CYBER POLICIAS: PROTEGEN LAS CALLES DE INTERNET
Publicado en
enero 09, 2010
Por César BorreguerosEn este último año una nueva ciudad se ha convertido en la más poblada del mundo. Más de sesenta millones de personas se pasean por sus calles y se calcula que de aquí al año 2000 pueden ser más de cien millones los habitantes que circulen por esta Informópolis, cuya capital es Internet.
Como cualquier otra ciudad del mundo, Internet, a pesar de ser el lugar con más libertad del planeta, también tiene sus problemas. Sufre importantes atascos en sus principales calles y como no, también tiene delincuentes.Las libres redes de Internet cobijan a un gran número de narcotráficantes, terroristas, ladrones de bancos y simples carteristas que, amparados tras la pantalla de su ordenador, intentan aprovecharse de la falta de gobierno que sufre esta ciudad.LIBERTAD ABSOLUTA
Una de las principales máximas de Internet es la de establecer el principio de la libertad como máxima absoluta que rige toda la vida en sus calles. A pesar de ello también tiene sus reglas no escritas como aquella que dice que está terminantemente prohibido utilizar las redes de Internet para hacer publicidad, a riesgo de verse bloqueado, por cientos de miles de llamadas que impedirán el acceso normal a la página en cuestión.
Las calles de Internet están plagadas de grupos pronazis, sectas, racistas y demás "fauna callejera", que no dejan pasar de largo la gran oportunidad que se les brinda para propagar sus doctrinas a los cuatro vientos y sin ningún tipo de cortapisas.Recientemente, una dirección estaba siendo visitada asiduamente por menores de edad. En ella se describía con total exactitud y paso por paso la forma de construir una bomba casera. A los pocos días dos chavales españoles ponían en práctica estos conocimientos, haciendo estallar un pequeño artefacto. Otras direcciones enseñan los pasos a seguir para fabricar droga sintética en el baño de casa.PROSTITUCION CIBERNETICA
Uno de los lugares más visitados de Informópolis es la página correspondiente a la versión cibernética de la conocida revista pornográfica Penthouse. Aquí el problema es que este tipo de páginas lleguen a menores de edad. El problema de la pornografía está en otro tipo de direcciones en las que, a semejanza de los famosos escaparates de Amsterdam, en los que las prostitutas de la ciudad enseñan sus mercancías, se describen con todo lujo de detalles los servicios que la chica en cuestión realiza, acompañado por imágenes más que ilustrativas de estos servicios.
Pero el de la pornografía puede ser uno de los temas polémicos que más escandalicen a ciertos moralistas norteamericanos -ya se sabe que aunque Internet no tiene dueño, rebosa espíritu norteamericano por los cuatro costados-, hay delitos mucho más importantes que este. Uno de los más frecuentes es el que se centran en fraudes económicos que han hecho perder grandes sumas a los bancos.Pues bien, a pesar de las protestas de quienes consideran Internet un lugar vedado para cualquier ley restrictiva, los gobiernos ya han puesto manos a la obra y han creado los primeros cuerpos policiales encargados de velar por la seguridad de todos los habitantes de Informópolis.El Computer Emergency Response Crime, situado en Pittsburg, en el Estado de Pensylvania (Estados Unidos), es el centro neurálgico de la defensa mundial frente al terrorismo informático. Desde ese centro, fundado en 1988 con dinero del Departamento de Defensa norteamericano, se estudian los cibercrímenes internacionales.ANECDOTAS DE INTERNET
Esta organización se creó a raíz del incidente del gusano que afectó más de 60.000 ordenadores de Inernet en 1988. Sucedió cuando un estudiante de la Universidad de Cornell hizo un programa que era capaz de autoreplicarse y distribuirse por la red. Este gusano fue soltado por Internet. El estudiante había subestimado la potencia de su creación, por lo que el gusano se estaba propagando a un ritmo endiablado. Se calcula que entre 60.000 y 210.000 ordenadores se quedaron colgados y otros muchos miles fueron desconectados para no verse afectados. Se tardó varios días en volver a la normalidad.
Una llamada de teléfono en la que el estudiante mencionaba su apodo de Internet fue el detonante de su detención. Resultó ser el hijo de uno de los máximos responsables del National Computer Security Center, una organización relacionada con la seguridad nacional de los EE.UU.Otro de los casos más conocidos de delincuencia cibernética fue el protagonizado por "El Cóndor", un hacker de reconocido prestigio y con varias órdenes de captura y por Tsumoto Shimomura, un experto en seguridad informática del San Diego Supercomputer Center. Esta pareja protagonizó una de las persecuciones policiales más espectaculares de la historia, lo único diferente es que se desarrolló por las calles de Internet."El Cóndor" cometió el error de curiosear en el sistema de Shimomura, lo que provocó que éste se uniera al FBI para localizarle. Siguiendo pistas a través del correo y rastros de conexiones, consiguió dar con el nido desde donde operaba "El Cóndor". Le capturaron con los números secretos de 30.000 tarjetas de crédito, aunque no había usado ninguna.CUERPOS ESPECIALES
Uno de los consejos que más ha de tener en cuenta el internauta es de no transmitir jamás datos personales, como números de tarjetas de crédito, por la facilidad de ser intervenidas y para ser utilizadas con fines delictivos.
El FBI en Estados Unidos y Scotland Yard en Inglaterra ya están tomando medidas para intentar controlar esta amplia variación de delitos. Estos especialistas son los ciberpolicías, que en España también contarán con su cuerpo de especialistas.Se da por seguro que los gobiernos, sobre todo el norteamericano a través del FBI, terminará poseyendo férreos sistemas de control sobre los que circula por Internet. De momento, todo aquel que quiera comunicarse de forma segura por Internet ha de utilizar un lenguaje criptográfico sólo conocido por él y por su comunicante.Esto va en contra del deseo de los gobiernos de dominar los mensajes de la aldea, por lo que se está imponiendo un sistema telefónico seguro basado en un microcircuito codificado llamado "Clipper", en el que cada usuario tendría una clave que estaría bajo custodia de las autoridades, pero éstos sólo podrían acceder a ellas por orden judicial, cuando se tengan pruebas de que se puede estar cometiendo algún delito en las calles de Informópolis.De momento, y en espera de que las autoridades acaben con una de las pocas parcelas de total libertad que existen en el mundo, Internet se seguirá rigiendo, a pesar de los abusos de los delincuentes, por un código ético en el que la amabilidad, la amistad y la honestidad ocupan los lugares preferentes.