COMO PERDER PESO SIN PERDER LA SALUD
Publicado en
marzo 21, 2010
Comer fibra y masticar bien.Aparte de ingerir alimentos rico en fibras, conviene comer despacio, pues el cerebro tarda un rato en procesar la señal de que el estómago y el intestino están llenos.En lugar de dietas drásticas, con más efectos perniciosos que beneficios, introducir modificaciones sensatas en la alimentación y en el estilo de vida ayuda a perder peso y ganar bienestar.
Por Martina CasadoAntes de iniciar un régimen dietético con el fin de perder unos cuantos kilos, vale la pena plantearse un par de preguntas. La primera es ¿por qué hacerlo?. Si la razón es estética, hay que reflexionar sobre qué nos lleva a desear un cambio de imagen. La autoestima no debería en ningún caso depender del peso. Si el motivo es la salud, conviene saber que sólo un exceso importante de kilos -del orden de los 30 sobre el peso ideal- se puede considerar una obesidad que vaya a tener consecuencias. En los casos de sobrepeso no tan extremo, los problemas guardan relación casi siempre con los efectos del sedentarismo y de ciertos alimentos que no sólo aumentan el peso sino que favorecen por sí mismos trastornos como la diabetes, la hipertensión o el colesterol dañino.
Sea por razones estéticas o de salud, los cambios en la alimentación deben realizarse siempre con serenidad y sentido común. Las dietas mal llevadas a menudo agravan la obesidad, producen deficiencias nutritivas y en los casos extremos arrastran hasta la anorexia y otros trastornos alimentarios.La segunda pregunta es ¿cómo hacerlo?. La variedad de teorías sobre el adelgazamiento es desconcertante. Parece que se pueden perder kilos de maneras muy diferentes, pero lo cierto es que muchas personas las prueban todas, yendo a veces de un extremo a otro y fiándose del gurú dietético de moda, y sólo consiguen instalarse en el conocido efecto yo-yo: el peso sube y baja y, a fin de cuentas, no solamente no se reduce sino que aumenta. Después de cinco años de tratamiento, sólo el 10 por ciento de los pacientes que siguen una dieta consiguen mantener el descenso de peso. El 90 por ciento restante suele recuperar los kilos enseguida.Hay una característica común en este tipo de dietas ineficaces y peligrosas. Prohiben o restringen al mínimo algún grupo de alimentos. Los cabezas de turco preferidos son los alimentos ricos en grasas o en hidratos de carbono. A corto plazo las dietas restrictivas pueden provocar una pérdida de peso porque eliminan alimentos que han formado parte de la dieta habitual y, en consecuencia, se come menos. Además, las comidas se hacen tan aburridas y difíciles de preparar que se quitan las ganas de comer durante una temporada. Las dietas que reducen de manera drástica y repentina la ingesta de calorías tienen un efecto similar. El problema es que no resultan sostenibles y, en cuanto se abandonan, se recobra el peso anterior y algún kilo más.
VARIABLES IMPLICADAS
Lo más sensato es introducir cambios progresivos en la dieta para hacerla más ligera. Como debe ser para toda la vida, no puede implicar sacrificios desagradables: ha de basarse en el placer de comer y mejorar la relación con los alimentos.
