pág. 186, de Bernard Hollander.
18.- In Search of the Soul, pág. 190
19.- Las conjeturas de estos diversos escritores fueron extraídas de la citada obra del Dr. Hollander.
20.- A Death in the Desert.
CAPÍTULO V
ENSEÑANZA ORIENTAL SOBRE EL ALMA, EL ÉTER Y LA ENERGÍA
"Así como el éter omnipenetrante no puede ser tocado, debido a su sutilidad, tampoco puede ser tocada el alma, que reside en todas partes del cuerpo.
"Así como el sol ilumina toda la tierra, así el Señor del Campo alumbra todo el campo.
"Aquellos que por el ojo de la sabiduría perciben la diferencia, entre el Campo y el Conocedor del Campo y la liberación de los seres de la naturaleza, llegan al Supremo." 1
La literatura de Oriente, concerniente al alma y su expresión, el cuerpo etérico o vital, en el plano físico, es cuantiosa como lo demostrará el estudio de su muy incompleta bibliografía. Diseminados en los Upanishads y en los Puranas, existen miles de párrafos que se ocupan de esta enseñanza. Las dos fuentes más importantes de información, son el Shiv Samhita y el Shatchakra Nirupanam.
Sir John Woodroffe (Arthur Avalon) mucho ha logrado con sus libros al llevar a Occidente el conocimiento de la enseñanza oriental y la técnica del desarrollo del alma. Dada la forma en que se ha presentado tal conocimiento, ha protegido al público de la captación demasiado rápida de una ciencia muy peligrosa, siendo de verdadero valor el pequeño libro titulado: The Mysterious Kundalini, de Vasant, G. Rele, médico indú, muy versado en la ciencia y medicina occidentales.
El peligro de esta ciencia es perfectamente conocido por quienes saben algo de ella. Reside en el hecho de que, por el conocimiento de cierto método técnico, el hombre puede actuar activamente con las fuerzas de su propia naturaleza, cuando funcionan por intermedio del cuerpo vital. Los médicos modernos reconocen cada vez más el factor energía en conexión con el hombre. Por el lógico reconocimiento de que el cuerpo físico está formado de átomos, como lo están todas las formas de la naturaleza, se deduce que la unidad humana es de naturaleza eléctrica.
El científico occidental reconoce el éter y el movimiento. El instructor oriental habla del akasha y del prana. Ambos se refieren a la vivencia vital que compenetra todas las formas, y es la causa de la coherencia, sensibilidad y duración de la existencia. Esto lo corrobora el pasaje del Kenopanishads:
"El Inmanifestado sin forma, dador único de luz, es el Gran Poder. De él salió el éter sonoro (Akasha), de éste nació el éter tangible.
"Del éter tangible al éter lumínico, y de éste el éter gustativo, de donde provino el éter odorífero. Éstos son los cinco éteres, y poseen una quíntuple extensión.
"De éstos emanó el universo; por ellos continúa; en ellos desaparecen; entre ellos aparece nuevamente." 2
Es evidente la semejanza entre el éter lumínico de las antiguas escrituras indúes, y las ondas luminosas del científico moderno.
Rama Prasad, en su libro Las Fuerzas Sutiles de la Naturaleza, enumera cuatro estados de materia sutil:
1. Prana o materia de la vida.
2. Materia psíquica.
3. Material mental.
4. Materia espiritual.
Resulta evidente que los cuatro son cualidades de las energías que utilizan al akasha como medio de expresión. Un estudio de los libros orientales proporciona un panorama de un mundo material traído a la existencia y animado por un mundo subjetivo de fuerzas, que utilizan al éter (akasha) como campo de acción, y son responsables de todas las formas, cualidades y diferenciaciones del mundo fenoménico.
Los siguientes extractos exponen la doctrina oriental sobre la materia y el éter:
"La reciente investigación científica ha demostrado que esta sustancia original no puede ser 'materia' científica –la que posee masa, peso e inercia. La materia ha sido desmaterializada y reducida, según las hipótesis actuales, a algo que difiere profundamente de la 'materia' conocida por los sentidos. Se dice que esta ultérrima sustancia es el éter en estado de movimiento. La presente hipótesis científica parece ser la siguiente: No existe una 'materia' científica. Si existiera se debería a la acción de shakti como maya. El final y más simple factor físico del cual ha surgido el universo es movimiento de y en la sustancia llamada 'éter', que no es 'materia' científica. Los movimientos de esta sustancia dan origen, desde el punto de vista realista, a la noción de 'materia'. La materia se halla así al principio, no obstante la diversidad de sus formas. Su elemento ultérrimo es, en último análisis, de un solo tipo, y las diferencias en las diversas clases de materia, dependen de los variados movimientos de la partícula final, y de sus sucesivas combinaciones. Dada tal unidad básica, es posible que una forma de materia pueda pasar a otra." 3
Dice Arthur Avalon 4 en otro libro:
"En primer lugar, se admite ahora que la materia, aún con el agregado de todas las fuerzas posibles, es insuficiente para explicar muchos fenómenos, tales como los de la luz; por lo tanto, ha llegado a ser un artículo científico de fe, que existe una sustancia llamada 'éter', un medio que, llenando el universo, trasporta por sus vibraciones las radiaciones de luz, calor, electricidad y, quizás, acción a distancia, tal como la atracción ejercida entre los cuerpos celestes. Se dice, sin embargo, que este éter no es 'materia', sino que difiere de ella profundamente, y que tan sólo nuestro imperfecto conocimiento es el que nos obliga, en las descripciones que intentamos dar, a hacer comparaciones de la 'materia' en su sentido físico común, que sólo es conocido por nuestros sentidos. Pero, si suponemos la existencia del éter, sabemos que los cuerpos 'materiales' sumergidos en él, pueden allí cambiar de lugar. En efecto, empleando una expresión hinduista, la propiedad característica de las vibraciones del tattva akasha, es crear el espacio en que existen los otros tattvas y sus derivados. Teniendo a la 'materia' y al éter como materiales, las teorías occidentales puramente 'científicas', han tratado de construir el mundo.
"Muchos se burlaban; y aún lo hacen, del concepto de maya. ¿No es la materia sólida, permanente y bastante real? Pero, según la ciencia ¿qué somos nosotros fundamentalmente, como seres físicos? Somos energía infinitamente tenue y amorfa, que se materializa en forma relativamente estable, aunque esencialmente transitoria... El proceso por el cual lo sutil se hace cada vez más burdo, continúa hasta que se forma lo que un amigo mío llama 'corteza' de materia sólida (parthivabhuta). Mientras dura, es bastante tangible. Pero no es eterna, y en algunas sustancias radiactivas, se disipa ante nuestros ojos." 5
Vivekananda 6, que tanto ha hecho por revelar a Occidente el alma de la India, dice:
"Según los filósofos de la India todo el universo se compone de dos materiales, y a uno se lo denomina akasha. Es la existencia omnipresente y omnipenetrante. Todo lo que tiene forma y es resultado de compuestos, evoluciona de este akasha. El akasha se convierte en aire, se trasforma en líquido, llega a ser sólido; el akasha se convierte en el Sol, la Tierra, la Luna, las estrellas, los cometas; también se convierte en el cuerpo, el cuerpo animal, los planetas, toda forma que vemos, todo lo que es presentido y todo lo que existe. El mismo no puede ser percibido, pues es tan sutil que está más allá de toda percepción común; sólo puede ser visto cuando se ha densificado y ha tomado forma. En el principio de la creación sólo existió este akasha; al final del ciclo, los sólidos, líquidos y gases, todos se fundirán de nuevo en el akasha, y la siguiente creación surgirá, similarmente, de este akasha.
¿Cuál es el poder que convierte este akasha en el universo? Es el poder del prana. Así como el akasha es el material omnipresente e infinito de este universo, prana es el poder manifestante, omnipresente e infinito de este universo. Al principio y al final de un ciclo, todo se convierte en akasha, y todas las fuerzas que hay en el universo vuelven al prana. En el siguiente ciclo, de este Prana evolucionará todo lo que llamamos energía y fuerza. Prana se manifiesta como movimiento, gravedad y magnetismo. Prana se manifiesta como actividades del cuerpo, corrientes nerviosas y fuerza mental. Desde el pensamiento, descendiendo hasta la fuerza física inferior, todo es manifestación de Prana. Al summum de las fuerzas del universo, mentales o físicas, cuando vuelven a su estado original, se lo denomina prana..."
Un escritor más moderno, Ramacharaka 7, dice:
"Para evitar las erróneas interpretaciones de las diversas teorías referentes a este gran principio, vinculadas generalmente a algún nombre dado a dicho principio, en esta obra, nos referiremos a él denominándolo prana, término sánscrito que significa 'energía absoluta'. Muchos eruditos en esoterismo enseñan que el principio denominado prana por los indúes, es el principio universal de energía o fuerza, y que toda energía o fuerza deriva de ese principio o, más bien, es una forma particular de la manifestación de ese principio... Podemos considerarlo como el principio activo de vida –fuerza vital, si así nos place. Se halla en todas las formas de la vida, desde la ameba al hombre –desde la forma más elemental de vida vegetal a la más elevada forma de vida animal. Prana es omnipenetrante. Se encuentra en todas las cosas que tienen vida, y debido a que la filosofía oculta enseña que la vida reside en todas las cosas –en cada átomo– y que la aparente falta de vida de algunas cosas es sólo un grado inferior de manifestación, podemos admitir su enseñanza de que Prana está en todas partes y en todas las cosas. No hay que confundir a Prana con el ego –ese fragmento de espíritu divino que hay en toda alma, alrededor del cual se agrupa la materia y energía. Prana es meramente una forma de energía utilizada por el ego, en su manifestación material. Cuando el ego abandona el cuerpo, no estando el prana controlado por él, sólo responde al mandato de los átomos individuales o grupos de átomos, que forman el cuerpo, y cuando el cuerpo se desintegra y se resuelve en sus elementos originales, cada átomo lleva consigo suficiente prana para permitirle formar nuevas combinaciones, y el Prana no utilizado vuelve al gran depósito universal del cual originó. Mientras el ego controla, existe cohesión, v los átomos se mantienen unidos por la voluntad del ego.
"Prana es el nombre con que se designa un principio universal, la esencia de todo movimiento, fuerza o energía, ya se manifieste en la gravedad, la electricidad, la revolución de los planetas o en todas las formas de vida, desde la más alta a la más baja. Puede llamárselo el alma de la fuerza y de la energía, en todos sus tipos; el principio que, operando de cierto modo, produce la forma de actividad que acompaña a la vida."
Por lo tanto, el prana es el principio universal de la vida en todas las formas; las llamadas energías o vida del cuerpo humano constituyen la porción diferenciada de ese principio universal, del que cada particular alma humana se ha apropiado.
Según la Sabiduría de las Edades, las energías que utilizan al akasha (el éter) del universo, se clasifican en tres principales grupos:
1. Fohat, es análogo a lo que los cristianos consideran espíritu. Es la voluntad de existir, el principio determinante de la vida de Dios, que, podemos afirmar, es la suma total de todas las formas y estados de conciencia. Es el Propósito divino, funcionando activamente.
2. Prana, es análogo a la actividad que desarrolla el principio conciencia, el alma del cristiano; es un efecto de la unión del espíritu o vida, con la materia o sustancia; se manifiesta como la energía en la forma, cuando produce cohesión, animación y sensibilidad, llevando a cabo el propósito divino.
3. Kundalini, se lo denomina así en conexión con la forma humana; es la fuerza latente en la materia misma, y la vida integral del átomo, independiente de cualquier forma en que ese átomo pueda participar en su diminuto ciclo de experiencia.
Shakti es poder o energía, Arthur Avalon 8 dice:
"¿Qué es shakti y por qué hay ciertos principios de inconsciencia en las cosas? Este hecho no puede negarse. La palabra shakti deriva de la raíz 'shak', 'ser capaz', 'tener poder'. Puede aplicarse a cualquier forma de actividad. El poder de quemar es el shakti del fuego, etc. Todas estas formas de actividad son reducibles finalmente al shakti primordial (adya shakti) del cual procede todo tipo de poder."
