Publicado en
febrero 07, 2010
CONDENSADO DE JEDENACTY BILY KUN ("EL UNDÉCIMO CABALLO BLANCO"), PUBLICADO POR BLOK, BRNO, DE LA REPÚBLICA CHECA. © 1996 POR BOZENA SKACELOVA.Carta abierta de un escritor a Radio Praga
Por Jan SkacelQUERIDOS AMIGOS: Me han pedido ustedes una colaboración que hablara sobre los animales, y siento mucho no poder complacerlos. Llevo muchos años trabajando con ustedes y no quisiera decepcionarlos, pero el encargo me viene grande.
Me refiero a que es mucho pedirme desde el punto de vista moral. Sería insolente que un simple ser humano como yo osara escribir sobre los animales, esas magníficas criaturas de la naturaleza a las que no se les ocurre hacer la guerra, ni robar, ni mentir, ni traer hijos ilegítimos al mundo.Es una lástima que los animales no puedan escribir. Sería muy interesante saber lo que opinan de nosotros... si los editores se atrevieran a publicarlo. Pero, ¿por qué querría hacer tal cosa un ruiseñor, un caballo, una hormiga o una vaca de ojos hermosos? Ellos tienen cosas más importantes en que ocuparse. Los pájaros, por ejemplo, empiezan a cantar desde antes del amanecer. La gente no podría con algo así.Sin embargo, ahora que les escribo, no puedo disimular la tristeza que me da el hecho de que el hombre ejerza tan cruel opresión sobre los animales, lo que no es más que una señal de la decadencia de la raza humana. En cierta ocasión vi a un niño de ciudad que, al ir al campo por primera vez y mirar a las vacas, preguntó por qué tenían guantes entre las piernas. El niño ya había ido al zoológico y allí había visto un león, un tigre, un caballo salvaje de Mongolia, una iguana y un elefante, pero se moría de miedo cuando, a los nueve años, conoció las cabras.Antes, los nobles montaban a caballo, lo cual también me parece una grave injusticia: no entiendo por qué una criatura tan imperfecta y, en general, fea como el hombre se arroga el derecho de sentarse sobre el lomo de un ser tan majestuoso y delicado como el caballo. Debería ser al revés, sólo que el ser humano es demasiado débil como para llevar a cuestas un animal de ese tamaño. Así que, para compensar su inferioridad, inventó esas bestias metálicas que apestan y reciben el nombre de coches.Hasta las pulgas son más inteligentes que el hombre. Cierto biólogo especializado en ellas juraba que tenían la virtud de localizar el punto preciso de la espalda humana (entre los omóplatos) donde ni el más flexible contorsionista alcanza a rascarse. Sencillamente somos incapaces de hacerlo. Nos hacemos llamar los amos de la creación y hemos domeñado la naturaleza, pero desde que Einstein encontró la fórmula de la masa y la energía no sabemos dónde escondernos.Discúlpenme, queridos amigos, por emplear un tono de tanta indignación, pero, como ustedes comprenderán, está justificado. Ya termino. Lamento mucho no haber podido cumplir su deseo. Permítanme agregar, a manera de conclusión, una prueba más de la superioridad del reino animal sobre el del ser humano: los animales no pueden hablar ni imprimir periódicos; no tienen radio y, en vez de televisión, ven la espléndida creación de Dios, como decían nuestros padres.JAN SKACEL, destacado escritor y poeta checo, murió en 1989.