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    Heart Beat


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    Jello


    Light Speed In


    Pulse


    Roll In


    Rotate In


    Rotate In Down Left


    Rotate In Down Right


    Rotate In Up Left


    Rotate In Up Right


    Rubber Band


    Shake


    Slide In Up


    Slide In Down


    Slide In Left


    Slide In Right


    Swing


    Tada


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    ÍNDICE
  • MÚSICA SELECCIONADA
  • Instrumental
  • 1. 12 Mornings - Audionautix - 2:33
  • 2. Allegro (Autumn. Concerto F Major Rv 293) - Antonio Vivaldi - 3:35
  • 3. Allegro (Winter. Concerto F Minor Rv 297) - Antonio Vivaldi - 3:52
  • 4. Americana Suite - Mantovani - 7:58
  • 5. An Der Schonen Blauen Donau, Walzer, Op. 314 (The Blue Danube) (Csr Symphony Orchestra) - Johann Strauss - 9:26
  • 6. Annen. Polka, Op. 117 (Polish State Po) - Johann Strauss Jr - 4:30
  • 7. Autumn Day - Kevin Macleod - 3:05
  • 8. Bolereando - Quincas Moreira - 3:21
  • 9. Ersatz Bossa - John Deley And The 41 Players - 2:53
  • 10. España - Mantovani - 3:22
  • 11. Fireflies And Stardust - Kevin Macleod - 4:15
  • 12. Floaters - Jimmy Fontanez & Media Right Productions - 1:50
  • 13. Fresh Fallen Snow - Chris Haugen - 3:33
  • 14. Gentle Sex (Dulce Sexo) - Esoteric - 9:46
  • 15. Green Leaves - Audionautix - 3:40
  • 16. Hills Behind - Silent Partner - 2:01
  • 17. Island Dream - Chris Haugen - 2:30
  • 18. Love Or Lust - Quincas Moreira - 3:39
  • 19. Nostalgia - Del - 3:26
  • 20. One Fine Day - Audionautix - 1:43
  • 21. Osaka Rain - Albis - 1:48
  • 22. Read All Over - Nathan Moore - 2:54
  • 23. Si Señorita - Chris Haugen.mp3 - 2:18
  • 24. Snowy Peaks II - Chris Haugen - 1:52
  • 25. Sunset Dream - Cheel - 2:41
  • 26. Swedish Rhapsody - Mantovani - 2:10
  • 27. Travel The World - Del - 3:56
  • 28. Tucson Tease - John Deley And The 41 Players - 2:30
  • 29. Walk In The Park - Audionautix - 2:44
  • Naturaleza
  • 30. Afternoon Stream - 30:12
  • 31. Big Surf (Ocean Waves) - 8:03
  • 32. Bobwhite, Doves & Cardinals (Morning Songbirds) - 8:58
  • 33. Brookside Birds (Morning Songbirds) - 6:54
  • 34. Cicadas (American Wilds) - 5:27
  • 35. Crickets & Wolves (American Wilds) - 8:56
  • 36. Deep Woods (American Wilds) - 4:08
  • 37. Duet (Frog Chorus) - 2:24
  • 38. Echoes Of Nature (Beluga Whales) - 1h00:23
  • 39. Evening Thunder - 30:01
  • 40. Exotische Reise - 30:30
  • 41. Frog Chorus (American Wilds) - 7:36
  • 42. Frog Chorus (Frog Chorus) - 44:28
  • 43. Jamboree (Thundestorm) - 16:44
  • 44. Low Tide (Ocean Waves) - 10:11
  • 45. Magicmoods - Ocean Surf - 26:09
  • 46. Marsh (Morning Songbirds) - 3:03
  • 47. Midnight Serenade (American Wilds) - 2:57
  • 48. Morning Rain - 30:11
  • 49. Noche En El Bosque (Brainwave Lab) - 2h20:31
  • 50. Pacific Surf & Songbirds (Morning Songbirds) - 4:55
  • 51. Pebble Beach (Ocean Waves) - 12:49
  • 52. Pleasant Beach (Ocean Waves) - 19:32
  • 53. Predawn (Morning Songbirds) - 16:35
  • 54. Rain With Pygmy Owl (Morning Songbirds) - 3:21
  • 55. Showers (Thundestorm) - 3:00
  • 56. Songbirds (American Wilds) - 3:36
  • 57. Sparkling Water (Morning Songbirds) - 3:02
  • 58. Thunder & Rain (Thundestorm) - 25:52
  • 59. Verano En El Campo (Brainwave Lab) - 2h43:44
  • 60. Vertraumter Bach - 30:29
  • 61. Water Frogs (Frog Chorus) - 3:36
  • 62. Wilderness Rainshower (American Wilds) - 14:54
  • 63. Wind Song - 30:03
  • Relajación
  • 64. Concerning Hobbits - 2:55
  • 65. Constant Billy My Love To My - Kobialka - 5:45
  • 66. Dance Of The Blackfoot - Big Sky - 4:32
  • 67. Emerald Pools - Kobialka - 3:56
  • 68. Gypsy Bride - Big Sky - 4:39
  • 69. Interlude No.2 - Natural Dr - 2:27
  • 70. Interlude No.3 - Natural Dr - 3:33
  • 71. Kapha Evening - Bec Var - Bruce Brian - 18:50
  • 72. Kapha Morning - Bec Var - Bruce Brian - 18:38
  • 73. Misterio - Alan Paluch - 19:06
  • 74. Natural Dreams - Cades Cove - 7:10
  • 75. Oh, Why Left I My Hame - Kobialka - 4:09
  • 76. Sunday In Bozeman - Big Sky - 5:40
  • 77. The Road To Durbam Longford - Kobialka - 3:15
  • 78. Timberline Two Step - Natural Dr - 5:19
  • 79. Waltz Of The Winter Solace - 5:33
  • 80. You Smile On Me - Hufeisen - 2:50
  • 81. You Throw Your Head Back In Laughter When I Think Of Getting Angry - Hufeisen - 3:43
  • Halloween-Suspenso
  • 82. A Night In A Haunted Cemetery - Immersive Halloween Ambience - Rainrider Ambience - 13:13
  • 83. A Sinister Power Rising Epic Dark Gothic Soundtrack - 1:13
  • 84. Acecho - 4:34
  • 85. Alone With The Darkness - 5:06
  • 86. Atmosfera De Suspenso - 3:08
  • 87. Awoke - 0:54
  • 88. Best Halloween Playlist 2023 - Cozy Cottage - 1h17:43
  • 89. Black Sunrise Dark Ambient Soundscape - 4:00
  • 90. Cinematic Horror Climax - 0:59
  • 91. Creepy Halloween Night - 1:56
  • 92. Creepy Music Box Halloween Scary Spooky Dark Ambient - 1:05
  • 93. Dark Ambient Horror Cinematic Halloween Atmosphere Scary - 1:58
  • 94. Dark Mountain Haze - 1:44
  • 95. Dark Mysterious Halloween Night Scary Creepy Spooky Horror Music - 1:35
  • 96. Darkest Hour - 4:00
  • 97. Dead Home - 0:36
  • 98. Deep Relaxing Horror Music - Aleksandar Zavisin - 1h01:52
  • 99. Everything You Know Is Wrong - 0:49
  • 100. Geisterstimmen - 1:39
  • 101. Halloween Background Music - 1:01
  • 102. Halloween Spooky Horror Scary Creepy Funny Monsters And Zombies - 1:21
  • 103. Halloween Spooky Trap - 1:05
  • 104. Halloween Time - 0:57
  • 105. Horrible - 1:36
  • 106. Horror Background Atmosphere - Pixabay-Universfield - 1:05
  • 107. Horror Background Music Ig Version 60s - 1:04
  • 108. Horror Music Scary Creepy Dark Ambient Cinematic Lullaby - 1:52
  • 109. Horror Sound Mk Sound Fx - 13:39
  • 110. Inside Serial Killer 39s Cove Dark Thriller Horror Soundtrack Loopable - 0:29
  • 111. Intense Horror Music - Pixabay - 1:41
  • 112. Long Thriller Theme - 8:00
  • 113. Melancholia Music Box Sad-Creepy Song - 3:46
  • 114. Mix Halloween-1 - 33:58
  • 115. Mix Halloween-2 - 33:34
  • 116. Mix Halloween-3 - 58:53
  • 117. Mix-Halloween - Spooky-2022 - 1h19:23
  • 118. Movie Theme - A Nightmare On Elm Street - 1984 - 4:06
  • 119. Movie Theme - Children Of The Corn - 3:03
  • 120. Movie Theme - Dead Silence - 2:56
  • 121. Movie Theme - Friday The 13th - 11:11
  • 122. Movie Theme - Halloween - John Carpenter - 2:25
  • 123. Movie Theme - Halloween II - John Carpenter - 4:30
  • 124. Movie Theme - Halloween III - 6:16
  • 125. Movie Theme - Insidious - 3:31
  • 126. Movie Theme - Prometheus - 1:34
  • 127. Movie Theme - Psycho - 1960 - 1:06
  • 128. Movie Theme - Sinister - 6:56
  • 129. Movie Theme - The Omen - 2:35
  • 130. Movie Theme - The Omen II - 5:05
  • 131. Música De Suspenso - Bosque Siniestro - Tony Adixx - 3:21
  • 132. Música De Suspenso - El Cementerio - Tony Adixx - 3:33
  • 133. Música De Suspenso - El Pantano - Tony Adixx - 4:21
  • 134. Música De Suspenso - Fantasmas De Halloween - Tony Adixx - 4:01
  • 135. Música De Suspenso - Muñeca Macabra - Tony Adixx - 3:03
  • 136. Música De Suspenso - Payasos Asesinos - Tony Adixx - 3:38
  • 137. Música De Suspenso - Trampa Oscura - Tony Adixx - 2:42
  • 138. Música Instrumental De Suspenso - 1h31:32
  • 139. Mysterios Horror Intro - 0:39
  • 140. Mysterious Celesta - 1:04
  • 141. Nightmare - 2:32
  • 142. Old Cosmic Entity - 2:15
  • 143. One-Two Freddys Coming For You - 0:29
  • 144. Out Of The Dark Creepy And Scary Voices - 0:59
  • 145. Pandoras Music Box - 3:07
  • 146. Peques - 5 Calaveras Saltando En La Cama - Educa Baby TV - 2:18
  • 147. Peques - A Mi Zombie Le Duele La Cabeza - Educa Baby TV - 2:49
  • 148. Peques - El Extraño Mundo De Jack - Esto Es Halloween - 3:08
  • 149. Peques - Halloween Scary Horror And Creepy Spooky Funny Children Music - 2:53
  • 150. Peques - Join Us - Horror Music With Children Singing - 1:59
  • 151. Peques - La Familia Dedo De Monstruo - Educa Baby TV - 3:31
  • 152. Peques - Las Calaveras Salen De Su Tumba Chumbala Cachumbala - 3:19
  • 153. Peques - Monstruos Por La Ciudad - Educa Baby TV - 3:17
  • 154. Peques - Tumbas Por Aquí, Tumbas Por Allá - Luli Pampin - 3:17
  • 155. Scary Forest - 2:41
  • 156. Scary Spooky Creepy Horror Ambient Dark Piano Cinematic - 2:06
  • 157. Slut - 0:48
  • 158. Sonidos - A Growing Hit For Spooky Moments - Pixabay-Universfield - 0:05
  • 159. Sonidos - A Short Horror With A Build Up - Pixabay-Universfield - 0:13
  • 160. Sonidos - Castillo Embrujado - Creando Emociones - 1:05
  • 161. Sonidos - Cinematic Impact Climax Intro - Pixabay - 0:28
  • 162. Sonidos - Creepy Horror Sound Possessed Laughter - Pixabay-Alesiadavina - 0:04
  • 163. Sonidos - Creepy Soundscape - Pixabay - 0:50
  • 164. Sonidos - Creepy Whispering - Pixabay - 0:03
  • 165. Sonidos - Cueva De Los Espiritus - The Girl Of The Super Sounds - 3:47
  • 166. Sonidos - Disturbing Horror Sound Creepy Laughter - Pixabay-Alesiadavina - 0:05
  • 167. Sonidos - Ghost Sigh - Pixabay - 0:05
  • 168. Sonidos - Ghost Whispers - Pixabay - 0:23
  • 169. Sonidos - Ghosts-Whispering-Screaming - Lara's Horror Sounds - 2h03:40
  • 170. Sonidos - Horror - Pixabay - 1:36
  • 171. Sonidos - Horror Demonic Sound - Pixabay-Alesiadavina - 0:18
  • 172. Sonidos - Horror Sfx - Pixabay - 0:04
  • 173. Sonidos - Horror Voice Flashback - Pixabay - 0:10
  • 174. Sonidos - Maniac In The Dark - Pixabay-Universfield - 0:15
  • 175. Sonidos - Miedo-Suspenso - Live Better Media - 8:05
  • 176. Sonidos - Para Recorrido De Casa Del Terror - Dangerous Tape Avi - 1:16
  • 177. Sonidos - Posesiones - Horror Movie Dj's - 1:35
  • 178. Sonidos - Scary Creaking Knocking Wood - Pixabay - 0:26
  • 179. Sonidos - Scream With Echo - Pixabay - 0:05
  • 180. Sonidos - Terror - Ronwizlee - 6:33
  • 181. Suspense Dark Ambient - 2:34
  • 182. Tense Cinematic - 3:14
  • 183. Terror Ambience - Pixabay - 2:01
  • 184. The Spell Dark Magic Background Music Ob Lix - 3:26
  • 185. This Is Halloween - Marilyn Manson - 3:20
  • 186. Trailer Agresivo - 0:49
  • 187. Welcome To The Dark On Halloween - 2:25
  • 188. 20 Villancicos Tradicionales - Los Niños Cantores De Navidad Vol.1 (1999) - 53:21
  • 189. 30 Mejores Villancicos De Navidad - Mundo Canticuentos - 1h11:57
  • 190. Blanca Navidad - Coros de Amor - 3:00
  • 191. Christmas Ambience - Rainrider Ambience - 3h00:00
  • 192. Christmas Time - Alma Cogan - 2:48
  • 193. Christmas Village - Aaron Kenny - 1:32
  • 194. Clásicos De Navidad - Orquesta Sinfónica De Londres - 51:44
  • 195. Deck The Hall With Boughs Of Holly - Anre Rieu - 1:33
  • 196. Deck The Halls - Jingle Punks - 2:12
  • 197. Deck The Halls - Nat King Cole - 1:08
  • 198. Frosty The Snowman - Nat King Cole-1950 - 2:18
  • 199. Frosty The Snowman - The Ventures - 2:01
  • 200. I Wish You A Merry Christmas - Bing Crosby - 1:53
  • 201. It's A Small World - Disney Children's - 2:04
  • 202. It's The Most Wonderful Time Of The Year - Andy Williams - 2:32
  • 203. Jingle Bells - 1957 - Bobby Helms - 2:11
  • 204. Jingle Bells - Am Classical - 1:36
  • 205. Jingle Bells - Frank Sinatra - 2:05
  • 206. Jingle Bells - Jim Reeves - 1:47
  • 207. Jingle Bells - Les Paul - 1:36
  • 208. Jingle Bells - Original Lyrics - 2:30
  • 209. La Pandilla Navideña - A Belen Pastores - 2:24
  • 210. La Pandilla Navideña - Ángeles Y Querubines - 2:33
  • 211. La Pandilla Navideña - Anton - 2:54
  • 212. La Pandilla Navideña - Campanitas Navideñas - 2:50
  • 213. La Pandilla Navideña - Cantad Cantad - 2:39
  • 214. La Pandilla Navideña - Donde Será Pastores - 2:35
  • 215. La Pandilla Navideña - El Amor De Los Amores - 2:56
  • 216. La Pandilla Navideña - Ha Nacido Dios - 2:29
  • 217. La Pandilla Navideña - La Nanita Nana - 2:30
  • 218. La Pandilla Navideña - La Pandilla - 2:29
  • 219. La Pandilla Navideña - Pastores Venid - 2:20
  • 220. La Pandilla Navideña - Pedacito De Luna - 2:13
  • 221. La Pandilla Navideña - Salve Reina Y Madre - 2:05
  • 222. La Pandilla Navideña - Tutaina - 2:09
  • 223. La Pandilla Navideña - Vamos, Vamos Pastorcitos - 2:29
  • 224. La Pandilla Navideña - Venid, Venid, Venid - 2:15
  • 225. La Pandilla Navideña - Zagalillo - 2:16
  • 226. Let It Snow! Let It Snow! - Dean Martin - 1:55
  • 227. Let It Snow! Let It Snow! - Frank Sinatra - 2:35
  • 228. Los Peces En El Río - Los Niños Cantores de Navidad - 2:15
  • 229. Navidad - Himnos Adventistas - 35:35
  • 230. Navidad - Instrumental Relajante - Villancicos - 1 - 58:29
  • 231. Navidad - Instrumental Relajante - Villancicos - 2 - 2h00:43
  • 232. Navidad - Jazz Instrumental - Canciones Y Villancicos - 1h08:52
  • 233. Navidad - Piano Relajante Para Descansar - 1h00:00
  • 234. Noche De Paz - 3:40
  • 235. Rocking Around The Chirstmas - Mel & Kim - 3:32
  • 236. Rodolfo El Reno - Grupo Nueva América - Orquesta y Coros - 2:40
  • 237. Rudolph The Red-Nosed Reindeer - The Cadillacs - 2:18
  • 238. Santa Claus Is Comin To Town - Frank Sinatra Y Seal - 2:18
  • 239. Santa Claus Is Coming To Town - Coros De Niños - 1:19
  • 240. Santa Claus Is Coming To Town - Frank Sinatra - 2:36
  • 241. Sleigh Ride - Ferrante And Teicher - 2:16
  • 242. The First Noel - Am Classical - 2:18
  • 243. Walking In A Winter Wonderland - Dean Martin - 1:52
  • 244. We Wish You A Merry Christmas - Rajshri Kids - 2:07
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    IMÁGENES PERSONALES

    Esta opción permite colocar de fondo, en cualquier sección de la página, imágenes de internet, empleando el link o url de la misma. Su manejo es sencillo y práctico.

    Ahora se puede elegir un fondo diferente para cada ventana del slide, del sidebar y del downbar, en la página de INICIO; y el sidebar y la publicación en el Salón de Lectura. A más de eso, el Body, Main e Info, incluido las secciones +Categoría y Listas.

    Cada vez que eliges dónde se coloca la imagen de fondo, la misma se guarda y se mantiene cuando regreses al blog. Así como el resto de las opciones que te ofrece el mismo, es independiente por estilo, y a su vez, por usuario.

    FUNCIONAMIENTO

  • Recuadro en blanco: Es donde se colocará la url o link de la imagen.

  • Aceptar Url: Permite aceptar la dirección de la imagen que colocas en el recuadro.

  • Borrar Url: Deja vacío el recuadro en blanco para que coloques otra url.

  • Quitar imagen: Permite eliminar la imagen colocada. Cuando eliminas una imagen y deseas colocarla en otra parte, simplemente la eliminas, y para que puedas usarla en otra sección, presionas nuevamente "Aceptar Url"; siempre y cuando el link siga en el recuadro blanco.

  • Guardar Imagen: Permite guardar la imagen, para emplearla posteriormente. La misma se almacena en el banco de imágenes para el Header.

  • Imágenes Guardadas: Abre la ventana que permite ver las imágenes que has guardado.

  • Forma 1 a 5: Esta opción permite colocar de cinco formas diferente las imágenes.

  • Bottom, Top, Left, Right, Center: Esta opción, en conjunto con la anterior, permite mover la imagen para que se vea desde la parte de abajo, de arriba, desde la izquierda, desde la derecha o centrarla. Si al activar alguna de estas opciones, la imagen desaparece, debes aceptar nuevamente la Url y elegir una de las 5 formas, para que vuelva a aparecer.


  • Una vez que has empleado una de las opciones arriba mencionadas, en la parte inferior aparecerán las secciones que puedes agregar de fondo la imagen.

    Cada vez que quieras cambiar de Forma, o emplear Bottom, Top, etc., debes seleccionar la opción y seleccionar nuevamente la sección que colocaste la imagen.

    Habiendo empleado el botón "Aceptar Url", das click en cualquier sección que desees, y a cuantas quieras, sin necesidad de volver a ingresar la misma url, y el cambio es instantáneo.

    Las ventanas (widget) del sidebar, desde la quinta a la décima, pueden ser vistas cambiando la sección de "Últimas Publicaciones" con la opción "De 5 en 5 con texto" (la encuentras en el PANEL/MINIATURAS/ESTILOS), reduciendo el slide y eliminando los títulos de las ventanas del sidebar.

    La sección INFO, es la ventana que se abre cuando das click en .

    La sección DOWNBAR, son los tres widgets que se encuentran en la parte última en la página de Inicio.

    La sección POST, es donde está situada la publicación.

    Si deseas eliminar la imagen del fondo de esa sección, da click en el botón "Quitar imagen", y sigues el mismo procedimiento. Con un solo click a ese botón, puedes ir eliminando la imagen de cada seccion que hayas colocado.

    Para guardar una imagen, simplemente das click en "Guardar Imagen", siempre y cuando hayas empleado el botón "Aceptar Url".

    Para colocar una imagen de las guardadas, presionas el botón "Imágenes Guardadas", das click en la imagen deseada, y por último, click en la sección o secciones a colocar la misma.

    Para eliminar una o las imágenes que quieras de las guardadas, te vas a "Mi Librería".
    MÁS COLORES

    Esta opción permite obtener más tonalidades de los colores, para cambiar los mismos a determinadas bloques de las secciones que conforman el blog.

    Con esta opción puedes cambiar, también, los colores en la sección "Mi Librería" y "Navega Directo 1", cada uno con sus colores propios. No es necesario activar el PANEL para estas dos secciones.

    Así como el resto de las opciones que te permite el blog, es independiente por "Estilo" y a su vez por "Usuario". A excepción de "Mi Librería" y "Navega Directo 1".

    FUNCIONAMIENTO

    En la parte izquierda de la ventana de "Más Colores" se encuentra el cuadro que muestra las tonalidades del color y la barra con los colores disponibles. En la parte superior del mismo, se encuentra "Código Hex", que es donde se verá el código del color que estás seleccionando. A mano derecha del mismo hay un cuadro, el cual te permite ingresar o copiar un código de color. Seguido está la "C", que permite aceptar ese código. Luego la "G", que permite guardar un color. Y por último, el caracter "►", el cual permite ver la ventana de las opciones para los "Colores Guardados".

    En la parte derecha se encuentran los bloques y qué partes de ese bloque permite cambiar el color; así como borrar el mismo.

    Cambiemos, por ejemplo, el color del body de esta página. Damos click en "Body", una opción aparece en la parte de abajo indicando qué puedes cambiar de ese bloque. En este caso da la opción de solo el "Fondo". Damos click en la misma, seguido elegimos, en la barra vertical de colores, el color deseado, y, en la ventana grande, desplazamos la ruedita a la intensidad o tonalidad de ese color. Haciendo esto, el body empieza a cambiar de color. Donde dice "Código Hex", se cambia por el código del color que seleccionas al desplazar la ruedita. El mismo procedimiento harás para el resto de los bloques y sus complementos.

    ELIMINAR EL COLOR CAMBIADO

    Para eliminar el nuevo color elegido y poder restablecer el original o el que tenía anteriormente, en la parte derecha de esta ventana te desplazas hacia abajo donde dice "Borrar Color" y das click en "Restablecer o Borrar Color". Eliges el bloque y el complemento a eliminar el color dado y mueves la ruedita, de la ventana izquierda, a cualquier posición. Mientras tengas elegida la opción de "Restablecer o Borrar Color", puedes eliminar el color dado de cualquier bloque.
    Cuando eliges "Restablecer o Borrar Color", aparece la opción "Dar Color". Cuando ya no quieras eliminar el color dado, eliges esta opción y puedes seguir dando color normalmente.

    ELIMINAR TODOS LOS CAMBIOS

    Para eliminar todos los cambios hechos, abres el PANEL, ESTILOS, Borrar Cambios, y buscas la opción "Borrar Más Colores". Se hace un refresco de pantalla y todo tendrá los colores anteriores o los originales.

    COPIAR UN COLOR

    Cuando eliges un color, por ejemplo para "Body", a mano derecha de la opción "Fondo" aparece el código de ese color. Para copiarlo, por ejemplo al "Post" en "Texto General Fondo", das click en ese código y el mismo aparece en el recuadro blanco que está en la parte superior izquierda de esta ventana. Para que el color sea aceptado, das click en la "C" y el recuadro blanco y la "C" se cambian por "No Copiar". Ahora sí, eliges "Post", luego das click en "Texto General Fondo" y desplazas la ruedita a cualquier posición. Puedes hacer el mismo procedimiento para copiarlo a cualquier bloque y complemento del mismo. Cuando ya no quieras copiar el color, das click en "No Copiar", y puedes seguir dando color normalmente.

    COLOR MANUAL

    Para dar un color que no sea de la barra de colores de esta opción, escribe el código del color, anteponiendo el "#", en el recuadro blanco que está sobre la barra de colores y presiona "C". Por ejemplo: #000000. Ahora sí, puedes elegir el bloque y su respectivo complemento a dar el color deseado. Para emplear el mismo color en otro bloque, simplemente elige el bloque y su complemento.

    GUARDAR COLORES

    Permite guardar hasta 21 colores. Pueden ser utilizados para activar la carga de los mismos de forma Ordenada o Aleatoria.

    El proceso es similiar al de copiar un color, solo que, en lugar de presionar la "C", presionas la "G".

    Para ver los colores que están guardados, da click en "►". Al hacerlo, la ventana de los "Bloques a cambiar color" se cambia por la ventana de "Banco de Colores", donde podrás ver los colores guardados y otras opciones. El signo "►" se cambia por "◄", el cual permite regresar a la ventana anterior.

    Si quieres seguir guardando más colores, o agregar a los que tienes guardado, debes desactivar, primero, todo lo que hayas activado previamente, en esta ventana, como es: Carga Aleatoria u Ordenada, Cargar Estilo Slide y Aplicar a todo el blog; y procedes a guardar otros colores.

    A manera de sugerencia, para ver los colores que desees guardar, puedes ir probando en la sección MAIN con la opción FONDO. Una vez que has guardado los colores necesarios, puedes borrar el color del MAIN. No afecta a los colores guardados.

    ACTIVAR LOS COLORES GUARDADOS

    Para activar los colores que has guardado, debes primero seleccionar el bloque y su complemento. Si no se sigue ese proceso, no funcionará. Una vez hecho esto, das click en "►", y eliges si quieres que cargue "Ordenado, Aleatorio, Ordenado Incluido Cabecera y Aleatorio Incluido Cabecera".

    Funciona solo para un complemento de cada bloque. A excepción del Slide, Sidebar y Downbar, que cada uno tiene la opción de que cambie el color en todos los widgets, o que cada uno tenga un color diferente.

    Cargar Estilo Slide. Permite hacer un slide de los colores guardados con la selección hecha. Cuando lo activas, automáticamente cambia de color cada cierto tiempo. No es necesario reiniciar la página. Esta opción se graba.
    Si has seleccionado "Aplicar a todo el Blog", puedes activar y desactivar esta opción en cualquier momento y en cualquier sección del blog.
    Si quieres cambiar el bloque con su respectivo complemento, sin desactivar "Estilo Slide", haces la selección y vuelves a marcar si es aleatorio u ordenado (con o sin cabecera). Por cada cambio de bloque, es el mismo proceso.
    Cuando desactivas esta opción, el bloque mantiene el color con que se quedó.

    No Cargar Estilo Slide. Desactiva la opción anterior.

    Cuando eliges "Carga Ordenada", cada vez que entres a esa página, el bloque y el complemento que elegiste tomará el color según el orden que se muestra en "Colores Guardados". Si eliges "Carga Ordenada Incluido Cabecera", es igual que "Carga Ordenada", solo que se agrega el Header o Cabecera, con el mismo color, con un grado bajo de transparencia. Si eliges "Carga Aleatoria", el color que toma será cualquiera, y habrá veces que se repita el mismo. Si eliges "Carga Aleatoria Incluido Cabecera", es igual que "Aleatorio", solo que se agrega el Header o Cabecera, con el mismo color, con un grado bajo de transparencia.

    Puedes desactivar la Carga Ordenada o Aleatoria dando click en "Desactivar Carga Ordenada o Aleatoria".

    Si quieres un nuevo grupo de colores, das click primero en "Desactivar Carga Ordenada o Aleatoria", luego eliminas los actuales dando click en "Eliminar Colores Guardados" y por último seleccionas el nuevo set de colores.

    Aplicar a todo el Blog. Tienes la opción de aplicar lo anterior para que se cargue en todo el blog. Esta opción funciona solo con los bloques "Body, Main, Header, Menú" y "Panel y Otros".
    Para activar esta opción, debes primero seleccionar el bloque y su complemento deseado, luego seleccionas si la carga es aleatoria, ordenada, con o sin cabecera, y procedes a dar click en esta opción.
    Cuando se activa esta opción, los colores guardados aparecerán en las otras secciones del blog, y puede ser desactivado desde cualquiera de ellas. Cuando desactivas esta opción en otra sección, los colores guardados desaparecen cuando reinicias la página, y la página desde donde activaste la opción, mantiene el efecto.
    Si has seleccionado, previamente, colores en alguna sección del blog, por ejemplo en INICIO, y activas esta opción en otra sección, por ejemplo NAVEGA DIRECTO 1, INICIO tomará los colores de NAVEGA DIRECTO 1, que se verán también en todo el blog, y cuando la desactivas, en cualquier sección del blog, INICIO retomará los colores que tenía previamente.
    Cuando seleccionas la sección del "Menú", al aplicar para todo el blog, cada sección del submenú tomará un color diferente, según la cantidad de colores elegidos.

    No plicar a todo el Blog. Desactiva la opción anterior.

    Tiempo a cambiar el color. Permite cambiar los segundos que transcurren entre cada color, si has aplicado "Cargar Estilo Slide". El tiempo estándar es el T3. A la derecha de esta opción indica el tiempo a transcurrir. Esta opción se graba.

    SETS PREDEFINIDOS DE COLORES

    Se encuentra en la sección "Banco de Colores", casi en la parte última, y permite elegir entre cuatro sets de colores predefinidos. Sirven para ser empleados en "Cargar Estilo Slide".
    Para emplear cualquiera de ellos, debes primero, tener vacío "Colores Guardados"; luego das click en el Set deseado, y sigues el proceso explicado anteriormente para activar los "Colores Guardados".
    Cuando seleccionas alguno de los "Sets predefinidos", los colores que contienen se mostrarán en la sección "Colores Guardados".

    SETS PERSONAL DE COLORES

    Se encuentra seguido de "Sets predefinidos de Colores", y permite guardar cuatro sets de colores personales.
    Para guardar en estos sets, los colores deben estar en "Colores Guardados". De esa forma, puedes armar tus colores, o copiar cualquiera de los "Sets predefinidos de Colores", o si te gusta algún set de otra sección del blog y tienes aplicado "Aplicar a todo el Blog".
    Para usar uno de los "Sets Personales", debes primero, tener vacío "Colores Guardados"; y luego das click en "Usar". Cuando aplicas "Usar", el set de colores aparece en "Colores Guardados", y se almacenan en el mismo. Cuando entras nuevamente al blog, a esa sección, el set de colores permanece.
    Cada sección del blog tiene sus propios cuatro "Sets personal de colores", cada uno independiente del restoi.

    Tip

    Si vas a emplear esta método y quieres que se vea en toda la página, debes primero dar transparencia a todos los bloques de la sección del blog, y de ahí aplicas la opción al bloque BODY y su complemento FONDO.

    Nota

    - No puedes seguir guardando más colores o eliminarlos mientras esté activo la "Carga Ordenada o Aleatoria".
    - Cuando activas la "Carga Aleatoria" habiendo elegido primero una de las siguientes opciones: Sidebar (Fondo los 10 Widgets), Downbar (Fondo los 3 Widgets), Slide (Fondo de las 4 imágenes) o Sidebar en el Salón de Lectura (Fondo los 7 Widgets), los colores serán diferentes para cada widget.

    OBSERVACIONES

    - En "Navega Directo + Panel", lo que es la publicación, sólo funciona el fondo y el texto de la publicación.

    - En "Navega Directo + Panel", el sidebar vendría a ser el Widget 7.

    - Estos colores están por encima de los colores normales que encuentras en el "Panel', pero no de los "Predefinidos".

    - Cada sección del blog es independiente. Lo que se guarda en Inicio, es solo para Inicio. Y así con las otras secciones.

    - No permite copiar de un estilo o usuario a otro.

    - El color de la ventana donde escribes las NOTAS, no se cambia con este método.

    - Cuando borras el color dado a la sección "Menú" las opciones "Texto indicador Sección" y "Fondo indicador Sección", el código que está a la derecha no se elimina, sino que se cambia por el original de cada uno.
    3 2 1 E 1 2 3
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    Para guardar, elige dónde, y seguido da click en la o las imágenes deseadas.
    Para dar Zoom o Fijar,
    selecciona la opción y luego la imagen.
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    Slide 1     Slide 2     Slide 3




















    Header

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    H

    OPCIONES GENERALES
    ● Activar Slide 1
    ● Activar Slide 2
    ● Activar Slide 3
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    ● Ampliar o Reducir el Blog
  • Ancho igual a 1088
  • Ancho igual a 1152
  • Ancho igual a 1176
  • Ancho igual a 1280
  • Ancho igual a 1360
  • Ancho igual a 1366
  • Ancho igual a 1440
  • Ancho igual a 1600
  • Ancho igual a 1680
  • Normal 1024
  • ------------MANUAL-----------
  • + -

  • Transición (aprox.)

  • T 1 (1.6 seg)


    T 2 (3.3 seg)


    T 3 (4.9 seg)


    T 4 (s) (6.6 seg)


    T 5 (8.3 seg)


    T 6 (9.9 seg)


    T 7 (11.4 seg)


    T 8 13.3 seg)


    T 9 (15.0 seg)


    T 10 (20 seg)


    T 11 (30 seg)


    T 12 (40 seg)


    T 13 (50 seg)


    T 14 (60 seg)


    T 15 (90 seg)


    ---------- C A T E G O R I A S ----------

    ----------------- GENERAL -------------------


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    --------REVISTAS DINERS--------






















    --------REVISTAS SELECCIONES--------














































    IMAGEN PERSONAL



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    Elige la sección de la página a cambiar imagen del fondo:

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    SIDEBAR
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    CONTACTO INTERDIMENSIONAL (Sixto Paz Wells) - Parte 2

    Publicado en enero 21, 2010
    Ir a la Parte 1


    CAPITULO VII
    LA INICIACION SOLAR EN EL CAMINO TEMPLARIO

    Junio llegó y con él la invitación a viajar a España para compartir con la Asociación Adonai para la fraternidad cósmica, organización surgida en torno a las informaciones y enseñanzas transmitidas por seres extraterrestres a través del contactado Italiano Eugenio Siracusa, natural de Catania (Sicilia). En el pueblo de Desojo en Navarra, sede de la Asociación, se iba a llevar a cabo una iniciación solar y entrega de sincronizadores magnéticos.
    Un amigo y hermano del grupo Rama de Barcelona me llevó en su coche por carretera hasta la localidad de Desojo, cuartel general de un grupo de iniciados verdaderamente comprometi—dos con el despertar de la conciencia colectiva y el nacimiento de la nueva humanidad.
    Llegamos sobre la noche del día 22 de Junio, envueltos en una tormenta espantosa de rayos, truenos y centellas, que podría explicarse por la posible acechanza de las fuerzas oscuras; yo había leído en los periódicos locales, que precisamente para esos días en Jerusalén, se habían reunido todos los brujos y sectas satánicas más importantes del mundo para efectuar una gran ceremonia. Curiosamente nos hallábamos allí en España para realizar también una ceremonia espiritual, que se oponía diame—tralmente a la otra.
    Licerio Moreno, director de Adonai nos recibió personal—mente en medio de aquel diluvio, ofreciéndonos su generosa hospitalidad, y estrechándonos en un sincero abrazo que anticipaba la trascendencia de los acontecimientos. Así que al día siguiente muy temprano, después de un sueño reparador, nos reunimos con Lice y Rosa su mujer para desayunar, en un ambiente de hogar muy acogedor. Luego en las oficinas de Adonai nos juntamos con la gente que llegaba, para dialogar sobre el momento y la importancia de lo que habría de vivirse aquella noche de San Juan. Entre las anécdotas narradas aquella húmeda mañana, estuvo la de mis experiencias en la Polinesia, las cuales desper—taron un gran interés por lo exótico de los lugares aludidos.
    El compartir con Licerio en su propia casa y con la gente que lo rodeaba me permitió conocer la dimensión humana de este místico guerrero; de este canal y puente entre contactados que se ha sacrificado en el aislamiento de su retiro, en su desierto para enviar, luz a otros, asumiendo muchas privaciones. En ningún momento se sintió él, desplazado por mi presencia o por la de ningún otro allí, sino que su imagen de sereno, prudente y amplio iba creciendo con el paso de las horas, aún a pesar de que yo acaparaba la atención de todos. Como una gran lección de humildad y de conciencia acuariana fui a verlo a él, a ese hombre, corpulento, lleno de sabiduría y de vida, sentado junto con el resto, mezclado con todos como uno más, a pesar de su carisma, escuchando y celebrando con igual entusiasmo las anécdotas jocosas. Actitudes tan generosas y desprendidas como no cobrar los impresos que escribe, y también interesarse por mis necesidades materiales, ofreciéndome su ayuda, aún cuando sabía yo, que la mayoría de las veces no tenia, ni para comer, lo pintan de cuerpo entero, como alguien muy espiritual.
    Desojo es un pequeñísimo pueblo en el campo, en medio de colinas y suaves valles, con casas de piedra reedificadas una y otra vez, sobre basamentos medioevales. Se encuentra en la ruta que seguían los peregrinos de toda Europa para llegar a Santiago de Compostela. Su origen y fundación a se remontan los caba—lleros templarios, quienes dejaron en el lugar, unos olivos traídos directamente del "huerto de los Olivos" de Jerusalén.
    Esto naturalmente reviste al pueblo de una singular fascina—ción y magia. Por alguna razón oculta, se fundó allí algo más que una posada en el camino. Algo motivó a aquellos monjes a sembrar allí sus raíces conectando el cielo con la tierra.
    Siendo los caballeros de la túnica blanca pertenecientes a la orden del templo, cada lugar donde ellos hacían morada partici—paba de los beneficios de mantener conexión con el santuario primordial, oficiándose allí los rituales secretos.
    Los templarios eligieron cavernas y subterráneos para reali—zar todo tipo de trabajos espirituales sabedores del poder oculto de la simbología, a la que habían tenido acceso en sus correrías por Oriente Medio. También habían descubierto la interacción que debe existir con la madre tierra, la cual es capaz de comu—nicar sus secretos a quien esta dispuesto a volver a sus entrañas.
    Los túneles y subterráneos nos recuerdan a la humanidad intraterrestre, aquellos sobrevivientes de antiguos holocaustos los mismos que se asocian con la jerarquía oculta, los retiros interiores y las tierras del preste Juan, más allá de las rutas caravaneras que atraviesan Asia.
    Habíamos salido a caminar por los alrededores, observando cómo en los grandes bloques de piedra de la iglesia se repetían los mismos símbolos que habíamos hallado en los muros de las catedrales de León, Toledo y Santiago de Compostela. Símbolos idénticos aparecen en las ruinas de los castillos templarios.
    Desde un cerro cercano se podía apreciar todo el pueblo, en donde los labriegos pobladores del lugar antes de la llegada de la asociación, respetan sus actividades sin interferir en lo más mínimo, habiendo llegado a acostumbrarse a la permanente visita de forasteros, cada cual más extraño que el anterior.
    Licerio me mostró el lugar desde donde hacía poco había apreciado una nave. La experiencia había sido de día y hasta filmada, mostrándome luego la película, por demás interesante y contundente.
    Mis pies se habían mojado, suturándose los zapatos de un pegajoso barro rojo. Al caminar por la grama que rodea aquel lugar que parecía extraído de una pintura de fines del siglo pasado. Ya de regreso al local, vimos cómo iban llegando los coches de un gran número de participantes al encuentro. El ambiente era fraternal y de gran regocijo, mientras continuaban los preparativos para la iniciación solar de aquella noche, en que se otorgaría a los asistentes los llamados "sincronizadores magnéticos", colgantes de oro en forma de sol radiante con un cordón o rubí sintético engarzado en su centro. Esta iniciación viene a significar un reconocimiento del despertar comprome—tido y responsable, así como un elemento de conexión con entidades extraterrestres según la asociación Adonai.
    Joaquín de Barcelona, mi compañero de Rama, no podía ocultar su fastidio al contemplar que la experiencia se masifica—ra, preparándose la entrega de semejantes elementos de activa—ción y ayuda, a un grupo numeroso, heterogéneo y revuelto. Esto me hizo recordar los repetidos errores en que habíamos incurrido a lo largo de los años, por querer compartir con la mayor cantidad de personas posibles, las experiencias, contami—nándolas con la duda y la vulgaridad; confundiendo los concep—tos de caridad y amor. Además es sabido que todo lo que fácil se recibe, difícilmente se valora; razón ésta que explica el porqué son muchos los que han pasado sin dejar huella en el movimien—to, consumiendo tiempo y energías valiosísimas.
    Qué sabias resultan ser aquellas palabras que se encuentran en los mensajes de los guías "Den el mensaje a todos, pero la preparación sólo a aquellos que se esfuercen y comprometan con el conocimiento a recibirse, respeten el momento de cada uno, y denle a cada cual según su capacidad y madurez espiritual. Esto es parte de la justicia con la que actúa el verdadero amor. No teman frenar los impulsos de la ambición y la curiosidad necia; mas bien teman el ser demasiado condescendientes......
    Aquella tarde del Jueves 23 hacía un fuerte viento y un intenso frío.
    Pequeñas charlas nos mantenían distraídos del ayuno que procurábamos mantener para esa ocasión, como preparación y purificación orgánica y mental. Se habían repartido instruccio—nes sobre la importancia que tendría el mantener una vigilia que durara hasta las 6:33 AM, del día 24. La idea era hacer un pequeño sacrificio que tuviera un significado simbólico y tras—cendente, ya que los tiempos son llegados como para que nos mantengamos vigilantes y despiertos en la conciencia; y qué mejor que efectuarlo en la misma noche de San Juan, en la que las fuerzas de la oscuridad iniciaban una acción decidida contra la humanidad.
    Mientras observaba cómo se colocaban las últimas sillas alrededor de una mesa de lectura, en pleno campo, los fogonazos y relámpagos se multiplicaban en el cielo amenazado con la posibilidad de lluvia. A un lado, se había colocado una pirámide de vidrio, sobre los sincronizadores, para que estos se fueran cargando de energías cósmicas durante todo el día.
    Cuando llegó la hora del ceremonial, todos nos dirigimos al campo y allí sobre el atardecer, recibimos la primera hora de lectura de mensajes, soportando el descenso vertiginoso de la temperatura. A partir de la segunda hora, el frío y la incomodidad del lugar, sobre el que se abatía un viento irreverente, hicieron de la reunión un suplicio, en el que cada cual se hallaba en lucha consigo mismo para poder soportar la situación.
    Una llovizna en la madrugada, convenció a los organizadores de buscar refugio en el pueblo, consiguiéndose una casa donde se resguardara el grueso número de participantes, muchos de los cuales trataban de controlar su sueño. La vigilia continuaría con una esforzada meditación.
    Licerio había hablado, intercalando temas entre los largos silencios dedicados a la reflexión. Los temas tocados se centra—ban en afirmar una y otra vez: "Un iniciado solar no instruye ovejas sino pastores" . . . . Y precisamente son los pastores los que se encargan de ellas. Se deducía de todo esto, lo importante de mantener la voluntad de servicio, pero sabiendo dosificar los esfuerzos como para no forzar las cosas. Llega el tiempo en que se debe dejar de ritualizar y dar culto a las formas, pues las pautas externas están sujetas a las adaptaciones que cada cual realice en función de sus necesidades y de sus personales diferencias. Estas pautas no son importantes para tener que regirse siempre por ellas sin modificaciones.
    En mis meditaciones empecé a entender a la luz de los aportes de Licerio, que la Misión' Rama había sido una operación de activación solar, de despertar el potencial el hombre que se ha definido espiritualmente y que vibra con la clave 33, que es la fase operativa de aquella activación, para canalización de ener—gías y asignación de labores, como también para asumir roles de participación.
    Rama nos llamaba a concertar un nuevo pacto o alianza con las fuerzas de la luz, en un puente funcional con una relación que debía unir esfuerzos para que fluyera el conocimiento y la energía de una manera útil y benéfica, para asegurar así el destino del hombre en la tierra, así como restaurar el orden perdido.
    Rama como Amar, nos permitía descubrir el sol interno en cada uno, para luego alinearlo con el Sol del Sistema y después con el Manásico, que corresponde con el centro de la Galaxia. Esto nos traería una permanente experimentación de renova—ción, tanto individual como para todos los que se contactaran con nosotros. Era el tiempo para que lo simbólico volviera a tener utilidad práctica; era el tiempo en que a partir de un símbolo, la conciencia nos mantuviera despiertos y activos.
    Mi mente se hallaba concentrada en el gran disco del sol, el cual veía en mi mente con gran nitidez, sintiendo cómo su calor me envolvía, cuando algo me hizo volver al momento y lugar en donde yacía sentado en el suelo, con los músculos agarrotados y adormecidos como la mayoría. Eran las 5AM, cuando Licerio compadeciéndose de los ronquidos de algunos y el esfuerzo general, consideró que la vigilia había durado lo suficiente, por lo que recomendó que fuesen a descansar los que lo necesitasen, y sobre el medio día, volveríamos a reunirnos para la ceremonia de entrega de los sincronizadores. Licerio me invitó a acompa—ñarlo, al lugar donde se hallaba la pirámide.
    Aquella mañana lucía lluviosa después de una larga noche oscura y gélida. Reemplazamos a dos personas que habían estado haciendo guardia. Nos quedamos solos, conversando hasta pasadas las 6:33 AM, hora clave que Licerio intuía por las distintas fuentes consultadas que sería el momento señalado para que hubiese quienes asumieran el rol de testigos del Gran Plan Cósmico. Todo venía a ser simbólico, pero no menos contun—dente e importante, sobre todo, porque se manifestaba el símbolo esenio del corazón, que según Licerio, se estaba repitiendo mucho últimamente, y que estaría ligado a un futuro encuentro espiritual.
    Estos símbolos se habían venido recibiendo en comunicacio—nes, meditaciones y visiones de muchas personas.
    Sobre las 7:00 AM, nos relevaron, marchándonos a casa de Licerio donde ingerimos los primeros alimentos después del ayuno, y dormimos un poco. Ya a la 1:00 PM, nos fuimos todos a la casa de Gloria, la señora que había facilitado su hogar para la reunión. En su sala, Licerio empezó a entregar colgantes, todos cargados previamente bajo la pirámide que se encontraba en el campo. Y mientras los repartía, colocándolos en el cuello de los participantes, les decía:
    —¡Bienvenidos a la Fraternidad Solar!.... Y les daba tres besos en las mejillas.
    Aquella breve ceremonia fue intensa y emocionante, pues se vivió un ambiente de profundo misticismo y espiritualidad, continuándose con la experiencia del compartir en el Santuario de la virgen de Codes, que es un Monasterio Benedictino en las faldas de unas montañas cercanas. Almorzamos allí, producién—dose una interesante conversación sobre el camino espiritual y la ruta templaría, también tratamos de entender toda la simbología que rodeó aquel encuentro. Luego, aprovechamos la natura—leza que nos rodeaba, hicimos una rueda de recepción de energía, que coincidió con una abertura del cielo, que hasta hace unos instantes, estaba totalmente nublado. Salió entonces el sol con todo su esplendor, acompañado de un hermoso cielo azul.
    Fue muy agradable sellar así una gran reunión de confrater—nidad y de intercambio entre agrupaciones que persiguen un mismo fin, y qué se respetan mutuamente, mostrando la madurez necesaria para los tiempos actuales.
    El Sábado 25 se realizó una conferencia en un hotel cuyo nombre es muy sugestivo: "Ezequiel". Allí asistió la mayor parte de los participantes a la ceremonia de la Noche de San Juan, mas otros interesados, que se querían agenciar las conclusiones de los trabajos. El tema central fue "La Clave 33", algo que los guías habían estado proyectando con insistencia a través de todo tipo de canalizaciones, como una forma de ubicar a las personas en el proceso y llamar la atención sobre la fase actual de integración solidaria. Fue interesante verificar que en España también fun—cionaba la clave, y el apoyo venía vía naves del espacio. A partir de esta conferencia, la clave 33 había ingresado oficialmente en el programa operativo de los ¡Contactos Extraterrestres!
    La clave 33 es un aviso, una alerta de que se está estableciendo el puente de luz y la transmisión de roles. Se comienza nueva—mente la conexión directa con la Gran Hermandad Blanca de la tierra y del Cosmos. Los seres solares de la Nueva Era, activados en presencia y conciencia, deberían preparar el camino para el retomo y el establecimiento de la presencia Crística en el planeta y en las mentes y corazones de los hombres.
    La despedida en Desojo fue igualmente emotiva, incluyén—dose una invitación formal a Licerio, Rosa y su grupo, al primer Encuentro Mundial Rama a realizarse en el mes de Agosto de 1988, en los arenales de Chilca.
    Sabíamos que aquel año tenía reservadas importantes expe—riencias, pues así lo dejaban entrever los mensajes; por lo que debíamos poner mucha atención para no descuidar los detalles y las enseñanzas a darse a través de los acontecimientos. Había llegado el tiempo en que debíamos aprender a "Interpretarlos".

    CAPITULO VIII
    ENCUENTRO MUNDIAL EN EL DESIERTO PERUANO

    En los días 5, 6, y 7 del mes de Agosto de 1988 se realizó en la localidad de Chilca, el primer Encuentro Mundial de los Grupos Rama dispersos por el mundo. Fue la cristalización de una inquietud general que había tomado forma en la Convención Anual, que se había efectuado en el mes de enero en la ciudad de Piura. La organización del encuentro estuvo a cargo desde el primer momento en los hermanos de los grupos de Lima, quienes actuaron como hormigas preparando todo lo relativo al apoyo logístico así como adecuando la zona y acondicionando el camino.
    La coordinación del evento fue desarrollada en equipo, de tal manera que los resultados positivos no se dejaron esperar. El Encuentro Mundial, buscaba crear las condiciones para la inte—gración de todos aquellos identificados con el programa de contacto y con los altos valores por los que Rama propugnaba. Todos los participantes podrían asistir con sus familiares que vibrasen con el mensaje. Otro objetivo y no menos profundo, era llegar a dialogar durante los tres días sobre el contenido de nuestra Misión, y así prepararnos para lo que habría de ocurrir: la transferencia de labores, en la que los misioneros espirituales como soles en la tierra, habrían de establecer el puente de luz entre la humanidad y el universo.
    El concepto "Puente" se ha tocado ya muchas veces a lo largo de éste libro, pero su importancia requiere que una y otra vez reflexionemos sobre la existencia de una situación de acata—miento, ajena en gran medida, a la percepción de la realidad que tiene el común de los seres humanos y sobre la existencia de un Gobierno Mundial positivo y otro negativo que se encuentran detrás de todos los grandes acontecimientos. Estas fuerzas están influyendo sobre la humanidad y en el caso de la Hermandad Blanca, ellos se ofrecen a acercarnos a aquella luz que perdimos; pero no para que se quede sólo en nosotros, sino para que el "Puente" permita que esa luz fluya permanentemente. El puente por lo tanto debemos serlo nosotros, para que así toda la humanidad y el universo que nos rodea, sean beneficiarios.
    Los Hermanos Mayores y la Gran Hermandad Blanca respe—tan nuestro libre albedrío, y no nos ayudarán si antes no somos conscientes de ello y de que podemos recibir esa ayuda de ellos. Sabemos que primero que todo, la ayuda nos la debemos dar a nosotros mismos a través de otorgamos una oportunidad para trascender.
    No debemos cifrar esperanzas en algo o alguien externo para iniciar el proceso de ayuda, pues las dependencias no son buenas; pero podemos recibir allí donde nuestras fuerzas y capacidades se vean limitadas.
    Sabemos por lo recepcionado hasta ahora, que muchas civili—zaciones han intervenido en nuestra historia, a lo largo de todas y cada una de las culturas que se han desarrollado; y en muchos casos la intervención no ha sido beneficiosa para nosotros, sino que mas bien, nos ha perjudicado. Por ello no se debe volver a repetir una intervención en que no medie primeramente nuestra voluntad y conciencia, así como nuestra comprensión de los motivos y alcances de la misma. Pero aún así, habrá que recuperar la confianza en aquellos que nos desean ayudar, distinguiéndolos correctamente. Y en esta nueva oportunidad, con una humanidad más madura y a la vez más definida en lo que respeta a la responsabilidad, se podrá exigir y delimitar las condiciones de dicha ayuda.
    Hoy por hoy, se requiere quien construya desde abajo, desde sus cimientos, el medio integrador de conciencias: "La Comu—nidad Mental" que preparará a la humanidad y al planeta para el gran trampolín en la evolución.
    Debemos ser todos y cada uno, verdaderos obreros en la construcción a través del propio ejemplo, de la nueva humanidad; una humanidad cimentada en la esperanza, en la justicia y sembrada de paz.
    Hubo alguna vez un puente de luz, un programa a realizarse dentro del Gran Plan Cósmico que tuvo como escenario la tierra, pero ese puente o nexo, se vio afectado por acontecimientos producto de la dinámica de interacción con el medio y las circunstancias, que llevaron a la traición de las misiones de intervención de Sembradores y Vigilantes cósmicos en nuestro mundo. Pero no debemos juzgar a unos por otros; y ahora más que nunca, debemos aprender a confiar utilizando toda nuestra percepción y también saber quien puede hacerlo.
    Quizás nos siga costando entender el por qué de la necesidad de unir, convertirnos en puentes, de establecer nexos y asumir el ser los nuevos miembros de la Hermandad Blanca de superficie, que podrá heredar, transmitir y canalizar sabiamente, adminis—trando el tesoro de la experiencia pasada. La comprensión de todo esto se alcanzará en el camino de nuestro andar y no antes y será la comprensión del porqué las cosas tuvieron que ser así como se dieron, y no de otra manera y por que así servían al Plan. Hemos recibido como revelación, que se tiene previsto el redi—mensionamiento de nuestro planeta y la transformación de su naturaleza, elevándola hacia la cuarta dimensión. Este proceso purificador traerá consigo el surgimiento de una humanidad renovada en el amo¡, la armonía y el respeto a la vida. Pero todo cambio tiende a ser doloroso, por ello debemos predisponemos no desesperándonos frente a los acontecimientos actuales, que sólo son el augurio seguro del cambio generalizado.
    Se hacía por demás necesario, dialogar la misión; tocar estos temas con todos y entre todos, por lo que se alentó inter—nacionalmente la participación en aquella gran reunión que atrajo a casi quinientas personas, que venían representando a muchas otras más. Y el encuentro se produjo en el desierto al sur de Lima, haciéndose presentes, personas de diversas ciudades del país y de diversas naciones. También como invitados llega—ron Licerio Moreno y gente de su grupo de la Asociación Adonai, lo cual le dio un cariz más universal al evento.
    Un programa bien estructurado que realizó Rama Lima, le facilitó al encuentro una dinámica muy interesante y creó un ambiente de alegre participación, dejando atrás toda la fase previa de complicaciones y apuros por las variaciones en los horarios de los vuelos a la capital. La llegada de grupos que no confirmaron su participación o lo hicieron a destiempo, etc. La aglomeración y el desorden generado recargó el trabajo, pero a la vez, trajo consigo el poner en funcionamiento toda la capacidad de improvisación en cuanto a decisiones y soluciones.
    El Encuentro Mundial permitió que se viviera el espíritu Rama con la participación de nuestras familias, gracias a la insistencia reiterada de los esposos Cepeda de Honduras, Ro—dolfo e Isabel quienes recalcaron la importancia del trabajo con los niños. Y fueron los niños los que más se divirtieron y sacaron provecho de su presencia en el lugar, subiendo a los cerros, corriendo, cantando y conociéndose entre ellos, aunque al nivel de trabajo interno los desaprovechamos, ya fuera por inexperien—cia o porque concentramos el máximo interés con los adultos. A pesar de ello, nunca faltaron quienes se encargaron de conducir a los niños con juegos y pequeñas prácticas.
    La existencia de un programa de trabajo no impidió el tener un amplio margen de juego como para incluir sobre el terreno y sobre la marcha, variaciones convenientes que permitieron una mayor integración. Fue interesante comprobar cómo, la prepara—ción de motivadores, que se vino realizando en trabajos de taller en el local de la Avenida Brasil (Lima), varios meses antes, con miras a no desaprovechar la ocasión dio buen resultado. Igual—mente las dinámicas de grupo, implementadas por nuestro querido hermano Carlos Galarza, vinieron a ser el mejor remedio para contrarrestar el clima imperante, frío y húmedo, con calor humano y sana alegría.
    Y si de calor humano se trata, no debemos olvidar la labor abnegada por amor de quienes se recluyeron desinteresada—mente, durante los días del Encuentro en la comisión de cocina; sirviendo a los demás y sacrificando su participación en reunio—nes donde podíamos conversar. Nuestro agradecimiento a Juani—ta Santos, Consuelo de Concha, Lilia, Ito, Carmen Angeles y otras hermanas, siempre será poco.
    El ambiente de un desierto árido y desolador lucía transfor—mado, luminoso, en medio de lo sombrío del clima. Casi un centenar de tiendas de campaña se habían extendido al pié de las colinas polvorientas y pedregosas. Las cimas de los cerros parecían hablar con palabras de amor, según las inscripciones dejadas allí por más de un entusiasta. Los caminos trazados, las señales indicativas, los silos excavados en los duros conglome—rados del suelo y el orden observado en el campamento así como en la cocina, hacían relucir el lugar, impidiendo ver el polvo acumulado en nuestros zapatos y ropa. Todo esto y mucho más se debió a la incomiable comisión de campamento, que venía viviendo la salida desde una semana antes, acondicionando el lugar con alegría contagiante, dejándolo bien polarizado con excelentes vibraciones, que podían fácilmente ser apreciadas.
    La salida durante los tres días, permitió vivir momentos claramente diferenciados, en los que la conciencia y la vibración colectiva fueron aumentando a partir de elementos activadores, hasta llegar a la apoteosis final, en el intercambio de energías y abrazos al final de todo.
    El día viernes fue bastante atareado, circunscribiéndose a la organización. El llegar hasta el lugar fue una verdadera aventura para los diversos grupos asistentes, que caminaron por espacio de una hora, haciendo un gran tramo del camino a pié debido a la falta de movilidades especiales para lo abrupto de la zona. Pero esto, lejos de desanimar a las delegaciones de otros países, les hizo vivir con mayor intensidad el esfuerzo de llegar y apreciarla belleza del lugar, a pesar de lo agreste del mismo.
    Llegar al campamento demarcado permitió un reencuentro de muchos hermanos que sin haberse visto nunca antes en esta existencia, se sentían y reconocían de siempre. Todo el lugar comenzó a registrar una atmósfera cálida y acogedora, sintién—dose algo mágico en el ambiente que acompañaba una expecta—tiva serena y madura. Por ello nos permitimos invitar todos en voz alta a los guías, para que asistieran y acompañaran nuestra reunión, y en el momento en que ellos lo considerasen se hiciesen presentes y se manifestaran visiblemente.
    La presentación de los grupos y de las personas fue una verdadera fiesta de integración, que se extendió hasta altas horas de la noche, extinguiéndose las luces del campamento con las primeras horas del nuevo día.
    Nadie podrá olvidar cómo durante la presentación de partici—pantes, cuando fue invitada a ponerse de pié la delegación hondureña, destacaba en el nutrido grupo la familia Cepeda, compuesta por dos adultos y tres niños, el menor de los cuales era un bebé de pecho y el más joven asistente al encuentro. Aún recordamos las palabras motivadoras que ellos nos dirigieron a todos: "La participación a nivel familiar es muy importante pues es necesario ahora más que nunca, que los niños vivan un ambiente de hermandad y de amor, compartiendo con otros niños que son el fruto de hogares con la misma orientación; que compartan el calor de cada mirada, sonrisa, palabra y cada atención que todos los hermanos les brinden. Consideramos que el trabajo Rama debe efectuarse en familia aunque sea en forma diferente a lo que realizamos en las actividades de grupo. Pero no olvidemos que nuestra familia es nuestro pequeño y primer grupo, y sí Rama es ejemplo de vida y amor, qué mejor lugar para experimentar nuestra transformación y cambio allí, que es el sitio ideal como para enseñar haciendo. No se puede enseñar lo que no se vive y si el hogar está naufragando, sentimos que estamos huyendo de nuestra primera gran responsabilidad. Pero, si bien el trabajo empieza con uno mismo y en el propio hogar, allí no puede terminar, debe por el contrario, proyectarse hacia afuera, como un aliciente de esperanza.
    El día sábado fue de trabajo, diálogo y aprendizaje mutuo, intercambiando informaciones, las cuales incluyeron el aporte siempre valioso del grupo de la Asociación Adonai para la Fraternidad Cósmica, que venía invitada al Encuentro. Licerio Moreno, abordó entonces los temas: "Iniciación Solar y el Cristo Cósmico", para lo cual planteó conceptos novedosos y particu—lares en base a las fuentes que ellos manejaban. Los mismos provocaron gran controversia. Frente a esto, la apertura y am—plitud de criterio nos llevó a recordar que la verdad no es patrimonio de nadie, y menos aún en estos temas, por lo que cada cual asimilaría y extraería ideas en base al propio análisis, de los elementos positivos y rescatables de cualquier intervención. La puesta en práctica de la utilización del instinto e intuición al lado del razonamiento, podría cubrir muchas limitaciones en la comprensión y en el reconocimiento de lo verdadero.
    Rama tiene algunos puntos de enfoque e informaciones que difieren de lo recibido por otros grupos; pero más son los elementos comunes. Y esto es lo que interesa, aprovechar lo que nos une y no lo que nos separa, sin que ello implique el que necesariamente tengamos que andar juntos. Una cosa es caminar unidos en un sólo espíritu de amor, en sintonía perfecta y otra el ir juntos. Se deben pues romper etapas de aislamiento entre los diversos movimientos y grupos, y sin caer por ello en la confu—sión, apoyarnos para conseguir nuestros objetivos comunes sin perder cada cual su propia identidad.
    En Rama valoramos en mucho el amor, considerándolo el poder y la fuerza capaz de cambiar el universo, pero el amor que preconizamos es uno que con vocación de servicio procura darse sabio e inteligente a los demás. Por ello somos voceros de un cambio y un mensaje, que viene a través de hombres y Jerarquías Cósmicas, pero que procede del propio Profundo Amor de la Conciencia Cósmica, que ha dispuesto las misiones en que hoy participamos. No nos angustien ni nos confundan las interpreta—ciones que otros pudieran hacer de las cosas, pues si hemos aprendido a escuchar, también debemos respetar la verdad de otro o sus errores, por que todo ello es parte del "Momento" de cada cual. Pero no nos dejemos avasallar por planteamientos aparentemente lógicos que rechaza nuestro interno, sabiéndolos diferenciar de nuestros prejuicios. Debemos confiar en nuestro real ser, en el contacto interno con nuestro propio maestro que mora dentro de cada uno de nosotros.
    Las concentraciones mediante el canto de sonidos y palabras especiales, así como las meditaciones, devolvieron a la totalidad de los asistentes, la ambientación mística y de retiro que sugería el encuentro, aún a pesar de haber asistido familiares e invitados que felizmente en vez de escandalizarse por las sencillas prácti—cas colectivas, se identificaron con la vibración reinante.
    Aquella noche del día sábado fue algo especial. Todo empezó con manifestaciones desde muy temprano de canéplas y peque—ñas naves, que se movían a gran velocidad sobre las crestas de las montañas cercanas. El concierto de luces desplegado con resplan—dores y fogonazos, que se multiplicaban por doquier, iluminan—do el campamento, nos hicieron sentir que algo grande se venía; hasta llegó a escucharse un coro de muchas voces que vocaliza—ban la palabra Rama, cuando todos nos encontrábamos juntos y en silencio. Mientras esto ocurría, diversos grupos conformados por personas de diversas naciones, trabajaban infatigablemente manteniendo la vigilia de la misión, guardando el sueño de quienes durante el día se habían desvivido por servir en las comisiones diversas, y su agotamiento los había llevado al sueño. Siendo las 11:30 de la noche, uno de los hermanos de Lima; Alejandro Cubillas sintió como muchos otros la necesidad de reflexionar y meditar lejos del campamento, en la soledad del desierto. En ese momento consideró que en lugar de hacerlo sólo, podía realizar un trabajo con un pequeño grupo, uniendo a aquellos que deambulaban igualmente solos por los alrededores. Buscó compañeros de trabajo, logrando conformar un colectivo de ocho personas con quienes se internó en la profundidad de la quebrada principal. En el camino que iban haciendo por entre los desniveles del pedregoso terreno, Liliana Mirabal del Grupo Rama Lima vio dos fogonazos de luz en el cielo que iluminaron todo el lugar, lo cual pudo ratificar con los demás. Ella intuyó entonces que le estaban señalando que aquel sería el lugar de trabajo. El sitio se encontraba lo suficientemente lejos como para evitar interrupciones, pero del mismo se podían observar a la distancia las luces del campamento.
    Una vez ubicados en el terreno, los ocho acordaron hacer prácticas de mantralización y de relajación, proyectándose mentalmente con el ejercicio de visualizar poniendo en ego la imaginación creativa, un túnel de luz que uno imagina en la mente con los ojos cerrados. Al final de dicho túnel habremos de imaginar una puerta que se abrirá para dar lugar a un gran campo verde rodeado de bosques, entre montañas, al pie de las cuales se encuentra un lago muy hermoso. Se nos invitará a desprendernos de nuestros vestidos y sumergirnos imaginariamente, en aque—llas aguas purificadoras. Cruzaremos a nado, como si fuésemos los mejores nadadores, hacia la orilla opuesta en donde hallare—mos una túnica blanca sobre las piedras con la cual nos vestire—mos; de allí seguiremos por un sendero de hojas secas que se introduce en un bello bosque, atravesado por los rayos del Sol. Llegaremos luego, al pié de las montañas, encontrando un camino de acceso hacia sus cumbres compuesto por anchos escalones tallados en la roca. Subiremos por ellos hasta un templo que se encuentra en las alturas, allí seremos recibidos por un maestro quien nos invitará a pasar, y nos dará un mensaje. Al cabo de unos minutos y siempre manteniendo la respiración profunda, iniciaremos el retorno en un proceso inverso.
    Una vez terminada la práctica, Miguel Romaniz de Uruguay relató las experiencias de Rama en su país, mientras todo el grupo escuchaba atentamente y con sumo interés. Sería cerca de la una de la madrugada cuando el cielo se iluminó, pero esta vez no era un fogonazo esporádico sino que era algo que se mantenía constante. Hermes de Rama Lima se emocionó mucho sin poder comprender el origen de aquella sensación. Los demás decidie—ron en ese momento mantener un trabajo de meditación. Apenas iniciado el nuevo ejercicio, uno de los asistentes pasó la voz a los demás para que observaran cómo se estaban produciendo unos fogonazos intermitentes sobre el campamento, esta interrupción no impidió que se continuara con la meditación. Entonces, al cabo de unos minutos, todos se vieron inexplicablemente moti—vados a "abrir sus ojos, pudiendo observar a la distancia, cómo detrás de las lomas salían unas luces; la más grande estaba delante, mientras que otras tres la seguían, avanzando directa—mente hacia el grupo. Allí cada uno vivió emocionantes instantes de gran nerviosismo; algunos oraban en voz baja como agrade—ciendo a Dios por la oportunidad de estar conscientes frente a la experiencia, otros lo hacían pidiendo valor frente a la misma. En eso, delante del grupo apareció la imagen proyectada de gran tamaño de un guía. Juan Benitez de Argentina, reaccionó rápi—damente cogiendo su cámara fotográfica tratando de captar algo, pero el blanco en cuestión, estaba como a unos treinta metros de distancia.
    Aparentemente, como consecuencia del flash de la cámara, las luces del cielo y la proyección del ser desaparecieron, sembrando ello un gran desconcierto.
    Se trató de superar la situación volviendo a mantralizar y realizando algunos cantos a manera de armonización. Fue en—tonces que las luces reaparecieron acercándose hasta donde se encontraban los ocho pasando por encima de sus cabezas para luego dirigirse hacia el campamento a una altura de unos cinco metros en relación con el suelo, proyectando hacia tierra haces luminosos como si fuesen grandes linternas que estuvieran rastreando algo.
    Dos de las luces del centro, que por su comportamiento se podían identificar como canéplas, se separaron del resto, ele—vándose algunos metros más, formando en su avance una figura similar a un arco o un puente; luego se formó un triángulo de trazo continuo. Por momentos las luces se incrementaban en tamaño e intensidad, y en otros se reducían, parecía que iban a desaparecer. Todas ellas subían al unísono y luego descendían realizando aparentemente algún trabajo encima del campamen—to sobre el que se habían ubicado. En ese momento más de uno pensó que hubiese sido mejor quedarse en el campamento y vivir allí directamente las experiencias, sin saber que a esa hora todo el resto de la gente dormía. Mientras observaban lo que ocurría sobre la zona de las tiendas, a la izquierda de donde los ocho se encontraban, se presentó otro grupo de luces, desprendiéndose de ellas un gran haz de luz azul plomizo, que cayó sobre el grupo. Envueltos en una extraña bruma, el destello de luces empezó a acercarse.
    María Inés Paino de Santa Cruz (Bolivia), una chica alta y espigada, comentó que durante el desarrollo de esta parte de la experiencia, empezó a percibir una figura etérica que reconoció como la del guía Oxalc. Fue un momento muy intenso en que a Alejandro le sobrevino una fuerte presión en los oídos y un intenso dolor de cabeza; mientras, Juan sintió como un campo magnético que lo rodeaba y tuvo la sensación que podría tratarse de un Xendra. El no recordó después el tiempo que detuvo dentro de esa energía, ni muchos otros detalles que intuye se dieron, lo que sí recordó fue una canalización de manera automática colocando las palmas de las manos a la altura de los hombros. Al cerrar los ojos tuvo la impresión de flotar sin peso alguno en el aire, luego algo denso era colocado en sus manos, produciéndose gran calor en su cuerpo y un desagradable hormigueo en las palmas. Pensando que podía ser la recepción de los cristales de Cesio, llevó sus manos al pecho cruzándolas a la altura del esternón, la izquierda sobre la derecha.
    Susana Paino también de Santa Cruz y hermana de María Inés, le indicó a Liliana y algunos compañeros que se encontra—ban con las palmas extendidas hacia adelante y de cara hacia arriba, que cruzaran las manos sobre el pecho porque ella estaba visualizando su recepción de cristales. Ante la duda de Liliana, fue Susana misma quien se las cruzó.
    Hermes observó que en dirección de los pocos carros existen—tes en el lugar, estacionados a poca distancia del conjunto de carpas, se acercaba otra luz muy grande por encima de las colinas; y como preparándose para lo imprevisto, se le ocurrió cantar una canción conocida en el grupo: "Bienvenido hombre del Cielo". Lo cierto es que la luz se agrandó al término de la canción, repitiendo el experimento una y otra vez cantando. La luz se había detenido en la vertical sobre el campamento, y la proyección del guía delante del grupo de los ocho, se había diluido dejándoles el camino expedito como para volver.
    Alejandro consideró que debían regresar todos. Así mientras avanzaban, observaron que adelante de ellos se habían formado tres perfectos círculos de color blanco, lo cual los detuvo. Al desaparecer de pronto las luces a la distancia y diluirse los círculos, Hermes decidió voltear y vio junto con dos hermanos, cómo a sus espaldas venían a gran velocidad un conjunto de luces en una forma de pirámide con un foco central muy intenso de color rojo; pasó vertiginosamente por encima de las cabezas de todos y se dirigió al campamento, colocándose detrás de los cerros para luego desaparecer.
    Al llegar a las tiendas, como las cuatro de la madrugada, se sorprendieron los ocho, al encontrar a la totalidad de la gente durmiendo, cuando sobre el campamento, ellos habían visto que se había dado la mayor parte de la experiencia. Al contemplar todos el cielo desde allí, apreciaron una luz color rosada muy tenue que cubría todo el espacio. Siguieron los comentarios mientras que con el correr de los minutos, fue amaneciendo en el desierto, quedando atrás la noche con sus emociones y la recompensa al esfuerzo.
    La narración de lo vivido en la madrugada, se hizo en medio del campamento, una vez que todos habían despertado, lo cual invitó a reflexionar a la gran mayoría, sobre la importancia de no permanecer dormidos en el momento actual de la misión y simbólicamente también se nos decía que era importante esta—blecer una real afinidad e integración mediante la sintonía o común—unidad mental, lo cual nos permitiría mantenemos aten—tos a los acontecimientos que ocurrieran a nuestro alrededor.
    Comprendimos finalmente, con esta vivencia experimentada felizmente por nuestros ocho hermanos, que debemos sentir, entender y profundizar el mensaje durante la vigilia de la gran transformación. Debemos hacer lo que sentimos y no dormirnos frente a los acontecimientos, porque nuestra labor consiste en estar en el lugar adecuado, pero despiertos, es decir, atentos.
    Carlos Robert de los Estados Unidos nos contó luego, que de madrugada se despertó en su tienda de campaña por la intensidad de una luz que penetraba el lugar, pensando que ya había amanecido. Pero entonces Nelly, su señora, le dijo que no había ruido exterior, y que mejor siguiera durmiendo y así lo hizo.
    Lo que a él le molestó, fue lo que calificó como unas linternas muy poderosas de algún gracioso que se había colocado entre las tiendas y de vez en cuando las acercaba a las ventanas moles—tando. Esta impresión de Carlos, fue confirmada por decenas de personas que desde sus bolsas de dormir y tiendas, sintieron cosas, pero siguieron durmiendo.
    Sabemos ahora muy bien, que no interesa mucho quienes en el interior del grupo tengan las experiencias contundentes y verídicas, pues todos nos podemos beneficiar de su contenido y significado. Las experiencias reales tienen siempre un carácter grupal, canalizándose a través de quien, en aquel momento permita la conexión, extendiéndose luego, entre aquellos pre—dispuestos.
    Las experiencias procuran que todos nos lleguemos a benefi—ciar porque su objetivo es conmovernos a través de unos pocos preparados.
    Aquel Domingo todos nos sentimos tocados por las vivencias de aquellos que en nombre del grupo se mantuvieron despiertos y velando. Los guías habían respondido a la invitación que les habíamos hecho, demostrando que es su deseo seguimos apo—yando, siempre y cuando estemos dispuestos a comprometernos mas cada día con nuestro propio cambio interior, disciplinando y fortaleciendo nuestra voluntad. Al final de los trabajos de la mañana, todos agradecimos a las Jerarquías Superiores por su deferencia y por lo intenso de todo cuanto allí se dio, sellando la salida con una gran cadena planetaria y un abrazo de paz que nos emocionó a todos.
    El día 8 de Agosto nos dirigimos a la ciudad de Cuzco, llevando unas sesenta personas que habían venido de varios países al Encuentro Mundial, y que además de querer conocer la antigua ciudad de los Incas, sentían que las experiencias aún no habían terminado. Esta misma sensación la compartían los miembros de la asociación Adonaí que nos acompañaron y que consideraban que podía estar relacionada con una especie de iniciación solar que estaba a punto de producirse en algún lugar, y que bien podía ser ahí. Era saber internamente, que de ahora en adelante, todos nuestros trabajos debían dirigirse a completar los dos triángulos, que simbolizan la síntesis de lo espiritual y lo material, esto es: "El Cielo en la Tierra".
    A pocas personas comenté, que durante el Encuentro, había tenido la visión de un grupo grande de personas en Sacsayhuaman, el Templo Inca del Dios del Rayo y el Arco Iris, mal interpretada estructura ciclópea de varias tenazas que durante siglos fue confundida por los españoles y por los historiadores como fortaleza, sólo porque Manco Inca se atrincheró allí en su último intento de revelarse frente a los conquistadores. Después de este levantamiento, los muros fueron desbaratados, llevándo—se hacia la ciudad del Cuzco muchísimas piedras labradas. Es interesante destacar que originalmente la ciudad imperial tenía la forma de un jaguar si se le miraba desde los cerros ó desde el cielo, como en el caso de Nazca, siendo Sacsayhuaman los dientes del felino.
    Mi discreción frente a lo que podía ocurrir en el Cuzco se debía a que esperaba que el sentimiento fuese compartido, de tal manera que se confirmara con lo que otros también podían haber estado captando. La confirmación no se dejó esperar.
    Felix Dávila coordinador en ese entonces de Rama Cuzco, atendió al colectivo de hermanos, alojando a buena parte de ellos en su propio hogar.
    El mismo día de la llegada, una vez que se cumplió el descanso recomendable para acostumbrar el cuerpo a la altitud, marchamos con Félix, unas cuarenta personas que permanecíamos congregadas, en un autobús, con rumbo a la zona arqueo—lógica de Sacsayhuaman, llegando allí sobre las 3:30 PM. Dimos tiempo entonces para que todos caminaran un poco y se cono—cieran. Sobre las cuatro parte del grupo se fue reuniendo espon—táneamente en la zona más alta del conjunto monumental, donde se encuentran los cimientos de lo que al parecer fue un torreón. En esta parte al rededor de 24 personas que habían subido por las terrazas, atravesando escaleras y portones trapezoidales de una arquitectura sobria y funcional, sin ponerse de acuerdo previa—mente, ingresaron en el círculo de los basamentos de la almena, cogiéndose de las manos. Fue entonces cuando sentí que todos debíamos soltarnos y con los talones juntos, brazos flexionados y palmas a la altura de los hombros hacia adelante, debíamos realizar una recepción muy especial de energías, lo cual comen—té. Sugerí que mentalmente visualizáramos el disco solar procu—rando integrarnos a él. Esto fue acompañado de mantralizacio—nes de la palabra Rama, lográndose una increíble resonancia que nos hizo vibrar a todos más allá de una emoción.
    Licerio Moreno que se hallaba presente con las personas de Adonai participando de la rueda, expresó que este trabajo venía a ser la complementación, la otra parte de la iniciación solar, (el triángulo) de lo vivido en Desojo el 24 de Junio de ese mismo año.
    La recepción se completó sobre las 4.40 PM de aquel día 8 de Agosto, quedando todos fuertemente conmovidos, por algo que habían sentido que era difícil de comprender, y aún mas de explicar. Era como si por fin nos hubiéramos alineado con las fuerzas y energías cósmicas. En la noche, el grupo se dispersó para relajarse, recorriendo la otrora capital del Mundo Andino, observando las callejuelas que guardan el proceso de mestizaje entre lo Inca y lo Español. Palacios y Templos, entre cristianos y precolombinos se alinean frente a los ojos de los turistas que anualmente llegan hasta el llamado ombligo del mundo antiguo.
    Me había quedado con sólo siete personas, siendo el interés de algunos de ellos, después de darle la vuelta a la plaza de armas, el poder adquirir en alguna tienda, algo de música folclórica. Así, llegamos a un pequeño comercio, donde el dueño amable—mente nos atendió y nos habló sin mediar razón de lo siguiente: —¿Saben Ustedes, que día es hoy?
    —¡Ocho de Agosto! Contestamos todos, inquietos por la sor—presiva pregunta del tendero.
    —¿Pero saben lo que ello significa?
    —¡No... díganoslo usted. !Se produjeron sonrisas de nervio—sismo en el grupo.
    — Que a partir de hoy todo saldrá bien... Esta fecha ocurre sólo una vez cada cien años y representa un cambio para bien. ...Hoy es ocho, del ocho, del ochenta y ocho.
    —¿Y usted, cómo sabe eso?. Le preguntamos todos al unísono. — A mi no me lo pregunte, yo sólo soy un simple tendero... El vendedor se dio media vuelta y siguió buscando cassettes como si nada hubiese ocurrido y sin dar mayores explicaciones, dejándonos a todos sumidos en medio del desconcierto. Había sido una extraña canalización de claves activadoras. El número ocho que se repetía incesantemente representaría a la Virgen María, a la Madre Cósmica, a la Madre Tierra y al Kali Yuga que es la época de la influencia femenina; la misma que influenciará a la humanidad con sus aspectos y valores hacia una reafirma—ción de la vida y del amor. Es inquietante contemplar la multi—plicación de apariciones marianas en todo el mundo que coinci—den con los movimientos que se están operando a nivel de las fuerzas espirituales.
    Hay pues una reafirmación de la doble cuadratura en lo divino y humano, exigiéndole al hombre una preparación múltiple, consciente y responsable.