Estos tres tipos de energía son, por lo tanto, aspectos de la única vida universal, tal como se expresa por medio de un sistema solar, utilizando el éter como medio o campo de actividad y produciendo, en consecuencia, todas las formas objetivas. El proceso se repite en el hombre, según la filosofía induista.
El cuerpo físico es la expresión, en, sus partes componentes o átomos, del tercer tipo de energía, y a la suma total de esa energía atómica se la denomina kundalini:
"El centro donde todas las sensaciones remanentes están, por decirlo así, acumuladas, es llamado chakra Muladhara, y la energía replegada de la acción, es kundalini, 'el enroscado'.
"Es el representante individual corpóreo del gran poder cósmico (shakti) que creó y sostiene el universo." 9
Al cuerpo físico se lo considera con frecuencia un átomo en el cuerpo del reino humano; en este caso, la kundalínica energía, supuestamente localizada en un centro que se halla en la base de la columna vertebral, sería un núcleo positivo, y los demás átomos del cuerpo serían considerados de naturaleza electrónica.
El cuerpo vital o éter, es el medio de expresión de la vida del alma, esa dualidad sensible vivificadora que ha sido denominada prana. Esta energía dual tiene dos centros positivos en el cuerpo vital y, en consecuencia, en el físico –uno en el corazón, donde se afirma que están centrados el sentimiento y la sensibilidad; otro en la cabeza, donde se expresan la mente y la conciencia espiritual.
Luego el Dr. Rele dice: "El prana propiamente dicho está situado entre la laringe y la base del corazón".
"El corazón, más que la cabeza, ocupa la atención de los pensadores de los Upanishads. Allí es donde residen los alientos vitales. No sólo los cinco pranas sino también la vista, el oído, la palabra y manas, se originan en el corazón. Es el corazón, no la cabeza, el hogar de manas, siendo el primero, por lo tanto, también el centro de la vida consciente. Cuando dormimos, los órganos del alma permanecen en el corazón, y allí también se reúnen al morir; 'por medio del corazón reconocemos las formas'. Por el corazón, sentimos fe; concebimos hijos, conocemos la verdad, y también basamos la palabra, pero es rechazada con fastidio la pregunta sobre qué se basa el corazón. No sólo los órganos, sino todos los seres, están basados sobre el corazón y sostenidos por éste, y aún dejando a un lado la definición actual del corazón como Brahman, es, sin embargo, el hogar empírico del alma y, por lo tanto, de Brahman: 'dentro del corazón hay una cavidad, donde reside el señor del universo, el regente del universo, el guía del universo'. El corazón es llamado hrídayam, porque 'él mora en el corazón' (hridi ayan Chand. 8: 3.3); pequeño como un grano de arroz o de cebada, el purusha, de una pulgada de alto, mora en medio del cuerpo, así como mora en el corazón el yo de las cosas creadas 10.
"De igual modo, numerosos pasajes en los últimos Upanishads, celebran a Brahman como 'implantado en la cavidad del corazón'. La identificación de atman en nosotros, con atman del universo, es expresada por el tat tvam así del Chand. 6: 8 16, y también por el etad vaitad 'en verdad esto es ese' del Brih. 5: 4, que probablemente es imitación del otro. La misma fórmula se encuentra doce veces en el Kath. 4: 3 6, 1, en un pasaje en prosa agregado a los versos. La más elevada beatitud, según el Kath. 5: 14, consiste en tener conciencia de este pensamiento. Citamos, a este respecto, tan sólo el Kath, 4: 12 13:
"De altura de una pulgada, aquí en el cuerpo,
el purusha reside,
Señor del pasado y del futuro;
quien lo conoce, ya no teme,
esto, en verdad, es Ése.
Igual que una llama sin humo, de una pulgada de altura
es purusha en tamaño;
Señor del pasado y del futuro;
él es hoy y también lo será mañana,
en verdad, esto es Ése." 11
"Como aquí es comparado purusha a una llama sin humo, también hay una imitación de este pasaje en S'vet. 6: 19, donde se lo compara con un fuego cuyo combustible se consume; mientras que en S'vet. 5: 9, se lleva al extremo el contraste entre atma en nosotros y atma del universo:
"Dividido cien veces la punta de un cabello,
y tomar una centésima parte de él,
eso juzgo que es el tamaño del alma,
sin embargo es inmortal."
"La descripción de atman como llama sin humo, situada en el corazón, ha sido desarrollada en los Yogas Upanishads, representada por una lengua de fuego dentro del corazón, cuya primitiva aparición es quizás Mahan. 11: 6 12."12
Las Escrituras están llenas de referencias al hecho de que Atman, el yo, reside en el corazón, donde se expresa como principio vida, por medio de la sangre. La naturaleza del alma, o la mente racional, y el individuo autoconsciente se expresan a través de la cabeza, y desde allí rige al sistema nervioso.
El Dr. Vasant G. Rele 13 dice:
"Se ha probado que los centros más elevados están situados en la corteza cerebral, donde se manifiesta el conocimiento de la acción y de la sensación. Estos centros son a la vez receptores, es decir, sensorios, y rectores (motores); tienen sus centros subsidiarios en los dos grandes promontorios llamados ganglios basales, en cada hemisferio del cerebro. Se los conoce con el nombre de tálamo y cuerpo estriado. El primero es auxiliar del principal centro sensorio y, el segundo, del principal centro motor de la corteza cerebral. Normalmente, los centros auxiliares motores, están más o menos controlados por la voluntad... El yogui se ocupa de los centros nerviosos subsidiarios del tálamo. La función normal del tálamo es recibir sensaciones de todas las partes del cuerpo, y retransmitirlas por medio de la médula espinal, antes de llegar al, centro principal."
"Como éste es el centro reflejo más elevado del cerebro, y como todas las impresiones ascienden a él, se lo llama udana prana. La última derivación de la médula, de la cual recibe impulsos procede de esa parte de la médula llamada bulbo, que está al nivel de la raíz de la nariz. Se dice, por lo tanto, que udana prana rige la parte de la cabeza que está encima de este punto."
"El yogi, mediante el control consciente del udana prana, suprime todas las sensaciones que entran y salen de él, y esto es necesario para evitar la distracción de la mente que ansía controlar."
Srinivasa Iyengar 14 formula los siguientes postulados, y declara que todas las escuelas de pensamiento, excepto la del nihilismo crudo, los aceptan:
1.- El hombre es un complejo de conciencia, mente y cuerpo.
2.- Atma (el yo) es de la naturaleza de la conciencia, y es inmutable.
3.- La mente, aunque es un órgano interno, es material, y no es el atman.
4.- Toda la energía del universo es personal, es decir, está ligada con la conciencia.
5.- Esta energía es prana, el intermediario entre la mente y la materia.
"La filosofía induista considera a prana y no al movimiento, como la energía fundamental del cosmos. Se concibe a prana como un poder proveniente de purusha (el aspecto espíritu A.A.B.) e iniciado por purusha, y actúa sobre la materia.
"Toda energía de los animales es energía nerviosa, hasta que abandona los músculos y actúa sobre los objetos externos. A esta energía nerviosa se la denomina prana. La ciencia occidental ha tratado de explicar sin éxito infructuosamente, durante cien años, la energía nerviosa como un tipo de movimiento mecánico; la filosofía oriental invierte el proceso, y hace que derive de prana el movimiento mecánico, o la energía acompañada de la conciencia.
"Prana corresponde a los Psychikon neuma, o espíritus animales de la filosofía griega, categoría intermedia entre el espíritu y la materia, que los pone en mutua relación."
Dice Arthur Avalon 15:
"En la antigüedad, varias personas asignaron a diversas partes del cuerpo, 'la sede del alma' o de la vida, tal como la sangre, el corazón y el aliento. Por lo general al cerebro no se lo consideró así. El sistema Vaidik, asigna al corazón como centro principal de la conciencia, y una noción de esa reliquia la tenemos en frases tales como: 'hacer una cosa de corazón' o 'sentirlo de corazón'. Sadhaka, una de las principales funciones de Pitta, situado en el corazón, ayuda indirectamente al cumplimiento de las funciones cognoscitivas, manteniendo rítmicas las contracciones cardíacas. Se ha insinuado que esta idea de la estructura del corazón fue, quizás, lo que predispuso a los fisiólogos indúes a sostener que era la sede de la 'cognición'. Según los Tantras, los principales centros de la conciencia deben estar en los chakras del sistema cerebro espinal, y en el cerebro superior (Sahasrara) que ellos describen; aunque también se lo reconoce al corazón como la sede del jivatma o espíritu encarnado, en su aspecto prana."
Estos dos puntos de vista explican probablemente el fenómeno del ser humano. A medida que se desarrolla la evolución, quizás se vea y demuestre que el centro positivo, o núcleo de la vida de la forma material, está en la base de la columna vertebral, que el centro de la vida del ser consciente se halla en el corazón, mientras que el centro positivo de la mente y de los principios de la vida reside en la cabeza.
Todo el plan y la técnica de la enseñanza oriental, respecto a los centros del hombre, tienen presente el creciente despliegue de prana, o la energía de la vida del alma. Por esta comprensión el hombre puede demostrar (mediante el automatismo del cuerpo físico) los poderes del alma y las cualidades espirituales que son patrimonio del hombre espiritual (el alma).
Por lo tanto, el objeto de todos los métodos y prácticas, es alcanzar la unión consciente con el alma y producir la subordinación de las dos energías inferiores (de la materia y, de la naturaleza mental sensoria) a la más elevada de las tres, la vida espiritual. Cuando se logra esto, el principio vida espiritual anima a un alma, que ya no conoce barreras ni limitaciones, pues ha llevado su mecanismo al más alto grado de perfección. La materia ha sido elevada a los cielos. De ahí la enseñanza hinduista de que el fuego Kundalini, la energía de la materia (algunas veces llamada madre) debe ser elevada eventualmente, desde la base en la columna vertebral, a la cabeza. Ésta es la analogía de la enseñanza católica romana, referente a la Asunción de la Virgen Madre a los cielos, para ocupar su lugar al lado de su Hijo, el Cristo, el alma. Debe realizarlo conscientemente el alma o yo, asentada en la conciencia de la mente y del cerebro y, desde allí, asumir el control de la energía de toda la naturaleza del hombre. Esto es la unión o yoga, y no sólo es una experiencia mística, sino también vital o física. Es la unificación de los cristianos, la integración del hombre completo, físico, emocional y mental y, después, la consciente unificación con el alma universal. El Dr. Vasant G. Rele 16 dice:
"La palabra 'yoga' deriva de la raíz 'yuga', unir o soldar lo separado. Así como por la soldadura, dos piezas del mismo metal se convierten en una por el proceso de calentamiento y martilleo; así también en la yoga de la filosofía induista el espíritu encarnado, 'Jivatma', el cual es parte del espíritu universal 'paranatma', se unifica con el Espíritu Universal, mediante ciertos ejercicios físicos y mentales.
"La yoga es la ciencia que eleva la capacidad de la mente humana para responder a vibraciones superiores, y percibir, captar y asimilar, los infinitos movimientos conscientes que tienen lugar a nuestro alrededor, en el universo."
René Guénon 17 sintetiza el resultado de esta unión en los siguientes términos:
"La liberación o unión, que es una y la misma cosa, implica, como ya hemos dicho, 'por encima de todo', la posesión de todos los estados de conciencia, pues es la perfecta realización (sadhana) y la totalidad del ser. Además, es de poca importancia que estos estados estén o no realmente manifestados, pues sólo deben considerarse metafísicamente, como posibilidades permanentes e inmutables. 'Señor de muchos estados, por el sencillo efecto de su voluntad, el yogi sólo se interesa en uno sólo, dejando a los otros, vacíos del hálito animador (prana), así como otros tantos instrumentos no utilizados, él puede animar a más de una forma, así también una sola lámpara puede alimentar a más de una mecha'.
'El yogi', dice Aniruddha, 'está conectado directamente con el principio primordial del universo, en consecuencia, secundariamente, con la totalidad del espacio, del tiempo y de las cosas', es decir, con la manifestación y, más particularmente, con el estado humano, en todas sus modificaciones."