En cuanto a la hipótesis más reiterada sobre las causas de la obesidad, ésta sugiere que las personas con sobrepeso son víctimas de un error de cálculo: gastan menos calorías de las que obtienen de los alimentos y el excedente se transforma en grasa. Siguiendo el razonamiento, la solución es tan simple como reducir el número de calorías, pero si se inicia una dieta con esta base y sin tener en cuenta otras muchas variables implicadas, el fracaso está casi asegurado. Todo indica que el peso es consecuencia de la interacción de factores emocionales, genéticos, fisiológicos, culturales, sociales, ambientales y dietéticos. Para adelgazar y mantenerse en el peso óptimo habría que tener la mayoría de ellos en cuenta. Así, la dieta recupera el significado que daban los griegos a la palabra: se refería a lo que hoy llamamos estilo de vida.Por otra parte, antes de embarcarse en un plan para perder peso conviene conocer el estado de la salud. Hace falta someterse a un examen médico que descarte trastornos de los que el sobrepeso pudiera ser un síntoma. Son recomendables análisis completos de orina y sangre que incluyan las hormonas tiroideas. La alteración de la tiroides puede ser causa de obesidad, aunque es un trastorno menos extendido de lo que se cree (no obstante, es cierto que existe un hipotiroidismo subclínico que no se detecta en los análisis habituales).RELAJACIÓN Y EJERCICIO
Uno de los elementos que más puede estar contribuyendo al aumento de la incidencia de la obesidad en los últimos años es el estrés. Un estudio dirigido por Thomas Ljung, del Hospital Universitario de Gotemburgo (Suecia), ha demostrado que las personas con estrés crónico tienen más facilidad para aumentar de peso, especialmente en la zona del abdomen. El mecanismo fisiológico que explica la relación entre el estrés y la obesidad es que en situación de peligro el cuerpo se prepara para disponer del máximo de energía por si fuera necesario luchar o salir corriendo. Esto se puede experimentar como un hambre desesperada de bombones. Como al final ni luchamos ni corremos, el azúcar se transforma en grasa corporal.
Por otra parte, muchas personas con sobrepeso se beneficiarán al practicar técnicas de relajación que les ayuden a reducir sus niveles de ansiedad. La respiración lenta y profunda por la nariz, rea-lizada rutinariamente varias veces al día y siempre que se sienta un incremento de la ansiedad, suele ser muy eficaz.Además, se deben llevar con calma los propios resultados de la dieta: sólo hay que pesarse una vez a la semana o cada dos semanas. Bajar unos cuantos gramos es suficiente, y una subida esporádica no es importante si la tendencia a medio y largo plazo es de bajada.Si en la aparición de la obesidad desempeñan un papel varios factores, entre ellos el mental, ¿es posible un tratamiento psicológico? En psicosomática, la obesidad es la expresión de un conflicto emocional que suele ir acompañado de otros síntomas como optimismo o pesimismo excesivos, avaricia, dependencia o impaciencia. Averiguar en qué consiste el conflicto exige una investigación que frecuentemente lleva hasta los primeros años de vida. Es posible que sea el resultado de un deseo subconsciente de estar gordo para no resultar deseable o puede haberse desarrollado a partir del deseo de satisfacer a la madre.El tratamiento psicológico puede ayudar a tomar conciencia del conflicto y a buscarle una solución. Puede ser útil hacerse preguntas como éstas: ¿Dónde, cuándo y con quién se cometen los excesos? ¿Qué sentimientos aparecen en el momento de la ingesta? Estar obeso, ¿tiene alguna utilidad oculta? ¿Cómo está el nivel de autoestima?Uno de los factores cruciales para el adelgazamiento es el ejercicio físico. No sólo hace quemar inmediatamente calorías sino que parece ser la mejor, si no la única, manera de acelerar el metabolismo, es decir, la habilidad del cuerpo para utilizar de inmediato la energía que obtiene de los alimentos. Sin embargo, no a todos los obesos les conviene hacer ejercicio mientras intentan adelgazar, pues en algunos casos les resulta tan difícil que abandonan el resto de cambios que tratan de introducir en su vida. En estas situaciones primero hay que reducir el peso y luego empezar a hacer ejercicio.ACTIVAR EL METABOLISMO
La actividad física más recomendable en las dietas es la de tipo aeróbico, la que hace trabajar el corazón y los pulmones. Su efecto sobre el metabolismo se prolonga hasta doce horas después de terminada la sesión. Son suficientes de 20 a 30 minutos diarios, pero con cierta intensidad, la justa para no perder el aliento. Este tipo de ejercicio es más eficaz que cualquier producto quemagrasas.
