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septiembre 26, 2010
El campus de la mitológica Universidad de HarvardTexto y Fotos: Alvaro SamaniegoEgging, es un término inventado, ya que la palabra que era obligatorio utilizar no existe, como tal, en la dicción popular norteamericana ("hueveando" fue la palabra de origen; ustedes sabrán disculpar). Eso es lo que andaba haciendo, porque el cuerpo no está acostumbrado a la temperatura, al viento y a la lluvia de los días de inicio de primavera.
Muy temprano por la mañana, 4° centígrados, fuertes vientos y fuertes lluvias. De manera que caminar para conocer todas las bellezas de la ciudad universitaria era suicida. Así que había que andar por ahí egging, guareciéndose del temporal en cualquier sitio cerrado.(Qué depresión. Mientras ello sucedía, algunas estudiantes iban a sus aulas con minifalda y otras trotaban con unas pantalonetas mínimas. Después de pasar un invierno a 20° bajo cero, los 4o de ese momento eran una bendición).¿Cuánto le puede deprimir a una persona el clima? Tanto como pagar buenos 16 dólares para tomar algunos buses que antes debieron ser tranvías, y recorrer, en una hora, los principales sitios de atracción turística de esta bella Boston. Eso sí, con la calefacción a todo aire.Quien fungía como chofer y guía era estudiante y se hacía las chauchas de esta forma. Siempre sonreía. Su labor tiene como fin básico atender como se debe al turista. En un sitio vistoso del vehículo decía que, si se sintió bien en el viaje, recompense a la guía; ergo, las chauchas eran las propinas. La chica de este cuento se ganó cerca de US$ 16 en una hora y media. 10/10.Los estudiantes son parte vital del existir de esta otra importante ciudad de Nueva Inglaterra, como vital es también toda la historia que se vivió allí. Paul Revere, el héroe deBostonEL PRIMER TE DE LA INDEPENDENCIA
Nosotros tenemos el primer grito y ellos... el primer té. La historia es la siguiente: una muy buena parte del comercio de esta hierba para infusión se realizaba por el puerto de Boston. Allá por 1773 los ingleses gravaron la importación y los bostonianos montaron en cólera. Se disfrazaron de indios, echaron al mar todo lo que había llegado y se bautizó al suceso como el Boston tea party (Fiesta del té de Boston), considerado como el primer incidente de la guerra de independencia entre los hijos de Washington y los de la corona. El sitio es ahora un museo y hay una apacible actividad marina.
Es ciudad, ésta, de grandes patriotas y de grandes acciones militares contra los colonizadores. Paul Revere es un nombre constante en todas las esquinas, calles, parques y laberintos. En 1775 cabalgó entre Charleston y Lexington para levantar a los nacionalistas de esta población. Antes, había sido protagonista del Boston tea party. Ahora se muestra a los turistas la casa donde vivió, se ha erigido un monumento en su honor, se realza a sus descendientes, y es obligatoria la lectura de las obras del poeta que cantó sus hazañas. Sorprende al visitante la historia de las ventanas. Cuentan que cuando se construía la ciudad, quienes fabricaron los vidrios utilizaron una extraña aleación. Con el tiempo, esos cristales se tornaron violeta. De ahí que las casas que conservan las ventanas con ese tinte, sean valoradas por los comerciantes de bienes raíces; no importa que la decoración interior no tenga ninguna relación con la época; si los vidrios tienen ese color y están en su lugar, los precios pueden dispararse.Entre los héroes hay también otros, los fundadores de los más importantes centros universitarios de Estados Unidos y de los mejores del mundo: Harvard, MIT, Boston University, Cambridge, destacan en todas partes.Por eso es una ciudad universitaria, porque buena parte de sus transeúntes habituales son estudiantes de las más diversas partes del mundo. El alcalde de Quito, Jamil Mahuad, es un ejemplo cercano. En consecuencia, tiene una altísima población joven, que no es común ver en otras ciudades de Nueva Inglaterra.FREEWAY A TODA MAQUINA
Hay que ver la cantidad de vehículos que pueden caber en una carretera. En las cuatro horas que se demora el viaje en los buses de la ya mitológica compañía Greyhound, entre Boston y New York, no hubo un sólo instante en que la ruta 95 no tuviera vehículos en sus tres o cuatro carriles.
LOS estudiantes hacen sus chauchas, incluso sirviendo de guías turísticosPara que la cosa no sea imposible, el límite mínimo de velocidad está en las 55 millas por hora (unos 80 kilómetros); viajar por debajo de este nivel es también motivo de sanción. Claro, con una máxima, establecida en 80 millas por hora (128 km/h), los vehículos forman masas compactas que se mueven a un mismo ritmo.Pero recorrer un trayecto de 400 kilómetros y no parar de ver vehículos en ambas direcciones es primero sorprendente, y luego aburrido. En el trayecto el chofer entabló competencia con un gran trailer. Hubo momentos de dramatismo cuando los dos llegaban a velocidades de 120 millas (180 kilómetros). Ahí uno se explica por qué los accidentes de tránsito son letales en las freeway.Ello trajo consigo que debamos hacer una parada forzosa: los horarios en estos casos se cumplen casi a la perfección, y en la lid con el camionero nuestro conductor se había adelantado algunos minutos en su itinerario. Un obligado pretzel with coke en la estación de servicio para igualar el cronómetro y échele pa'lante. Park Avenue, zona de intenso intercambio comercialVARIACIONES SOBRE BOSTON
También egging, ir a tomarse un trago en Cheers porque, aparte de la serie de televisión, es un bar como cualquiera, en el que ni las barbas reemplazan la identificación al momento de pedir un licor: puro snobismo.
Probablemente las mejores ostras sean preparadas aquí. Incluso existe un restaurante que muestra, con orgullo, sus más de 100 años de atención al público.El T de Boston, nombre que adquiere el sistema de tren subterráneo en esta ciudad, es variable, austero y confortable. Tiene unidades que parecen sacadas de una historia de hace tiempo y otros que son muy modernos. Hay rutas que salen de la entraña de la tierra y se elevan en estructuras metálicas. Recuerden que en Washington se llama Metro; en New York, Subway; y, parece coincidencia, el T de Bostón (se pronuncia ti) igual que el primer ti de la independencia. Ahí tienen, entre sorpresa y sorpresa, sobre la estación del metro en Harvard Square se puede conseguir el Diario El Universo, de una semana atrás. De no creer. Viva la Patria. ¡Dios!, qué clima. Para uno, un rigor mortis; para ellos, ya era primavera