Notas:
1. Bhagavad Gita, Cap. XIII, Vers. 32, 33, 34.
2. Kenopanishads. Citado por rama Prasad en Las Fuerzas Sutiles de la Naturaleza, pág. 159
3. The Serpent Power, pág. 89, de Sir John Woodroffe (Arthur Avalon).
4. Shakti and Shakta, pág. 167 de Sir John Woodroffe (Arthur Avalon).
5. Ídem. pág. 170
6. Raja Yoga, pág. 63, 64, de Swami Vivekananda.
7. La Ciencia Hindú-Yogi de la Respiración, págs. 35, 36 y 37.
8. Shakti and Shakta, pág. 207, de Sir John Woodroffe.
9. The Mysterious Kundalini, pág. 40 de Vasan G. Rele.
10. The Philosophy of the Upanishads, págs. 286, 287, del Dr. Paul Deussen.
11. Ídem, pág. 170.
12. Ídem, pág. 171.
13. The Mysterious Kundalini, pág. 70.
14. Outlines of Indian Philosphy, págs. 58, 59.
15. The Serpent Power, pág. 3, de Sir John Woodroffe.
16. The Mysterious Kundalini, págs. 13, 14.
17. Man and His Becoming, págs. 238.
CAPÍTULO VI
LOS SIETE CENTROS DE FUERZA
En el capítulo anterior vimos que, según la doctrina oriental, el cuerpo etérico o vital, está constituido por éter, actúa como conductor de prana o principio de vida, energetiza la materia y produce la forma. El cuerpo vital contiene también el principio sensibilidad de la naturaleza, denominado alma, o en otras palabras, el cuerpo vital es la expresión y el vehículo del alma.
La principal característica del alma es la conciencia. El alma, como vida, está "situada en el corazón", y como conciencia racional espiritual, está "situada en el trono entre las cejas". René Guénon 1 expresa esto de la siguiente manera:
"Desde el punto de vista físico, lo que reside en el centro vital es el éter; desde el punto de vista psíquico es el 'alma viviente', y hasta aquí no trascendemos el reino de las posibilidades individuales; pero desde el punto de vista metafísico es además y ante todo, el 'yo' principal e incondicionado. Por lo tanto, es verdaderamente el 'Espíritu Universal (Atma) que en realidad es Brahma mismo, el 'Supremo Regente', de manera que la designación de este centro como Brahma pura, está plenamente justificada. Pero al considerarse que Brahma reside dentro del hombre (y puede considerárselo de igual manera en relación con cada estado del ser), se denomina Purusha, porque reposa o mora en la individualidad... 'como en una ciudad (puri shava), pues pura, en su sentido propio y literal, significa ciudad'."
La fuerza vital tiene siete puntos principales de contacto con el cuerpo físico y se los denomina centros. Estos siete centros de fuerza trasmiten la energía de la vida, son los agentes del alma, mantienen la existencia corporal e inician su actividad.
En Studies in the Bhagavad Gita 2, dice:
"¿Qué son los centros del hombre? Son los reflejos, en los respectivos núcleos, del 'upadhi' del yo único. Si estudiamos los procesos de la impregnación de la materia por la energía divina, llamada a veces olas de vida, veremos cómo, por la proyección del yo y en los límites de la objetividad llamada materia, se le imparten a la materia ciertas cualidades que se desarrollan en lo que se denominan tattvas. Cada tattva ha obtenido, como vida que lo anima, una tanmatra, o modificación de la conciencia divina. En cada tattva, por lo tanto, tenemos la conciencia divina como vida central, mientras que la idea de resistencia forma el muro externo.
"Hemos visto que el yo, en virtud de su poder de manifestación, se refleja en los diversos 'upadhis', desarrollando en ellos centros artificiales que, por así decirlo, forman instantánea y simultáneamente los núcleos de los 'upadhis', así como las representaciones del yo en los planos respectivos."
El nombre dado por un hindú a un centro de fuerza, es "chakra". La ubicación de los siete centros de fuerza con sus nombres en hindú, desde la cabeza hacia abajo, son:
1. Centro coronario sahasrara chakra
2. Centro entre las cejas ajna chakra
3. Centro laríngeo vishuddha chakra
4. Centro cardíaco anahata chakra
5. Centro plexo solar manipura chakra
6. Centro sacro o sexual svadhisthana chakra
7. Centro de la base de la columna muladhara chakra
vertebral
Se observará que hay cuatro centros arriba del diafragma, y tres abajo.
Mucho se ha escrito y más puede decirse sobre estos centros de fuerza o chakras, pero lo dado a continuación servirá como resumen introductor.
Los centros de fuerza llevan energía pránica a cada punto del cuerpo, y están en estrecha relación con el sistema nervioso, en sus tres divisiones: cerebro médula espinal, gran simpático y periférico.
Desde los centros de fuerza, la energía vital o pránica es distribuida siguiendo sutiles líneas denominadas "nadis", estrechamente relacionadas con los nervios y, al mismo, tiempo, con las arterias, subyaciendo aparentemente en el sistema nervioso corpóreo. Dice René Guénon 3:
"Respecto a los nadis o arterias de la forma sutil, no se los debe confundir con las arterias del cuerpo, por donde circula la sangre; fisiológicamente corresponden más bien a las ramificaciones del sistema nervioso, pues se hallan especialmente descritas como luminosas. Así como el fuego está en cierto modo polarizado en la luz y el calor, el estado sutil está vinculado al estado corporal de dos modos diferentes y complementarios: por la sangre, respecto a la cualidad calórica y por el sistema nervioso, en lo que atañe a la cualidad luminosa. No obstante, se debe comprender que entre los nadis y los nervios sólo hay una simple analogía y no una identificación, pues los primeros no son corpóreos y, en realidad, se trata de dos reinos distintos en la individualidad integral. Cuando se afirma, análogamente, que existe una relación entre las funciones, de estos nadis y la respiración, por ser esencial para el sostenimiento de la vida, y corresponder verdaderamente con la principal actividad vital, no se debe deducir en modo alguno que sean los nadis una especie de conductos por donde circula el aire. Esto sería confundir el 'hálito vital' (prana), que pertenece adecuadamente a la manifestación sutil, con el elemento corpóreo.
"Se afirma que el número total de nadis es de setenta y dos mil. Según otros, serían setecientos veinte millones. Pero la diferencia es aquí más aparente que real, pues como siempre sucede en tales casos, estos números deben ser tomados en forma simbólica, no textualmente."
Rama Prasad 4, utilizando la palabra indú "Ioto" para designar al chakra o centro de fuerza, hace un interesante comentario a este respecto:
Los centros de fuerza llevan energía pránica a cada parte con estos centros. Por lo dicho anteriormente, parecería como si los centros estuvieran constituidos por vasos sanguíneos. La única diferencia entre los nervios y los vasos sanguíneos, es la que hay entre los vehículos de los pranas positivo y negativo. Los nervios son positivos y los vasos sanguíneos constituyen el sistema negativo del cuerpo. Dondequiera que haya nervios, hay los correspondientes vasos sanguíneos. Ambos son indistintamente llamados nadis. Una serie tiene por centro el loto del corazón; la otra el loto de mil pétalos del cerebro. El sistema de vasos sanguíneos es una representación exacta del sistema nervioso, siendo en verdad, sólo su sombra. Lo mismo que el corazón, el cerebro tiene sus divisiones superior e inferior (el cerebro y el cerebelo), y también sus divisiones derecha e izquierda."
Los centros de fuerza están situados a lo largo de la columna vertebral y en la cabeza. Dice Arthur Avalon 5:
"Una descripción de los chakras implica, primero, una enumeración de los sistemas centrales y simpático de la anatomía y de la fisiología occidentales; segundo una explicación del sistema nervioso tántrico y de los chakras y, finalmente, la correlación de los dos sistemas, hasta donde es posible, en el aspecto anatómico y fisiológico, porque el resto es en general privativo del ocultismo tántrico.
"La teoría tántrica relativa a los chakras y al sahasrara, se refiere al aspecto fisiológico... en relación con el sistema espinal central, que comprende el cerebro o encéfalo, contenido en el cráneo, y la médula espinal, contenida en la columna vertebral (merudanda). Es digno de observarse que así como hay cinco centros (chakras), la columna vertebral está dividida en cinco regiones que, comenzando por la inferior, son:
La coxal, que consta de cuatro vértebras imperfectas, con frecuencia soldadas en un hueso llamado coxis.
La sacra, compuesta de cinco vértebras soldadas en su solo hueso llamado sacro.
La lumbar o región de los riñones constituida por cinco vértebras; la dorsal o región de la espalda, formada por doce vértebras.
La cervical, o región del cuello, que tiene siete vértebras.
Como se ve, en las diferentes partes, la médula muestra diversas características para cada región. En líneas generales estas regiones corresponden a las que han sido asignadas al control directriz de los centros o chakras; Muladhara, Svadhisthana, Manipura, Anahata y Vishuddha o chakras (centros de la base de la columna vertebral, sacro, plexo solar, cardíaco y laríngeo, respectivamente). El sistema central tiene relación con la periferia por medio de los treinta y un nervios espinales y doce nervios craneanos, que a la vez son aferentes y eferentes o sensorios y motores, que producen la sensación o acción estimuladora. De los nervios craneanos, los últimos seis surgen del bulbo raquídeo (la médula), y los otros seis, excepto los nervios olfatorio y óptico, de las partes del cerebro que están precisamente enfrente del bulbo. Los escritos de las escuelas Yoga y Tantra emplean el término nadis, en lugar de nervios. Además, como se ha dicho, se refieren a los nervios craneanos cuando hablan de los shiras, sin emplear esta última, para designar las arterias, como se hace en la literatura médica. Sin embargo, debe observarse que los nadis yoga no son los nervios materiales comunes, sino las líneas más sutiles por las cuales circulan las fuerzas vitales. Los nervios espinales después que salen del foramen intervertebral, entran en comunicación con las cuerdas ganglionadas del sistema nervioso simpático, que están a ambos lados de la columna vertebral. La médula espinal se extiende en el hombre desde el borde superior del atlas, debajo del cerebelo, y penetrando en la médula y abriéndose finalmente en el cuarto ventrículo del cerebro, desciende hasta la segunda vértebra lumbar, donde se estrecha y afina hasta un punto llamado el filamento terminal."
Lo anteriormente expuesto se refiere al sistema tántrico, debiendo observarse que concierne a un sistema indú para controlar sin peligro la energía, únicamente para quienes posean el más puro y elevado carácter moral, pureza de vida y de pensamiento. Ciertas prácticas y escuelas degradadas, que aparecen en Oriente y Occidente, enseñan prácticas llamadas tántricas, nunca serán condenadas con excesiva severidad.
Estos centros de fuerza no están situados meramente a lo largo de la columna vertebral y en la cabeza, como se ha indicado, sino relacionados unos con otros por medio de la columna, relación demasiado intrincada para ser detallada aquí.
De los siete centros, dos están en la cabeza y cinco en la columna vertebral. Los dos centros de la cabeza se relacionan directamente con las facultades de la mente y del movimiento. El centro Sahasrara (centro coronario), llamado comúnmente el loto de mil pétalos, es la corporificación de la energía espiritual, manifestada como voluntad, mente abstracta, espiritual o intuición. El centro ajna, o centro entre las cejas, concierne a la mente inferior y a la naturaleza síquica del organismo integrado, denominado hombre, la personalidad.
Los cinco centros de la columna vertebral conciernen a las diversas actividades del organismo, mediante las cuales el hombre pone de manifiesto su instinto animal, sus reacciones emotivas y la intención de su vida. Tales centros están, en gran parte, dirigidos por la fuerza que entra y sale de los centros de la cabeza.
Arthur Avalon 6 dice que:
"Los centros influyen no sólo sobre las combinaciones musculares, concernientes a los movimientos volitivos, sino también sobre las funciones de la inervación vascular, de la secreción y cosas análogas, que tienen sus centros más o menos en la médula espinal. Sin embargo, se dice que los centros cerebrales dirigen estas funciones sólo en relación con las manifestaciones de la volición, el sentimiento y la emoción, y que los centros raquídeos, con el sistema simpático subordinado, constituyen el mecanismo de adaptación inconsciente, de acuerdo a las condiciones variables del estímulo, esenciales para la continuada existencia del organismo.
