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Los MÉDICOS han supuesto que las úlceras pépticas tienen su origen tanto en factores genéticos como ambientales, pero les ha resultado difícil señalar cuáles son los determinantes. Ahora el Dr. Jerome Rotter, del Hospital General Harbor, en Torrance (California), y sus colaboradores han informado a través de la Revista Médica de Nueva Inglaterra tener las pruebas más evidentes de que muchas de tales úlceras tienen un carácter hereditario. De manera específica, las personas que por herencia tienen una elevada concentración del producto químico pepsinógeno I en la sangre son cinco veces más propensas que otras a padecer de úlcera péptica.
DESPUÉS de siglos de recurrir a lociones, ungüentos, pelucas y trasplantes capilares, la nueva técnica de implantación de cabello sintético parecía un triunfo de la tecnología para miles de calvos. Pero para muchos de ellos ha resultado ser un procedimiento caro, ineficaz y peligroso: en lugar de abundantes y tupidos mechones de pelo, tienen las coronillas en lastimoso estado. En la Revista de la Asociación Médica Norteamericana, los doctores C. William Hanke y Wilma Bergfeld, de la Fundación de la Clínica de Cleveland, informan de 20 pacientes que acudieron a ellos en busca de ayuda. Diez habían sufrido infecciones después de la implantación de pelo sintético, y en once se desarrollaron cicatrices de muy mal aspecto. A la larga los 20 injertos fracasaron.
UN TRATAMIENTO barato para severos padecimientos de las encías, se ha venido aplicando, aparentemente con buenos resultados, en un programa experimental desarrollado por el Dr. Paul Keyes en el Instituto Nacional de Investigación Odontológica de Estados Unidos. Primero se analiza una muestra de bacterias que causan el padecimiento, las cuales se acumulan sobre los dientes, en el borde de las encías. Luego se limpian los dientes y se retira el sarro depositado en ellos, y los alveolos (cavidades formadas por bacterias alrededor de la raíz de los dientes) se limpian hasta dejarlos vacíos. Por último se enseña a los pacientes a cepillarse los dientes concienzudamente, a darle masaje a las encías con una pasta elaborada con bicarbonato de sosa y peróxido de hidrógeno, y a irrigar los tejidos que rodean las piezas dentarias con una solución salina concentrada que es despedida por un dispositivo eléctrico de irrigación. Estos procedimientos deben seguirse diariamente. Cuando es necesario se emplean antibióticos para combatir a las bacterias.