Entre todos los ejercicios aeróbicos, caminar es sin duda el más recomendable. Para el ser humano es tan natural y necesario como comer, respirar o dormir. Es una buena razón para andar todo lo que se pueda: siempre que sea posible llegar a pie a un sitio. Hay que olvidarse del coche, del autobús o de cualquier otro medio de transporte. Los ascensores también deben ser obviados. Además de caminar, nadar o ir en bicicleta son otros ejercicios recomendables.Pero si somos partidarios de las plantas medicinales, algunas tienen cierto efecto activador del metabolismo. La guaraná (Paulina cupana), originaria de la cuenca del Amazonas y rica en cafeína, teobromina y taninos, estimula la liberación de adrenalina, que permite al organismo quemar más rápidamente las grasas. Por otro lado, aumenta la secreción de ácidos gástricos y la diuresis (la producción de orina). Se puede adquirir en múltiples presentaciones, pero la mejor y más saludable es el polvo puro, que se puede consumir diariamente de muchas maneras: una cucharadita con una taza de agua hirviendo, con leche o miel, añadida al muesli o al zumo de naranja, o incluso a un vaso de agua mineral.La garcinia (Garcinia cambogia) contiene una alta proporción de ácido hidroxicítrico (HCA), un elemento químico que actúa sobre la regulación del peso corporal y del apetito. Se toman una o dos cápsulas, de 500 a 1.000 mg, de HCA, media hora antes de las tres comidas diarias. Otras plantas consideradas quemadoras son el extracto de naranja amarga, el jengibre, la pimienta, la cúrcuma, la yerba mate, el té verde y el té rojo. También resultan muy útiles para ese fin algunas plantas tranquilizantes como pueden ser el gingko biloba, la melisa, la pasionaria, la tila y la manzanilla.AYUDAS Y COSTUMBRES
Los suplementos dietéticos también pueden ser una ayuda en determinados casos de obesidad. La mitad de las personas obesas sufren una deficiencia de coenzima Q10, un componente esencial de la mitocondria, orgánulo de las células encargado de producir energía. Si se toma como complemento dietético se favorece la combustión de las grasas. La presentación más eficaz es la cápsula de gelatina blanda que contiene la coenzima en una base de aceite de soja. La dosis recomendada se encuentra entre 50 y 150 mg diarios. Algunos especialistas precisan que la dosis debe ser de 2 mg por cada kilogramo de peso.
Otro suplemento muy eficaz es el picolinato de cromo, que mejora la utilización del azúcar disponible. Se toma a razón de 400 mcg diarios.Una de las contribuciones importantes al sobrepeso son las bebidas refrescantes comerciales, principal fuente de azúcares para muchas personas. Por esta razón y por la cantidad de aditivos que contienen conviene evitarlas por completo. El agua, en cambio, es la mejor bebida. No sólo proporciona el líquido que el organismo necesita, sino que favorece la sensación de saciedad. Es una buena idea beber dos vasos media hora antes de cada comida para reducir el apetito. En total, conviene consumir al día ocho vasos de agua, a ser posible de mineralización débil, pues favorece la depuración del organismo y todos los procesos metabólicos, incluida la combustión de las grasas.Pero en cuestión de hábitos alimentarios, ¿cómo hacer que todas las modificaciones necesarias en el estilo de vida se conviertan en hábitos estables? Para ello hay que reemplazar costumbres que se han fijado desde el día del propio nacimiento o incluso antes. Algunos expertos sostienen que los hábitos alimentarios de la madre influyen sobre la regulación fisiológica del bebé. Para conseguirlo, es necesario ver las ventajas de los cambios y que éstos impliquen satisfacciones, que deben ser físicas, en forma de bienestar corporal, y psicológicas, al cumplirse los objetivos deseados. Refuerza la motivación concentrarse tanto en los beneficios inmediatos que reporta -los más frívolos, relacionados con la apariencia externa- como en los de largo plazo asociados a la salud.NUEVOS COMPORTAMIENTOS
Los hábitos más importantes son comer siempre a la misma hora, masticar bien, no saltarse comidas -esta conducta enseña al metabolismo que debe ahorrar energía- y planificar los menús de la semana. Para incorporarlos al propio estilo de vida hace falta perseverancia durante el tiempo necesario para que los nuevos comportamientos se fijen. Los psicólogos dicen que en general este periodo dura tres semanas. Luego ya no será necesario proponérselo -por ejemplo, comer una pieza de fruta con cada comida y otra entre comidas-sino que se hará de manera natural. Por cierto, las "recaídas" son comprensibles, pero no hay que rendirse.
