DINAMARCA: SIRENA HIJA DE VIKINGOS
Publicado en
diciembre 27, 2009
Las coloridas fachadas de New Harbor son frecuentadas por los turistas en el veranoPor Paola VallejoTomar un tren desde Italia hasta Dinamarca puede ser un logro de la paciencia. En cada estación otra cara nueva a quien informar sobre el país de la Mitad del Mundo, para recién al día siguiente, estirar las piernas en tierra firme y con mochila al lomo, decir que se llegó a la sociedad del bienestar.
SONRISA CON VITAMINA D
El sol, antidepresivo eficaz, anula todo estereotipo sobre los nórdicos. Con la fiebre de verano brota la simpatía.
El filósofo danés Soren Kierkergaard dijo que "el amor no tiene explicación", sin embargo el que la mayoría de guaguas daneses nazcan entre abril y mayo sugiere la asociación entre el Cupido escandinavo y los rayos UV.Coreando wonderfull Copenhaguen deambulo entre torres de Unicornio y jardines bucólicos, y llego al cambio de guardia en Amalíenborg Palace, morada de Margrete II. Cualquier semejanza con otros lares es sólo ignorancia, aclara el discurso monarquista de un súbdito, pues el milenario reino danés dominó al británico.Con los pies anunciando paro, justo encuentro una bicicleta pública disponible. Dentro del perímetro turístico de la capital, una moneda de prenda basta para unirse al grupo de pedalistas, algunos con remolques para llevar las compras y a los pequeños de la familia.Por planicie o escasez de petróleo, el ciclismo en Escandinavia es un medio de transporte importante. Cualquier comparación con el pedal carchense se interrumpe con el súbito frenazo ante la estatua de bronce de las postales.Averiguado el asunto, no importa que fue inspirada en un cuento de Andersen, esculpida en proporciones naturalistas por Eriksen, donada a la ciudad por Jacobsen, ni decapitada en el 64. El significado de la menuda Sirenita simboliza la filosofía del pequeño gran país.En la zona peatonal, las sandalias siguen el ritmo del festival de jazz, gratis, como la vereda. Tras la multitud extranjera escalo la Torre Redonda para desde la cima hacer un click panorámico de la ciudad. Al descenso la imaginación recrea la cabalgata en espiral dentro del monumental observatorio del rey Christian IV y Pedro El Grande, episodios del siglo XVII que no están ni en las postales.ENTRE MAR Y CEREALES
Las temerarias aventuras de Thor en las naves vikingas se quedaron en el museo de Roskilde. En los canales de Copenhague la experiencia náutica es a bordo de ferry panorámico con desembarque en el Puerto Nuevo, la tradicional calle donde los marineros derrochaban en bebida y mujeres. Hoy, frente a las coloridas fachadas, el turismo VIP prueba la resistencia de sus tarjetas de crédito en la buena mesa, y la juventud al filo del canal brinda con su Carlsberg comprada en el supermercado.
La cultura cervecera local contempló aprender a decir Skol con una Tuborg al atardecer, así como el coloquio sobre la dinastía Jacobsen, capítulo importante de la historia nacional, en el imperio Carlsberg. El tratado de bioquímica se presenció con vista y olfato en la planta industrial, y del paladar para catar los grados de fermentación de las variedades cerveceras, creando el estado propicio para apreciar la colección de arte de Carl y Ottilia, cuya particular sensibilidad por la fermentación trascendió de la cebada a las delicadas piezas de la antigüedad.La tarde apacible en el jardín de la reina, pasó del tema de la cebada al del pan y los peces. Para Peter, casi economista, clima severo y pocos minerales forjaron la tenacidad vikinga para cultivar la tierra y surcar los mares. Ahora el país produce el triple del alimento que necesita y su poderosa flota naviera lo exporta al mundo. El arte de Karen, a lo Babette, transformó el tema en bocadillos de pan negro y mariscos, el plato típico.Entrenados en la puntualidad hasta para la salsoteca, el lugar se llena de prolijos rumbeadores que aprovechan del curso introductorio para aprender los pasos necesarios que salvan la noche. Al ritmo de Blades la espigada figura con melena de cabellos de ángel imita la cadencia de la réplica de Tres Patines. El eficaz sistema evita pisotones entre los daneses y ayuda a la supervivencia de los caribeños, pues Dinamarca dona el uno por ciento de su ingreso al Tercer Mundo que vive