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TOCARNOS constituye una necesidad fundamental, tan indispensable para nuestro crecimiento como la casa, el vestido o el sustento. Desde los mimos y las caricias entre la madre y el recién nacido, que forman los cimientos de la personalidad, hasta el acto de estrecharse las manos que se da entre un hijo y su padre moribundo, y que facilita la separación final, el tacto es nuestro más íntimo y poderoso medio de comunicación. Miguel Ángel lo sabía: cuando pintó a Dios extendiendo una mano hacia Adán en el techo de la capilla Sixtina, eligió el tacto para representar el don de la vida.
DETRÁS DE CADA ADELANTO de la humanidad hay un germen creador que crece en la mente de algún individuo solitario, un individuo cuyos sueños lo despiertan a la mitad de la noche mientras los demás duermen plácidamente.
UNA SENCILLA PALABRA es la clave para entablar una conversación:
QUÉ CURIOSO RESULTA que la vida más ruin, la existencia más pobre, se atribuya a la voluntad de Dios, pero que a medida que los seres humanos se vuelven más ricos, conforme su nivel y estilo de vida comienzan a ascender en la escala material, Dios descienda proporcionalmente en la escala de la responsabilidad.
LOS ADOLESCENTES son como las almejas. Se abren sólo un instante para alimentarse un poco o expeler alguna basurita. Luego se vuelven a cerrar con fuerza. Si uno anda por allí cuando se abren, tiene la oportunidad de ver algo realmente hermoso en su interior. Pero hay que estar allí en ese preciso momento.
LA MEMORIA es algo vivo y está de paso. Pero en su momento, todo lo que se recuerda se une y cobra vida: lo viejo y lo nuevo, el pasado y el presente, los vivos y los muertos.