    CAPITULO IX
    CRONICA DE UN AVISTAMIENTO ANUNCIADO

    La noche había llegado sobre la tibia ciudad de Santiago de los Caballeros segunda en importancia después de Santo Domingo, en la exótica y paradisíaca Isla Caribeña de la Española. Una isla de doradas playas así como de verdes bosques tropicales, dividida en dos naciones estrechamente unidas por la geografía y sin embargo tan diferentes en las raíces ancestrales, culturales, lingüísticas y perspectivas futuras. En el extremo occidental está Haití, país de habla francesa, sumido en el caos del perenne círculo vicioso de esclavitud, dictaduras, violencia y vudú; opuesto por completo a la progresista sociedad del lado oriental de habla hispana, que se prepara para celebrar el quinto (5o.) centenario de la llegada de Cristóbal Colón a América.
    La República Dominicana carga con el costo social de la masiva inmigración de Haitianos a su territorio, en busca de mejores condiciones de vida, y de una dramática supervivencia. Es lamentable la condición y apariencia de aquellos vecinos de color "prieto" como dicen los dominicanos, cuyos ojos desorbi—tados saltan de pronunciadas cuencas en rostros cadavéricos y cuerpos famélicos. Diariamente burlan la frontera, cientos de ellos escondidos y apiñados en camiones de carga, enfrentando el riesgo que supone ser maltratado y retornados a su país ó trabajar por salarios de miseria en los ingenios azucareros, donde la agresión es el mal menor que deben enfrentar. La injusticia es, en éste sentido, combatida por muchos verdaderos paladines del periodismo dominicano, pero la ambición y los intereses creados como en todas las sociedades, son las trabas más difíciles de superar. En el ambiente se puede percibir la carga de vibración negativa que arrastra el intercambio cultural, debido a que el aporte en cuanto a santos, hechicería y magía negra es fuerte y va intoxicando la espiritualidad natural de la cuna del descubri—miento del nuevo mundo.
    Iban llegando los miembros del Grupo Rama de la localidad a la casa de la Familia Acevedo, matrimonio ejemplar, que durante largos años venía llevando sobre sus espaldas, el peso de la responsabilidad, en la orientación de aquellos interesados en el mensaje de la misión; contando con la colaboración amorosa y desinteresada de varias personas constantes y maduras en el camino espiritual.
    Hombres y mujeres iban congregándose y de inmediato eran recibidos con mucho cariño por los anfitriones, quienes aprove—chando la confianza existente, los hacían pasar al patio trasero, donde debajo de una pérgola, se amontonaban las sillas de mimbre que serían ordenadas en ordenadas en círculo para cuando se iniciaran los trabajos.
    El patio era el lugar más fresco y cómodo, rodeado de limoneros y plantas diversas; allí se dirigían todos los asistentes, repitiendo la escena de las reuniones semanales en los cerros de Gurabo, colina que domina un amplio sector de la ciudad. Pero aquella era una cita especial, en la que me reencontraría después de algún tiempo, con todo el grupo que había estado aguardando ansioso las informaciones actualizadas del proceso de Rama. Me encontraba allí gracias al desprendimiento de Marinita, mi esposa, quien hasta hacía pocos días había regresado al Perú con mis dos hijas, después de un viaje que nos llevó a Miami y Puerto Rico. Lugar este último, donde por teléfono nos enteramos de que el departamento en que vivíamos en Lima, había sido desalojado violentamente por el dueño del edificio, quien sin haberse molestado en avisarnos de sus intenciones y estando adelantados los pagos de alquiler y garantías, aprovechó nuestra ausencia para hacer una gestión ilegal en secreto, al amparo de corruptas autoridades para llevar a cabo el atropello.
    Los destrozos eran muchos y el robo y pillaje habían consu—mado la maldad. Fue en ese momento que decidimos regresar de inmediato y no continuar el viaje a la República Dominicana, Nueva York y California; pero ella, valiente y desprendida me dijo: Sabemos que el estar en este camino no nos libra del acecho y el ataque de fuerzas oscuras, por el contrario nos expone más, pero, también nos da la fuerza, para con valor probar nuestro desapego y nos da el consuelo de no sentir desaliento. Este es el momento como para dar ejemplo a todos. Sigue adelante y no interrumpas tu viaje, que es importante para muchos. Con la ayuda de personas amigas y nuestros familiares, veremos qué se puede hacer mientras tanto en el Perú, hasta que regreses.
    La admirable actitud de Marinita me hizo comprender la calidad de persona que tenía a mi lado y de quien tanto tendría que aprender. Esa noche todos los presentes, en número de unas treinta personas, aguardábamos intuitivamente la recepción de un importante mensaje por parte de los guías. El año 88 había sido el de mayor difusión a nivel mundial, visitando más de. veinte países, sesenta ciudades y dando unas 184 entre conferen—cias, entrevistas y reportajes. Entre las anécdotas importantes, ocurrió, que en el mes de noviembre, la actriz norteamericana Shirley Maclaine me invitó a almorzar a su departamento en Manhattan (Nueva York), para compartir nuestras experiencias de contacto, prolongándose nuestra conversación por más de seis horas durando. Allí pude apreciar que esta actriz es una sincera buscadora de la verdad y lo espiritual, destacándose no sólo su calidad profesional sino sus virtudes de sencillez y calidad humanas.
    Tanta difusión y el conocer esta clase de celebridades, nos llevó a permanentes diálogos con los hermanos de diferentes grupos sobre la necesidad de canalizar la inquietud cada vez más creciente, por parte de los periodistas, que habitualmente nos entrevistan, de que se pudiese organizar una nueva salida pro—gramada para contacto, en la que los periodistas asistían como testigos objetivos de cara al mundo, tanto de nuestras afirmacio—nes, como de la vigencia del contacto, así como ocurriera en septiembre de 1974 con Juan José Benitez.
    Había pues una gran expectativa entre los grupos y en los miembros de la Misión para que algo se diese y así llegó como "luz en la oscuridad", la oportunidad de consultar si es que podíamos organizar la "quinta demostración y prueba" frente al periodismo internacional en pleno quinto de rama. Yo mismo no estaba seguro de si era eso lo que necesitábamos pero lo cierto, es que habíamos avanzado demasiado en poco tiempo y se habían dicho demasiadas cosas muy serias, que requerían de una respuesta. Yo mismo no estaba seguro de si era eso lo que necesitábamos; pero lo cierto es que habíamos avanzado demasiado en poco tiempo, y demasiadas cosas serias, que requerían de un amplio respaldo por parte de los guías.
    En cuatro oportunidades la prensa había verificado la auten—ticidad y coherencia del mensaje y del contacto. Después del avistamiento que presenció Juan José Benitez en 1974, regresó él nuevamente al año siguiente (1975) con Fernando Mujica, fotógrafo de la Agencia EFE, participando ellos de otra salida programada, pero ésta vez a una playa al norte de Lima, llamada Ventanilla. Allí ambos periodistas observaron las evoluciones de varios objetos, que llevarían a Benitez a escribir un nuevo libro titulado: "Cien Mil Kilómetros tras los Ovnis". En 1977 invitamos a periodistas peruanos, y sólo la Sra. Carmen Sarria del diario local Ultima Hora nos acompañó a Cienaguilla, al pie de la Cordillera, y fue protagonista de otro avistamiento. En 1985 quisimos actualizar el mensaje y darlo a conocer con fuerza nuevamente en el medio nacional del Perú, aprovechando que algunos canales de televisión se interesaron en hacemos reporta—jes. Fuimos entrevistados en aquel entonces en los programas: Panorama del Canal 5 y la Semana del Canal 9.
    El Canal 5 no creyó la invitación que nosotros les hicimos posteriormente para un encuentro programado según un mensaje recibido, pues pensaban que queríamos un nuevo reportaje para publicitamos, no les pudimos convencer de lo contrario, así que no nos hicieron caso; mientras que Canal 9, sí se entusiasmó desde el primer momento, pero el día que los esperábamos, nos llamó por teléfono Patsy Adolph reportera del programa La Semana, para disculparse porque según ella, el camarógrafo se había enfermado y la gerencia tampoco había dado autorización para que se efectuara el reportaje, así que ella esperaba que mas bien, se pudiera concretar en otra ocasión. Aquella cuarta oportunidad se frustró, confirmándose aquel pasaje bíblico que dice: "Nadie es Profeta en su propia Tierra". . . .
    Luego de la presentación de todos los asistentes, en un ambiente de sana alegría y entusiasmo, asumimos todos la actitud de interiorización y sensibilidad, mediante respiraciones profundas; envolviéndonos en la consabida cúpula mental de luz, medio ingenioso de protección. Luego nos relajamos y nos concentramos. La luz del ambiente había sido apagada, mientras se seguía el proceso que nos llevaría al nivel adecuado de receptividad, necesario como para propiciar el contacto. Enton—ces el silencio envolvió al grupo que ya se encontraba vibrando al unísono, conscientes todos de la responsabilidad que una recepción implica.
    Se vivía intensamente el trabajo que se estaba realizando aquella noche, cuando siete personas nos vimos impulsados a poner por escrito aquello que fluía en nuestras mentes. Los mensajes captados se complementaban y decían: Comunicación 21.02—89
    Sí, Oxalc con amor entre vosotros, y con vosotros, amados hermanos en Misión. La Misión os reúne a integraras en conciencia y en fuerza espiritual.
    Las capacidades del ser humano, inexploradas mayormente, podrían permitirles unir universos y cerrar puertas dimensiónales naturales que actúan como trampas energéticas.
    Vuestra voluntad es tan importante para el nuevo tiempo que será ella la que permitirá la salvación del mundo y de la humanidad. Una voluntad es como la estalactita (concreción pendiente del techo de una caverna, formada por infiltraciones que contienen sales calcáreas, silíceas, etc. ) de la caverna que se va formando en mucho tiempo, en base a la constancia y disciplina; y llega hasta actuar como columna de grandes bóve—das. La voluntad es la piedra angular del triunfo espiritual. Además, es la fuerza creadora del universo. La voluntad en el hombre se va amplificando enormemente por el amor, el cual contiene el poder transformador de toda estructura, aún la más dura.
    Rama está alcanzando poco a poco su madurez por lo cual requiere que los antiguos, manteniendo su preparación, escuchen el consejo que les damos, y salgan de tanto en tanto en pequeños grupos para trabajar en el campo, y faciliten así el encuentro con nosotros a diferentes niveles de experiencia.
    Es mucho lo que aún tenemos que comunicaros por lo que no descuidéis la comunicación con nosotros, y el vínculo que esto significa.
    La difusión del mensaje debe continuar de una forma parti—cipativa y activa por parte de los miembros, pero de tal manera que se haga controlando sus proyecciones.
    Hay decisiones que debéis asumir vosotros sin esperar mayor pronunciamiento por parte nuestra, pues éstas os traerán mayor madurez.
    En cuanto a vuestra organización os decimos: Todo saldrá bien, pues la Misión está siendo protegida por vuestro celo de ustedes. Este año sabéis bien que se tiene dispuesto que se establezca a diversos niveles, incluso el físico, el contacto con la Hermandad Blanca de la tierra, para lo cual se realizarán viajes orientados hacia ello; y todo viaje por misión seguirá una clara connotación simbólica que procurará activar aún más vuestra capacidad interpretadora y el uso de los cristales.
    Estad atentos a los activadores numéricos y a otros vinculados a las circunstancias que rodean ciertos acontecimientos los mismos que van sirviendo a las Jerarquías espirituales para haceros despertar más y más.
    Se viajará a Egipto y al Paititi se realizará un segundo viaje antes de que el año termine fuera de la tierra, con la finalidad de conocer nuestro mundo; pero cuidado con el acecho de las fuerzas oscuras y negativas en éste plano, que tratarán de impedir que asumáis las condiciones de equilibrio para mantener la preparación.
    Agosto será tan importante como lo será marzo, pero no menor importancia tendrán mayo y junio, así como octubre, noviembre y diciembre en el mundo.
    En marzo asistirán invitados los periodistas para que en el día 24 los compenetréis con el mensaje, y el 25 por la noche, muy tarde, y luego al día siguiente verifiquen nuestro respaldo y presencia de misión. Esto busca alentar en el mundo una voz de verdad y alerta.
    El avistamiento será lo suficientemente contundente, como para que sepan que Rama es la Misión que desde el cosmos y la tierra integra y establece el punto de unión interplanetario, en un tiempo cumplido y realizado.
    Confiad con humildad y sencillez, que el plan se manifiesta tal cual debe concretarse.
    Con amor les amamos siempre.
    Adelante misioneros de la Luz, que el Profundo os apoya y os envuelve en su divina misericordia.
    Oxalc.
    Al leerse los comunicados la sorpresa fue unánime. De pronto nos encontrábamos con que los guías no solo aceptaban la propuesta de una nueva invitación a los periodistas, sino que llegaban a precisar los datos del encuentro; También referían los alcances del mismo y lo ubicaban en el contexto de un año considerado por ellos, "muy importante", a la vez que anticipo de grandes cambios planetarios. Nuestro pedido había sido aceptado y a la vez nos aclaraban que lo estaban esperando, porque tendría un significado más profundo de lo que nosotros suponíamos. Los guías indicaban que 1989 sería el año en que podría cumplirse con un objetivo que aún no había sido crista—lizado al interior de la Misión, y éste era: el encuentro con la Hermandad Blanca de los Retiros Interiores a un nivel físico. Este contacto con el gobierno interno positivo del planeta, se produciría al realizar exitosamente dos viajes adicionales a aquellos que debieron haberse efectuado en agosto de 1975, y que se intentaron en el 76 y que recién se pudieron concretar en 1981. Estos viajes complementarios se orientarían hacia el misterioso Egipto y a la legendaria ciudad perdida de los Incas, llamada Paititi, en la selvas entre Brasil y Perú. Allí se terminaría de aperturar aquello que se había iniciado con los viajes de agosto, para que al final de, semejante esfuerzo, y sólo si demostrábamos un nivel de madurez, que se verificaría en la solidaridad, humildad y desapego, se escogerían los que debe—rían ir, los cuales recepcionarían el libro de las Vestiduras Blancas, registro de la Historia del planeta.
    Durante mi corta estadía en la República Domincana, nos comprometimos a guardar con suma discreción el contenido del mensaje, el mismo que no se reprodujo ni se repartió a nadie, conservándose de una forma reservada hasta que tuviéramos elementos de corroboración de que su contenido era cierto, pues encerraba afirmaciones que podrían en el caso de actuar con vehemencia exponer la Misión a un fracaso, echando a perder quince años de grandes esfuerzos creando el desconcierto gene—ral en el caso de que nada ocurriese. No era de ninguna manera falta de fe, más bien era prudencia. Por muy seguro que pudiese estar de las recepciones de aquella noche, la responsabilidad me obligaba a actuar con cautela, hasta que estuviésemos comple—tamente seguros y no expusiéramos a la Misión. Hicimos en esos días una salida a las playas de Baní, cerca de Santo Domingo recordando la anterior visita allí mismo, en la que hubo sendos avistamientos de apoyo, así como en la capital cuando se realizaba el curso de Instructores de grupos de prácticas Rama.
    En aquella oportunidad fue valioso escuchar los progresos que habían logrado en cuanto a recepción de comunicaciones, vivencias y experiencias.
    Fue una importante reunión en un ambiente de fraternidad y armonía.
    A pesar de que no podía dejar de sentirme afectado por los problemas que sabía Marinita estaba afrontando en mi país, continué el viaje como ella me lo pidiera. Llegué a Nueva York en donde dicte conferencias para la difusión del mensaje extra—terrestre. En la primera de ellas, asistieron muchos miembros de los grupos de la misión; y mientras iba saludando a las personas que se arremolinaban en la puerta que separaba el frío de la calle de la acogedora calefacción del local, un hermano de los grupos de Manhattan, me llamó aparte para confesarme, algo que lo tenía nervioso e intranquilo. Diego Betancourt me dijo en aquella ocasión:
    —¡Sixto!. . . sabrás que he seguido recibiendo mensajes, y en uno de los últimos los guías me dijeron que debía colaborarte pues tienes que realizar un importante viaje para la Misión. Me han precisado que el viaje es hacia Egipto, para lo cual he ido a la agencia de viajes y te he adquirido un ticket. Quizás te parezca una locura, pero lo hice porque lo percibí muy claro en mi interior, con una seguridad pocas veces sentida. Y te aseguro que esto no perjudica mi economía. Si piensas que es una locura y que no tiene sentido lo podemos cancelar.
    — ¡No es una locura, es una confirmación extraordinaria! tú mensaje es verdadero.
    Tengo un mensaje que confirma lo que tú estas diciendo. Es más, ésta es la señal que esperaba para saber que la cita en el desierto transmitida en la República Dominicana, para el mes de marzo es cierta y será un éxito. Después llegué a explicarle a Diego con lujo de detalles todo lo relativo a los planes de la Misión para el año 1989. Mientras hablaba con él recordé las palabras que Juanita Santos me dijo, cuando me despidió en el aeropuerto en los primeros días de enero. Cuando estaba a punto de subir al avión de Avianca, rumbo a Colombia, ella me confesó: "Sabes, siento que éste año es de compromiso, prueba y selección de todo, para todo y para todos".
    Y tenía razón, los acontecimientos no dejaban lugar a dudas de que 1989 nos llamaba como término de una década al final de un ciclo y comienzo de otro para la humanidad y para Rama.
    Durante los días que pasé en Nueva York y New Jersey recibí una llamada teléfonica proveniente de España, que interrumpió él vertiginoso ritmo de los últimos días dedicados a la difusión y a concretar las invitaciones a diversos periodistas. La llamada procedía de Barcelona y me la hacía Joaquín Goyenechea, gran amigo, que deseaba informarse de mi situación personal y de los entretelones de la próxima salida con los periodistas. Le conté cómo se había dado todo; me contestó con su reconocida profundidad y agudeza que invita a reflexionar, si había analiza—do qué ocurriría si nada pasaba; y si al final todo resultaba ser un gran mentalismo. Le respondí que bien lo había meditado y era consciente de la responsabilidad que esto suponía ya que se exponía el trabajo de muchos años, y yo estaba seguro de que venía dado por los guías. Le aseguré que tenía la confirmación necesaria y que debía confiar, por lo cual él me tributó nueva—mente un voto de apoyo y confianza, ayudándonos a invitar a periodistas españoles a la salida.
    Entre las distintas anécdotas que se fueron produciendo en el proceso de invitación, están aquellas en que los periodistas se asustaban y arrepentían a último momento de asistir. Se dio el caso de un importante comentarista del Canal 41 de Televisión de los Estados Unidos que durante todo en año de 1988 me había estado insistiendo para que se le tomase en cuenta en una próxima oportunidad a la que asistiera la prensa. Le avise que el momento había llegado, él me respondió:
    — ¿Y bajarán cuando estemos reunidos?
    — No lo sabemos, pero podría ser, contesté yo entusiasmado. — Pero, ¿Y si nos llevan?
    — No lo creo, no pienso que ello vaya a ocurrir; pero si fuese así, mejor para ustedes y sus colegas por lo espectacular del reportaje que lograrían.
    Había sido notorio el nerviosismo producido en el reportero, lo cual determinó que después no apareciera por el canal, hasta que me tocó marchar. Su esposa ante las repetidas llamadas telefónicas de la gente de Rama, lo disculpó diciendo que se había enfermado (¡!). Hubo también quienes temían a lo convul—sionado del Perú víctimas de la atmósfera de relatos cruentos y versiones antojadizas, y exageradas que gustan propalar. Otros como el caso citado, temían un rapto extraterrestre y hasta se dieron casos de celos periodísticos tan exagerados por la bús—queda de la exclusividad de que tal o cual canal, periódico o revista condicionaban su asistencia si el otro de su competencia no iba.
    En Miami de regreso a Nueva York siguieron las conferencias en importantes locales como fueron los hoteles Holliday In y Sheraton; y se incluyeron entrevistas en los canales de televisión 23, 51 y l8, así como programas de radio en las importantes estaciones Manbí, la Cubanísima y Martí para el conocido programa de transfondo político "La Voz de América". Con semejante difusión tuvo que establecerse definitivamente una coordinación sólida, que pudiera orientar las ansias de muchí—simas personas interesadas.
    Señal misma de que los tiempos de cambio están cerca, ha sido el que un importante grupo, identificado con la temática ovni como es "Contacto doce" de Miami, se ofreció y lo hizo, para apoyar de manera generosa y desinteresada nuestra difu—sión, como en su momento lo hizo Adonai. Todo esto es la clara demostración de que ya se está viviendo la revolución de "Acuario", que significa la madurez alcanzada en el camino espiritual por muchas personas que se hayan prestas a buscar los elementos comunes que unen dejando de lado lo que aleja o crea distancias, rompiendo dogmatismos sectarios y procurando hallar la parte de verdad que en cada lugar o grupo puede haber, a través del diálogo integrador, el intercambio y la permeabilidad frente a los aportes.
    De Miami partí a San Francisco en donde dimos una confe—rencia con el apoyo del grupo de la localidad, en la importante universidad John F. Kennedy de Okland, siendo acogidos con gran interés por bastantes personas conocedoras del tema.
    Con el floreciente grupo Rama de San Francisco compuesto en su mayoría por personas de origen latino, hicimos una salida al monte Shasta, donde diversos grupos espirituales de norte América ubican un retiro de la Gran Logia Blanca, la zona inmediata al volcán extinto de Shasta se encontraba cubierta de nieve, y los pinos que se multiplicaban por sus laderas lucían sus típicos mantos blancos. El clima imperante se caracterizaba por frías temperaturas; viento, neblina y lluvia intermitentes, espan—tando a los ocasionales excursionistas que hasta allí llegaban buscando pistas de skí.
    Llegamos al pueblo que se encontraba al pié de la montaña sagrada, rodeado de lagos y glaciares en un paisaje de belleza sobrecogedora. La primera impresión de aquella localidad montañosa fue algo decepcionante ya que en el pueblo no se sentía por ningún lado la vibración apropiada que es la inherente a tantos lugares de tradición sagrada o donde las energías se concentran, como por ejemplo: Lago Titicaca (Bolivia), Ollantaytambo (Perú), Copán (Honduras), Santiago de Compostela (España), etc.
    Nos resultó difícil en un principio encontrar una zona de camping cerca de la montaña, por lo que fuimos a la zona de los lagos. Fue allí donde empezamos a captar hermosas vibraciones, pero los bosques y los lagos estaban cerrados a los campamentos por estar fuera de temporada, por lo que finalmente terminamos acampando en las afueras del pueblo, en una zona de estacio—namiento llamado: "Campamentos Roa". Desde allí, y una vez dejadas nuestras cosas nos dirigimos hacía la montaña, subiendo en coche por el camino que va por sus laderas. Se registraba nieve hasta 180 metros, percibiéndose un gran porcentaje de humedad en el ambiente el cual permanecía envuelto en neblina.
    A mitad del camino, hicimos un ejercicio de conexión con la Hermandad Blanca a través de una breve meditación. Fue muy positiva y trascendente la práctica por cuanto se multiplicaron incomprensibles sensaciones y percepciones que intuitivamente nos llenaban por dentro. Y éstas captaciones fueron tanto nivel personal como colectivo. Entre las sensaciones más comunes, estuvo la de sentirnos acompañados por alguna extraña fuerza que nos envolvía por momentos. Ya arriba de la montaña, percibimos imágenes de entidades vestidas de blanco que nos acogían, sintiéndonos embargados de una maravillosa paz y armonía. Una fuerte nevada nos obligaría horas después a descender hacia el valle.
    Regresé a Lima luego de pasar unos breves días en Tijuana (frontera mexicana), donde con el esfuerzo de una persona, Berta Cerezi y el apoyo generoso de la Gran Fraternidad Universal, importante organización internacional fundada por uno de los más trascendentales maestros de la Nueva Era, dimos una serie de conferencias muy concurridas.
    En la capital del Perú nos preparamos para aguardar la llegada de los periodistas invitados para la realización de la experiencia, que debería llevarnos al desierto de Chilca, los días 25 y 26 de marzo en Semana Santa, para la confirmación definitiva de que el contacto está más vigente que nunca, y que el mensaje del cambio es real y una seria alternativa para la humanidad.
    Marinita a mi retorno no pudo ocultar su preocupación por el significado de los acontecimientos y las consecuencias positivas como negativas que esto podría traer, por lo que me insistió que fuera estricto y selectivo con los participantes, para garantizar así el buen resultado del mismo contacto. Ella según me confia—ba, se hallaba sorprendida de que los guías hubieran accedido a semejante invitación, pues consideraba que no estábamos prepa—rados como para enfrentar las consecuencias de una avalancha de fama y popularidad de semejante magnitud, que atraería a demasiada gente; también se angustiaba al pensar que no fuera a ocurrir nada, y todo el trabajo de años se perdiera.
    Internamente comprendía su preocupación responsable, pero también sabía que la invitación era cierta y que todo se daría; además sabía que los guías habían sopesado las consecuencias, por lo que todo ocurriría según un orden superior, siempre y cuando nosotros no estorbáramos el correcto orden y disciplina que un acontecimiento de ésta naturaleza requería.
    De todas manera no he de negar que en algún momento me sobrevino la duda y temor a fallar y equivocarme, haciéndole daño involuntario a la misión; pero ya me había ocurrido antes, en Septiembre de 1974, que por miedo a fracasar no enfrenté la situación, ni asistí cuando el contacto con Benítez.
    Ahora, quince años después no podía volver a repetir esa situación; tenía que confiar en mi esfuerzo y en el propósito fundamental, así como en los hermanos mayores.
    Fue gratificante a la vez que un gran aliciente, ver llegar a los periodistas de diversos países y medios de difusión, en nutridos grupos, y también con ellos, muchas delegaciones de miembros ramas, deseosos de compartir y participar de las verificaciones que harían los hombres de prensa del contacto convocado. Nos parecía sorprendente constatar la aceptación y acogida que entre los medios de difusión había tenido nuestro llamado, lo cual significaba un reconocimiento tácito a la seriedad y trayectoria con la que habíamos venido llevando la misión durante quince años de difusión del mensaje.
    El día veinticuatro de marzo nos reunimos con todos los periodistas y visitantes, en un local de la avenida Salaverry en el distrito de San Isidro (Lima), para compenetrar a los asistentes con el mensaje y las motivaciones que nos llevaron a hacer la invitación; todo según lo pedía la comunicación de los guías.
    Se explicó en aquella oportunidad de forma breve, cómo se habían iniciado los contactos y lo que los extraterrestres busca—ban en nuestro mundo, complementándose esto con la lectura de los mensajes recibidos en febrero.
    Después se les repartió a cada uno de los asistentes una copia de los mismos gracias al trabajo dedicado e iniciativa de Pedro y Juanita Santos. Posteriormente hicimos varias recomendacio—nes con respecto a la alimentación aconsejable durante los dos días en el desierto sugiriendo también que se evitara el consumo de cualquier sustancia nociva para el organismo, como tabaco y alcohol.
    La reunión fue dinámica siendo en un principio una confe—rencia motivadora y luego, una mesa redonda con preguntas y respuestas; percibías en el ambiente un gran nerviosismo e inquietud. Se comunicó a todos que al día siguiente 25 de marzo se saldría del Hostal "Oscar» en Miraflores, el mismo que se había convertido en una especie de cuartel general para los medios de comunicación. Dos autobuses contratados se encar—garían de llevar a todos los participantes trasladándolos hasta el lugar de los acontecimientos. La hora de la partida sería las 10. AM. Se informó también sobre la necesidad de hacer una bolsa común para cubrir los gastos de movilidad y de alimentos, lo cual fue aceptado por la mayoría aunque no faltaron quienes no mantuvieron el mismo nivel de comprensión y buena voluntad.
    Hasta aquí todo parecía andar sobre ruedas, pero el supuesto orden reinante era sólo aparente. Debo confesar que por ser desorganizado y distraído, venía arrastrando una serie de fallas en el tratamiento de la información y control sobre la asistencia para participar en la salida; fallas que posteriormente resultarían perjudiciales para el buen desarrollo de la experiencia, como fue el no contar con un mayor volumen de mensajes complementa—rios que sirvieran para un mayor esclarecimiento de los detalles relativos al trabaja a efectuarse en el lugar, el número de los asistentes y condiciones de los participantes.
    Los guías en continuos mensajes telepáticos y hasta en sueños le habían indicado a Marinita que me insistiera acerca del cuidado que se debía tener sobre la idoneidad de los que irían a la salida. Sin embargo mi vehemencia no me hizo atender las advertencias. Se me había indicado que sólo deberían asistir aquellos reporteros que nos hubiesen entrevistado alguna vez; ya que los extraterrestres a través de nuestra memoria, perciben la imagen y características de las personas, pudiendo así evaluar—las. Otra recomendación desatendida fue que la asistencia fuera la mínima e indispensable, así la participación de pocos herma—nos de los grupos, podría aportar la armonía y unidad requeridas.
    Al final, quedamos asustados por la avalancha de hermanos del extranjero, llegados a último minuto, sin habernos avisado previamente su deseo de asistir. Igual ocurrió con algunos periodistas invitados de manera improvisada por terceras perso—nas. La expectativa de grandes vivencias, ocasionó que muchos viniesen acompañados de familiares y amigos, trastocándose las cosas y perdiéndose la seriedad del acontecimiento, acercándo—nos peligrosamente al contraproducente show. Una vez más, por la falta de verdadero amor o por exceso del amor malentendido, manifestado en la incapacidad de decir ¡NO!, y exigir una disciplina en aplicación de la responsabilidad, por el mejor éxito de la Misión de la que depende tanto; se cometieron arbitrarie—dades que causaron perjuicios a la actividad, aunque no impidie—ron felizmente que ésta se cumpliese.
    Los inconvenientes de último minuto desarmonizaron, pues habían personas que insistían para que la gente no invitada asistiera llegando a meterse estos últimos en los autobuses, a pesar de que se les había negado una y otra vez su participación.
    El forcejeo fue tan deprimente y vergonzoso que al final no insistí para no desarmonizarnos más. Reconozco que presionado por personas amigas, me faltó carácter para imponerme en ese momento con la fuerza y la disciplina necesarias.
    Los periodistas que asistieron a la cita, procedentes del Perú fueron: Rosario D'ornellas y Edilberto Alvarado del diario Expreso de Lima; Giuliana Lévano y sus fotógrafos de la revista Caretas; Pablo de Madalengoitea del canal 4 América Televi—sión; Alejandro Guerrero con dos asistentes del Canal 5 Pana—mericana Televisión. Del Extranjero asistieron: Beatriz Parga del Miami Herald de los Estados Unidos; José Gray y su camarógrafo del Canal 23 de Miami; Leticia Callava, su cama—rógrafo y una asistente del Canal 51 Telemundo de Miami, Gilda Miroz de Radio Hit de Nueva York; Joan Basseda del Programa "Tiempo para lo inexplicable" de Radio El Vendrell de Cataluña España con sus asistentes; Fredy Deras con sus asistentes y camarógrafos del Programa "El Gordo de la Semana" de la televisión de Santo Domingo; Hugo Chávez de Colorvisión de la República Dominicana; Nuria Piera con sus asistentes y cama—rógrafos de la televisión Dominicana; Lizette Zelman del Canal 2 de Santo Domingo con sus camarógrafos y asistentes; Milagros de una importante Revista de Puerto Rico; además se hicieron presentes un periodista Salvadoreño y dos periodistas de Lon—dres (Inglaterra) radicados en España.
    La salida hacia el desierto se inicié el día 25 de marzo, partiendo desde Miraflores importante distrito residencial y comercial al sur, siguiendo por la carretera panamericana hacia Chilca distante unos sesenta y tres Kilómetros; para luego tomar el desvío hacia la quebrada de Santo Domingo de los Olleros, por la que avanzamos unos doce Kilómetros llegando al cabo de dos horas al lugar donde se instalaría el campamento, en lo alto de una quebrada lateral a las faldas de unas colinas. La ubicación del sitio se había mantenido en estricta reserva para evitar la presencia de curiosos en la zona. Es importante destacar que fue posible llegar con los autobuses hasta el mismo lugar para el contacto, gracias a que en los días previos, un grupo de personas entre ellos Carlos Medina y José Breña estuvieron trabajando duro en el desierto acondicionando el camino para que los periodistas pudiesen acceder fácilmente al lugar, y no tener que cargar penosamente los equipos por varios kilómetros.
    Llegados al lugar de la cita, descendieron de los buses todos sus ocupantes, instalándose los periodistas y camarógrafos para inmediatamente ponerse a inspeccionar el terreno, subiendo a las cimas de las lomas que rodeaban la cañada, en busca de la mejor perspectiva para sus tomas, mientras el resto de la expe—dición se dedicaba a montar sus tiendas de campaña.
    En la fecha nos habíamos hecho presente ciento veinte personas que largamente superábamos la expectativa inicial de asistencia, calculada en unas cuarenta. `
    Se veía desde el principio que sería muy difícil mantener la armonía y equilibrio con la presencia de dos grupos diferentes entre sí, uno mirando hacia afuera y otro hacia adentro.
    Mucha gente se sintió incómoda desde el primer momento de la realización de los trabajos, porque los periodistas no dejaban de mantener una estrecha "marcación" tipo estampilla sobre cuanto realizábamos, para luego comentarlo entre ellos, algunos con descarada burla.
    Las cámaras y micrófonos eran colocados hasta por delante de nuestras narices, grabando y filmando hasta nuestra respiración llamando especialmente la atención de los periodistas las man—tralizaciones continuas, que es la repetición continuada de ciertas palabras que procuran la armonía y tranquilidad frente a las expectativas y nerviosismo reinante. Esto naturalmente le confundió a más de uno, que creyó ver en ello una suerte de práctica ritual o religiosa, nada más alejado de la realidad y fruto de la ignorancia y del prejuicio.
    Durante la tarde y luego en buena parte de la noche el trabajo continuó combinándolo con meditaciones y concentraciones, ejercicios habituales en nuestras salidas. Personalmente sentí durante los ejercicios un gran calor y energía desbordante que me envolvía; sentí como si cientos de personas estuviesen conectadas conmigo, protegiéndome y apoyándome a todo ni—vel. Entre ellas muy especialmente percibía a Marinita. Cierta—mente fue algo extraño y muy nítido, como nunca antes; era algo que no me permitía bajar la guardia, y gracias a lo cual en el momento de la verdad no llegué a sentirme derrotado ni falto de valor para enfrentar la situación. Con el tiempo he comprobado con gratitud, cómo mucha gente en el mundo oró aquella noche por mí.
    Alrededor de las 7.00 PM, Jorge Rey, uno de los responsables del importante medio de integración mundial Rama; "La Carta Mensual" invitó a dar una caminata a Elisa Archer y Francisco Quesada del Salvador, Julian Sanchez de Nueva York, Roser Castellvi de España y a Julio Anaya del Perú. El ambiente estaba completamente oscuro y nublado cuando el pequeño grupo de los caminantes encendió sus lámparas de mano, mientras avanza—ba por el desierto alejándose del campamento. Todos venían sintiendo una sensación extraña, era algo que los impulsaba a aventurarse más y más entre las colinas; percibían como un llamado que se explicaría por sí sólo en su momento.
    Empezaron a divisar sobre los cerros una peculiar luminosi—dad, que transformaba el paisaje penumbroso. Entonces entre las nubes salieron enormes relampagueos o fogonazos color plata que iluminaban por escasos segundos el suelo, siguiéndoles unos resplandores más pequeños que se producían con intervalos regulares queriendo indicar una dirección; así lo interpretó el grupo, que se vio motivado de inmediato a seguir el rumbo de la luminosidad dentro de las pequeñas quebradas laterales. A medida que seguían avanzando, sentían que sus cuerpos se iban tornando livianos perdiendo de repente la conciencia del espa—cio—tiempo. Sin que mediase acuerdo previo, todos se vieron impulsados a apagar sus linternas al encontrarse frente a una especie de pista fosforescente. No se veía la posible fuente de iluminación pero algo invitaba a recorrer el camino que se abría a la vista. Mientras los seis exploradores se encontraban allí, observaron la formación a un lado, de una cúpula de extraordi—naria belleza y de grandes dimensiones, color blanco brillante, a la vez que sentían una fuerte presión sobre la cabeza y el pecho. La sensación colectiva era de que caminar por aquella pista se había hecho extremadamente fácil, especialmente si tenemos en cuenta que hasta antes de entrar en la misma, el terreno de dicha zona es bastante accidentado y pedregoso. Algunos confesarían después que sentían que flotaban en vez de caminar.
    Mientras que se hallaban en la extraña pista, se les ocurrió mantralizar la palabra Rama, debiendo despojarse al poco rato de sus abrigos por el intenso calor que les embargó y que superó toda sensación del mismo.
    Cuando la experiencia terminó, todos descubrieron que se hallaban en la cima de un cerro de regular altura, y ninguno de los participantes pudieron explicarse cómo habían llegado hasta allí ya que nadie percibió que se estuviese subiendo una cuesta sino que aparentemente la caminata se desarrolló permanente—mente en un terreno plano. Otro detalle interesante fue que todos estimaron que la caminata había durado pocos minutos, y sin embargo el retorno al punto de partida les llevó más de media hora. La mencionada experiencia quedó profundamente grabada en el interior de todos los participantes, y a la hora de confrontar las vivencias no faltó quien reveló haber visto dentro del apa—rente Xendra, la proyección de un ser muy alto con una luz más intensa pero no deslumbrante, que desprendía de su cuerpo vestido como un buzo. Sus ojos eran rasgados, con una mirada fija y de su pecho emanaba una luz rosada.
    De regreso al campamento el grupo se puso en contacto conmigo, quedando de mutuo acuerdo comprometidos para no contar lo vivido hasta que se corroborara el avistamiento anunciado. Hasta muy altas horas de la noche los grupos se mantenían firmes en el trabajo continuado, combinándose las prácticas de concentración y visualizaciones que a más de un periodista fascinaron. También se aprovechó para realizar conversaciones que nos permitieron conseguir una interesante mesa redonda internacional sobre temas variados e importantes.
    La tensión crecía a pesar de los esfuerzos denodados y las prácticas diversas. Yo mismo recordaba lo difícil de los últimos días, previos a la salida y hasta de horas anteriores en las que había sido presa de la inseguridad y la duda; a veces prefería no pensar pero entonces venían los periodistas a cuestionarme una y otra vez sobre qué ocurriría si nada pasaba. Se producían entonces en mi mente los cuestionamientos responsables y sabios de Marinita y Joaquín de España cuando me habían consultado del por qué de dicho encuentro, del por qué arries—garlo todo en una salida y las posibles consecuencias negativas.
    La responsabilidad me angustiaba, aunque una fuerza inte—rior, extraña me decía que confiara; además el contenido de los mensajes era ése: ¡Confianza!.
    La media noche pasó sin que ocurriese nada contundente y sobrevino el desaliento en todos. En mí, la desesperación e impaciencia me hacían revelarme. Me sentía de pronto sólo y abandonado, lanzado al matadero inútilmente.
    Veía que había complicado innecesariamente mi existencia y expuesto en una noche todo el trabajo realizado en quince años. ¿Y para qué?¿Quizás sólo para satisfacer mi propio ego?. Todo esto hervía en mi mente que se hallaba confundida.
    Aquella madrugada del día 26, imploré a Dios mismo que no permitiera que se defraudara a tanta gente, aún cuando mis errores y los del grupo hubiesen perjudicado la seriedad de la salida.
    Sobre las tres de la mañana justo a la entrada del valle donde nos encontrábamos, se empezó a formar un extraño resplandor que fue subiendo su intensidad en forma de abanico, y que vibraba, es decir cambiaba de intensidad como si palpitara. Al iniciarse el fenómeno se produjo una verdadera desbandada.
    Los gritos ¡Ya están aquí!, cámaras!, luces, etc. y las carreras de los periodistas de un lado a otro, rompieron la paz y el sosiego del desierto. Inicialmente pensé que se trataba de un coche de algún extraviado nocturno o curioso inoportuno, y así se lo manifesté a quienes estaban a mi lado en aquel momento; pero después verificamos que no eran faros de automóvil. De inme—diato con unos periodistas que aún se mantenían despiertos y ya estaban al tanto de las manifestaciones, formamos una improvi—sada comisión para investigar acercándonos al lugar.
    Algunas personas se encontraron con la sorpresa muy extraña de que sus cámaras no les funcionaban algo había descargado sus baterías cuando querían registrar el fenómeno, que había pasado de ser una extraña luminosidad a una luz consolidada del doble del tamaño de un coche sobre el suelo, como a unos mil metros del campamento. La luz fue cambiando de formas hasta que se fundió nuevamente en un gran fulgor, que luego fue desapare—ciendo gradualmente durante unos cinco minutos. La luz se apagó y llegamos escasos minutos después debido a lo acciden—tado del terreno al sitio preciso, donde no encontramos rastro alguno.
    La naturaleza de la luz observada quedó en un completo misterio, confundiéndose sus últimos rezagos con la oscuridad de la noche... pero la nave no apareció aún. A las 6. 00 AM, se realizó la que se creía sería "La última entrevista a Sixto Paz" para el programa "Panorama" del Canal 5 Panamericano Tele—visión de Lima, a cargo del reconocido profesional Alejandro Guerrero.
    El periodista Guerrero me preguntó ¿Qué había pasado, a lo cuál le respondí que a pesar de que no había ocurrido el anunciado avistamiento hasta ese momento, algunas personas habían tenido durante la noche experiencias singulares y grupa—les. Pero que ello no cambiaba las cosas... Y si había alguna falla, lo atribuía a errores míos, tanto de disciplina como en los mensajes recibidos; a pesar de que hasta ese momento seguía creyendo internamente que eran reales. Aclaré entonces que Rama es independiente de las fallas individuales, por lo que la responsabilidad y fracaso de aquella salida se limitaban a mi gestión personal. Rama ya había sido comprobada en anteriores salidas, también ante periodistas; y lo desafortunado de la experiencia sería una lección para nosotros.
    Me di cuenta que Guerrero quedó impresionado de que humildemente reconociera las fallas, sin evadir las responsabili—dades; y en un gesto que lo ennobleció término su entrevista, que sería proyectada sobre las nueve de la noche de aquel mismo domingo, con la siguiente frase: "...Hasta el momento en que abandonamos el desierto, la nave aún no había aparecido... Otra vez será".
    Inmisericordemente se multiplicaron las entrevistas de cada uno de los canales de televisión, radio, revistas y periódicos allí reunidos; la respuesta no podía ser otra: reconocía y asumía mi responsabilidad. Pues lo más probable era que los mensajes por mí recibidos fuesen mentalismos, de tal manera que no era la misión la que había fallado sino sus integrantes..
    La inesperada respuesta que acogían algunos de los malhu—morados periodistas, fastidiados por la ansiedad, y frío noctur—nos el calor del desierto e incomodidad, como la falta de sueño, permitió que fueran conmovidos en parte y no insistieran más sobre el desastre producido, decidiéndose de inmediato su retor—no a Lima.
    Había sido una noche muy larga, y a pesar de la relativa manifestación nocturna, se respiraba desaliento, incredulidad y en algunos periodistas desprecio. La misión para muchos hom—bres de prensa había muerto aquella noche y junto con ella Sixto Paz, quienes difícilmente podrían resucitar o recuperarse de semejante fracaso y ridículo.
    Se hizo un silencio aterrador en el campamento, sólo interrum—pido por los eventuales improperios y soeces palabras que algún descontrolado asistente propalaba, maldiciendo las piedras sobre las que se había acostado pasando una pésima noche de incomo—didad. Cada grupo de reporteros se preparaba para marchar recogiendo sus equipos, sin disimular el cansancio y el disgusto en sus contraídos rostros al ver sus costosos materiales cubiertos de tanta tierra y polvo así como sus ropas. Pero no sólo se fue retirando la gente de prensa, también muchos hermanos de los diferentes grupos de Lima y del extranjero, emprendieron el retorno a la capital; algunos, víctimas del desaliento, otros por razones de trabajo o por la incomodidad del lugar al que habían asistido, supeditando su participación futura en la misión a los posibles resultados. Esto fue un golpe psicológico que desalentó aún más a quienes nos quedamos, sintiendo con ello el abandono en los momentos difíciles y una gran soledad.
    El campamento fue abandonado por la casi totalidad de periodistas que se fueron a Lima a buscar alguna noticia política, económica o social que paleara el fracaso y la decepción, compensando en parte el inútil esfuerzo de pérdida de tiempo y dinero, devolviendo el tema de los Ovnis al terreno de la ciencia ficción y la fantasía donde debería quedarse según ellos.
    Solo la periodista Puertorriqueña se quedó entre nosotros por mantener vínculos con la misión. Les pedí a los periodistas de España y de República Dominicana que no se fueran, pero su escepticismo era muy grande así como su malestar, por lo que no me hicieron caso cuando les dije que la salida aún no había terminado y que aquella noche podía ser una sorpresa para todos; y como no poseía mayores argumentos para retenerlos, pues había perdido toda la credibilidad de que alguna vez pude gozar, el éxodo continuó rápidamente.
    Una comunicación solitaria recibida por Yolanda Ugarte de Lima, llamó la atención de algún periodista abierto a escuchar cualquier posible razón por la que no se hubiesen presentado los extraterrestres. El mensaje decía que los guías lamentaban que las condiciones no fueran las más propicias para que se hubiera llevado a cabo el avistamiento; también decía que lo sucedido sería causa de algo armonioso, aunque los periodistas no lo vieran así, y que los fracasos refuerzan aún más las grandes obras. El mensaje decía: "La firmeza de sus sentimientos, será su principal aliada para superar éste revés”... Mientras Yolanda psicografiaba, alguien preguntó reiteradamente si aquella noche se daría el esperando avistamiento. La respuesta fue: "Siempre estamos con ustedes, tengan confianza".
    Alguien había preguntado también, qué pasaría ahora con los periodistas. La nueva respuesta fue: "Ellos solos, hallarán la respuesta. Sus caminos serán iluminados".
    El comentario y análisis del mensaje, por lo sensibilizados que nos encontrábamos todos, no fue nada objetivo y sólo alimentó más la tensión y el malestar reinante. Yo mismo descarté de buenas a primeras su contenido, juzgándolo apresu—radamente como disculpa fácil y mentalismo consolador.
    Inexplicablemente ocurrió un hecho natural que de haberse interpretado como una posible señal hubiera cambiado en algo las cosas, pero fue más bien recibido como una desgracia adicional a sumarse a las anteriores. La quebrada principal de Santo Domingo de los Olleros, amaneció aquel día domingo, con un río torrentoso que bajaba por los hasta ese entonces, secos y agrietados causes milenarios. Después de muchísimos años volvía a bajar agua por el río seco de Chilca, impidiendo esto, el desplazamiento de vehículos y el que se pudiera abandonar la quebrada lateral donde nos encontrábamos. Al parecer un alu—vión ó "Huaico" como se le conoce en el Perú, había descendido por las montañas. La fuente de éstas precipitaciones de agua, barro y rocas tiene origen en las lagunas de la cordillera al pié de los glaciares. Cuando las paredes de hielo de los nevados se quiebran, caen sobre los lagos formados en las faldas, produ—ciéndose una ola gigante que rueda cuesta abajo arrastrando todo a su paso y muchas veces, sepultando pueblos enteros. Los Huaicos son propios de esa época del año, pero difícilmente llegan hasta la costa como en aquella ocasión.
    Con el esfuerzo de conjunto los que se marchaban lograron cruzar, alcanzando con gran trabajo la otra orilla, venciendo el fango y las turbulentas aguas que bajaban con fuerza. El nivel de las aguas llegaba a la altura de la cintura, obligándolos a tener que establecer una cadena humana para trasladar los equipos y acabar con lo que algunos ya calificaban de pesadilla de sudor y polvo. Entonces algunos periodistas que no pudieron controlar más su frustración, enojo y nerviosismo, dieron rienda suelta a su malhumor, profiriendo gritos y maldiciones contra Rama y los Ramas, que pacientemente ayudaban a badear a quienes se iban. Para colmo de males el autobús que recogería a los que necesitaban volver el domingo, se demoró en llegar, debiendo los hombres y mujeres de prensa, caminar varios kilómetros con sus pesados equipos en las espaldas bajo el implacable sol que ya se tornaba abrasador.
    Cuando se marcharon, quedamos pocos; menos de la mitad de los que nos habíamos congregado para aquella ocasión. Pero a pesar de ello, sin entender por qué, me sentí aliviado y pude respirar tranquilo, era como si me hubieran quitado un gran peso de mis espaldas.
    Era el peso del endiosamiento de la gente y los grupos, que pensaban que yo era infalible o alguien especial. Ahora se veían obligados a tener que ver por ellos mismos, y vivir cada cual su propia experiencia, sintiendo su participación. Al cruzar mi mirada con alguno de los presentes y ellos rehuirme el saludo, no sentía pena, más bien mucha paz como hacía mucho tiempo no experimentaba. Pero no faltaron las almas caritativas, los amigos leales y amorosos, que se acercaron a mí para darme su apoyo.
    Al medio día reuní a todos los que se quedaron en el campa—mento. El número reducido me hacía pensar en lo inconveniente del sobredimesionamiento en la asistencia a una salida de este tipo. Hicimos un trabajo en el que se discutieron los aconteci—mientos, desencadenándose una fuerte polémica con duras re—criminaciones, que sirvieron para desfogar la tensión acumulada y la impotencia frente a los acontecimientos, ocasionando ésta que algunos más se marchase.
    Dirigí un viaje astral que terminó de eliminar los rezagos de tensión, quedándose muchos dormidos, abatidos por el cansancio de la noche en vela.

