UNA REINA PARA DOS PUEBLOS
Publicado en
febrero 01, 2010
Susana KlinkichtA veces se encuentran a tomar una cerveza, pero la mayor parte de las ocasiones en las que se reúnen es para hablar de dinero, de modernísima tecnología, de fútbol o de mujeres.
Gottfried y Gzeslav son vecinos de una misma ciudad. O casi. Su pueblo de 50.000 almas tiene dos nombres, dos ayuntamientos, dos mercados... y dos alcaldes. Gottfried Hein y Gzeslav Fiedorovicz son los burgomaestres de Guben en Alemania y Gubin en Polonia, separados por el tristemente célebre río Neisse y comunicados por un solo puente. Juzgando por la historia, parece imposible que Gottfried y Czeslav sean capaces de dirigirse la palabra, peor que lo hagan, como lo hacen, indistintamente en alemán o polaco, sin remilgos.Cuando tres décadas después de la Segunda Guerra Mundial el entonces canciller Willy Brandt cavó de rodillas en Varsovia y pidió perdón, los pueblos alemán y polaco se percataron definitivamente lo que significaba el uno para el otro: una fuente de inconmesurable dolor.Después de la caída del muro de Berlín y del régimen socialista, en lo que había sido Alemania Oriental la gente tenía bien claro que, dentro del nuevo esquema, Polonia era un hermano aún un poquito más pobre y se lo hacía sentir. No es de admirarse entonces, el impacto que ha causado como señal de un nuevo estilo de reconciliación la noticia procedente de Cuben y Gubin de que, con un presupuesto de 25 millones de marcos, Gubin será la primera comunidad polaca que dispondrá de un sistema moderno de purificación de aguas servidas y lo compartirá con la población de Guben.Es por esto que los dos alcaldes hablan tanto de tecnología moderna, pero no exclusivamente de eso. Ya están planeando otro proyecto para un centro cultural conjunto y todo parece indicar que no se detendrán allí.Con seguridad volverán a abrir los puentes sobre el Neisse, cuyos escombros todavía son mudos testigos de que antes de la inmisericorde ocupación nazi de Polonia y la posterior delimitación fortuita entre las potencias ganadoras de la guerra, el pueblo era uno, con un hermoso ayuntamiento renacentista, una plaza y un alcalde. Mientras tanto, Gottfried y Czeslav presidieron ya una sesión conjunta de los dos parlamentos locales y han dado órdenes a que sus departamentos de planificación trabajen juntos. Los policías polacos acompañan a los alemanes cuando salen de patrulla y viceversa. Dicen que sólo por temor a esta poderosa cooperación ha bajado la delincuencia en ambas poblaciones. En el fútbol, el voley y el básquet Guben y Gubin establecen un solo campeón. Es por eso que Gottfried y Czeslav hablan tanto de fútbol. ¿Pero por qué hablan de mujeres? Porque en noviembre Guben y Gubin elegirán una sola reina de belleza entre las mujeres polacas y alemanas. Esto quiere decir que una mujer polaca con suerte podría convertirse en Miss Alemania ¿o no?Este idilio entre dos pueblos torturados por la enemistad de sus gobiernos durante décadas y siglos es posible, no sólo por el carácter especial de los dos alcaldes (Gottfried significa en español "la paz de Dios"), también se debe a una porción bastante grande de poder arrebatado por estos dos hombres a los respectivos poderes centrales, en especial al de Varsovia, mucho más absorbente que el de Bonn. Las "malas influencias" alemanas podrían ser las culpables también de que Czeslav haya decidido incluso independizar del Estado las escuelas en su ciudad. ¿Qué es lo que pensará enseñar a los niños de Gubin?