La médula es, además y a la vez, una senda de comunicación entre los centros superiores, y la periferia un centro independiente que regula las funciones de mayor importancia en el sistema, Como se observará, las fibras nerviosas que llevan los impulsos motores que descienden del cerebro a la médula espinal, la atraviesan de un lado a otro súbitamente en su trayecto a través del bulbo raquídeo (médula), hecho mencionado en los Tantras, cuando describen el Mukta Triveni. Este último está conectado por numerosos conductos aferentes y eferentes, con el cerebelo y los ganglios cerebrales.
Arriba del cerebelo está el cerebro, cuya actividad está asociada en común con la volición consciente, la ideación y el origen de los movimientos voluntarios. La noción de conciencia, temario introspectivo de la sicología, no debe confundirse con la función fisiológica. Por consiguiente, no existe un órgano de conciencia, porque la conciencia no es un concepto orgánico, y nada tiene que ver con el concepto fisiológico de la energía, cuyo aspecto interno introspectivo representa. La conciencia en sí es el Atma. Tanto la mente, como el cuerpo, del cual el cerebro es una parte, son imperfectos, o expresiones veladas de la conciencia, y en el cuerpo está tan velada, que tiene la apariencia de inconsciencia. El cerebro viviente está constituido por materia densa sensible (Mahabhuta), infundida por el prana. Su material ha sido elaborado hasta constituir un adecuado vehículo para la expresión de la conciencia en forma de mente (antakarana). Como conciencia no es una propiedad del cuerpo ni una mera función del cerebro. El hecho de que la conciencia mental esté afectada o desaparezca cuando hay desórdenes cerebrales, prueba la necesidad del cerebro a fin de expresar tal conciencia, y no que la conciencia sea inherente sólo a él o propiedad del mismo.
A cada lado de la columna vertebral hay una cadena de ganglios, conectados con fibras nerviosas, llamada el cordón simpático (Ida y Pingala), que se extiende desde la base del cráneo hasta el coxis, y se comunica con la médula espinal. Debe observarse que en las regiones torácica y lumbar, un ganglio de cada cadena corresponde con gran regularidad a cada nervio espinal, aunque en la región cervical, parece que faltan muchos de ellos, y existen grupos excesivamente grandes de estructura nerviosa en las regiones del corazón, estómago y pulmones siendo los tres chakras superiores de los cinco a describirse más adelante.
De los cordones simpáticos que existen a cada lado, salen fibras nerviosas hacia las vísceras del abdomen y el tórax, donde a su vez salen nervios que pasan de vuelta a los nervios espinales, y otros que penetran en algunos nervios craneanos, siendo de esta manera distribuidos a los vasos sanguíneos de las piernas, el tronco y otras partes, donde llegan los nervios espinales o craneanos. Los nervios simpáticos llevan principalmente impulsos que rigen el tejido muscular de las vísceras, y la cubierta muscular de las pequeñas arterias en los diversos tejidos. Por el simpático se mantiene el tono de los vasos sanguíneos, debido a la acción del centro vasomotor en el bulbo raquídeo. El simpático, sin embargo, deriva de los impulsos que éste distribuye desde el sistema nervioso central. No surgen del simpático mismo. Los impulsos parten de la médula espinal, por las raíces anteriores de los nervios espinales, y pasan por cortas ramificaciones a los cordones simpáticos. La actividad del sistema simpático rige e influye la circulación, la digestión y la respiración.
"La disposición anatómica del sistema nervioso central es excesivamente intrincada, y los acontecimientos que tienen lugar en esa maraña de fibras, células y fibrillas, son actualmente casi desconocidos, por eso se ha aceptado que en la descripción fisiológica del sistema nervioso central, sólo se indican las sendas por las cuales los impulsos pueden pasar entre una parte del sistema y otra, y deducir de las conexiones anatómicas, con mayor o menor probabilidad, la naturaleza del nexo fisiológico, que sus partes y el resto del cuerpo forman entre sí. Sin embargo, puede suponerse generalmente, según se dice, que existen razones por las cuales hay centros nerviosos en el sistema central, relacionados de un modo especial con mecanismos especialmente sensorios, secretorios o motores, y centros tales como el pretendido centro génito espinal, para una acción fisiológica dada, existentes en determinada porción de la médula espinal. El aspecto sutil de tales centros es denominado chakra como expresión de conciencia (chaitanya), corporificada en varias formas de maya shakti. Los centros están relacionados mediante conductos intermedios, con los órganos genitales de la micturición, de la digestión, de la acción cardíaca y de la respiración, en relación final con los chakras: Muladhara, Svadhisthana, Manipura, Anahata y Vishuddha respectivamente; así como se han asignado medios de relación especial, aunque no exclusivos, con diversos procesos perceptivos, volitivos e imaginativos."
Estos centros varían en actividad, según la etapa de evolución del individuo. Algunas personas han "despertado" ciertos centros y en otras los mismos pueden estar relativamente pasivos; aún en otras, el centro plexo solar estará activo o predominará, y también en otras lo estará el cardíaco o el laríngeo. Son muy pocas las que tienen hoy activo el centro coronario. Hablando en términos generales, en los salvajes y en los pocos evolucionados, los tres centros situados abajo del diafragma (los centros de la base de la columna vertebral, sacro y plexo solar) están activos y dominantes, pero los situados arriba del diafragma permanecen "dormidos". En la humanidad común el centro laríngeo está empezando a hacerse sentir, teniendo todavía dormidos los centros cardíaco y coronario. En el ser humano altamente evolucionado, en el líder de la raza, el filósofo intuitivo el científico, así como en los grandes santos, el centro coronario y el cardíaco comienzan a hacer sentir su vibración; se determina la prioridad del coronario y del cardíaco por el tipo de persona, y la cualidad de la conciencia emocional y mental.
De acuerdo al desarrollo del hombre, estos centros de fuerza se vivifican y predominan y, según su vivencia, hacen sentir su presencia distintos tipos de actividad. Los centros abajo del diafragma rigen la vida física de la forma material y la vida síquica animal, que existen a la vez en el hombre y en el animal. Los que están sobre el diafragma conciernen a la vida intelectual y espiritual, y producen esas actividades en que el hombre demuestra ser diferente y superior al animal y que va ascendiendo en la escala de la evolución.
Ésta es la enseñanza abreviada de los siete centros o chakras.
Cuando comparamos la doctrina de Oriente sobre los siete centros, con la de Occidente sobre las glándulas, hallamos, en primer término, un sobresaliente hecho en lo que a ubicación se refiere. Los siete centros de fuerza residen en la misma región en que están ubicadas las glándulas, y cada centro de fuerza puede ser muy bien (y lo es, según la enseñanza indú) el origen de la fuerza y de la vida de la correspondiente glándula. La siguiente clasificación comparativa, demuestra idéntica ubicación:
CENTROS GLÁNDULAS
Centro coronario Glándula pineal
Centro del entrecejo o ajna Cuerpo pituitario
Centro laríngeo Glándula tiroides
Centro cardíaco Glándula timo
Centro plexo solar Páncreas
Centro sacro Gónadas
Centro en la base de la columna vertebral Glándulas adrenales
Un segundo hecho, aun más notable que el primero, es que cuando despiertan los centros de fuerza, se adecuan a las glándulas, cuyas funciones son conocidas, y de las cuales se han descubierto la mayor parte de las secreciones u hormonas. Los centros dormidos, o que están despertando en los miembros avanzados de la raza, se adecuan a las glándulas cuyas funciones son relativamente desconocidas y cuyas secreciones no han sido en su mayor parte aisladas. Se observará, por ejemplo, según afirma el Dr. Berman, que la secreción de la glándula pineal, una de las dos que existen en el cuerpo pituitario, y la glándula timo, están catalogadas como desconocidas, así como también la secreción de las glándulas adrenales. Éstas se adecuan a los centros cardíaco, laríngeo, coronario y el de la base de la columna vertebral, dormidos o despiertos.
¿No es ésta una interesante coincidencia? ¿O enfrentamos el hecho de que en cada caso, estas glándulas con las hormonas no descubiertas, están aliadas a un centro dormido, y aún no despierto en la humanidad común?
Creo que llegará a probarse algún día que las glándulas se han producido por la energía de los centros, los cuales en la humanidad común están despiertos y activos, parecen relacionarse con las glándulas cuya peculiar secreción ha sido aislada, y reconocida su acción en el torrente circulatorio, mientras que esos centros que se hallan aún dormidos y sin desarrollar, están aliados a glándulas cuya secreción sólo es conocida parcialmente o desconocida totalmente. El asunto es, en todo caso, digno de consideración.
El psicólogo occidental tiene razón cuando declara que un hombre es lo que las glándulas hacen de él, y que no somos mejores ni peores que nuestro peculiar sistema endocrino. Pero la razón de esto puede radicar en la exactitud de la teoría oriental referente a los centros de fuerza. La condición de las glándulas, su hiperactividad o su subnormalidad, su buen o mal funcionamiento, pueden ser determinados por el estado de dichos centros. Las glándulas son tan sólo símbolos externos, el aspecto visible, material, de un sistema mucho más grande e intrincado. Están determinadas por el carácter de la vida del alma, actuando por su intermedio, y por el alma que controla y domina todo.
El estado de los centros depende del tipo y calidad de la fuerza del alma que vibra por medio de ellos. En la persona no evolucionada sencillamente es fuerza vital, prana, que está activa y la registra. Esta fuerza nutre la vida animal, y pone en actividad los centros inferiores (el de la base de la columna vertebral y el sacro). Luego, a medida que el hombre se desarrolla, la conciencia, el aspecto alma, hace sentir gradualmente su presencia, y pone en actividad el centro plexo solar. Este centro es el asiento de la vida sensitiva síquica inferior, tanto del hombre como del animal, y con frecuencia es denominado cerebro instintivo. Bhagavan Das 7 enseña que:
"Debe observarse que en la literatura sánscrita, se considera al ombligo, frecuentemente, como más esencial y central que el corazón, para el organismo. No faltan indicaciones de la importancia del corazón, pero en verdad..., es probable que, fisiológicamente, el 'ombligo' fue el órgano más vital en las primeras etapas de la evolución, y aún ahora se halla más esencialmente conectado con el deseo propiamente dicho, que con el corazón, el cual puede considerarse vinculado con la subdivisión activa del deseo."
Bhagavan Das 8 cita a la Dra. Annie Besant en el párrafo siguiente:
"El 'ombligo' representa el plexo solar, que es quizás el plexo más importante del sistema simpático; controla el tubo digestivo y envía sus ramificaciones al hígado, bazo y estómago, así como al canal alimenticio y a los órganos genitales. También está vinculado con los pulmones y el corazón. Puede considerárselo como el cerebro del sistema simpático, y responde con peligrosa facilidad al pensamiento. La concentración sobre él, emprendida con frecuencia de modo temerario, puede producir una forma peculiarmente irremediable de enfermedad nerviosa. Las emociones hacen surgir en él violentas perturbaciones; la sensación de náuseas, que sigue con frecuencia a los choques emotivos, se debe a su excitada actividad."
El hombre funciona hoy, generalmente, a través de estos centros. Las fuerzas del cuerpo sirven para nutrir y estimular la vida sexual por medio de las gónadas; crean el impulso de luchar y evolucionar por medio de las adrenales, glándulas de combate y de lucha; gobiernan la vida síquica instintiva, mediante el plexo solar. De este modo se moviliza el hombre personal, y se convierte en un ser humano consciente y sensible. A medida que su evolución avanza, el yo o alma, se hace cada vez más activo y dominante en el hombre y en su existencia corporal; poco a poco, todas las partes de la estructura etérica van vitalmente despertando. Gradualmente, los centros superiores entran en creciente actividad, y el énfasis de la fuerza que afluye a través del cuerpo, se traslada a los centros situados arriba del diafragma. El centro laríngeo despierta, y se convierte en el órgano del trabajo creador; el centro cardíaco se vivifica, y el hombre adquiere conciencia de la relación con su alma, de sus responsabilidades grupales y de la inclusividad de la vida egoica. Finalmente, despiertan los centros de la cabeza, y otra serie de percepciones ingresa en su conciencia. Se da cuenta entonces de sí mismo como alma, integrado como personalidad, y es posteriormente consciente del mundo del espíritu, de la vida divina, del invisible mundo de espíritus, y de esa "nube de testigos", que testimonian la realidad de la vida del alma.
