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Rica en Fibra, Yodo y Betacaroteno, mejora la indigestión
Hay pocos países en el mundo que aprecien tanto el nori como en Japón, donde se producen y consumen cada año una media de 10 billones de hojas de esta preciada alga. De pequeño tamaño y roja, de la variedad Porphyra, se ha convertido en un ingrediente imprescindible en la dieta nipona por ser uno de los elementos fundamentales de su ya internacional sushi. Debido a la gran demanda del alga que se produce en este país, los métodos tradicionales de recolección con ramas de bambú sumergidas en el mar han ido dejando paso a otros sistemas más tecnológicos. Lo que no ha cambiado es el proceso posterior de secado y prensado que la transforman en finas láminas que recuerdan a hojas de papel negro.
Su riqueza en proteínas de gran calidad, libre de grasas saturadas y equiparables a las de la soja, hace del alga nori un ingrediente perfecto para cualquier tipo de dieta, especialmente las vegetarianas o veganas. Además, su consumo ayuda a reducir el colesterol dañino, favorece la digestión y mejora, gracias a su fibra, el tránsito intestinal. Entre su amplio abanico de micronutrientes destacan sobre todo los betacarotenos, tan necesarios para combatir y prevenir posibles problemas de piel o visión, y su riqueza en yodo, muy recomendable contra el hipotiroidismo.
De sabor suave y aromático, el alga nori va cambiando de tonalidad en función de su estado. En el mar es de un color rojizo-púrpura y, al secarse, adquiere una tonalidad casi negra para después volverse verde al ser cocinada. La forma más útil de incluirla en nuestras recetas culinarias es en copos o trocitos. Se pueden preparar tostando unas hojas y cortándolas en pedacitos con la ayuda de una tijera. De esta forma enriqueceremos con un sabroso aire marino ensaladas, platos de cereales o sopas. También podemos cortarlas en tiras y cocerlas al vapor junto con verduras de temporada o añadirlas en copos a la harina integral con la que vayamos a elaborar panes o bases de tartas saladas. Queda deliciosa incluida en rellenos de lasañas o croquetas. Pero si lo que queremos es probar una receta que no nos deje indiferentes, basta con añadirle a la clásica tortilla de patatas y cebolla unos cuadraditos de nori mezclados en el huevo.
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