Publicado en
diciembre 25, 2009
Hay muchísimas cosas por las que no vale la pena perder el sueño.
Por el doctor DAVID POSEN, especialista en control del estrés. Reside en Ontario, Canadá.PREOCUPARSE es parte normal de la naturaleza humana. Sin embargo, representa también una pérdida de tiempo y de energía emocional, sobre todo cuando se hace anticipadamente.
Hace años me dediqué a observar este fascinante hábito en algunos de mis pacientes. No podían conciliar el sueño y perdían mucho tiempo inquietándose por cosas que no iban a suceder sino hasta meses después... o tal vez nunca.Una mujer a la que di tratamiento pasó nueve meses temiendo la posibilidad de que a su marido lo transfirieran en su empleo a otra ciudad en alguna fecha indeterminada. "Pedir prestadas preocupaciones al futuro" era la manera poética en que otro de mis pacientes llamaba a este tipo de comportamiento. Yo le di el nombre de "preocupación anticipada", y desde entonces he aprendido que la parte fácil es identificar el hábito y su precio emocional. El verdadero desafío consiste en ponerle un alto.He aquí cinco maneras de reducir al mínimo la cantidad de tiempo que desperdiciamos rumiando los asuntos que nos inquietan.1._IMPUGNE SUS PREOCUPACIONES
La mayoría de las cosas por las que se preocupa la gente nunca llegan a ocurrir. El ensayista francés Montaigne se refirió a este hecho con diáfana claridad: "Mi vida ha sido una sucesión de catástrofes... la mayor parte de las cuales jamás ocurrieron".
Cuestione sus temores. ¿Qué probabilidad hay de que tal o cual cosa suceda? ¿Cuántas veces se ha preocupado por cosas similares que no llegaron a pasar?Yo solía sucumbir al estrés cada vez que me llamaban por teléfono del hospital para atender alguna urgencia. Me venían a la mente imágenes terribles de pacientes que estaban sufriendo un paro cardiaco o que caían en estado de coma, y todo para que al final me los encontrara en mucho mejor estado de lo que yo temía.Con el tiempo, aprendí a decirme durante esas locas carreras a la sala de urgencias que mi imaginación casi siempre creaba situaciones mucho peores que la realidad que me aguardaba.2._ APLACE SU ANGUSTIA
Empecé a usar esta estrategia hace años, cuando un pariente cercano estaba citado en el hospital para que le hicieran una biopsia de pulmón. En su radiografía de tórax aparecía una sombra sospe-chosa que había que investigar más a fondo. Su médico me dijo que tal vez se tratara de una infección, pero que no debíamos descartar la probabilidad de que fuera un tumor.
Aunque transmití esta noticia optimista a mi pariente y a su familia, todos se preocuparon. Entonces decidí decirles que era mejor "esperar a ver". A fin de cuentas, pronto conoceríamos los resultados.Ésa fue la primera vez que puse en palabras lo que ha llegado a ser mi credo en esta clase de asuntos: no voy a preocuparme hasta no tener un claro motivo para hacerlo.Con una combinación de pensamiento positivo y renuencia a preocuparme antes de tiempo, logré dominar mis emociones hasta que recibimos la buena nueva de que la lesión era, en efecto, una infección que podía atacarse con antibióticos.3._ HAGA FRENTE A SU MIEDO
Otra estrategia consiste en mirar de frente el temor y hacer un ejercicio llamado preocupación creativa o constructiva. Esto brinda mejores resultados si se hace por escrito, y consiste en responder a varias preguntas:
● ¿Qué es lo peor que podría pasar?● ¿En verdad es alta la probabilidad de que ocurra?● ¿Qué podría yo hacer para ponerle remedio?● ¿Cómo puedo prevenirlo o prepararme para afrontarlo?Responder a estas preguntas le proporciona a uno un plan de acción en caso de que llegue a necesitarlo —lo que a su vez brinda una sensación de seguridad—, y un programa de medidas que pueden tomarse de inmediato. Se puede ser activo más que reactivo.Se trate de un asunto de salud, de una preocupación económica o de la posible pérdida del empleo, uno puede encarar su temor y analizarlo hasta encontrar una respuesta constructiva. Una vez que logra esto, la gente por lo general se siente más tranquila, y seguirse preocupando se percibe como algo superfluo.4._ PARA DESECHAR EL MIEDO, OCUPESE
Algunas personas preguntan: evitar la preocupación, ¿no equivale a ocultar la cabeza en la arena? ¿Acaso no tiene utilidad preocuparse?
Si bien estoy de acuerdo en que la negación y la complacencia pueden ser actitudes peligrosas, la solución no radica en preocuparse, sino en ocuparse. ¿Cuál es la diferencia? La preocupación es una respuesta puramente emocional que provoca estrés y desgaste. Además, cuando uno se preocupa no piensa más que en los problemas. Ocuparse, en cambio, es un proceso racional y constructivo, en el que la gente piensa sobre todo en las soluciones. Es la diferencia que existe entre el temor que no va acompañado de una acción útil, y la determinación de buscar, con toda calma, las soluciones.5._ SI PUEDE REMEDIARLO, HAGALO
Cuando mi hijo tenía ocho años, me dijo un día: "Papá, no te preocupes por las cosas que no puedes remediar". Aunque no supe de dónde sacó tal cosa, pensé que era un chico listo.
Cerca de un año después, en otra situación, mi hijo invirtió los términos y me dijo: "Papá, no te preocupes por las cosas que puedes remediar". En otras palabras, si algo tiene solución, hay que dársela. Con sus dos comentarios, mi hijo parece haber abarcado todo lo que he querido expresar aquí.PREOCUPARSE POR ANTICIPADO consume mucha energía y exige una gran resistencia. Es posible prestar atención a los problemas de manera más práctica y saludable.
No lo olvide: si algo no está en sus manos, de nada le sirve preocuparse. Y si lo está, haga algo y resuélvalo. Preocuparse no aporta otra cosa que no sea más estrés.COMO CONTROLAR LAS PREOCUPACIONES
Entre otros recursos para no caer en la preocupación anticipada se cuentan los siguientes:● Distráigase. Entréguese a alguna actividad física o un trabajo placentero.● Ventile sus preocupaciones. Hable con alguien, comunique sus inquietudes, exprese sus sentimientos.● Ríase. Bromee acerca de lo que le preocupa.● Relájese. Haga ejercicios de relajamiento para calmar el cuerpo y despejar la mente.● Tómelo con filosofía. Repítase con convicción que lo que ha de ser, será.