Publicado en
noviembre 05, 2009
Cuando un hombre de modestos ingresos logra ahorrar un poco de dinero, lo deposita en un banco... para que así, cuando un hombre de negocios muy rico necesite fondos, lo pueda sacar prestado fácilmente.
—L.H.
Paseando una tarde por la campiña encontré un racimo de hongos que todavía estaban muy pequeños para que valiera la pena arrancarlos. Alguien había colocado alrededor de ellos un cerco de piedras con un letrero que decía: "Por favor, no tocarlos... Estamos haciendo una investigación científica".
Al día siguiente, muy temprano, regresé a ese lugar. Los hongos habían desaparecido y le habían agregado una posdata al letrero: "Una investigación gastronómica dará comienzo en breve".
—J.C.M.
El verano de 1975, durante una gira por Austria, nuestro autobús iba haciendo lentamente lo que a nosotros nos parecía un peligroso ascenso de montaña. Después de haber doblado una curva muy cerrada y especialmente alarmante, el guía austríaco hizo el siguiente anuncio: "A los que quieran asomarse por el lado izquierdo del camino, les recomiendo que cierren los ojos".
—M.M.
La inflación es como un globo. Una vez que nos ha elevado bastante, ya no nos atrevemos a sacarle el aire.
—L.O.
CARICATURAS
Un vendedor de televisores, al cliente:
—Sí, señor, hay televisores de color más baratos. ¿Qué color le interesa?
—R.B.
Cierta señora al farmacéutico:
—¿Qué recomienda usted para la esposa de un señor que está en cama con un resfriado?
—B.B.
Una pareja, al agente de viajes:
—Océanos aparte, por favor.
—J.M.
Cierta solterona de avanzada edad, a otra:
—Te confieso que después de haber leído todos esos libros sobre la cuestión sexual, me alegro de nunca haberme preocupado por eso.
—W.H.
La dama que anda de compras:
—Lo único que he hecho en mi vida ha sido esperar a que rebajen algo en un 50 por ciento.
—F.F.
Un mecánico automovilístico al cliente:
—Su coche quedó como nuevo, señor. Tuvimos que cambiarle hasta la última pieza.
—G.B.
La esposa, al deprimido esposo:
—Mira la vida con optimismo, Recuerda que, cuando Mozart tenía tu edad, ya él llevaba 15 años de muerto.
—Spencer, en Punch de Inglaterra (con autorización de Rothco)
El conocimiento llega; la sabiduría se queda.
—Alfred, lord Tennyson
HABLA LA MINORÍA
Hace algunos años, un árbitro de fútbol que oficiaba en un partido en Los Ángeles dio un fallo en contra del equipo local. Los aficionados, dispuestos como siempre a juzgar toda controversia desde su propio punto de vista, lo cubrieron de denuestos e improperios. Después del juego, el árbitro se reunió con su hijo, de nueve años de edad, que había estado en las gradas.
—Muchacho —le dijo—, cuando el público se porta de esa manera con tu padre, no lo tomes como cosa personal. Hay que ver que son partidarios del equipo local, y que se emocionan, y con toda razón. Supongo que habrás oído decir muchas cosas entre los aficionados. Ojalá no lo hayas tomado muy a pecho.
—Pues sí, lo tomé como cosa personal —dijo el chico—. Tu decisión fue una metedura de pata.
—C.M.
Para separarnos de la juventud debemos hacerlo con elegancia. Nos amarán más si sienten que nos apartamos con una sonrisa. Debemos prepararnos a desaparecer de la vida de los jóvenes en cuanto hayamos cumplido nuestra misión.
—Maurice Chevalier
HUMORISMO MILITAR
A los soldados veteranos les resulta muy difícil aceptar las características del nuevo tipo de reclutas.
Mi sobrino, que acababa de engancharse en el ejército, estaba cuadrado, muy tieso, cuando el sargento se detuvo de pronto ante él. Mirando al nervioso recluta de pies a cabeza, el suboficial dio una vuelta en torno suyo, y luego gritó:
—¿Le estoy haciendo daño, soldado?
—No, mi sargento —respondió el otro, asombrado.
—Me extraña. Le estoy pisando el pelo. ¡Vaya a cortárselo!
—B.E.
El capitán, que pasaba revista a los nuevos reclutas, preguntó al sargento.
—¿Por qué todos los de mayor estatura y mejor cara están al frente, y detrás los más bajos y menos presentables?
—Perdone, mi capitán —respondió el sargento—, pero es que antes de engancharme yo era frutero.
—I.S.
Cierto día, mientras inspeccionaba un depósito de municiones, según cuentan, el general Charles de Gaulle, de pie ante un gran letrero que decía Prohibido fumar, encendió distraídamente un cigarrillo. Un joven soldado, muy nervioso, se le acercó y le dijo:
—Perdone, mi general: no debe usted fumar.
—Ya lo sé —respondió de Gaulle—. Todos los médicos me lo han dicho. Pero, créame, un cigarrillo no le hace daño a nadie.
—F.R.
Los tres medios de comunicación del amor son la palabra, la vista y el tacto. El primero de ellos es la palabra. Nunca sabremos que alguien nos ama si no nos lo dice.
—Arzobispo Fulton Sheen
Si es cierto que en cada amigo hay un enemigo potencial, ¿no sería posible también que en cada adversario hubiese un aliado esperando su hora ?
—Giovanni Papini
¿CÓMO DICE ?
De una hoja de propaganda turística de Polonia: "En cuanto al mondongo que sirven en el Hotel Metropol, usted les estará cantando sus glorias a los nietos en su lecho de muerte".
—N.A.
El último vals del banquete anual de médiums espiritistas llevaba el título de: "Te veré Otra vez".
—Daily Mirror, de Londres
Anuncio de la Air France en un diario de Bogotá (Colombia) con un dibujo de la Venus de Milo: "Europa le abre los brazos".
—L.C.B.
Dos caballeros discutían acerca de una nueva novela. Uno, que era escritor, terminó diciendo:
—No me parece que esté usted facultado para criticar este libro, puesto que nunca ha escrito nada.
—Y ¿qué importa? —respondió el otro— Nunca he puesto un huevo y, sin embargo, estoy mejor facultado que cualquier gallina para criticar una tortilla.
—I.S.
Los buenos modales son las flores de la vida
—B.C.
Había llevado a mi gato a la clínica veterinaria y estaba en la sala de espera, atestada de clientes, cuando apareció una empleada muy seca que inquirió:
—Nombre, por favor.
—Gómez —dije yo.
La joven respondió fríamente:
—¡Qué extraño nombre para un gato!
Todo el mundo se rió, y yo, muy turbado, di en seguida el nombre del minino.
A la siguiente visita ya me había preparado. Una empleada diferente estaba tomando los nombres, y al despedirme me dijo: "Buenas noches, señor Micifuz".
—J.R.A.
EXPLICACIONES
"En casa", explica cierto padre de familia, "se me considera patrono de las artes. Eso significa que pago los plazos del piano, de una flauta y una corneta, y que sirvo de chofer para llevar a los hijos a recibir lecciones de música".
—H.B.
Tengo una amiga que participa en toda clase de actividades: de la comunidad, de la escuela, de la iglesia, y sin embargo tiene tiempo para atender el jardín.
—No sé de dónde sacas tanta energía —le dije un día.
—No hay tal —me respondió—. Es que haría cualquier cosa por no tener que barrer.
—J.A.G.