    CAPITULO X
    LA NOCHE DE LOS PERIODISTAS

    En la tarde del día domingo, me puse a conversar con algunos hermanos que me transmitieron algo más que un presentimiento, era una certeza; y es que habiendo visto durante la noche la concentración de grandes masas de energía azul brillante en las zonas de los cerros, acompañadas de fogonazos lumínicos y extraños resplandores, que coincidían con la experiencia que me había contado Jorge Rey, todo parecía indicar que aquella noche algo muy grande iba a ocurrir entre quienes se habían mantenido allí constantes. Mi sentir concordaba con las manifestaciones, experiencias e intuiciones previas, por lo que a pesar del can—dente sol que nos sofocaba, trabajamos.
    Sobre las cinco de la tarde, fuimos sorprendidos por la llegada del Periodista Edilberto Alvarado del diario Expreso, quien llegó al lugar en un auto escarabajo Volskwagen; trayendo en su poder la publicación del día sábado de su periódico, en la que relataba la cita e invitación a los medios de prensa al desierto. Su retorno fue recibido con mucho entusiasmo por todos nosotros, que vimos en la insólita actitud de éste reportero gráfico, una señal de que realmente algo ocurriría y que lo estaban preparando para aquella noche. Es más, Alvarado nos relató que pidió permiso a su diario para retornar simplemente por un presentimiento, y que ni él mismo sabía cómo había dado con el lugar; pero el asunto es que tenía que volver y que al llegar al cauce del aluvión, éste había bajado el volumen de su caudal, lo cual le permitió aventurarse a cruzarlo con riesgo de quedar varado.
    La confianza que irradiaba éste reportero nos maravilló a todos. A la hora, apareció en la quebraba otro automóvil, con barro hasta la mitad y con los reporteros del Canal 23 Univisión de Miami y el periodista del Canal 2 de Argentina. Ellos nos dijeron que no se conformaban con pensar que todo había sido un fracaso o un error; algo debía haber, para que tanta gente se hubiese quedado, así que ellos regresaban espetando confirmar su inquietud.
    Se meditó aquella tarde y luego nos dirigimos todos cami—nando, hacia la zona donde en la madrugada se concentró aquella extraña fosforescencia azulina, para lo cual Cruzamos la quebrada lateral, colocándonos al frente del campamento. Desde allí veíamos claramente el lugar donde había aparecido la esfera lumínica, que había desaparecido al ir a su encuentro y que yo había confundido en la madrugada con un auto.
    Ya en el lugar escogido para trabajar durante la noche, empezamos por mantralizar las palabras claves conocidas encon—trando una resonancia muy especial en los cerros cercanos. Nos hallábamos en un talud de tierra y polvo, cuando me levanté del suelo donde estaba sentado, mientras los demás seguían en el ejercicio, y me alejé caminando en la penumbra. Pude verificar entonces con la ayuda de mi intuición, la existencia de una concentración de energía muy nítida para que aparecieran allí xendras. Pasé la voz a la gente para que se formaran grupos de siete personas de acuerdo a la afinidad, para predisponerse a vivir la experiencia.
    Mientras, hicimos lo propio con los que nunca antes habían recibido los cristales de cesio, haciéndolos formar un círculo. La recepción de aquella noche fue bastante clara, al igual las experiencias del Xendra Gimbra, aunque muchos no recordaban lo vivido por ellos en los pasos dimensiónales. Los periodistas que ya sumaban siete, pudieron contemplar por vez primera y ser testigos de excepción de tan trascendentales iniciaciones. Mien—tras todo esto ocurría, en un impresionante clima de paz y armonía, luego de una autoselección natural a la que habían sobrevivido la mitad de los asistentes, aconteció lo prometido por los hermanos mayores...
    Detrás de un cerro bastante alto y a una distancia de poco más de un kilómetro, hizo su aparición un objeto similar a una bola de ping—pong amarillenta. Eran las 9.00 de la noche cuando asomó de entre las montañas, lo que después verificaríamos, era una nave que acudía a la cita.
    El objeto no presentaba ruido alguno, mientras se elevaba bamboleándose en aquel silencio abrumador del desierto. Se elevó y descendió volviéndose a ocultar para salir luego, como dando unos rebotes o saltitos sobre las crestas de los cerros y nuevamente se escondió. No pasaron ni veinte segundos cuando volvió a hacerse presente pero con una forma diferente; esta vez con una estructura rectangular o curvada en sus extremos como un banano de color roja anaranjado. En ese momento, el repor—tero Edilberto Alvarado del diario Expreso, con sus dos cámaras fotográficas, una con teleobjetivo y la otra con un rollo de gran sensibilidad, y con mucha sangre fría tomó la nave con todas las fotografías de ambos rollos, sin detenerse a y respirar en medio del concierto de flashes de las cámaras domésticas de los demás asistentes, condenadas éstas por sus evidentes limitaciones a no captar mayor detalle. Mientras esto ocurría, José Gray de Uni—visión le hace indicaciones a Diego su camarógrafo para que no deje de filmar al invitado de la noche. Rolando Vera del Canal 2 de TV. de Buenos Aires se hallaba rígido y mudo ante el espectáculo, estremecido por el contacto cósmico que presen—ciaba, conmoviendo su carrera de periodista político.
    La nave se eleva por encima de la cima del cerro más alto, como si subiera escaleras, y describe un increíble ángulo recto en el aire, torciendo hacia el centro de la quebrada que ya iba sobrevolando a baja altura. Se llega a ubicar en el centro de la quebrada, entre el campamento y nosotros como a una altura de unos ochenta a cien metros; se enciende en una potentísima luz, ampliando su tamaño y resplandor, elevándose lentamente en forma vertical haciendo aparecer su proyección en el suelo. Esta proyección adquirió la forma de la esfera de luz y del resplandor en abanico observado y discutido la noche anterior. La nave se pierde entre las nubes a las que ha ascendido, y la luminosidad en el suelo empieza a desaparecer lentamente.
    El protagonista de la noche se había ido pero algo había quedado en el ambiente, la alegría de haber visto confirmadas nuestras esperanzas y fe grupales; pero no una fe en los extrate—rrestres, sino en el plan cósmico y en el mensaje del que sólo son portadores, y en donde el contacto sólo es la forma exterior escogida para su difusión.
    Había una felicidad desbordante en el lugar, mientras los fogonazos se seguían multiplicando sobre nosotros, así que todo quedaba envuelto en un penetrante olor a flores. Habíamos constatado que no estábamos equivocados en cuanto al mensaje y al trabajo que realizamos para cumplirlo; pero también nos quedaba una gran lección frente a la disciplina y el orden, sin los cuales no podemos avanzar.
    Al cabo de unos diez minutos, unas nuevas luces irrumpieron en la zona pero esta vez a ras del suelo, llamando la atención inmediata de todos. Pero la necesaria e imprescindible objetivi—dad nos llevó a conformar una comisión mixta, compuesta por periodistas y algunos coordinadores de grupos, para verificar la naturaleza de las mismas, las cuales se habían detenido frente al campamento.
    Mientras nos íbamos acercando, iba pensando que difícilmen—te aquello podría ser una nave que hubiese descendido, por cuanto las luces corrían horizontales y en parejas, semejando más bien automóviles. Además los mensajes no habían dado a enten—der que se pudiese producir otro acontecimiento aparte del avistamiento. Pero quien sabe, aquella noche podía ocurrir cualquier cosa. Cuando llegamos al campamento verificamos que las luces provenían de tres coches alquilados por los perio—distas de la República Domincana, que habían regresado también al lugar por aquella misma intuición; pero lamentablemente llegaron tarde y sólo pudieron ver a la distancia los resplandores y fogonazos.
    Los periodistas dominicanos, alrededor de unas quince perso—nas, se habían perdido durante la noche en la quebrada principal, teniendo serias dificultades para vadear el torrente, retrasándose en su esfuerzo por llegar hasta donde nos encontrábamos antes de las nueve de la noche.
    Los colegas, testigos de la aparición no pudieron ocultar su entusiasmo cuando los dominicanos les consultaron sobre su testimonio del ovni que había aparecido diez minutos antes sobre los cerros. Esto causó malestar muy grande, así como frustración entre los periodistas. Algunos de ellos llegaron a maldecir su suerte y una de las damas lloraba amargamente en un auto, por la impotencia de no haber podido cubrir su misión informativa perdiendo la oportunidad de su vida.
    En el frenesí de la "Noche de los Periodistas", tuvimos que controlar los excesos en las apreciaciones de algunos reporteros dominicanos, que empezaron a ver ovnis en cada lucecita que caminaba en la noche; como fue el caso de las luces que correspondían a las linternas de los miembros de los grupos, al otro lado de la cañada.
    La gente de prensa no podía creer nuestra actitud, al desmentir sus apresuradas observaciones, por lo que uno de ellos manifes—tó:
    — No puedo creer Sixto, que tú mismo nos pidas calma y control en la interpretación de los que estamos viendo, en vez de sacar partido de nuestra ansiedad y desesperación. ¿Cómo puede ser que tú estés más controlado que nosotros y seas mas objetivo en un momento como éste?
    — Tengo la obligación moral de ser objetivo. Nosotros no podemos darnos el lujo de engañamos ni de malinterpretar un fenómeno; no sólo porque tenemos experiencia acumulada sino porque sabemos lo que hemos venido viviendo poco a poco, además ser veraces en lo pequeño como en lo grande, en éste momento y todo el tiempo. Le respondí en voz alta para que todos allí escuchasen.
    Al cabo de unos minutos se observaba un gran rosario de luces que se aproximaban en la oscuridad de la noche al campamento. Eran los grupos que volvían de la zona donde se habían mani—festado los Xendras, y como llevaban las linternas en las manos impresionaban a los recién llegados.
    Aquella noche se hizo una charla informal alrededor de la lumbre de la cocina. Sobre lamparines de queroseno, cubiertos de incontables mariposas de luz que revoloteaban, se repetían las tazas de reconfortante mate de hierbas bien calientes para enfrentar el frío de la noche, a las que se añadían algunos panes con mermelada para mitigar la fatiga. Los comentarios iban y venían sobre la forma del objeto observado, sus colores, desplazamiento, las experiencias del xendra, los cristales, los fogona—zos, etc. La excitación no decrecía se mantenía avivada por las preguntas y entrevistas de los periodistas a sus colegas, y al resto de las personas. También nosotros nos permitimos interrogar a los periodistas por su extraño comportamiento, al haber regresa—do; y lo sorprendente para nosotros fue que volvieran por sus propios medios, aventurándose muchos de ellos en la noche, en una zona que es difícil de ubicar y hallar en la oscuridad; y en la que muchos de nosotros nos hemos perdido aún conociéndola.
    Los periodistas coincidieron que había cierto misterio en que tantas personas simultáneamente y sin ponerse de acuerdo, hubiesen coincidido en sentir la imperiosa necesidad de volver... y así lo habían hecho. ¿Cómo pudieron volver y llegar al lugar? ¿Por qué volvieron? Tantas preguntas se acumulaban aquella noche y sin embargo una sola cosa estaba clara: Los guías habían invitado directamente, de una manera telepática, a los periodistas y estos se habían dejado conducir hasta allí. No había otra explicación.
    Me fui a dormir bastante tarde procurando reponerme del cansancio acumulado de la noche anterior. Aproveché para orar en silencio a Dios agradeciéndole por el testimonio del que habíamos sido partícipes, además pedí disculpas por las dudas que había tenido.
    Aquella noche dormí tranquilo y profundo, sintiendo dentro de mi ser, que la Semana Santa de marzo de 1989, que la Semana Santa de marzo de 1989, había quedado grabada para siempre. Me acosté en una bolsa de dormir que había colocado en la falda de una colina, lejos de las tiendas de campaña, desde donde miraba y abarcaba toda la quebrada. Las últimas reflexiones se confundieron con las imágenes de aquellos días, cerrándose pesadamente mis párpados mientras me sometía al incontenible sueño que dejaba atrás las angustias, comentarios y tensiones.
    Durante la noche hubo quienes afirman que se produjo alguno que otro avistamiento más, pero lejanos y huidizos, como recor—dándonos que siempre están y seguirán estando allí, cerca nuestro para que no dudemos ni dejemos de comprometernos con el cambio.
    A la mañana siguiente fuimos despertando con la luminosidad del sol del desierto, que coloreaba uno a uno los cerros que tocaba con su resplandor. Volví a agradecer el descanso y el nuevo día, y por estar consciente de un plan maravilloso y real..... La alegría en el campamento era evidente, las sonrisas se multiplicaban en cada rostro, mientras los periodistas nueva—mente nos entrevistaban corrigiendo el aparente final de la mañana anterior.
    Decidimos apurarnos en levantar el campamento pues aque—lla mañana llegaría muy temprano el autobús alquilado para recogernos. Algunos periodistas como Edilberto Alvarado, ya habían partido a Lima para dar la primicia al Perú y al mundo. Expreso, el diario de mayor circulación a nivel nacional y de reconocida seriedad, se encargó de dar la noticia en la primera plana: "NAVE EXTRATERRESTRE APARECIO EN CHIL—CA — EXPRESO ESTUVO PRESENTE".
    Los titulares venían acompañados de la foto de Edilberto Alvarado, quien relata en un artículo no sólo lo que vio en la noche del domingo, sino también lo que le ocurrió al revelar los dos rollos fotográficos. Resulta ser que sólo la primera fotografía de cada rollo aparece impresa, y el resto velado. El asegura que en todo el tiempo que tiene como reportero gráfico es la primera vez que le ocurría algo así.
    Mientras partían los pocos autos existentes con los periodis—tas, llevando el grueso del grupo, recogimos las cosas y partimos hacia el río, para dar alcance al autobús que llegaría aquella mañana.
    Con la moral alta y en una acción coordinada y solidaria, emprendimos la penosa marcha hacia el valle; y cuando después de largo rato en que el sudor bañaba nuestros cuerpos, logramos alcanzar el cauce del río Chilca, nos sorprendió que éste estu—viese seco. Se veía el rastro aún húmedo del gran volumen de agua que por allí había corrido, pero nosotros pudimos pasar caminando sin problema ni dificultad. Cruzamos fácilmente las zonas barrosas, llegando a la otra orilla a donde coincidencial—mente estaba llegando el bus, sorteando las granjas avícolas que por allí se hallan repartidas.
    Con dos hermanos jóvenes, Moisés y Carlos Santana nos fuimos corriendo hasta encontrarlo y traerlo, pudiendo recoger sin contratiempos a todos los caminantes con sus equipajes. Esto se pudo hacer con un espíritu de confraternidad y entusiasmo desbordante, que aumentó más cuando el chofer nos contó a todos cuando ya nos hallábamos reunidos para efectuar la cadena final de cierre y despedida al lado del torrente, que el contenido del programa "Panorama„ del Canal 5 de televisión de Lima, había sido muy respetuoso y positivo a pesar de las circunstancias en que Alejandro Guerrero participó.
    El retomo al hostal "Oscar„ de Miraflores se efectuó en un ambiente de risas y cantos, llegando en un abrir y cerrar de ojos a Lima. Estacionándonos en la puerta del Hostal que había operado de cuartel general Rama. Allí fuimos recibidos por una impresionante multitud de miembros de los grupos y por todos aquellos que habiéndose retirado en la mañana del domingo, ya se habían enterado de la noticia por el periódico de ese día. Expreso en su edición de aquella mañana dio la primicia.
    Ingresé al hostal entre ovaciones, aplausos, besos y abrazos, demorándome en llegar al recibidor, por tener que estar aten—diendo un sin fin de felicitaciones personales y llamadas telefó—nicas nacionales y extranjeras. Los mismos empleados del hostal me pedían autógrafos!...
    Entonces nos enteramos que los periodistas del Canal 51 de Telemundo de Miami, del Miami Herald y de Colorvisión de Santo Domingo, también habían vuelto por su cuenta aquella noche al desierto perdiéndose al igual que los otros dominicanos, y quedando con el auto varado en el barro del río; y justo cuando ya pensaban retornar a la ciudad desmoralizados por el inútil esfuerzo, vieron la nave del otro lado del que la veíamos nosotros, y a mayor distancia. La filmaron, persiguiéndola después por el desierto hasta el balneario de San Bartolo, donde vieron al detalle sus evoluciones y cómo finalmente la nave ingresaba en el mar. Por todo esto los periodistas estaban frenéticos de entusiasmo y felicidad.
    La reportera y locutora Sra. Gilda Miroz de Radio Hit de Nueva York me pidió de inmediato la primicia para darla por teléfono en comunicación con su programa de radio, y así lo hicimos y hasta por dos veces me citó, resultando un gran éxito. Igualmente Joan Basseda de Radio Vendrell de España, hizo lo propio, multiplicándose después las diferentes entrevistas de los canales de televisión, quienes me volvían a pedir entrevistas, prologándose las actividades de este tipo por varias horas. A partir del retorno de Chilca se accionó una gran maquinaria de difusión en el mundo y en el Perú. En el país, la respuesta fue impresionante aunque las opiniones eran enfrentadas. Hubo quienes nos apoyaron con grave riesgo de su propio prestigio e imagen pública como es el caso del prestigioso diario "Expreso", en la persona de la periodista Sra. Rosario Abrahams de O'mellas; y también hubo otros que atacaron con una violencia inusitada, ya sea porque no fueron tomados en cuenta para la cita ó porque se retiraron antes de tiempo. Pero todo ello trajo consecuencias positivas, pues se publicitó grandemente el hecho del contacto y el mensaje que éste supone.
    Con los días, tuvimos que enfrentar los riesgos derivados de un acontecimiento de tanta magnitud, como fueron la admira—ción, el halago, la fama, la envidia y los celos, la burla y la ignorancia; y ciertamente no fue nada fácil.
    En el extranjero también comenzaron a registrarse los sínto—mas de la intolerancia, y las manifestaciones de la mano oscura del gobierno interno negativo del planeta. Al respecto no podía—mos ser tan cándidos de pensar, que fácilmente nos iban a dejar cumplir la labor de aperturar conciencia; y ello fue lo que ocurrió cuando programas televisivos sobre el contacto, que estaban asegurados con amplia cobertura en los Estados Unidos, fueron por órdenes gubernamentales, suprimidos o limitados al míni—mo, esto es a una difusión local y extremadamente breve. La censura se había iniciado...

    CAPITULO XI
    VICTIMAS DE LA CENSURA

    A finales del mes de Abril los periodistas de los canales norte—americanos que estuvieron en Chilca, me contaron por vía telefónica que de regreso a su país se encontraron con la censura oficial que ellos ingenuamente habían provocado, cuando desde el hotel de Lima habían telefoneado a sus respectivos canales anunciando su éxito "Cantando victoria antes de tiempo". Ahora ellos veían en carne propia el celo excesivo que los gobiernos de las grandes naciones ponen en su política de ocultamiento del hecho extraterrestre. Y no sólo se les impidió a los reporteros cumplir su función informativa, desarrollando los sendos espe—ciales de televisión de una hora a nivel nacional que iban a realizar, sino que encima tuvieron que entregar sus filmaciones.
    Al periodista de Colorvisión de la República Dominicana que tenía una de las mejores filmaciones, le compraron su material en Puerto Rico para que así, éste no fuera dado a conocer en su integridad.
    En el Perú una importante Agencia de Noticias Internacional compró las fotografías de Edilberto Alvarado, también para que no circularan.
    A pesar de la campaña de silenciamiento y desinformación, distorsionando la realidad de los acontecimientos, la verdad se pudo imponer y se fue dando a conocer poco a poco a nivel mundial, gracias a la acción valiente y decidida de muchas personas.
    Durante los meses de abril y mayo la difusión se multiplicó en Lima y provincias, viajando por el norte del país, apareciendo en cuanto programa de televisión y radio se presentase, así como en entrevistas, periódicos y revistas. Sentía en medio de tanto movimiento que en el ambiente se estaba preparando algo pero no sabía qué era. Había cierta preocupación e inquietud, pero al no poder precisar su origen, simplemente seguí adelante.
    Recibí múltiples invitaciones por parte de los grupos del extranjero para que viajara y los visitara lo cual hice, dando conferencias, comentando "Contacto de Chilca". Entre las di—versas ofertas estaba la de dar una conferencia en pleno Central Park de Nueva York, y una entrevista en el canal 23 de Miami en el programa "Cristina".
    Por coincidir con el importante viaje a Egipto para el encuen—tro con la Hermandad Blanca en mayo, acepté viajar a los Estados Unidos y esperé como en todos mis viajes, la llegada de los pasajes que costearía el canal 23, los cuales vendrían acompa—ñados de las respectivas reservaciones en el hotel. A partir de ese momento empezaron las dificultades por el retraso en el envío del pasaje, el extravío de los mismos por parte de la persona encar—gada en entregármelos y luego su recuperación fuera de hora lo que impidió que me embarcara el día fijado.
    Marinita presentía algo malo y así me lo manifestó, pidién—dome que me disculpara y no viajara. Yo trate de tranquilizarla diciéndole que nada malo podría pasar. De todas maneras hablé con la gente de Nueva York y Miami explicándoles el problema, y también nuestro sentir pero ellos insistieron remitiéndome de inmediato otro pasaje que casi no llega, pues la compañía aérea demoró en recibirlo por extrañas complicaciones. Percibía que estaba forzando las cosas, pero por otro lado mi sentido de responsabilidad me exigía hacer el máximo esfuerzo para cum—plir con los compromisos.
    Sin hacer caso a los presentimientos y sintiendo claramente que iba contra la corriente, fui al aeropuerto, donde por poco pierdo el vuelo por un inesperado desorden en migraciones al juntarse varios vuelos que salían de inmediato. Era la primera vez que veía que ocurría algo así, surgiendo en mi ser interno algo que me decía que abandonara la cola y me retirara a casa. Al llegar desesperadamente a la sala de embarque, observé que el avión tenía el número 33 en el fuselaje, además la señorita del control de pasajeros me reconoció por los programas televisivos y me felicitó deseándome suerte, levantando el dedo pulgar en señal de aprobación. Esto me sorprendió y en vez de alegrarme, me di cuenta que presionado por cumplir con la gente, con las entre—vistas y conferencias me estaba exponiendo a algo malo que venía.
    Durante el vuelo me encontraba tenso e inexplicablemente triste. Había una angustia creciente por algo inminente que habría de ocurrir y que yo no había sabido interpretar. No había tampoco consultado con los hermanos mayores, restándole en su momento importancia al asunto.
    Al llegar al aeropuerto de Miami hice la cola normal en inmigraciones, pero al llegar mi turno, mi pasaporte fue consul—tado en el ordenador y al parecer algo había que hizo cambiar la expresión del rostro de la mujer que me atendió, quien llamó de inmediato a un guardia federal para que me sometiera a un interrogatorio. No me preocupé mucho por cuanto ya en otra ocasión me había ocurrido por el sólo hecho de ser sudameri—cano; así que pensé que sería algo rutinario que se solucionaría con los documentos que portaba. Entre las cosas que me pregun—taron, después de haberme registrado arrancándome propia—mente de mis manos mi cartera y todos los documentos que llevaba encima, fue: ¿A qué venía? ¿Por qué viajaba tanto?. respondí queriendo enseñar mis publicaciones y artículos de prensa, pero me gritaron que no los tocara, que no me moviera de la silla; pronto la conversación derivó hacia otro asunto, como fue el económico. Se me preguntó cuanto dinero llevaba conmi—go, a lo que les respondí lo que ellos mismos veían: Poco efectivo aunque varios giros que sumaban más de cuatrocientos dólares, habiendo gastado cien dólares sólo en la salida de Lima por impuestos al extranjero. No había cobrado esos giros por la dificultad de adquirir dólares en ese momento en Lima, y por el consiguiente descuento y demora en la consulta bancaria. Ade—más yo venía invitado por el canal 23 Univisión a un programa y tenía en mis manos la invitación, el pasaje de ida y vuelta así como las reservas del hotel, y que si ellos querían podían consultar telefónicamente, pues habría personas que se responsabilizarían por mí, incluso gente de los grupos. Aquí me sor—prendí de la violencia y ferocidad con la que se comportaron negándome cualquier llamada telefónica a pesar de haber insis—tido. Fui recluido entonces en una estrecha habitación por espacio de diez horas, sin alimentos ni poder siquiera acercarme a los servicios higiénicos y sin la menor explicación que estuve pidiendo hasta el cansancio, recibiendo como respuesta: gritos, mofas y risas.
    Me parecía increíble estar viviendo semejante situación, des—pués de haber estado hacía sólo un par de meses invitado, dando conferencia en la universidad John F. Kennedy de San Francisco y la de Columbia en Nueva York.
    Mientras pasaban las largas horas de mi encierro, recordaba todo el montaje americano para ocultar la información sobre la existencia extraterrestre. Desde el famoso caso de Roswell, en el que un ovni se estrelló en 1947 dentro de una granja de Nuevo México, y que el presidente Trumman (aquel que no tuvo ningún escrúpulo en lanzar las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagazaki, que mataron a cientos de miles de personas, conta—minando a muchas más, condenándolas a una muerte lenta y terrible), , ordenó ocultar a como diera lugar el incidente, llevando los restos del aparato y de sus ocupantes al que sería el famoso Hangar 18 de la base aérea Ray Patterson en Dayton Ohio, donde años después se desarrollaría el proyecto libro azul, publicitado por una serie de televisión del mismo nombre. Y es que la presencia de los visitantes condena a muerte Un sistema basado en el egoísmo donde se gastan millones de dólares anuales para que ciertas patentes de nuevos inventos no salgan al mercado internacional, sin importar los posibles beneficios para la humanidad que éstos traerían, sólo por defender los intereses creados de industrias contaminantes y depredadoras de la ecolo—gía. Al traer los extraterrestres una tecnología diferente, se plantean nuevos patrones económicos y obliga a rescatar los valores humanos, lo cual produciría una catástrofe en el sistema y un choque cultural difícil de superar, si antes gradualmente no se asume la responsabilidad de ir preparando a la gente frente a la idea de que no estamos solos.
    Truman para aislar la información, creó una comisión secreta llamada Majestic 12 o Magic 12, compuesta por militares y científicos para que estudiaran la tecnología alienígena, ingeniá—ndose a la vez para desmentir frente a la opinión pública y en una campaña muy agresiva la existencia de la vida en otros planetas. Tal es el caso del Dr. Menzel, miembro de esta comisión quien como importante astrónomo que era, viajaba por los distintos países disertando sobre la ausencia de vida fuera de la tierra, a pesar de haber visto con sus propios ojos los cuerpos muertos de los humanoides en sarcófagos refrigerados del gobierno. Duran—te cuarenta años esta comisión ha asesorado a ocho presidentes de los Estados Unidos y ha contado entre sus integrantes, a destacadas personalidades como el secretario de defensa almi—rante James Forrestal, Henry Kissinger y a George Bush, ex director de la CIA y actual presidente.
    Muchos han sido los secuestros, asesinatos, destrucción de pruebas y otros recursos que ha utilizado esta comisión que ha venido dando órdenes a través del presidente de turno, a la CIA, National Security, F. B. I y otras dependencias, sin que éstas supiesen siquiera de su existencia. Por todo ello, es tal la escandalosa deuda que el gobierno norteamericano mantiene con su pueblo y el mundo por su conducta dañina, que hoy por hoy le resulta más difícil que nunca revelar el hecho.
    En mayo de 1988, durante un programa en radio Hit de Nueva York, había refrescado mis informaciones sobre el tema, cuando el destacado periodista e investigador chileno Antonio Hunneus de la Organización Mufón informó lo que en ese momento era lo último en el tema Extraterrestre. Refirió que un hombre de seguridad de Estados Unidos, muy influyente y adinerado que tuvo acceso a información, había revelado que todo demostraba que el gobierno norteamericano había realizado un acuerdo con unos hombrecillos grises, de origen extraterrestre seres de pe—queña estatura, macrocéfalos que estarían como raza en extin—ción por un problema genético producido por una mutación, que les impediría la absorción de alimentos por no tener las encimas necesarias para ello, producto de la radiación que les provocó una guerra. Estos hombrecillos habría, según las informaciones efectuado un pacto secreto con el gobierno en la base aérea Holloman, después de haber tenido varios supuestos accidentes en los años cuarenta y cincuenta, por lo que a cambio de una trasferencia de tecnología que ellos facilitarían, el gobierno les ayudaría a instalarse en el desierto de Nevada, en la zona reservada para pruebas Nucleares, lejos de los curiosos, para así experimentar sobre plantas, animales y seres humanos. Esta experimentación tendría como finalidad el resolver su problema genético y de alimentación; de allí la aparición de reses muertas sin sangre ni médula y la desaparición mediante el rapto de muchas personas, entre ellas mujeres abducidas que habrían sido sometidas a inseminación artificial, fecundadas por ellos para que a los cinco meses se les extrajeran los fetos y así seguir incubándolos fuera del claustro materno procurando una raza híbrida. También a los seres humanos se les introduciría por las fosas nasales un adminículo que se depositaría en el cerebro, que serviría para monitorearlo de dos a cinco años influyendo en sus decisiones y facilitando así la labor de investigación por parte de ellos. Esto era en aquel momento, lo último en el tema de los ovnis que investigadores como Hunneus daban como cierto, dándole un carácter de verdad incuestionable. De un momento a otro el tema extraterrestre se había visto inundado por una avalancha de información bastante negativa en la que muchos investigadores y escritores del género terrorífico, veían confir—mar sus especulaciones sobre las horrendas intenciones de los hermanos del cosmos.
    Sabemos que en todas partes se "Cuecen habas" y que en el universo deben existir muchas civilizaciones con intenciones poco espirituales o respetuosas de los procesos de otros planetas, pero no podemos poner a todos en el mismo saco. Debe haber de todo en el universo, y por qué no, civilizaciones nada positivas, interesadas en afanes expansionistas, destructivos, egoístas, y que no tendrían reparo en destruirnos o dominarnos si llegase el caso. También los guías nos habían hablado de que antes de que se estableciera la cuarentena definitiva sobre nuestro planeta, algunas civilizaciones se permitieron venir a llevarse algunos seres humanos para experimentación. Pero habrían sido pocos casos, algunos dé los cuales han procurado ser revenidos por la confederación.
    El problema surge cuando esos pocos casos pasados, son aprovechados por quienes utilizan los medios de comunicación para manipular la opinión pública fomentando el terror, la desconfianza y el escándalo, creando una suerte de paranoia en torno al tema que aleje al público de la investigación y de la verdad. Pero hay que aceptar lo evidente; si hubiésemos estado tan fácilmente expuestos a los visitantes, hace tiempo que alguien nos hubiese acabando o controlado; y no faltará quien diga,¿No será que ya lo estamos en cierta manera?. Los extra—terrestres que llegan de la confederación de mundos nos aclara—ron que se ha establecido como decía antes, una cuarentena de protección para que nadie venga con malas intenciones e inter—fiera nuestro actual proceso, llegando a actos de fuerza si hubiese la necesidad, como fueron los casos de los ovnis siniestrados,
    Esto no tendría porque escandalizarnos si es que recordamos una vez más las narraciones bíblicas como la "Guerra de los hijos de la luz contra los hijos de la oscuridad"; la guerra del Mahabharata y el Ramayana en la literatura indú; el caso de 1561 de la hoja volante de Nuremverg etc., verdaderas guerras de galaxias ocurridas en el pasado de la tierra.
    En Estados Unidos habían salido dos libros de gran circula—ción explotando comercialmente el asunto de las abducciones (secuestros por parte de los visitantes), cuyos autores dejaban muchas dudas sobre su honestidad y grado de veracidad, por tocar el tema expuesto con todos los condimentos típicos de la literatura de fácil éxito en el medio norteamericano, como el sadismo, la violencia, el morbo y el terror.
    Uno de los escritores era un ex—guionista de películas de ciencia—ficción y de terror de Hollywood (¡!); mientras que el otro, un artista y escultor, basando sus investigaciones en la cuestio—nable práctica de regresión hipnótica, escribe sobre supuestas víctimas ignorantes de su condición de abducidos devueltos, dando todas ellas una repetición cándidamente calcada de la casuística que reproduce casos famosos al detalle, como fue el conocido y ampliamente difundido de Betty y Bamey Hill en los años 60. Así que tampoco hay mucha originalidad, por lo que todo ello me parecía de mal gusto y pésimamente montado, era evidente que venía siendo parte de una operación de intoxica—ción informativa, para que a partir de verdades descubiertas por los investigadores a través de informaciones filtradas (en un aparente informe reconociendo lo evidente), se soltaran medias verdades confundidas con mentiras tan descaradas, que quienes quisieran ingresar en el terreno de esa avalancha de información (asemejando un aluvión de barro y piedras a falta de agua pura), terminara más confundido y desinformado que al principio, y hasta llegando a dudar de lo que creía tener seguro. Sin embargo, no han faltado los que han hecho acto de fe publica frente a estas informaciones, y aunque haya muchas contradicciones, creen haber descubierto la piedra filosofal.
    Me lamentaba de la falta de profundidad y sentido común en los análisis de los investigadores, así como de la ceguera para enfrentar un tema, que querían mantener oculto las grandes centrales de inteligencia.
    Y el ridículo que debieron enfrentar todos estos "Expertos", cuando en las Vegas Nevada los mismos promotores y divulga—dores del informe "Matrix", acerca del pacto entre los grises y el gobierno, se retractaron públicamente, negando la seriedad de la versión propalada por ellos mismos, dejando sin piso a aquellos que creyeron.
    Al cumplirse las horas de mi encierro, y acercándose el momento de mi partida de retorno al Perú, una empleada de migraciones muy nerviosa y agresiva me amenazó, diciéndome que sino firmaba una declaración que ella misma había llenado, sería encarcelado bajo cualquier cargo que me quisieran inven—tar. Yo le dije que no tenía porque hacerlo, ya que ese era un país de libertades. Me gritó que no le hiciera perder el tiempo, y que firmará, si no la pasaría muy mal. Tuve entonces que colocar mi firma sabiendo que en la declaración me estarían inculpando de cualquier cosa absurda para deshacerse de mí; además, recordé las palabras de Marinita que al pedirme que me cuidara me había rogado que por ninguna circunstancia debía hacerme el héroe, pues tenía que pensar en mis hijas.
    Fui llevado por un guardia federal en una camioneta blindada por la pista a abordar mi avión, que irónicamente poseía también en un costado el número 33. Allí me devolvieron en el momento del despegue mi pasaporte, con la visa indefinida ¡Cancelada! . Y así concluyó el viaje más corto que hice a los Estados Unidos.
    El maltrato y las vejaciones en migraciones de Miami fue una experiencia muy amarga, que me costó algún tiempo superar, quitándome hasta el deseo de participar en el viaje a Egipto, que debía haberse enlazado a partir, de la llegada a Nueva York. Los demás participantes, a quienes había contestado afirmativamente seleccionados entre los que se ofrecieron a acompañar el viaje, me insistieron para que no me desmoralizara. Me debía preparar, pues las dificultades no podían ser otra cosa que una señal de la importancia de los acontecimientos que se iban a vivir. Después comprendería que esto no siempre es así, pues a veces las dificultades avisan que hemos planteado las cosas de forma —equivocada y que podemos evitar perjuicios haciendo caso a nuestra intuición.
    A lo largo de tantos años debería haber aprendido muchas cosas y entre ellas a interpretar y crear situaciones, pero a pesar de la conciencia existente, me ha resultado difícil impedir que ocurran ciertos acontecimientos o que se vuelvan a repetir. Confieso que la mayoría de las veces se debe a mi carácter, en el que el cariño y la gratitud que me fueron inculcados por mis padres, confunde mis decisiones sobre todo a la hora de acceder a tal o cual petición, ó en el momento de seleccionar el personal para importantes trabajos. Y pienso que lo que me ocurrió en Miami fue en parte producto de los mismos errores que compli—caron el evento de los periodistas en Chilca, y que lamentable—mente seguirían manifestándose en Egipto y Paititi. Sé bien que nuestros errores no impedirán que el plan se cumpla y funcione, pero tampoco podemos estorbarlo con actitudes inadecuadas y tampoco tiene sentido que nosotros mismos nos compliquemos las cosas.
    Recuerdo aquel mensaje del 12—04—89 que a propósito dice: "Tell—Elam deberá designar acorde con las responsabilidades que le toca, a quienes lo acompañarán; sabe muy bien que los tiempos se están cumpliendo.
    Debe mantener su corazón abierto para amar a todos los hermanos, pero debe cerrar los ojos para designar á quienes le acompañen. Muchas pruebas habrán de superar para entender el plan”.

    CAPITULO XII
    EN EGIPTO DESPUÉS DE 3.300 AÑOS

    El vuelo de Iberia cumplía su itinerario normal el día 22 de Mayo de 1989 entre Bogotá y Madrid, en un viaje tranquilo y sin complicaciones.
    Los pasajeros repartidos por la cabina del avión se habían acomodado lo mejor posible entre los asientos vacíos, para arrancar unas horas de sueño a la larga travesía. Las luces habían sido apagadas y sólo algún aislado lector mantenía obsesivamente su lectura.
    Cruzar el "Charco" (El Atlántico) me afecta el reloj biológi—co, produciendo en mí un cansancio que requerirá varios días de posterior adaptación en Europa, para acostumbrar mi organismo y para cubrir las deudas de sueño. Aquella ocasión era como otras en que luego de ocho horas de ir contra el reloj, llegaría a Madrid a media mañana, sintiéndome aún de madrugada, y lo que es peor, siendo interrumpido mi incipiente sueño por un inoportuno desayuno sin hambre.
    Faltaba menos de una hora para llegar al aeropuerto Barajas cuando en un estado de ensueño en que quedé sumido, me vi de pronto a mí mismo caminando por entre las columnas de un templo antiguo. Iba vestido con una larga túnica blanca y me veía llegar hasta el final de una gran habitación iluminada por antorchas, colocándome detrás de un pilar. Observé en la visión que colocaba las manos a la altura de los hombros con las palmas hacia adelante, y escuché que empezaba a mantralizar la palabra "Rama" y mi nombre cósmico. Mientras me veía hacer esto, mi imagen cambiaba de apariencia, resultando un hombre calvo, ligeramente más alto y robusto, con un faldean blanco y una piel como de leopardo colgando de un hombro. De pronto, otro hombre apareció caminando a poca distancia con un gran báculo en su mano derecha en cuyo mango destacaba una cabeza de carnero. Se acercó hacía el primero con quien me identificaba, como si yo hubiese sido esa persona en alguna otra encarnación.
    Empecé a sentirme uno con la primera persona, viviendo intensamente la situación, de tal manera que llegué a olvidarme del momento actual. Entonces el segundo hombre, quien aparen—taba tener un alto cargo y lo representaba con su porte señorial, habló diciendo:
    — Veo que sigues meditando lo que hemos venido conversan—do.
    — Sí maestro, pero sigo preocupado por el hecho de que si nosotros como sacerdotes de Amón sabemos que sólo hay un Dios, ¿cómo podemos permitir que existan diversos cultos a los diferentes dioses mayores y menores?.
    — Querido hijo, hay un sólo Dios con múltiples manifestacio—nes. Cada ser humano posee su propia percepción de la unidad con Dios, cada uno lo ve como lo puede entender.
    — Entonces maestro, ¿no es importante que todos lo veamos igual ni lo concibamos de la misma manera?
    — Ya de por sí es importante que haya un Dios en nuestras vidas, llamémosle como queramos, pues qué triste y vacía seria la existencia del que desconoce el consuelo de la fe en su creador.
    — Si esto es así, entonces ¿para qué las religiones? ¿Por qué intermediarios y sacerdotes?, bastaría que cada cual creyera a su propio estilo e iniciativa.
    — El hombre es como un niño al que hay que enseñar y orientar, hasta que pueda aprender por sí mismo. Las religiones deben crecer con las civilizaciones, madurando junto con el hombre y ayudando a que éste crezca en conciencia y responsabilidad. Si sólo existiéramos para alentar dependencias y ocultar los miste—rios, en vez de preservarlos para compartirlos, no seríamos una ayuda, más bien seríamos un estorbo y por tal, las religiones tendrían que desaparecer.
    ¿Maestro, algún día se acabarán las religiones?
    Mientras el hombre exista en el universo, existirán las religiones pues son parte inherente a la naturaleza humana. La religión surge del esfuerzo en la búsqueda del hombre por establecer una relación directa con su Creador.
    Las formas cambiarán junto con el hombre, hasta que algún día en el futuro sólo una gran religión con tantas facetas como diferentes son los rostros de los mortales, se imponga por derecho propio. Tendrá que ser necesariamente una que se base en el amor universal entre los vivientes...
    Me hallaba fascinado con la conversación, cuando algo me interrumpió, obligándome a volver de donde me encontraba... Una voz desapacible anunciaba el inminente descenso en Madrid: "Señoras y Señores, ajústense los cinturones y respeten el aviso de no fumar, en breves minutos estaremos aterrizando en el aeropuerto Barajas de la ciudad de Madrid. Gracias".
    Me costó recuperarme del regreso brusco de aquella insólita visión o sueño que había tenido. Pero poco a poco pude reaccio—nar, y entonces me fui acomodando en el asiento según las instrucciones. El avión tocó tierra impecablemente en el aero—puerto, por lo que al cabo de un instante, ya desembarcábamos con rumbo a migraciones, para cumplir con los trámites corres—pondientes. Fuera, me esperaban algunas personas del grupo de Madrid quienes aguardaban a todos los integrantes del viaje a Egipto, que llegarían de paso por esa estación. Mientras esperá—bamos a la llegada del siguiente vuelo, y en lo que compartíamos un desayuno en la cafetería del terminal aéreo, Sara una joven muy simpática quien con su esposo Maxi, se interesaron por Rama desde que eran adolescentes y ahora son padres de un pícaro y saludable niño llamado Daniel—, me contó en la mesa alrededor de la cual se acomodó toda la comitiva, que esa misma noche había soñado conmigo y que me había visto en el sueño, caminando por entre las ruinas de un templo con muchas columnas. Según decía, observó que me detuve detrás e una de ellas y me puse a vocalizar mi nombre cósmico y la palabra Rama, con las manos a la altura de los hombros. Cuando terminó de contarlo, yo no lo podía creer.... Era exactamente la visión que yo había tenido en el avión antes del aterrizaje. Le hice ésta observación bastante entusiasmado, y ella lo acogió con algarabía. También comentamos el cumplimiento de los mensajes, recordando que los guías habían mencionado la importancia de los meses de mayo y junio en el mundo, y ya en China Comunista, precisamente en la plaza de Tiannamen se estaba produciendo una revuelta de la juventud, exigiendo libertad y democracia. No se sabía en qué desembocaría ello, pero ya podía verse una señal del cumplimiento de lo anunciado.
    Aquella conversación quedó como una anécdota más del viaje, y el tiempo pasó como para que al cabo de unas horas llegara el grupo procedente de Nueva York, al que se le había incorporado Rodolfo Cepeda de Honduras. En total seríamos ocho personas los que integraríamos la expedición, de las cuales cuatro eran mujeres y cuatro hombres; dos argentinos, dos colombianos, dos peruanos, un hondureño y un español, Julio Vaquero quien se nos uniría en Barcelona cuando el avión que todos abordaríamos hiciera escala.
    La llegada de los amigos de Estados Unidos fue algo divertida, por el carácter alegre y jovial de ellos, cayéndoles simpáticos de inmediato al grupo español estacionado como comité de recep—ción. Carlos y Nelly Roberts único matrimonio participante, no podían ocultar la emoción y el entusiasmo que les embargaba, contándonos cómo sin haberlo buscado, los habían puesto en ¡la fila 33!
    Los otros integrantes eran: Yoli Razzeto, una persona alegre, sincera y bastante nerviosa; Celia Cáceres, inteligente, organi—zada y meticulosa; Clara Inés Cano avalada por los grupos de Nueva York me era desconocida; y finalmente Rodolfo, joven arquitecto de una sorprendente calidad humana. Un grupo bas—tante heterogéneo que bien podría representar la síntesis de la humanidad en un movimiento muy amplio como era Rama. Después de un agradable almuerzo con el que nos agasajaron los chicos españoles en un pintoresco restaurante chino de los alrededores de Madrid, volvimos al aeropuerto y nos embarca—mos hacia el Cairo, haciendo escala en la capital de Cataluña donde se nos uniría: "el octavo pasajero"... Aunque suene a broma, Julio completaba el equipo que iría a Egipto a un encuentro con lo desconocido y misterioso; según los guías: a un encuentro con el Gobierno Interno Positivo del Planeta. Julio, brillante y transparente, es un joven pintor de floreciente fama en el círculo de las galerías de arte; se inició en Rama en la época de su adolescencia como muchos de nosotros, Y asistía al viaje buscando una respuesta que pudiera marcar su rumbo futuro.
    La llegada al primer terminal aéreo de El Cairo fue todo un acontecimiento, pues a pesar de que aterrizamos de madrugada, pudimos observar un cielo nocturno diferente a cualquier otro. Las luces de la inmensa ciudad milenaria contrastaban con aquel azul oscuro, limpio y perfecto, que no es el típico color negro de la noche.
    Después de los consabidos trámites, abandonamos el magní—fico y moderno aeropuerto tomando tres taxis que había contra—tado el Sr. Sabjí, un simpático egipcio de edad madura y distinguida presencia, quien sería nuestro guía, concertado por Carlos desde Nueva York a través de una amistad también de origen egipcio, y que es pariente de él. Curiosamente los tres carros tenían en la matrícula el número treinta y tres, lo cual nos produjo a todos alegría y risa, acompañándonos en el festeja los egipcios que no entendían nada, pero que igualmente estaban dispuestos a todo por complacer al grupo de turistas locos que había llegado. Una hora no fue suficiente para cruzar de un lado a otro la gigantesca metrópoli que es el Cairo, a pesar de la ausencia a esas altas horas, del tráfico caótico habitual. A un lado y a otro, desfilaban los contrastes del pasado y el presente; el modernismo y la sobriedad de lo clásico, los parques y jardines delicadamente cuidados y los barrios habitados sin que sus infraestructuras hayan sido terminadas.
    La capital de la República Árabe Unida se podría llamarla ciudad de las mezquitas, por la cantidad de ellas que retrata exactamente el carácter religioso de un pueblo que lleva el misticismo en la sangre.
    Los taxis se detuvieron en la puerta de un edificio gris, idéntico a muchos otros que sobrepueblan la zona. El barrio se llamaba Mohandessin, y era allí donde habríamos de instalarnos; en un departamento familiar alquilado desde Nueva York, por nuestro anfitrión. Mientras bajábamos las maletas de los coches, el Señor Sabjí quien permanecía envuelto en una nube de humo de tabaco, realizaba el ritual folklórico del regateo en el pago del servicio de los taxis hasta allí. Ya instalados en el departamento, el cual se veía cómodo, amplio y ventilado así como muy limpio, nos distribuimos entre las habitaciones, quedando el matrimonio Roberts en un cuarto y en el otro las tres damas; Julio, Rodolfo y yo estrenamos una típica alfombra árabe en el piso de la sala, sobre la que pusimos nuestras bolsas de dormir. Era muy de madrugada, cuando intentamos dormir luego de la despedida muy ceremoniosa del Señor Sabji. No había pasado ni una hora combatiendo el cansancio, el extremo calor y los mosquitos, cuando algo parecido a un lamento salido de ultratumba, nos hizo incorporarnos precipitadamente. Aquello era terrible, y debería ser el producto de un dolor intenso. Pero al reaccionar con serenidad nos pareció extraño que el singular quejido proviniese de un alta voz y a las 4 a. m; averiguamos luego que este mismo canto es repetido varias veces a lo largo de todo el día y la noche, y por toda la ciudad, constituyendo la oración musulmana que se da a manera de lavado cerebral, como la gota que cae constante sobre la roca, desde las mezquitas y a través de un eficiente sistema de altoparlantes colocados por toda la ciudad, en todos los barrios y edificios. Tuvimos que hacernos a la idea de convivir con todo ello si queríamos sobrevivir en el lugar.
    Muy temprano a pesar de habernos desvelo, nos levantamos procurando conseguir abarrotes en alguna tienda cercana, gra—cias al ingenio y la inteligencia de Carlos, Rodolfo y Julio, quienes rápidamente aprendieron los números en árabe y algunas palabras egipcias, lo cual les permitió conseguir todo lo que buscaban durante aquella fresca mañana. Desde un primer momento, Carlos con capacidad y entusiasmo, se impuso como líder del grupo, actuando con gran vocación de servicio para procurar que el viaje cumpliera sus objetivos, y fuese lo más cómodo y agradable para todos. Pero no tuvimos la misma suerte para movilizarnos, pues al ser ocho personas, no resultaba nada fácil conseguir alguien que nos quisiera llevar a los diversos lugares que pensábamos conocer de una manera económica. Tampoco la comunicación era fluida con el Señor Sabji, debido a sus limita—dos conocimientos de idioma inglés.
    A pesar de que se esforzaba en servirnos, nunca podíamos estar seguros de que realmente estuviese entendiendo lo que le preguntábamos o le pedíamos, pues nuestro amigo egipcio siempre contestaba lo mismo: "YES, AS YOU WISH" (Sí, como deseé): y muchas veces pasaría que nos traía y conseguía unas cosas por otras.
    Recién sobre las dos de la tarde conseguimos una camioneta Chevy Van a cien libras egipcias el día, incluyendo el chofer (aproximadamente US. $40. =); y no perdimos más tiempo, por lo que nos dirigimos hacia Gizeh, para inspirarnos al lado de las pirámides, a la espera de recibir instrucciones más precisas de hacía donde debíamos dirigirnos y qué debíamos hacer allí.
    Llegados a las pirámides, la respiración se interrumpe de la emoción frente a lo majestuoso y espectacular de semejantes montañas artificiales, construidas por el hombre, y atribuidas por la arqueología y la historia a la IV dinastía faraónica. En el lugar, uno se da cuenta de que estos monumentos son más impresionantes que en las fotografías o películas, las que nos les hacen justicia. Y resultaba conmovedor recordar que aquel espectáculo, que aquella misma visión la habían contemplado los famosos faraones, el pueblo hebreo que salió rumbo a la tierra prometida, Herodoto, Jesús, Napoleón y tantos otros personajes de la historia.
    Por lo avanzada de la tarde, sólo pudimos a entrar en la pirámide de Micerino, que a pesar de sus 63 metros de altura, es la más pequeña de las tres conocidas, pudiendo observar que las construcciones son de piedra caliza abundante en la zona, sólo la cubierta en gran parte desaparecida, era de granito rozado traído de Assuan, a unos 1.000 Kilómetros de distancia a través del Nilo. Esta cubierta en el caso de la Pirámide de Micerino, era curiosamente compuesta de piedras de color más verdoso, con—servando aún jeroglíficos en forma de almohadillas, similar a los muros de Sacsayhuamán en el Cuzco (Perú).
    En el interior de la tercera pirámide encontramos un pasadizo largo que descendía hacia la cámara del sarcófago; era decep—cionante el mal estado en que se encontraba la habitación principal como si no hubiese sido concluida su apariencia. No descartamos la acción depredadora de los siglos, que registra hechos tan tristemente célebres como el de la pérdida del magnífico sarcófago de basalto, que desapareció durante un naufragio cuando era transportado hacia Inglaterra.
    De Micerino nos encaminamos hacía Kefrén, hermosa estruc—tura piramidal que aún conserva en la parte superior, algo del revestimiento original. A sus espaldas pudimos hacer unas prác—ticas de dermóptica (percepción extrasensorial que permite re—producir en la mente, las imágenes que se captan a través de la piel y que han quedado grabadas, por el paso del tiempo en los objetos), para ello tocamos las piedras originales de granito rosa, desprendidas de la capucha. Las visualizaciones fueron muy diversas, pudiendo concentrarnos a pesar del calor pues era el verano egipcio que sobrepasaba los 40 grados, también de las moscas que allí abundan, el mal olor de las defecaciones y micciones de los animales y de las personas que utilizan el lugar como letrina pública y la basura acumulada. Recuerdo que lo que vi en mi mente, al final del túnel de luz ubicado en el entrecejo, fue que la pirámide originalmente de color rojo y punta celeste blancuzca de cristal de roca (remate de forma piramidal llamado también: Piramidión), se hallaba metida en una especie de foso cuadrado lleno de agua, en cuyo borde veía a centenares de hombres con estandartes; del vértice superior también visualicé que colgaban como unas láminas muy largas y delgadas de oro, como que flotaban con el viento. Había también la captación como de un lejano canto repetido por muchas personas.
    Seguimos el recorrido una vez confrontamos las percepciones captadas, y nos encaminamos hacia la Esfinge, porque por la hora, no podíamos entrar a Keops, ya que esta otra pirámide la cerraban temprano al público; y la de Kefrén, se nos había informado que estaba clausurada permanentemente debido a exploraciones científicas. Una expedición japonesa estaba en su interior haciendo un sondeo con equipos electrónicos, buscando una posible cámara secreta.
    La esfinge nos decepcionó a todos no sólo por lo relativamente pequeña que es en comparación con lo descomunal de las pirámides (20 metros de alto por 57 metros de largo), sino por la ubicación y la incómoda cercanía de la ciudad, así como por su estado calamitoso y porque la restauración que le están haciendo, es una verdadera falsificación de mal gusto. Después del obliga—torio recorrido turístico, nos marchamos, para meditar aprove—chando de lo fresco de la noche en comparación con el caluroso día. Compartimos las reflexiones sobre la enseñanza de la jornada, considerando que al día siguiente debíamos amanecer en las pirámides, para lo cual acordamos a través de Sabji, con el chofer para que pasara a recogernos a las 5 a.m. Así antes que llegara nadie, recibiríamos el amanecer meditando en ese privi—legiado lugar.
    Durante la reunión en el apartamento dimos lectura a las comunicaciones recibidas que hablaban de las pautas para aquel viaje, captadas a lo largo de varias reuiniones en Lima y confirmadas a través de recepciones en otros países. Los mensa—jes decían:
    "... cuidado con la vehemencia, es importante que salgan, pero no olviden que es necesario que exista preparación no sólo física, sino mental y espiritual. Busquen mantener su armonía sobre todas las cosas.
    Cuidado con el deseo de ser el principal protagonista... deben entender que las cosas se dan, tal cual como ustedes están. Busquen la integración, conózcanse a sí mismos; aprecien sus virtudes y sus limitaciones; ámense a sí mismos.
    Pueden apoyar a quien debe estar y no sólo al que puede estar porque puede materialmente. Esa salida es oportuna y necesaria para que se inicie el proceso de definición dentro del plan Rama...
    ¿Qué esperan de la salida? La salida en sí no es un objetivo, sino un medio para cumplir en cada uno de ustedes la mayor apertura y comprensión del mensaje. Deben vivir el mensaje. Compartan sus experiencias. Si no los escuchan no es lo impor—tante, llegará el momento en que cada cual alcanzará a entender lo que se está viviendo; lo realmente importante es que lo conozcan, que sepan qué se está viviendo y experimentando.
    Al contar sus experiencias irán dando pautas conscientes e inconscientes para todos. Compartan y háganlo con amor y caridad, así como con respeto.
    El mensaje a través de la experiencia a vuelto ha ser objeto de atención. No será fácil el camino, pues deben superar lo hecho anteriormente... Sólo un cambio consciente en la acción perma—nente, permitirá catalizar a los hermanos homogéneos en el trabajo.
    Pueden entender lo importante que es el viaje a Egipto? No lo hagan si no están seguros que están preparados para la experien—cia de unión con las fuerzas internas positivas que gobiernan el planeta.
    No podrán hacer dos veces éste contacto, por ello su importan—cia. Prepárenlo cuidadosamente.
    Tell Elam deberá designar acorde con la responsabilidad que le toca, quiénes lo acompañarán. Sabe él muy bien que los tiempos se están cumpliendo, por ello debe mantener su corazón abierto para amar a todos los hermanos; pero debe cerrar los ojos para designar con la visión de su interior los que lo seguirán. Muchas pruebas habrá de superar para entender el plan.
    Acompañarán a Tell Elam, hermanos con manifiesta percep—ción extrasensorial y hermanos receptores calificados, para que conjuntamente reconozcan el lugar y el tiempo donde se iniciará el gran puente de luz con la Hermandad Blanca de la Tierra.
    Si hermanos, la misión de pronto se abre al Mundo, pero no crean que sólo son palabras bonitas, pero vacías de vivencias de cambio.
    Su participación en el proceso estará en relación con la capacidad que tengan de mantener el contacto entre ustedes y con nosotros. Ahora dependerán de ustedes. Han empezado una tarea colosal, llena de humildad, en la que se darán cuenta de que todo el trabajo realizado es poco aún y por ello, será necesario que permitan que hermanos que hoy llegan a la misión, puedan tomar la posta, pues cada uno cumple una parte del proceso. A muchos de los hermanos que trabajaron en los últimos años, les correspon—de vivir el compromiso más intensamente, por lo que seguirán los pasos de Tell Elam, calzando las sandalias del misionero, avan—zando cada día más porque nunca estarán solos.
    Están en un camino en el que no podrán avanzar si no han preparado antes a quien los siga. Es una cadena, en la que uno se motiva motivando.
    Cuidado con la tentación de correr, sería imprudente pues mas bien podrían ocasionar que todo se detenga; y cuidado con esto pues entonces todo variaría y el proceso continuaría sin ustedes.
    Los trabajos futuros deberán encontrarles maduros. Ya han tenido varias oportunidades en que han estado a punto de echar a perder las experiencias y en el proceso de avance, son cada vez más importantes e intensas, y cada vez es mayor la posibilidad de equivocarse y de que ese error sea más grave.
    En estos meses deberán prepararse físicamente... Ustedes deben lograr el máximo equilibrio en los tres planos para acometer esa tarea; de no poder hacerlo, no lo intenten. Ya se habrán dado cuenta que no basta desearlo, hay que comulgar en la acción.
    Estén atentos, muchos hermanos están recibiendo las señales. Cuéntense entre ustedes sus sueños y experiencias de sus meditaciones, así como sus trabajos mentales; se sorprenderán al ver cómo se irá formando la cadena de hermanos que partici—parán en estos viajes a diversos niveles. Deben apoyarse aún cuando no sean de la partida. La humanidad entera es la que espera.
    El viaje a Paititi y el de Egipto están ligados entre sí..." (Oxalc y Kulba, 12. 04. 89)
    "La base espiritual es fundamental para conseguir el respaldo de las fuerzas superiores, ahora ustedes ya lo saben.
    El trabajo con la hermandad blanca de la tierra es más sencillo de lo que creen, pero requiere de conciencia y de la actitud adecuada como para estar en el lugar preciso, cuando sean requeridos y en la disposición para ver y sentir, lo cual les permitirá hacer lo que hay que hacer. Por ahora: "cambiar". Esto se refiere a que es importante aprender a dejarse guiar, poniendo como cuota personal la sensibilidad y la humildad.
    El viaje a Egipto está dentro de las fechas previstas, no lo descuiden. Agudicen para ello sus sentidos, que con la debida preparación estarán conscientes de la importancia trascendental a nivel espiritual y material, de lo que esto significa: regresar a las fuentes, a los puntos de contacto y de encuentro, y revivir las diversas misiones y trabajos del pasado. Irán entonces a antiguas ciudades que se relacionan con el pasado tanto individual como colectivo, no pudiendo asistir más de siete personas, las cuales deberán seleccionar con amplio criterio y disciplina.
    En los lugares a visitar, uno de los hermanos del gobierno interno positivo te aguardará actuando sobre personas que te rodearán y se te acercarán.
    Se te dará entonces, mensajes y pautas simbólicas que tendrán que interpretar. Al emisario de la hermandad blanca no tendrán que aguardarle, porque los estará aguardando a ustedes, para aportar al final de estos viajes, el Libro de los Símbolos comple—to.
    Rama es puente de luz, medio de paso, canal de energías, pautas, conciencia y amor para un mundo en cambio y transición. Cada Rama y cada ser humano, debe asumir la condición de alternativa por su ejemplo y actitud personal. Rama requiere de ustedes: fe en el plan y entrega desinteresada; sólo así, recibirán lo que ha sido dispuesto.
    Agosto es mes de cambio por lo que se pronunciará más el trabajo con los países con conflictos internos. Deberán fomentar para ello las cadenas de paz y amor, con convicción para que el resultado sea contundente, empezando por su propio país, octu—bre, noviembre así como diciembre anticiparán las grandes transformaciones de la humanidad, las mismas que los afectarán para bien. Aguarden los increíbles hechos que marcarán su historia.
    Será muy importante y necesario que la gran familia Rama se prepare a dejarse guiar con sensibilidad desarrollada hacia el cumplimiento del plan y de su misión."
    (Sampiac y Lertrad, 12. 04. 89)
    "... el trabajo está en unificar a todos los hermanos dispersos, que sólo están esperando el tañir de las campanas. Serán ustedes parte importante para el acercamiento con la Hermandad Blanca.
    El viaje a Egipto será importante para concretar este contacto, pues se inicia en ese país un trabajo intenso para la fusión de roles. El rol de instrucción que le corresponde a Misión Rama, con el rol de interiorización de la Hermandad Blanca, alistando el camino hacia la entrega definitiva del Libro de los de las Vestiduras Blancas.
    Deberán dejarse guiar por su intuición para determinar los lugares que visitarán. Todo se dará como está establecido por las altas jerarquías del plan. Sólo acompañarán a Tell Elam aquellos hermanos verdaderamente comprometidos que cuenten con la disponibilidad de tiempo. .
    Deberán ir, no los que puedan, sino los que deben. Apoyen todos para que ello se dé."
    (Oxalc y Ossim, 12. 04. 89)
    "Han recibido el encargo de ser portadores de un mensaje que por su trascendencia no deben descuidar, sino más bien encarnarlo y vivirlo con autenticidad y alegría. No crean que están solos, ni únicos en la labor de ser misioneros de un cambio, pero sepan valorar lo que se les da y lo que consiguen por vosotros mismos. Recuerden que el hombre se ha perdido varias veces por olvidar su verdadero valor, reconózcanse como hijos del Padre.
    Tienen la responsabilidad de continuar una labor que comen—zó hace ya mucho tiempo, y de la cual sólo se dan cuenta en pequeña parte; por esa razón aún no han asumido lo que se espera de ustedes. Pero sabemos que lo lograrán. Serán pocos los que asumen su rol conscientemente, pero serán muchos los benefi—ciados.
    La misión se acerca cada vez más a concretar sus objetivos, de un modo en que puedan darse cuenta de lo que significó cada uno de ellos. En el establecimiento del puente ya han puesto la disposición al contacto con la Hermandad Blanca. Les espera una ardua labor de discernimiento, pues deberán seguir su intuición y separar lo falso de lo verdadero, en todo lo que se les presente en adelante. Tendrán pruebas y obstáculos, pues el camino se estrecha y sólo los Rama sabrán perseverar hasta llegar...
    El hermano Sixto puede viajar solo a Egipto, allí lo estarán esperando. Habrá dificultades. Los primeros (?) lo conducirán con quienes deba encontrarse y que lo esperan con la clave de la misión".
    (Oxalc y Titinac, 12. 04. 89)
    Sobre la 1 AM, resolvimos consultar en comunicación con los guías, para saber si nos podían ayudar para precisar el derrotero a seguir, los lugares y el tiempo a utilizar. En fin, alguna pauta que nos sirviera, entonces se recibió que como ya antes se había dicho, debíamos apelar al desarrollo y práctica psíquica aprendida durante el tiempo de la preparación en Rama, confian—do en nuestra propia intuición con miras a saber por nosotros mismos a dónde ir, cuando y qué hacer allí. Se nos pidió también que veláramos por la integración grupal, que hasta ese momento no registraba mayores problemas.
    Después de un breve sueño nocturno en el que convinimos lidiar con los mosquitos y el calor, llegaron nuestros anfitriones egipcios a hora puntual. Arribamos sobre la 6. AM, a la necró—polis de las pirámides, dejando el automóvil estacionado y perdiéndonos por entre las mastabas, a través de intrincadas calles de altos muros cubiertos de arena y cascotes, donde se multiplicaban estelas jeroglíficas caídas y losas llenas de bajo—rrelieves. Ubicando un lugar, que sentimos muy energético, nos sentamos todos para realizar algunos de los trabajos conocidos, teniendo allí, intensas experiencias que coincidían entre si, habiendo percibido la mayoría, la presencia sutil de unos seres de naturaleza espiritual, como que descendían en el lugar y nos acompañaban envolviéndonos en una sensible protección. Hici—mos una meditación y luego mantralizamos en voz baja la palabra "Rama", lo cual permitió recepcionar algunas informa—ciones del registro Akáshico sobre la gran pirámide, percibién—dola como un acumulador de energías cósmicas a través de la proyección de su vértice, y que fuera en su momento utilizada como un estabilizador del planeta; pero requería además de un cristal en su punta y otro en su interior, los cuales podrían ampliar su potencia. Lo particular del cristal que se hallaba en su interior era que podría ser reemplazado por un ser humano que se halle equilibrado en sus tres planos: Físico, mental y espiritual. Tal ser humano, podría teledirigir las energías captadas en cualquier dirección y usarlas para cualquier intención.
    La salida del sol nos impactó a todos, por cuanto encendió el firmamento como en una explosión de luz, haciendo lucir las pirámides con un espectacular color amarillo oro. A todo esto el calor empezó a aumentar a gran velocidad, por lo que nos levantamos todos para seguir conociendo un poco más los alrededores y así, hacíamos tiempo mientras esperábamos a que abrieran la pirámide de Keops, para conocerla por dentro.
    Llegadas las 9 AM, ingresamos en la gran pirámide por la abertura que el califa Al Mamun le abriera, buscando entrar en ella para encontrar posibles grandes tesoros. Nos adelantamos por los túneles y galerías a los pocos turistas que ya empezaban a hacer su aparición por la zona. En algunas galerías se podía caminar erguido, mientras que en otras había que gatear. Muchos de los visitantes que hasta allí llegan se retiran por la claustrofo—bia que experimentan, y es que realmente se llega a sentir una fuerte presión en la cabeza, que en algunos lugares resulta casi insoportable.
    Ascendimos por la galería que lleva a la cámara del rey, embargándonos a todo el grupo, una profunda e inexplicable emoción, así como que nos sentimos cargados de energía; pero cuando llegamos a la cámara del sarcófago, la sensación fue algo neutro, ni agradable ni desagradable. Descendimos de allí a la cámara de la reina y la emoción también fue diferente, quizás algo más intenso. Pero el momento mejor trabajado y que más aprovechamos, fue cuando llegamos al lugar donde pocas perso—nas se aventuran, que es la siringa; la cámara más profunda que se encuentra debajo de la capa rocosa que sostiene los cimientos del monumento. Descendiendo por una fuerte pendiente y a través de un estrecho túnel que nos obligaba a mantenernos agachados, nuestras espaldas rozaban con el techo, mientras que el mentón se hundía entre los hombros y el aire se hacía escaso y enrarecido, nos arrastramos por un espacio aún más pequeño y de pronto ya estábamos en la habitación más extraña de la pirámide. Se sentía algo increíble, estábamos justo debajo de la proyección del vértice. Dos millones trescientos mil bloques de Piedra de varias toneladas de peso cada una, se hallaban encima de nosotros. La cámara era cuadrada con un gran pozo cerca de la entrada, y del lado derecho, como un altar inacabado o destruido. En ese lugar meditamos acerca de la capacidad que el hombre tendría de ser el amplificador del potencial captador de la energía de las pirámides, a manera de un cristal simbólico perfecto. Hicimos allí mantralizaciones que nos conmovieron a todos por la fuerza, el eco y la resonancia alcanzadas.
    Dependía mucho del lugar donde nos encontráramos en el interior de la pirámide, como para que sintiéramos un frío tremendo o sudáramos peor que dentro de un horno. Logramos salir de la gran estructura por una entrada original, después de recorrer un larguísimo ducto con una inclinación tan pronuncia—da, que dificulta en mucho su ascenso y que lleva a la Siringa; como queriendo confundir el camino de las cámaras superiores, para mantener éstas ocultas.
    De Gizeh nos fuimos al Museo Egipcio, aprovechando allí la tarde, pudiendo observar cómo se amontonaban de manera desordenada, tipo desván, los pocos tesoros que Egipto ha podido rescatar para sí de la depredación extranjera. Y verdaderamente es bastante lo que allí hay pero mal expuesto, lo cual impide que cada pieza se destaque por sí misma. La ausencia de indicaciones escritas que expliquen lo que allí se ve, complica las cosas de aquellos que no seguimos a los guías turísticos. El recorrido lo tuvimos que realizar a pura intuición, hallando relieves curiosos en donde las figuras de los faraones, parecían estar recibiendo los cristales piramidales en sus manos.
    Es destacable la exposición sin igual del abundante tesoro de Tutankamon, el cual fue sólo uno de tantos faraones que existie—ron y gobernaron. Podemos imaginamos toda la riqueza y el arte que hoy por hoy sobre puebla los museos de Europa, Estados Unidos y las infinitas colecciones particulares. De regreso al departamento, acordamos en base a nuestras intuiciones, partir hacia Luxor, al sur, muy temprano por la mañana. Según el Señor Sabji, el pasaje en avión era muy caro y no se justificaba, por lo que él nos recomendaba que tomáramos un carro a tiempo completo por los días que necesitáramos, y viajásemos por tierra. Por ello contratamos al chofer para que nos condujera por la única carretera que va hacia el Sudán. Carlos consideró que necesitaríamos un traductor tanto para con el chofer, como para todo lo que se nos presentara en el camino, por ello también contrató a Sabji; pero ni él ni el chofer conocían Luxor, ni habían ido jamás hacía allí; y nosotros lo vinimos a saber en el camino. Así pues andábamos como es de imaginar, increíblemente bien con semejantes guías, que hablaban poco inglés y lo entendían menos. Nos duchamos cada uno después de hacer cola frente al único baño del departamento, durmiendo desde las 5 PM, hasta las 2.00 AM, hora en que nos levantamos para el viaje de diez horas que según nuestros guías, nos llevaría hasta la antigua ciudad de Tebas, hoy conocida como Luxor. Debido al retraso del chofer, quien se demoró en llegar, recién pudimos marchar sobre las 5 AM. temiendo que nos pillara el calor del sol en toda su potencia en plena carretera. Por el camino vimos tantos autos y camiones volteados por la misma imprudencia temeraria que ostentaba nuestro chofer, que no nos extraño el por qué los turistas son llevados por río, avión o tren pero jamás por carretera.
    Fue muy exótico el recorrer varios pueblos en nuestro largo y caluroso peregrinaje hacia la antigua capital del Imperio Medio, "Tebas" la ciudad de las " cien puertas". Pero si los primeros 300 Kilómetros son agradables e interesantes, el panorama repetido y el asfixiante calor hacían desesperante y tedioso el recorrido.
    El chofer había ofrecido poner el aire acondicionado que realmente no funcionaba durante el trayecto; pero al final no sabíamos que era peor, si dejar cerradas las ventanas o abrirlas para que entrara el aire caliente y meloso que hacía del coche una perfecta sauna. Carlos con sus consabidas bromas, hizo el viaje ameno a pesar de lo duro que resultaba el transitar tantas horas por una carretera que hervía. También se trataba de disimular la tensión que se había producido cuando se tuvo que dejar el apartamento de El Cairo que estaba pagado, el cual había sido alquilado tratando de facilitar las cosas y los gastos; pero sin haber consultado si era lo más conveniente para un viaje en que no estaríamos en un lugar fijo. Ello traería malestar en el grupo a nivel económico.
    Se trató de disimular el esfuerzo de la ruta, con paradas en busca de sombra y beber algún líquido frío. Pero los pueblos olían de manera infame por los cerros de basura acumulados, que atraían enjambres de moscas que pugnaban por metérsenos a los ojos y la boca cuando bebíamos agua.
    Deseábamos comprar fruta, pero nos desanimaba el espec—táculo de las moscas cubriendo como una masa vibrante, los puestos de ventas, resultándonos difícil encontrar algo más o menos limpio o para que llevarnos a la boca.
    Durante el camino, vimos a la distancia la pirámide escalo—nada de Meidum, y nos mantuvimos bordeando las riberas del Nilo y sus principales canales de regadío, combinándose en el horizonte el desierto, las palmeras y los cultivos. Y entre las curiosidades observables estaban los "barcos del desierto„, ver—daderas caravanas de camellos, que como en las películas, daban el toque decorativo al paisaje.
    El Río Nilo, bello e impresionante por su volumen y tamaño nos dio la gran lección de historia, pues vimos por nosotros mismos, cómo las barcas iban de bajada o de subida y todo porque las corrientes llevan con fuerza desde las montañas del corazón del África, el agua hasta el delta y el mar Mediterráneo. Mientras que el viento sopla en dirección inversa, esto es de norte a sur. Por lo tanto cuando un barco quiere ir al Cairo, se deja arrastrar por la corriente; y si quiere ir hacia Assuan, al sur del país pone sus velas en manos del viento. Con esto teníamos delante nuestro la gran autopista de la antigüedad.
    Al cabo de las horas, el auto empezó a tener dificultades, las cuales fueron incrementándose y diversificándose, pues cuando no eran las llantas era el motor, y así hasta que llegamos después de un penoso recorrido a las 4 AM, 24 horas después a Luxor, que dándonos estacionados a las puertas del hotel Horus. Moderno, sencillo y económico, éste hotel era un ejemplo de limpieza y comodidad sin ser de lujo; allí nos alojamos para dormir y descansar algo, después de una reparadora ducha de agua fría que nos quitara el polvo del camino. Y felizmente aquella noche no escuchamos los lamentos y sonidos guturales del Cairo.