Uno de los objetivos de la evolución humana es lograr esto. El centro de la base de la columna vertebral y los centros cardíaco y coronario, tienen que entrar en plena actividad funcionante, y así, por medio de la fusión de la energía latente en la materia, acumulada en el centro de la base de la columna vertebral, de la energía del alma, que tiene su asiento en el corazón, y de la energía del espíritu, centrada en la cabeza, llevan al ser humano al punto más alto de perfección. En virtud de esta fusión de energías, llega a ser una expresión activa de Dios espíritu, alma y cuerpo, fusionados y unidos de tal modo, que el cuerpo llegue a ser, en realidad, el vehículo para el alma, y el alma, la expresión de la voluntad y propósito del espíritu.
Cuando Cristo estuvo en la Tierra dijo: "El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre" (Jn. 14:9) y también: "Quien crea en Mí, hará también las obras que yo hago, y mayores obras hará, porque yo voy a mi Padre" (Jn. 14:12). Él era el alma encarnada en el cuerpo, revelando al Padre, al Espíritu, y mediante el mecanismo del cuerpo, demostró los poderes del alma, que según dicen los indúes, aparecen después de despertar los centros, y que se enuncian como:
1. Ánima... Es el poder de penetrar en todos los cuerpos y resucitar a los muertos. Cristo podía entrar en lugares cerrados sin ser visto y resucitar a los muertos. (L.c. 24:36, Mr. 16.14, Jn. 20:19 y, 11).
2. Mahima... el poder de incluir o expandirse, o de abarcar el universo. Cristo sabía todas las cosas. (Mt. 12:25, Jn. 2:24 y 6:64).
3. Laghima... el poder de hacerse liviano, de modo de poder flotar en el aire o caminar sobre las aguas. Cristo caminó sobre las aguas. (Mt. 14:25, 26; Mr. 6:48).
4. Garima... el poder de hacerse pesado. No hay indicación en las Escrituras cristianas de que Cristo ejercitara ese poder.
5. Prapti... la predicción de acontecimientos. (Cristo predijo su crucifixión Mt. 26:2, Lc. 34:7); el poder de curar enfermedades (Cristo curó a centenares, Mt. 12:15 y 14:15), de la clarividencia y clariaudiencia (Cristo fue clarividente, Jn. 1:48, y clariaudiente, Jn. 12:29).
6. Prakamega... el poder de conservar el cuerpo. Cristo reapareció a sus discípulos después de la muerte, aparentemente con el mismo cuerpo con que Lo conocían (Jn. 20:20, 27).
7. Visitvan... el poder de autocontrol; el poder de dominar a los animales y a las personas. Todo esto lo demostró Cristo, aun el de controlar a las personas poseídas por el demonio, y a los cerdos que se precipitaron al mar desde un lugar escarpado, (Mt. 8, Mr. 5 y 9).
8. Ishatvan... el poder del dominio universal. Éste en todas partes se atribuye a Cristo, y el estar sentado a la diestra de Dios lo indica.
La posesión de estos poderes, y el cumplimiento de la profecía de Cristo, de que haremos cosas más grandes ¿es tan opuesto a lo que Occidente llama sentido común? En la radio difundimos ondas sonoras, las regulamos y las amplificamos, pero, después de todo, no hacemos más que trasformar y reforzar las ondas sonoras que nos llegan en la forma sutil original. ¿Qué cosa más natural que el hombre que ha construido refuerzos mecánicos, llegue a ser él mismo tan sensible que capte las ondas sonoras sin ayuda, y sea llamado, en consecuencia, clariaudiente? La transmisión del pensamiento (que hasta los más escépticos tienen que reconocer), ¿no es acaso un tipo especial de radiodifusión? Y de igual modo, en los demás "milagros". ¿No está el mundo material dominado por fuerzas y poderes más sutiles, y no puede aprender el hombre, con el tiempo, a actuar en el campo de lo más sutil, y adquirir, por lo tanto, un dominio sobre lo meramente físico y material?
Tal es la milenaria creencia de la India, que por el desarrollo del alma y del espíritu y el despertar de todos los centros, el hombre alcanza la madurez y la gloria.
Notas:
1. Man and His Becoming, págs. 44, 45.
2. The Dreamer, págs. 37, 40, 107.
3. Man and His Becoming, págs. 136, 137.
4. Las Fuerzas Sutiles de la Naturaleza, pág. 47.
5. The Serpent Power, págs. 123, 125.
6. Ídem, págs. 123, 129.
7. The Science of the Sacred Word, T.I, pág. 82, nota al pie de la página.
8. Ídem, pág. 83.
CAPÍTULO VII
CONCLUSIÓN
En este libro hemos considerado los dos sistemas de psicología, el oriental y el occidental. En su conjunto, tenemos un cuadro completo del hombre, como alma viviente, que funciona por medio de un determinado mecanismo. Parte de éste, el cuerpo etérico, con sus centros, es sutil, invisible y más allá del alcance de nuestros cinco sentidos; la otra parte está en el reino de lo físico denso, principalmente las glándulas endocrinas y en el sistema nervioso, que rige al resto de la manifestación física densa. Ambas partes, a nuestro juicio, forman un todo.
El alma es siempre la gran realidad, la expresión de la Vida una, constituida por los cuerpos etérico y denso. La fuerza del alma, actuando sobre el cuerpo etérico y funcionando por medio de éste, desarrolla los centros especializados de ese cuerpo, el cual a su vez actúa sobre el cuerpo físico denso.
La cuestión que más atrae a la mente occidental es cómo lograr mayor eficiencia en la actividad. El hombre, el alma, está limitado en su acción eficiente por la condición de su instrumento. Si las glándulas, el sistema nervioso y el cuerpo etérico y sus centros, no están ajustados ni funcionan convenientemente, el hombre, el alma, debe repararlos o curarlos. Debido a que el hombre es esencialmente un alma viviente, cabe pensar que sus glándulas no funcionan correctamente y muchos deben estudiarlas, corregirlas y perfeccionarlas.
Tratar directamente las glándulas y los centros nerviosos, con medicinas y otros recursos, es estrictamente una tarea de reparación, y no llega al estado elevado de esas particulares glándulas y centros nerviosos, que originalmente creó el hombre en cuestión. Lo mismo atañe, y quizás más enfáticamente, a los centros del cuerpo etérico, que pueden ser afectados por ciertas prácticas orientales de respiración, mántram y posturas muy peligrosas y, con frecuencia, conducen a la locura. Es de esperar que lleguemos eventualmente a tener suficiente conocimiento y experiencia, para actuar inteligente y directamente sobre los centros y poder regular con más eficacia las glándulas del cuerpo físico y la neurosis.
Aparentemente, surgen tres teorías como resultado de nuestra investigación, constituyendo una triple hipótesis que define al hombre como un organismo, que manifiesta vida, autoconciencia y propósito inteligente.
La primera es: Como son las glándulas y el sistema nervioso del hombre, así es él. Su temperamento, sus cualidades naturales y el manejo inteligente de las experiencias de su vida y medio ambiente, están determinados por su sistema endocrino. Esto dice Occidente.
La segunda es: Como son sus centros así es el hombre. La pasividad y la actividad de ciertos puntos focales de energía, en el cuerpo etérico humano, determinan en el hombre su carácter, su modo de expresión, el tipo y también la posesión de su cuerpo. Sus actividades en el plano físico dependen por completo de las cualidades de la fuerza que fluye por sus centros. Esto dice Oriente.
La tercera es: Las glándulas, las neuronas y los centros, están condicionados por el control o ausencia de control del alma.
Puede argüirse que sólo hemos conseguido retrotraer el asunto a los reinos de lo invisible y lo improbable. Pero, ¿es realmente así? ¿No se aceptan ahora como realidades muchos factores surgidos de las conjeturas y vagas hipótesis de épocas pasadas? ¿No se ha probado y demostrado hoy lo que se consideraba improbable ayer? ¿No será posible aplicar una técnica y un método que con el tiempo basten, mediante el conjunto de evidencias disponibles, proporcionando una clara percepción de factores, tan oscuros actualmente?
Occidente ofrece, según hemos visto, sus hechos referentes a la estructura. El mecanismo del hombre está determinado por su sistema endocrino, más el sistema nervioso, el mecanismo de respuesta. ¿Puede encararse el tema desde este ángulo y, actuando sobre las glándulas, producir la perfección del cuerpo humano y conducir al hombre, eventualmente, a la plena luz del alma? ¿Puede desarrollarse la divinidad por medios físicos? O bien aceptando la posición oriental, de que los centros son los medios de expresión del alma y los responsables de la construcción y control del cuerpo por medio del sistema nervioso y las glándulas, ¿puede investigarse y aplicarse un método, reconocido como peligroso, y actuar directamente a través de los centros o sobre los mismos?
¿Existe un tercer método, por el cual podemos evitar la acción puramente física y también el riesgo de despertar los centros prematuramente? ¿No será posible encontrar una solución y un método, que dé al alma el pleno uso de su instrumento, y produzca esa perfecta interacción entre el alma y el cuerpo, que la correcta actividad de los centros, según se afirma, produce?
Hay un medio por el cual el hombre puede asegurarse de que realmente es un alma, y puede controlar su instrumento de expresión, es decir, la triple naturaleza inferior, y todos los estados síquicos y mentales. Por medio de este método es posible llevar a cabo la unión de la sabiduría de Oriente y el conocimiento de Occidente, de modo que estén disponibles los mejores aspectos de cada sistema para todo el género humano.
Al considerar la posibilidad de que el hombre descubra su alma, hay que partir de una hipótesis y aceptarla voluntariamente, pues toda hipótesis ha sido siempre el punto de partida del conocimiento. Suponemos que el hombre como hipótesis activa es un alma y posee un cuerpo, y que existe un medio unificador que los vincula como un cuerpo de energía.
Quienes trataron de comprobar la realidad de la existencia del alma y de su mecanismo vitalizador, pueden ser divididos en dos grupos; por una parte, están los místicos, que emplearon la aspiración y la emoción, además de los medios físicos; por otro, los de tipo más puramente mental, que utilizaron el intelecto y la mente para llegar al conocimiento espiritual. Esta larga línea de conocedores de Dios emplearon diferentes terminologías, pero no tiene importancia para nuestros fines que al alma la denominen el Yo, el Amado, el Uno, Dios o Cristo. El místico se flagelaba y mortificaba el cuerpo por el ayuno y la excesiva disciplina. De este modo aminoraba la demanda de los apetitos carnales, y aumentaba la devoción al Amado y el anhelo de obtener la Visión. Al final de años de fervoroso ejercicio, encontraba lo que buscaba y se unía con el Bienamado.
Los del segundo grupo, empleaban la razón y practicaban el control de la mente, juntamente con el más severo control emocional y físico. Por la concentración en Su búsqueda, también descubrían la realidad y, penetraban en la amplia conciencia del plan eterno, llegando a la unión con el alma Universal.
Ambos grupos testimonian la verdad de la existencia del alma, pero, limitados por su peculiar inclinación y método, su testimonio es unilateral. Uno es excesivamente visionario, místico y emocional, el otro demasiado académico, intelectual y constructor de formas. Debido a la gran difusión del conocimiento humano y al estrecho intercambio que existe entre las mentes, por medio de la literatura, el lenguaje y los viajes, ha llegado el momento en que es posible por primera vez, una fusión general, y como resultado de las anteriores conclusiones de filósofos y santos de ambos hemisferios, deberíamos poder desarrollar un sistema y un método, que sean expresión de la perfección espiritual para nuestra época y generación.