fuera del país. ¡Cosa más grande!Los sucos siguen el ritmo salsero y el politólogo Niels expone la versión danesa de "sí del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada". Ante la escasez de recursos naturales, el ingenio humano pasa a ser el recurso principal, y la exportación de know how tecnológico y de servicios es fuente de ingresos importante para el país.De la reducida población danesa ha brotado un alto porcentaje de eminencias. La lista de notables se descubre en varias caminatas, y a pesar del chuchaqui.El gélido invierno encerró al danés a pensar: Bohr en el sistema periódico y la fuerza atómica, Roemer en cómo medir la velocidad de la luz, Oersted en el electromagnetismo, Rask en la filología comparativa, Bartholin en el sistema linfático y Hans Christian Andersen en mágicas historias que iluminan la infancia. El gran dilema es saber ¿cuánto habrá influido ser danés en Joern Utzon al lograr la síntesis de ciencia y arte en la arquitectura de la Opera de Sydney o en Sprechelsen en el Arco de la Defensa de París?LOS CRISTIANOS DE COPENHAGUE
Pensando en la nostalgia por África de Karen Blixen en los nocturnos meses de invierno, perdí la ruta al Museo Nacional en su día de ingreso gratuito y atravesé la puerta de Arcoiris de Cristiania.
Las opiniones sobre Cristiania van desde que se trata de un barrio decadente por la violencia y el crimen, hasta que es la ciudad alternativa dentro de Copenhague.Nacida como mi generación, en el año 71, es hija de los hippies macrobióticos y demás especímenes idealistas de la nueva sociedad.La toma del recinto militar abandonado es parte del movimiento squaters: áreas inutilizadas para los destechados.La agencia política lo trata de "experimento social" y el Museo Nacional publica el estudio urbanístico del Plan Verde y la Declaración del Amor de la ciudad ideal autoregulada por sus habitantes. La constante negociación con las autoridades de la Armada del Arcoiris defiende las utopías del reino del toilet de humus, reciclaje de basura, energía solar, casas polícromas y bicicletas artesanales.Cristiania ha sido escenario para el rock, punk, etno, y tecno experimental, despertando la simpatía de Bob Dylan, Green Day, Portishead, Rage Against The Machine, Alanis Morissette, y del público juvenil.En la Pushers Street de la comunidad libre, venta y consumo de hachís son actos tan ilegales como cotidianos. El debate es continuo sobre las brutales requisas de la policía antidrogas y Amnistía Internacional.Un vistazo a la variedad de productos del canabis, para pasar al barrio-museo. Las viviendas hand made coloreadas como camiseta tai dai sobre el camuflage de otros tiempos, demuestran que todo es reciclable. Tras el impulso paparazzi, ardua negociación para rebajar la pena: de entrega de cámara y rollo, a un "prometo no romper las reglas de la sociedad libre".La Vía Láctea acaba en una zona selvática que invita a los licenciados del humo a un picnic de hash. Entonces el semáforo me advierte el retorno a la ciudad que vive de la imagen del gentil policía que para el tráfico a que crucen Mamá pata y sus hijitos.A PUNTE ÑEQUE
La noche se enciende en Tivoli, parque de diversiones de ciento cincuenta años. La adrenalina sube en la montaña rusa y la euforia de un canoso me introducen en el twist, hasta la hora de Cenicienta, en que la pirotecnia provoca corear "no quiero regresar a casa".
La fiesta continúa en Park, la megadiscoteca estilo imperial. A la última moda, los cuerpos daneses realzan los doce centímetros de estatura, ganados en este siglo. Después de Ecuador, la tecno sensación, el disc jockey pone fin a la noche, pero el cielo azul añil dice que la noche empezará después del verano.Del tren se estira la verde planicie sembrada de molinos de viento. Luego el debut del túnel de 18 kilómetros, la obra de infraestructura más importante de Europa de este siglo, hace del tramitoso desembarque de vagones sobre ferry, cosa del pasado. La paciencia de otra jornada sobre las rieles pasa sin impresionar a los eruditos del desarrollo, que en Dinamarca enfrentan el problema de la longevidad. Sudor de neuronas para mantener la sociedad de bienestar y su población cuya esperanza de vida está en 76 años, explicar lo que Kierkergaar no pudo, entre otros misterios de la vida en este loco mundo.