    CAPITULO XIII
    LOS SACERDOTES DE AMON

    La mañana siguiente era fresca y soleada, augurando un día pleno de vivencias para las que nos habíamos estado preparando durante meses. A pesar del cansancio acumulado que invitaba a remolonear en la cama y porque habían sido pocas horas de sueño, nos levantamos temprano, como impulsados por la extra—ña convicción de que aquel día nos aguardaban interesantes experiencias y no podíamos desperdiciar ni un minuto más.
    Nelly se había despertado inexplicablemente más descansada que de costumbre, como si en vez de enfrentar un largo viaje, hubiese podido acumular muchas horas de descanso. Y estaba ella, consciente de qué era lo que había soñado y del contenido de todo su sueño, recordando con todo detalle, la situación y las palabras. No podía por ello, contener la emoción que le embar—gaba ya que había sido muy real, como aquellas experiencias que no pueden ser otra cosa que un viaje astral o una precognición. Se vistió rápidamente, insistiéndole a Carlos para que la acom—pañara, pues tenía que compartir con todos lo que recordaba de su visión nocturna, antes de que fuera a olvidarla. Al cabo de unos minutos nos encontrábamos el grupo en pleno en la peque—ña cafetería del hotel, para disfrutar de un frugal desayuno comunitario. De pronto Nelly perdió la fuerza que le impulsaba a compartir su relato, y avergonzada no queriendo hacer nada para acaparar la atención, prefirió humildemente, esperar un mejor momento para decir lo que le había acontecido.
    Había un gran entusiasmo en la mesa mientras se bendecía y compartían los alimentos, apurándonos todos, sin saber explicar qué era realmente lo que nos inducía ansiosamente a salir con rapidez del hotel.
    Afuera, la brillantez del nuevo día, con un cielo diáfano y un aire lleno de vida, creaban la ambientación perfecta para un encuentro cósmico. A la distancia se podían observar las cerca—nas montañas de roca caliza, y el río Nilo que bañaba las orillas de la ciudad ribereña. Un excelente despertar en un lugar donde la historia se respira y se siente en cada piedra.
    Cuanta no sería nuestra sorpresa cuando al asomarnos a la puerta del hospedaje, delante nuestro y a escasos cien metros, se hallaba el templo de Amón en Luxor, primera etapa del peregri—naje por aquella ciudad. Grande también fue nuestra alegría, al comprobar que los pasos del grupo estaban siendo guiados desde lo alto, pudiendo llegar directamente a aquellos lugares que en nuestras meditaciones estaban siendo revelados, verificando en los hechos, que eran los mismos lugares que percibíamos antes de conocerlos físicamente en la presente encarnación. Además nuestros sentimientos no nos engañaban, era como haber estado allí en otro tiempo, todo era demasiado familiar y la identifica—ción casi total. Y digo casi, porque en donde se producía el rechazo era en la vibración del ambiente; aquello si nos ocasio—naba algún reparo. Después sabríamos el por qué de todo esto.
    Luxor, la antigua Tebas se halla situada a unos 670 kilómetros al sur de la actual ciudad del Cairo, sobre la orilla derecha o sea la oriental, del Nilo. Posee dos templos gemelos, El de Luxor es una construcción atribuida a diversos faraones que fueron incor—porando modificaciones y nuevas capillas, así como columnas y estatuas al lugar. Al frente nuestro desfilaban miles de años de historia, en un monumento impresionante dedicado a la religión y las creencias de los antiguos egipcios, del cual se ha perdido mucha información. Allí se apilaban restos informes de lo que alguna vez fueron colosales estatuas, obeliscos de granito y esfinges de piedra calcárea; destruidos en el transcurso de los siglos por las guerras, la intolerancia y la depredación. Fue chocante verificar que parte de la estructura principal del templo estaba siendo aprovechada en la actualidad como mezquita Musulmana y también como: ¡baño público!.

    Un largo muro nos obligó a tener que rodear la construcción hasta llegar a una entrada para turistas, cerca de los malecones dispuestos sobre las orillas del Nilo. Por allí caminamos hacia el interior, previo pago del ticket de ingreso. Uno allí se maravilla ante la belleza de las formas, pero se decepciona por el mal estado y abandono en el que se encuentra el edificio, que a pesar de sus miles de años de depredación incesante de sus fundamen—tos, aún conserva algo de la magia de su antiguo esplendor. Con el grupo reunido fuimos caminando por en medio de la avenida de las esfinges, que decora la entrada a la estructura principal, en donde aún se encuentran dos estatuas colosales resquebrajadas, sentadas en sendos tronos a los lados del pórtico; también ha quedado uno de los dos obeliscos que como todo lo anterior, recuerda las hazañas del gran faraón Ramsés II. Luego de contemplar con la debida admiración y curiosidad, los bajorre—lieves y jeroglifos de las paredes así como a las esculturas, hicimos nuestro ingreso al templo, apareciendo delante nuestro, un gran patio alrededor del cual se multiplicaban mutiladas estatuas de granito rosado. Rostros desfigurados, cabezas sec—cionadas, rodillas desportilladas, eran la triste herencia del egoísmo y fanatismo religioso, de quienes más tarde se afinca—rían sobre aquellos lugares.
    Yoli se acercó a mí con una grabadora en la mano, al igual lo hizo Celia, quienes me preguntaron acerca de la impresión que tenía de aquel lugar y lo que sentía allí mismo. Estaba anonada—do, era una mezcla de alegría, satisfacción y emociones encon—tradas; pero yo mismo ignoraba qué hacíamos allí y qué podía—mos esperar. A esto procuré reflexionar en voz alta:
    — Nuestra visita a éste lugar corresponde a un largo peregrinaje en el tiempo y en el espacio. Fuimos convocados a este lugar, para que en representación de muchos, toda la Misión y la humanidad, puedan unir e interpretar, los eslabones de la larga cadena de símbolos que poseen un oculto significado, pero sólo para quien esta atento y despierto en su interior. Nuestro deber es motivar el despertar general y alentarlo.
    No hemos venido por nuestro gusto, ni para pasear, sino más bien, a cumplir con la Misión que nos impulsa hasta aquí a asumir un deber y responsabilidad, que ya iremos descifrando en la medida como vayan transcurriendo las horas y los días.
    El lugar es mas que especial, pero lo que aquí venimos a recordar y activar sólo es el primer paso. Estamos cerca... Aún no estoy seguro cuanto, pero se siente que estamos llegando y todo ocurrirá de una forma mágica y sencilla, por lo que habrá que mantenerse atentos y vigilantes.
    Ellas comprendieron entonces que el repentino silencio en que quedé después del comentario, y mi mirada perdida en otro tiem—po, era señal de que debían apagar sus máquinas de grabación y asumir junto a todos, una actitud de recogimiento, observación y sensibilidad.
    Seguimos por un corredor compuesto por altas columnas, que se repetían a ambos lados, entre malogradas estatuas que repre—sentaban al Dios Amón, acompañado de otros dioses. En mi interior había una voz que repetía fuertemente que me adelanta—ra, pues hallaría claves necesarias para los siguientes pasos. Avancé hasta que un amplio salón me cerró el paso.
    Se veía que en otro tiempo aquella capilla había sido conver—tida en santuario romano, por la superposición de frescos bastan—te deteriorados sobre los bajo relieves egipcios. En aquel lugar hallé una puerta disimulada al lado de lo que debió ser un altar o la estatua de algún dios o del propio César; me introduje por ella, con paso firme y seguro como si aquel lugar fuera mi propia casa, guiado por una incontenible fuerza interior que no me permitía esperar a nadie. Y fue entonces que todo mi ser vibró de emoción al hallarme frente a una habitación pequeña y rectangular, dentro de otra más grande cuadrangular. Las paredes eran planos incli—nados, dando a la estructura interior una forma trapezoidal, que remataba en lo más alto, en cornisas que asemejaban la flor de loto; en su interior, las dos paredes corrían paralelas sin un fondo que las contuviese, ya que al parecer o no lo tuvo o fue derrum—bado posteriormente. Los jeroglifos de las paredes estaban muy deteriorados y hasta me atrevería a afirmar, que destruidos a propósito. En el techo se destacaban en contraste con un cielo azul marino, la pintura dorada de infinidad de estrellas de cinco puntas.
    Crucé el umbral que separaba el cuarto grande de aquel rectangular, y lo primero que sentí fue que debíamos hacer allí un ejercicio de dermóptica.
    Pero como me encontraba solo, me decidí a hacerlo ya, por lo que coloqué mis manos extendidas con las yemas de los dedos suavemente depositadas sobre la dura y fría roca de las paredes, iniciando de inmediato una concentración para captar las imá—genes grabadas en el lugar. Fue así que vino a mi mente, una visión muy clara de aquel lugar pero como debió haber sido en su mejor momento, llegando a observar a un sacerdote egipcio con túnica blanca extrayendo algo de una caja ligeramente trapezoidal de piedra, que era a la vez como una base o soporte. Después, pude precisar qué era lo que sacaba con sumo cuidado con sus manos, y en ese momento vi que se trataba de una bola de cristal de roca, algo más grande que las que se usan para el juego de los bolos. Delante del religioso, se encontraba alguien que bien podía ser el faraón, por su regio tocado de un color azul y piel de leopardo sobre una delicada túnica al parecer de lino. Estaba ansioso, contemplando la esfera, como si supiese que algo iba a ser develado. Fuera del arca de piedra, la esfera empezó a iluminar toda la habitación con una luz radiante... Al cabo de unos segundos, la imagen se diluyó y volví a tomar conciencia del momento y lugar donde me hallaba. Me fui a buscar al resto, reuniéndolos a todos allí, motivándolos a hacer el mismo ejercicio para contrastar después las visiones; pera la entrada inoportuna de un grupo de turistas japoneses, frustró la posible percepción. Les relaté entonces lo que yo había captado, siendo tomado como algo anecdótico y nada más. Después vendría a saber que en el pasado no todos los sacerdotes egipcios y nobles, tenían acceso directo al santuario, ante la presencia del Dios y menos aún ante el conocimiento oculto encerrado en el "Naos"; una especie de tabernáculo hecho de madera y revestido de oro que era colocado sobre una barca procesional, y esta a su vez sobre la base de piedra hueca, en el interior de una capilla sagrada cuyas puertas selladas se abrían cada día y se volvían a sellar después de celebrarse el culto.
    Seguimos recorriendo el campo de ruinas, presenciando a un grupo de humildes árabes, que sin mayor preparación ni conoci—miento con espátulas en sus manos, se encontraban rellenando huecos en las paredes, y en algunos casos hasta cubriendo jeroglifos o bajo relieves para que la pared quedara bien lisa..... Fue entonces que decidimos marchar de allí. Personalmente sentí que el pequeño santuario era la primera clave de algo que estábamos buscando o preparándonos para que ocurriera.
    Nos encontramos recorriendo las calles de Luxor, buscando un lugar donde almorzar, y fue así que en el camino, nos detuvimos primero en un puesto de venta de música típica en cassettes, como un recuerdo del viaje hasta allí; ya que todo el trayecto por carretera habíamos sufrido un permanente lavado cerebral con música egipcia, pues el chofer no había cesado de introducir uno tras otro sus favoritos en la casetera, que al cabo de varias horas, martillaban en nuestros oídos y nervios por el alto volumen en que los escuchaba. De allí seguimos hacia una tienda de calzado, porque Carlos necesitaba un par de zapatos cómodos. Luego de comer siempre en una forma franciscana, fuimos al hotel y nos bañamos, cambiándome el atuendo siguiendo una extraña intuición y necesidad; dejando los pantalones cortos y poniéndome una túnica blanca (yalavea), que había comprado en el Cairo, a la manera de vestir típica de los egipcios.
    Los del grupo aplaudieron la iniciativa y se cambiaron todos, para dirigirnos al rato por la vía de las esfinges con cabezas de carnero, hacia Karnac, a sólo tres kilómetros de distancia del primer templo. En Karnac recorrimos las capillas adornadas con estatuas osiríacas, siendo impresionante el grado de conserva—ción a pesar del tiempo.
    Llegados a la sala hipóstila, me separé del resto del grupo porque no soportaba más la ansiedad que sentía en mi pecho y en mi mente.
    Necesitaba estar solo, y por ello me alejé; paseando por entre las 134 columnas de más de quince metros de altura. Sentí entonces el deseo de detenerme y colocarme detrás de una de ellas con los brazos flexionados hacia arriba, con las palmas de las manos hacia adelante y a la altura de los hombros, poniéndo—me a vocalizar la palabra "Rama" y mi nombre cósmico.
    Me había escapado virtualmente del grupo procurando sole—dad para meditar, además de que en ese lugar en particular, experimentaba recuerdos; como si conociera todo ello de siem—pre y que debía haber vivido allí en alguna otra existencia. No pasó mucho rato cuando aparecieron en mi mente las imágenes de una situación que para nada me resultaba desconocida: me veía a mí mismo, caminando con la túnica que llevaba puesta y haciendo exactamente lo mismo, hasta que mi rostro cambiaba convirtiéndome en un personaje de otra época; alguien con el que de pronto me sentía identificado. Era en sí la escena que había visualizado en el avión de Iberia a mi llegada a Madrid, y que Sara también había captado; repitiéndose exactamente la situación y pudiendo reconocer que el lugar era ese, en donde me encontraba justamente.
    La impresión fue muy fuerte haciéndome abrir los ojos violentamente, para descubrir que tenía delante de mi, un muro con bajo relieves.
    Me había colocado sin darme cuenta, en la última fila de la columnata. Frente a mí el muro estaba decorado e ilustrado con escenas de un ritual de hace más de 3. 300 años, en una forma seriada que permitía seguir paso a paso toda la ceremonia religiosa. En mi mente capté instantáneamente un mensaje telepático muy claro y preciso que decía "¡La clave está en las ofrendas"!
    Me fije en los diseños de las paredes, pudiendo apreciar una procesión de sacerdotes, cargando la barca solar con la cabeza del Dios Num el carnero, a veces identificado como el propio Amón—Ra; y sobre la embarcación un arca misteriosa. Entre la treintena de sacerdotes, destacaban algunos que se encontraban exactamente debajo del arca, y que eran los únicos que lucían pieles de leopardo como parte de su atuendo; y viendo esto, me identifiqué con aquella situación, con la ubicación y con los personajes de ese tiempo, sintiendo claramente: que en otra época, bajo otro cuerpo y otro carácter y personalidad, viví y trabaje allí hace más de 3.300 años.......
    Cuando reaccioné de mi abstracción, miré hacia los lados, viendo cómo de entre las columnas iban apareciendo uno a uno mis compañeros, quienes habiéndome observado, no quisieron interrumpirme. Se me acercaron cuando les hice una señal, y ya juntos les narré la extraña experiencia y percepción, procurando darle sentido a aquello de: "La clave está en las ofrendas". Nos pusimos a recorrer todos los muros de aquella sala, procurando entender y captar alguna solución. Contemplamos cómo en los bajo relieves se multiplicaban las ofrendas que los faraones y sacerdotes tributaban a sus Dioses; se veían ofrendas de papiros, alimentos, ropa, esculturas y alguien entregaba a un ser humano, probablemente ello significaba que se daba a sí mismo....
    Hasta aquí el grupo de una actitud más bien pasiva, empezó a motivarse para actuar y percibir, dejando de lado la postura dependiente.
    En esos momentos de observación, nuevamente me sobrevino la necesidad de alejarme del grupo, por lo que empecé a caminar con sorprendente seguridad por el corredor principal, atravesan—do de un lado a otro el templo mayor, dirigiéndome sin saberlo al santuario de la barca solar.
    Mas allá de pequeñas capillas desmoronadas por el tiempo y la depredación, cruzando por un pequeño bosque de obeliscos de granito de la era de Tutmosis y Hatsepsut, llegué a una habitación cuadrada que contenía otra rectangular exactamente idéntica a la observada en la mañana en el templo de Luxor. A la distancia pude observar no sólo la similitud, sino hasta la existencia física en su interior, del pedestal o base trapezoidal de la barca solar, lo cual produjo en mí una emoción inenarrable, que crecía al acercarme e ingresar en la estrecha habitación en donde aún se conservan los bajo relieves y pinturas que daban cuenta de la existencia de la esfera dentro de la caja de piedra. Aparecía contundentemente la figura de un sacerdote inclinado sobre la caja, extrayendo la bola que había visualizado en la mañana de aquel día. Para mí era una nueva clave que con lo de la sala de las columnas, estaba construyendo un mensaje, que muy pronto tendríamos que saber descifrar.
    Mi emoción creció más cuando tocando la caja pude confir—mar que poseía una tapa, y por lo tanto era hueca; y aunque sabía que de haber algo en su interior difícilmente podría haber escapado a los robos y saqueos a través de los siglos, jugué por un instante a pensar de que podrían no haberse dado cuenta de la existencia de algo dentro. Así que de pronto podría ser que el tesoro aún estuviese allí, aguardando o más bien dicho "El secreto..."
    Las huellas de haber sido palanqueada la tapa, y una perfora—ción sobre el costado izquierdo que dejaba ver el interior vacío y con algo de arena, me hicieron volver a la realidad.... Pero el haber hallado la caja de piedra que venía a ser un arca disimulada a manera de pedestal, era suficiente para mí, pues confirmaba que estaban funcionando mis percepciones y el viaje estaba siendo dirigido correctamente.
    Reunido nuevamente en el grupo hubo exclamaciones, de admiración por las confirmaciones de las que había sido partici—pe, y también felicitaciones.
    Pensando que allí terminaba lo más trascendental de aquella tarde, nos separamos los cuatro varones por un lado y las damas por otro. Nosotros seguimos haciendo un reconocimiento del lugar por la parte posterior del santuario, que es llamado el "Ank Menu" o "Templo de un millón de años"... Un nombre bastante sugestivo y que si lo analizamos "Ank significa Cruz egipcia, llave, felicidad y vida, pudiéndose relacionar con la clave o llave que estábamos buscando. Pero había que dejar que todo se fuera aclarando por sí solo, sin forzar las interpretaciones ni los acontecimientos. Después de caminar y conocer una decena de capillas, algunas de la época Amarniana (Akenatón), sentí un nuevo impulso de dejar a mis compañeros y salir del campo de las ruinas para volver a la sala hipóstila. Y así lo hice, alejándome rápidamente; pero entre las columnas no hallé ninguna respuesta, por lo que volví por el pasadizo central al santuario del Arca; y cuando lo hacía, vi que Nelly, Yoli, Celia y Clara estaban acompañadas de alguien igualmente vestido de blanco como nosotros, por lo que con curiosidad me acerqué. Quien se hallaba con ellas era un egipcio con túnica blanca, cosa rara por ser un color poco usado a menos que el individuo sea religioso musul—mán, médico o enfermero, según nos revelaron los comerciantes que nos vendieron las yalaveas. Pensé de inmediato que sería uno de tantos cuidadores del lugar que se le acerca a uno de manera insistente, hasta conseguir por aburrimiento una propi—na, pero previamente siempre ofrecen enseñar algo "especial".
    Al saludar al grupo, ocurrió que aquel egipcio se me acercó con una sonrisa espontánea y ojos profundos, tomándome de la mano y sin soltarme me dijo delante de las damas: „¡Sixto, por qué te has demorado tanto!, te estábamos aguardando„.
    No le entendí a qué se refería, pero la sorpresa fue tan fuerte que no reaccioné lo suficientemente rápido. Sin soltarme de la mano me pidió que lo siguiera, hablándome todo en perfecto castellano. Me llevó entonces a una capilla lateral del lado izquierdo del Santuario del Arca, allí me maravillé pues al entrar se veía que en las paredes, se multiplicaban los jeroglifos y los relieves con una maravillosa decoración e intenso colorido. Se podía ver en el muro las imágenes desproporcionadamente más grandes— de dos Dios es vertiendo alguna clase de líquido sobre la cabeza de un personaje de tamaño más pequeño, que supuesta—mente vendría a ser un faraón; y que después confirmaríamos que se trataba de la reina Hatsepsut, quien vestía de hombre para gobernar mientras crecía su hijastro, el cual aún era un niño, y sería después conocido como Tutmosis III el gran conquistador. En el diseño de la pared, se podía apreciar del lado izquierdo al Dios Horus, hijo de Osiris e Isis, y del lado derecho a Thot, el atlante, conocido por los griegos como Hermes Trimegistro. Ambos lucían cabezas de aves, el uno de halcón y el otro de Ibis, señalando su vinculación con el cielo y por qué no, con los extraterrestres.
    Era significativo apreciar cómo en aquel lugar eran los dioses los que hacían una ofrenda al hombre, a diferencia de todas las demás representaciones esparcidas por el templo, en que era al revés; además el líquido que salía de los vasos de alabastro que eran vaciados sobre el personaje, no era tal, sino símbolos del "Ank" que sumaban un total de 33!. El contenido salía de cada recipiente y se juntaban en el aire formando inmediatamente un arco como de resguardo alrededor de la persona, exactamente una cúpula de protección.
    En el interior de la capilla, mirando la decoración del lugar, recibí una revelación que me permitía entender que todo se relacionaba con el conocimiento que los hermanos mayores y los sobrevivientes atlantes pueden aportar a una humanidad prepara—da, formada y madura, el cual le permitirá liberarse de las garras de las fuerzas oscuras, que se aprovechan y cifran su poder en la ignorancia permanente. Ahora entendía qué importante es el que la humanidad tenga acceso a la historia real del planeta y de los procesos que aquí se han llevado a cabo, para podemos contestar las preguntas:
    —¿Quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos y qué se espera de nosotros?
    Mientras observaba el muro y mi mente se transportaba, escuché nuevamente: “La clave está en las ofrendas!... Sorpren—dido por la repetición del mensaje. me di vuelta para ver a nuestro guía quedándome desconcertado cuando me percaté que éste se había marchado. Salí de inmediato a la puerta de la capilla y no le hallé por ningún lado; igual sobrecogimiento se produjo en mis cuatro acompañantes, quienes no se habían dado cuenta cuando desapareció aquel extraño egipcio.
    Volviendo a la pared, donde sabía que se hallaba el mensaje, traté de entender el significado profundo de aquella clave. Horus era obviamente un ser extraterrestre nacido en la tierra, y Thot, el atlante, representaba a los mestizos entre extraterrestres y terráqueos; ambos tributaban una ofrenda al hombre, "representado por la reina vestida de faraón, con atributos de un ser andrógino, y con una leyenda sobre sí que asocia su nacimiento con una concepción especial: “Un extraño ser celeste fecundó a su madre”.
    La ofrenda bien podría ser la clave del conocimiento oculto y las llaves del recuerdo, que vertidos sobre la persona capaz y adecuada, le permiten consolidar una protección poderosa que es la vibración superior y armónica. Aquello bien podría significar el reconocimiento de la competencia humana de los seres que vivimos en éste mundo, y la capacidad potencial de hacer buen uso de las enseñanzas como para recibir la llave de la vida o del santuario interno.
    A mí regreso a Lima tendría una conversación con Fredy An hombre joven e inteligente, iniciado en el camino de luz, quien ha colaborado muchísimo con trabajos muy profundos de análisis sobre el compromiso y el proceso de la misión. Durante el diálogo surgió el tema de lo hallado en la capilla de Karnac. Él me mostraría un trabajo suyo que se llama "compartir para impartir", en el que se destacan las cualidades necesarias de todo ser espiritual que se ha comprometido con el mensaje; y en una parte del escrito, coincidencialmente coloca una analogía que la identificaría inmediatamente como una posible interpre—tación de la experiencia en Egipto. El texto dice:
    "Si se unieran dos vertientes de agua, o si se reuniesen, ya que antes han estado juntas, las aguas tendrían que ser canalizadas, luego situadas a un nivel o altura apropiadas para luego dejarlas caer(como el aguador de acuario) en su tiempo y en cantidades también apropiadas.
    Pero no sólo es dejarlas caer sino que entre la caída del agua y la tierra sean colocadas piezas o instrumentos que puestos en el lugar preciso, tendrían que moverse de cierta manera y en cierta dirección por la fuerza o la influencia de esas aguas que bajan, de donde resultaría entonces la generación de un nuevo tipo de energía, que serviría para cumplir propósitos de acuerdo a las necesidades del hombre. La comunicación telepática recibida por un antena es similar a la analogía: “Ambos canalizan y traen luz”. Obviamente el instrumento purificador y canalizador de la nueva energía es el propio hombre, aquel que recibe el conoci—miento de acuario y lo pone en práctica, interiorizando las enseñanzas y viviendo en consecuencia.
    Salimos de la habitación en la que nos encontrábamos, aún conmocionados por los sucesos que habían ocurrido vertigino—samente, más rápido aún que nuestra capacidad para reflexio—narlos; cuando Nelly se dirigió a Yoly y sus otras compañeras diciéndoles:
    — ¿Recuerdan lo que les conté ésta mañana?... Anoche soñé con un hombre de blanco, y ésta mañana en el primer templo tuve la misma visión. El se le acercaba a Sixto y le decía: "Sixto, ¿por qué te has demorado tanto?, te estábamos aguardando.... Y ello es exactamente lo que el señor egipcio le ha dicho!
    — ¡Sí ahora lo recuerdo!. Dijo Yoli visiblemente entusiasmada. Este hecho venía a ser un elemento corroborador que justificaba aquella comunicación de los guías que decía: "Acompañaran a Tell—Elam hermanos con manifiesta percepción extrasensorial y hermanos receptores calificados para que conjuntamente reconozcan el lugar y el tiempo donde se iniciará el gran puente de luz con la hermandad Blanca de la Tierra".
    Caminamos los cinco hacia el lago Sagrado, que se encuentra del lado derecho del Ank—Meni. Es una obra impresionante, que luce a manera de piscina gigantesca, alrededor de la cual se multiplican construcciones diversas en estado ruinoso; allí se encuentra una estatua muy grande del escarabajo sagrado de granito rosado que representa al sol naciente (Knepri), y que colocado éste símbolo sobre el pecho del muerto, le significaba la llave del mundo ultraterreno.
    En ese momento las damas presentes sintieron y me lo dijeron que debía irme solo a meditar porque interpretaron muy bien la importancia del momento.
    Me fui alejando por entre los pilones y pilastras de los diversos recintos sentándome luego a los pies de malogradas estatuas ciclópeas. Me sentía algo triste y a la vez admirado por lo que había ocurrido y cómo se habían dado las cosas "¿Por qué te has demorado tanto?..... Se repetía aquella pregunta en mi mente haciéndome recordar todo el proceso de la misión, todas las experiencias, los grupos, las personas, las alegrías y penas así como las fricciones y frustraciones; las luchas por el protagonis—mo y tantas manifestaciones de nuestro egoísmo, que prolonga—ron tanto el proceso de preparación, cuando ello mismo pudo haberse concretado en 1975, si hubiésemos hecho los viajes de agosto de aquel año, en su momento y con la mentalidad adecuada.
    Sabía que el mensaje no era para mí, sino en representación de todos— para la misión, y el cuestionamiento era también para toda la misión; pero yo, en la parte que me tocaba, me sentía culpable. Habría que superar aquel sentimiento, asumir los errores después de haberlos reconocido y seguir, pero cada vez mejor. Nunca sería tarde para corregir rumbos y culminar lo iniciado. Al cabo de un rato, empecé a escuchar la palabra "Rama" mantralizada por un coro de personas, de una forma repetida y armónica; y pensando que se había reunido todo el grupo, me levanté y volví por mis pasos buscando a mis compañeros. Encontré a las amigas quienes también estaban escuchando las vocalizaciones, pues ellas no eran las causantes de aquel extraño canto que parecía provenir del cielo. Después de unos quince minutos, nos encon—tramos con los demás miembros del grupo, quienes de inme—diato nos felicitaron por las mantralizaciones, pues según ellos se escuchaban muy bien desde donde ellos se encontraban. Se sorprendieron mucho al contestarles que nosotros no habíamos sido los autores, y que más bien, hasta pensábamos que ellos podrían haber sido los culpables. Aquel coro inexplicablemente que repetía interrumpidamente "Rama, quedaba entre las anéc—dotas de viaje sin explicación. Eran las 5.30 P. M, por lo que tuvimos que retirarnos del templo, en el que virtualmente nos habíamos quedado solos, sin que los guardas se percataran de nuestra presencia allí más allá del horario.
    Durante la noche, en las habitaciones del hotel, aprovechamos para hacer un balance del viaje hasta allí, compartiendo anéc—dotas e intercambiando vivencias. Hasta aquí, las personas más receptivas y útiles al viaje en el aspecto sensible y perceptivo, venían siendo las cuatro mujeres del equipo, cosa que debía llamarnos la atención, pues eran ellas quienes estaban cumplien—do los requisitos recomendados en los mensajes por los guías.
    Al día siguiente, nos organizamos con nuestro guía y con el chofer para cruzar el Nilo hacia el Valle de los Reyes, para lo cual llegamos hasta un pequeño puerto pletórico de vida y movimien—to que se encuentra debajo del malecón de Luxor, y allí subimos con el auto a un trasbordador, el cual nos cruzó hacia la orilla opuesta.
    Pequeños negocios con humeantes teteras y ollas, así como mesas sucias y asientos mugrientos sobrevolados por centenares de moscas, esperaban a los turistas que quisieran calmar su sed con una dulzona y nada refrescante gaseosa tibia. La mayoría prefería adquirir los envases de agua de fuente, que felizmente guardaban todas las normas sanitarias.
    Nuestro viaje siguió por una bien dispuesta carretera hacía Deir El—Bahari, templo construido por la reina Hatsepsut hija de Tutmosis I y esposa de Tutmosis II, al pie de un acantilado excavado en la roca viva. Cuando Tutmosis II murió en el año de 1490 A. C, le correspondía gobernar a su hijo Tutmosis III, pero éste último hijo de una concubina era muy pequeño por lo que su madrastra actuó como regente, hasta que éste llegase a la edad de reinar.
    Hatsepsut fue una mujer enérgica y dominante, que tomó bajo su mando el control del gobierno, representándose a sí misma en todas las esculturas y bajo relieves con vestiduras masculinas, como si fuera un hombre. Y que se conozca es la primera mujer en la antigüedad que alcanzó la importancia propia de un gobernante. Más no fueron su fuerte las campañas militares, o realmente no le interesaron, dedicándose a mantener estables sus dominios, significando su mandato un periodo de paz y prospe—ridad muy conveniente para la zona. Hatsepsut fue hábil comer—ciante y promovió la industria, lo cual significó un avance cualitativo y cuantitativo para el país, dejando de lado las campañas de conquista, saqueo y rapiña, procuró el modernismo y la autosuficiencia de su reino.
    En el camino al templo pasamos al lado de los dos colosos de Menón, gigantescas estatuas de 20 metros de altura de piedra arenisca, que cuidaban el ingreso al templo funerario que construyera Amenofis II, y que por haber sido edificado con adobes, hoy ya no existe ni el más leve indicio de como fue. Sólo los pies de las esculturas miden dos metros de longitud. Estas estatuas representan al faraón sentado en su trono con las manos sobre las rodillas.
    Al coloso del lado derecho, ligeramente más al norte, se le atribuye una leyenda. Se cuenta que en el año 27 A. C, un terrible terremoto produjo graves daños a casi todos los monumentos de Tebas. Una enorme grieta se abrió en la estatua desplomándose a tierra. Mientras que otros atribuyen el estropicio al rey Cambises, lo que aparece como lo más verosímil ya que Egipto no es un lugar que esté expuesto a movimientos sísmicos. Se observó entonces que todas las mañanas, al salir el sol, la estatua emitía un prolongado sonido en el que muchos creyeron escuchar un lamento. Sobre este extraño fenómeno, son muchos los historia—dores de la antigüedad que lo testimonian, incluso los poetas griegos se inspiraron para desarrollar la leyenda de Memnón, el mítico hijo de la Aurora y Titón, rey de Egipto y de Etiopía. Enviado por su padre en ayuda de Troya asediada por los griegos, Memnón venció a Antiloco hijo de Néstor, pero cayó en combate con el invulnerable Aquiles. La Aurora entonces, pidió a Júpiter que le hiciese resucitar al menos una vez al día a su hijo para escuchar su voz, éste le responderla inconsolable emitiendo un largo y triste quejido.
    Evidentemente el sonido no vendría a ser otra cosa que la vibración producida por el paso del viento sobre la superficie fragmentada de la escultura. Y el sonido desapareció cuando se produjo la restauración por parte de Septimio Severo.
    Llegados a las faldas de la montaña, nos encontramos con el templo construido por el arquitecto Senmut: "Deir El—Bahari. Este templo funerario fue edificado en homenaje a Tutmosis I. A simple vista se le ve muy moderno y no sólo por su diseño sino por su restauración, que se contrasta fácilmente con todo lo observado hasta aquel momento, y no logra conmover como todo lo que se encuentra en los alrededores. Deir El—Bahari es una construcción compuesta de varias terrazas con columnas y rampas de acceso; inicialmente estaban decoradas con infinidad de estatuas osiríacas y esfinges de granito, las cuales han desapare—cido en su totalidad. También los muros originalmente estaban saturados de jeroglifos donde aún destaca la "hierogamia", esto es la celebración de una boda sagrada entre una divinidad, y un ser mortal.
    El Dios en cuestión era Amón, quien habiéndose enamorado de la reina futura madre de Hatsepsut, tomó la figura del padre de esta para presentarse a la amada y poseerla. De esta unión nacería la niña destinada a ocupar el trono de las dos tierras.
    Era muy poco lo que podía verse por lo depredado del monumento original, así que de ahí nos marchamos a recorrer la zona de tumbas, ingresando a algunas de ellas gracias al carácter organizado y previsor de Celia, quien tenía una linterna en el bolso. Pudimos penetrar entonces por oscuros pasadizo destro—zados por los saqueadores de tumbas y murales, pudiendo ver a derecha e izquierda los amontonados cuerpos momificados o lo que quedaba de ellos, que correspondían a tantos desafortunados creyentes en la resurrección después del viaje al más allá, y que cifraron sus esperanzas en el cuidado de sus sepulcros por parte de los custodios de la zona. Pero no contaron con la ambición de las familias de ladrones profesionales, que ya en tiempos de los faraones pululaban por la región.
    Sin respeto alguno, aquellos troncos humanos, tibias con algo de piel, brazos y manos envueltos aún en unas pocas vendas que cubrían la desnudez de cuerpos resecos por el embalsamiento y los siglos, se hallaban tirados en forma desordenada en un abandono total. Era desagradable el avanzar en la penumbra cuidándonos de los murciélagos que rozaban nuestras cabezas, porque al hacerlo pisábamos más de un cuerpo confundido con las piedras.
    Con Julio y Rodolfo subimos a la parte más alta de una meseta rocosa que domina Deir El—Bahari del lado izquierdo y el Valle de los reyes del lado derecho, quedando a nuestras espaldas el río Nilo llamado en el pasado el Dios Hapi, que como una serpiente rompe el desierto arrastrándose y haciendo meandros, fecundando con un contrastante verdor el color de las arenas.
    Aprovechando de la altura y de la impresionante vista desde el lugar, los tres entonamos unas mantralizaciones de las pala—bras "Ra" y "Ma", recepcionando energías a través de las palmas de las manos, protegiéndonos en una imaginaria cúpula de luz, extendiéndola hacia el grupo y beneficiando con ella a nuestras familias a la distancia, aprovechando así el poder de nuestras mentes.
    La visita al Valle de los reyes fue en aquella ocasión, una experiencia turística, coincidiendo todos en que no sentíamos allí mayor motivación que el conocer lo que había quedado del pasado glorioso. Nos impresionaba el arte desplegado en el lugar, así como el abandono en que se encuentran algunas tumbas cubiertas en su entrada, por escombros y basuras. Pero fue poco el tiempo que le dedicamos a satisfacer nuestra normal curiosidad, retirándonos pronto y regresando a Luxor, pues al día siguiente partiríamos hacia Assuán, a unos doscientos kilóme—tros más al sur. Procuraríamos salir lo más temprano posible para esquivar parte del calor del día, que en esa zona y época del año llegaba a subir a los 50 grados centígrados.
    En Assuán, una gran ciudad moderna y bulliciosa, pudimos descansar lo suficiente como para completar otra clave intuitiva del viaje, y esto era el llegar a Filaé.
    Nuestros guías estaban más perdidos que nosotros por lo que llegamos al lugar de milagro, siguiendo nuestras intuiciones y porque alguien observó mas allá de la represa que construyera el presidente Nasser, una islita con construcciones antiguas. Al—canzamos un pequeño puerto y allí alquilamos una lancha que nos llevó al templo de la era Tolemaica, consagrado a la Diosa Isis, esposa de Osiris. Durante el viaje cruzando las aguas, los comentarios en el grupo iban y venían sobre el posible signifi—cado que tendría, el que estuviésemos remotando el río Nilo buscando sus orígenes ¿O los nuestros?
    En Filaé nos sentimos acogidos en un verdadero templo espiritual, sintiendo mucha paz y armonía, a pesar de que la construcción fue transportada piedra por piedra a una isla distinta de la original, que quedó sumergida por las aguas del embalse que creó la represa. También nos motivamos unos a otros a bañarnos en el río en las orillas del templo a manera de purifica—ción y también para mitigar el intenso calor.
    En los muros del templo, descubrimos a personajes diversos recibiendo pequeñas pirámides en las palmas de las manos, también jeroglifos que según la interpretación que hacíamos — gracias a un diccionario de símbolos traído por la sorpresiva Yoli y gracias también a los trabajos de intuición, nos revelaba que llegaría una época (Acuario) en que se llevaría a cabo una conexión, un puente de luz hacía la humanidad.
    Era ya tarde cuando el bote a motor nos cruzó de retorno al puerto del pequeño poblado donde quedara la camioneta, y de donde partimos apresurados, huyendo de la manada de vendedo—res de baratijas que abundan por todas partes.
    No dirigimos a Assuán para almorzar, ingresando en un restaurante recomendado por nuestros guías egipcios, quienes se habían informado bien con los lugareños. El ambiente en el interior era por demás exótico. Centenares de moscas revolotea—ban sobre las mesas sucias y sillas mugrientas' grupos de árabes con caras de pocos amigos, nos miraban con desconfianza, mientras seguían envueltos en el humo de sus pipas de agua y cigarrillos que consumen sin prisa ni pausa. Nos sentamos allí para no desairar a "Habibi" nombre con el que Carlos bautizó a Sabji, nuestro confuso guía, nombre que significa "amor mío" y que es una palabra infaltable en todas las canciones egipcias,
    Obviamente era una broma respetuosa que producía sonrisa en los propios egipcios.
    A través de Habibi pedimos comida típica pero que fuese vegetariana, trayéndonos de inmediato pan pita (pan árabe), con falafis que son albóndigas de vegetales. Todos estos alimentos fueron puestos directamente sobre la mesa inmunda sin un Plato debajo, y manipulados con las manos poco higiénicas del que atendía, a lo que cada uno agarró de los panes de encima para consumirlos en franca competencia con las insoportables mos—cas.
    Nelly cogió un pan de estos que parece una servilleta por lo delgado y grande, matando moscas sobre la mesa, defendiéndose de tan antipáticos insectos. Pedimos agua y vasos, trayéndonos unas jarritas tan sucias de grasa, que preferimos cortar botellas de plástico y hacernos nosotros mismos nuestros propios depó—sitos para beber. Pero lo espectacular fue la llegada de las ensaladas y los falkis con lo que rellenaríamos nuestros panes. El mozo trajo envueltas en periódicos viejos, las pequeñas hamburguesas vegetarianas, poniéndolas en la mesa después de haber repartido otras con sus propias manos en otras mesas, lo cual produjo en nosotros, no una reacción violenta de indigna—ción sino un sin fin de carcajadas. Habibi sin entender el motivo de las mismas, nos acompañó riéndose también. Al final comi—mos y aunque resulte increíble nadie se ha enfermado hasta ahora...
    De regreso a Luxor, ya de noche, descansamos para partir muy temprano, pues sólo nos quedaban dos días más para quedamos en Egipto, y según nuestras intuiciones y percepcio—nes, todo nos conducía hacia Tell—El—Amarna, la antigua ciudad de Akenaton, construida por él en el desierto y que se hallaba en la ruta hacia el Cairo.