Por lo tanto, es práctico dar ciertos pasos iniciales, los cuales pueden resumirse del modo siguiente:
a. El tratamiento sensato del cuerpo físico, utilizando el conocimiento de Occidente, en particular lo referente a la medicina preventiva, y a la salud general del sistema endocrino.
b. La comprensión intelectual y aplicación de los hechos básicos de la psicología moderna y de un sensato psicoanálisis, llegando así a un conocimiento del mecanismo mental, emocional y físico, por cuyo medio trata de expresarse el alma.
c. El reconocimiento de que así como el cuerpo físico es un autómata que responde a los deseos y a la naturaleza emocional y está controlado por ellos, análogamente estos estados emotivos de conciencia (que abarcan desde el amor al alimento hasta el amor a Dios) pueden ser controlados por la mente razonadora.
d. La consecuencia de todo esto, traerá un estudio de las leyes de la mente, y se podrá comprender y utilizar la relación entre la mente y el cerebro.
Cuando sean bien comprendidos estos cuatro puntos y su efecto se haga sentir en la personalidad del hombre, tendremos un organismo integrado y coordinado; la estructura podrá ser entonces considerada apta para ser dirigida por el alma. Las mencionadas etapas no deben considerarse en orden consecutivo, sino en simultáneo progreso. Es evidente, que el perfecto conocimiento intelectual del alma y del mundo que el alma revela, tan solo es posible para el hombre que posee las facultades mencionadas. El sentimiento de Dios, la apreciación de lo verdadero y lo bello y el contacto con la visión mística, es siempre posible para quienes el centro cardíaco está despierto y activo. Estos hombres que aman así a Dios, han existido y existen en el trascurso de las épocas, sienten, perciben, aman y adoran, pero carecen del eslabón entre el alma, la mente y el cerebro. Cuando a estas facultades místicas se agregan las intelectuales, entonces el centro coronario se despierta, y la glándula pineal, hasta entonces atrofiada, entra en actividad, y se convierte en la sede del alma y en la voluntad rectora espiritual. Cuando ambos centros están despiertos, tenernos esas grandes y destacadas personalidades espirituales, que trabajan consagrando su corazón y cerebro y dejan su impronta en el pensamiento del mundo. Hasta ahora el camino de la mayoría ha sido el del místico, y el del intelectual para los pocos, pero la especie humana se halla en un punto en que, basando sus hipótesis sobre las experiencias místicas de muchos, puede progresar desde el sentimiento y la adoración, al conocimiento, y, desde el amor a Dios, al conocimiento de Dios.
Esto sucederá cuando al conocimiento de Occidente se sume la sabiduría de Oriente y se imponga la técnica de la ciencia del alma sobre nuestros tipos intelectuales occidentales. No es posible explayarse mucho sobre esta técnica. Sin embargo, es factible describirla brevemente, dividiéndola en ocho etapas que pueden clasificarse como:
1. Control de nuestras relaciones con los demás, sintetizadas por la palabra inofensividad, definida en Oriente por cinco mandamientos: inofensividad, veracidad, no hurtar, continencia, e inavaricia 1.
2. Pureza de vida, tal corno la definen las cinco reglas: purificación interna y externa, gozo, ardiente aspiración, lectura espiritual y devoción a Ishvara (el Yo divino 2).
3. Equilibrio.
4. Correcto control de la fuerza vital, por lo tanto, acción directa del alma sobre el cuerpo etérico. El control de la energía de los centros y del cuerpo físico, sólo es posible después que el hombre ha obtenido pureza y equilibrio. No se le permite conocer las leyes que rigen la energía, hasta que no haya logrado, por medios de la disciplina, controlar la naturaleza animal y alcanzar un punto donde no es impelido por los estados de ánimo ni por el egoísmo.
5. Abstracción. Término que abarca el poder de concentrar la conciencia en la cabeza, y actuar allí como alma, o retirar la conciencia exteriorizada hacia las cosas objetivas y tangibles, y dirigirla nuevamente hacia adentro.
6. Atención o concentración. Significa vivir centralizado, e implica también poner la mente en actividad en vez de las emociones. Así el hombre emocional y físico es controlado por la mente enfocada.
7. Meditación es atención o concentración prolongada, y otorga el poder de enfocar la mente en el alma y en lo que a ésta concierne, lo cual produce cambios radicales en el organismo, y corrobora la verdad de la afirmación de que "como el hombre piensa, así es él".
8. Contemplación es ese acto del alma que en su propio reino observa las formas y establece contacto con las energías del quinto reino de la naturaleza, o reino espiritual. Este acto es seguido por el descenso al cerebro (por conducto de la mente controlada) del conocimiento y energía del alma; esta actividad del alma produce lo que se llama iluminación: la energetización del entero hombre y el despertar de los centros con un ritmo apropiado y progresivo.
Esta energía espiritual, conscientemente dirigida, actuando por medio del cuerpo vital y de los centros, se dice que eventualmente lleva al hombre material y al sistema endocrino a una condición de perfecta salud y, por lo tanto, a poseer un mecanismo perfecto para la expresión del alma. Respecto a esto se enseña que el hombre puede alcanzar un conocimiento definido del alma y conocerse como "el Ser más profundo", capaz de utilizar su mecanismo con un fin determinado, y actuar así como alma.
Un estudio de las vidas de los grandes místicos, santos y adeptos de ambos hemisferios, proporcionará mucha luz sobre los efectos fenoménicos, resultantes del método mencionado, aún después de haber eliminado gran parte de lo que tiene sabor a alucinación o condiciones psicopáticas. Frecuentemente se observan tipos de clarividencia, previsión y comunicación telepática, facultades clariaudientes y el peculiar poder de sicometrizar. Debe tenerse presente, sin embargo, que todos estos poderes tienen sus manifestaciones espirituales y también inferiores. Dice A. E. Powell 3:
"En términos generales, hay dos tipos de clarividencia, la inferior y la superior. La primera aparece esporádicamente en gente poco evolucionada como los salvajes de África Central; es una especie de sensación masiva que vagamente pertenece a todo el cuerpo etérico, más que a una perfección sensoria definida y precisa, trasmitida por un órgano especializado. Se halla prácticamente más allá del control del hombre. El doble etérico tiene una relación excesivamente estrecha con el sistema nervioso, y cualquier acción en uno de ellos repercute rápidamente en el otro. En la clarividencia inferior, la perturbación nerviosa correspondiente se produce casi totalmente en el sistema simpático.
En razas más desarrolladas, esta vaga sensibilidad generalmente desaparece a medida que se desarrollan las facultades mentales. Más tarde, cuando se desarrolla el hombre espiritual, se recobra el poder clarividente, sólo que ahora la facultad es exacta y precisa, controlada por la voluntad y ejercitada mediante un órgano sensorio. Toda acción nerviosa tiene lugar casi exclusivamente en el sistema cerebro espinal.
Las formas inferiores de psiquismo son más frecuentes en los animales y en los seres humanos poco inteligentes. El psiquismo histérico y mal regulado se debe al poco desenvolvimiento del cerebro y al dominio del sistema simpático, cuyas grandes células ganglionares, agrupadas en núcleos, contienen una gran proporción de materia etérica y pueden ser afectadas fácilmente por vibraciones astrales groseras."
Se ha observado con frecuencia que los gatos y perros, y los seres humanos poco evolucionados, pueden ver y oír muchas veces lo que las personas normales y más inteligentes no pueden percibir. Esta facultad es, no obstante, inconsciente, y el hombre resulta con frecuencia víctima de alucinaciones. El santo y el vidente ven y oyen de igual modo, pero sus poderes son utilizados a voluntad, y están totalmente bajo su control. Los investigadores psíquicos tendrán por delante un amplio campo de investigación sobre estos temas, y cuando se admita la hipótesis de la existencia del cuerpo vital y de los centros, se obtendrá mucho conocimiento real.
Los instructores de la ciencia oriental del alma afirman que el despertar de los diversos centros revela estados de materia más sutil que la física. El hombre espiritual se ocupa, principalmente, de los centros ubicados arriba del diafragma, que confieren poderes tales como la percepción espiritual y la correcta comprensión e interpretación de nuestros semejantes, de modo de saber, análogamente como Cristo, lo que hay en el hombre, y comprender por qué un hombre es lo que es y actúa como lo hace. La fuerza de la inspiración, el poder más elevado de todos, actúa como impulso inspirador del trabajo creador a través del centro laríngeo, y como propulsor de las empresas humanitarias mediante el centro cardíaco.
Este grupo ha afirmado que el segundo efecto es transferir la fuerza que se halla en los centros abajo del diafragma, a los centros de arriba. Por la evolución y el efecto de la práctica de la meditación, el hombre puede actuar conscientemente mediante sus tres centros principales (coronario, cardíaco y laríngeo), dejando que los tres centros inferiores (base de la columna vertebral, sacro y plexo solar) lleven a cabo su función normal de energetizar automáticamente el cuerpo, a fin de que el aparato digestivo y el sistema reproductor y ciertos aspectos del mecanismo nervioso, puedan llevar adelante su tarea. Según esta teoría, la mayoría de las personas viven "abajo del diafragma", estando la fuerza vital centrada en la vida puramente animal y sensoria; la vida sexual y la emocional predominan y toda la fuerza que afluye al centro sacro y a través de él y del plexo solar, va a estimular ciertos procesos fisiológicos y síquicos inferiores.
A medida que el hombre evoluciona, cambia, por consiguiente la dirección de la fuerza. Vimos que la fuerza es doble, una parte vital y otra egoica; una se expresa, por medio de la sangre, la otra por medio del sistema nervioso. El aspecto fuerza vital continúa desempeñando, su función de vitalizar y vigorizar todos los órganos y estructuras del cuerpo; pero la fuerza del alma, hasta aquí relativamente inactiva, empieza a ascender. La fuerza del alma que se halla en el centro de la base de la columna vertebral, es llevada a la cabeza por el canal medular, pasando a su vez por cada centro, acumulando en cada punto acrecentada energía del alma.
Son interesantes los efectos psicológicos de esta trasferencia de la conciencia. Cuando el alma está "entronizada" (como dicen los libros orientales) en la cabeza, atrae hacia arriba, hacia sí, por el poder del magnetismo propio, la fuerza latente en la base de la columna vertebral. Así se produce la completa fusión de la energía espiritual y de la fuerza de la materia por medio de la energía atractiva del alma. Esto es lo que se quiere significar al hablar del despertar del poder kundalínico, y debe hacerse por el magnetismo del alma dominante y no por la meditación sobre cualquier centro especifico, ni por la acción consciente sobre la fuerza de la materia.
La energía egoica del centro sacro debe ser llevada al más alto centro creador, el laríngeo. Entonces se pondrá el énfasis sobre el trabajo creador llevado a cabo en bien del grupo y no sobre la vida sexual activa de la persona implicada.
La energía del centro plexo solar debe ser análogamente transferida y llevada al corazón, entonces la conciencia no está autocentrada ni es puramente egoísta, y el hombre se hace consciente del grupo e incluyente en su actitud hacia las personas y la vida. Ya no es antagónico ni excluyente. Sabe y comprende. Se apiada, ama y sirve. Tenemos aquí un amplio campo de investigación, una vez que se capta la relación entre un centro y otro y entre los centros y las glándulas. Los efectos, tanto fisiológicos como síquicos, merecen un detenido estudio.
