EL SEGUNDO HOMBRE MAS PODEROSO DE ESTADOS UNIDOS
Publicado en
febrero 07, 2010
Cuando Alan Greenspan habla, Wall Street escucha. Sin embargo, pocos entienden lo que realmente quiere decir.
Por Rachel WildavskyEN DICIEMBRE DE 1996, cuando el mercado de valores de Estados Unidos entró en un periodo de auge, Alan Greenspan, presidente del Consejo de la Reserva Federal (CRF) de ese país, tomó la palabra durante una cena para opinar al respecto. Sus comentarios fueron tan herméticos, que algunos de los invitados no entendieron qué quiso decir cuando se preguntó en voz alta si los inversionistas no estarían mostrando una "efusividad irracional".
Cuando Greenspan habla, empero, Wall Street escucha. Al día siguiente el promedio Dow Jones industrial bajó más de 140 puntos, pues había temor de que él pudiera frenar el crecimiento bursátil elevando las tasas de interés. Fue una falsa alarma: las tasas se mantuvieron estables.Al cabo de siete meses, Greenspan pronosticó que el desempleo y la inflación se mantendrían bajos durante 1998. Esta vez Wall Street interpretó sus declaraciones como señal de que no había necesidad de aumentar las tasas de interés. El índice Dow Jones se incrementó 155 puntos y alcanzó una nueva marca máxima de 8061,65.Se suele considerar a Greenspan el segundo hombre más poderoso de Estados Unidos, en particular por su decisivo papel en la administración de la oferta crediticia y de dinero del sistema bancario de ese país. En lo que más hace sentir su poder es en la tasa de interés que los bancos se cobran unos a otros por otorgarse préstamos de la noche a la mañana. El CRF influye en esa tasa al comprar o vender valores del Estado de corto plazo. El costo financiero resultante de estas transacciones se transfiere en último término a los deudores, lo que afecta, entre otras cosas, los préstamos a los consumidores, el crédito hipotecario y el financiamiento de las empresas.Greenspan ha ejercido su poder con gran éxito. En el último decenio la inflación en Estados Unidos se redujo casi a la mitad, hasta llegar a 2,2 por ciento. Hoy, la economía del país sigue creciendo y el desempleo ha disminuido a menos de 5 por ciento.Al igual que muchos otros economistas, Lawrence Lindsey, ex miembro del CRF, elogia a Greenspan por haber instaurado una política monetaria que, señala, "ha permitido que los mercados se activen". Y agrega: "Quien preside el Consejo de la Reserva Federal puede cometer un error y complicar las cosas. Greenspan no ha incurrido en ninguno. Es una suerte para el país contar con él".VOCACION INEQUIVOCA
Greenspan, hijo único de un corredor de bolsa, nació en la Ciudad de Nueva York en 1926. Desde pequeño mostró una clara habilidad para los números; podía sumar mentalmente grandes cantidades y se sabía de memoria los porcentajes de bateo de casi todos los beisbolistas de las ligas mayores.
Cuando era adolescente, tocaba el saxofón y el clarinete y asistía a una prestigiosa escuela de música. Siguió cultivando este arte con pasión, pero, como reconoció años después, "por fortuna no era muy bueno". El joven Alan dedicaba la mayor parte de su tiempo libre a la lectura, sobre todo a aquello que tenía que ver con las finanzas y el negocio bursátil. Luego abandonó los estudios de música y se inscribió en la Universidad de Nueva York, donde obtuvo un posgrado en economía, en 1950.Consiguió un empleo en el Consejo Nacional de Asesoría Económica para las Industrias, de Estados Unidos, donde se encargaba de vaticinar la demanda de acero, aluminio y cobre basándose en los datos oficiales de los pedidos de aviones para la Guerra de Corea. Allí comenzó a desplegar su mayor cualidad, que él mismo define como "saber interpretar cifras parciales y obtener de ellas un panorama general de lo que está ocurriendo".El finado congresista Frank Ikard decía que Greenspan "es de esa clase de personas que saben cuántos miles de tornillos de cabeza plana lleva un Chevrolet y qué le ocurriría a la economía si le quitaran tres".Greenspan puso dicha habilidad al servicio de Townsend, Inc., empresa que ayudaba a sus clientes a prever la demanda de bienes de consumo, vivienda y otros artículos. Al cabo de cinco años, la compañía se llamaba Townsend-Greenspan & Co.PRUEBA DE FUEGO
En ese tiempo Greenspan trabó amistad con varias personas que reforzaron las lecciones que había aprendido sobre el comportamiento de los mercados. A principios de los años 50 conoció a Ayn Rand, cuyas novelas y ensayos exaltaban el individualismo. Él le reconoce a ella haberlo convencido de que el liberalismo capitalista no sólo es el sistema económico más eficiente, sino también el más moral.