GUIA PARA DISEÑAR LOS MENUS
Como existe una variedad amplia de gustos, tipos físicos y estilos de vida no hay una dieta óptima para todo el mundo. Sin embargo, pueden darse algunas orientaciones básicas.
Una dieta sana debe contener alimentos de todos los grupos en las proporciones adecuadas. Lo importante es la dosis que se consume de cada uno (a continuación se indica entre paréntesis el tamaño deseable de cada ración. No es una buena idea premiarse de vez en cuando con alimentos "inconvenientes". Es mejor saber apreciar las virtudes de los recomendables. Para ello es importante prepararlos de la manera más apetecible.HIDRATOS DE CARBONOSon imprescindibles como fuente básica de energía.No. Los que se digieren rápidamente provocan indeseables altibajos en los niveles de glucosa. Son los productos refinados (azúcar, pan y arroz blancos), la repostería, las bebidas refrescantes y las patatas. Tampoco son recomendables la fructosa, la sacarina ni el resto de edulcorantes.Si. El arroz, el pan y la pasta integrales, la avena, la cebada, el mijo (100 g, ya cocidos) y las frutas (una pieza) son fuentes óptimas de hidratos de carbono de asimilación gradual.GRASASSon necesarias para la asimilación de algunas vitaminas y la síntesis de hormonas.No. Las grasas saturadas, presentes en las carnes y los productos lácteos, así como los aceites de coco y palma y las grasas parcialmente hidrogenadas (margarinas, bollería, platos preparados, fritos...) favorecen varios problemas de salud.Si. Los aceites vegetales (10 ml) aportan ácidos grasos poliinsaturados (girasol, maíz, sésamo...) y monoinsaturados (aceite de oliva). Las semillas y los frutos secos (30 g) son recomendables.PROTEÍNASNo.Debe reducirse o eliminarse el consumo de carne acompañada de grasa (costillas, salchichas, embutidos...).Sí. Huevos (uno), pescado y legumbres (80 g) aportan, junto a los cereales, proteínas suficientes.FIBRA Y VITAMINASSí. La fibra de los cereales, legumbres, frutas, hortalizas y verduras (150 g) provoca sensación de saciedad. Éstos alimentos aportan, además, vitaminas, minerales y fítoquímicos.Las personas con estrés crónico tienen más facilidad para ganar kilos: en situación de alerta, el cuerpo se prepara para acumular energíaPAUTAS PARA REDUCIR EL APETITO
Cuando habitualmente se siente hambre de manera exagerada y se está produciendo un aumento de peso puede resultar conveniente tomar algunas medidas que contribuyan a regularlo.