También es interesante observar otra afirmación hecha por los estudiantes de la Sabiduría Eterna. Cuando un hombre ha alcanzado un elevado estado de evolución, el centro laríngeo está activo y ocupa el lugar que le corresponde en el trabajo mundial y tiene una tarea definida que llevar a cabo en algún campo de la actividad mundial. Su personalidad puede entonces considerarse organizada y que ha alcanzado la madurez. Según los psicólogos, el cuerpo pituitario es la sede de las características emocionales y mentales. En uno de los lóbulos tiene su sede la mente razonadora y el otro es responsable de las facultades imaginativas emocionales y del poder de visualizar. En el hombre dotado de poder creador, que ha desarrollado su personalidad, los dos lóbulos del cuerpo pituitario responden a las exigencias, y de ellos puede deducirse el estado del aspecto material o el mecanismo por cuyo medio se mueve y expresa el alma. Esta glándula concierne al centro entre las cejas, que es negativo respecto al centro coronario, y responde a la energía del alma. Cuando por medio de la técnica descrita, el alma asume el control, energetiza al centro coronario y hace que la glándula pineal pase del estado de atrofia al de actividad, como en los días de la infancia. Entonces el aspecto positivo empieza a desempeñar su parte. Se establece la relación entre el centro negativo y su contraparte el cuerpo pituitario, y entre el centro positivo y su contraparte la glándula pineal. A medida que pasa el tiempo, según se afirma, se establece un campo magnético; el alma y el cuerpo se unen, el padre y la madre entran en relación y el alma viene a la existencia en la conciencia del hombre. Éste es el nacimiento de Cristo en la Casa de Dios, y la llegada a la existencia del hombre verdadero. De ello son símbolo eterno los órganos sexuales y sus actividades reproductoras, en el plano físico. Las perversiones de la magia sexual, tan ampliamente prevaleciente, son una deformación de esta unión o fusión verdaderamente espiritual de los dos centros de energía de la cabeza, que representan a su vez, la relación entre alma y cuerpo. La magia sexual relega el proceso a los centros abajo del diafragma, y a la relación entre dos personas en el plano físico. El verdadero proceso se desarrolla dentro de la propia naturaleza del hombre, centrado en la cabeza; la relación es entre alma y cuerpo, en lugar de ser entre hombre y mujer.
Otro efecto que se atribuye a la relación entre los dos centros de la cabeza y sus correspondientes glándulas, es que la interacción entre ambas produce el resplandor de una luz. Muchas pruebas corroboran esto en las Escrituras del Mundo, incluyendo el mandato de Cristo a sus seguidores, que "dejen brillar su luz". Hay también evidencias en la vida de los místicos, que una y otra vez dan testimonio en sus escritos, de la luz que han visto. En una oportunidad envié una carta a un grupo de estudiosos (que habían practicado la meditación durante varios años), preguntándoles si habían percibido algún fenómeno de interés como resultado de su trabajo. La carta no fue enviada a neuróticos ni a tipos visionarios, sino a hombres y mujeres bien conceptuados en las esferas comerciales, artísticas y literarias y de comprobadas realizaciones. El setenta y cinco por ciento atestiguaron que percibían una luz en la cabeza. ¿Estaban todos alucinados? ¿Eran todos víctimas de su imaginación? ¿Qué fue lo que vieron y ven constantemente?
He aquí un interesante campo de investigación y los resultados pueden tener como base la realidad reconocida por la ciencia de que la luz es materia y la materia es luz. Cuando el alma actúa y el hombre ha logrado la unión consciente con esa alma, puede por el estímulo extraordinario que ello implica, percibirse la luz del cuerpo etérico, en su punto principal de unión con el cuerpo físico, en el centro más importante del cuerpo, el coronario. El profesor C. B. Bazzoni 4 dice:
"Hemos visto que todas las formas de materia en la tierra están formadas por noventa y dos tipos diferentes de átomos agrupados en moléculas que juntos, en incontables millones, constituyen todos los cuerpos que vemos a nuestro alrededor y hasta nuestros propios cuerpos. Ahora bien, cualesquiera de estos noventa y dos tipos de átomos, cuando son estimulados por ciertos métodos bien conocidos por la ciencia, se puede lograr que emitan luz –generalmente luz de color– y la naturaleza de esta luz es peculiar y característica para cada uno de los noventa y dos átomos."
¿Arroja esto alguna luz sobre el problema, siempre y cuando se acepte la hipótesis de un cuerpo etérico? El nimbo que rodea las cabezas de los santos y de la deidad, en las antiguas pinturas de ambos hemisferios, ¿no indica acaso que los artistas sabían que lo que pintaban eran hombres iluminados, tanto física como espiritualmente? Estas cosas debieran ser investigadas y comprobadas o refutadas.
La posibilidad de unificar las dos grandes escuelas de pensamiento, que tratan de explicar la unidad hombre en términos de realizaciones occidentales, y de la filosofía oriental basada en la técnica del control por el alma, tiene, por lo tanto, carácter de experimento. Existiendo la disposición a aceptar lo que el estudiante occidental considera hipotético, y teniendo una mente abierta ¿qué podrá hacerse de importancia práctica y específica para demostrar como verídicos, o rechazar como falsos, los argumentos presentados en este libro?
Maurice Maeterlinck 5 cita a Herbert Spencer para decir que:
"Construir perpetuamente ideas que requieren el máximo esfuerzo de nuestras facultades y descubrir siempre que tales ideas deben ser abandonadas como inútiles imaginaciones, puede probarnos, más plenamente que cualquier otro medio, la grandeza de lo que en vano, tratamos de captar... Al tratar siempre de conocer y al vernos rechazados, adquirimos la profunda convicción de que la imposibilidad de saber contribuye a mantener viva la conciencia, que es lo mejor que podemos hacer, y es nuestro deber considerar como incognoscible aquello por cuyo medio todas las cosas existen."
Pero ¿no será posible aclarar algo más nuestra visión, y "profundizando nuestra convicción", llegar a una mejor comprensión de las formas y aspectos que velan esa incognoscible Realidad esencial, en cuyo cuerpo "vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser"?
Aceptado que es un mundo fenoménico, ya sea que lo consideremos respecto a la familia humana, a las formas percibidas con que hemos hecho contacto en el reino del alma, quizás se compruebe la verdad de que progresivamente las formas (cuando ascienden en la escala del ser) pueden revelar con el tiempo verdades más amplias sobre esa vida esencial. A medida que el mecanismo se desarrolla y perfecciona, también se amplían nuestros conceptos sobre la Divinidad. Edward Carpenter 6, expresa esta idea en las siguientes palabras:
"El Dr. Frazer, en la conclusión de su gran obra The Golden Bough, se despide de sus lectores con las palabras siguientes: 'Las leyes de la Naturaleza son meramente hipótesis ideadas para explicar la siempre cambiante fantasmagoría del pensamiento, que dignificamos con los altisonantes nombres de Mundo y Universo. En último análisis, la magia, la religión y la ciencia, sólo son teorías (del pensamiento); así como la ciencia ha suplantado a sus predecesores, igualmente de aquí en adelante puede ser sustituida por alguna hipótesis más perfecta; quizás por alguna manera completamente diferente de considerar los fenómenos y registrar las sombras en las pantallas, de la cual no podemos formarnos una idea en esta generación'. Opino que el Dr. Frazer tiene razón al pensar que algún día prevalecerá 'una manera de considerar los fenómenos', distinta de la ciencia. Pero creo, que este cambio vendrá, no tanto por el desarrollo de la ciencia o la ampliación de sus 'hipótesis', sino por el desarrollo y expansión del corazón humano, y por un cambio en su psicología y poderes de percepción."
Maeterlinck 7 resume esto muy sucintamente, cuando dice: "Por lo tanto es conveniente desembarazarnos de conceptos que emanan sólo de nuestro cuerpo, así como las brumas que velan la luz del día a nuestra vista, emanan sólo de las tierras bajas. Pascal dijo, que: 'Los estrechos límites de nuestro ser ocultan a nuestra vista infinidad de cosas'".
Son necesarias sugerencias prácticas, en el intento de rechazar lo sobrenatural (si así puede llamarse) y probar que los estados subjetivos, atestiguados por el místico y el vidente, son simples demostraciones de fuerzas y poderes naturales. El hombre no ha reconocido ni controlado estos poderes, tampoco ha conocido, a través de los siglos, esas fuerzas que ahora en cierta medida es capaz de entender y emplear y que son la gloria de nuestra civilización actual. Debemos probar que uno de estos poderes del alma es un hecho en la naturaleza, y se abrirán ante la humanidad los portales de un mundo nuevo. El Dr. Daniel H. Leary 8 aprecia esto cuando dice:
"Se presiente, en cierto modo, que algunas cualidades, algunos rasgos al menos, en ciertas personalidades, no pueden ser explicados en términos de actividad en alguna estructura física. No es éste un punto sin importancia que puede ser rechazado irrazonablemente como mera superstición; está demasiado difundido, altamente cargado de emoción, muy compartido aún por algunos psicólogos, para ser ignorado. Vale la pena mencionar una vez más, que si existen tales rasgos espirituales o lo que sea, cuya definición no esté basada en una estructura, la admisión del más pequeño y al parecer insignificante de ellos, contradice inevitable y totalmente el campo de la ciencia, pues el determinismo, para ser verdadero, debe ser completo."
Primero, debiera haber un laboratorio en donde las afirmaciones del estudiante de la filosofía oriental, en relación con el alma vitalizadora, pudieran ser comprobadas o refutadas. Los fenómenos de la muerte pueden ser estudiados desde el punto de vista del retiro del alma. Las radiaciones del cuerpo humano lógicamente han recibido atención; pero la investigación específica sobre la columna vertebral y su relación con los centros, es aún un nuevo campo de estudio, aunque el Dr. Baraduc de la Sorbona de París, hizo un interesante trabajo a este respecto, hace cuarenta y cinco años. Su libro L'Ame Vitale es sugestivo, aunque conjetural, y sus afirmaciones necesitan ser sustanciadas.
Todo el tema del cuerpo vital y sus efectos sobre el sistema nervioso y las glándulas, abre un inmenso campo de estudio. En cuanto a la relación entre el cuerpo etérico del hombre, no sólo con su sistema nervioso, sino también con el cuerpo etérico planetario o el éter, donde él como organismo ocupa su lugar, es todavía terreno virgen.
Segundo, debiera ser posible reunir testimonios respecto a la realidad y naturaleza de la luz en la cabeza, de la cual muchos dan fe.
Los recientes experimentos espectaculares sobre la naturaleza de la telepatía van por buen camino, aunque dicha técnica esté aún en su infancia. Mucho se descubrirá cuando se establezca la diferencia entre la comunicación de mente a mente, la telepatía mental, y esa forma mucho más rara de comunicación entre un alma y otra, y entre alma y cerebro. Esta última ha sido llamada inspiración, y ha producido las Escrituras y los denominados "escritos inspirados" del mundo, que han guiado los procesos mentales de los grandes inventores, científicos, poetas y artistas.
La telepatía y la inspiración dependen de tal modo del cuerpo etérico humano y su relación con el éter universal, como dependen la luz o la radio. Todo ello da testimonio de este más sutil mundo del espíritu y del alma.
Dice Michael Pupin 9 en el epílogo de su libro:
"El poder creador del alma es la única guía cuando intentamos descifrar el significado de esta sustancia ultramaterial. Proporciona la norma más fiel para comparar el alma de un hombre con la de otro hombre y con la de los animales inferiores. Esta comparación, semejante en cierto modo a los métodos científicos de medida cuantitativa, se viene aplicando desde el mismo comienzo de la civilización. El procedimiento que se sigue en esta investigación es, en muchos sentidos, equivalente al método científico de investigación por la observación, el experimento y el cálculo. Lo que falta en precisión, lo suple con su gran número de pruebas y errores, que abarca muchos siglos de medidas cualitativas, mediante la cuidadosa comparación. Ello dio como resultado el universal veredicto de que no sólo el alma del hombre es muy superior al alma animal, sino que esta diferencia es inmensamente mayor que la de sus estructuras corpóreas. La comparación revela también un elemento en esta diferencia, que se eleva muy por encima de los demás elementos diferenciadores. Es el elemento espiritual. El poder creador del alma humana, ha creado un nuevo mundo en la conciencia humana: el mundo espiritual."