    CAPITULO XIV
    LA TUMBA DE TELL — EL – AMARNA

    Nos despedimos de la Milenaria Tebas con una última visita a Karnac durante la mañana, donde brevemente pretendimos cargarnos de las vibraciones del lugar y entender parte del trabajo allí realizado. Sin que ocurriese mayor cosa partimos. Sabji y el chofer, estaban aburridísimos y desesperados por regresar al Cairo. También porque no les permitíamos fumar en el interior del coche, cosa que para ellos era un verdadero sacrificio. El tabaquismo es un vicio muy arraigado entre los egipcios, y desde niños lo hacen como algo normal.
    Por el mismo desconocimiento del terreno, nuestros guías se pasaron unos 80 kilómetros del desvío hacia Tell—El—Amarna; y cuando nos dimos cuenta habíamos llegado a una ciudad muy grande que se llama El Mynia. Hubo protestas por parte nuestra contra los guías egipcios, que seguían más extraviados que nosotros, y quienes al final aceptaron que se habían equivocado por lo cual tuvimos que quedarnos a pernoctar en esa ciudad, tratando de organizarnos para gestionar la postergación de nuestro vuelo de regreso. Pero los teléfonos de la ciudad parecían haber sido extraídos de una película de "Casablanca", porque además de su antigüedad, eran inoperantes para comunicarse con la capital.
    Durante la noche nos repartimos en diversas habitaciones de un modesto hotel, pretendiendo descansar para sacar el máximo provecho al día siguiente que probablemente sería el último que pasaríamos en Egipto y que debía alcanzarnos para regresar 80 kilómetros, visitar Amarra y luego Cubrirlos casi 300 kilómetros hasta el Cairo. El vuelo salía a las 10.00 PM.
    Gracias a la ansiedad de nuestros guías, pudimos dar fácil—mente con el desvío a Amarra, a donde nos llevaron a toda velocidad, quizás deseosos de deshacerse de nosotros lo más pronto posible. Llegamos para ello a un atracadero de desman—telados transbordadores que cruzaban sólo a las personas al otro lado del Nilo. Una veintena de niños nos aguardaban del otro lado, como leones hambrientos aguardando su presa. Al cruzar, aquel ejército de infantes nos cayeron encima queriéndonos vender con una vehemencia inusitada, pequeñas canastillas de paja que ellos fabrican, y pidiéndonos alguna propina o un bolígrafo. Fue difícil caminar por entre la horda de pequeños. A Rodolfo siempre generosos y cariñoso con los niños, se le ocurrió regalar uno de sus lapiceros de punta fina a un niñito para que lo compartiera; al ratito tuvo que auxiliar a su beneficiado de debajo de muchos otros, que pugnaban por obtener el presente, arrancándoselo de las manos a punta de golpes. Fui la primera vez que lo veía enérgico, llamando la atención y amonestando con fuerza. En aquel momento aprendimos todos una gran lección...
    Le expresamos a Sabji que queríamos ir a las ruinas de Tell——El—Amarna, por lo que él fue a sacar los boletos, subiéndonos después a un carromato jalado por un tractor que parecía que se iba a descalabrar en el accidentado camino. Llegamos al pié de unos acantilados de piedra caliza, después de haber recorrido varios kilómetros por el desierto por una improvisada vereda. Subimos por unas escaleras modernas de cemento hasta unas tumbas reales bastante depredadas, rodeadas de minas de ala—bastro. Allí estaban los sepulcros de Ahmosis y de las hijas de Amenofis IV, en cuyo interior aparecían los restos de murales destruidos.
    Todo ello resultaba muy simpático pero le preguntamos a los guardias por Amarna y se miraron confundidos con el tractorista, quien de inmediato nos llevó al palacio del Norte, que perteneció en su momento a Nefertiti, mujer de Akenatón, y quien fuera inmortalizada a través de dos bustos de piedra caliza que se encuentran en el Museo de Berlín y que fueron hallados en el lugar. Volvimos a preguntar por la ciudad y no nos contestaron, más bien nos llevaron de regreso al embarcadero, dejándonos allí. En ese momento nos invadió a todos un sentimiento de rebeldía y frustración por lo que exigimos saber qué estaba pasando. Vino hacia nosotros Sabji y nos explicó que el tracto—rista decía que todo ello quedaba muy lejos, a unos doce kilómetros en el interior del desierto, y como era tan distante no nos llevaría.
    Protestamos, exigimos e insistimos pero de nada nos valió, pues el tractorista se fue a almorzar a su casa. Entonces decidi—mos irnos caminando, produciéndose una reacción violenta del guardia egipcio del embarcadero quien tenía un fusil a la espalda y que llamó a otro para que lo ayudara, aunque éste otro estaba muy ocupado persiguiendo a los pequeños vendedores infantiles con una vara de caña. El guardia se nos interpuso con el arma entre las manos, por lo que Sabji nos pidió que nos tranquilizá—ramos y nos explicó que los guardias no darían autorización para cruzar el desierto, por cuanto el calor nos podría afectar, así que era lo más aconsejable regresar... Malhumorados y frustrados volvimos por el río hacia donde estaba el auto, mientras nuestros guías iban contentos festejando anticipadamente el fin de su aventura con aquel grupo de turistas loquísimos, habiéndose fumado más de una cajetilla en su larga espera en el puerto.
    Durante el viaje de retorno al Cairo, Julio me comentó que él al igual que Rodolfo, sentían que Tell—El—Amarra era un lugar clave, y que por tanto no deberíamos marcharnos de Egipto sin volver allí y culminar una etapa.
    Les dije entonces lo que sentía, y que si debíamos quedarnos y culminar algo que estaba inconcluso, las condiciones se darían propicias pudiendo modificar nuestros pasajes aéreos. Julio también mencionó sobre lo importante que sería llegar al Sinaí, por lo que quedamos a la espera de una confirmación, que bien podría darse a través de los acontecimientos.
    Nos pusimos entonces con Rodolfo a releer los mensajes recibidos en Abril sobre el viaje a Egipto, buscando una luz al proceso, mientras el auto recorría a gran velocidad el largo camino que nos separaba de la Capital.
    Llegamos al Cairo sobre las 7.00 PM, cuando ya todas las agencias de viajes y oficinas de compañías aéreas estaban cerradas, quedando como única alternativa el ir directamente al aeropuerto para cambiar las fechas de regreso, averiguando si las tarifas de los tickets permitimos una ampliación y variación en los mismos. Nos repartíamos el trabajo, unos irían al terminal aéreo para gestionar la posible ampliación, y otros volverían al departamento para arreglar los equipajes en el caso de que no hubiesen posibilidades de modificación. Sentí en ese momento quedarme en el departamento y no meterme en el asunto del aeropuerto, pero mi sentido de responsabilidad me obligaba a contradecir mi presentimiento y colaborar en las gestiones.
    Acompañe entonces a Carlos y a Julio, llegando al aeropuerto sobre las ocho de la noche, resultó difícil encontrar a una persona responsable de la aerolínea, hasta que logramos escabullirnos a las oficinas internas de Iberia y hablamos con el Manager (encargado), que al revisar uno a uno los pasajes sacó de entre todos el mío y dijo:
    — El único que puede quedarse 10 días más si así lo desea es el Señor Sixto Paz. Los demás tendrán que viajar esta noche porque sino perderán la porción hacia España. Después miró bien el de Julio y dijo que también él podría quedarse, pero sólo tres días más, y como algo especial.
    Esta situación afectaba a todos menos a Rodolfo, pues él tenía planificado un viaje a Israel para ver a su hermana. Los demás quedaban en el aire sin oportunidad alguna.
    En ese momento cometí la imprudencia de manifestar la alegría de la confirmación de que el viaje aún no había culmi—nado, y que tendría que cumplir con los puntos pendientes que quedaban.
    Manifesté que se confirmaba también aquella parte del mensaje que decía... El Hermano Sixto puede viajar solo a Egipto... Esta exteriorización espontánea hirió la sensibilidad de Car—los, quien se hallaba nervioso por la situación y cansado después de haber soportado estoicamente el viaje con sus diversas privaciones. Carlos consideró en ese momento que quería que—darme solo y que no valoraba el esfuerzo de todos por acompa—ñarme y apoyarme hasta allí. Nada más lejos de la verdad. Me vine a enterar de mi torpeza cuando Nelly me contó el sentimiento de Carlos, pero por más que intenté disculparme, y le pedí perdón varias veces, Carlos se sentía demasiado lasti—mado por lo que él identificó como ingratitud. Nada pude hacer al respecto pues él se encerró en sí mismo, actuando de allí en adelante de una forma agresiva para con todos.
    Ante la insistencia en modificar la fecha de regreso, el Manager sugirió el que se perdieran los espacios aquella noche, y al día siguiente compráramos las nuevas porciones perdidas, lo cual se conseguiría al final de muchas peripecias y problemas de cambio de dinero.
    Nuevamente el grupo reunido pudo marchar de regreso a Tell——El—Amarra, pero en otro carro alquilado para dicho fin; reco—rriendo presurosos los 300 kilómetros de distancia, llegando a escasos minutos de que cerraran la boletería para tomar el tractor; pero esta vez conseguimos que el chofer no se nos echara para atrás y aceptara hacernos cruzar el desierto.
    Para aquella ocasión, nuevamente me había vestido con la túnica blanca, aún cuando nadie me siguiera en la iniciativa. Y mientras el tractor avanzaba levantando una nube de polvo, por en medio de aquella sequedad, miraba hacia la inmensidad del desierto procurando algo más que una luz para culminar el propósito del viaje.
    El carromato no dejaba de brincar por lo irregular del terreno pedregoso, meciéndose violentamente de un lado a otro, mien—tras el sudor bañaba todo nuestro cuerpo, que soportaba aquel mediodía alrededor de cincuenta grados.
    Íbamos avanzando por una zona similar a Chilca, en donde Amenofis IV tuviera durante una cacería, la visión del "disco solar", probablemente un Ovni; a partir de lo cual él cambia y se produce una herejía que lo llevará a cerrar los templos edificados a diversos Dioses, erigiéndose a sí mismo como sumo sacerdote de Atón (El Disco Solar), y cambiando su nombre por el de Akenatón.
    La parte más ancha del cañón iba quedando atrás de nosotros, mientras seguíamos avanzando por los pedregales. El día muy luminoso y sin una sola nube, permitía un profundo contraste del amarillo blanco de la tierra y las piedras, con el límpido azul del cielo.
    Durante el recorrido, Julio me transmitió su emoción al estar allí. Mientras le escuchaba, mi mente por un momento se transportaba conducida por las vibraciones allí contenidas. Veía una ciudad no muy distante, de piedra caliza y arenisca, con casas de adobe frescas y limpias, pintadas de blanco; construc—ciones trapezoidales se multiplicaban por doquier así como la gente, pero todo ello lo captaba en una profunda visión.
    Llegamos al cabo de una hora a la zona de la Necrópolis real, donde se hallan las tumbas de Akenatón y Nefertiti, ingresando en ellas con una improvisada antorcha, debido a la oscuridad reinante. Fue muy conmovedor hallar en la tumba del rey hereje, una vasija con flores actuales o sea, una ofrenda moderna que alguien había dejado allí.
    En un momento en que me hallaba sobre la superficie, tuve una visión de la ciudad de Tell—El—Amarna. Contemplaba ante mí la ciudad etérica, aquella que permanece a la destrucción. Así como cuando una persona pierde un miembro y luego al tomarle la fotografía Kirliam, aparece con sus miembros completos; o astralmente sueña con su cuerpo entero, así también la suma de vibraciones de la vida de los habitantes de una ciudad, hace que esta permanezca incluso después de su desaparición material.
    Una ciudad existe desde ya como idea de sus constructores y permanece a su desaparición física, en el éter, como energía impregnada en las piedras y en el mismo ambiente.
    De pronto mi mente se había visto envuelta en los recuerdos, las imágenes y las vibraciones de aquel lugar que había trasto—cado el orden mantenido durante siglos en Egipto. Veía delante de mí calles, edificios, comerciantes, obreros, mujeres y niños que deambulaban de uno a otro sitio. De repente apareció un grupo de sacerdotes ataviados con faldeínes blancos en procesión, y se me ocurrió seguirles como si realmente estuviera viviendo ese momento, apareciendo en lo más profundo de una caverna iluminada por una misteriosa luz verdosa. Frente a mí apareció una caja trapezoidal como la que recordaba de Karnac y Luxor, y detrás de ella un sacerdote. A los lados, aparecían también escribas con las piernas cruzadas, sentados en el suelo en fila dándome la espalda, escribiendo sobre unas tablillas. Escuché entonces que el sacerdote principal, aquel cerca de la caja de piedra decía:
    — ¿Quién podrá leer en el libro de Thot?... ¿Quién podrá descifrar sus misterios, aperturar sus sellos y hacer de puente, uniendo lo que fue roto, restaurando lo que fue interrumpido?.... ¿Quién podrá abrir la puerta segura y cerrar la incierta?.... ¿Quién podrá con el cristal siendo cristal?... ¿Quién?...
    Mientras decía esto, vi como se inclinó dentro de la caja y extrajo una gran bola de cristal color blanco azulado o ahumado, que iluminó todo de un color verde el ambiente. Fue allí que en mi mente se descorrieron velos que ocultaban muchas cosas; era como si hubiese hallado la llave que abría una puerta interna y de pronto lo entendía todo. ¡Sabía que sabía!. Todo lo veía claro, ordenado, diáfano y coherente. Podía relacionar y asociar toda la información que había recibido durante tantos años. Ahora sí sabía, hacia donde iban las cosas que funcionarían... ¡Lo sa—bía!...
    La actual creación es una de tantas que ha habido, siendo dos los movimientos que caracterizan a nuestro universo material la expansión y la contracción. Es como los latidos del corazón humano, siendo la expansión la creación y el día; mientras que la contracción es la finalización del proceso, es la noche. A toda noche le sigue un día. El universo material ha sido creado desde el universo mental y éste a su vez es una emanación del universo espiritual. El universo material posee siete dimensiones, y por ello los seres humanos tenemos siete cuerpos, para actuar en esas siete dimensiones; la conciencia de los mismos será despertada a través de siete centros de energía que se encuentran a lo largo de nuestro sistema nervioso. El desarrollarlos a través de discipli—nas, nos permitirá actuar conscientes y responsables con aque—llos cuerpos en dichas dimensiones que son diferentes niveles vibratorios, y todos ellos necesarios para la superación y el aprendizaje del ser. Serían doce dimensiones repartidas a lo largo de tres universos, contenidos uno dentro del otro. El Espiritual con dos dimensiones; El Mental con tres y luego El Material con siete. Existe un sólo Dios con múltiples manifes—taciones. En el universo espiritual se le conoce como: EL ABSOLUTO, LA ESENCIA, LA UNIDAD, DIOS. En el universo mental a Dios se le conoce como: el padre creador, a la vez EL HIJO, ENMANUEL O EL CRISTO COSMICO. Y en el universo material a Dios se le conoce como: EL PROFUNDO AMOR DE LA CONCIENCIA COSMICA, EL ESPIRITU DE AMOR ó EL ESPIRITU SANTO. El universo material y todos los seres del universo mental habrían sido creados por el Padre Creador que es la manifestación de Dios en el universo Mental.
    Los científicos de la Tierra le calculan un origen al universo a partir de una explosión original que habría acontecido hace unos quince mil millones de años, pero esto no sería así sino que ello habría ocurrido hace más de veinticinco mil millones de años. Encontrándonos actualmente como muy temprano por la mañana de un nuevo día. Y después del día viene una noche en que todo dejará de ser.
    Las primeras civilizaciones del universo material, en esta última creación, se habrían desarrollado a partir de la acción estimuladora de seres "ultraterrestres", procedentes del universo mental. Estos seres podríamos llamarlos "Ángeles o Arcánge—les". Aquellas primeras humanidades habrían tenido un desa—rrollo muy auspicioso, avanzando mucho en poco tiempo debido a la orientación recibida de sus tutores. Pero con el tiempo empieza a producirse un síntoma que hace peligrar el proceso de evolución; estas civilizaciones comienzan a frenar su avance o éste empieza a detenerse hasta ser casi imperceptible. Habrían avanzado mucho en poco tiempo pero se iban quedando estan—cados en la quinta y sexta dimensiones, sin poder llegar a la conciencia de la esencia. Y aquellas otras civilizaciones que dependían de las primeras promovidas, y que después habían ejercido la tutoría de otras, también se iban quedando, frenán—dose unas a otras. Esta situación trajo consigo que los tutores originales, seres del universo mental, sin libre albedrío, (por ser seres que saben de dónde vienen y hacia dónde van las cosas; sujetos a una evolución lineal mediante años de servicio), plantearan modificaciones que resolvieran la crisis existente. Fue precisamente una entidad conocida a través de muchos escritos sagrados como Lucifer, aquel que sugiere al Padre Creador hacer variaciones que vayan en beneficio de aquellas civilizaciones primigenias y luego de todos. La modificación consistiría en dificultar, complicar e impedir un fácil acceso al conocimiento y la verdad de tal manera que ello daría el mérito necesario como para llegar a la cristificación, que es la con—ciencia de la esencia. Las complicaciones se establecerían a través de la actuación en el universo material de unos seres llamados los "demonios", creados especialmente como "diso—ciadores", su misión consistiría a desunir y en encubrir para que luego todo se restituya por el propio esfuerzo de los hombres. El padre creador aceptó en parte la sugerencia de Lucifer, siendo permeable a aquello de permitir el que las condiciones fuesen complicadas para el perfeccionamiento de los seres, porque así como las fuertes presiones sobre el carbón permiten el diamante de gran calidad, así también habría de lograrse el desarrollo evolutivo. Pero como no es sólo un problema de acceso al conocimiento y la luz, sino también se requiere la exaltación del amor, razón de ser de la creación; el Padre Creador consideró que de variar la forma de promover el avance evolutivo, este expe—rimento habría de efectuarse sobre civilizaciones que recién estuviesen surgiendo, ó sobre una humanidad que aún no exis—tiese.
    Se cita el ejemplo de un alumno de una escuela militar, internado con una disciplina muy rígida, que faltando poco para graduarse, se le cambia de centro de estudios colocándolo en un colegio mixto, que no es internado ni posee la disciplina anterior. Las posibilidades que fracasen son muchas, por ello de variar un régimen de estudio y preparación, habría que acondicionarlo y experimentarlo sobre niños de un jardín de infantes o sobre los que están en proyecto en los vientres maternos.
    Lucifer planteó su disconformidad por la decisión del Padre Creador, de tomar en parte su propuesta original, dejando de lado a sus entrenados para que otros advenedizos ocupen el puesto que él les tenía reservado. Aclaró también por qué él no aceptaba los principios por los que esto se llevaría a cabo.
    Argumentó lo inconsistente de valores como el amor, la fe y la humildad, como que si ellos procedían de un orden dispuesto desde el universo espiritual, y desde un Dios por encima del Padre Creador, esto ya de por sí era cuestionable. Lucifer puso entonces en tela de juicio la existencia de un Dios por encima de su Padre Creador, pero todo ello como excusa para rechazar el plan Cósmico dispuesto por el Creador.
    Siendo un ser del universo Mental, no se le podía exigir fe en algo o alguien de quien no le constaba su existencia, y que restaba autoridad a su propio progenitor. Por ello según él, no estaba en la obligación de respetar dichos principios ni el desarrollo del Plan tal como estaba dispuesto.
    ¿Y sabiendo esto por qué lo permitió el Padre?.... Muy sencillo, porque a través de la oposición de Lucifer, paradóji—camente se llevaría a cabo el propio plan; o sea el Cristo Cósmico se iba a valer de quien queriendo verlo fracasar; iba a complicar las cosas, para que dicha complicación creara las condiciones de su éxito.
    Desde el momento mismo que el Padre Creador visualizó el tipo de humanidad que sería necesario lograr para restituir la dinámica interrumpida, ya ésta empezó a existir. Tendría que ser una que tuviera un amplio margen de libre albedrío, una gran capacidad para amar, una profunda fe y una gran potencialidad psíquica capaz de aperturar puertas entre las dimensiones, y unir desde abajo, aquello que está unido desde arriba: los tres uni—versos.
    Se dispuso que fueran planetas de la categoría "UR", planetas de aura azul de exuberante y diversificada vida predestinados al desarrollo espiritual, los que albergaran las posibles humani—dades candidatas. Serían varias civilizaciones de varios planetas los que estarían sujetos al experimento cósmico, a la espera de que alguno lo lograse. En la vía Láctea y a 33.000 años luz del centro de la Galaxia, se seleccionó uno de ellos en un sistema de una sola estrella. De cada diez planetas con condiciones simi—lares a las anteriormente mencionadas, uno era escogido. Quie—nes tenían a su cargo la selección eran los gobiernos locales de cada galaxia de cada grupo local. En el caso de la Vía Láctea fueron los 24 Ancianos los que dispusieron, qué civilizaciones se encargarían de asistir a su hermana menor, que con el tiempo podría convertirse en su mayor.
    Era claro que después de esto, nadie podría seguir sosteniendo que éramos nosotros el centro del universo, pero sí el centro de una expectativa cósmica, repartida con otros postulantes con similares posibilidades.
    Veía ahora cuán cierto es aquel Salmo que dice: "Porque el hombre fue creado poco menos que un ángel, pero para sentarse al lado de Dios". Algo que señala la importancia dula misión y las posibilidades de la humanidad.
    Los primeros visitantes en venir fueron los de la constelación del Cisne, que aterrizando cerca de la Antártida constituyeron la primera humanidad de origen foráneo; la segunda humanidad también de origen extraterrestre fue la de los Hiperbóreos durante la era secundaria. La tercera humanidad y la primera de origen terrestre fue la Lemuriana, la raza negra con sus múltiples variantes que resultó de la manipulación genética que hicieron los Elohims, que son los Ingenieros Genéticos o Sembradores de Vida. Esta humanidad cuando los 24 Ancianos disponen que ha llegado el momento de que surjan los "hijos del planeta", antes e que pueda ocurrir otro desastre como el que precipitó el tránsito de la era secundaria al terciario, ó que se diese otra complicación como fuera la interferencia del Elohim Gadriel. Esta es la época en que llegan los "Vigilantes y Guardianes", para cuidar del desarrollo semi silvestre de la humanidad, porque él proyecto consideraba que la humanidad evolucionara y se desenvolviera con la menor intervención foránea, esto es a mérito propio.
    Habría pequeños y esporádicos contactos con naves de la confederación, pero la idea era aislar el proyecto que ya había sufrido alteraciones que lo habían puesto fuera de control por parte de los experimentadores. Las múltiples intervenciones posteriores como la civilización sumeria, los egipcios, los he—breos, los mayas, los aztecas, etc. Habrían sido intentos por retomar el control mínimo, pero sin que se pudiese evitar las múltiples variaciones que hacen del hombre, alguien imprede—cible. El destino existe para aquel que no ha desarrollado su voluntad y varía para quien trabaja en dominarse y desarrollar su conciencia.
    La presencia de los vigilantes y guardianes, complicó grave—mente el panorama cuando influenciadas también por la entidad mental ultraterrestre Lucifer, estos seres se ven tentados a mezclarse y asegurar su participación en el proceso del planeta. De la unión e hibridación con seres humanos de la tierra, surgieron los mestizos que vendrían a ser la cuarta humanidad llamándoseles "los atlantes". Todos ellos fueron retirados a una reserva especial en el Océano Atlántico, en un grupo de Islas a donde surgió su civilización que recibió mayor información de la permitida para este planeta, de manos de sus padres cósmicos. La falta de preparación para hacer buen uso de aquellos cono—cimientos y de las energías despertadas, sería la perdición de la civilización atlante, que fue apartada del proceso natural del resto de la humanidad.
    La última etapa del proceso del despertar de la conciencia humana iba a quedar por disposición de los 24 Ancianos, en manos de dos civilizaciones que ayudarían a la tierra. La primera sería la de los Oriones y la otra de la constelación de Tauro, los Pleyadianos. El líder de los Oriones llamado Satán o Satanás un extraterrestre, era simpatizante de Lucifer, quien ya lo había influenciado para que se opusiera al proyecto, y así lo hizo. Cuando no faltaba nada para que tuviesen que trasladarse a nuestro planeta, los Oriones declararon su indisposición. La situación generada se agravó desembocando en una verdadera guerra civil entre los Oriones, que por poco llega a ser interpla—netaria al verse atraídas a la causa de Satán, otras civilizaciones como la de la Osa Mayor. Los rebeldes fueron finalmente reducidos y obligados a cumplir su misión, por lo que fueron enviados a la tierra, siendo su desenvolvimiento en una primera época provechoso; hasta que empezaron a manipular al hombre, colocándose como dioses sobre ellos y utilizando la capacidad que tienen los terrestres para abrir puertas dimensiónales a los bajos astrales, para que estas entidades se alimenten de las energías que el hombre canaliza, sometiéndolos a una esclavitud psíquica. Acostumbrados estos seres a vivir miles de años en otras regiones del espacio, aquí envejecieron prematuramente y murieron, quedando atrapados en una cuarta dimensión desde donde han declarado una guerra psíquica a la humanidad. Y como no pueden reencarnarse en el planeta por la diferencia vibratoria, acechan a los seres que elevan su vibración en busca de la iluminación. Ahora se comprende aquello que dice Pablo en su carta a los Efesios Capítulo 6: "Porque la guerra del hombre no es contra seres de carne y hueso, sino contra altas jerarquías celestiales infernales que tienen mando y autoridad sobre este mundo oscuro y confuso".
    Una vez constituida la fuerza negativa del planeta, fue envia—dos para contrarrestar su efecto, una fuerza compuesta por 32 seres, representantes de diferentes civilizaciones como fuerza interplanetaria de paz que aterrizó en el desierto del Gobi en la Mongolia, fundando allí la mítica Shamballa, la capital del reino de Agharta, del mundo intraterrestre. Desde allí ésta Gran Hermandad Blanca de la Tierra viene asesorando a la humani—dad, ayudándola allí donde la acechanza sea mayor que las propias fuerzas. La primera generación de la hermandad Blanca habría conocido estos seres extraterrestres, la segunda la ha—brían constituido los atlantes sobrevivientes; y la tercera gene—ración vienen conformándola todos aquellos seres humanos que han lavado sus vestiduras a lo largo de los siglos, con su esfuerzo y dedicación en el camino de la luz.
    Como no todos los Oriones se plegaron a la disidencia, los que se mantuvieron leales a la Confederación pudieron establecer una base en Ganímedes, pero al no estar representados en la fuerza interplanetaria, por eso sólo fueron 32 civilizaciones y no “33”.
    La que ocupará el número 33 será precisamente la humanidad de la Tierra. Y esto ocurrió porque los Oriones no podían ser juez y parte a la vez. En estos últimos años y como forma de redención, los Oriones de Ganímedes vienen actuando a través de la Confederación como "Instructores" preparando a los próximos "INSTRUCTORES DEL NUEVO TIEMPO O DE LA NUEVA HUMANIDAD". Esto explica por qué los guías duran—te los primeros años eran tan evasivos con respecto a ciertas informaciones.
    Los de las Pléyades cumplieron su trabajo acompañando al pueblo hebreo en el Horeb, y hasta programando genéticamente el cuerpo de Jesús.
    La misión del hombre iba aclarándose poco a poco, pues en sí consistía en llegar a ser nosotros mismos, seres libres, creadores a través del poder del amor.
    El día que la humanidad supiese los entretelones de su historia, comprendería el destino tan importante que se le ha asignado, y encontraría la posibilidad de cumplirlo.
    Escuché entonces una voz que me llamaba y ello me hizo reaccionar observando mis pasos físicos que me habían condu—cido materialmente a una cueva. Di un paso hacia adelante, y disimulada en el polvo del suelo, una serpiente se enroscó; en ese instante entró corriendo un cuidador egipcio y con una gran piedra la aplastó. Reaccioné entonces saliendo de la caverna a buscar al grupo, que me estaba llamando.
    Durante todo el regreso la visión se repetía incesantemente en mi mente recordándome las palabras del sacerdote. Sabía que aquella esfera contenía la historia, pero no era la historia de la tierra sino la de nuestro universo local, compuesto por Andró—meda y las ocho galaxias satélites, entre las que se encuentra la nuestra; y que esa historia se relacionaba con los distintos proyectos de intervención extraterrestre en nuestro planeta.
    Reunidos en el Cairo, los roces iban aumentando con Carlos, pero el problema no sólo se daba conmigo sino con otras personas.
    Traté de sentir cual sería el siguiente paso entonces para mantener en actividad el grupo, evitando los conflictos, y percibí que debíamos ir a Menfis y Sakkara. A unos treinta kilómetros al suroeste de El Cairo, en la orilla occidental del Nilo, en una zona en que el valle comienza a ensancharse para luego dar paso a la vasta expansión del delta, existió en otro tiempo la ciudad de Menfis, hoy reducida a unos pocos escombros repartidos en Colinas artificiales dispersas en un radio de veinte kilómetros, que nos indican su antigua ubicación. El motivo de que no haya quedado casi nada de las antiguas ciudades, es fundamental—mente porque se encontraban en las áreas cultivadas del valle, y porque la mayoría de edificios eran confeccionados con adobes, moldeados en barro y secados al sol.
    Queriendo aprovechar mejor los terrenos de cultivo y para evitar las inundaciones elevando el terreno de habitación, los egipcios de la época de los faraones construían en sentido vertical, reedificando sobre el mismo lugar una y otra vez. De las antiguas ciudades sólo llega a quedar a veces, las construcciones de piedra no desmantelada, que en Egipto eran usualmente los templos. Y esto explica el que se conozca más sobre estos lugares de culto.
    Menfis la ciudad fundada según la tradición a comienzos del tercer milenio antes de Cristo y que permaneció activa durante casi 4.000 años, se encuentra muy cerca del más antiguo com—plejo funerario que se conserva que es el del Rey Zoser, fundador de la III dinastía.
    Tras una breve caminata por el desierto, se llega a una larga muralla construida con bloques calcáreos orientada de norte—sur con paredes formadas por salientes y entrantes de plata rectan—gular, con pequeños intercalados de apariencia y estilo muy moderno. Se trata de la muralla oriental del gran recinto rectan—gular en cuyo centro domina la pirámide escalonada. A lo largo de todo el recorrido del muro, se encuentran a cada paso unas puertas falsas y solo una es la que permite el ingreso.
    En el lugar existe gran cantidad de edificios simulados, con puertas que no llevan a ninguna parte y que, según los arqueó—logos, tendrían éstas un significado simbólico; pero para noso—tros era como una invitación a ingresar en otro nivel vibratorio, con otro cuerpo, quizás con uno de nuestros vehículos sutiles como el astral o el mental.
    De estas puertas bien podrían haberse servido personas no vivas o sea entidades desencarnadas, o quienes dominaran las puertas dimensiónales.
    Desde Sakkara pudimos observar muy a la distancia las pirámides de Dashur, construidas según los historiadores por el faraón Snefrú. La visión de aquellos monumentos produjo en algunos de nosotros emociones indescriptibles, pero aquel sen—timiento se vería frustrado al saber que estas construcciones que son casi tan grandes como la de Gizeh, no pueden ser visitadas por encontrarse en zona militar, prohibida al público. Y es que en Egipto no hay tres pirámides sino como dijimos antes muchísi—mas.
    En Sakkara caminamos por los alrededores de la pirámide escalonada de Zoser, construida por el célebre arquitecto y sacerdote Inmotep. Pero fue en el interior de una pirámide derruida de la V dinastía, bajando por una estrecha galería que descendía unos veinte metros en la tumba del Rey Urnas, que vivimos colectivamente una hermosa experiencia. Llegando en compañía del guardián siguiendo los pasadizos laterales hasta la cámara del Rey donde nos encontramos con los "Textos de las Pirámides" en donde arqueólogos italianos habían traducido lo que el muerto debía repetir, esto es, las vicisitudes de Orión convirtiéndose en estrella del firmamento. Según el texto decía:
    "¡Así pues, este Grande ha caído sobre su lado! ¡Ha sido abatido! ¡Aquel que está en Nedit! ¡Tu brazo ha sido tomado por Ra, tu cabeza ha sido levantada por las dos Eneadas. He aquí, que él ha venido como Orión; He aquí que Osiris ha venido como Orión, el señor del Vino a la fiesta wag!"
    "Hermoso" dijo su madre. "Heredero" dijo su padre. Conce—bido por el cielo, parido por el crepúsculo. Te ha concebido el cielo con Orión. Te ha parido el crepúsculo con Orión.
    "Vive quien vive, según aquello que han mandado los Dioses, y tú vivirás. Tú saldrás con Orión por el oriente del Cielo, tú te pondrás, descenderás con Orión por el Occidente del Cielo."
    "Vuestra tercera es Sothis, de las moradas puras; ella será vuestra guía por los hermosos caminos que hay en el cielo, en el campo de juncos."
    Teníamos delante de nosotros un texto en jeroglíficos que men—cionaba la caída de los disidentes de Orión, tal como lo referían en las comunicaciones los guías, y revelaba la íntima relación entre el inicio de la cultura egipcia con la llegada de extrate—rrestres a nuestro mundo.
    A partir de la V dinastía precisamente se introduce el título de "Hijo de Ra", que quedará para siempre formando parte esencial del nombre del faraón. Ra es el Dios del Sol, el Dios de Hefópolis, importantísimo centro religioso situado en la orilla derecha del Nilo, un poco al norte de Menfis. "Hijo de Ra", significa no sólo identificar la figura del soberano con la de un Dios, sino más bien situarla en una estrechísima relación de dependencia con el mismo, como la de un hijo con su padre.
    Nos sentamos sobre el sarcófago de piedra, tocando con las manos los jeroglíficos de las paredes, en ese momento de luz inexplicablemente se apagó quedándonos completamente a oscuras, cosa que hizo que el guardián saliese huyendo del lugar. Nosotros estuvimos allí por espacio de veinte minutos mantralizando la palabra "Rama", pudiendo visualizar como si el techo desapareciese y se abriera el firmamento lleno de estrellas, sintiéndonos transportados al cosmos. Al cabo del tiempo transcurrido, volvió la luz y salimos de la tumba agra—deciéndole al guardia, quien lucía molesto y nervioso.
    El viaje por Egipto nos llevó también hacia el Sinaí, lugar al que llegamos después de un largo recorrido por desérticos paisajes, carreteras al lado de arenales ardientes que muestran aún las huellas de pasadas guerras.
    El autobús llegó de mañana a Santa Catalina en el Sinaí, al pié de la Montaña de Moisés, que es el nombre con que suele llamarse al Horeb. Aquí el grupo cansado después de aquel largo y agotador viaje, se dividió entre quienes querían y podían alojarse en el hotel del lugar, ó en el mismo monasterio, sin que hubiese mucho de dónde escoger. El monasterio era muy eco—nómico y bastante austero, pero ofrecía todo el encanto y la magia de los tiempos medioevales; además de ser un centro espiritual en las faldas de la montaña que ostentaba un gran historial.
    Cinco personas prefirieron quedarse en el hotel y ofrecieron generosamente que nos quedásemos los demás, pues ellos cu—brirían los gastos; pero los tres restantes nos decidimos por el monasterio. Rodolfo, Julio y yo nos encaminamos hacia aquella construcción cuyo diseño era más propio de un castillo y forta—leza, que de un santuario espiritual, distante unos dos kilómetros del hotel.
    Como era temprano y aún estaba fresco el día, después de recorrer el monasterio y dejar nuestros equipajes en las habita—ciones colectivas para visitantes, decidimos subirla montaña por el camino de los monjes, que es el más corto y empinado, y que requiere una buena preparación física. La subida la constituían gradas de piedra trabajadas con sencillez que aprovechaban pequeñas cañadas que se abrían por las laderas de la montaña.
    Aquella mañana estaba frío el ambiente, elevándose la tem—peratura en la medida en que el sol despuntaba por entre las crestas de los cerros.
    En el ascenso a la montaña, considerada sagrada por tres de las religiones más importantes de la tierra: Judía, cristiana y Mahometana, decidimos vivir intensamente dicha experiencia, por lo cual nos descalzamos para subir como lo hiciera Moisés a pedido de la voz de la Zarza. Las Zarzas abundan en la montaña, pero a pesar de la vegetación aislada, se le ve como una mole de granito desnuda e impresionante desde todo punto de vista.
    Después de casi dos horas de caminata, llegamos a una meseta en la parte superior, donde había cabañas de piedra pertenecien—tes a los monjes, que hasta allí llegan en el peregrinaje de Semana Santa retirándose a meditar. También había en el lugar, como un pequeño oasis con árboles, entre ellos algún olivo y encontramos un pozo con agua fría excavado en la roca viva. Este hallazgo fue para nosotros un verdadero milagro y bendición de Dios, pues nos bañamos con las cubetas que extraíamos del profundo hoyo. A continuación meditamos agradecidos por haber podido con—trarrestar el sudor que habíamos arrastrado hasta allí.
    Una vez repuestos en el oasis, seguimos el ascenso pues quedaba una parte más alta donde se elevaba un pico rocoso. Hasta allí parecía curiosa la similitud del paisaje y el tipo de montaña con Marcahuasi en el Perú.
    Durante la subida final, nos impresionó encontrar pequeños puestos de venta a cargo de comerciantes árabes, que vendían a los turistas que venían por el otro camino todo tipo de refrescos y alimentos, lo cual resultaba irreverente por la importancia del lugar. Cuando llegamos a la cumbre el panorama que desde allí se observaba era sobrecogedor, pues se contemplaba todo el macizo rocoso del Sinaí. En ese lugar había una capillita medieval cerrada al público, por razones obvias, a escasos metros se acumulaban montes de basura de los excursionistas in—conscientes.
    El grupo ya registraba el cansancio propio del esfuerzo, por lo que nos tendimos a descansar allí aprovechando de una eventual brisa que mitigaba el intenso calor. Aún me encontraba jadeando cuando escucho la voz de las hermanas del grupo que se habían instalado en el hotel, lo cual me pareció imposible. Me paré y acercándome al abismo por donde venía el estrecho camino, y a los pocos metros las vi llegar muy tranquilas y frescas lo cual me resultó difícil de aceptar comparando con mi estado calamitoso; pero las felicité por reunirse con nosotros, diciéndoles: ¡Mucha—chas las felicito! ¡Que estado físico! caramba, esta es una gran lección que nos dan las mujeres. Ni siquiera se les ve agitadas.
    ¡Aquí estamos! dijo Yoli muy contenta de haber llegado hasta allí, acompañada de Clarita y Celia.
    Felizmente los camellos nos trajeron hasta aquí. Nosotras sólo hicimos el tramo final, estos últimos cincuenta metros aclaró Celia—.
    ¡¿Qué?! ¿Vinieron en camellos?... y yo que creía que ustedes habían caminado hasta aquí. ¡Olvídense de lo que les dije! Obviamente ustedes han sido mucho más prácticas que nosotros. Agité la cabeza y me alejé riendo.
    Al cabo de un rato bajamos del pico hacia el oasis, allí meditamos todos juntos y luego decidimos descender de la montaña para volver más tarde, mejor abrigados y dispuestos, porque durante la tarde la temperatura desciende bruscamente.
    A pesar de que le advertimos sobre los posibles peligros, no pudimos evitar que Clara se volviera sola a la montaña; al rato Rodolfo salió a buscarla porque estaba oscureciendo. Julio y yo decidimos dormir algo aquella noche manteniendo el ayuno que habíamos resuelto llevar durante nuestra estancia en el lugar, por lo que nos fuimos a acostar. Fue difícil resistir a la invitación de un monje ortodoxo, que risueño nos llamaba a compartir la mesa con todos los monjes y visitantes. Agradecimos la gentileza disculpándonos y marchando a la ducha, la cual tuvimos que improvisar por cuanto no existía, pudiendo agenciarnos una pequeña taza, extrayendo el agua de un caño dentro de un baño con silos llenos de arañas y con ventanas rotas. Fue realmente una odisea bañarse allí pero lo logramos, dirigiéndonos después al cuarto colectivo, donde se apilaban los camarotes de metal. Julio se colocó debajo, mientras que yo escalaba hasta el camastro superior, quedando dormidos de inmediato. Habíamos fijado las dos de la madrugada para levantarnos durmiendo desde las 9 PM. Y a la hora indicada sonó el reloj despertador de Julio, levantándonos prestos a ascender nuevamente el Horeb.
    Con un cielo lleno de estrellas, en una visión sobrenatural del cosmos y de la montaña, subimos aprovechando de los frescos del ambiente. Tomamos en esta oportunidad el camino largo, por donde habían subido las hermanas con los camellos en la mañana. Fue una sensación extraña abandonar el monasterio durante la noche. Las atalayas daban una ambientación irreal en contraste con el cielo. Afuera, los camellos dormían sentados sobre sus patas contraídas.
    Demoramos unas dos horas y media en llegar al pequeño oasis de la montaña, donde hallamos a Rodolfo quien no había podido encontrar a Clara. Aprovechando el lugar nos pusimos a meditar hasta la salida del sol, vivenciándose algo inolvidable. Los colores adquirían en el espacio una diversidad pocas veces visto, y las montañas se iban encendiendo como hogueras o como si fueran todas ellas de oro. De pronto la luz nos bañó sintiendo con los ojos entreabiertos, la presencia de alguien mas aparte de nosotros. En un momento fue como si estuviese delante nuestro, cosa que físicamente no fue así. Detrás de nosotros también se iluminó destacándose una curiosa piedra triangular de gran tamaño, que hizo recordar a Rodolfo una comunicación que su esposa Isabel había tenido hacía poco, en la que hablaba de tres personas en lo alto de una montaña y un triángulo.
    Al cabo de unas horas, bajamos del Horeb llenos de una fuerza interior que nos rebasaba, y nos reunimos con el resto del grupo que recién se despertaba. Llegando encontramos a Clara que había estado meditando sola durante toda la noche y que acababa de retornar de las faldas de la montaña.
    El grupo decidió, por el cansancio de algunos, volver ese mismo día al Cairo y así lo hicimos tomando el autobús que nos llevó por el desierto de regreso. Fueron largas horas de insopor—table calor, y haciendo varias paradas en el camino, la mayoría de ellas innecesarias, y con la única finalidad de que, los turistas consumiesen en los restaurantes.
    En el Cairo preparamos todas nuestras cosas para partir con rumbo a España, y aunque tuvimos problemas de postergación del vuelo, la compañía aérea nos pagó a todos una noche en el hotel de cinco estrellas Movinpick de Heliópolis, que nos hizo volver de la aventura, preparándonos para no sufrir los grandes contrastes en nuestro regreso. En el aeropuerto nos enteramos de la muerte del Ayatolah Komeinin lo cual nos sorprendió; luego en Barcelona me enteraría también de la muerte del líder de la religión de los Siks y de la matanza de más de dos mil jóvenes universitarios en la plaza de Tiananmen, Beijing en China luchando por las reformas democráticas. Vi entonces que se venía cumpliendo el mensaje de febrero sobre los aconteci—mientos graves que habrían de acontecer durante el año de 1989, que conmocionarían para provocar una reacción de cambio positivo.
    Se acercaba una transformación para bien de la humanidad y debíamos contribuir con ella, manteniendo una actitud mental positiva.

    CAPITULO XV
    AGOSTO EN COLOMBIA

    El año de 1989 aún depararía muchos viajes a diversos países, uno de los cuales congregó a gente de diversos lugares en la laguna de Tota en Boyacá a unas ocho horas en bus de Bogotá, la capital de Colombia.
    Se había preparado con bastante anticipación un encuentro nacional de todo Rama Colombia, para los días 18, 19, 20 y 21 de Agostó; y abierto para los grupos de cualquier otro país que deseara compartir y participar.
    Para evitar una asistencia masiva que dificultara la operativi—dad y pudiese distorsionar la seriedad y el objetivo de la salida, que era el dialogar la misión y pedir a los hermanos mayores el apoyo al trabajo emprendido, se limitó la asistencia para que sólo participaran delegados y coordinadores de grupos, así como aquellas personas más constantes y comprometidas con el tra—bajo espiritual y de contacto.
    Los guías habían ofrecido su apoyo a la salida a través de los mensajes, lo cual se cumplió a pesar de que faltando poco para la realización del encuentro, se tuvo que cambiar el lugar programado y escogido de antemano como era San Agustín célebre por sus túmulos funerarios y esculturas pétreas, trasla—dándose la actividad a la Laguna de Tota.
    A pesar de los titánicos esfuerzos en la organización, la llegada al lugar fue un verdadero caos, pues quienes conocían el sitio preciso se habían marchado antes, adelantándose al bus que llevaba a la mayoría. Pasarían largas horas para que producto de la intuición de más de uno, se llegase al lugar sin otros contra—tiempos. Instalados en el sitio, a orillas de la laguna se congre—garon setenta y cinco personas participantes para trabajar ana—lizando el proceso de la misión, para poder interpretar la etapa actual y ello participarlo de retomo a los grupos. Debíamos precisar nuestras metas y objetivos una vez más, para saber cuánto nos faltaba y poder priorizar las necesidades urgentes, disponiendo las estrategias del trabajo futuro.
    Hubo gran armonía después de que se limaron algunas aspe—rezas que venían arrastrándose entre algunas personas de los grupos, pudiéndose imponer la hermandad y solidaridad para con la tarea a realizarse. El ambiente también fue especial, describiéndose alrededor de la luna un gran cerco. Fueron así aumentando los diálogos constructivos, que nos permitieron entrar en calor a pesar del frío extremo en aquella laguna de la coordillera de los Andes. Hasta pudimos meditar, que es mucho decir cuando existe frío glacial, lo cual nos hizo ver que habían energías muy positivas en el ambiente.
    El día 19 muy temprano por la mañana, nos levantamos para hacer la gimnasia psicofísica y bañarnos luego en unas duchas exageradamente frías, que hay instaladas en unas excelentes estructuras sanitarias para el turismo.
    Pudimos incluso instalarnos algunas horas del día, sobre todo cuando arreciaba el viento frío, en una cabaña donde todos entramos bastante apretados pero calientitos. Allí se hicieron toda clase de prácticas, algunas de las cuales dirigió brillante—mente nuestro amigo y hermano Justo Tapiador de Rama Espa—ña; y se alternaron conversaciones muy edificantes sobre temas diversos. De cuando en cuando salíamos a caminar y relajarnos.
    Fue curioso contemplar al mediodía la aparición en el cielo del sol con un cerco similar al de la luna. Fue en ese momento que por intermedio de alguien que llegó atrasado, nos enteramos de la muerte del importante líder político y candidato a la presiden—cia de la República Dr. Luis Carlos Galan Sarmiento, quien fue asesinado por sicarios del narcotráfico. De inmediato hicimos una cadena por la paz de Colombia, tomándonos de las manos y visualizando en nuestras mentes como si todo el país fuese envuelto por las alas de una gran paloma blanca que descendía del cielo, irradiando paz a todo el territorio, conscientes de que como uno "crea lo que cree", aquel trabajo tendría que producir muy pronto sus beneficios.
    Sobre las 3.00 PM, ocurrió otro hecho extraño, la aparición en el cielo de dos soles perfectamente visibles, sin poder distin—guirse cuál era el verdadero. Cuando se dio aquello el cielo se iluminó con una gran intensidad, quedando todo alrededor nuestro como envuelto por un arco iris de colores. Hasta aquí parecía confabularse el ambiente para ir creando las condiciones para que se diese una gran experiencia, que habría de justificar los inconvenientes del lugar y el clima.
    En los momentos de descanso uno podía distraerse obser—vando el paisaje compuesto de montañas cubiertas de verdor, con bosques frondosos. La orilla del lago cubierta de arena blanquísima invitaba a pesar del frío, a acercarse y caminar sobre el agua, y dejarse arrullar por el constante romper de las pequeñas olas que creaba el impetuoso viento. Por donde uno mirara la naturaleza le permitía a uno descansar la vista y comulgar de la armonía de la creación.
    La segunda noche nos encontró mejor armonizados y con mayores deseos de trabajar en descubrir cada uno, su parte en el plan; entendiendo que sólo la sencillez y lo espontáneo nos puede conducir en este momento a una opción auténtica espiri—tual, basada en una vivencia práctica del amor humano. Hicimos una revisión de nuestro avance hasta aquel momento y de cuánto se nos había dificultado practicar lo que se nos enseño desde el principio. Sabíamos ahora, mejor que nunca que debíamos trabajar cada uno con nuestro "ego", con nuestra personalidad y carácter; pues perfeccionándolos y sabiéndolos dominar y utili—zar, pueden ayudarnos a liberar nuestro espíritu. La idea sería actuar a conciencia, desarrollando eficientemente el papel ac—tual, que es la propia vida; sin perder la perspectiva de que somos actores buscando perfeccionar sus cualidades. Rama como lla—mado al cambio, nos había hecho despertar y reaccionar de un largo sueño, y ahora dependería de nosotros asumir el levantar—nos y caminar despiertos, no sonámbulos. Y para trabajar no debíamos tener temor de romper esquemas; de quedarnos de pronto desnudos de toda forma o estructura, porque en la dinámica del cambio, todas las formas son experimentables para conseguir la "forma sin forma, la inspiración mística de la conexión permanente; de la luz presente que se manifiesta de maneras tan diferentes y en circunstancias inesperadas.
    La noche del segundo día nos permitió ver el cielo despejado con la Luna nuevamente con un halo muy bello, resultando extraño ver cómo se repetían aquellos fenómenos atmosféricos, tanto de día como de noche. En esa oportunidad hubo quienes informaron haber visto en la lejanía, algo que podía ser una nave, pero ello no tenía mucha importancia por cuanto los visitantes tenían dispuesto acercarse, lo harían. Reunidos en la cabaña se recibieron alrededor de diez mensajes de forma simultánea, captados por diez de los setenta y cinco que éramos, y aquel ambiente propicio se alcanzó gracias a que Justo dirigió una excelente relajación colectiva; los mensajes hablaban de expe—riencias Xendra a partir de las 3.00 de la madrugada del día domingo, así como una recepción colectiva de cristales de cesio, como reconocimiento a la disposición de mayores compromisos. Para la experiencia Xendra sólo trece personas habrían de ser escogidas para vivirla, por lo que habría que hacerse una selec—ción cuidadosa de quienes estuvieran preparados y que con su vivencia pudiesen enriquecer al grupo.
    En los mensajes recibidos en Tota también podía leerse la siguiente recomendación: ... el viaje a (Paititi) será a partir del 15 de noviembre, no pudiendo extenderse más allá del 2 de diciembre. Serán siete personas de todo Rama Perú cuya lealtad, convicción, fe y valor hayan sido probados antes.
    (Oxalc.)
    Este extracto nos daba pautas precisas que habrían de ser tomadas en cuenta para el mayor éxito del viaje a fin de año a Paititi.
    Al término de la lectura de las comunicaciones salimos de la barraca en dirección de las tiendas de campaña, para darme tiempo a confeccionar la lista y descansar, así el grupo seleccionado por mí, podría estar en condiciones de despertarse a las 3.00 AM. Terminé y la dicté, había en ella once Colombianos, una brasilera y un Español. Y allí algo nos hizo mirar al cielo y observamos que en tomo a la luna había dos grandes nubes en forma de palomas, claramente definidas, que se tocaban el pico y en donde se destacaba como una ramita de olivo (simbólica—mente sugiriendo la paz y la esperanza). La luna permanecía por encima de la cabeza de ambas palomas y entre las alas, con un arco iris circular a su alrededor que sorprendentemente adquirió los colores de la bandera de Colombia.
    En aquel instante la emoción fue tan grande en algunos, que rompieron en sollozos, y otros en aplausos o vivas de admira—ción' luego las palomas se convirtieron en una gran águila en cuyas patas quedó la luna envuelta en el arco iris, prestándose esto a muchas interpretaciones. El fenómeno celeste habría durado unos diez minutos.
    A las 3.00 de la mañana, todos los seleccionados se hallaban levantados así como uno que otro que no podía dormir por el frío, el cansancio, el duro suelo o la ansiedad. Llevé a las trece personas requeridas, acompañadas de unos cuatro testigos volun—tarios, al lugar que había visualizado en mis meditaciones que sería el lugar donde se concentraría la energía del Xendra Gimbra (puerta dimensional de características mas sutiles que otros más intensos). En el lugar se podía apreciar una clara concentración de energía, por lo que hice conformar pequeños subgrupos para ingresar en la nubosidad azulina que se había formado. Una vez dentro hacían una pequeña concentración y cada cual vivía su propia experiencia, durando la permanencia dentro de la luz unos quince minutos. El lugar donde se hallaba el Xendra era una curva del camino en un declive de altos pinos y desde donde se tenía una visión panorámica de la laguna.
    Durante esta experiencia hubo un avistamiento de una nave que salió de ésta y fue observada por todos aquellos que estaban despiertos a esa hora. El objeto era muy luminoso y se mantuvo largo rato sobre el lago hasta que pasó sobre todos nosotros a gran altura. Después los relatos coincidían con respecto al tamaño que tenía, las luces diversas que mostraba y los destellos que lanzaba sobre toda la zona, pasando de un mantenerse estático a ligeros bamboleos antes de marcharse.
    Pedí a las personas que habían ingresado en el Xendra que se tomaran de las manos, por cuanto la experiencia podía ser tanto mas sutil o no, dependiendo del grado de concentración. Según la impresión general, tanto de los que quedaron afuera como de los que estaban dentro fue que sus cuerpos se iban iluminando. Diego Betancourt de Rama Nueva York aprovechó para sentarse dentro de la luz, siguiéndole en la intención los que lo acom—pañaban, adoptando todos, la actitud de meditación e instantá—neamente percibieron cómo sobre sus cabezas descendía un chorro de energía envolviéndolos. Las sensaciones crecían, mucho calor en la nuca y el pecho, notando como poco a poco sus cuerpos se hacían más livianos hasta sentir la sensación de ingravidez. Algunos como Justo Tapiador de España, sintieron que los sacaban del cuerpo; su experiencia fue verse transpor—tado astralmente de manera consciente a través de un túnel de luz blanca, al final del cual se veía todo de un color violeta. Al salir del túnel se encontró en una sala redonda ó más bien ovalada, donde podían verse varias pantallas y una especie de mandos o controles en unos paneles que emitían luz desde su interior. En una entrada de la sala, vió a tres seres que le sonreían con cariño. Eran dos varones y una mujer de ojos rasgados y profundos con un brillo especial. La piel parecía extremadamente delicada, y sus pómulos eran bastante pronunciados. Vestían una especia de mono ajustado de color azulado con una especie de brazaletes en la cintura, muñecas y tobillos.
    El pelo era blanco platino, muy fino y largo, que les caía sobre los hombros. Justo nos contó que en su emoción no atinó a preguntarles nada, sino que esperó observándoles. Allí se per—cató de la existencia de un centro de control, que llegaba hasta el techo. En aquel lugar vio aparecer otro ser mucho más delgado que los anteriores, con una pigmentación rosa anaranjada, ojos almendros, sin pelo y con un cráneo voluminoso. Los brazos eran más largos de lo normal en un ser humano, y nada más al entrar le saludó sonriéndole.
    Después no supo cómo, se veía caminando en el exterior viendo por encima suyo cúpulas de cristal comunicándose entre sí mediante pasarelas.
    Se sentía allí en un gran cañón donde abundaban la vegetación y recordaba que para llegar allí tuvo que pasar por túneles, pasadizos y subterráneos, viendo ahora una luz que todo lo inundaba y que sabía que no era de fuente natural.
    Miró hacia arriba buscando el cielo y en el medio de una oscuridad total, observó el desplazamiento de naves diversas, una de ellas parecía un gran boomerang y de gran tamaño, otra más bien era pequeña. Justo percibía en todo momento la cercanía de alguien que lo acompañaba, quizás un guía; a la vez sentía la lejanía de los demás con quienes había ingresado al Xendra.
    El no recordaría bien pero sabía que aquel acompañante le había estado hablando en todo momento, revelándole muchas cosa sobre el universo, que él conscientemente no podía evocar. Al momento de volver por el umbral, Justo ya no se sentiría el mismo, ni lo sería a los ojos de todos cuantos lo conocían. Algo en él había cambiado positivamente de manera irreversible.
    Los rostros de los que vivieron el Xendra durante la noche, amanecieron radiantes y quemados como por el sol. Los comen—tarios abundaban repitiéndose los relatos una y otra vez, acapa—rando gran parte de la atención. Durante el día se realizarían diversos trabajos y prácticas, combinándolos con comentarios entre todos y con pequeños grupos de forma separada, para así conocer la realidad de cada lugar, sus problemas y necesidades. Dirigimos la preparación hacia la recepción que se produciría por la noche. A las 8.00 PM, la gran mayoría de los que intregabámos el campamento se dirigió hacia un bosquecillo, a unos 400 metros donde nos situamos en un pequeño claro que había en su interior. Separados los asistentes en grupos de doce personas, se efectuó la recepción mientras procurábamos, man—tener la armonía. Observamos entonces que en el cielo hasta ese momento nuboso, se había formado un circulo despejado y lleno de estrellas. Todos percibimos un brillo especial y un gran calor, multiplicándose las recepciones que fueron dándose a diversos niveles de captación.
    La despedida de la salida fue muy emotiva, y el largo viaje en el autobús nos permitió escuchar al detalle otras experiencias vivenciadas en el Xendra.
    Diego, muy conmovido nos contó que ni bien se relajó se vio transportado a las pirámides y a la Esfinge de Gizeh, sintiendo que se introducía en los edificios, precisamente en lo que sería la pirámide de Kefrén. Allí alguien le colocaba un collar compuesto por unas esferas cristalinas quedándose inicialmente sobre su frente con un intenso color violeta; luego este collar fue descendiendo de la cabeza al cuello, como un símbolo de apoyo y ayuda para realizar su misión. Inmediatamente le siguió la visión como de una corona de laurel, quizás alguna reminis—cencia de una vida anterior o el. símbolo de algún logro conse—guido.
    Diego también se vió transportado a una ciudad de cristales en lo profundo de un cañón y desde allí caminó por unos pasadizos transparentes. Una puerta se abrió y le mostraron, en el interior iluminado de una habitación, el libro de las Vestiduras Blancas.
    Isabel Cepeda, una joven Brasileña que venia de Honduras donde se encuentra radicada, nos contó que ella sintió una sensación muy clara de que se iba a salir del cuerpo. La interrupción por parte de un hermano en el grupo, le hizo perder la concentración. Lo que siguió a continuación para ella, fueron imágenes a gran velocidad que se superponían. Cuando todo terminó, ella se encontraba confundida, hasta que en su medi—tación solar de la mañana, pudo ordenar las imágenes y percibir los detalles de su experiencia. Se sintió transportada hacia una especie de observatorio o cúpula que tenía como un telescopio; luego percibió como que estaba debajo de una nave y que ésta empezaba a abrirse, y ella entraba por su base. Desde dentro veía una ventana en forma de rombo.
    Isabel, sintió muy fuerte la presencia a sus espaldas de dos seres, pero ella no se atrevió a voltearse, ni abrir los ojos para mirar. A continuación empezaron a aflorar en su mente, cantidad de respuestas a preguntas internas. También visualizó ella, muchos números que relacionó con claves que debía compartir con su esposo Rodolfo, quien había estado en el viaje a Egipto.
    Aura Stella Balén, de Colombia, se vio al igual que Isabel Cepeda transportada hacia el universo sintiéndose como una hoja de papel, liviana de peso, y de pronto delante de ella apareció una nave que se le acercaba a gran velocidad. Allí perdió la conciencia, al igual que varios hermanos recordarían parte de sus experiencias en la meditación solar, que se realizaba en voz baja en la mañana y a la puesta del sol y con el propio nombre cósmico.
    Aura Stella manifestó haber estado con tres seres como lo relataron los otros hermanos y haber sido llevada a las pirámides en Egipto, y al igual que Diego su principal experiencia fue en la de Gizeh, también sintió a sus espaldas a dos seres muy altos, ella percibía una estatura de unos 3.00 metros, vestidos en un mono azul brillante y le relataban que la fecha de su nacimiento y la semana en que se realizaba el evento, tenían que ver con unas claves que anteriormente le fueron dadas en meditaciones y sueños. Igualmente fueron importantes las experiencias de Aracelly Castaño, Nubia Muriel, Elizabeth Rubio, Jorge Tula de Neiva y otros que, por razones de espacio no podría detallar aquí.
    Aquel trabajo realizado en la playa Blanca de Tota no tardó en su efecto. Ciertamente la cadena por la paz de Colombia habría influido de alguna manera cuando se inició la "Guerra de la Coca", algo duro y terrible pero necesario. Fue la primera vez que un presidente colombiano se atrevía a enfrentar a los jerarcas del vicio, declarándoles la guerra frontal. Era un enfrentamiento al gobierno interno negativo por cuanto el narcotráfico somete la voluntad de hombre, doblegándolo. Sabemos que no somos los únicos que estamos trabajando por la paz del planeta, antes bien cada día hay más grupos, religiones y agrupaciones diversas que se hallan comprometidas solidariamente; y su misma unidad esta promoviendo los cambios y las reacciones más recientes.
    Cinco meses después de 1990, el M—19 que era uno de los grupos guerrilleros más fuertes de Colombia deponía las armas, y los dos carteles del narcotráfico, el de Medellín y el de Cali reconocían la victoria del ejército, pidiendo la suspensión de las extradiciones como garantía para su rendición y ser juzgados en su propio país.

    CAPITULO XVI
    EL OVNI DE VORONEZH

    La llegada del cartero interrumpió la tranquilidad de aquella fría tarde de septiembre en Lima. Una carta oficial venía transpor—tando en su interior una invitación; la enviaban desde Alemania, solicitándome para que asistiera a un congreso internacional que se desarrollaría en octubre en la ciudad de Frankfurt, importante centro financiero a orillas del Main. Coincidentemente "Diálogo con el Universo", que así se llamaba el certamen, había sido organizado en fechas cercanas a otro similar en el Vendrell, Barcelona (España), cuyos promotores estaban igualmente in—teresados en que asegurara mi participación. Preparé mi viaje a Europa procurando enlazar una actividad con la otra; y todo se dio de forma tan exacta, que la primera impresión fue que todo venía dispuesto de lo alto, a través de aquellos conocidos hilos invisibles que nos van guiando hacia la realización y al conoci—miento del "Plan Cósmico".
    Estaba en Barcelona cuando me enteré de la noticia de un Ovni que había aterrizado en Rusia. La información cubría las primeras planas de todos los periódicos y revistas, hasta de aquellos más frívolos.
    Según la agencia TASS, la agencia informativa oficial Sovié—tica, caracterizada más por ocultar información que por darla a conocer, el 27 de septiembre de aquel año de 1989, a las 18.30 horas, un grupo de niños que jugueteaban en un parque público de Voronezh, ciudad situada a 650 kilómetros al sur de Moscú, vieron acercarse una luz por encima de los árboles, que crecía con un parecido a un globo rojizo; y que después de trazar varios círculos concéntricos sobre el lugar, desapareció para volver a aparecer luego.
    Tenía forma de un melón alargado de unos 15 metros de largo, 4 de ancho y 7 de altura. Se detuvo y luego descendió abriéndose como una escotilla de la parte inferior, por la que apareció un ser de unos tres metros de alto, con cabeza pequeña, tres ojos luminosos, uno de los cuales, el central, giraba como un radar. La nariz lucía como un orificio.
    La nave aterrizada mostraba unas patas de aterrizaje tipo módulo de comando de despegue vertical, como aquellas que bajaron en la luna. De lo que sería la cápsula, y por donde apareciera el primer ser, salieron otros dos acompañantes de un pequeño robot, bajando a tierra por una especia de rampa que salió de debajo del aparato. Las cabezas pequeñas y ovaladas de los supuestos extraterrestres eran en contraste de tamaño como la de nuestros astronautas cuando se les observa sin casco, en relación a sus trajes espaciales anchos.
    Estos seres habrían dejado una piedra roja en el suelo como una especie de cristal, a manera de tarjeta de presentación, que según las primeras informaciones (y las más confiables) de los científicos del Instituto Geofísico que la estudiaron, habrían comprobado su procedencia desconocida y su composición extraña. Al igual se hallaron las huellas de las patas de aterrizaje posadas en el terreno del parque, con una fuerte concentración de radiación y un gran circulo de 20 metros de diámetro de suelo quemado.
    Con toda esta información quedé sorprendido como pienso ocurrió con el mundo entero, no sólo por proceder de la Unión Soviética, sino por producirse en el momento en que llegó; el mes de octubre. Además era un buen despertador de conciencias dormidas. La coincidencia era oportuna para tratar el tema en los Congresos, pues hacía muy poco tiempo que el "Glasnot" (Política de transparencia informativa de la Perestroika), estaba enfrentando organismos dentro de la gran burocracia soviética; y algunos de ellos, queriendo asumir el rol de modernistas y abanderados de las reformas, aprovecharon para liberar infor—mación concerniente a la presencia extraterrestre en su territorio.
    Cuanta no sería mi alegría y asombro cuando me enteré que los testigos habían sido un grupo de niños pertenecientes a la escuela secundaria ¡Número 33 de Voronezh!. Curiosamente la clave volvía a repetirse, y ahora frente a un acontecimiento que conmocionó a la opinión pública. A los pocos días otra noticia en los periódicos informaba la vigencia de la clave; esta vez resultaba ser el reconocimiento que hacía Hungría de su inde—pendencia del socialismo y del comunismo, decisión nacional que se tomaba a los 33 años de la sublevación contra las fuerzas de ocupación soviética en el año de 1956
    Desde que se dio el suceso de Voronezh hasta que se hizo público mediante la prensa internacional, había pasado tiempo suficiente como para que se hiciera una investigación exhaustiva a cargo de respetables científicos y periodistas. La evaluación de los testigos hecha por separado, permitió verificar que todos suministraban la misma versión sin contradecirse a pesar de su corta edad. Entre los detalles curiosos que ellos relataron, estaba que aparentemente el objeto luminoso poseía un escudo o emblema debajo, en lo que sería la base; dicho emblema lucía como una letra hache y una cruz en su centro. Este símbolo llevó a muchos investigadores a dudar de la autenticidad de la expe—riencia, por estar este mismo signo, vinculado al caso "UMMI—TA" ampliamente estudiado por importantes investigadores como don Antonio Rivera que establecen la presencia en nuestro mundo de seres provenientes del planeta Ummo, perteneciente a la estrella Iuma, conocida por nosotros como la estrella Wolf 424 a 14.6 años luz de distancia.
    Según el cuestionable asunto Ummo, seres extraterrestres de aquella civilización habrían fundado colonias en la tierra, con—viviendo entre nosotros de manera incógnita, manteniendo sólo una comunicación eventual por correo (!) con algunos científi—cos e investigadores de nuestro mundo.
    Mucho se ha investigado en torno a lo de Ummo, demostran—do que parte de todo ello es un gran montaje fraudulento; pero, a partir de elementos reales, de avistamientos ciertos y de hechos concretos, que con el tiempo se fueron diluyendo y desvirtuando, los expertos en la intoxicación informativa han llegado a tejer historias falsas que no conducen a nada. Se ha buscado ocultar lo real a través de cortinas de humo, mediante historias aparente—mente reales que ocultaban las verdaderas; historias que eran insostenibles a la luz del tiempo y las pruebas, perjudicándose así a los honestos y sinceros exploradores de lo ignoto, desacredi—tándolos.
    Probablemente el símbolo Ummita de la base del Ovni de Voronezh sea algo de aquellos pocos elementos rescatables de los verdaderos avistamientos coincidentes de España y Rusia.
    El asunto de Voronezh no quedó allí; al día siguiente y en adelante, empezaron a surgir informaciones contradictorias que circulaban buscando el neutralizar el resplandor de la luz en medio de la oscuridad que había sido producido, sumiendo nuevamente a la humanidad en las acostumbradas tinieblas de la ignorancia y la desinformación. Y las primeras informaciones menospreciaban la seriedad del suceso, ridiculizando la situa—ción y poniendo en tela de juicio el rigor de las investigaciones, así como la idoneidad de los testigos que procedían de los propios ministerios de Defensa y del Interior Soviéticos. Según ellos no se podía confiar en pruebas tan relativas e informes tan vagos. Era comprensible qué los mandos militares se opusieran a la liberación de información de esta clase, ya que bastante serio era tener que reconocer que existen superpotencias en el cosmos capaces de neutralizar las fuerzas defensivas que tanto cuestan a los contribuyentes, pudiendo ingresar tan fácil y alegremente al espacio aéreo soviético sin que nadie se lo impida. Y como fue en el caso de Voronezh, hasta descender en un parque público sacando a pasear un robot, como quien lleva, a su perro al parque!.... Recordemos que los militares no se reponían del bochornoso ridículo que significó, el que un joven germano occidental, recientemente hubiese aterrizado con su avioneta volando bajo, en plena plaza roja; demostrando que los sistemas de defensa ultramoderna son ineficientes a pesar de su alto costo.
    Todo esto nos permite reflexionar sobre cómo la presencia extraterrestre es un llamado a la madurez, por cuanto al borde del Siglo XXI deberíamos orientar nuestros esfuerzos a constituirnos todos los habitantes de la tierra en una sola nación, rica y poderosa, sin mayores fronteras que el espacio; cuando mante—ner tantos ejércitos y armas sofisticadas, nos condenan a poster—gar las prioridades frente al hambre y la enfermedad.
    Después me enteré que algunos científicos soviéticos según cierto reportaje, habrían esperado ingenuamente o premedita—damente a los reporteros internacionales que como moscas a la miel se avalanzaron sobre el lugar de los acontecimientos, con conocidas fotos del Ovni de Valderas (España), consideradas como trucos burdos y vinculadas al caso Ummo. Todo esto como queriendo dar la impresión de falta de capacidad y objetividad para la investigación.
    En el congreso del Vendrell se habló sobre las apariciones, en la Unión Soviética que resultaban abundantes, y cuyas estadísticas debían de haber venido preocupando seriamente a sus autoridades. Se multiplicaban historias de descensos, observa—ciones diversas, encuentros cercanos y contactos en el espacio a cargo de astronautas, confirmando lo dramático e inminente de un próximo encuentro directo con toda la humanidad.
    Pero mientras unos quieren dar a conocer la realidad de la presencia extraterrestre, otros se esfuerzan en hacer lo indecible para seguir ocultando o confundiendo, repitiéndose la historia de siempre; pero esta vez los acontecimientos están empujando la situación a una definición por la verdad, con la que acabará la gran conjura internacional del silencio y la mentira. Como defensor de la primera opción estuvo el brillante expositor Salvador Freixedo, un ex—sacerdote Jesuita que dedicó 30 años de su vida al estudio y que fue encarcelado por sus ideas, así como después fue expulsado de su orden, al orientarse sus críticas a los fallos y errores de la misma Iglesia.
    Freixedo es un hombre inteligente, de rostro severo y gesto adusto, que a la hora de hacer comentarios descarga en su magistral disertación, una sobre dosis de frustración, despecho y miedo que le impide ser objetivo, y termina siendo negativo y lúgubre. Su temor a creer, a tener que recuperar la fe que tan brutalmente la organización religiosa le arrancó, ha dejado un espacio oscuro, un abismo de soledad y amargura en su interior. Que está tratando de cubrir declarándole la guerra a muerte a los "ángeles" de la antigüedad, sean estos de blancas vestiduras o los otros.
    Pude apreciar en Freixedo una gran angustia, que procura esconder en el aluvión de datos que lanza a gran velocidad, situación que él mismo destaca y critica sin compasión en los contactados, actuales blancos de sus violentas afirmaciones, las mismas que no resisten un análisis profundo.
    El asustar a la gente nunca será el mejor camino para que la humanidad se libere de la ignorancia; el terror evitar que la gente profundice, e investigue por sí misma. El énfasis en ciertos hechos negativos, algunos de los cuáles sí han sido reales, pareciera estar enfocado a sembrar el desaliento en la gente frente al supuesto control extraterrestre sobre la humanidad.
    ¿Y no será acaso que personas como el investigador antes mencionado, se encuentran ya manipuladas por aquella fuerza que procura debilitar la voluntad humana, obligándola a tener que producir ininterrumpidamente libros para la venta, saturan—do el mercado de pesimismo, el miedo y la desesperanza?
    Volviendo al tema principal, el ovni de Voronezh removió los cimientos de la civilización a pesar de que de inmediato se movieran los mecanismos de silenciamiento para desprestigiar y arrojar más dudas sobre algo de lo que se sabe mucho, y sin embargo se dice poco.
    A mí me tocaba crear una conciencia favorable a partir de lo que se sabe y se ha demostrado. Tenía que asumir y mantener la línea del equilibrio, por lo que señalé que se sabía de la existencia de entidades extraterrestres que no habían venido con buenas intenciones porque de todo hay en el Universo, aquellos nega—tivos son una minoría controlada por una mayoría "Superior" que ha establecido desde hace algún tiempo una cuarentena de protección al planeta, para que nadie que no trajese buena disposición hacia nosotros más débiles y primitivos, pudiese interferir y afectar nuestro proceso. También aclaré la existencia entre nosotros de otros seres conviviendo pero en otra dimensión y que constituían una Jerarquía oculta que se dedica a interferir a la humanidad desde dentro de ella, confabulados con otras civilizaciones que desde fuera quieren rescatarlos. Y que su dominio sobre nosotros es relativo, si es que oponemos nuestra voluntad, el amor y la espiritualidad..
    Reconocí pues la existencia de seres no buenos y ello descon—certó a los periodistas y disertantes, que creían que mi posición era la típicamente extrema y seudo—religiosa ó mística, en que se coloca a los extraterrestres sujetos a veneración y culto. Nuestra visión más amplia y objetiva del comportamiento variado de las diversas civilizaciones que llegan a nuestro mundo, y la ratifi—cación de la existencia de un mundo intraterrestre que no tiene nada que ver con el concepto de la "Tierra Hueca", que según los guías no es real, atrajo aún más el respeto y admiración de los entendidos.
    El viaje prosiguió a Alemania, asistiendo al congreso inter—nacional: "Diálogo con el Universo", donde pude disertar al lado de connotada gente vinculada al tema, como: Stanton Friedman (Físico Nuclear), Erich Von Daniken, Johannes Von Butler, Timothy Good, Budd Hopkinhs, Jim Hurtak, Jean Michael, Zacarías Sitchin, Wendelle Stevens, Colman Vonkeviczky, etc. La ambientación en Europa era la adecuada por las recientes noticias de Rusia y luego lo que ocurrió en Cadiz (España), donde un grupo de jóvenes observaron salir del mar a unos seres que acostándose en la arena de la playa, se transformaron en gente como nosotros. Por esto mismo el congreso reunió a muchísima gente ávida de escuchar lo "Ultimo" del tema, aparentemente ya muy trillado, por cuanto siempre se ha dado en realzar lo meramente anecdótico, ó cuando no ha —sido así, el mensaje se ha enfocado hacia lo catastrófico y apocalíptico. Lo que me produjo rechazo desde el primer momento fue ver convertido el "Congresscentrum" en una feria o mercado de pulgas, en donde gente punk, devotos de religiones orientales y otros tantos personajes exóticos, hacían las veces de comercian—tes de baratijas y expositores. Fotografías famosas, cuadros y pinturas diversas, cristales, anteojos para ver el aura, cassettes con música de la Nueva Era, libros de cada disertante, artesanías, etc. Eran tantos los puestos de venta hasta de souvenirs, que en todo ello se veía desde dibujarse en un simple garabato la seriedad del certamen.
    El congreso se inició interviniendo de acuerdo al programa, algunos contactados americanos, entre los que caban los llamados "Chanelling", una forma de canalización en la que el supuesto antena incorpora a la entidad que comunica, sorprendiéndome la falta de preparación que asumía, pues minutos antes de su transmisión en público, lo había visto en el bar y cafetería bebiendo licor y fumando. De más está decir que un extrate—rrestre jamás puede abandonar su cuerpo para meterse en el de otra persona; si hiciera esto, no sería un extraterrestre sino un espíritu, y eso es otra cosa. Además los guías respetan el libre albedrío de los antenas, por lo que jamás usarían de un método que pusiera en peligro o debilitara la voluntad del receptor.
    Y un mensaje no es auténtico por lo estrambótico de su recepción, que en el caso de los Chanelling viene con voces distorsionadas, gestos y movimientos grotescos, sino por el contrario de sus enseñanzas, donde se ve la coherencia, lógica y espiritualidad de las supuestas entidades superiores.
    La contrapartida de seriedad la dio la delegación soviética encabezada por científicos de la Academia de Ciencias de Moscú, y periodistas entre ellos Sergei Bulanstev, corresponsal de la agencia TASS. Hablaron del caso de Voronezh confirmando su seriedad a través de una exposición detallada, comparándolo con infinidad de casos similares registrados en el territorio soviético. Fue interesante también saber la gran apertura que se ha producido frente a estos temas por parte del público y los científicos, así como frente a la parasicología.
    Entre las notas curiosas puedo recordar la intervención de un hombre ya mayor, americano de procedencia y que se decía ser ex—miembro de la CIA, con pelo cano y una bien cuidada barba blanca, arete en la oreja (Muy a la moda); éste señor habló del mensaje Asthar, el llamado "Plan de Evacuación Mundial", algo que obviamente no le pertenecía. Este "Plan" recibido en los Estados Unidos por una dama, ya hace bastantes años y que responde al nombre de "Tuella", hace hincapié en lo que será el rescate vía naves del espacio de la humanidad preparada, me—recedora de un destino mejor que el morir en la tierra víctima de una catástrofe cósmica, nuclear o tercera guerra mundial.
    Me produjo gran rechazo no sólo la falta de originalidad de su mensaje, sino la utilización en el congreso de actitudes más propias de concentración religiosa al puro estilo americano.
    Pude observar cómo todos los alemanes y el público en general, a excepción de un grupo de allegados al conferenciante, se sintieron ridículos cuando éste señor después de hablar de las virtudes del amor, les pidió a todos que allí donde se encontraban dieran media vuelta y les dijeran a sus compañeros de al lado: ¡Te amo!.... Y no es que me avergüence decirle a nadie que lo amo o abrazarlo, pues nosotros lo hacemos en nuestras reuniones; pero jamás se nos ocurriría hacerlo con fanfarria delante de un público que desconociera nuestras intenciones a fondo, y en el marco de un congreso sobre ovnis. Creo que para todo hay un lugar y un momento, pues si no resulta de muy mal gusto y se produce el rechazo y aversión al tema. Y más aún cuando este señor repitió éste ritual varias veces en otras intervenciones, tomándolo aburrido y hasta ridículo. Parecía que su intención no era otra que procurar que la gente se sintiese mal por hablar y expresar sentimientos tan elevados. Quizás seguía cumpliendo su labor de CIA. Stanton Friedman habló de la falsedad de los informes Matrix, así como de los elementos reales del Proyecto Majestic 12. Denunció toda la campaña de desinformación e intoxicación informativa como medio para sembrar y mantener la confusión, confirmándonos con ello todo cuanto nuestros guías nos vienen diciendo acerca del tema de las abducciones y supuestos secuestros.
    Al respecto del tema habló el conocido escritor Budd Hopkins, revelando nuevos casos y supuestas manipulaciones.
    Se podría ver cómo quienes están explotando el rico filón comercial de las historias de los secuestros, argumentan como válidos los testimonios de personas que conscientemente no recuerdan nada, y es sólo a través de la hipnosis que revelan lo que les ha ocurrido. Todo esto es muy cuestionable, como dije antes, porque depende de tantas cosas como la idoneidad del hipnotista, las intenciones del investigador, la salud y el equili—brio del hipnotizado, etc.
    Aporte significativo en el congreso fue Erich Von Daniken quien anunció su nuevo libro sobre Egipto, y comentó cómo una expedición japonesa recientemente había estado haciendo ex—ploraciones en las pirámides, usando equipo de sondeo electró—nico a la búsqueda de galerías ocultas. Según él, habrían tenido éxito en la pirámide de Kefrén donde habían hallado una cámara oculta, en cuyo interior se descubrieron extraños objetos. Daniken afirmó que gente a su servicio estuvo vigilando permanen—temente las pirámides por las noches, y pudo observar cómo llegaban en horarios fuera de lo normal, autobuses de lujo, con gente de mucho dinero que venían como a asistir a un show, que bien podía ser la apertura de la cámara, como cuando se realizó algo semejante en la tumba de Tutankamon.
    Lo que decía este investigador de la astroarqueología, tenía mucho sentido, pues en el reciente viaje a Egipto, durante el mes de mayo, no pudimos ingresar a Kefrén que estaba cerrada al público y leímos en el periódico que la citada expedición japonesa, sí había hallado una cámara secreta en cuyo interior aparecieron unos conos de oro y una pirámide de cristal, que venían a ser los remates de las pirámides, sus puntas originales. Después la noticia fue silenciada no volvieron a comentarla, lo cual se hace muy sospechoso.
    Mientras me encontraba en Frankfort empezaron a ocurrir hechos muy importantes en el mundo y en la misma Alemania, que llevarían a la apertura de las fronteras, la caída del Muro de Berlín y las conversaciones para la reunificación de las dos Alemanias. Veía confirmarse cada día más, las comunicaciones recibidas sobre la importancia del año de 1989, y sobre todo en lo relativo a los últimos tres meses del año, que según decía el mensaje anticiparían las grandes transformaciones de la huma—nidad". Y si lo que venía ocurriendo era sólo un anticipo, ¡¿Cómo serían los verdaderos cambios?!.
    Fueron cuatro días de congreso, reservando mi participación a la última conferencia de todo el certamen, porque de forma extraña, en vez de colocar mi apellido paterno Paz, pusieron por error el materno Wells; de tal manera que en orden alfabético, resulté dando la conferencia de cierre.
    El ambiente no me ayudaría en lo más mínimo, pues al cabo de cuatro días ininterrumpidos escuchando de todo, el público ya se hallaba cansado y era difícil aportar algo nuevo al torrente de conocimientos que habían sido vertidos. También tuve la difi—cultad de disertar después que lo hiciera una alemana y un canadiense, que hablaron de sus contactos pero de una manera tan peculiar que el segundo acabó por espantar el poco público que había sobrevivido a la anterior disertación.
    Sólo por dar un ejemplo, el caballero canadiense refirió: que una vez él caminaba por las calles de Toronto cuando vio en el cielo un avión muy extraño, sin alas, que descendía sobre él y que luego proyectó un haz de luz sobre su persona, elevándolo por encima del suelo. Una vez en el interior... se le aparece un hombre alto y rubio que le invitó a acercarse y lo llevó a un salón circular lleno de luces y pantallas de televisión, también había muchas mesas que daban la ambientación de un: ¡"Piano Bar”... El ser le dijo entonces: ¿Qué te tomas?.... A lo cual él respondió: ¡Un Gin con tónica.!
    La respuesta del ser fue traerle de inmediato un vaso con su pedido, preguntándole qué le parecía el contenido, el cual había probado. Manifestó su agrado, acercándose hacia los ventanales donde contempló unas montañas nevadas, que inmediatamente reconoció como el Himalaya (a pesar de que él nunca había estado allí). De pronto vio cómo la nave aterrizaba en el interior de un cráter volcánico (primera noticia de que los hubiera en el Himalaya). Al salir de la nave les esperaba un anciano al que reconoció como un lama tibetano, debido a que su agudeza le había hecho percatarse de que estaba vestido de una forma muy rara. Este personaje venerable se acercó hasta él que no se inmutaba para nada, y tocándole en la frente le dijo que estaba iniciado en los más profundos secretos y misterios del Tíbet; acto seguido subió de regreso a la nave acompañado del extraterrestre rubio, partiendo nuevamente a gran velocidad. De pronto otra montaña aparece en el horizonte: ¡Había llegado a los Andes! Aterrizando la nave en "Machu Pictu", según dijo. A lo que el traductor Alemán que no pudo ocultar su sonrisa, corrigió diciéndole: perdón, será más bien Machu Picchu...
    ¡Ah sí, sí es así, y siguió el relato igualmente disparatado mencionando que se le apareció un sacerdote "Inca" (¡?) y repitió el ritual del lama tibetano, diciéndole que estaba iniciado instantáneamente en los secretos y misterios Incas... Después de esto fue llevado en la nave y dejado en su casa... No esperaron a que culminara su conferencia, cuando ante el aburrimiento general, la indignación de unos pocos y el escaso público, el organizador subió al estrado y cortó al expositor de una manera elegante pero abrupta. En ese instante pensé que podría pedirle al organizador un intermedio de cuando menos una hora, para que la gente descansara y se relajara, volviendo algo más de público a la sala, que teniendo butacas para más de dos mil personas, no albergaba en ese momento más de cien, esperando que al ser la conferencia de cierre la gente me diese una oportunidad.
    No aceptaron mi petición debido al especial sentido de la puntualidad y del orden que tiene los organizados alemanes, que no les permite escuchar razones, ni actuar con la amplitud y de acuerdo a circunstancias especiales. Me argumentaron que se debía cumplir a como diera lugar con los horarios establecidos, así que debía ceñirme a mi turno, por lo cual procedieron a anunciarme. En aquel momento me encomendé a las Jerarquías Superiores, pidiendo internamente que mi disertación pudiese servir de la mejor manera para transmitir un mensaje que fuera útil, removiendo conciencias, aunque fuese una sola.
    Me levanté de mi asiento dejando en la misma fila y tras de mí a los miembros de los Grupos Rama de Munich y de Estados Unidos, que se habían hecho presentes; así como una querida amistad de la prensa limeña, que se encontraba cubriendo el congreso para su periódico, la periodista Rosario Abrahams. Todos ellos me miraron dándome ánimos, por lo que apuré mi paso decidido y subí las escaleras que permitían el acceso al escenario; ni bien llegué, tomé una respiración profunda y me puse a narrarles los antecedentes de la experiencia de marzo con los periodistas, y su significado a la luz del mensaje que es de esperanza y alternativa para nuestro mundo y la humanidad.
    Hablé ante un público que fue despertando rápidamente del letargo en el que se hallaban sumidos. Poco a poco y ante los aplausos repetidos que acompañaban mis afirmaciones sobre la necesidad del contacto interno y el cambio individual, se fueron incorporando a la sala, más y más personas; por lo que al cabo de unos quince minutos ya se podían contar unas cuatrocientas personas, número que se duplicó al promediar la media hora.
    Con la ayuda de una excelente traductora, transmití lo que sentía en aquel momento acerca de la naturaleza real del con—tacto, explicando que el interés extraterrestre no es participarnos de un invariable destino, lleno de inexorables desgracias; más bien lo que los hermanos mayores pretenden es que descubramos las potencialidades del hombre como para variar positivamente su futuro. La evacuación no es el mensaje, ella es una alternativa más en el caso de que no se pudiesen variarlas cosas; el mensaje es otro, es la trascendencia a pesar de las dificultades enseñando a otros el camino de la realización. No podíamos reducir toda nuestra preocupación y expectativas a una posible gran catás—trofe, además que el cambio a registrarse en el hombre debe producirse por amor y no por temor. Me permití dudar de los mensajes catastrofistas y negativos, aunque reconocí que el futuro, por estar en nuestras manos, podría cumplirse tal cual ha sido profetizado y no podíamos confiarnos. Habría que trabajar intensamente, uniéndonos en común unidad mental con todos los que trabajan por la luz en el planeta.
    También me puse a comentar los mensajes marianos y las apariciones de la Virgen, señalando la similitud que existe entre los videntes y algunos contactados. La mayor parte de las veces el mensaje no llega puro, sino que pasa a través de toda aquella carga que uno tiene grabada en su subconsciente, donde se encuentran los prejuicios y preconceptos que el entorno se ha encargado de imprimir en la persona. También no faltan los "asesores espirituales", que "ayudan" a interpretar el mensaje o lo enfocan de tal ó cual manera que cada vez es más el mensaje de los asesores que el original de la Virgen. Y no descarté el que las apariciones fuesen un hecho real, que podía explicarse como la combinación de fuerzas; por un lado entidades espirituales y por otro presencia extraterrestre. Es perfectamente concebible que María la Virgen, quien ascendiera a los cielos en cuerpo y alma, tal como lo narran los Evangelios Apócrifos, sea en la actualidad un ser de luz procedente de dimensiones superiores; y por qué no, que esté utilizando ayuda en el plano material de intermediarios más cercanos a nuestra realidad, que por su madurez y desarrollo pueden actuar de una forma espectacular contribuyendo a remover la incredulidad humana.
    Hablé también en el congreso de lo que nosotros significamos para las civilizaciones extraterrestres, y la capacidad que tene—mos para aperturar puertas entre las dimensiones. Cité los comienzos de la Misión, las experiencias de los Xendras, los contactos físicos, los mensajes, etc: Señalando los errores y las fallas cometidos durante nuestro caminar, haciendo mención expresa que la nuestra no era una experiencia personal sola—mente, sino colectiva, y que involucraba a muchas personas a nivel mundial. Al parecer el público fue interesándose cada vez más en mi testimonio, porque fue aumentando el número de oyentes, también hubo mucho entusiasmo al hacer preguntas; celebrándose cada respuesta con aplausos, lo cual motivó a que el organizador principal, desprendiéndose de su estricto horario, me concediera media hora adicional. Al terminar, el estruendo de aplausos fue grande, recibiendo las felicitaciones del orga—nizador delante de todos, siendo rodeado por muchas personas al descender del estrado. Los comentarios favorables se multipli—caban creando la atmósfera de éxito total, que confirmé al levantar la vista hacia amigos y conocidos, quienes enarbolaban sonrisas y gestos de complacencia. El acontecimiento de Frarikfort hizo que después, periodistas de Finlandia, Alemania e Inglaterra se interesaran en nuestras informaciones y nos entrevistaran. Al tiempo recibiría invita—ción de los rusos para asistir a un congreso en la Unión Soviética, en la ciudad de Leningrado.
    Los sucesos mundiales seguirían confirmando los mensajes de los guías, multiplicándose los acontecimientos importantes. De Alemania viajé a España, y de allí a Costa Rica, Honduras y el Salvador.
    En Costa Rica encontramos un ambiente muy favorable y mucho entusiasmo para con el mensaje. En Honduras se trabajó sobre la base de los grupos ya existentes y en el Salvador participé de un encuentro centroamericano, pues allí nos junta—mos en una gran reunión. El lugar escogido era una hacienda en la frontera con Guatemala, desde donde trabajaríamos para integramos más y poder enviar a la región: positivismo, amor y paz.
    Cuando llegamos al lugar del encuentro un sitio bien peculiar, en lo alto de una colina rodeada de valles sembrados de conos volcánicos de todo tamaño, nos relacionamos de inmediato con los asistentes, quienes procedían de diversos lugares, pues con—tábamos con la presencia de gente de Brasil, Puerto Rico, Estados Unidos, además de los hermanos centroamericanos. Fue una verdadera fiesta de confraternidad hasta que nos enteramos del extravío de un autobús lleno de hermanos hondureños, que aún no se hacían presentes. Nos pusimos inmediatamente a realizar un trabajo de armonización para visualizar a los her—manos extraviados, envolverlos a la distancia en una cúpula de luz, y asegurar así que llegaran bien hasta donde nosotros nos encontrábamos.
    Vimos con gran alegría confirmarse nuestro trabajo mental, cuando al cabo de media hora, llegaron sin novedad; pero el ambiente se tornó oscuro y tormentosos. Hubo tinieblas que se abatieron sobre el campamento, envolviéndolo; al cabo de lo cual se produjo una tormenta y arreció la lluvia, por lo que todo el grupo debió ponerse al resguardo en una cabaña cercana. A pesar de esto, el ánimo se mantuvo en alto, amenizando el grupo de Puerto Rico con bellas canciones que hicieron vibrar a todos los reunidos. Después del momento ameno y aprovechando que dejó de llover, hicimos una cadena de irradiación planetaria que nos permitió fortalecernos para trabajar en crear mentalmente, las condiciones para la pacificación de Centroamérica. Sabíamos que no era tan fácil como para sólo desearlo, pero la intención y convicción de tantas personas que creían lo que hacían, generaba y canalizaba una energía muy fuerte.
    Cuando la tormenta amainó, el ambiente fue envuelto por una agradable paz y un intenso aroma a flores. ¡Qué lejos estaba en aquel momento de pensar que coincidentemente con el clima alrededor nuestro, algo terrible y de grandes proporciones se estaba produciendo en la capital ¡. Simultáneamente con nuestro trabajo se estaba generando un grave hecho de violencia: la fue la "Ofensiva Final": de la guerrilla salvadoreña sobre la ciudad de san salvador.
    Durante los dos días que duró aquel encuentro, volvieron a repetirse en dos ocasiones la lluvia, el viento y las tinieblas; pero nosotros, sobreponiéndonos a lo tenebroso del clima, mantuvi—mos el espíritu alegre enfrentando y procurando cambiar el orden de cosas negativas que se trataba de imponer. Al final de una tormenta apareció en el cielo una nube en forma de tiburón que parecía acechar a la luna que apareció luciendo un arco iris a su alrededor, recordándonos la visión de la Laguna de Tota en Colombia.
    Al termino del encuentro decidimos qué hacer. Nos habíamos enterado en la carretera de lo que había ocurrido en la capital y en gran parte de este pequeño país, siendo la situación muy grave y violenta como para regresar a San Salvador por los peligros que esto suponía; teníamos a la frontera con Guatemala a menos de diez minutos y había entre nosotros familias completas con bastantes niños. La decisión al final fue volver, confiando en la protección de nuestra cúpula de luz y porque la mayoría nece—sitaba organizarse desde allí.
    Por las carreteras el panorama era desolador. Puestos poli—ciales ametrallados, autos incendiados, columnas del ejército, incendios y humaredas por doquier. Al llegar a la ciudad, los estruendos de las bombas y el tableteo de las ráfagas de las armas automáticas, nos hacían encarar con toda crudeza la seriedad de la situación. Inexplicablemente pudimos ingresar por los subur—bios, sin que nadie nos lo impidiera ni se percataran de nuestra presencia, pudiendo llegar a nuestros albergues sin mayores contratiempos.
    La tensión e intranquilidad hizo víctimas entre algunos de los miembros de los grupos extranjeros, debido a la máxima sensi—bilidad que acompaña después de una salida. Pero rápidamente se fue imponiendo la calma, teniendo que deliberar al día siguiente como nos ingeniaríamos para facilitar la salida del país de las delegaciones de otras naciones. La entereza de los hermanos Salvadoreños, hizo que organizadamente el grupo fuera eva—cuado por partes en perfecto orden. Hubo evidente ayuda de lo alto, pero lo fundamental fue el valor y el amor de los grupos locales que en los peores momentos actuaron solidariamente muy bien cohesionados, pensando en solucionar los problemas de los demás postergando los suyos particulares.
    Mi estancia prolongada me obligó a llamar al Perú, a la comisión Paititi 89 que funciona en Lima, organizando el viaje de fin de año. Era importante que supiesen mi situación y que tomaran las previsiones del caso, ya que sería imposible llegar en la fecha acordada para el inicio del viaje: 15 de noviembre, la misma que se precisó en los mensajes de Colombia. Plantié la posibilidad de postergar el periplo consultando previamente a los guías, siendo la respuesta de la comisión que teniendo la autonomía para tomar decisiones, consideraba que el viaje debía realizarse dentro de las fechas previstas y con aquellos que debiesen ir.
    La comisión había asumido con responsabilidad tiempo an—tes, una estricta y disciplinada preparación, trabajando de una manera seria y sobre la base de siete personas titulares y unos cuatro posibles suplentes, que cubrieran el puesto de aquellos que como yo, sufriéramos algún imprevisto de último minuto. Las siete personas habían sido seleccionadas de entre aquellos que ofreciéndose para viajar, contaban con el apoyo de sus grupos y la preparación adecuada.
    Una de las razones que también me había motivado a sugerir la postergación del viaje a la selva, fue que apareció en los periódicos una noticia informando del supuesto hallazgo de Paititi por parte de una misión científica en la meseta del Pantiacolla. Información que después resultó inexacta por cuan—to en las diez expediciones realizadas por los investigadores a la zona, en los últimos años, no se había podido llegar al lugar exacto por diversas dificultades; la precisión que hacían era una deducción en base a datos, y se estaba preparando una nueva expedición con arqueólogos y antropólogos por aquellas fechas, lo cual nos ponía alerta. Sí hacíamos el viaje no estaríamos solos, habría probablemente muchos oportunistas inquietados por las informaciones, haciendo peligrosa nuestra presencia allí. La ambición de unos pocos haría más peligrosa la ruta.
    De todas maneras mi respeto y apoyo fue total a la decisión tomada en Lima, sintiéndome orgulloso de que no hubiese dependencias hacia mi persona, y que la voluntad y el compro—miso primaran; por todo ello insté a que no descuidaran los detalles de los mensajes, por cuanto allí estaban señaladas muchas pautas precisas.
    Un problema que tuvo que enfrentar la comisión fue que en la partida se contaba con algunos miembros de grupos de provin—cia, que aún no habían llegado a Lima, lo cual dificultaría la integración y el conocimiento mutuo, vitales para una aventura de supervivencia en parajes recónditos.
    En una comunicación realizada en paralelo por los hermanos de honduras, Isabel Cepeda percibió claramente que habrían dos viajes a Paititi, así como que serían dos los viajes a Egipto; y que el segundo y definitivo a Paititi se realizaría en agosto de 1990. El primer viaje serviría para abrir el camino, mientras que el segundo abriría la puerta definitiva y establecería el puente con la Hermandad Blanca del Cosmos. Todo esto tenía sentido si recordábamos que dos veces se hicieron los viajes de agosto señalados para 1975, primero en agosto de 1976 y luego en agosto de 1981; ahora como un complemento estos viajes procuraban consolidar lo que no se logró antes, el encuentro definitivo con la Hermandad Blanca de los Retiros Internos. Además el fracaso producido en el pasado era la resultante de la falta de una mayor espiritualidad en todos nosotros, que impi—dieron la necesaria solidaridad y desprendimiento, ocasionando esto nuestro egoísmo, afán protagónico y soberbia no nos per—mitieran conseguir la actitud adecuada para recibir en repre—sentación de muchos, algo que es para toda la humanidad. Estos nuevos viajes significaban una nueva evaluación por parte de nuestros hermanos mayores, para probar nuestra madurez como personas y como grupo.
    La Salida de El Salvador no sólo me permitió conocer la convicción y desprendimiento de esta gente en las horas difíciles, sino también la conciencia e identificación con el plan que les permite confiar totalmente en la protección superior. Nunca olvidaré el esfuerzo y el amor de personas como Julio Bracamonte, Frank Quesada, Elisa Archer, Jose Luis Castellanos quienes arriesgándose por entre las balas, iban de casa en casa llevando alimentos a los grupos. A ellos y a muchos otros que aquí no menciono por no omitir más de uno, vaya nuestro agradecimiento y reconocimiento.
    Nos movilizamos por tierra en dos mini—autobuses hacia Guatemala, acompañando a decenas de Hondureños. Familias enteras con niños que no perdieron en ningún momento la serenidad y a cuyo lado aprendí tanto... Es en momentos como este que la mente vuela y uno piensa: por qué los hermanos mayores no vienen con sus naves y rescatan a quien está en peligro? Y la respuesta surge precisa, porque en nosotros tam—bién existe el poder para enfrentar y resolver nuestros propios problemas; y ello lo pudimos confirmar al cruzar el país sin que a nadie le pasase nada. No era exponerse por gusto, simplemente fue enfrentar con valor y con la confianza puesta en la fe que tenemos en la voluntad de Dios. Con el tiempo uno aprende a no temer a la muerte, aunque no se pierde el temor al dolor, lo cual es muy natural; valora la vida y aprende que estar vivo es un estado de conciencia y no precisamente una condición biológica.
    Después de tan largo periplo de más de 45 días, retorné a casa llegando días después de la fecha señalada para la partida, encontrando la sorpresa de que el grupo para Paititi no se había ido, pues me estaban esperando a ver si me animaba a viajar con ellos. Esto sí me desconcertó, pues ello no iba acorde con la decisión manifestada anteriormente; y es que algunas personas condicionaban su participación si yo iba. Como si mi presencia pudiera asegurar el éxito ó experiencias especiales.
    Ratifiqué mi decisión de no ir por las razones obvias del excesivo cansancio después de un viaje tan largo, la lejanía excesiva de la familia, el stress que había significado verme inmerso en una guerra, y por el incumplimiento de las fechas; también consideraba la posibilidad de que el viaje coincidiera con la presencia de gente ajena a nosotros en el lugar.
    Mi decisión irrevocable creó una cierta tensión, pero aún así se procedió a realizar el viaje marchando hacia el Cuzco con fecha 22 de noviembre, desde donde se partiría hacia la Cordi—llera de Paucartambo, y se bajaría por el Valle de Cosñipata hacia el río Madre de Dios en el departamento del mismo nombre, en la frontera con el Brasil. Yo mismo quedé afectado por mi decisión, pues el sentido de responsabilidad me llamaba a no dejar sólo el grupo; además porque jamás había exigido a nadie de que hiciese algo que yo no hubiese hecho antes, y aquel sería un viaje durísimo y peligroso como ninguno antes se había hecho en la Misión, pero el sentido común y la objetividad, por primera vez se impusieron en mí, aunque quedé preocupado por los que marchaban. Mantuvimos en todo momento un trabajo de protección para quienes realizaron la expedición, envolviéndo—los en luz e irradiándolos con positivismo, uniéndonos con todas las cadenas que se realizaron a nivel mundial. Y la protección la iban a necesitar...