COMER LENTAMENTELa señal nerviosa que transmite al cerebro el mensaje de que el estómago y el intestino están llenos viaja despacio. Es recomendable masticar bien y entretenerse comiendo.DORMIR BIENDescansar pocas horas o interrumpir el sueño aumenta la producción de grelina, la hormona del hambre, y disminuye la de leptina, unos de los mensajeros químicos de la saciedad.RESPETAR LOS HORARIOSEstán negativo hacer pocas comidas al día como demasiadas. Comer sólo en las horas previstas y prohibirse el picoteo ayuda a regular el deseo de hambre.TOMAR ALIMENTOS CON FIBRALas verduras y las frutas favorecen la sensación de saciedad porque llenan el estómagoy los intestinos. Además, la fibra es beneficiosa porque no aporta calorías, reduce el colesterol y disminuye la velocidad de absorción de los azúcares. REDUCIR ELTAMAÑO DE LOS PLATOSA menudo se come con los ojos. Hay que acostumbrarse a los platos pequeños y las raciones moderadas.MAS NATURALEZA, MENOS PESOExiste una relación amplia y profunda entre un estilo de vida sano, en contacto con la naturaleza, y el peso óptimo. Por el contrario, alejarse de la naturaleza parece acércanos a la obesidad. La práctica de una actividad física al aire libre o el consumo de alimentos naturales no son los únicos vínculos entre naturaleza y peso.
Ciertas sustancias artificiales que contaminan el entorno también favorecen la obesidad. Un estudio realizado en la Universidad Rochester de Nueva York ha hallado una relación entre los ftalatos -unas sustancias utilizadas en la fabricación de plásticos, cosméticos e incluso medicamentos- y la epidemia actual de obesidad, sobre todo del sobrepeso más peligroso que se concentra en la región abdominal en los hombres.El estilo de vida en las ciudades modernas nos aleja de la costumbre humana de comer en grupo, disfrutando de la compañía de la familia o las personas más cercanas. En las grandes urbes se tiende a comer a solas y cada vez más rápido. Y también a cenar cada vez más tarde, cuando el sistema digestivo parece que ya ha terminado su jornada laboral. Todo ello dificulta la buena relación con los alimentos y la digestión.TERAPIAS NATURALES
Como la acupuntura han demostrado su utilidad para tratar la obesidad, mientras que los medicamentos artificiales tienen una eficacia limitada y demasiados efectos secundarios negativos. Varios estudios realizados en Rusia y China han demostrado que la acupuntura es una buena ayuda para adelgazar, tanto en niños como en adultos.
La garcinia contiene una alta proporción de ácido hidroxicítrico, un elemento químico que actúa sobre la regulación del peso y el apetitoPOR QUE NO FUNCIONAN LAS DIETAS MUY RESTRICTIVAS
La teoría del setpoint o punto fijo, desarrollada por Willlam Bennet, de la Universidad de Harvard, hace ya más de 20 años, afirma que el cuerpo hace todo lo posible para conservar sus reservas de grasa. Cuando se sigue una dieta de adelgazamiento centrada en la reducción drástica de las calorías, el cerebro reacciona ordenando que se dejen de quemar las grasas corporales. Por eso es común entre las personas sometidas a dieta que tras una pérdida inicial de kilos, debida sobre todo a la eliminación de líquidos, llegue un momento en que parece imposible perder más peso.
EN INDIVIDUOS CON POCA GRASA, una comida puede inducir un aumento en producción de calor corporal -termogénesis-de hasta un 40 por ciento del total, mientras que una persona obesa apenas llega a un 10 por ciento. Esto significa que, en las personas obesas, la energía se almacena en forma de grasa en lugar de generar calor.LA REGULACIÓN DE LAS RESERVAS es Independiente de si se come mucho o poco. Si un obeso come menos, su organismo se adaptará y funcionará con menos grasas para no agotar las reservas. Los regímenes son ineficaces a largo plazo porque se basan en el principio de que si se ingieren menos calorías se queman las reservas, cuando en realidad no resulta tan sencillo.
LA ÚNICA MANERA DE CAMBIAR el setpoint es convencer al cuerpo de que no corre peligro de que sus reservas se agoten. La dieta debe ser moderada, con una ligera reducción de las calorías habituales, y ha de ser sobre todo constante. Una dieta sólo puede mantenerse el tiempo suficiente para modificar el setpoint si es equilibrada, completa y proporciona energía y nutrientes suficientes.Fuente:
REVISTA INTEGRAL - ENERO 2008