Entre otras líneas posibles de investigación está la continuación de la obra del doctor Kilner sobre el aura humana, que ha incluido en su libro The Human Atmosphere. Otras frases respecto a la investigación sobre los poderes supranormales, han sido sintetizadas en una declaración de un periódico australiano llamado The Federal Independent, de la cual reproducimos dos párrafos:
"Un hombre de ciencia, que ha hecho un estudio especial de la más reciente teoría de la relatividad, Einstein, ha proyectado nueva luz sobre el episodio referente a Cristo caminando sobre las aguas. Como resultado de sus investigaciones, el profesor H. H. Sheldon dice que considera posible afirmar que la narración bíblica, de la que tanto se han burlado los escépticos, es un hecho explicable por las leyes científicas. 'El milagro puede ser aceptado por las mentes más escépticas, en cuanto reconozcan el hecho de que los leyes fundamentales de la mecánica relativista y de la electricidad, pueden reducirse a una fórmula, y que el poder del electromagnetismo, puede influir en la gravitación y dominarla por completo.' 'Según la última teoría matemática de Einstein, tan sólo hay una sustancia y una ley universal, que contienen los componentes eléctrico y gravitacional, los cuales están unidos en una sola fórmula, influyendo cada uno en el otro. El Doctor Sheldon cree que como resultado de este descubrimiento, cosas como mantener a los aviones en el aire sin motores ni apoyo material, o saltar de una ventana sin temor de caer, se sugieren como línea de investigación a seguir'. 'Si esta teoría es mantenida como prueba de que la electricidad y la gravedad son virtualmente lo mismo, podremos efectivamente aislarnos de la fuerza de la gravedad', declaró. Como prueba real de estas posibilidades aparentemente increíbles, el Dr. Sheldon demostró que una barra de aleación metálica, normalmente sensible al magnetismo, permanecía suspendida en el aire colocando tan sólo un imán debajo de ella.
A la luz de la nueva teoría de Einstein, puede considerarse, por lo tanto, que la liberación de Cristo de las leyes aceptadas de la gravedad, que lo hubieran hecho sumergirse tan pronto como sus pies tocaron la superficie del mar, se debió a una prodigiosa cantidad de electromagnetismo de Su propio cuerpo, y a una fuerza que surgía de la fortaleza de Su personalidad y vitalidad. En todas las pinturas que representan a Cristo, se lo muestra con un nimbo alrededor de Su cabeza. En un tiempo, se lo consideró como producto de la imaginación exuberante de Sus discípulos, pero durante los últimos años, la ciencia, juntamente con muchos que estudian los fenómenos síquicos, ha demostrado por medio de experimentos positivos, que todo ser humano tiene un aura que se asemeja mucho al fulgor que emana de cualquier poderosa máquina eléctrica.
Tal declaración es otra prueba de que la ciencia está cruzando rápidamente la frontera que separa las cosas materiales de las espirituales. Una vez reconocido que el conocimiento de las leyes superiores pueden vencer la resistencia de las inferiores, entraremos en posesión de nuestro verdadero patrimonio espiritual."
Estamos a la expectativa del alborear de ese día en que la religión se cimentará sobre una base científica, y las verdades que testimonian las edades serán corroboradas y probadas, porque como dice también el Dr. Michael Pupin 10:
"Las realidades espirituales de Dios son invisibles, pero se hallan ejemplificadas y son inteligibles por las realidades físicas reveladas en las cosas físicas que se hacen. De acuerdo a esta interpretación de las palabras de los Apóstoles, las realidades físicas y espirituales se complementan entre sí. Son los dos extremos de las mismas realidades, uno reside en el alma humana y el otro en las cosas del mundo externo. He aquí una de las razones fundamentales de por qué la ciencia y la religión se complementan. Son los dos pilares del portal, por el cual el alma humana entra en el mundo en que reside la divinidad".
Entonces surgirá una nueva raza, con nuevas capacidades, nuevos ideales, nuevos conceptos de Dios y de la materia, de la vida y del espíritu. En toda esa raza y en la humanidad futura, se percibirá no sólo un mecanismo y una estructura, sino un alma, una entidad que, utilizando el mecanismo, manifiesta su propia naturaleza, que es amor, sabiduría e inteligencia.
Hasta la ciencia ha reconocido esta última posibilidad, y ha observado que la orientación del proceso evolutivo va hacia una adaptación más perfecta de la forma y de la vida. En todas partes, en toda la creación, se está cumpliendo un propósito, se manifiesta una voluntad hacia la perfección. Ese propósito y esa voluntad están controlados por el amor y la sabiduría; y esos dos tipos de energías (el propósito del espíritu y la fuerza atractiva del alma) se aplican inteligentemente al perfeccionamiento del aspecto materia. Espíritu, alma y cuerpo –divina triplicidad–, se manifiestan en el mundo, y llevarán todo hacia una consumación, representada para nosotros en las Escrituras del mundo, con riqueza de imágenes, de color y de forma. La visión que tuvo Browning 11 de esta verdad y su expresión, resume los resultados de nuestro estudio, que constituirá un apropiado final para este ensayo:
" ... y Dios renueva Su antiguo rapto. Mora así en todo, desde el diminuto comienzo de la vida hasta finalizar en el hombre –la consumación de nuestro esquema del Ser, la terminación de esta esfera de la vida; cuyos atributos ya diseminados por doquier sobre el mundo visible, piden ser combinados como fragmentos destinados a unirse en un maravilloso todo, cualidades imperfectas diseminadas por toda la creación, sugiriendo una criatura aún increada, algún punto donde estos rayos dispersos puedan unirse convergiendo en las facultades del hombre... Cuando la raza sea perfecta, es decir, como un hombre; todo lo dado al género humano, y por el hombre producido hasta ahora, ha llegado a su fin; pero en el hombre íntegro se inicia nuevamente una tendencia hacia Dios. Las predicciones auguraron el acercamiento del Hombre; en el yo del hombre surgen augustas anticipaciones, símbolos, tipos de tenue esplendor, siempre existentes en ese eterno círculo perseguido por la vida. Los hombres comienzan a cruzar los límites de la naturaleza, descubriendo nuevas esperanzas y obligaciones que rápidamente suplantan. Sus propias alegrías y pesares; llegan a ser demasiado grandes para los estrechos credos del mal y del bien, que se desvanecen ante la inmensurable sed de bien; en tanto surge en ellos la paz en forma creciente. Estos hombres se hallan ya en la tierra, serenos en medio de las criaturas semiformadas que los rodean."
Notas:
1. La Luz del Alma, pág. 124, de Alice A. Bailey.
2. Ídem, pág. 126.
3. El Doble Etérico, págs. 117, 118.
4. Kernels of the Universe, pág. 31.
5. The Light Beyond, pág. 95.
6. Pagan and Christian Creeds, Their Origin and Meaning, pág. 278.
7. The Light Beyond, pág. 73
8. Modern Psychology: Normal and Abnormal, págs. 191, 192.
9. The New Reformation, págs. 264, 265.
10. Ídem, pág. 272.
11. Paracelsus (versión libre).
FIN
APÉNDICE
NOTA I
(Referente al Capítulo IV)
Lo siguiente ha sido extraído de una reciente publicación donde se expone de otra manera el tema del alma, y quizás proporcione alguna idea de la tendencia del pensamiento occidental moderno, respecto al mismo.
"La frase percepción religiosa es en sí vaga. ¿No sería posible dar a esa frase un contenido definido sin apartarse de la actitud de crítica? Ayudaría a obtener tal definición si nos preguntáramos qué elemento lo ha inclinado a apartarse de la vida del hombre moderno con la declinación de las disciplinas tradicionales. De acuerdo a Walter Lippmann, el hombre moderno ha perdido la convicción de que "existe una esencia inmortal que preside sobre sus apetitos como un rey". Pero ¿por qué adjudicar la afirmación de tal esencia o voluntad superior, al simple tradicionalista? ¿Por qué no afirmarlo ante todo como una realidad psicológica, uno de los datos inmediatos de la conciencia, una percepción tan primordial que, en comparación, las negaciones deterministas de la libertad moral del hombre sólo son un sueño metafísico? De esta manera estaríamos en posición de ejecutar un movimiento de flanco alrededor de los conductistas y otros psicólogos naturalistas, considerados hoy como los peores enemigos de la naturaleza humana. Al mismo tiempo estaríamos bien encaminados hacia la evasión del dilema moderno y a convertirnos en modernos, íntegros y cabales.
"Los filósofos han debatido frecuentemente la cuestión de la prioridad de la voluntad o el intelecto del hombre. La cualidad de la voluntad que estoy dilucidando y que bien merece ser considerada suprarracional, ha estado, sin embargo, asociada al cristianismo tradicional, no principalmente por la voluntad del hombre, sino por la de Dios, como gracia. Los teólogos se han dedicado a inútiles sutilezas, a propósito de la gracia. De ninguna manera podemos prescindir, como ha sido la tendencia moderna, de la verdad sicológica de la doctrina, conjuntamente con estas sutilezas. La voluntad superior debe ser aceptada simplemente como un misterio que puede ser estudiado por sus efectos prácticos, pero que su naturaleza real, no es posible definir. Por eso, la voluntad superior no es peculiar. 'Todas las cosas', de acuerdo a la máxima escolástica, 'terminan siendo un misterio'. El hombre de ciencia está cada vez más dispuesto a aceptar que no sólo elude la realidad detrás del fenómeno que está estudiando, sino que por la naturaleza del caso deberá siempre evadirla. Por ejemplo, ya no sostiene, como lo hacían sus antepasados más dogmáticos del siglo XIX, que la hipótesis mecanicista, valiosa como técnica de laboratorio, según ha probado ser, es absolutamente verdad; acepta que su verdad es relativa y provisoria.
"La persona que se niega a aprovechar la voluntad superior hasta no estar segura de que ha comprendido su naturaleza real, se halla en el mismo nivel del hombre que se niega a utilizar en forma práctica la energía eléctrica, hasta no haberse formulado una teoría impecable de la electricidad; podrá decirse contrariamente que la voluntad superior, sin sobrepasar la actitud de crítica, no es absoluta ni un imperativo categórico, tampoco lo orgánico y mucho menos lo mecánico, y por último, ni es 'lo ideal' en el sentido común de ese término. Positivamente, podría definirse lo inmediato superior, conocido por su relación con lo inmediato inferior –el hombre meramente temperamental, con sus impresiones, emociones y deseos comunicativos–, como un poder de control vital. No ejercitar este control es indolencia espiritual, que para el cristiano y el budista no es sólo uno de los orígenes principales, sino el principal origen del mal. Aunque Aristóteles, basándose en modismos griegos, no adjudica primacía a la voluntad sino a la mente, a cuyo poder me he referido con toda seguridad y que se relaciona a su 'energía del alma', el tipo de actividad distinta de la mera actuación externa, considerada apropiada para la vida tranquila que él propone como meta de una educación liberal... La energía del alma que ha servido de nivel humanista para la mediación, aparece en el nivel religioso como meditación. La religión, lógicamente, puede significar algo más que meditación. Al mismo tiempo la mediación humanista que tiene el apoyo de la meditación, puede decirse correctamente que posee un trasfondo religioso. Después de todo, mediación y meditación, son sólo etapas distintas del mismo 'sendero' ascendente y no deberían separarse arbitrariamente".
Artículo: Humanism: An Essay on Definition, de Irving Babbitt, págs. 39 41. Extraído de: Humanism and América: Essays on the 0utIook of Modern Civilization, editado por Norman Foerster.
NOTA II
(Referente al Capítulo VII)
ES interesante observar en la actualidad la proliferación del hipertiroidismo y las diversas dificultades vinculadas con la glándula tiroides. ¿Esta condición no corroborará la teoría oriental? Muchas personas obligadas por las circunstancias y las estrechas condiciones económicas, llevan una vida sexual anormal y practican el celibato. Otras por alguna idea errónea sobre las demandas espirituales, rechazan el matrimonio normal y se dedican a una vida célibe. Debido a estas condiciones, la fuerza asciende al centro que constituye su meta y llega a la laringe. Siendo anormal esta condición y estando el hombre o mujer centrados emocionalmente y si el equipo mental (tan necesario para el verdadero trabajo creador) es relativamente mediocre, no hay capacidad para utilizar este poder creador, de allí surge el sobreestímulo de la glándula tiroides. Hemos observado varios de estos casos y parecen sustanciar esta posición. Aquí podría aplicarse la investigación y emplearse el método científico de acumular evidencia, que prueben o refuten la hipótesis. En el conjunto de casos y de testimonios, podrá hacerse la luz en esta cuestión. Cuando la transferencia es normal y no prematura, se producen resultados en el trabajo creador, literatura, drama, música y las artes en general.
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