    CAPITULO XVII
    UNA PUERTA HACIA EL DORADO

    Desde las montañas den Paucartambo en el Cuzco, se puede contemplar en dirección al oriente hacia el Antisuyo de los Incas, el desafiante este selvático de los Chunchos, la tierra de Mojos. Es la inmensidad de un mar verde que se extiende indefinida—mente hacia el horizonte; es la jungla, hogar de los brujos y los chamanes, de las boas y los jaguares, de los espíritus y los dioses.
    La gran serpiente Amarumayo como era llamado el Río Madre de Dios en el pasado, se retuerce mientras se interna en el secreto universo, diferente y temido de los quechuas. Ese ofidio imaginario de proporciones descomunales era un dios, cuyo cauce es alimentado por una decena de otros ríos que inician su recorrido en el deshielo de la cordillera oriental de los Andes en el Perú. Un animal mítico pero una realidad existente: aquel manto natural que se prolonga hasta donde la vista se pierde, conserva aún hoy sus misterios en una intrincada espesura, y a finales del Siglo XX, aún permanece virgen invitando a la aventura.
    Apukantiti es la última gran montaña desde la cual todo se divisa, y en donde empieza el paraíso perdido, aquel legendario Valle de la Luna Azul. Es éste macizo un atalaya natural de observación, y la última apacheta (señal) que dejaron tras de sí los sobrevivientes de la catástrofe de un imperio.
    Una epidemia de viruelas, una guerra civil y finalmente una invasión europea, desgracias consecutivas que sumieron al mundo andino en una oscuridad de siglos.

    Uno de los hermanos de Atahualpa, huyó con los últimos leales y nobles siguiendo el camino de los antiguos hacia un recóndito oasis de paz, para salvaguardar de la codicia de los invasores, los pocos tesoros que pudieron ser rescatados. Se mantendrían allí, aislados hasta el final de los tiempos; hasta que el orden cósmico fuera restituido y tanto la sabiduría, como el conocimiento transmitido por los dioses antiguos, volviesen a imponerse.
    El refugio que cobijaría a aquella marea de gente desconsolada, sería la ciudad gemela del Cuzco; su nombre "Paiquinquin Qosco", conocida a través de las leyendas como "Paititi", la ciudad perdida de los Incas. Construida tras una infructuosa expedición del Inca Tupac Yupanqui, quien se lanzó a extender su reino por las tierras bajas de la selva. Sus ejércitos terminaron por pactar impotentes en su frustrada conquista, haciendo alian—zas con el señor de aquellos parajes, quien dominaba todas las tribus, controlaba los ríos y sus alimañas, administraba sus dones y guardaba sus secretos.
    La fusión de ambos pueblos produjo una ciudad como nunca antes había existido otra; construida al pié de una meseta rocosa, en la naciente de un río que cae al abismo desde gran altura, formando una exótica cascada. Al lado de ésta, está la entrada a una caverna extensa, con múltiples ramificaciones como el mítico laberinto guardada por profundos abismos, voraces ja—guares y decenas de trampas.
    Paititi se halla al final de un cañón recóndito, en un valle en forma de cono volcánico, con un clima propio a manera de invernadero gigante; sus alrededores rebosan de una privilegia—da naturaleza, transportando el paisaje a la tierra de hace decenas de miles de años.
    Un viejo mapa del Siglo XVII que se halla en el Cuzco, y que fuera confeccionado por misioneros dice:

    "CORAZON DEL CORAZON, TIERRA INDIA DEL PAI—TITI A CUYAS GENTES SE LLAMA IN—DIOS.
    TODOS LOS REINOS LIMITAN CON EL, PERO EL NO LIMITA CON NINGUNO. ESTOS SON REINOS DEL PAITITI DONDE SE TIENE EL PODER DERACER YDESEAR DONDE EL BURGES SOLO ENCONTRABA COMIDA Y EL POETA TALVEZ PUEDA ABRIR LA PUERTA, CERRADA DESDE ANTIGUO DEL MAS PURÍSIMO AMOR AQUI PUEDE VER—SE SIN ATAJOS EL COLOR DEL CANTO DE LOS PÁJAROS INVISIBLES. "

    Un mapa con un mensaje críptico, que indica que aquel lugar del que nos cuentan las leyendas, y que tan infructuosamente buscaron los conquistadores en su insaciable sed de oro, está lejos de ser alcanzado por cualquiera que vaya con mezquinas intenciones. Diez expediciones científicas han fracasado en su intento de alcanzar la que por ahora es considerada la meca arqueológica de muchos investigadores.
    Los helicópteros en la zona sufren extrañas averías, los instrumentos se vuelven locos; los aviones son interceptados por una extraña vibración; las fotografías del satélite siempre en—cuentran el lugar cubierto de espesas nubes. Todo indica que aquel lugar ha sabido mantenerse oculto en la maraña de la selva, lejos de aquellos hombres sedientos de riqueza y enfermos de ambición.
    Paititi es una puerta no sólo a un mundo que se detuvo, interrumpiendo su participación en el devenir de la humanidad hace quinientos años; es una puerta a otra dimensión, en donde el tiempo detenido también ha capturado el entorno. Quizás esta ciudad perdida sea el lugar donde menos perdido podría hallarse un ser que busca la luz, aquella que brota del interior.
    Se sabe que el gran tesoro guardado en la región prohibida, aquel arrebatado en las narices de los expoliadores europeos, no fue precisamente las joyas y el dorado metal, que allí precisa—mente en la zona abunda. Paititi guarda el conocimiento de una estirpe de hijos de dioses, de sacerdotes de cultos solares, como fueron los druidas o los egipcios. Se oculta allí, la historia de generaciones de un pueblo que unió la tierra y el cielo, capita—lizando y sintetizando todo el saber de los pueblos que lo precedieron.
    El que el ingreso al Paititi sea por una puerta natural o caverna, no es tan extraño por cuanto entre las versiones del nacimiento de la civilización Inca, existe una vinculación con cavernas; precisamente las de Pacaritambo, desde donde salie—ron las cuatro tribus de los hermanos Ayar. La tribu de Ayar
    Manco llegó a prevalecer organizando y controlando el valle del Cuzco; y desde allí se extendieron, llegando a incorporar más de la tercera parte de Sudamérica, en una expansión que jamás había conocido el mundo antiguo americano.
    Pero..... ¿quiénes eran los hermanos Ayar? ¿De dónde pro—cedían?. ¿Por que venían del interior de la tierra? Todas estas preguntas hallan su respuesta en aquello que llamamos mundo intraterrestre. una colección de sobrevivientes de civilizaciones desaparecidas y reinos fabulosos, de los que hoy sólo nos quedan las leyendas. Sin embargo el origen intraterreno es algo que vincula a muchísimos pueblos como el azteca, maya y otros. todos hablan de un gran holocausto, de un pasado glorioso perdido, y de refugios que atraviesan el planeta de un lado a otro, comunicando los lugares más distantes.
    En Paititi como vemos, coinciden la realidad y la ficción, lo legendario con lo histórico, y son muchos los caminos que parten del Cuzco terminando en ninguna parte, pues a sus espaldas, los fugitivos de la conquista supieron borrar la huella de su huída.
    El refugio fue la antítesis de cualquier lugar lógico para los "serranos" nombre que reciben los hombres de la cordillera, para aquellos hombres y mujeres de las cumbres, que confiaban en sus apus y guamanes (espíritus protectores de las montañas).
    Fue en la selva alta, en medio de la maraña de la naturaleza protectora pero agresiva sobre todo para aquel gire no se ha armonizado e identificado con ella, en donde el éxodo terminó a la espera de mejores tiempos, y de un renacimiento colectivo.
    La región del Paititi es uno de los pocos lugares en el planeta que se mantiene incólume; su nombre geográfico es Parque nacional del Manú, en el departamento de Madre de Dios en el oriente peruano, cercano a la frontera con Brasil.
    En Paititi (cuentan los ancianos de los pueblos olvidados de los Andes) vive el Inca Rey Soberano "Intipchurín" (hijo del sol), quien reina en el silencio, preparándose a volver para restaurar el orden del universo que ha sido interrumpido. Según dicen los sabios descendientes de lo que fuera el Imperio del Sol, hoy gobierna el espíritu de la oscuridad.
    Debe restaurarse la luz, el imperio de lo bello y natural debe volver a imponerse el reino del Sol en la Tierra.
    Según las leyendas que empezaron a circular tras el descala—bro del orden anterior. Inkarri debía volver algún día a darse a conocer a todos. Debía resucitar volviendo la cabeza a su cuerpo, el espíritu a su Mallqui (semilla momia); pero ello sólo ocurriría al final de los tiempos.
    Es curioso destacar cómo en algunos mitos vinculados al misterio del Paititi, mencionan una extraña dama protectora y guardiana de aquellos parajes, en la zona inmediata al umbral. Se cuenta por ejemplo el caso de un joven peón de una hacienda ribereña que perdió un toro, y que por seguirlo llegó hasta la ciudad oculta, encontrándose con la misteriosa "señora", la cual le advirtió que no entrara porque sería muy peligroso para él. Este le insistió llorando hasta que ella le dio su autorización y protección para que busque su res y huyá, entregándole un rosario. Esto último bien podría ser añadido a posteriores al relato original, pero actualiza y vincula el lugar a otros donde se están produciendo apariciones marianas.
    Volviendo al mapa, parte de la clave para interpretarlo podría ser entender que allí no sólo existe el hecho físico de una realidad material, sino que paralelamente habría otra realidad más pro—funda a la que sólo se podría acceder con un nivel de conciencia espiritual algo más desarrollado de lo común; y para llegar habría que dejarse guiar por la sensibilidad, así como confiar en las fuerzas de la luz que sobrepueblan aquellos caminos. Las leyendas que precisan el ingreso por la caverna, hablan de tres puertas o túneles principales, dos de los cuales encierran graves peligros, entre los cuales no faltan los abismos insondables. Pudiendo hallar la ruta correcta sólo aquel que se deje guiar por "la voz de su corazón y los ojos de su alma"... y podrá culminar el viaje si antes no se enferma de ambición.
    Al final del túnel hay una gran plaza circular, alrededor de la cual se extiende la ciudad. En la plaza hay unos altares levan—tados en honor de los dobles de las momias de cada uno de los soberanos incas, que gobernaron el Tahuantinsuyo. Estos dobles asemejan a aquellos usados por los faraones egipcios, siendo en realidad estatuas de tamaño natural de oro fundido sobre el corazón momificado de cada inca.
    Las historias recopiladas por los primeros misioneros de aquellas zonas, dan cuenta de la posible ubicación de Paititi, bajando por el valle de Qosñipata, para luego ir subiendo por los ríos afluentes del Madre de Dios. Luego se deberá subir por el río Palotoa, Rinconadero y Siskibenia hasta llegar a la meseta de Pantiacolla.
    A este fascinante lugar nos citaron los hermanos mayores extraterrestres. Pues según ellos, muy cerca de allí, existe la gran base Azul del Alto Paititi; en donde seres de Venus se alternan en apoyar y custodiar éste mítico sitio, en el que se haya constituido parte del Gobierno Interno positivo y gran parte de los Archivos Akáshicos de nuestra historia.
    La invitación para llegar a aquel lugar se formuló en la misma comunicación en que se hablaba de la salida con los periodistas en el mes de marzo de 1989, el viaje a Egipto y el encuentro con la Hermandad Blanca.
    Y se ratificó con detalles en mensajes posteriores como: "El viaje al Paititi, lugar de la Base Azul, es parte del Plan. De ustedes depende que ahora se dé. Pocos serán los que reciban la señal para partir hacia allá. Sólo pongan su disposición y preparación. Su fe canalizará y posibilitará este viaje.
    Este viaje y el de Egipto están ligados entre sí ". (Oxalc y Kulba, 12. 04. 89)
    "El viaje al Paititi se hará antes de que el año termine, tomando como rumbo el lugar donde los ríos adquieren en sus cruces el símbolo conocido; esto es entre los departamentos de Cusco y Madre de Dios. El sitio será precisado poco antes de que todo esto se cumpla... Irán siete hermanos, todos ellos de Rama Perú, pues esta es su responsabilidad Y serán seleccionados previamente ".
    (Sampiac y Lertrad, 12—04/89)
    "Rama como puente de luz, es la clara alusión que se hace al crol que debe cumplir la misión, en ésta nueva etapa del Quinto de Rama, serán el nexo entre la Hermandad de la luz con todos aquellos deseosos de una orientación. Son ahora luz en la oscuridad "
    "Hermanos, el actual despliegue de información y difusión que se ha dado les traerá muchas alegrías, pero también amar—guras. Llegarán momentos muy difíciles en los que verán a los verdaderos Ramas. Problemas que serán muy serios y requeri—rán de su fe bien cimentada. Trabajen por ello ".
    (Oxalc y Ossim, 12—04/89)
    "... Los viajes en este año concretarán el avance de la Misión en sus objetivos fundamentales; el viaje al Paititi ofrecerá la ansiada información para los Ramas, lo cual deberá exigir gran cuidado en su difusión, especialmente para evitar que se con—fundan los hermanos... Los caminos se abrirán según su dispo—sición y preparación.
    Los que deben viajar se reunirán sin conocer los motivos (más profundos) juntos los descubrirán. Irán antes al Cuzco. Os encontrareis con la Hermandad Blanca de la forma más inve—rosímil. Sepan darse cuenta al estar preparados es estar cons—cientes del camino en todo momento.
    Amados, la luz no la encontrareis buscándola sino amando. El amor abre las puertas al contacto y a la comunicación. Amense y la luz brotará de la unión para alumbrar el camino de la verdad. Desde el comando de la Base Azul os apoyamos y esperamos pronto. Preparad vuestro espíritus y no os desani—méis por las pruebas que deberéis afrontar, son parte de la preparación. "
    (Oxalc y Titinac, 12—04/89)
    "Los viajes son claves que al realizarse concretarán en definitiva las formas de trabajo propuestas.
    Los participantes tendrán un alto grado de compromiso con la misión, dejando de lado todo sentimentalismo, en su elección. El mes de noviembre será de elevación y diciembre de concreción para una nueva fase y posible cambio significativo acorde al trabajo desplegado ".
    (Oxalc, Sampiac y Antarel, 12—04/89)
    "Las pautas están dadas y sólo falta que ustedes, los llamados cumplan con ellas y sientan que son los elegidos para trabajar por la Humanidad.
    Rama es la puerta y su verdadera misión les aparecerá cuando puedan traspasarla y ver más allá. Allí descubrirán lo que en realidad les aguarda desde hace mucho tiempo y que por estar ocupados en otras cosas aún no han visto. "
    (Solitum y Sordaz, 1—08/89)
    "No duden de la capacidad que tienen para cambiar las cosas. Trabajen en cadenas de polarización planetaria " (Sampiac y Olmex, 10—06189)
    "Es importante que se fortalezcan en sus propósitos ya que grandes empresas dependerán de su firmeza y entrega en el servicio ~.
    (Los Guías 13, 7/89)
    "Sí, somos sus hermanos guías de Morlen con ustedes... Sabemos de su preocupación por preparar los viajes que quedan pendientes para finalizar la preparación del inicio del contacto con la Hermandad Blanca.
    Como saben, éste ya se inició en Egipto cuando el emisario hizo contacto con ustedes, dándoles las primeras pautas sobre esta relación, las cuáles deberán interpretar.
    Los hermanos que deben acompañar a Tell—Elam al próximo viaje que realizaran durante quince días al Paititi, deberán ser designados por él mismo. Sabemos y confiamos en el tino que tiene para esta responsabilidad
    Todos se deben preparar como si fueran los elegidos al viaje. No descuiden la parte física, pues será mucho el esfuerzo que deben hacer.
    Los que queden en la espera deberán apoyar a los viajeros, para que todo se dé de acuerdo a lo planeado. Sabemos de las duras pruebas que están pasando y les recomendamos que no dejen sus prácticas, porque así más fuertes enfrentaran la lucha interna que se desarrolla en cada uno de ustedes, para vencer la acechanza de las fuerzas negativas que les acosan. No desfa—llezcan, los apoyamos».
    (Oxalc y Ossim, 12—09/89)
    "El contacto con la Hermandad Blanca se hace para elevar los niveles de conciencia de aquellos a quienes les toca un rol más específico en la Misión. Este no se dará en la forma que muchos imaginan, sino obedeciendo aplanes que fueron revi—sados y preparados cuidadosamente. Esta preparación se hizo necesaria para obtener a través de los activadores mentales, todo aquello que en algún tiempo les fue suministrado.
    El contacto requiere un trabajo consciente y personal. No es cuestión de eventos pasajeros, emocionantes o espectaculares; tampoco pueden pensar en figuraciones personales.
    Lo que obtendrán del contacto con la Hermandad Blanca será para poner en marcha una serie de mecanismos que no sólo tienen que ver con la Misión, sino con toda la humanidad. La responsabilidad es tan grande que si no estuvieran de verdad preparados y pretendieran asumir un riesgo de esa naturaleza, se acarrearían un Karma muy grande... No es posible que aún sigan sin abrir aquellos canales que les dimos (Iniciaciones) para poder asumir directamente otro nivel de comprensión de las cosas.
    ... Con el inicio de estos viajes de contacto, de los que Paititi sólo será el primer paso que estará marcando otra etapa de la Misión. Si no están atentos no podrán ver de qué manera se marcan las etapas y procesos en Rama; y si a la vez, no manejan los conocimientos acorde y paralelo con el momento, se estarán quedando al margen del plan aún cuando crean que están trabajando dentro de él.
    Ya les dijimos anteriormente que por sobre todas las cosas Rama tiene una Misión particular, que es la de "salvar" al hombre " Entendiéndose como el rescate de la humanidad inte—rior que llevan dentro.
    No esperen grandes espectáculos, más bien estén abiertos para poder vibrar en niveles más altos, que es allí donde recibirán la información que necesitan.
    Tendrán en todo momento nuestro apoyo. Estaremos en esto tanto como ustedes, pero ustedes son el puente por el que la alianza se da, no pueden fallar ".
    (Oxalc, Anitac. Titinac., 12. 09/89)
    "En el Paititi se encuentra una de los retiros internos de la Hermandad Blanca, al que deberán ir para una apertura interna muy intensa, para que puedan sentir e interpretar los símbolos; así como su percepción extrasensorial les permita guiar a los hermanos en misión en el mundo...
    El Paititi es un lugar en el que el hombre "civilizado " aún no ha llegado, por lo cual está en un estado natural casi perfecto, y de allí que los que viajen deberán estar en perfecto equilibrio en sus tres planos, para poder establecer contacto con la naturaleza y ésta permita "abrirse " para que puedan llegar al retiro. Si llegan a la preparación necesaria, percibirán las señales, que a través del medio ambiente se les estarán dando. No tengan temor a sus hermanos menores, los animales, pues ellos que cuidan aún estos recintos, serán los que los guíen hasta allí.
    De ustedes se espera que tengan suficiente discernimiento para poder captar las señales que les indicarán, quienes serán de la partida. Hay hermanos que de siempre sintieron que parte de su vida estaba ligada al Paititi; ellos llegarán a ustedes. Deberán reconocerlos.
    El hermano Tell—Elam deberá cuidar que no le afecten las solicitudes de hermanos de quienes él sabe que no les corres—ponde ir, aún cuando él los sienta muy cercanos a él.
    La duración del viaje será un factor de selección. Este trabajo presupone disponibilidad total, pues no se trata de una salida de trabajo común"
    (Oxalc, 12. 09/89)
    "La hermandad Blanca les acercará al contacto previsto a través de medios que aún no pueden imaginar... No se dejen esquematizar por los conceptos y temores de su tiempo, hay que superarlos con razón intuición y fe.
    De ahora en adelante mucho del viaje (al Paititi) dependerá de ustedes, los antenas, pues la comunicación deberá ser cons—tante y por todos los medios posibles, sueños, visualizaciones, telepatía, experiencias diversas, etc.
    No importa los detalles tanto como exigen, pues se verán claramente guiados desde el principio... Será una experiencia en la que revivirán experiencias que tal vez han olvidado y que no supieron entenderlas en su conjunto. El viaje al Paititi estaba programado por los Ancianos de la Confederación y será un intenso contacto con la Jerarquía de la Hermandad Blanca terrestre a través de ustedes, los emisarios de la Nueva Huma—nidad; y no el último.
    Sólo les recomendamos estar conscientes de cada experien—cia, volcando siempre el interés en develar el significado de cuanto les ocurra; sean trascendentes sin tener que especular. Los hermanos que deban acudir a este viaje ya están determi—nados y todos deben ser solidarios, pues son los lazos de unión los que los llevarán a todos a una vivencia común en el Plan dispuesto por el Profundo.
    Seguirán el rumbo que les indiquen las señales físicas en el camino desde el Cuzco, allí tendrán mayores pautas para continuar el viaje; los acompañaremos en todo el camino, no teman rectificarse...
    (Oxalc, Xenon y Xendor, 12. 09/89)
    El ir al Paititi en el corazón de la selva virgen, supondría una verdadera prueba de fe y confianza en el programa de contacto y en el Plan Cósmico, pues siendo la zona tan aislada y primitiva, los peligros naturales eran muy grandes y cualquier cosa podría pasar. Con tan solo recordar la existencia de las boas anacondas de varios metros de largo, que pueden llegar tragarse a un toro cebú, después de haberlo triturado abrazándolo; los agresivos peces de los ríos, las inmensas arañas tarántulas que de sólo verlas podrían a uno matarlo de susto. Las hormigas también son parte de lo folklórico del asunto, ya que son muy grandes y depredadoras. En la región abundan jaguares y osos, y para completar la fiesta hay aborígenes que son antropófagos. Sin embargo la invitación realizada por entidades superiores, ratifi—cada en innumerables mensajes para viajar a fines de año a fin de recibir conocimientos "Puente„ que garanticen la supervivencia ordenada y equilibrada de la humanidad, de ninguna manera podría exponemos más allá de nuestras fuerzas a peligros insuperables.
    Con una protección que sabíamos que recibiríamos en todo momento, evidenciamos la contundencia del plan a cumplirse. Así la cita fue tomada con mucho entusiasmo por la gente de los grupos, de entre quienes se hizo una selección para que algunas personas (quienes fueran designadas), asumieran la preparación consecuente con las necesidades de aquel esfuerzo.
    La comisión encargada de avisar a los escogidos lo hizo por teléfono o por correo, en base a la selección que realicé. El viaje debían efectuarlo sólo peruanos, según especificaba el mensaje y con gran acierto, pues la recomendación tomaba en cuenta lo dificultoso que sería la presencia de extranjeros en la zona, por lo grave de la situación política, que podría poner en peligro el éxito de la expedición.
    Se seleccionaron una docena de personas, hombres y mujeres de los cuales, sólo siete deberían viajar apoyados por todos. Y debían reunir como requisito indispensable la preparación inte—gral: física, mental y espiritual.
    Así los seleccionados fueron: Juana Sánchez de Santos, Francisco Sosa Mandujano, Dieter Gerlach Bueno, Anibal La Torre Morvili, Roy Pisculich Noriega, Eduardo Paz Esquerre y Sixto Paz Wells.
    Y como suplentes, en el caso de que alguien a último minuto fallase, estaban: Rosa Isabel Bernedo, Alfonso Ugarte Ponce, Miguel Morales Lagones y Víctor Pacheco Neira. Estos cuatro quedarían en reserva.
    Todos fueron voluntarios que desde un primer momento acogieron la experiencia con gran entusiasmo, iniciando desde el mismo instante de la designación la preparación y el trabajo exhaustivo necesario. Pero las diversa ocupaciones y la lejanía de algunos que nos encontrábamos en el interior del país o en el extranjero, impidieron una integración como equipo.
    Se había previsto para subsanar esto, el que un mes antes se intensificaran las acciones ya de una manera conjunta, procu—rando reunir a cuantos pudieran llegar y estar en Lima. Se consiguieron mapas, instructores de yoga y gimnasia; asesores de todo tipo y nivel, a la espera de contar con la mejor capaci—tación para la gran prueba de fuego que supondría viajar hasta aquella aislada región.
    La moral se mantuvo en alto hasta que se sufrió el primer contratiempo, cuando les avisé de mi imposibilidad de integrar el grupo, faltando muy poco para que el viaje se iniciara. Como dije antes, estaba atrapado con una gran cantidad de hermanos y hermanas Ramas del mundo en el Salvador, en medio de una cruenta batalla, siendo imposible llegar en la fecha prevista para la partida como precisé antes. Fue tanta la preocupación que en consulta a los guías sobre la posibilidad de postergación del viaje, la respuesta en los mensajes fue que habría dos viajes al Paititi, como dos serían los que se harían a Egipto. Y el segundo y definitivo al Paititi sería en agosto de 1990. El significado de ello estaría en que siempre el prepararía sería preparar el camino a los que vinieran después, con el conocimiento del terreno y un primer enfrentamiento al enemigo oculto, al acechador que mantiene puertas abiertas a entidades bajas y que deben ser cerradas antes de que otras superiores puedan ser abiertas.
    No es fácil renunciar al protagonismo y al espectáculo, y todo ello sería una gran prueba que se tendría que afrontar en los viajes, a los que se va en representación de muchos ofreciendo lo mejor de cada uno, con verdadero amor en la renuncia y en la entrega desinteresada.
    La posible postergación hizo desanimarse a más de uno, pensando que las cosas iban mal. Finalmente el grupo se recu—peró y se impuso el entusiasmo, motivándose ellos mismos a continuar sin mí enfrentando su propia prueba.
    Como sólo se aprende a través de los errores, ya el grupo cometió el primero al, no haber tenido en cuenta el día señalado por los guías para iniciar la aventura, saliendo con bastante atraso al continuar las dudas.
    También no se cumplió con el número de viajeros, ya que al final viajaron diez personas, esto es suplentes y titulares. Al llegar al Cuzco fueron recibidos por Feliz Dávila, coordinador de los grupos de la localidad, tratando de ayudarlos facilitán—doles las cosas. Víctor Pacheco, uno de los miembros suplentes fracasó en su labor de hallar el automóvil para que el grupo se desplazara al último pueblo civilizado llamado "Shintuya" y que figura en los mapas como el final de la meta antes de 'internarse en la jungla misteriosa. Este nuevo contra tiempo creó mucha tensión en el grupo; y ante la presión del ambiente, Víctor hizo un último esfuerzo y pudo conseguir un camión; que a pesar de que no era lo mas apropiado debido a que no sólo estaba totalmente cargado de botellas de cerveza sino que sus llantas estaban sumamente gastadas y el coche no poseía faros de luz, era lo único de que se disponía para cruzar la cordillera. Aún así el grupo partió en aquel camión, el mismo que sufrió un accidente, un choque sin graves consecuencias a poco de su partida.
    La impaciencia era evidente en todos, más aún cuando después de parar varias veces a lo largo de la ciudad imperial del Cuzco, a recoger más mercadería y en el camino, más pasajeros, el grupo tuvo que soportar temperaturas glaciales a grandes alturas, las llantas se iban desinflando en la ruta sin que hubiese repuesto, probando así el espíritu de todos. Verdaderamente todos tuvieron que echar mano de su preparación para sobrelle—var una situación que se presentaba aburrida y desesperante.
    Pasando Paucartambo, subió al camión un pasajero muy singular. Su nombre era Pedro Amaru Raru. Un aborigen occidentalizado vecino de aquellos contornos, quien humildemente se ubicó en un extremo del camión, quieto y en silencio, observándolos a todos.
    Dieter Gerlach, actualmente residiendo en el Brasil y que había venido especialmente para el viaje, vino a ser el gran guía de la expedición, por haber vivido en su infancia precisamente en aquellos lugares. El señaló cuando ya amanecía, el cerro de Tres Cruces desde donde se observa el gran valle de la Luna Azul, llamando la atención especialmente sobre la cordillera del Pantiacolla y el Piño Piñi, que se encontraba al frente.
    Eduardo Paz, de profesión periodista célebre escritor y acucioso investigador, refirió que desde Tres Cruces empezaba el parque del Manu, considerado reserva nacional y mundial. Desde allí se iniciaba también el descenso continuo hacia el área selvática, observándose en las faldas de los cerros cubiertos de vegetación, ganado y cultivos propios de la región.
    Eduardo que siempre había vivido en la costa, contó al grupo durante el recorrido, que durante el año de 1989, coincide se había visto involucrado con cosas relacionadas con la selva; hasta había sido trasladado por razones de trabajo a la localidad de Tarapoto en el Departamento de San Martín. También reveló como un año antes de integrar la Misión Rama en Trujillo (al Norte del Perú) soñó en repetidas ocasiones con aquella situación que allí estaba teniendo que enfrentar. Había tenido pre—cogniciones que anticipaban su participación en el viaje al Paititi.
    Para aliviar la tensión y el cansancio, Anibal y Dieter empe—zaron a bromear sobre trivialidades, produciéndose carcajadas que se extendieron a todo el grupo, haciendo llevadero un viaje que venía cargado de contratiempos, y con un retraso que crecía más y más, por la lentitud con que se desplazaban, y por el movimiento producto del mal estado del camino.
    Enclavado en un ceno, había un lugar acogedor llamado Pillahuata, allí al ver que la policía controlaba la salida de la coca, el grupo percibió que se viajaba contra el tráfico, pues por lo estrecho de la peligrosa carretera, habían días que corres—pondían a subida y otros a la bajada. Felizmente la disposición y comprensión de la policía permitió continuar el viaje a los expedicionarios, que no eran culpables de las arbitrariedades del conductor.
    Anibal, aguzado ex comandante del Ejército Peruano, se per—cató de la permanente mirada que mantenía Pedro Amaru sobre los expedicionarios, por lo que se dispuso a combatirlo de la misma manera, mirándolo fijamente e intentando captar su aura. Al parecer esto incomodó a Amaru que traducido significa serpiente en quechua, por lo que empezó a moverse de un lado a otro tratando de evadir la mirada. Anibal le preguntó entonces a Amaru, de dónde venía y cual era su nombre, a lo que éste le respondió en perfecto castellano, que venía de un lugar de la montaña en donde había hombres vestidos de blanco, y que él trabajaba para uno e ellos, al que le llamaban: "Sol—Cielo" Además Amaru refirió que él sabía a donde se dirigía el grupo...
    Al llegar a una curva del camino, Pedro Amaru pidió bajarse y al despedirse ofreció su ayuda en el caso de que lo necesitasen. El camión había llegado a un villorrio llamado Esperanza.
    El viaje continuó hasta llegar al valle de Qosñipata, quedando el carro detenido en Pilcopata por desperfectos mecánicos. La paciencia y tolerancia se habían impuesto en el grupo, por lo que filosóficamente aprovecharon el tiempo para meditar, dejando de percibir a los agresivos mosquitos que allí pululaban. En la noche, cuando dormían plácidamente en el pequeño hotelito del lugar, un destacamento que la policía rodeó el local, porque habían sido informados de que había gente sospechosa allí y que podrían ser terroristas o narcotraficantes. Cuando Dieter salió valientemente a ver de qué se trataba la cosa, los policías lo reconocieron y se disculparon por el despliegue de seguridad.
    Los problemas en el grupo empezaron a manifestarse cuando una de las hermanas, recibió unos mensajes psicográficos que crearon desarmonía y tensión, pues supuestamente estos apare—cían firmados por el propio ¡maestro Jesús!, lo cual ya de por sí los hacía bastante cuestionables. Al leerlos, el grupo se resistió a aceptarlos por sus críticas poco caritativas al esfuerzo de todos, resultando de todo ello un ambiente muy negativo, pues estaban tensos y cansados por el viaje. La unidad y la armonía eran el tesoro más preciado y debían de conservarlo a toda costa; y sin embargo el supuesto mensaje usaba términos muy duros y agresivos, con recriminaciones fuera de lugar, arengándolos pero a la vez sermoneándolos por las dudas que habían tenido. Con todo ello era obvio que aquel mensaje no podía provenir ni de Jesús ni de ningún ser superior, por lo destinado e inoportuno del mismo.
    El viaje pudo continuar hacia Shintuya, pasando por la confluencia de los ríos Qosñipata y el Tono, donde nace el río Madre de Dios, y luego por la unión del río Piñi Piñi al Alto de Madre de Dios. Durante el trayecto les acompañó una canción que por todos lados escuchaban, como un activador de la conciencia, cuyo título curiosamente era "Balada del Hombre sin Rumbo".
    Esa canción aparecía bajo las situaciones más extrañas, como fueron aquella madrugada cuando la policía cercó el hotelito en Pilcopata, una radio encendida que funcionaba a pilas la estaba transmitiendo, o cuando Víctor la venía cantando en el camión al bajar por el valle de Qosñipata sin que nadie más conociera la canción y la melodía. Ahora todos la habían aprendido siendo su letra tal como sigue:
    "Siempre habrá un lugar bien distante. Otro cielo, otra tierra, otro mar, donde pasa la vida y nada se transforma, donde todo es paz y nadie viene a llorar.
    Caminando con rumbo yo voy, con destino, procurando encontrar un mundo mejor, donde pueda vivir sin sufrir, ni llorar. Que la paz y el amor pueda yo encontrar."
    Como vemos la letra era bastante alusiva al proceso que el grupo seguía, por lo que bien podía ser un medio para procurar hacerles llegar alguna clase de mensaje.
    Aproxidamente sobre las 7.00 PM, del día 24 de noviembre se llegó al kilómetro 250, donde el chofer tenía su casa. El lugar es considerado embarcadero del Parque nacional del Manu en el río Alto Madre de Dios. Aquí Eduardo dirigió un trabajo de acti—vación de los centros energéticos. Esto lo realizó bajo el techo de la construcción del futuro mercado del pueblo, después de haberlo limpiado y acomodado las cosas. Durante el trabajo con las energías, Juanita sintió la presencia de alguien que después intuitivamente pudo reconocer: eran los venerables maestros Asint y Anur de los Menores de Morlen. Asint lucía muy anciano, encorvado y no muy alto, pero con el cabello largo hasta los hombros de un color blanco. El se acercó y le colocó sobre su cuello, un collar de color blanco, que tenía una bolsita cuadrada de unos siete centímetros de lado, en cuyo interior había unas fichas símbolos que luego se convirtieron en energía brillante, integrándose al plexo cardíaco. Sintió entonces una transfor—mación personal que vino acompañada de un abrazo del maestro, quien le confió lo siguiente:
    "A partir del Palotoa empieza la zona especial, como si atravesaran un arco de luz».
    Al cabo de un rato, se desató una violenta tormenta con truenos y relámpagos, que rompían la tranquilidad de la noche, con gran estruendo. Aquí el grupo se vio enfrentado a la naturaleza, sintiéndose sobrecogido; pero la paz interior produc—to de sentir el apoyo de tantas personas que pensaban y hacían causa común con los viajeros, los hizo tranquilizarse.
    La tormenta y la lluvia intensa permitió que al día siguiente el río creciera lo suficiente como para hacerlo navegable, y avanzar así lo más posible. Esa misma noche Francisco, Eduardo y Alfonso pidieron una pauta a los guías para que confirmaran la ruta a seguir, produciéndose gran cantidad de avistamientos, que siguieron a la tormenta.
    El sábado 25, el grupo se despertó muy temprano preparán—dose para retomar la marcha hacía Shintuya, a donde llegaron a las 7.30 AM. Nuevamente Víctor se había adelantado para coordinar todo lo relativo a un guía y una embarcación que pudiera llevarlos a todos a través de los ríos y la selva.
    Llegando hizo contacto con Mario Corisepa Zorrilla, un hombre de apariencia humilde, nativo de Huachipaire. Se mos—tró desde un primer momento afable al igual que su familia, quienes le mostraron un libro editado en Japón, con fotografías de la tribu Machiguenga, de una expedición anterior de japone—ses en la que él actuó como guía y traductor.
    Víctor había llegado a Shintuya, donde funciona una misión de la orden de los dominicos, desarrollando una gran labor de evangelización, educación y desarrollo. Y es en este pequeño poblado donde la máxima autoridad son los sacerdotes, termi—nando allí la carretera de penetración.
    Se contrató a Mario Corisepa para que llevara a todos en una lancha con motor fuera de borda hasta Pusharo, lugar sagrado de los indios machinguengas. El viaje se haría al día siguiente, descansando aquel día en la misión gracias a que los dominicos permitieron pernoctar allí aquella noche.
    Previamente al descanso se hizo una limpieza de todos los ambientes lo cual produjo admiración en los dueños de casa, ubicándose todos en el suelo de un viejo almacen en cuyos tejados proliferaban las ratas.
    El domingo 26 el grupo se levantó sobre las 5.00 AM, y al asearse, todos contemplaron un arco iris de extremo a extremo de los cerros, por la dirección donde se encontraría Pusharo; cap—tando todos el contenido simbólico de ello al ser una señal bíblica de la "Alianza" de Dios con el hombre, y porque confirmaba la experiencia de Juanita.
    Después de un ligero desayuno con plátanos y yuca(mandioca), en una humilde choza que actúa de restaurante del lugar, el grupo partió en lancha hacia el río Palotoa cruzando durante cinco horas el grande y navegable Río Madre de Dios. En el camino Mario Corisepa buscó a otro machiguenga para que lo ayudara en la labor de guía, pero no encontró a la persona que buscaba y siguió adelante, hallando pronto a otro aborigen llamado "Pan—cho" hijo de Cachán, el jefe de la tribu pero como se hallaba beodo éste, por haber bebido demasiado licor de yuca fermen—tada (masato), no quiso ir. Dieter le insistió para que subiera al bote,, pero siguió negándose, por lo que el grupo continuó avanzando. En ese momento Francisco intuyó que el machi—guenga de todas maneras les acompañaría4 Seiscientos metros más adelante. Pancho vuelve a aparecer sonriendo dentro de su estado de ebriedad y acepta ir con ellos.
    En el camino Pancho comienza a hablar del lugar sagrado de Pusharo, y de una cascada desde donde se mira todo y encima de la cual existen ruinas de unas construcciones. Mientras se avanzaba, el río se iba tomando más turbulento, con la aparición de muchos remolinos y rápidos. Mario con su pericia, logró sortear muchas piedras que sobresalían del agua barrosa que corría a gran velocidad y que podían hacer sosobrar el bote. Pudieron llegar entonces al río Rinconadro, sintiendo muchos del grupo un estremecimiento corporal sin que mediara razón o motivo alguno.
    Por indicaciones de los guías machiguengas, se supo en qué momento se ingresaba al río Siskibenia, río en cuyas nacientes se encontraría el Paititi. A medida que se avanzaba, la corriente era más fuerte. El sobrepeso en el bote hacía que a veces chocara con el fondo, pues en cierta zona el río era muy rápido pero algo bajo. En un recodo del río casi naufraga el bote, pues se vieron atrapados en unos rápidos, y el motor precisamente allí se apagó arrastrando la fuerza del agua a la embarcación precipitándola hacia una catarata de grandes rocas. Con desesperación, Mario intentó volverlo a encender justo cuando se iba a producir el choque contra las rocas. La embarcación se ladeó con el impacto que se produjo, sembrándose la confusión entre todos por lo inminente del naufragio. Varios hermanos sin soltar el bote bajaron al agua para aligerar el peso y evitar ser barridos por la corriente que arrastraba, y poder así liberar la embarcación que se encontraba atrapada entre los peñascos a punto de volcarse. Pero la comente ganaba, cubriéndolos completamente. Fran—cisco permaneció inmóvil en aquel momento pues sintió que debía usar su poder mental, envolviéndolos a todos y al bote en una cúpula de luz. El bote se soltó y empezó a navegar sin control, dirigiéndose hacia unas piedras, y cuando estaba a punto de estrellarse a gran velocidad, el motor se encendió, salvándose todos. La tormenta de la noche anterior había aumentado el volumen de agua de los ríos, de tal, manera que el viaje a Pusharo se pudo concretar en un sólo día, cuando lo normal es que se empleen por lo menos tres días en bote o una semana a pie.
    Sobre las doce del medio día se hizo el primer campamento en la confluencia del río Rincondero con el Siskibenia, allí ya el bote no podía continuar por la poca profundidad que había, as¡ que se siguió a pié. Se almorzó yuca y maíz, y quienes así lo desearon: algo de pescado que los machiguengas extrajeron del río.
    A las 2.30 PM, se levantó el campamento, y por espacio de dos horas y doce minutos de larga caminata, se logró cubrir la distancia que lo separaba de Pusharo, lugar que se encontraba en la orilla opuesta del río. Durante todo el camino se tuvo que cruzar varias veces el torrente de una orilla a otra, con una lluvia muy intensa y continua. Los pies se hundían hasta los tobillos en el fango de los cenagales que se habían formado en las riberas. Mientras se avanzaba, el sudor caía sobre las sienes y los ojos, que nublados exigían un gran esfuerzo en la visión. Los expe—dicionarios con sus cuerpos húmedos por la sudoración y la lluvia, procuraban mantener el equilibrio por entre las filosas piedras, mientras cargaban los pesados bultos sobre sus resenti—das espaldas. En los pequeños descansos que hacían, el combate era implacable con los mosquitos que pululaban sedientos de sangre. Las mochilas se iban haciendo cada vez mas pesadas debido al cansancio, y cuando había que cruzar la comente, todo se confabulaba a manera de trampa mortal para que el río se llevara el bulto o a uno con él. Se debía usar cuerdas amarradas de un lado a otro, y sujetarse a ellas, a pesar de que la fuerza del agua y el cansancio, seducían a soltarse y dejarse llevar, lo cual hubiera significado una muerte segura. Los machiguengas se mostraron en extremo solidarios, cruzando varias veces el río, ayudando a las personas con el equipaje.
    A pesar de que los guías extraterrestres habían insistido sobre la importancia de que quienes fueran debían participar sin límites de tiempo, esto es, sin la angustia de tener que retornar de forma inmediata; había en el grupo quien aún no consciente de la razón de ser de su participación en el viaje, y menos aún conscientes de la trascendencia del mismo, presionaba para que la marcha fuera forzada, exponiendo sin darse cuenta a los que no podían seguir el paso. Esto queda como lección, que cuando se realiza algo de tal magnitud, es importante ser honesto y dejar de lado nuestros propios intereses, por el mejor éxito de las empresas propuestas.
    Cuando llegaron frente a Pusharo, no pudieron cruzar debido a que Mario indicó que era peligroso, aunque todos percibieron que la razón era otra, pues había que solicitar autorización al jefe de la tribu, que era en éste caso, el propio padre de Pancho. Así pues se tuvo que establecer el campamento a orillas del río, desmalezando el lugar y armando las tiendas de campaña. La lluvia había cesado y en algunos se generó una preocupación que era: Cómo se les diría a los suplentes que allí se encontraban, que debían de dejar que el grupo principal continuara solo. Esto mortificaba a personas como Roy, que sabía de la responsabili—dad que el viaje tenía, y por las consecuencias que esto traería en la armonía del conjunto,
    No es fácil trabajar con nuestros egos, y cuando menos lo pensamos estamos enfrentados con ellos o por ellos. El prota—gonismo es en Rama, uno de los mecanismos por los qué se manifiestan nuestros egos.
    La mañana siguiente fue despejada, contando desde muy temprano con un sol radiante y la presencia de Cachán, Soro Soro, Goro Goro, y toda la tribu machiguenga, quienes rodearon a la expedición mientras el grupo estaba meditando, blandiendo sus arcos y punzantes flechas: cuando hubo minutos de silencio que resultaron los ojos y de vieron rodeados de aquellos gue—rreros y fue gracias a una niña de doce años que hablaba castellano que se pudo entablar la comunicación, rompiéndose el hielo existente. Los indígenas poseían gruesos collares de semillas en sus cuellos, con los que según decían espantaban a los jaguares y serpientes; los varones lucían una especie de vincha de plumas negras en la frente, a manera de cerquillo. El pelo lo usaban floreciente después de una rapada total. De las narices de hombres y mujeres colgaba un disco de plata que había sido cocido a la piel, vestían poca ropa, y se les veía tímidos, herméticos y observadores, como si fueran niños.
    Se les hizo algunos regalos de comestibles, procurando ga—narse la confianza de ellos. Mas tarde, todo el grupo devolvió la visita a la aldea machiguenga, regresando después al campa—mento a esperar. Roy manifestó entonces la necesidad de dis—poner el viaje de aquellos siete a los que les correspondía, cruzando sólo el río hacia la piedra sagrada de Pusharo. Esto trajo consigo evidentemente desarmonía y tensión, pues había voluntad por parte de algunos sobre todo de los suplentes, de que siguieran todos. Lo dejaron a la decisión de los siete, como forma de presión psicológica, turbándose las mentes por tratar de imponer lo mejor para todos frente a los intereses particulares. Una experiencia similar fue la vivida en los viajes de agosto de 1981.
    Los que quedarían convivirían con los machiguengas hasta el retomo de los demás, por lo que al final se impuso el orden y la disciplina, pasando de dos en dos hacia el otro lado del río, pero sólo los siete designados; caminando por la orilla opuesta hasta la gran piedra que a manera de inmenso muro, se escondía debajo de la vegetación exuberante. Aquella roca de más de 30 metros de largo y de similar altura, está cubierta completamente de petroglifos, que viejas leyendas machiguengas atribuyen a un tal Chaingavane, hijo de un dios del cielo y de una mortal terrestre. El lugar es considerado sagrado para los aborígenes de la zona, protegiéndolo de toda presencia extraña. En aquella ocasión se encontraba totalmente cubierto de maleza, por lo que parte del trabajo fue despejar el lugar para observarlo a cabalidad.
    Eran las 3.33 PM, cuando Dieter y Juan¡ cruzaron en una balsa pequeña, luego lo hicieron los demás. Cerca de la gran piedra, la sensación era indescriptible; ni Juani ni Francisco resistieron el deseo de tocar la piedra sintiendo cómo toda ella vibraba, como si estuviese viva y latiera. Observando hacia arriba, Juan¡ descubrió una especie de ventanitas en la parte alta, pero difíciles de alcanzar. No resistiendo su espíritu de exploradores, algunos se dirigieron inmediatamente hacia la catarata de la que los indígenas habían hablado, pero como había que cruzar nueva—mente el río se abstuvieron de hacerlo porque la tarde estaba cayendo.
    "La llegada a Pusharo era como haber llegado a un paraíso, a un lugar diferente, con un tiempo distinto. La atmósfera que se respira en ese sitio es poderosa y por consecuencia, inolvida—ble. "
    (Juanita de Santos, informe personal)
    "Pareciera que el equilibrio del mundo se mantuviera allí" (Aníbal La Torre, informe personal)
    Aquella noche meditaron al pie de la piedra, percibiendo la presencia cercana de los guías. Sintieron pasos y murmullos que se producían fuera de la tienda, por lo que había una extraña sensación de temor y ansiedad. Cerrando los ojos, hubo visua—lizaciones sobre lo que sería el trabajo al día siguiente con la muralla de piedra. Se captó entonces que la roca sería atravesada en una experiencia de proyección mental.
    Al día siguiente se colocaron cada uno frente a la gran piedra. Francisco trajo siete piedras de río, para que sirvieran de asiento a los allí reunidos; y cuando Anibal preguntó si aquello tendría algún significado simbólico, Dieter respondió sintonizándose con la intención: la idea es que los siete representan a la misión en su estrella, que es de seis puntas más la invisible que resulta de la proyección de las otras, y también representa el universo material de siete dimensiones que debía ser conectado con las esferas superiores. Hasta allí el viaje había tenido un contenido marcadamente simbólico que se había verificado con la repe—tición continua de ciertos números según percibían los asisten—tes, tanto en los lugares a que se llegaba, o por las horas de partida o de arribo. Todo ello era evidencia clara de que el viaje estaba cumpliendo su propósito y que a pesar de todo error, sería éste de suma utilidad para la misión. En la percepción de dermóptica habían captado que existía una íntima relación entre la cultura egipcia y lo que allí se había dado en otro tiempo, relacionándose las imágenes con un conocimiento que tendría que ver con las leyes de polaridad y mentalismo.
    Juani dirigió el trabajo de interpretación de los petroglifos; empezando la meditación con una activación de los cristales, y mantralización de aquellas palabras clave, capaces de elevar nuestra vibración si hay la actitud correcta. El grupo sintió claramente que aquel trabajo empezaba a aperturar hacia la cuarta dimensión, descubriendo un recinto iniciático protegido por aquella muralla. Mientras se iba produciendo la apertura, todos empezaron a vibrar a nivel de su plexo cardíaco, donde sentían nítidamente un sol dorado que desde su interior crecía envolviéndolos. Este sol al unirse con un disco dorado que se hallaba dentro del recinto visualizado, permitió aumentar más aún el campo magnético creado por todos.
    Así se establecieron condiciones para un contacto, que sí se produjo con seres de la Hermandad Blanca. quienes se mani—festaron en aquel momento como siluetas envueltas en luz, que al acercarse se iban definiendo como muy humanas.
    Durante la experiencia se percibía el ruido del aire como cuando pasa por un tubo y como si un chorro de agua cayese desde lo alto, con fuerza sobre las cabezas. Allí Francisco sintió que caminaba por un túnel experimentando mucho frío por su contacto con la piedra, la cual se transformaba en una puerta dejando ver a través de ella, una caverna con muros y techos perfectamente labrados. En el umbral aparecieron dos personas como monjes, delgados con franciscanas capuchas, invitándolos a caminar, lo cual hizo sintiendo bajo sus pies cómo pisaba un agua cristalina; igualmente observó al final del túnel aquel disco dorado. El camino que continuaba era todo de oro, conducién—dolo a unos terrenos y a un sitio de sierra, preguntándose a sí mismo si había llegado ya al Paititi...
    ¡Pero estaba sólo!. Habían plantas colocadas en armonía natural que lucían ser de preciosos metal dorado, al igual un puente que cruzaba sobre un riachuelo, donde pudo observar a los machiguengas que los habían acompañado hasta Pusharo. En un momento se escuchó la voz de Juan¡ que invitaba a todos a descifrar los símbolos, poniendo en práctica toda la preparación asumida a lo largo de tantos años de formación Rama en las guías de prácticas. Francisco empezó instantáneamente a recibir un aluvión de datos sobre el origen de la vida de la tierra: Los petroglifos indicaban la ubicación actual y también los cerros, cañadas y caminos que debían seguirse para llegar a una ciudad escondida.
    Al relatar cada cual su experiencia, al final de los trabajos, Juan¡ contó que había visualizado mayor cantidad de símbolos en el interior del recinto, que fuera de él. Además había recibido un mensaje que decía:
    "Deben vibrar así en niveles más altos para permanecer en contacto con nosotros, porque ya es tiempo de actuar abierta—mente. Están entrando en la dimensión de la comprensión " Francisco estuvo reflexionando luego del intercambio de sensaciones y percepciones, comprendiendo que para el mejor éxito de su participación en aquella salida, tendría que partir solo con Soro Soro el machiguenga; pero ello lo revelaba haciéndolo sentirse mal. Se le cruzaba por la mente ideas muy negativas como la de que pudiese tratarse de una suerte de afán protagónico ó pudiese ser interpretado como ambición personal, y traer consigo una traición al grupo, pero la convicción era cada vez más fuerte, su participación en el viaje había sido tan difícil, tan llena de obstáculos que todo a último minuto se había solucionados El ahora debía marchar... Francisco recordó también un mensaje recibido en el mes de octubre de ese año que decía: "Bastaría que sólo uno llegara para el cumplimiento del objetivo final."...
    Quizás muchos en aquel momento estuviesen enfrentando una crisis personal tan intensa cómo la que Francisco sufría, pero él no podía saberlo, sólo se repetía incesantemente en su interior el sentimiento y la visión que había tenido. Ahora sólo reclamaba él, a las fuerzas superiores que podían estar asistién—dolos, por una mayor preparación y apoyo. Y tan fuerte fue su angustia que rompió a llorar desconsoladamente, sin comentar nada.
    Una comunicación recibida de los guías por Roy, les aclaró a cada uno la actutid adecuada que debían mantener durante el viaje. A Francisco le indicaron que dominara sus emociones para que pudiese comprender por sí mismo mejor sus visualizaciones, y saber cómo proceder sin producir alguna clase de enfrenta—miento
    Eduardo contaría después lo trascendental que fue para él el verse atravesar la pared de piedra acompañado por un hombre que lo llevó hacia una estatua de oro, relacionándose esto simbólicamente con la verdadera alquimia que todo hombre debe alcanzar en la transformación de su identidad, descubri—endo dentro de uno a su real ser...
    La comunicación recibida hablaba de estar dos días mas en Pusharo, para que una vez completada la información pudieran cruzar por donde habían intuido hacia la cascada. Les pidió confianza en sus acompañantes aborígenes, de quienes con humildad deberían de aprender muchas cosas. Firmaban el mensaje, los guías de Venus quienes debían encontrarse en la base Azul del Alto Paititi, siguiendo de cerca el proceso del grupo.
    Sin haberse puesto de acuerdo, ni haberlo conversado previa—mente, todos coincidían en la ubicación donde habría de hallarse la base de los guías y el Paititi. Era una zona permanentemente cubierta de nubes, tal como las fotografías aéreas y del satélite lo señalaban.
    Aquella noche hubo avistamientos que confirmaron el men—saje, y ya de madrugada del día 29, cuando todos dormían Juani percibió un llamado percatándose de que la tienda de campaña estaba iluminada por un extraño resplandor; pero sintió temor de salir sola, por lo que le pasó la voz a Dieter, quien se ofreció a salir con ella a verificar su fuente. Una vez fuera, vieron ambos en el cielo, un espectáculo de luces multicolores con un sonido armónico. Dieter manifestó allí en voz alta a los guías, que se sentía preparado, y qué esperaban para mostrarse abiertamen—te?... Y la respuesta no se dejó esperar... Los guías pidieron paciencia e identificación con un proceso que debe ser lo menos dependiente posible, y todo ello se recibió por telepatía.
    Al día siguiente se realizó un trabajo complementario en torno a los petroglifos, y el día 30 se inició la marcha cruzando el río con el agua hasta la cintura, haciendo gran esfuerzo por evitar que la corriente los arrastrara y procurando el equilibrio por entre las piedras. Debían evitar llevar equipos para pasar con el mínimo peso, además que por haberse acabado el agua potable, y siendo la del río oscura y barrosa, debían buscar un arroyuelo limpio para aprovisionarse de la misma.
    Al atravesar Francisco el río, tuvo una visión en la que se repetía lo que él había observado en la práctica frente al muro de Pusharo, lo cual lo sorprendió. Todo era de oro, todo relucía a su alrededor... hasta que reaccionó y la visión se esfumó, encon—trándose en otro sitio diferente. Al avanzar hacia la catarata observó que al irse adentrando en el cañón, los detalles del ambiente iban coincidiendo. Vio entonces una cueva a la dis—tancia, más al llegar a ésta contempló que no era profunda aunque en su interior captaba muchos elementos de sus visiones. Dieter le había advertido que fuese con sumo cuidado por la presencia de serpientes entre las rocas y oquedades. Francisco se quedó contemplando todo el lugar pero reaccionando fue a buscar al grupo que marchaba con Dieter a la cabeza.
    La expedición se fue internando valientemente en las zonas mas profundas de la jungla, debiendo subir por escarpadas rocas y pendientes resbaladizas, cubiertas de una vegetación tupida y exuberante. Fue entonces cuando Juanita renunció a continuar. Había hecho un esfuerzo sobrehumano para llegar hasta aquel lugar, pero su cuerpo no le rendía según las necesidades de aquellos parajes. Chabuca Bernedo (Isabel), siempre solidaria se quedó para acompañarla, dejando así que los expedicionarios continuaran sin mayor contratiempo, en un verdadero ejemplo de desprendimiento y desapego.
    Dieter había alcanzado un gran peñón que sobresalía de la pared vertical del cañón, desde allí buscó con la mirada un punto por donde pasar, un lugar por el cual atravesar otra vez el río que se estrechaba en rápidos y remolinos por entre grandes rocas con un gran volumen de agua. El cruce resultaba demasiado peli—groso y casi imposible, por lo que visiblemente preocupado y a la vez contrariado se volteó y mirando al grupo que lo aguardaba tras de sí indicó que ya no se podía continuar. Pero aquí un impulso indefinible obligaba a Roy y a Francisco a seguir, llegando hasta la piedra y observando por ellos mismos las limitaciones que marcaban las circunstancias. Anibal, acomo—dado sobre unas piedras donde se había detenido a descansar exhausto, era víctima de un enjambre de mosquitos que lo atacaban inmisericordemente, resolviendo no continuar, mien—tras procuraba taparse el rostro y el cuello de los ataques de aquellos brutales insectos que ya le venían hinchando las manos. Para Aníbal el viaje terminaba allí, por cuanto su sentido común le indicaba que siendo el camino demasiado peligroso, era una temeridad exponerse más de la cuenta.
    Roy miraba hacia las profundidades del cañón evaluando la situación. La ruta se hacía más difícil, pues inmensas rocas en medio del torrentoso río creaban pozos profundos, tenebrosos remolinos y las paredes verticales de las montañas estaban cortadas a pico, sin dejar orillas a los lados. El paso estaba cortado a menos que se lanzaran al agua. Aquí Francisco con audacia se amarró la máquina de fotografía en la cabeza, y con una cuerda a la cintura se arrojó a las turbias aguas, alcanzando un tronco caído después de unas esforzadas brazadas. Se subió en él desde donde pensaba alcanzar otras rocas y así ir avanzando por la peligrosa garganta, pero tuvo que compartir el lugar con decenas de miles de hormigas que se arrastraban por la corteza y se empezaron a subir por sus manos. Semejante esfuerzo trajo consigo que Roy y Dieter lo siguieran nadando, animándose a continuación Eduardo, quien se sacó la ropa y se introdujo en la vaguada. Llegaron todos a una especie de cueva que mostraba tres aberturas, sintiéndose motivados a mantralizar; quizás con la esperanza de que alguna puerta se abriera en aquel lugar. Pero de pronto les invadió un sentir muy claro de que todo estaba sujeto a una interpretación simbólica. Una comunicación ante—rior decía:
    ... Luego verán una gran meseta en donde descubrirán tres puertas de piedra, que será la antesala a nuestra y vuestra común —unidad".
    El grupo sintió que todo se venía cumpliendo allí simbólica—mente, cuando desnudos en una purificación por el fuego del valor y la limpieza del agua del río de la vida, habían llegado hasta aquel lugar cuatro personas, siendo el número cuatro el símbolo de la preparación, y del propio planeta.
    Llegar hasta allí había sido una verdadera odisea digna de todo mérito. Pero las huellas de un jaguar sobre la escarpada ladera montañosa a menos de cinco metros de distancia, y un nido de serpiente entre las rocas, hicieron desistir a Dieter y Eduardo de seguir adelante; Roy y Francisco seguían motivados a adentrarse más por el barranco, confiando en la existencia de la protección sutil pero manifiesta de fuerzas superiores.
    Nuestros dos amigos con gran equilibrio y valor lograron ascender por una de las paredes del cañón hasta cierta altura, agarrándose con las uñas de las piedras y de unas altas lianas que caían de la espesura de las crestas. Buscaban divisar a la distancia algo que les sirviese de pauta para seguir. Con los pasos el peligro aumentaba, algunas piedras se desprendían fácilmen—te, otras extremadamente húmedas por caídas de agua hacían del lugar una trampa mortal, al igual los resbaladizos musgos y líquenes. ¡Cuán necesarios se hicieron en ese momento las botas especiales, cuerdas y ganchos de andinismo!.
    El subir la montaña con sus extremas dificultades, caídas y tropezones moreteando piernas y destrozando las uñas que se desportillaban con las rocas, en el esfuerzo de sujetarse algo, hizo reflexionar a Francisco y a Roy sobre si valía la pena o no seguir aquel camino y cuán útil podría ser continuar. Sus cuerpos lacerados por las piedras y las ramas de los árboles, muchas de ellas espinosas, supuraban por las continuas picaduras de los mosquitos. Francisco en medio de una lucha interior pensó que quizás había llegado el momento de emprender la retirada; y cuando se decidieron a hacerlo llegando a la orilla del río, vieron sobre una piedra grabados unos dibujos en los que destacaba lo que parecía ser el rostro de un extraterrestre, como esperando ser percibido como señal ansiada. También se observaba una flecha en la parte superior, indicando como ruta, el estrecho desfila—dero. La alegría fue entonces muy grande en los dos amigos que veían confirmarse visiones anteriores.
    Francisco percibió en su mente que un mensaje le llegaba como queriendo aclararle las cosas; éste decía:
    El retiro interior que estáis buscando ha estado siempre dentro de vosotros".
    Obviamente un mensaje tan claro y profundo sólo podía querer orientar el trabajo, y revelar que un viaje de tamaña magnitud como el que se había hecho, constituía una aventura interior, en la que todos los sucesos y acontecimientos que se desarrollaban, actuaban como válvulas para que aflorara un conocimiento oculto en el interior de cada uno, a partir de lo grabado en aquel instante.
    De regreso encontraron a Dieter y a los demás, quienes habían hallado un sendero en la selva que subía las montañas laterales, llevando hasta una choza en la parte alta. Fueron juntos hasta allí y la vieron emplazada sobre una pequeña meseta de forma circular. En aquella estancia que era la cabaña de Soro Soro, quedaron impresionados todos ante la humildad franciscana con la que viven los machiguengas. Había una cama de cañas, unos pocos utensilios de cocina, unos platos de calabaza y unas pocas flechas. En ese momento Roy recibió el primer mensaje que dio el guía Oxalc en todo el viaje, el mismo que decía:
    "Sepan que las etapas que están pasando, les harán ver con claridad que la misión está yendo por caminos de definición y entrega"
    Al salir de la cabaña para ir a bañarse al río y contrarrestar el sudor excesivo de aquel calor húmedo y bochornoso, todos miraron en dirección de lo que sería la Base Azul de Paititi, que hasta ese momento siempre se había visto cubierta de nubes oscuras. Se veían resplandores y fogonazos que se multiplicaban hasta que se formó un gran triángulo con el vértice hacia abajo, todo él compuesto de una extraña luminosidad. Y todo apuntaba hacia allá...
    El viernes 1° de diciembre parte el grupo integrado por Chabuca Roy y Francisco, le pidieron a Mario Corisepa, que los acompañara hacia la catarata; mientras que el resto quiso ex—plorar el lado izquierdo del cañón, que según Eduardo era la dirección señalada por los libros que él había leído, que podría llevar a una ciudad perdida de los Incas.
    Los primeros llegaron hasta la catarata en donde ubicaron una cueva de murciélagos, Roy se sumergió llegándole el agua hasta el pecho. Chabuca le siguió animándose con ello Francis—co, quien participó también de la exploración debiéndose los aventureros sumergir debajo del agua para pasar debajo de la cascada que caía con gran fuerza sobre sus cabezas; pero no pudieron ingresar mucho por la oscuridad reinante. Al salir del agua, Mario quien les observaba atento les habló diciéndoles que más arriba, en lo alto de la montaña había a un día de camino, una calzada de piedras trabajadas de la que hablaban sus mayores. El segundo grupo en el que iba Dieter, Eduardo y Anibal siguieron hasta donde lo intrincado del bosque y los obstáculos naturales de piedras desordenadas, árboles caídos, etc. lo permitieron. Fue entonces cuando Anibal se encontró con Mario quien volvía después de haber estado con los otros. Y le pidió que le llevara mas adentro del Pongo y le guiara para encontrar un paso por la quebrada, que les permitiera llegar a Paititi. Mario le sugirió a Anibal que lo aguardaran allí, y que él avanzaría más rápido junto con Soro Soro que hizo en ese momento su aparición, para verificar si se podía pasar o no. Al día siguiente volvieron a aparecer los machiguengas buscando a Anibal para decirle que el paso estaba cerrado y no se podía atravesar antes de ¡Agosto!. ..
    Sin lugar a discusión alguna, la recomendación fue acogida con la resignación del que se conforma porque sabe internamen—te de que se había realizado todo cuanto se podía haber hecho. El esfuerzo había sido muy grande y sólo quedaba volver procuran—do valorar el aprendizaje y el significado de todo ello, para preparar así a aquellos que en el futuro habrían de rematar y culminar aquella empresa colectiva y trascendental.
    El sábado 2 de diciembre el grupo le dio una última obser—vación a los petroglifos, reuniéndose con los otros tres expedi—cionarios que habrían quedado en el orilla opuesta, al pié de la aldea machiguenga. Se preparó entonces una fiestecita de des—pedida de los machiguengas. Todos fueron recibidos en la casa del jefe Cachán donde se compartió pescado ahumado, yuca y masato.
    El retorno caminando fue bastante más suave que la llegada, quizás por que lo rudo del acceso había fortalecido a los participantes; pero todavía faltaban muchas incomodidades durante el regreso al Cuzco. Ya en Shintuya no les quedó más remedio que volverse subidos sobre un camión lleno hasta sus límites, de troncos de árboles robados a la jungla. En la ruta hubo varias veces el peligro de caerse a profundos abismos, mientras la nube de polvo que levantaba el paso del camión los envolvía comple—tamente ahogándolos, y para remate las bruscas temperaturas templaban sus delgados cuerpos bastante golpeados por la aven—tura y el cansancio.
    Al llegar a la capital imperial se dieron con la sorpresa de que no había avión para retornar a Lima, pues la compañía había anunciado que estaba malogrado y por tanto invitaba a sus pasajeros a quedarse en hoteles de categoría a costa de la empresa, pudiendo pasar gratuitamente una magnífica y relajada noche, exactamente como nos pasó en el viaje a Egipto.
    El viaje al Paititi había sido una experiencia de paciencia, tolerancia y resistencia, elementos que son vitales para que libres de todo protagonismo, se pueda llegar a abrir las puertas internas y externas que nos comuniquen con la cuarta dimensión y los retiros de la Hermandad Blanca. En aquella oportunidad se había abierto la puerta interior de cada cual, confrontando la prepara—ción previa de todo el proceso, acercándonos a todos hasta el umbral de la "Tierra Prohibida". La purificación había sido dura y necesaria, ahora lo único que faltaría sería culminar lo iniciado.
    Los machiguengas habían confirmado los mensajes que de—cían que el viaje definitivo se realizaría en agosto, al igual que se confirmaron aquellos que señalaban el día 2 de diciembre para disponer el retorno. Fue precisamente ese día, que los expedi—cionarios enterados de la imposibilidad de continuar decidieron volver.
    Se realizaría un segundo viaje en el que sólo siete personas de todo el mundo, marcharían a la zona; y esto ocurriría después de volver a Egipto, en donde se complementaría un proceso ini—ciado, tomando conciencia del trabajo realizado antes y culmi—nando la etapa de madurez y entrega solidaria.
    El trabajo sería abrir y cerrar puertas interdimensiones, y para ello tendría que haber sido abiertas previamente nuestras con—ciencias y nuestros corazones al amor impersonal.
    Los guías me habían invitado en los mensajes del año 89 a un segundo viaje fuera de la tierra, presumiblemente a uno de los planetas de la confederación cercanos, para después del Paititi; pero al no haber participado del viaje a la Selva me sentí incompleto, como que mi preparación no sería la suficiente como para una experiencia de ese tipo. Tampoco me consideraba anímicamente en condiciones, algo dentro de mí me exigía meditar seriamente la situación de la misión, de los grupos y mi participación futura.
    Paititi estaba aún sin culminar. No se había logrado llegar hasta el lugar indicado, pero el conocimiento sí empezaba a fluir de cada uno de los que viajaron y abrieron sus mentes.
    Paititi era un reto y un hito en nuestro trabajo. Para llegar al lugar habría que establecer un puente que uniera las orillas de un gran abismo de desesperanza. Allí en el lugar habría de finalizar etapas de preparación y de trabajo masivo para iniciar el desa—rrollo de lo interno, por lo que tendríamos que evitar cometer los mismos errores que había retrasado nuestro proceso tantos años. Y las etapas a culminar se volvían a centrar en agosto, el octavo mes que señala cambios y esperanza para todo y para todos.