En esos años Greenspan se percató también de los peligros inflacionarios que amenazaban a la economía estadounidense. En 1962 dijo que, a fin de financiar el sistema de previsión social, los políticos no sólo eran capaces de aumentar los impuestos, sino que, con tal de conservar el poder, podrían recurrir incluso a "un gasto deficitario mayúsculo".En efecto, el gobierno de Estados Unidos realizó un gasto enorme y aumentó la carga tributaria para costear los programas de asistencia social y la Guerra de Vietnam. En 1974, cuando Richard Nixon nombró a Greenspan jefe de sus asesores en economía, el país había alcanzado la tasa de inflación más alta desde la Segunda Guerra Mundial.Greenspan colaboró también con el presidente Ford, y en los años siguientes la tasa de inflación disminuyó de 10,9 a 5,2 por ciento.La prueba de fuego que Greenspan tuvo que superar durante el gobierno de Ford le fue muy útil cuando Ronald Reagan lo nombró presidente del CRF, en 1987. El 19 de octubre, a los dos meses de haber ocupado ese puesto, Greenspan se enteró, cuando acababa de llegar en avión a Dallas, de que el mercado de valores había perdido 508 puntos al cierre de la jornada, lo que constituía la peor caída de su historia.Greenspan empezó a hacer llamadas telefónicas y hacia el anochecer había presentado ya un plan para suministrar dinero al sistema bancario. Esto contribuyó a evitar que los bancos quebraran y fue fundamental para impedir que la caída bursátil tuviera repercusiones duraderas en la economía. Greenspan hasta se dio el lujo de dormir cinco horas esa noche. Robert Heller, miembro del CRF, comentó: "Él sabía exactamente lo que debía hacer, como si se hubiera preparado para eso toda su vida".En la actualidad, la mayoría de los expertos aún coincide con esa opinión. Es cierto que los diez años que Greenspan ha presidido el CRF no han transcurrido sin incidentes —algunos lo culpan de la breve recesión que hubo en 1990, y le llovieron críticas cuando el consejo aumentó siete veces las tasas de interés en 1994—, pero lo importante es que la economía de Estados Unidos está en su séptimo año consecutivo de expansión. "No se puede discutir con esos resultados", señala Manuel Johnson, ex vicepresidente del CRF.Con todo, hay quienes objetan su hermetismo. Él jamás cita las estadísticas en que se basa, y mientras los analistas financieros se devanan los sesos tratando de descifrar qué quiso decir, su lenguaje puede perturbar los mercados. Fiel a su fama de reticente, en una ocasión comentó: "Sé que ustedes creen entender lo que piensan que dije, pero no estoy seguro de que se percaten de que lo que oyeron no es lo que quise decir".BIEN EMPAPADO
Andrea Mitchell, la esposa de Greenspan, dice que su marido toma las críticas con calma y que incluso colecciona las caricaturas que lo ridiculizan. "No deja que los ataques por motivos políticos le quiten el sueño", afirma.
Aunque Greenspan dedica mucho tiempo a sus compromisos sociales en Washington, su esposa comenta que les gusta cenar en casa "sopa y ensalada", mientras escuchan música clásica o ven un partido de béisbol por televisión.Gracias a esas apacibles veladas, Greenspan puede empezar a trabajar desde muy temprano. Normalmente se levanta a las cinco y media y se pasa hasta dos horas leyendo o incluso escribiendo en la bañera. "A menudo llega a la oficina con los discursos salpicados de agua", dice su esposa.La economía de Estados Unidos ha marchado bien bajo la vigilancia de Greenspan, quien tiene 71 años, pero eso podría acabar si lo sustituyera la persona indebida. A fines de los años 70, por ejemplo, William Miller, quien entonces presidía el CRF, adoptó una política basada en una mayor oferta de dinero para estimular la economía. Pero lo que hizo fue causar que la inflación volviera a ser de dos dígitos. El propio Greenspan ha dicho que las malas decisiones que el consejo tomó en los años 20 contribuyeron a desencadenar la Gran Depresión.¿Qué se puede esperar en el futuro? Greenspan ha sostenido desde hace mucho que entre las garantías más elementales de la libertad figuran un gasto público reducido, un gobierno con restricciones e incluso la adopción del patrón oro. Mientras tanto, hay varias reformas que él podría ayudar a materializar.Una de ellas es lograr una mayor apertura. "Los miembros del CRF por lo general se han opuesto a casi cualquier tipo de apertura", señala Alan Blinder, ex vicepresidente del consejo. Al parecer no quieren tener que rendir cuentas de sus decisiones.Manuel Johnson opina que el CRF debería celebrar una conferencia de prensa al terminar cada una de sus asambleas para explicar sin ambigüedades los motivos de sus actos. "Sería útil que Alan [Greenspan] explicara cómo toma sus decisiones", afirma. "Así proporcionaría una exposición razonada de sus principios y un registro de los hechos".La responsabilidad de presidir el CRF es muy grande, pero si hay alguien que conozca los riesgos económicos de concentrar tanto poder es Greenspan. Él ha contribuido a llevar a su país a una era de prosperidad, y su mayor legado sería lograr que su pueblo la disfrutara mucho tiempo.