    CAPITULO XVIII
    PAUTAS PARA LA DECADA

    Las comunicaciones de los guías siguieron cumpliéndose, sien—do contundentes las ratificaciones por los acontecimientos mundiales.
    Derrocamientos de tiranos y dictadores, cambios en la polí—tica internacional; crisis en las religiones; descubrimientos cien—tíficos, etc. Todo ello sería un anticipo de las verdaderas trans—formaciones, y así llegó 1990, dándose los cambios en profun—didad.
    «Sí, Oxalc, amados hermanos de la Tierra nuestro mensaje es un llamado de alerta para que la humanidad cambie y reaccione frente al gran efecto destructivo que ha venido acumulándose, como consecuencia de un sin fin de causas, resumidas en el egoísmo y el desamor.
    La alerta que cobró actualidad a partir de la década dé los años 40, ha empezado en los 80 a rendir sus frutos, pues vemos con beneplácito giros trascendentales en la población del mundo procurando llegar a disfrutar de la solidaridad paz y justicia. Hay un despertar de conciencia que incluso ha escapado a nuestras previsiones. Estamos sorprendidos y a la vez maravi—llados, por cuanto ahora sí es posible hablar de cambiar el futuro. Hasta fines de los 70, sólo podíamos recomendarles estar preparados para enfrentar lo mejor posible y sobrevivir a los acontecimientos que venían desencadenándose o ustedes mis—mos provocando y permitiendo que ocurrieran.
    Amados hermanos, no deben confiarse en demasía, pero sí aprovechar en ganar terreno ahora que la balanza se inclina hacia la luz, y aún no han llegado los verdaderos momentos de oscuridad, de falta de fe y de esperanza, así como de gran confusión y que pueden manifestarse de un momento a otro.
    Cierto es que hay que guiar a la masa humana y lo harán pues los medios y recursos de todo tipo se les darán para que lleguen a divulgar como nadie antes lo hizo, el mensaje. En este momento tengan cuidado de quienes están cerca y a la vez lejos, pues la envidia es mala consejera. No teman a sus detractores y enemigos, pues ellos son víctimas de sus propios sentimientos.
    Este año traerá cambios en los países que parecía que no lo necesitan, y en aquellos que se creía que el cambio no llegaría jamás. Acabarán dictaduras y sólo el pueblo de cada ciudad exigirá gobernarse.
    Las fuerzas oscuras arremeterán a mediados y finales de año, pero sólo apresurarán definiciones positivas.
    Estén atentos por cuanto este año empieza con aconteci—mientos graves, pero que serán la ventana a la esperanza y la puerta hacia el nuevo día: La nueva humanidad.
    Están apunto de hacer girar el Apocalipsis convenientemente para el hombre espiritual, pero a una revelación se le opone otra que se establece cuando hay quienes reaccionan. Son pocos los necesarios para la modificación del futuro y los acontecimien—tos, ya lo saben.
    En este año, afines de mayo vivirán el traspaso de la puerta dimensional de la pirámide, en las pirámides. Nueve serán visitadas, siete las experiencias, siete los asistentes todos com—prometidos con el mensaje. Podrán llegar seis, pasar cinco, encontrar cuatro, saber tres, volver dos y todos como uno, haber servido al plan. Igual será en Paititi, en agosto, a mediados todo se dará.
    Las puertas serán abiertas y el umbral de la caverna consa—grada, mostrará su verdadero rumbo y significado a quien por amor, renunció a ser para dar.
    Los viajes en este año integrarán y despertarán a muchos, provocando parte de la gran acción transformadora que se inicia en la década.
    Sobre el viaje a nuestro mundo, enero les reserva experien—cias previas a las que no irán improvisando preparación, sino en un perfecto estado integral, el cual podrán conseguir en diez días a partir de la fecha.
    Con amor, OXALC (Comunicación 1—1—190)
    Esta comunicación recibida de madrugada del día primero de enero nos mostraba la orientación de los mensajes de allí en adelante, encaminándonos sobre el devenir de los acontecimien—tos, esperando de nosotros la capacidad transformadora, ya que el conocimiento de las profecías las cuales son sólo una adver—tencia, permitiría la modificación de las mismas.
    La liberación de Mandela, aquel importante líder sudafricano que era un símbolo de la lucha contra la segregación racial, significó la caída de una de las más grandes lacras de la sociedad moderna, "El Apartheid".
    La guerra declarada contra el narcotráfico internacional y la violencia en Colombia, empezaron a dar sus resultados positivos con la declaración de parte de los carteles del narcotráfico colombiano sobre la victoria del gobierno. Además el M—19, importante agrupación guerrillera depuso las armas y se integró al proceso democrático del país. Así en el mundo empezaron a producirse acontecimientos y grandes cambios los cuales habían sido anticipados en las comunicaciones recibidas de los guías. Uno de estos mensajes se recibió en una salida hacia la zona de Montecristi al Norte de la Republica Dominicana, durante una actividad organizada a manera de encuentro regional y a la que asistieron gente de los grupos de Estados Unidos, Puerto Rico y de. El mensaje decía:
    "Sí, Oxalc, con amor. Hermanos Ramas, no busquen expe—riencias antes de haber logrado la experiencia del cambio. No significa esto que no vayan a vivirlas pues sin buscarlas las tendrán, el problema es que si su mente está tras de ello, no se podrán dar cuenta de lo que tienen entre manos; de lo que se está dando a su alrededor.
    La búsqueda interna, la paz y el equilibrio les procurarán consecuencias externas, como corroboraciones al esfuerzo. 1990 es un año crítico porque plantea el que las fuerzas de la oscuridad seguirán perdiendo sus agentes de negatividad, los cuales están siendo enfrentados, suprimidos o transformados hacia lo positivo.
    Este es un año difícil pero importante, pues los cambios se producirán y la humanidad pecará de ignorancia frente a ellos. Sabemos que la capacidad existe para que, sobre la marcha, esto sea corregido: y lo será con la ayuda vuestra.
    La década traerá consigo la guerra interna y externa sin cuartel de algunas religiones muy importantes consigo mismas y con otras con las que mantienen distancias desde siempre.
    En este año se apertura una década de cambios de consecu—encias imprevisibles, que requieren primero de su autocontrol y capacidad de enfrentamiento, así como de canalización de las energías. Podréis hacer mucho y saber más si sabéis manteneros en el trabajo de cambio permanente.
    En 1990 empezará a saberse lo que estaba oculto y el temor en las religiones y en el hombre crecerá. Empezarán a darse inconvenientes hallazgos en el terreno de la antropología; se guiarán en la física; luego continuará con la química; acentuá—ndose la crisis de los descubrimientos con trascendentales hallazgos arqueológicos en oriente medio, que asustarán a sus descubridores y angustiarán a los entendidos. Se buscará dar vuelta atrás a los cambios, pero ello será imposible; y los cambios políticos, religiosos y sociales se multiplicarán. Las autoridades religiosas sufrirán una progresiva pérdida de poder y control sobre las crisis internas de sus comunidades. Se verá entonces en el seno religioso, actitudes sorprendentes e inima—ginables. Y todo se dará a partir de este año.
    Como consecuencia del, proceso humano, en el caribe la aguja del reloj retrocederá y luego se adelantará positivamente, de tal manera que rápidamente se superará con el olvido, la intolerancia y la tristeza.
    En esta década puede pasar de todo, y entre las posibilidades se encuentra el que quizás nada más grave de cuanto ha pasado vaya a ocurrir, y se efectué un encaminamiento general.
    En Sudamérica se enfrentan las fuerzas internas desembo—cando en toda suerte de actitudes, algunas muy violentas. Allí los militares serán empujados a querer desfilar nuevamente en el poder, por ello será grande la tragedia y no prosperará, pero a costa de cuánto?
    Los pueblos se unirán madurando y cambiando en su forma de pensar y actuar. Por primera vez habrá esperanza de justicia, y llegará pronto como secuela de ello la paz.
    Rama revolucionará con concepciones diferentes. Y su pre—sencia siempre novedosa, segura y activa, dará fuerza al men—saje que será transmitido en los lugares y desde los medios más insospechados.
    Los Rama y Rama tendrán mucho que decir, y será ahora; por ello el conocimiento lo deben tener claro, así como el proceso de llegada y cuando se produjo la definición por el plan.
    Rama en esta década debe formar menos grupos y más personas; o sea debe actuar sobre las personas individuales y en grupos pequeños, dedicándoles mayor atención. Más no debe descuidar su misión difusora del mensaje de cambio y aportar conocimiento, pero ya no con miras a formar muchos grupos, si no conciencias, siempre habrá grupos, aunque cada vez menos, pues serán poco a poco menos necesarios. Ahora el grupo viene siendo toda la humanidad y la humanidad de cada uno.
    Cuanto más vuelva República Dominicana a su condición de grupo espiritual como era en un principio, entre quienes la formaron, tanto mayores y más intensas serán las experiencias que vivirán sus miembros y sus grupos integrados.
    Rama República Dominicana polarizará el país, influyendo energéticamente incluso sobre sus autoridades y luego exten—derá sus servicios sobre el área caribeña; y más ahora que Puerto Rico cerca de vivir momentos de cambio y definición, que lo llevarán a una situación particular, no del todo negativa.
    Aquí sólo se puede ver hacia adelante, lo cual los enfrentará al progresivo éxito. Estén atentos pues las señales llegan.
    A Egipto deberán llegar antes del día 24 de mayo, sólo siete personas, procurando que participe la mayor cantidad de paí—ses. Primero se trabajará en Alejandría, dos días, luego en Gizeh, Sakkara y Dashur, luego en Meidum todo en cuatro días. Viajaran a Tell—El—Amarna, Luxor y Karnac por tres días, pudiendo finalizar vuestro trabajo con otros pequeños recorridos complementarios en otros lugares, que no desvirtuarán la importancia del viaje.
    Irán a vivir contactos a diversos niveles y dimensiones, contando con el apoyo mental y espiritual de los grupos. Pero lo más importante será cuando trabajen con y en las pirámides.
    Los que vayan a los viajes deberán estar preparados y dispuestos para grandes esfuerzos, sacrificios y privaciones. El grupo continuará con quienes mantengan el ánimo y la fuerza moral, la fe y convicción en el plan.
    Paititi conjugará los números 13 y 11, las coordenadas ya han sido dadas, relean mensajes anteriores. Irán siete personas y podrá ser esta vez como Rama Mundo, participando diferentes lugares. Se vencerán a sí mismos si saben ser perseverantes y confiar. Nada malo ocurrirá, aunque sustos no faltarán, los que vayan, mantendrán unidos y expectantes a todos los ramas del planeta.
    Cuando quienes deben llegar lo hagan, los 22 restantes lo sabrán porque lo vivirán estén donde estén. Los 120 lo sentirán, empezando a actuar inmediatamente y todos unidos en comu—nidad mental, cerrarán filas en torno al mensaje.
    Confianza total, todo saldrá bien. Entrenad para este año vuestras facultades y sensibilidad será más que útil y necesario. Con amor OXALC (Comunicación: 10—02,/90)
    Los acontecimientos se fueron sucediendo confirmando las revelaciones de los guías, así se llegaron a producir elecciones en los países socialistas de Europa, al igual en Nicaragua con resultados insospechados; las dos Alemanias se fusionaron, mientras que algunos países de la Unión Soviética iniciaron su secesión. La religión también hizo noticia cuando se incremen—taron las luchas a niveles increíbles entre cristianos y musul—manes, hindúes y musulmanes, entre los mismos cristianos y entre los propios musulmanes.
    Perú no se escapó a las luchas religiosas, ya que las elecciones presidenciales estuvieron cargadas de prejuicios y tensiones religiosas.
    Egipto nos llamaba nuevamente, y mientras el mundo cam—biaba sus esquemas de forma acelerada, nosotros nos prepará—bamos para ello. Al ser la segunda oportunidad no podríamos cometer los mismos errores, tendríamos que seleccionar a las personas con sumo cuidado y estar dispuestos a esforzarnos para que no hubiese problemas entre nosotros, ni tampoco expec—tativas demasiado personalistas en una experiencia que procura una repercusión colectiva. Era quizás la última evaluación sobre la misión, los grupos y nuestras personas, para saber si hemos aprendido o no a ser solidarios y desinteresados, maduros y espirituales.
    La misión Rama dispuesta para haberse realizado en dos años físicos, se había extendido en el tiempo por dieciséis años, demorándonos en comprender su finalidad y en vivir sus fases, etapas y objetivos. Ya en 1988 se nos advertía que llegaba el momento en que el despertador cumpliera su parte, y el resto era responsabilidad de cada uno. Con el correr de los años, muy lentamente se había producido una reacción que arrojó la espe—ranza como para que con viajes adicionales y complementarios, los hermanos mayores nos dieran la oportunidad de no quedar fuera de carrera. Podríamos culminar si asumíamos el cambio permanente y continuo sin temor a mirar hacia atrás.
    Sien el primer viaje al Paititi las cosas se hubiesen hecho bien, allí mismo habría terminado la parte exotérica de nuestro trabajo que es la Misión Rama y se habría iniciado la parte más profunda.
    RAHMA, de cinco letras que representa la misión por la humanidad. Una misión sin formas exteriores, sin etiquetas ni 'estructuras rígidas; en donde la amplitud mental y el discerni—miento juegan con la intuición los papeles protagónicos.
    Sabíamos que nos acercábamos aquel año 90 a cambios internos y definitivos en el accionar de. los grupos y en el trabajo externo, pues no podíamos ser ajenos a la revolución de transformaciones exteriores. Si no cambiábamos y nos transformá—bamos, simplemente dejaríamos de ser una opción de ayuda y orientación para la humanidad. Es más, se nos advertía con actitudes muy evidentes por parte de los guías, que no seguirían apoyando la masificación que seduce y lleva a desvirtuar el verdadero trabajo y el propósito último de la Misión, que no es naturalmente el sectarismo ni el proselitismo. Los guías nos pedían directamente que volviéramos al principio, porque todo fluye y refluye en tal armonía que el final de algo es como su principio.
    La Convención de Arequipa al Sur del Perú en enero, signi—ficó un rotundo fracaso debido a la masificación que crea luchas de poder ajenas a la sincera espiritualidad, y además por el culto a las formas que allí se produjo. Los guías se ausentaron y no apoyaron aquel gran esfuerzo material que realmente es impro—ductivo al plan.
    Hubo quienes vivieron sus propias experiencias en Arequipa, pero a nivel colectivo y de toda la misión, fue un naufragio general. Al cabo de cuatro días los guías nunca se presentaron, y verdaderamente deseábamos un reconocimiento de la expan—sión y los logros materiales alcanzados, cuando la línea de trabajo internamente sabíamos que no era esa, sino la de la sencillez, la humildad y la interiorización. "Muchas salidas pero pocas entradas". como dice nuestro querido hermano Fredy Ansi. Pero la ausencia de los guías no sólo era una crítica a los grupos de Perú, pues en el Encuentro Caribeño de República Dominicana, ocurrió algo parecido, siendo humillados todos cuando en una salida paralela a la realizada por los grupos, y a la que fueron sólo los niños, los guías se manifestaron con sendas naves que revoloteaban como si quisieran jugar con los pequeños y decirles lo cerca que están, de quienes mantienen la pureza de mente y espíritu. Hasta un contacto físico se produjo en esos días cuando la hermana Sofía de Rama Santiago, alejada de los grupos por su labor profesional como Cónsul de República Dominicana en Jamaica; quien se hallaba de retorno a su país, en compañía de su ama de llaves, se habían ido a una capilla que existe a las afueras de la ciudad, para colocar unas flores a la Virgen y allí se les apareció un extraterrestre con pelo largo y cano, confundiéndolo inicialmente con una chica con ropas modernas y extrañas; pero después se les acercó y le habló directamente expresándole su preocupación por la carencia de espiritualidad, en la que caemos a menudo por extender un mensaje y no vivirlo a conciencia.
    Estábamos llegando al final de la Misión Rama, pero a través del cumplimiento de su razón de existir. El contacto ya había sido establecido pero debía ser mantenido y fomentado mediante nuestra elevación vibracional.
    Debíamos enfrentarnos a las trampas del mundo dominado por las fuerzas siniestras, combatiendo nuestros egos y perfec—cionando permanentemente nuestra espiritualidad.
    Los viajes a Egipto y a Paititi en 1990, serían la última evaluación, pues el tiempo es llegado para que la mariposa salga de la crisálida; o nos transformábamos, o dejamos de existir. No fueron muchas las personas que se apuntaron para Egipto, por lo que no fue tan difícil hacer la selección de los participantes que debían representar a los grupos y ser apoyados por ellos.
    Así quedaron en la expedición quienes contarían con la disponibilidad de tiempo y el nivel de conciencia requerido, siendo los protagonistas del segundo viaje a Egipto:
    Diego Betancourt e Iván Rodríguez, dos colombianos proce—dentes de los grupos de los Estados Unidos: Fernando Saldarriaga también colombiano de los grupos de Medellín; Justo Tapiador y Joaquin Goyenechea de España, Francisco Camacho de Paraguay y yo.
    Faltando una semana para el viaje, se retiró el hermano de Paraguay, quien no podía asistir por complicaciones de tipo familiar y de trabajo, quedando él muy apenado por ello. Y el mismo día del viaje supimos que Fernando Saldarriaga también se retiraba por dificultades de último minuto.
    De pronto nos hallábamos sólo cinco personas en el Cairo, y parecía que las comunicaciones no se iban a confirmar pues ellas hacían mención explícita de que siete serían convocados, seis llegarían y sólo cinco pasarían.
    Todos debíamos llegar antes del 24 de mayo a Egipto, y frente a esto Justo nos hizo un comentario que nos arrojó luz sobre las claves del viaje, permitiéndonos entender los mensajes y ver cómo éstos se cumplían. resulta ser que un compañero de Rama Madrid, Vicente Paris quien trabaja de auxiliar de vuelo de la compañía Aérea Iberia, haría su primer vuelo internacional aquella noche fuera del ámbito Europeo, y por coincidencia sospechosa, llegaba al Cairo.
    Sorprendentemente la noche del día 23 de mayo, seis miem—bros de Rama nos encontrábamos en el aeropuerto de el Cairo, pero sólo cinco pudimos pasar migraciones, pues Vicente se hallaba sólo de paso. Se había cumplido de una manera ingeniosa aquello de "..Seis pasarán..."
    El derrotero de aquel segundo viaje tenía precisiones recibi—das, a través de los mensajes, a diferencia de lo que había sido el primero, dejado por entero a nuestra intuición. Sabíamos que se debía priorizar el trabajo en y con las pirámides, por lo que nos dispusimos a organizarnos para desplazarnos en el orden dado y asignándole disciplinadamente el tiempo recomendado a cada lugar. Alejandría sería el primer punto al que debíamos ir, por lo que nuestro esfuerzo se orientó a dirigirnos hacia aquella ciudad, utilizando los días 24 y 25 de mayo en llegar hasta allí. Fundada en el 331 antes de la era Cristiana por Alejandro Magno, Alejandría poseía una célebre biblioteca, que los faraones Tolomeos se dedicaron a engrandecer; pero que lamentablemente fue víctima de repetidos incendios devastadores, sumiendo su emplazamiento a una colina de ruinas en un abandono total y posterior olvido.
    Cruzamos la excelente autopista el desierto que une El Cairo con Alejandría, llegando al cabo de tres calurosas horas por un mar de dunas de arena sin contrastes, hasta el puerto industrial pletórico de vida.
    El mar es de un color azul que impresiona porque parece fundirse con el cielo. Los edificios modernos se aglomeran frente a las olas que revientan al pié de extensas playas de blancas arenas; el malecón que permite el paseo de los transeúntes, es ancho y muy turístico, que permite una vista especta—cular de la bahía en donde destacan los minaretes de las mez—quitas y la ciudadela, una fortaleza musulmana construida su—puestamente sobre los basamentos de la que ahora fuera una de las siete maravillas del Mundo antiguo: El Faro de Alejandría. Dé éste no queda nada, porque según diversas versiones un inexplicable terremoto lo habría derribado destruyéndolo por completo. Y es que en la región no son frecuentes los terremotos.
    Alejandría es una ciudad bulliciosa y acogedora. Lo moderno contrasta violentamente con lo antiguo; la belleza de las formas y el arte de filigrana musulmán con el caos de sus modernas calles, tráfico y tiendas comerciales. Se respira allí mucha vida, junto con fuertes olores que van desde las exóticas viandas de comida, hasta el desagradable tabaco que fuman en las puertas de los comercios, los despreocupados parroquianos.
    No fue nada fácil ubicar el emplazamiento de la que fuera la gran biblioteca, primero porque los lugareños no conocen nada de su historia, ni del sitio que la habrían cobijado. Fue pues gracias a nuestras indagaciones mezcladas con la intuición, las que nos permitieron ubicar un lugar que le llaman la Columna de Pompeyo. Una columna de granito rosado ubicada precisamente sobre los cimientos de lo que fue la biblioteca; columna que fue colocada allí arbitrariamente por quienes sin mayor preocupa—ción por el rigor histórico consideraron reconstruir algunos monumentos. Es una gran estructura que mide alrededor de 20 metros de granito rosado traído de Assuán, alrededor del cual se han colocado unas esfinges del mismo material halladas en la zona. Y la columna no tiene nada que ver con el general romano Pompeyo, pues es muchos siglos posterior a éste. El lugar está menos que olvidado por los basurales que se acumulan sobre las ruinas, y sobre las columnas caidas griegas y romanas, estatuas mutiladas, esfinges partidas, con—tizas decoradas, etc.
    El guardián del lugar nos dijo que él venía trabajando allí desde hacía 33 años y que todo estaba enterrado, no habiéndose excavado lo suficiente.
    Caminando por entre los escombros de muros y escaleras, observamos a la distancia dos columnas caídas y una erigida sobre su emplazamiento original; nos acercamos a ellas y cuánta no sería nuestra sorpresa al hallar un pozo en cuyo interior se veían escaleras que descendían a un subterráneo que llevaban ha—4a unas puertas clausuradas con rejas de hierro y candados. Al inquirirle al guardián sobre el lugar nos dijo que le llamaban el Serapheum, donde se realizaba el culto al Buey Osiris—Apis, y que pasando la reja hay un túnel donde los arqueólogos encon—traron una estatua inmensa de un Buey, el que se encuentra en la actualidad en el museo Greco—Romano de la ciudad; este museo lo conocimos luego.
    El guardián y guía en aquel momento se ofreció a abrirnos una de las dos puertas que se hallaban allí, la del lado derecho, pues la otra estaba clausurada porque el techo se había desplomado en parte y la llave según él estaba perdida. Ingresamos por la puerta que una vez abierta dejó caer el polvo y el óxido. En su interior se observaba un túnel ancho y muy profundo que se iba abriendo en múltiples galerías laterales; en las paredes habían espacios trabajados a manera de anaqueles, como para colocar en ellos libros o rollos de papiro. Aprovechamos en hacer ejercicios de dermóptica, pudiendo confirmar todos que aquel lugar sirvió como parte de la Biblioteca en tiempos de emergencia. Segui—mos luego descendiendo por el pasillo principal hasta unas cámaras, donde bajamos gracias a una amplia y bien dispuesta escalera tallada en la roca, encontrándonos de pronto frente a una caverna sin salida visible que terminaba en una puerta de roca viva. En aquel sitio después de ubicar un hoyo como respiradero en el techo, hicimos un nuevo ejercicio de dermóptica, poniendo nuestras manos sobre las paredes de tal manera que las yemas de los dedos percibieran como impulsos a través de la concentra—ción, la historia allí capturada. Así desfilaron escenas de un gran incendio; sacerdotes huyendo de un lado a otro con rollos de papiro, cayendo algunos al suelo por el agotamiento y la asfixia. También se dio en la mayoría de los que allí nos encontrábamos, la percepción de una conexión entre aquel lugar con las pirá—mides, aún a pesar de la diferencia de tiempo entre uno y otro, cosa que nos extraño a todos. Otro sentimiento coincidente entre el grupo fue de que debíamos volver allí al día siguiente para seguir trabajando y en un horario que nos permitiera la tranquilidad que requeríamos.
    Al día siguiente regresamos, pudiendo conseguir que el guardián abriera la otra reja que se encontraba del todo clau—surada, pues intuíamos que allí deberíamos realizar un trabajo de protección del grupo a través de una persona.
    Con el uso de las linternas que constituían parte de nuestro equipo de campaña—lección que nos dejó Celia en el viaje anterior, nos adentramos en las profundidades de una caverna cuya oscuridad iba siendo violada por nuestra presencia. Para ingresar habíamos recorrido una gruta en forma de "ele" y ahora nos hallábamos en la parte más profunda, a unos veinticinco metros de la entrada, interrumpiéndose abruptamente en otra pared de roca. Joaquín, joven abogado con muchos años de participación en el movimiento Rama, iba a ser quien en una especie de ceremonial atlante—egipcio, quedaría envuelto en un círculo de luz, extendiendo dicha protección a todos.
    Aquel exótico ritual ambientado en el propio Egipto, había sido tomado de un libro que recopila traducciones de antiguos papiros y que fue estudiado por el grupo especialmente para este viaje. Una ceremonia similar había sido efectuada un mes antes, cuando me hallaba en la cuna de la leyenda del Grial y la Piedra Filosofal, la mágica ciudad de Toledo en España. A orillas del Tajo, esta ciudad amurallada fue fundada por el pueblo de los Godos, aquel mítico pueblo venido del Asia Central y que es mencionado en la Biblia como el pueblo de "Og y Magog" ó de "Los hijos de Dios".
    En Toledo se llegó al sincretismo de las culturas: Cristianas, Judía y Musulmana, las mismas que convivieron en paz por muchos siglos en torno a la magia y la alquimia.
    El lugar en aquella ocasión había sido una caverna bajo la ciudad, utilizada en la antigüedad para los rituales de los Caba—lleros Templarios.
    En uno de los túneles que terminaba igualmente en una pared de roca un orificio en el techo a manera de respiradero, tracé en el suelo un círculo encontrándome yo adentro con un cuchillo, luego levanté mis brazos por encima de la cabeza, palmas hacia adelante y visualizase una luz azul brillante en medio de aquella total oscuridad. Esta luz descendía sobre mí mientras repetía una antigua invocación a seres superiores, acompañada del sonido clave de protección y de apertura de puertas dimensiónales, que recuerda el famoso "ábrete sésamo" de los cuentos de "Las Mil y una Noches". La palabra es "ZIN —URU".
    Mientras Joaquín hacía su trabajo, en los subterráneos de Alejandría, los demás lo rodeamos y pudimos ver nítidamente cómo se iluminaba la oscuridad de la cueva con un resplandor azul eléctrico. Diego vio a todos como se convertían en una especie de pirámides de luz; Justo visualizó una regresión en el tiempo, en donde observó al Buey Apis, pasadizos y gente trabajando en copiar papiros. Percibió también una energía que iba uniendo al grupo, fortaleciéndolo.
    Entendimos que el haber llegado a Alejandría significaba ponernos en la ruta del conocimiento destruido y oculto por las fuerzas de la oscuridad, y acceder a conectamos con él a niveles sutiles, y materialmente con quienes han buscado preservarlo, aguardando a que lleguen aquellos capaces de hacer buen uso de él. Debíamos ir a Alejandría para abrir un paso, una vía hacia donde todo permanece eterno y es en el plano de las vibraciones; debíamos enfrentarnos a las fuerzas negativas en su propio campo, siendo acechados a niveles mentales y astrales. Durante el viaje tendríamos demasiadas pesadillas pero ello no nos amilanó en lo más mínimo, pues veíamos que nos quería angus—tiar, asustar y hasta enemistar.
    Era importante que a pesar del cansancio, la desazón de algunos momentos y el calor agobiante, no nos olvidáramos de la gran oportunidad que significaba el estar allí donde en otros tiempos habían sido depositados tantos conocimientos como llave liberadora de la ignorancia y el fanatismo; ello debía más bien motivarnos a trabajar dejándonos guiar y sensibilizándonos al máximo, para ser canales receptores, sólo así sabríamos hallar lo que ha sido dispuesto para este tiempo.
    Quienes gobiernan nuestro mundo evitando que el hombre progrese y tome conciencia de su rol cósmico y su misión en el Gran Plan, han procurado por todos los medios destruir y hacer desaparecer información, así tenemos algunos ejemplos:
    330 Antes de Jesucristo se produce el incendio de la biblioteca de Persépolis por los Ejércitos de Alejandro Magno.
    240 Antes de Cristo el Emperador Chino Tsin Che Hoang ordena la destrucción de todos los libros de ciencia e historia. 75 Antes de Cristo. Durante el incendio del Capitolio arden en Roma los Libros Sibilinos de los Sacerdotes de Apolo.
    48 Antes de Cristo. Primer lamentable incendio de la Gran Biblioteca de Alejandría provocado durante el asedio de los soldados de Tolomeo sobre las Huestes de Julio César.
    54 Después de Cristo, en Efeso Pablo condena a un auto de fe todos los libros que tratan de "Cosas Curiosas". Esto no significa que Pablo sea un miembro de la Hermandad Oscura sino que mas bien el excesivo celo religioso nos lleva algunas veces a la intolerancia, sentimiento tan lejos del amor que es el caldo de cultivo para que el acechador actúe sin darnos cuenta a través nuestro. Recordemos el caso de Pedro que es llamado por el Señor "Satanás", cuando éste afligido se rebela ante la anunciada muerte del Maestro.
    296 Después de Cristo. Diocleciano ordena quemar las bi—bliotecas cristianas, con sus documentos egipcios y griegos. 389 Después de Cristo Teodosio quema los Libros Sibilinos.
    490 Después de Cristo. Segundo incendio de la Biblioteca de Alejandría por los Cristianos.
    505 Después de Cristo Estilicón destruye las copias de los libros Sibilinos.
    510 Después de Cristo Alarico saquea las bibliotecas de Roma.
    Siglos VII. Después de Cristo. Monjes Irlandeses queman 10.000 manuscritos rúnicos en corteza de abedul, conteniendo las tradiciones y los anales de la civilización séltica.
    641 Después de Cristo. Tercer incendio d e la Biblioteca de Alejandría por orden del Califa Omar.
    728 Después de Cristo León el Isaúrico quema 300.000 manuscritos en Bizancio con ocasión de la guerra de las imá—genes.
    789 Después de Cristo Carlo—Magno ordena la destrucción de todo documento relacionado con ritos paganos.
    1221 Después de Cristo Gengis Khan quema los libros de la Antigua Djuldjul, la Tebas de Oriente (Bamiyam)
    Siglo XIII después de Cristo. Los católicos destruyen los libros cátaros.
    Siglos XIV y XV Después de Cristo. La Inquisición quema los manuscritos heréticos.
    Siglo XVI Después de Cristo. Los conquistadores cristianos y el Obispo Diego de Landa, destruyen la casi totalidad de los libros sagrados de los antiguos mejicanos.
    Siglo XVI Atahualpa manda a destruír todos los quipus del Cuzco.
    1556 Después de Cristo. El Virrey del Perú, Francisco de Toledo destruye un inmenso caudal de tejidos incas y de tablillas pintadas, que contenían la historia Andina.
    Siglo XVIII Después de Cristo. El Padre Sicard ordena que
    448
    sea quemado, en el pequeño huerto de Uardan en Egipto, un palomar de papiros cubiertos de caracteres mágicos.
    1937 Secuestran la Biblioteca Prehistórica de Lussac Les Chateaux.
    1939 El Tercer Reich mantiene una campaña de secuestro y destrucción sistemática de literatura e información considerada no conveniente,
    Y así podríamos contar con muchos más casos como los propios de cada país, que ha visto cómo sus propias bibliotecas, museos, archivos y colecciones han sido destruidos, incendiadas o depredadas misteriosamente a lo largo de los años. Todo esto nos recuerda cómo este mundo se halla gobernado por quienes mantienen como doctrina la ignorancia, para que la superstición y la intolerancia fanática les permita mantener el poder sobre la humanidad.
    La experiencia vivida en Alejandría fue edificante para el grupo, que inmediatamente se sintió encaminado dentro de un viaje que se explicaría por sí mismo en la medida en que nos aventuráramos a desarrollarlo. El siguiente paso eran las pirámi—des.

    CAPITULO XIX
    LAS NUEVE PIRÁMIDES

    Ya de regreso en el Cairo, preparamos los cuatro días que deberíamos utilizar entre Gizeh, Sakkara, Dashur y Meidum donde se agrupan los conjuntos piramidales más famosos e importantes del Egipto antiguo, atribuidos a las III, IV y V. dinastías faraónicas.
    Los guías habían hecho una repetida observación sobre la importancia del trabajo "con y en las pirámides", significaba esto que debíamos ir a dichos monumentos lo más atentos posible, para crear las condiciones necesarias en que pudiésemos utilizar dichas estructuras para alcanzar un objetivo trascendente y beneficioso para la humanidad. Según los mensajes; las pirámides edificadas como condensadores de energía; activa—dores de la corriente energética del planeta; ductos de interrelación de las energías cósmico —telúricas habrían servido en su momen—to para estabilizar el planeta tras la desaparición de la Atlántida hace miles de años, y ahora aquellos ingenios arquitectónicos podrían hacer lo mismo y mucho más. Mas no todas las pirá—mides se han hecho tan a sabiendas de su utilidad práctica y esotérica; muchas otras obedecen más bien a una función simbólica, y ésta es como ya lo hemos expresado antes, represen—tando al camino espiritual en "La montaña sagrada", lugar de contacto y encuentro con uno mismo, con Dios y con los "Hombres del Cielo, los que vienen de arriba."
    Las pirámides siempre se ubican sobre líneas de fuerza del planeta y según su forma cumplen diversas funciones específicas. No todas las pirámides son iguales, ni guardan similitud en su acabado y materiales.
    El ingresar en otra de las grandes maravillas del pasado, nos llevaría a desafiar aquello que ya de por sí es un reto a la lógica y al sentido común, obligándonos a percibir en lo sutil, los secretos atrapados en el tiempo y contenidos en aquellas descomunales estructuras.
    Había mucho de oculto en los cálculos y ubicación de aquellas construcciones, o quizás demasiado evidente para quienes son ciegos por no ver lo que tienen adelante de los ojos. Y nosotros confiábamos poder penetrar aquellos muros aparentemente infranqueables, mediante nuestra convicción y el entrenamiento recibido durante tantos años estimulando nuestras facultades extrasensoriales, con la ayuda de aquellas particulares energías que allí se concentran.
    El día 27 de Mayo fuimos a Gizeh, llegando al pié de las pirámides donde se extiende la zona de las mastabas, que son construcciones trapezoidales a manera de pequeñas pirámides truncadas, que sirvieron de reposo a quienes procuraban la inmortalidad en Amenti. Era temprano esa mañana y el Sol ya despuntaba en el cielo envolviéndonos en su asfixiante calor.
    Adelante de la pirámide de Kefrén se encuentra la famosa esfinge que representa a un híbrido con cuerpo de león y cabeza de hombre. Es una escultura de grandes dimensiones pero pequeña en relación con las grandiosas pirámides. Fue tallada de una sola masa de roca caliza, piedra abundante en el lugar; la tradición asigna a este monumento el estar ocultando en su interior uno de los más importantes templos secretos del pasado. Existen hasta supuestos planos de cavidades internas que se hallarían ocultas bajo la arena y en el interior de la roca. Para llegar lo más cerca de la esfinge entramos a su templo, donde el ambiente solemne y los pórticos y columnas de recias piedras me hacían recordar a Tiahuanaco en Bolivia, y también esa predilección por lo trapezoidal que veremos repetido con los Incas, miles de años posteriores a los Egipcios. Allí tratamos de visualizar el lugar en otro tiempo y reconstruir las imágenes de aquel esplendor, multiplicándose las percepciones unas similares y otras complementarias, que nos permitían tener una visión panorámica.
    Desde la parte más alta del templo pudimos observar la Esfinge, toda ella cubierta de andamios debido a la campaña internacional de restauración y salvamento que se ha iniciado. La arena, el viento, las aguas de las cloacas y la polución, han venido disolviendo la roca que conforma la colosal estatua; por lo que un verdadero ejército de arqueólogos y restauradores, entre quienes se destaca un equipo español, se hallan abocados a impedir su total desaparición.
    Nos encontrábamos en el inicio de la rampa procesional que lleva del templo de la Esfinge a la pirámide de Kefrén, cuando decidimos hacer una meditación y a la vez proyección mental hacia el interior de la escultura a la que era imposible acercarse pues estaba cerrada al público. Al cabo de unos minutos de alcanzar un nivel profundo de relajación, percibimos una habitación larga y ovalada que se hallaba al final de un túnel de luz. Se podía sentir cómo los cimientos de aquella estructura se hallaban carcomidos por la presencia de aguas procedentes de desagües. La habitación captada habría dado lugar en el pasado a importantes ceremoniales e iniciaciones de adeptos de los misterios.
    Un cielo límpido y claro, iluminado por un Sol que se había alzado rápidamente, era el marco de acción de aquel día. Nos dirigimos entonces por la rampa hacia las mastabas con linternas en las manos, aprovechando la ocasión para investigar cada tumba, cuevas o capilla abandonada que se nos cruzara a nuestro paso. No estábamos seguros de lo que podíamos encontrar, pero sabíamos que algo hallaríamos; quizás un símbolo, una señal, una respuesta o nuevas preguntas a un viaje en que abriríamos puertas a dimensiones superiores en reemplazo de las cerradas en el viaje anterior que comunicaban con los bajos astrales. Supervisaríamos la calidad del trabajo realizado antes, pero impondríamos la experiencia, la conciencia y el compromiso ganado a partir de los errores.
    Muchas de las tumbas y capillas de Gizeh hoy no son mas que eventuales corrales de cabras, depósitos de basura y hasta letrinas de algún apurado e irreverente caminante. En algunas de ellas quedan los restos semisepultados de puertas enrejadas, retorcidas y cubiertas de óxido que procuraron salvaguardar aquellos monumentos; también se observan profundos hoyos en el interior de las cámaras y habitaciones, que testimonian el esfuerzo desplegado primero por los arquitectos e ingenieros en dotar de protección a sus clientes, una vez éstos estuviesen muertos. Luego se ve el ingenio de los ladrones de tumbas, que no perdonaron ni lo sofisticado de las trampas; y finalmente llegaron los arqueólogos, expertos en clasificar los despojos, míseros sobrevivientes del festín de los depredadores. Pudimos hallar en algunas de aquellas cavernas artificiales, malogradas estatuas de piedra caliza tiradas en el suelo bajo el polvo y el estiércol, que representaban hombres y mujeres que alguna vez ostentaron poder y formaron parte de cortes lujosas.
    La gran Necrópolis de Gizeh rodea a las famosas pirámides, y en ellas se multiplican cientos de sepulturas de personajes diversos, creándose en el lugar una ambientación muy especial; pero diferente a la que se podría percibir en un cementerio moderno. Era más bien un lugar donde la creencia en la eternidad por la inmortalidad había conseguido establecer allí una fuerza capaz de ser guiada, manejada y aprovechada según fuese la intención. Era algo inexplicable, pero podía apreciarse por su intensidad. Creo que podría definirse como que allí se respiraba atemporalidad, y en ello influían mucho las pirámides. Diego nos contó después que al contemplar las pirámides le sobrevinieron las lágrimas y un profundo y sentido llanto; e igual le ocurriría luego en el museo Egipcio al contemplar un mascaron de oro de una momia de la XXI Dinastía.
    Llegamos al conjunto de las pirámides, y esta vez era la de Micerino la que permanecía cerrada al público, mientras que la de Kefrén— clausurada en el anterior viaje— se hallaba abierta, por lo que sin pensarlo dos veces, nos dirigimos hacia ella. Fue una experiencia emocionante, acercarnos hacia la entrada que desciende bajo la descomunal construcción, pétrea, llevándonos en el recorrido de sus corredores y túneles hasta la cámara del sepulcro, donde se encontraba trabajando un grupo de jóvenes restauradores Egipcios, al mando de un bisoño arqueólogo, quien observaba detenidamente todas las acciones que emprendían.
    Nos sentamos en aquella cámara observando a los especialistas cómo trabajaban, pero también con la intención de hacer nuestro trabajo, fue allí que le vi a Joaquín (mientras se hallaba sentado sobre una grada en el suelo), que a su lado le apareció una pequeña pirámide de cristal de un color amarillo naranja. El tamaño calculo que sería de unos treinta centímetros. Al cabo de unos segundos, se fue desvaneciendo esa figura que relacioné de inmediato con las típicas formas del pensamiento que nuestra propia mente puede crear, debido a que todo pensamiento tiende a adquirir un color y una forma según qué tan definido sea, siendo percibido con la visión de la mente.
    No queriendo interrumpir ni ser interrumpidos, volvimos a los pasadizos y allí empezamos a mantralizar la palabra "Zin——Uru", procurando con esta clave aperturas la pirámide como paso dimensional y canalizar a través de ella, energía positiva, luz a Egipto y a todo el planeta. Nos colocamos a cierta distancia unos de otros; unos con la mirada enfrente y otros de espaldas mirando a la otra pared; pero todos tocando con las yemas de los dedos y con las frentes la roca. La mantralización fue algo espectacular por la resonancia que se logró dentro de aquellos corredores. Las experiencias pon la vibración alcanzada fueron diversas y atrajeron la atención de aquel joven especialista, quien no pudo frenar su curiosidad y preguntó en perfecto inglés, mostrando un sincero y respetuoso interés ¿qué era lo que estábamos haciendo?... La respuesta no se dejó esperar. Le explicamos sobre el significado de las mantralizaciones y el poder del sonido como elemento accionador de mecanismos psíquicos. Un sonido armónico compartido por un grupo de personas con una misma sintonía vibracional y la misma intención, podrían llegar a proyectar el poder de sus ideas y materializar situaciones. En ese caso en el cuento de Ali Baba y los Cuarenta Ladrones, la idea era abrir una puerta de un conocimiento robado a la humanidad pero usando la magia del verbo, el poder de la palabra creadora. La puerta sería nuestra propia mente la cual se ha de preparar para actuar en otras dimensiones de conciencia. Y la misma palabra clave que abre, también cierra la puerta. La palabra tiene el nombre de una semilla, que es el conocimiento inicial que en un principio es demasiado humilde y poco apreciable, pero después cuando va creciendo producto del riego y la atención del jardinero, se eleva grande y esplendoroso. Al joven académico también le mencionamos sobre el contacto extraterrestre y las enseñanzas recibidas mediante los mensajes de los guías vía recepción telepática.
    A todo esto, él nos escuchó con mucha atención, y finalmente nos dijo que cuando se cerraba la pirámide al público y ellos se quedaban completamente solos trabajando, la pirámide emitía ¡el mismo ruido que nosotros estábamos vocalizando! . El quería que le diésemos una explicación a ello; y que algunas veces había sentido en el oído y en la mente como si alguien quisiera comunicarse con él.
    Le explicamos cómo todo cuanto se habla y se piensa queda grabado en el ambiente y sobre todo en el interior de habitaciones o edificios, en algunos más fácilmente que en otros, dependiendo de la intensidad de los acontecimientos en los que nos vemos envueltos. Una persona sensible —aunque todos poseemos potencialmente la clarividencia—, puede no sólo captar sonidos y sensaciones, sino hasta podría evocar imágenes de dicho registro; lo único que requeriría sería concentración y disposición; es importante saber que se puede y creer poder hacerlo. Para evitar la imaginación como invención, uno siempre procurará elementos corroboradotes mediante una investigación profunda y constatación con otros. Las circunstancias de captación también son importantes y no podemos dejarlas de tomar en cuenta, hay momentos en que estamos más sensibles que en otros, así como hay momentos en que es más fácil captar y ser captado.
    Satisfecho pero siempre intrigado por nuestras respuestas, el joven arqueólogo volvió a su trabajo agradeciéndonos y disculpándose por habernos importunado. Entonces aprovechamos nosotros para intercambiar experiencias. Diego se hallaba empapado de sudor, por la cantidad de energía que había sentido y nos contó que se le había repetido una imagen que él ya había captado antes en sus meditaciones en New York, y ésta era la de una mano agarrando una bola de cristal que desprendía luz. Para mí la sensación fue que a medida que nos compenetrábamos en las mantralizaciones, sentía que las paredes del corredor se abrían y se transformaban en una especie de velo o tul, y que de pronto tenía la capacidad de atravesarlas encontrándome como rodeado de espejos que reflejan diversas imágenes.
    De pronto yo estaba proyectado como en un vacío, llegando a los pies de una estatua dorada como de un faraón Egipcio. Había sido arrastrado como por un suave viento a un espacio sin tiempo.
    Íbamos a marcharnos de aquel lugar cuando el arqueólogo volvió a nuestro lado y nos preguntó si es que nos podría acompañar, a lo cual le contestamos que sería un gusto, así que se incorporó al grupo. Fuimos de Kefrén a Keops, con la intención de trabajar en la Siringa llamado también el Ser Dam (pozo profundo), que es la supuesta falsa cámara inacabada bajo la capa rocosa que sostiene la ciclópea construcción. Pero nos encontramos con la sorpresa de que en esta ocasión dicha cámara subterránea se encontraba clausurada y cerrada al público. Fue allí que con la ayuda del fortuito compañero, como excepción y porque él intercedió, nos dejaron acceder a dicho lugar, el cual estaba abandonado, sin luz y con un olor fétido a excrementos y humedad. Bajamos decenas de metros por la rampa adaptada, hasta que llegamos gateando por un ducto excavado en la roca, y de nuevo, como en el viaje anterior—, nos hallábamos en la "base de la base" de la pirámide.
    Nuestra intención era trabajar mentalizando y sembrando luz para nuestros países y al planeta, así hicimos una cadena con mantralizaciones y una irradiación con colores diversos, todo mentalmente. Nuestro compañero se quedo fascinado por los ejercicios y las sensaciones que percibió. Fue grande nuestro agradecimiento a esta persona que llegó providencialmente, y así se lo manifestamos al despedirnos de él después del almuerzo al cual le invitamos.
    En la noche hicimos un análisis de la importancia del viaje hasta ese momento, coincidiendo todos en manifestar que se sentía el apoyo de muchas personas que de sus respectivos países, se conectaban mentalmente con nosotros. Reflexionando entre todos, nos dimos cuenta que sólo tres de nosotros pudimos entender al egipcio, pues nuestros dos compañeros españoles no hablaban inglés, quedando ellos al margen de las explicaciones; "y esto coincidía con el contenido de los mensajes que decían"... "tres entenderán... "
    Justo nos contó cómo la presencia del arqueólogo también le confirmaba una comunicación que había percibido en un sueño, en la que le revelaban que durante el día tendríamos un acompañante especial, y así fue: alguien que nos había abierto puertas y facilitado las cosas.
    El día 28 nos dirigimos hacia Sakkara, nuestro objetivo eran las pirámides de Soser y Unás así como el Serapheum donde se hallan las legendarias "Rejas del Olvido", que eran la tumba colectiva de los Bueyes de Apis.
    Según la leyenda, bajó un rayo de luz de Luna sobre una vaca sin mancha y un ternero perfecto fue parido, viendo en él los sacerdotes, renacer la figura de Osiris, por lo que cada 25 años el Buey sagrado era enterrado después de haberlo embalsamado tal como se realizaba con los seres humanos, colocando su gigantesco cuerpo en un sarcófago de piedra, el cual era llevado a los subterráneos de Sakkara al lado de tantos otros. La procesión sagrada desaparecía de la vista del mundo exterior al franquear las "Rejas del Olvido", que eran las puertas del Serapheum o cripta especial.
    En Sakkara los miembros del grupo conocimos y visitamos con holgura el regio lugar, que es uno de los emplazamientos más bellos y antiguos de Egipto. A espaldas de la pirámide derruída de Unas, faraón de la V dinastía, ingresamos por una escalera en forma de caracol, con más de un centenar de escalones que serpenteaban, descendiendo en la oscuridad de la profunda cavidad excavada en la roca. En el interior, dos importantes tumbas nos aguardaban; una de ellas se hallaba con la tapa del sarcófago suspendida a media altura, dejando ver la cavidad para el cuerpo tallado en detalle siguiendo el contorno. En este sitio meditamos y. cada uno— en orden—, ingresó al sarcófago y se acostó en él, mientras el resto entonaba la mantralización de la palabra Zin—Uru. De pronto todo el lugar se llenó de aquel eco que producían nuestras voces retumbando en las paredes de aquellos subterráneos, consiguiéndose una ambientación mágica que nos envolvía transportándonos en el tiempo y en el espacio, arrobados en un viaje mental. Aquella práctica procuraba repetir el ceremonial de la muerte mística del ego, procurando la eliminación del ser viejo en un renacimiento de la conciencia. Mientras nos hallábamos en la Necrópolis subterránea, sentí y visualicé a todos los del grupo que nos encontrábamos en el interior de una pirámide a oscuras. Al frente nuestro aparecían iluminadas, un conjunto de estatuas como de granito negro o basalto; eran las esculturas de todos los dioses Egipcios. Pero estas estatuas hablaban y escuché que decían:
    "Nosotros somos los dioses del antiguo Egipto, señores de la Tierra..."
    A esto yo les repliqué:
    — ¡No, ustedes, no son dioses sino extraterrestres, que como otros, llegaron a la Tierra caídos por vuestros errores...)
    En ese momento me vi muerto en un sarcófago y sentí una tenebrosa acechanza, por lo que tomé conciencia de mí mismo fortaleciendo un círculo de protección alrededor de todo nuestro grupo. Pero al tratar de visualizar a mis compañeros, los vi también tendidos en sarcófagos tratando con mucho esfuerzo en su restauración o especie de resurrección mística. Invoqué una y otra vez la luz, de tal manera que las paredes de aquélla pirámide que veía en mi mente, empezaron a disolverse y entonces entraron haces lumínicos que destruyeron en mil fragmentos las estatuas.
    Una vez en la derruída pirámide de Unas, nos preparamos para realizar un trabajo, vocalizando por siete veces la palabra Rama, mientras nuestra vista se hallaba concentrada en la decoración de la cámara del sarcófago.
    Las paredes estaban abarrotadas de jeroglíficos, que según la traducción que mencioné en capítulos pasados recoge la caída de Orión. Hicimos después una meditación en silencio total por unos quince minutos, siendo impresionante el contraste después de las mantralizaciones, que ayudó a la interiorización.
    De la pirámide de Unas, nos dirigimos hacia el Serapheum. Ahora ya con mapas en las manos, no había forma de perderse en el conjunto de ruinas.
    El llegar nos exigió caminar unos diez minutos sobrecolinas de arena y escombros de pequeñas mastabas y regios muros, que en su época procuraban perennizar la gloria de sus constructores. Nos alejábamos de la pirámide escalonada de Soser, cuando disimulada en la inmensidad de la arena, apareció la entrada del subterráneo que se esconde por debajo de las dunas. Era una gran puerta con rejas en donde el tiempo y los investigadores han demostrado que las leyendas tenían un fuerte asidero de realidad. "Las Rejas del Olvido", constituían el umbral a través del cual se ingresaba a las criptas de los Bueyes Apis Osiris, animales en los que los sacerdotes del dios Ptah veían el renacimiento una y otra vez del dios Osiris.
    Descender por los escalones excavados en la roca y cruzar la puerta, fue una experiencia alucinante. Sabíamos que aquel lugar lo había descubierto el estudioso Francés Marriete, quien en su vehemencia por descubrir los secretos de los sarcófagos de granito de sesenta toneladas de peso cada uno, dinamitó el único que halló intacto y sin violar, agrietando el techo del lugar y estropeando bárbaramente el descomurial catafalco.
    El Serapheum se extiende por más de un kilómetro a través de túneles y galerías bajo el desierto, guardando alrededor de medio centenar de sarcófagos; cada uno tan grande como el otro, con inscripciones grabadas a los lados. Todos ellos albergaron en su tiempo al toro divino, el mismo que al morir era depositado en ese lugar.
    Caminar en la penumbra de aquel sitio nos hizo vivir en la imaginación, la extraña mística de aquellos tiempos. De retorno al Cairo procuramos damos un duchazo con agua fría, que nos quitara el sudor continuo y el polvo al que habíamos estado sometidos a lo largo de todo el día. Durante la noche meditamos, viniendo a la mente el significado del proceso de las etapas del viaje hasta aquel momento. Por ejemplo Alejandría venía a ser entendida en aquella evaluación interiorizada, simbolizando el conocimiento como luz en la oscuridad, relacionando el famoso Faro y la Gran Biblioteca. Ambos habían desaparecido y para retomar lo perdido debíamos interiorizar, ingresando a los túneles y subterráneos, o sea dentro de nosotros mismos. Al igual sería en Sakkara y en Gizeh en donde nosotros mismos debíamos descubrirnos como pirámides receptoras y canalizadoras de energía psíquica.
    En mi meditación vi un pozo muy hondo y circular, y Yo mismo me encontraba caminando al borde de éste. De pronto estaba dentro de él, y con los talones tocaba el poco borde que iba quedando, pues iba éste desapareciendo mientras que las paredes se elevaban más y más. Yo seguía caminando en circulo y ascendiendo, cuando de repente el borde desapareció y me vi, caminando en el aire sin caerme. El pozo se comenzó a cerrar y entonces traté de salir de él, pudiéndolo lograr cuando la boca del mismo se terminó de clausurar a manera de una cúpula de concreto, quedando encima de ella. Cuando se selló totalmente, me encontré que estaba en el desierto cerca de la pirámide de Unas y a la distancia veía los monumentos piramidales de Dashur.
    Luego la imagen cambia y me hallo dentro de una caverna allí observo un tesoro, quizás de algún faraón. Hay cantidad de objetos, y siento en ese lugar temor de que la ambición pueda hacerme presa, por lo que sólo tomé una cruz Egipcia por la parte inferior. recordé cómo las figuras Egipcias agarraban aquel símbolo, por lo que la volví a agarrar pero esta vez por el círculo superior, con la mano derecha; entonces oí una voz que me decía: "La llave está en tus manos, has sabido escoger..."
    Creo que me lo dijeron por haber rechazado el tesoro y haber dirigido mi interés por el objeto que simbolizaba la llave del santuario interno. Luego miré y vi una gran luz azul delante de mí. Pensando de inmediato que podría ser alguien que había irrumpido en la habitación del hotel, encendí las luces; pero no fue así. En ese instante capté comunicación, tenía a mano un cuaderno y un lapicero, por lo que recibí algo que después corroboré con los demás. El mensaje decía que había que unir lo realizado en Dashur, y habría que ir allí; y también habríamos de volver a Kefrén porque el trabajo no se había terminado en ese lugar.
    El 29 de mayo la agenda fue bastante apretada, viajamos a las pirámides de Abusir, recorriéndolas una a una en camello, quedando fuertemente lastimadas nuestras posaderas por aquel movimiento tan peculiar de los exóticos animales. En Abusir ingresamos arrastrándonos por debajo de un bloque de varias toneladas de peso, hacia el interior de una pirámide derruida. Compitiendo con los escorpiones, alcanzamos las cavidades más profundas y frescas del monumento sumidas en una total oscuridad y silencio. Sólo interrumpía aquella tranquilidad, esporádicos chillidos de murciélagos que se guarecían en los hoyos dejados por los saqueadores de tumbas. Allí meditamos tratando de polarizar el lugar y canalizar energías al planeta, en procura de aperturar aquellas puertas que nos fueron encomendadas, y que permitirían establecer el puente energético y psíquico con la cuarta dimensión. Los ecos de nuestras mantralizaciones resonaron en las paredes y cámara de aquella estructura por espacio de unos treinta minutos.
    Regresamos a Sakkara donde nos costó mucho convencer al taxista que ávido de clientes, se ofrecía a llevarnos a cualquier lugar menos al que nosotros queríamos ir: ¡...Dashur es un conjunto de pirámides casi tan grandes como las de Gizeh, pero inexplicablemente olvidadas aún cuando sus colosales y típicas formas son observables a la distancia desde Sakkara. El público no tiene acceso a ellas desde hace 25 años por cuanto se encuentran dentro del área de una base militar de Egipto, que por sus características viene a ser de importancia estratégica; y el taxista era consciente de ello, por lo cual nos pedía que nos olvidáramos de ir allá, pues era imposible. Nos suplicó hasta el cansancio de que habían muchos puestos militares en toda la ruta que nos cortarían el paso y era peligroso para nosotros siquiera acercarnos, pues el lugar está escrupulosamente vigilado y el terreno se haya minado.
    Le pedimos que nos llevara a nuestro propio riesgo, ofreciéndole pagar el servicio aunque nos obligaran a regresar; además le aseguramos que a la primera señal que nos hicieran los militares, nos daríamos media vuelta. Sólo así el taxista aceptó a regañadientes y partimos en dirección a la pirámide roja y la romboidal de la III dinastía.
    Llegamos al primer cartel que informaba la dirección de los monumentos, luego el siguiente que decía zona militar y entonces apareció el primer puesto de control militar; pero en ese lugar no había nadie, estaba completamente abandonado. Seguimos hasta el segundo control y se repitió la situación del primero, hasta que llegamos al tercero. Allí sí había militares, mas cuando nos vieron pusieron todos los soldados una cara de sorpresa mayúscula y no se les ocurrió decirnos nada, por lo que le insistimos al taxista que lentamente siguiera de frente, mientras saludábamos por las ventanillas. El chofer no lo podía creer, pero seguía sin detenerse, y así sorprendentemente nos íbamos acercando a aquellas inmensas estructuras en medio del desierto.
    Llegamos a las puertas mismas de la base militar, deteniéndonos en la garita de control de entrada principal, desde donde podían apreciarse todas las instalaciones y depósitos, hangares y radares; y se veía a los soldados alinearse a menos de cincuenta metros para la revista. Nada nos separaba de aquella base, propiamente estábamos en ella, e inexplicablemente parecía que nadie se percataba de nuestra presencia allí; como que si fuéramos invisibles. El taxista incrédulo frente a la situación y visiblemente pálido y nervioso, se dirigió a nosotros diciéndonos que hasta allí habíamos llegado y que habíamos tenido suerte, pero que deberíamos marchamos enseguida. En aquel momento pasó por allí un anciano montado en su asno, preguntándole el taxista por dónde nos podríamos devolver, y el campesino le indicó que por el lado izquierdo se extendía un camino de tierra que él podría seguir y que iba paralelo a un canal de agua frente a las pirámides, alejándose poco a poco de la base. Nosotros extasiados, vivíamos el momento con gran intensidad y emoción; y si bien había un peligro permanente de que fuéramos detenidos por hallarnos sin autorización en el lugar y con cámaras fotográficas, teníamos la convicción de que estábamos protegidos. Pero nunca nos expusimos más de la cuenta e innecesariamente.
    A unos kilómetros de la base, las pirámides se contemplaban parcialmente debido a que nos situamos muy cerca de unas colinas, pero siempre con el canal de por medio, cortándonos el paso hacia ellas. De pronto detrás del canal, en una pequeña área de cultivo, salió un adolescente quien nos saludaba levantando los brazos. Le pedimos al taxista que se detuviera pero por nada quería hacerlo. así que tuvimos que obligarlo a pesar de la cercanía a los militares; y al final se detuvo.
    Llamamos al joven, el mismo que nos indicó más adelante un puente estrecho para cruzar el canal que se hallaba disimulado en el camino. Pasamos a pie por él y le indicamos con la ayuda del taxista que se cogió con ambas manos la cabeza, nuestra intención de ir a visitar las pirámides. El joven se ofreció de inmediato a guiarnos, pero de pronto aparecieron otros tres hombres al parecer parientes suyos, quienes lo apartaron gritándole ásperamente, y actuando ellos como guías nuestros esperando naturalmente una suculenta propina.
    Actuando con prudencia, consideramos que siendo el lugar muy peligroso debíamos dejar las cámaras fotográficas con el taxista.
    La subida por las colinas fue muy emocionante y la apoteosis llegó cuando nos encontrábamos frente a frente a las pirámides de Dashur, un espectáculo que hacia 25 años no podía ser compartido. Teníamos a la pirámide romboidal delante nuestro, y la roja a la derecha cerca de las instalaciones militares; estas dos son de piedra mientras que existe una tercera a la izquierda que es de barro, muy deteriorada.
    La romboidal es llamada así debido a una mayor inclinación de los lados de la parte superior, que le da la apariencia de redondez. Esta se encuentra muy bien conservada al igual que la roja. Ambas despiden una energía y una fuerza fácilmente apreciables para quien se ha sensibilizado. Al verlas, todos nos sentimos conmovidos y emocionados y estremecidos por una indescriptible emoción de alegría y paz. Sabíamos que aquello estaba ocurriendo de una manera muy especial y que las puertas no se nos estaban abriendo gratuitamente, sino que debíamos trabajar con fe y convicción, aprovechando la oportunidad. Así fue que llegando lo más cerca que pudimos caminando por el campo minado, nos pusimos a meditar, procurando envolver en luz a la base militar para que desde allí nada malo ni negativo pudiese generarse en contra el mundo. Visualizamos mentalmente las pirámides como abriéndolas para irradiar a Egipto, neutralizando lo negativo y procurando cambiar el posible rol nefasto que se le asigna a este país en algunas profecías sobre el final de los tiempos, cambiándolo por un rol positivo, mediador, constructivo y equilibrante en los acontecimientos venideros. Sabíamos que para desarrollar este trabajo contábamos no sólo con el apoyo de nuestros hermanos mayores, sino que también de toda la comunidad de amigos y hermanos del grupo del mundo enlazados mentalmente con nosotros, para dicha ocasión.
    Fue curioso, pero en la medida en que nos compenetrábamos en la meditación bajo aquel radiante sol del desierto, nuestros acompañantes lugareños se pusieron a discutir acaloradamente sobre lo que al parecer sería el cómo repartirían la propina que nosotros les dejaríamos. De las palabras elevadas de tono, los gritos violentos, forcejeos y empujones pasaron a los golpes. A pesar de todo no nos dejamos desarmonizar, comprendiendo que aquello representaba la acechanza de las fuerzas negativas. Dimos por finalizado el trabajo al cabo de una hora, y nos levantamos de la arena en donde nos habíamos sentado de cara a las pirámides, lo cual detuvo inmediatamente la pelea, apresurándose a seguirnos los campesinos paso a paso. Llegamos hasta el taxi que nos aguardaba pacientemente, y allí hicimos que el taxista entregara la propina, quedando ésta en las manos del hombre más viejo del grupo para que él la repartiera.
    Ya alejados del lugar, el taxista nos dio sus comentarios que ansiaba compartir, y nos dijo:
    — Se les ve felices... Lo que les haya ocurrido debe de haber sido algo muy especial... ¡De todas maneras hemos tenido muchísima suerte!
    — ¡Sí... mucha suerte! — Fue nuestra respuesta, entre risas y miradas de complacencia.
    En el camino Diego nos contó que se había sentido atraído por la pirámide roja, y que había captado de que ésta estaba unida a través de subterráneos con la base militar, guardándose en ella armas muy peligrosas, lo cual explicaría su carácter de extremo secreto:
    De Dashur seguimos camino unos cien kilómetros hacia Meidum. Allí se yergue una pirámide escalonada edificada según los historiadores por el Rey Huni y culminada por Snefru. Tiene forma de atalaya, con cinco cuerpos. Su estructura es de piedra y se encuentra parcialmente enterrada en la arena, al lado derecho de la carretera que va hacia el oasis del Fayum.
    Los alrededores son muy secos y la temperatura ambiental es muy alta. El edificio se ve que poseía entradas cerradas con sendos candados modernos, impidiendo el acceso hacia su interior; pero felizmente apareció un cuidador que poseía las llaves para abrir una de las puertas metálicas, la que se encuentra en la parte superior derecha del segundo cuerpo visible; y así pudimos ingresar en el interior, descendiendo primero unos treinta metros hacia la base, luego avanzamos horizontalmente sintiendo un fuerte frío y finalmente tuvimos que subir verticalmente por unas escaleras de madera hasta la supuesta cámara sepulcral, que recuerda a la cámara de la reina de Keóps y a la de Pakal en Palenque (México), por la existencia del llamado falso Arco Maya. Esta cámara era pequeña y carente totalmente de toda decoración, como en las que estuvimos antes, pero posee una vibración muy especial y se siente allí la temperatura como de un horno.
    En el lugar mantralizamos y procuramos envolver a todo el planeta en paz y en amor, trabajando en irradiaciones y en la apertura psíquica de la pirámide, restableciendo la conexión interrumpida en el pasado con el Cosmos y con el centro de la Tierra. Todos al unísono percibimos nítidamente que allí estaba ocurriendo algo muy grande. Era la novena pirámide, y con este número se cumplía una suerte de nacimiento simbólico. Y hubo quien sintió que todo lo del Egipto se iba relacionando cada vez más con lo que sería el viaje definitivo y final a Paititi.
    Durante la noche en el hotel comentamos las percepciones, y resultó ser que en más de una meditación se veía como las pirámides se abrían, de tal manera que las paredes se desplegaban como los pétalos de una flor y de su interior salía una esfera de luz que envolvía a Egipto. Ivan reflexionaba en voz alta sobre cómo con cada dificultad que se nos presentaba, siempre aparecía alguien dispuesto a ayudarnos. Esto nos emocionó y alegró.
    Por su parte Joaquín señaló como Meidum fue el broche de oro de una etapa del viaje: " Trabajar en y con las pirámides"...
    En la mañana muy temprano nos reunimos con la intención de hacer algunas diligencias en las oficinas de las compañías aéreas. Particularmente me encontraba con un gran problema y era el de no tener pasaje de salida de Egipto, porque debían de habérmelo enviado desde el Canadá, y aún no había llegado. No había dormido bien, pues durante ¡anoche se habían multiplicado las pesadillas, las mismas que se repetían en días anteriores buscando enfrentarme a mis compañeros de viaje, desarmonizándome.
    Pero pude superar los recuerdos de aquellas escenas que había mantenido a la hora de despertarme, comprendiendo que las fuerzas oscuras no pierden la oportunidad de atacarlo a uno; y si no es por un medio lo hacen por otro.
    Aquel día 30 teníamos pensado cumplir con el pedido de los guías manifestado en un mensaje, por lo que habríamos de regresar a Kefrén; así que nos dispusimos para ello. Sobre las 3.00 PM, aprovechando del intenso sol y calor que aleja a los turistas, fuimos a Gizeh. Aquella tarde nos encontrábamos muy alegres sin saber por qué, pero no tardó en fundamentarse tal estado de ánimo. En la entrada de ingreso a la pirámide, el guardián nos sonrió al vernos llegar y nos acompaño por el túnel de descenso ofreciéndonos que si queríamos podíamos quedamos solos a meditar en el interior, pues ya iban a cerrar. También se ofreció a apagar los sistemas de video instalados en todas las esquinas, y luego apagó las luces quedándonos completamente solos y a oscuras, muy sorprendidos en la cámara del sepulcro. Aprovechando la oportunidad única que se nos brindaba tan misteriosamente, en medio de aquel silencio y soledad hicimos un círculo entre todos y mantralizamos la palabra clave capaz de abrir las puertas dimensiónales, amplificando con la pirámide nuestras intenciones. Ivan al cabo de un rato se separó del grupo y se adelantó hacia el sarcófago, introduciéndose en él, haciendo allí el ritual de protección, que Joaquín había realizado en Alejandría. Pudimos observar entonces la luminosidad azul eléctrico que inundaba el ambiente, mientras la resonancia de nuestras mantralizaciones continuas conseguían un efecto impresionante de armonía y fuerza. Estuvimos allí por espacio de unos veinte minutos sintiendo cómo las pirámides quedaban abiertas y conectadas entre sí, de tal manera que pudieran ser parte de ese puente positivo entre el cosmos y nuestro planeta.
    Durante la noche caminamos por los malecones que van sobre las riberas del río Nilo, aprovechando la fresca brisa; íbamos meditando en voz alta nuestro comportamiento personal y evaluando el viaje hasta ese instante, así como el nivel de conciencia adquirido. Estábamos muy contentos por la armonía de conjunto, el esfuerzo de todos por igual por mantener la integración a pesar de ser tan diferentes. Nos sorprendía apreciar el nivel de profundidad en cuanto a los conceptos que vertía cada uno, siendo un nivel parejo y complementario. Todo el viaje venía siendo un aprendizaje continuo, compartiendo, escuchándonos mutuamente y observándonos para aprender unos de otros.
    Al día siguiente nos esperaba un día ajetreado. Viajaríamos en avión hasta Luxor y Karnac a casi 700 kilómetros al sur de la capital. Por ello tendríamos que acostarnos no muy tarde, ya que el vuelo saldría muy temprano en la mañana, así que sintetizamos los conceptos vertidos durante el breve paseo. Habíamos hablado de cómo la vida espiritual es como el curso del río que teníamos enfrente, en el que uno puede llegar a donde quiera si se esfuerza en navegar para ello, sino será arrastrado por la corriente sujetándolo a un destino. El ser humano es dueño de su destino en la medida en que se esfuerza por fortalecer y dominar su voluntad. Al final, el río desemboca en el mar, y allí podrá llegar quien tomó conciencia al igual que quien se dejó arrastrar sin poner esfuerzo, la diferencia será que quien posee voluntad, antes de integrarse en el mar siempre se ve inclinado a conocer sus nacientes, que no son otra cosa que su origen.
    Salimos del hotel cuando aún era de noche, era el 31 de mayo y nos dirigimos de inmediato hacia el aeropuerto para abordar el avión de Air Egipt, llegando a Luxor cincuenta minutos más tarde. Al descender del avión nos enfrentamos a un calor ascendente de cuarenta grados, con el riesgo de que al mediodía llegara a los cincuenta grados centígrados como es propio del verano Egipcio. Rápidamente llegamos a la ciudad debido a su cercanía, alojándonos en un hotel de buena calidad, el "Winter Palace" el mismo que fuera Palacio del Rey Faruk, saliéndonos muy económico gracias a que era la temporada baja lo cual reduce los precios a la tercera parte de su valor.
    Aprovechamos de inmediato para ir caminando al templo de Amón de Luxor que se encontraba muy cerca del hotel. Y fue un gran esfuerzo cruzar el umbral de la puerta y salir al exterior, pues uno dejaba el ambiente climatizado para enfrentarse al calor insoportable.
    Vi cómo mis amigos se quedaban extasiados por la avenida de las esfinges, los obeliscos, las columnas y las gigantescas estatuas que componen este maravilloso conjunto ceremonial. Ingresamos en el templo de piedra y allí tuve la oportunidad de narrar en el lugar, lo que había sido el trabajo del viaje anterior. Y ciertamente para mí, el estar allí era como volver a casa y revivir muchas experiencias lo cual me estremecía.
    Todos se sintieron tan identificados con el lugar que decidimos regresar a meditar allí por la noche. Mientras, por la tarde, nos dirigimos al templo de Karnac en donde Diego realizó el ceremonial de protección que ya habían venido efectuando Joaquín e Ivan. Se escogió para ello una habitación en penumbras del complejo de capillas de Ramses II. El lugar era un cuarto estrecho de formas rectangular con una claraboya en el techo, que dejaba ingresar un rayo de luz el cual caía oblicuo al suelo, dándole al lugar una iluminación magra y una ambientación misteriosa. Diego se puso entonces bajo la pequeña ventana que se encontraba como a unos tres metros por encima de él. Todos nosotros nos situamos alrededor en semicírculo, con las palmas hacia arriba y los brazos flexionados, talones juntos.
    Acompañamos el singular ritual que consiste en repetir una invocación a las Jerarquías Superiores, con mantralizaciones de las palabras Rama y Zin—Uru, produciéndose un sonido metálico y la aparición de la conocida iluminación azul eléctrico envolviendo a Diego quien se hallaba sumergido en su vivencia, casi como en trance. Un efecto interesante de la concentración era el que producía el aura de Diego, fácilmente observable y que mostraba con una brillantez pulsante a todo su alrededor.
    Primera fue la intuición y luego nuestros sentidos físicos los que nos hicieron captar que alguien se estaba materializando en el lugar. Era una presencia humana que lentamente se iba delineando, en medio de una nubosidad blanco azulada. Mientras esto ocurría el cuerpo de Diego quedo envuelto de un color verdoso como queriendo restituir en él ese color que en el aura se relaciona con la salud. El ser que se proyectó acompañó el trabajo y luego su imagen se fue diluyendo hasta desaparecer completamente. Diego después nos contó que se sintió como dentro de una pirámide, protegido por una cúpula, en donde fue tanto el calor y la energía que recibió que le hizo sudar por completo. Nuestra visita a los templos de Karnac y Luxor tenían también como objetivo verificar el trabajo realizado en el viaje anterior, en el que se cerraron puertas dimensiónales, abiertas en el pasado a los bajos astrales por parte de los mismos sacerdotes egipcios, guiados por aquellos seres disidentes dejados en la Tierra. Sin darse cuenta habían servido a las fuerzas oscuras para que estos los dominaran a través de entidades que se alimentan de la energía humana. Ahora estábamos allí, un año después y lo que se sentía en el ambiente era liberación de negativismo y de tensión. Y no sólo allí sino en todo Egipto.
    Recorrimos ampliamente los templos y capillas en donde se repetía una y otra vez el bajo relieve de la barca sagrada y el "Naos" o arca de la Alianza Egipcia. Y terminamos aquel día recorriendo el museo de Luxor, de confección moderna pero con revolucionarias técnicas y sistemas de exhibición, que resaltan el arte de cada pieza. La mayoría de los objetos en exposición, pertenecen a la época amarniana, esto es de Amenofis IV, el célebre Akenatón el esposo de Nefertiti y conocido como dijimos antes como el faraón hereje.
    El día primero de Junio, cruzamos en una barcaza el Nilo, llegando a la orilla opuesta donde nos aguardaba el señor Ali, un hombre delgado de piel oscura y elegante bigote, quien era un experimentado guía de expediciones como las del National Geografic. A él lo conocimos por referencias de amistades egipcias con quienes entablamos una sencilla amistad.
    Recorrimos Deir El Bahari templo funerario de la época de Tutmosis, pudiendo ingresar en una tumba excavada en la roca, y que descendía con infinidad de escalones a una gran profundidad, teniendo en su interior tres niveles donde se destaca una visión mitológica de las constelaciones que se observan en el cielo. Allí Justo realizó un ritual de protección, produciéndose en medio de la oscuridad total el mismo efecto que en los casos anteriores. Justo poseía entre sus manos un cristal que traía desde la salida de Tota en Colombia y mientras se producía la protección le vino a la mente una visión, en la que observaba a un hombre con un manto y una bola de cristal. Al final él verificaría que se trataba de él mismo, pero como si se hubiese renovado completamente.
    Con el transcurrir de las horas nuestros pasos nos llevaron hasta el valle de los Reyes, donde una atmósfera muy especial nos envolvió en esta oportunidad. Joaquín quien llevaba en su mano una perfecta bola de cristal de roca, que lo acompañó todo el viaje y a la que le asignó intuitivamente una función de equilibrador de nuestras energías, comentó sobre la obsesión de los antiguos egipcios en su búsqueda de la inmortalidad que reflejaba aquel cementerio de ricos, y que ciertamente les había otorgado cierta inmortalidad, mas no la que ellos buscaban afanosamente. Aquel comentario nos sirvió a todos de reflexión espiritual sobre la verdadera trascendencia que debe buscar el hombre, la de la conciencia a través de la inmortalidad de su espíritu.
    Camino al Rameseum de Ramsés, uno de los varios monumentos sepulcrales que se mandara a confeccionar el egolátrico rey, observamos las colinas sobre pobladas de tumbas antiguas y humildes casas modernas de las familias de ladrones, que desde los tiempos faraónicos se han alimentado de la rapiña. Conocimos también Medinet Abu, impresionante templo a los dioses del pasado, pero allí no sentimos que fuéramos a hacer otra cosa que turismo, acercándose la hora de regresar a Luxor.
    En la barcaza de regreso, mientras surcábamos el río y las sombras de la tarde iban envolviendo el paisaje, Justo quien aún se encontraba arrobado por su experiencia en la tumba de Deis El Bahari, tuvo una bonita vivencia al acercársele varios niños en la embarcación, atraídos por aquella especial energía que lo envolvía. El nos contó luego, que en su visión unos niños se le acercaban queriendo compartir con él algo.
    El 2 de Junio con una marcha forzada hacia Abydos, lugar donde se hallaría la sepultura escondida del esposo de la hechicera Isis; pero no sería una tumba cualquiera, sino más bien un pasadizo hacia otra dimensión, una puerta hacia otro mundo...
    Llegamos al cabo de dos horas bajo el ardiente calor del sol africano, con 48 grados sobre nuestras cabezas, hasta el pueblo de Árabat El Madfurnah en la orilla occidental del Nilo. Su nombre significa: "Arabat el enterrado", debido a que la mayor parte de los monumentos que cobija, se encuentran bajo la candente arena del desierto.
    Abydos es el nombre griego de la antigua ciudad de Tis, cuna de las más antiguas dinastías faraónicas y ciudad santa, dedicada al culto de Osiris. Aquí todos los egipcios deberían venir en peregrinaje por lo menos una vez en su vida. Según la leyenda, allí se guardaba la reliquia más importante del dios: Su cabeza. La leyenda narra el asesinato de Osiris a manos de Set, su monstruoso hermano, situación que recuerda el mito de Caín y Abel. Set, descuartizó el cuerpo de Osiris desparramándolo por todo Egipto. Isis esposa del victimado con la ayuda de su hermana Neftis, pudo reunir todos los pedazos a excepción del falo, el cual había sido tragado por un pez en el lago Menzaleh cerca de Port Said.
    Ingresamos al templo de Seti I, edificio muy bien conservado de entre lo que ha podido ser rescatado del avance del poblado moderno, que usa los basamentos anteriores para sus actuales edificaciones. En el interior observamos las columnas y los muros, todos ellos abarrotados de inscripciones jeroglíficas así como bajo relieves de los dioses. En uno de los corredores se encuentra un tesoro de información para estudiosos, que lo constituye una cronología de las diversas dinastías y faraones que gobernaron Egipto, todo en jeroglifos.
    Después de recorrer todos los diversos ambientes de aquel magnífico monumento, salimos por unas escaleras que ascendían hasta la parte posterior donde empiezan las montañas, quedando impresionados de ver una quebrada que se abría entre los cerros y que coincidía con nuestros sueños y visiones que habíamos tenido el día anterior. A unos cincuenta metros de la salida, se hallaba un subterráneo conformado por grandes columnas y bóvedas de piedra, que se introducen bajo la montaña y que constituyen la capilla de Osiris. Quisimos entrar allí pero cuatro guardias egipcios, vestidos con turbantes y túnicas nos lo impidieron, afirmando que estaba prohibido el acceso porque se había producido filtraciones de agua haciendo peligrar la estructura.
    Nos regresamos entonces por las escalinatas al templo, desanimados; pero en mi interior algo me decía que debía volver y descender por aquellos subterráneos, porque se introducían en el interior de la montaña, trasponiendo la puerta de la leyenda de Osiris. Miré fijamente a Ivan quien me confirmó el sentimiento al decirme, que él sentía que había que volver y entrar allí. Semejantes palabras fueron suficientes como para que sin consultar con nadie, me dirigiera hacia el lugar con la idea fija de que allí iría. Para ello caminé decididamente pasando delante de tres de los guardias que ni siquiera se percataron de— mi presencia y bajé a los subterráneos encontrándome con cuatro hombres que delante de mí estaban como tomando muestras de agua que filtraba del suelo, vestían a la usanza occidental y a pesar de que pasé a su lado no me vieron, permitiéndome ello entrar en una habitación bajo tierra, en cuyo techo de planos inclinados, aparecían pinturas de los dioses del cielo bastante maltratadas por el humo de innumerables antorchas en el pasado. Era un espectáculo grandioso todo el arte que allí había.
    Quise avanzar mas para seguir observando más de cerca, pero mis pies se hundían en el fango, pues el suelo estaba cubierto de agua, y las filtraciones estaban poniendo en peligro no sólo aquel recinto sino todo el templo cercano al lugar.
    Habría avanzado unos diez metros en la penumbra cuando algo negativo me obligó a detenerme, y observé que todo a mi alrededor se oscurecía más y mas. Percibí una presencia, pero traté de controlarme para no dejarme llevar por el temor, pues éste podría dar forma a lo que no existe y fuerza a lo que existiendo nada puede hacerme. Recordé la enseñanza de los guías: "controla tu temor, no hay nada que pueda dañarte en los planos inferiores ni en los superiores si es que tú antes no lo permites ".
    Bloqueé entonces mi mente al temor, envolviéndome en una cúpula de protección.
    Todo esto ocurrió muy a tiempo cuando ya empezaba a formarse en la oscuridad de la habitación un ectoplasma o creación psíquica de una cabeza desmembrada, y que parecía tener la intención de acercarse a mí. La miré detenidamente y traté de enfrentar aquella visión con energía de amor y con luz, que imaginaba que descendía a través mío y se proyectaba por mi pecho y mis manos.
    Al poco rato la imagen se fue desvaneciendo quedando en el ambiente un olor a fétido y desagradable. Fue entonces que decidí dar media vuelta y salir de allí, sacando como enseñanza que nuestro mundo actual, bajo el poder de las fuerzas oscuras se está sumergiendo en sus propios errores y egoísmos, sometido por los temores de los espectros que ha creado el temor, la ignorancia y la manipulación. Pero pronto saldrá a la superficie todo el conocimiento y las respuestas que la humanidad necesita para superar aquellas influencias.
    Al salir del túnel, los investigadores egipcios me vieron y extrañados me preguntaron qué hacía allí donde no podía estar porque ese lugar podía derrumbarse de un momento a otro y estaba prohibido el paso. Les agradecí su preocupación y me alejé de allí contento por haber enfrentado la situación venciendo los inconvenientes, y por haberme dejado llevar por un sentimiento profundo que me insistía a desafiar y oponer en aquel lugar aquella puerta hacia la oscuridad, donde moraría el señor de los infiernos egipcios.
    Al regresar al grupo les conté que había llegado al lugar y ello les alegró a todos.
    De Abydos seguimos camino hacia Dendera, nombre griego de Teutiris que significa ciudad sagrada en donde se halla un templo maravillo en perfecto estado de conservación, y que pertenece a la época Ptolemaica, dedicada a la diosa Hathor. "Hat—Hor" significa en griego "La morada de Horus" siendo representada ésta diosa frecuentemente como una vaca, una mujer con orejas de vaca o sólo una mujer bastaba.
    El templo de Dendera está trabajado en granito rosa y piedra caliza, habiendo sido edificado sobre cimientos más antiguos que datan de la época de Keops o de Pepi I; su sala hipóstila es realmente colosal con 24 columnas de 18 metros de altura, cuyos capiteles poseen la figura del rostro de la diosa.
    Dentro del monumento que es un templo santuario, hay un edificio consagrado algo más pequeño a manera de caja fuerte. Es una capilla de paredes ligeramente inclinadas, tipo talud altísimas, llamado: "Capilla de la Santidad".
    Era el lugar más secreto de todo el templo, después del caos primordial. Según los relatos antiguos conservados por los sacerdotes de Menfis, la soledad se hace insufrible y el creador anhela que otros seres den forma a la creación junto a él. Los pensamientos del creador se convierten en diosa* —son las fuerzas de la naturaleza que son particularizadas, también aparecen las cosas como materialización de aquellas ideas que reciben vida tan sólo nombrándolas. Pensamientos y palabras fueron el poder de la creación.
    Según los egipcios el principal propósito para la sociedad era preservar el orden divino establecido por el Creador.
    Los mitos refieren que al principio eran las aguas del caos, reinaba en aquel entonces la oscuridad y el silencio; pero en las profundidades del acuoso abismo se escondía el espíritu del Creador, el padre y la madre de todas las cosas. De pronto un monte apareció elevándose lentamente de las aguas del caos, tal como Egipto parece nacer de entre las inundaciones del Nilo. Este monte fue el primer pedazo de tierra firme y donde por fin el Creador podría dar forma a su cuerpo. Se presentó como un ave fénix con el plumaje de color de fuego y ardiendo sobre el monte primordial, allí lloró rompiendo el silencio con el primer sonido.
    Tuve un especial interés de ingresar a la capilla de la "Santidad", que me recordaba el lugar donde se guardaba el "Naos" en Karnac. Allí se sentía una profunda religiosidad, y mis compañeros tuvieron el mismo interés en entrar y recorrer el lugar, debiendo transitar por sobre montones de excremento de los murciélagos que sobrepueblan el templo.
    Había una atmósfera de misterio que invitaba a concentrarse y estar atentos, lo cual hicimos percibiendo muchas imágenes atrapadas en las paredes y el ambiente; imágenes de procesiones, de rituales, de cantos y danzas que lo transportaban a uno en el tiempo. No fue fácil vencer el hedor de los excrementos cuando quisimos alcanzar las escaleras que llevaban al tejado del monumento donde se encuentra un observatorio con la bóveda celeste y los diversos símbolos y figuras representando las constelaciones del zodíaco.
    En nuestras mentes se repetían obsesivamente ciertas preguntas, interrogantes que por su trascendencia se hacían impostergables de ser respondidas: ¿Por qué nuestros pasos nos habían llevado hasta allí? ¿Qué más podíamos hallar en Egipto? ¿Qué relación profunda podía existir entre Egipto y Paititi?
    ¿Qué teníamos que ver nosotros con el Arca de la Alianza Egipcia?
    ¿Si la clave estaba en las ofrendas, de que ofrendas se trataba? ¿Por qué teníamos tantas preguntas y tan pocas respuestas siempre?.
    Todo Egipto había sido un gran santuario simbólico y práctico, primero de los Atlantes y luego de los herederos de éste proyecto de desarrollo humano; lamentablemente fue dominado después por las fuerzas siniestras que gobiernan el mundo. Su convulsionado pasado ha marcado su futuro de una manera negativa, por lo que había que revertir ese destino corrigiendo la misión de aquella nación haciendo que retomase el plan original para que en la Nueva Era incline la balanza hacia la luz.
    En Egipto los misterios fueron enseñados, compartidos, confundidos y ocultados; conocimiento que no es ajeno a quien estando despierto puede disponer su percepción sensibilizándose. Las respuestas empezaron a fluir por estímulos externos de dentro de nosotros mismos, en un lugar que inspiraba el contacto interno. Habíamos viajado hasta allí para actuar en un cambio de rol; en la polarización de un lugar como proyecto inicial de transformaciones posteriores mayores. Un lugar contaminado en manos de las fuerzas oscuras debía ser enlazado con otros que se mantienen puros una vez fuese limpiado con la ayuda de las Jerarquías Superiores. El arca era la clave del conocimiento. La llave del santuario interno y externo nos permitiría acceder al Arca produciéndose una liberación del poder de la creación en nosotros o el de la destrucción sino había previamente la purificación y definición necesarias. El Arca supone la nueva alianza y el alineamiento de la humanidad del lado de las fuerzas de la luz.
    De retorno en Luxor nos reunimos a meditar por la noche en el templo de Amón, el cual aún permanecía abierto e iluminado hasta altas horas. El ambiente estaba fresco y agradable, invitándonos a la interiorización lo cual aprovechamos para disponernos lo más posible para una recepción, captando el siguiente mensaje:
    "Amados hermanos en la luz, el viaje lleva significado y su símbolo se identifica con el número cinco, y todo lo que ello representa; porque el cinco es desde donde se pueden conectar experiencias útiles y necesarias para todos.
    En Egipto escuchen la voz, sigan la fuerza que les motiva y vean la luz que los llama a culminar correctamente lo empezado. Todo tiene sentido, aún el que se encuentren ahora allí. En Paititi se cumplirán pasos semejantes.
    Llamen a Rodolfo Cepeda de Honduras; a Frank Quesada de El Salvador; a Carlos Paz de Brasil; a Roy Pisculich y Aníbal La Torre de Perú; y a Fernando Limaco de los Estados Unidos. Ellos acompañaran en una empresa de todos invítalos y que respondan según su compromiso, disposición y entrega.
    Con amor Oxalc. Deja que todo se dé
    En el Planeta Azul el momento ha llegado en que sea conmovido el espíritu sometido de una humanidad poderosa en esencia y futuro. Tu futuro Tierra es ser estrella mañana; el tuyo hombre, ser un sol ahora ".
    (Comunicación: Junio/90)
    A la mañana siguiente, muy temprano salimos del hotel nuevamente hacia el aeropuerto, pero esta vez con rumbo a Assuan y Abu Simbel en la frontera con el Sudán. Esperábamos concentrarnos en aquellos lugares a manera de preparación para lo que sería la culminación del viaje en Tell—El—Amarna. En Assuán podríamos compenetramos más, así como que tendríamos la oportunidad de estar en un lugar que sirvió de centro cultural en el pasado y depósito de archivos de conocimiento: la Isla de Elefantina.
    En Abu Simbel tendríamos un hermoso complemento del periplo, llegando al grandioso conjunto que se halla en pleno desierto, excavando en la roca a orillas del Nilo.
    El viaje en avión fue agradable y corto, por la cercanía. En Assuan fuimos invitados gentilmente por Ivan a alojarnos en el Hotel Catarat, quien tenía la ilusión de pasar allí una noche, por haber sido aquel lugar escenario utilizado para una famosa película (Muerte en el Nilo). El lugar resultaba fascinante por su ambiente victoriano y por su hermosa vista de la Isla de Elefantina.
    Assuan fue la capital del primer nomo del Alto Egipto. En la antigüedad la ciudad fue llamada Siene, y de sus canteras salía la sienita, que es el granito rosado que se ve repartido en los monumentos de las diversa dinastías a lo largo de todo el país; desde el revestimiento de las pirámides de Gizeh hasta los obeliscos de Luxor.
    Elefantina era un puesto defensivo fronterizo de Nubia, curiosamente poblado por una mayoría de mercenarios judíos, por ello son famosos los papiros de Elefantina con textos bíblicos. Una curiosidad propia de Siena o Assuan es la existencia en la zona de un pozo, cuyas paredes por su cercanía al trópico permanecen iluminadas por los rayos del sol en un solo día del año: el del solsticio de verano.
    Hay una importante necrópolis en la orilla occidental del Nilo, muchos de sus hipogeos fueron aprovechados por los monjes cristianos o destruidos por los mismos Coptos, los que construyeron un monasterio fortificado en la cumbre de un cerro que domina el paisaje y cuyo nombre es "Tabet el Haua" (Cima de los vientos). El monasterio está en ruinas debido a que Saladino lo asedió y destruyó. En esa zona también se encuentra el célebre mausoleo del Aga Khan, fallecido en 1957
    Dejamos nuestras cosas y nos registramos en el elegante hotel, tocándonos curiosamente las habitaciones 333 y 338, teniendo que salir inmediatamente de nuevo para el terminal aéreo, para tomar la conexión hacia Abu Simbel donde sólo permaneceríamos unas horas. El ajetreo naturalmente hacía más anecdótico el viaje, el mismo que veníamos enfrentando con buen humor a pesar del cansancio. Abordamos un taxi conducido por un moreno de ascendencia sudanesa pasando por sobre la gran represa de Assuan, observando a la distancia la Isla de Filae, aquel bello rincón que permaneció tanto tiempo sumergido en las aguas del río.
    Al regreso volveríamos allí.
    Sobrevolamos Nubia, aquel vasto territorio de desierto rojizo serpenteado por el inmenso Nilo y llegamos a Abu Simbel, caprichoso monumento a la egolatría de Ramsés 11; pero también un templo dedicado a la tríada del Amón Ra, Harmakis y Ptah, aunque todos los detalles lo único que hacen es perpetuar la memoria de su constructor.
    El santuario tiene 38 metros de fachada y 65 metros de profundidad, los cuales fueron excavados en una sola masa de roca.
    Para la construcción se reclutaron esclavos y selectos escultores como Piai, quien aparece en las inscripciones exaltado por su arte.
    La fachada es impresionante debido a sus cuatro colosales estatuas del faraón sentado de 20 metros de altura y los rostros de 4 metros de oreja a oreja. El monumento que fuera rescatado por la UNESCO en los años sesenta del embalse producido por la represa que creó el lago artificial de Nasser, fue seccionado y desmontado para ser armado de nuevo por encima del nivel que alcanzara el agua, construyendo una bóveda artificial de concreto que lo contuviera; para ello se escogió un proyecto sueco que consistía en cortar las piedras con sierras eléctricas e inyectarles a través de perforaciones; resina, la cual protegería la estructura de piedra. Coincidencia y destacable es señalar que fueron inyectadas ¡33 toneladas de resina, y otras tantas de grapas de hierro fueron colocadas!.
    La primera impresión que da el lugar por la inmensidad del lago y los contrastes de color del agua con el desierto y el cielo, es la de encontrarse en otro mundo. Luego los dos templos: el de Ramsés II y el de Nefertiti, su esposa favorita, nos trasladaron también en la imaginación a otro tiempo y a una forma tan diferente de encarnar la vida y la muerte. Frente a semejante obra de arte uno queda sin palabras, más aún cuando se sabe que en el templo ocurre que dos veces al año: el 21 de marzo y el 21 de septiembre, a las 5 horas y 58 minutos, un rayo de sol atraviesa los 65 metros que separan el santuario del exterior e inundan de luz el hombro izquierdo de Amon Ra. Unos minutos más tarde el rayo se aleja concentrándose en Harmakis. Allí permanece unos veinte minutos hasta desaparecer, y como dato interesante la luz no toca a Ptah, que es el dios de la oscuridad.
    Pudimos desprendernos rápidamente del grueso de los turistas los cuales esperaban a sus guías, y nos adelantamos llegando a las puertas de Abu Simbel, pudiendo permanecer sólos por más de diez minutos, tiempo suficiente como para vivir intensas experiencias que tuvieron hondo significado para nosotros.
    Nos costó reaccionar después de la primera impresión del lugar y del monumento, pero poco a poco nos fuimos acercando hacia los portones de madera que daban ingreso al santuario subterráneo. Fue entonces que apareció el cuidador quien llevaba en sus manos la llave de la puerta. La apariencia de este personaje era peculiar, lucía una túnica blanca como la nieve, sin turbante y era negro ébano; mantenía en su rostro una sonrisa sincera y cordial, invitándonos a acompañarlo, pudiendo apreciar de cerca que su llave no era otra que en "Ank", símbolo de la apertura interior y exterior de la conciencia, y llave del secreto de la vida.
    Aunque el guardián del recinto no fue consciente del significado que tenía para nosotros el estar solo allí con él, y poder agarrar con nuestras manos el Ank para abrir el lugar, para nosotros era suficiente; y sobre todo entender toda la simbología iniciática que aquello tenía y su valor. Difícilmente vive uno con tanta intensidad situaciones como esa en la que ve derivarse la vida diaria y normal en un ritual sagrado, en el que todo tiene el sentido que uno desea darle, ó pueda captarle y con el que uno se siente identificado. Para nosotros aquel momento representaba haber abierto una puerta simbólica por nuestro propio esfuerzo, llegando hasta allí uniendo lo alto con lo bajo, como podían ser los extremos del territorio bañados por el Nilo y las fuerzas en pugna. Todo allí era dual, sujeto a varias interpretaciones; por un lado lo meramente físico y temporal y evidente, y por otro lo sutil, atemporal y trascendente.
    Para Joaquín, la experiencia lo conmocionó intensamente. Se sentía parte de aquel lugar; él no era un extraño, más bien pertenecía a aquel sitio y a ese tiempo. Al ingresar en la montaña cada grabado y estatua le recordaban cosas que jamás pensó que las podía llevar dentro de sí. Sintió la necesidad de quedarse sólo, por lo que rápidamente se internó en el monumento; pensó entonces que podía recepcionar un mensaje o una señal, llegándole internamente y recibiendo el por qué de su venida a Egipto, y dónde y cómo debía seguir su búsqueda, una búsqueda que ya empieza a dar resultados favorables.
    Las puertas literalmente habían sido abiertas y ahora debíamos cruzar el umbral, atreviéndonos a enfrentar y penetrar en la penumbra, con la sola compañía de nuestra luz interior que surge de la fé en un plan cósmico y la voluntad conseguida a través de la preparación. El peligro permanente sería el huir el enfrentamiento permanente con uno mismo, con sus debilidades e inconstancia; el premio sería el conocimiento de la propia responsabilidad y de la ubicación en el programa de la misión.
    Fueron dos horas de gran intensidad de sensaciones las que vivimos en Abu Simbel, debiendo volver al aeropuerto y de allí inmediatamente, tomar el avión a Assuan. Ya de regreso aprovechamos lo que restaba de la tarde para ir hacia la isla de Filae, para que nos rindiera el día. Cruzamos así en lancha la distancia que nos separaba del templo de Isis, meditando en el lugar entre columnas hathóricas y rodeados de muros que representan a la gran hechicera esposa de Osiris, quien enseñó el poder de la magia del amor y la fe. Aprovechamos para desear en medio del gran río paz al mundo, sintiendo el gran apoyo a la distancia de muchas personas que estaban a nuestro lado mentalmente y espiritualmente.
    Culminamos la estancia en Filae, dándonos un reconfortante baño de purificación en las frías y azules aguas del Nilo.
    A la mañana siguiente, luego de hacer un poco de "footing", por los malecones de Assuan, y de recorrer en "Faluka" (Bote típico de vela) las orillas de Elefantina, nos embarcamos para el Cairo. Todo hacía indicar que se acercaba la culminación del viaje pero de una forma muy positiva y exitosa, pues se venían a cabalidad las comunicaciones y las etapas. Justo lamentablemente por problemas con el pasaje, ya no se quedó con nosotros y tuvo que regresarse sin poder llegar a Tell—El—Arnama.

    CAPITULO XX
    EL TEMPLO DE LOS ANTEPASADOS

    Trasladarnos a la ciudad de Amenofis IV representó un verdadero esfuerzo comparado con todo lo que había significado el viaje hasta el momento, pues teníamos que ir por tierra más de 300 kilómetros a altas temperaturas.
    Eran las 11.00 AM, del 5 de junio cuando el auto recalentado por el largo y tedioso trayecto, llegaba al pequeño puerto de Amarna, de donde salía el trasbordador que cruzaba el Nilo hacia las ruinas de la antigua ciudad. Nos hallábamos exhaustos del largo viaje y las pocas horas de sueño, pero nos consolaba saber que todo el sudor y cansancio habían valido el esfuerzo porque ya estábamos allí. Del otro lado nos aguardaba la horda de niños comerciantes como la vez anterior, dispuestos a hacer lo imposible para que les compráramos unas canastillas de mimbre confeccionadas por ellos mismos. Preparados para semejante encuentro cercano, llevábamos con nosotros un regalo que para ellos es considerado un tesoro, y esto es ¡bolígrafos!. Llegados al muelle repartimos los lapiceros a diestra y siniestra entre los infantes y adultos que se añadieron a la jauría pedigüeña, resultando difícil llegar a la oficina de boletos y turismo para solicitar un guía que nos condujera a las ruinas de la ciudad, debido a que no había forma de liberarse de los niños que iban en aumento y veían en nosotros una suerte de Santa Claus navideño.
    Conseguimos que los encargados nos embarcaran en el conocido tractor que jala un carromato hacia la zona arqueológica, pero como siempre esto lo hicieron sin entendernos ni una palabra.
    Consecuencia de la típica incomunicación a la que ya nos estábamos acostumbrando, fue que nos llevaron a todos los lugares menos al preciso que nos interesaba ir; por ello hice que nos devolviéramos a la oficina burocrática y sobredimensionada, en que para extendernos un ticket había hasta cuatro personas en dos escritorios, y si no había más gente era por que el tamaño de la pequeña oficina no lo permitía. Allí en un tono drástico y molesto les miré fijamente a los ojos y les hablé repitiéndoles una y otra vez dónde queríamos ir. A la ciudad de Tell—El—— Arnama!...
    Se miraron entre ellos y discutieron gesticulando cual teatro japonés, al final de lo cual sonrieron y dijeron a coro:
    — ¡Teel—El—Amarna!...
    — Sí!... Tell—El—Amarna... dije aburrido.
    Volvimos a embarcarnos en el trailer jalado por el tractor, tras pagar nuevos tickets y con un nuevo guía, al parecer informado, y con un vocabulario más rico de inglés. Esta vez, finalmente tomamos otro rumbo bastante accidentado que obligó al chofer a desenganchar el trailer e invitarnos a subir todos en el tractor. Ascendimos por dunas de arena y pequeñas colinas hasta damos con unos muros bajos de ruinas antiguas en una extensión modesta, y allí el chofer y el guía dijeron en coro: Teel—El—Amarna!...
    Mis compañeros aceptaron de inmediato la versión de que aquello era la ciudad construida en el desierto por el faraón hereje Amenofis IV, llamado Akenatón; pero a mí no me convencían, sentía que aquel no era el lugar, así que me puse a mirar a la distancia muy escéptico. Ya de regreso de las dunas, observamos una zona de pequeñas colinas cerca de palmeras, y sentimos una sensación de indescriptible emoción por lo que le dijimos al guía y al chofer que nos condujeran en aquella dirección. Al llegar vimos muros que asomaban de entre la arena saturada de fragmentos de cerámica multicolor. Habíamos llegado y ese era el sitio correcto... Por fin habíamos dado con el lugar.
    Le pedí al tractorista que se detuviera, y el guía de pronto muy cooperador me señaló a unos doscientos metros los basamentos de unas columnas, diciéndome: — ¡El palacio de Akenatón!
    ¡Y ahora lo decía! ¡Qué buena ayuda!... Le pregunté inmediatamente por el templo de Aton, siendo su respuesta el que girara sobre sus talones le indicara hacia la derecha. A unos diez metros se veían unos morros que correspondían a los pilones de adobe de los pórticos, y más allá los basamentos de columnas. Para verificar consulté con un plano que tenía de la ciudad pero donde no aparecía la ubicación en la zona resultando correcto en la distribución y ubicación de las estructuras principales.
    En aquella ocasión y precisamente en aquel instante, para mí el tiempo se detuvo; sólo sabía que en mi mente había una idea fija, la misma que se repitió durante todo el viaje. Y ésta era hacer un ritual solar en el templo del disco solar de Atón, en aquella milenaria ciudad.
    Deposité mi mochila en el suelo y saqué de su interior mi yalavea blanca, con la que pretendía efectuar el trabajo en el centro de una explanada, en lo que en otro tiempo fue el templo. Me vestí y descalzo fui caminando sobre las piedras, la arena y los adobes calcinados por el radiante sol. Llegado a la ubicación escogida, Joaquín puso en mis manos la bola de cristal que él traía consigo y que contribuía a darle mayor magia y encanto al viaje. Nuestros acompañantes árabes observaban a la distancia junto con otros que se acercaron luego, manteniéndose en silencio, expectantes. Sabían intuitivamente que algo iba a ocurrir.
    Ya en el lugar y en el momento en que se sentía que quedaban establecidas las condiciones como para una conexión y transmisión de energías, me puse a recitar los mantrams conocidos repitiéndolos innumerables veces, mientras sostenía con ambas manos la esfera de cristal de roca. Con los brazos estirados por encima de mi cabeza, entré en estado de interiorización debido a la profunda concentración, llegando a no percibir la molestia de los quemantes rayos del sol amplificados por el cristal. Mi cuerpo era remecido por el fuerte viento que se abatió sobre el lugar, arrastrando arena que chocaba contra mi piel, incrustándose entre mis poros. De pronto los elementos de la naturaleza parecían conmovidos por el trabajo que compartíamos los que allí estábamos. A mi mente vino la imagen de la esfera con la visión invertida del paisaje, pero éste era diferente al que teníamos delante como si fuese el de una selva, una jungla que se encontraba conectada a través nuestro con aquel lugar. Escuchaba el ruido de un río, también del viento moviendo las copas de los árboles y muchos sonidos de diversas aves así como de otros animales. A una cierta distancia veía a unos hombres vestidos de blanco como yo, y unas montañas con un cañón que se iba abriendo al paso que se le recorría.— ¡La puerta la abre. quien llega hasta ella con la intención de hacerlo, sabiendo que para ello ha sido preparado! — Sentí una voz en mi mente que con estruendo hablaba inundando cañones y montañas en la visión, con un eco repetido como proyectado por el viento que me zarandeaba con fuerza.
    — ¿Por qué todo se relaciona con una puerta?— ¿Dónde está dicha puerta?
    — ¿Hacía dónde nos conduce?
    — ¿Por qué es importante abrirla?
    — ¿Y si ya está abierta por qué hay que trabajar con ella?
    — Pregunté con insistencia en mi mente aprovechando del momento tan especial.
    — La décima puerta será abierta, y será definitiva... Será en Paititi, en el santuario de la Hermandad Blanca, que es una zona donde habrá de activarse el chakra del corazón de la Tierra, restituyéndose la genuina espiritualidad entre los seres, y habrá esperanza para todo y para todos.
    — ¿Quién habla? ¡Esto no es un mensaje como los otros! — repliqué por el cambio en la recepción. Dentro de mi visión, la bola de cristal arrojaba ahora la imagen de un anciano que caminaba por el desierto hacía mí.
    — Lo que fue abierto para el mal debió ser cerrado; lo que fue cerrado para el bien, deberá mantenerse así... Y llega el tiempo en que se abrirán en forma definitiva los que han sido los retiros interiores. Ya ustedes lo empezaron a realizar, ahora lo culminarán lugares. en donde se ha mantenido la irradiación del planeta; desde donde se ha guiado, dirigido y protegido las iniciativas para el bien y para la restauración del orden cósmico.
    — ¿Quién eres anciano o debo decirte maestro?
    — Todos somos maestros en su momento. Y el nombre no importa sino el espíritu del hombre; y el nombre del espíritu es tan sagrado que sólo le interesa a cada cual conocer el suyo para trabajar con él, pues es su llave de ingreso al santuario interno. El que abra el suyo podrá mostrar a los otros la forma, y así entre muchos reconectar la comunicación fluída con las dimensiones superiores.
    — ¿Qué hacemos aquí?
    — ¿Para qué hemos vuelto a Egipto?
    — Estáis limpiando con amor y por amor la negatividad de Egipto, y estáis sembrando positivismo,¿acaso no habéis observado la diferencia entre el primer y el segundo viaje?
    De Egipto se esperaba una participación negativa en los momentos críticos del planeta, pero ahora será todo diferente. Egipto será baluarte de paz, nexo de conciliación y guardián de la justicia. Han venido en representación de muchos, y muchos están con ustedes actuando a través de ustedes. Si renuncian a ser para dar, si dejan el protagonismo servirán al plan permanentemente como en este momento.
    — ¿Qué se ha hecho aquí?
    — Se ha sembrado luz y se han enlazado dos lugares, vinculados entre sí pero el trabajo será sellado en Paititi.... Y si ven que funciona en Egipto, no duden que también funcionará allí en Perú. La luz del Sol me deslumbraba y ya no pude soportar el calor de la bola de cristal entre mis manos actuando como una lupa, por lo que la coloqué en el suelo y miré a mi alrededor. Luego me desprendí de un medallón que había irradiado previamente se lo coloqué a Diego para apoyar la ayuda que está recibiendo de los guías a nivel de salud.
    Volví caminando hacia mi mochila, quitándome la túnica que llevaba sobrepuesta encima de mi pantalón corto. Se me acercaron entonces en ese momento los egipcios, y estallando en sollozos, me abrazaron dándome besos y diciéndome el guía que no sabía qué había ocurrido pero que todos ellos habían visto una gran luz y que sus antepasados habían sido honrados en el templo, lo cual les había emocionado y estaban agradecidos. A partir de allí, los lugareños se disputaban el llevarnos e invitarnos a comer a sus hogares para atendernos con gran respeto y admiración.

    EPILOGO

    Las pesadillas que minaban nuestro subconsciente habían terminado, no más se volvieron a repetir, y una gran paz así como armonía nos envolvió a todos. Había en nuestro interior el convencimiento pleno de haber cumplido a cabalidad con todos los requisitos y con el plan de viaje, habiéndose realizado perfectamente y en un tiempo excelente.
    La acechanza negativa había sido fuerte a niveles sutiles pero pudimos imponernos, gracias a la unión del grupo, la solidaridad mundial y al apoyo que nos acompañaba de todos, incluso los guías.
    Ahora sabíamos que sólo faltaba realizar el último viaje a Paititi con lo que se cumplirían los trabajos que nos habían sido propuestos. Habíamos tardado en darnos cuenta de la necesidad de ser desprendidos y no buscar el show y el protagonismo en las experiencias. Ya la madurez y la autoselección habían dejado abiertas las puertas para que en el futuro cualquier persona preparada y bien intencionada, pudiera cruzar el umbral y tener el contacto con la Hermandad Blanca.
    Transcurridos largos años de búsqueda de pautas, éstas se nos ofrecen hoy más claras que nunca; pero también más difíciles de realizar y vivir, por la exigencia del cambio diario y de definición permanente. La etapa actual consiste en un llamado a la interiorización para romper el cascarón de nuestros egos y dejar que aflore nuestra esencia. Se requiere simplicidad en la búsqueda de las fuentes, no porque no las conozcamos sino porque debemos volvernos a establecer en ellas, sin dejar que las luces del cielo nos distraigan de la luz interior y del contacto profundo con nosotros mismos.
    El contacto extraterrestre ha sido una invitación a un despertar frente a lo ilusorio, un trampolín hacia lo trascendente. Con los hermanos mayores aprendimos la importancia prioritaria del diálogo humano entre nosotros y con nosotros, y el proceso que lo facilita y potencia, para nuestro autoconocimiento. El aprendizaje fue largo pero aleccionador, sabíamos ahora con seguridad, que en todo ser humano existe el poder para saber y cambiar el futuro individual, así como para colaborar en la alteración del colectivo, cuando éste es nefasto. También fuimos iniciados en el conocimiento de otras realidades, dimensiones y umbrales que las conecta pudiendo llegar a movernos a través de ellas. Sabíamos ahora de la existencia de otros mundos, de otras civilizaciones y realidades; de extraterrestres como de intraterrestres; de fuerzas positivas como negativas que se debaten en una feroz batalla en medio de la cual el hombre suele ser víctima debido a su ignorancia.
    Dentro del gran plan, nuestra espiritualidad es la piedra angular para el cumplimiento de la Misión Humanidad que lleva a establecer las bases sólidas de un puente de luz entre los Universos y las dimensiones, pero sobre todo entre y con los propios hombres.
    El siguiente paso hacia el cumplimiento de la finalidad de la Misión Rama y el inicio de la Misión por la Humanidad era Paititi. Allí atravesaríamos el Mecanto (Cañón) de Pusharo hacia: "El corazón del corazón"...
    Esto sería en el mes de agosto, donde según los mensajes se dispondrían las condiciones para que con madurez, volviéramos a empezar rompiendo esquemas y terminando con las formas muy materiales a través de las cuales nos habíamos movido y funcionado. Era una nueva etapa en la que conscientes de los errores procuraríamos llevar el mensaje de universalismo de Acuario, procurando la integración a la distancia con todos los que sinceramente trabajan por la paz en la Tierra.
    El viaje a Paititi sería la evaluación final de la madurez alcanzada, así también una aventura por amor y con fe, enfrentando lo desconocido pero también el último viaje al "Dorado„, a aquel templo perdido que todos llevamos dentro y debemos descubrir y compartir.
    En agosto iríamos a Paititi...


    Fin

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