
Lecturas: | Guardar |
Leído: | Guardar |
Personal 1 : | Guardar |
Personal 2 : | Guardar |
Personal 3 : | Guardar |
Personal 4 : | Guardar |
Personal 5 : | Guardar |
Personal 6 : | Guardar |
Personal 7 : | Guardar |
Personal 8 : | Guardar |
Personal 9 : | Guardar |
Personal 10 : | Guardar |
Personal 11 : | Guardar |
Personal 12 : | Guardar |
Personal 13 : | Guardar |
Personal 14 : | Guardar |
Personal 15 : | Guardar |
Personal 16 : | Guardar |
Lecturas: | Guardar - Eliminar |
Leído: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
: | Guardar - Eliminar |
A MI marido, que es médico particular, le gusta el lenguaje pulido. Sin embargo, cierto día le causó bastante problema su sentido del humor. Pocas horas después de que un paciente nuevo había salido de su consultorio, mi marido recibió una llamada de la farmacia: habían vuelto la botica al revés tratando de encontrar el nuevo remedio de hierbas que había recetado para el catarro. Según parece, mi esposo había dicho al buen señor que su resfriado sólo se curaría con un poco de
UN REPORTERO del diario de nuestro pueblo había tomado un empleo en otro periódico, y un día, varias semanas después, nos visitó. Hablando despectivamente, dijo a sus antiguos compañeros:
FRANZ Mohr, técnico principal de la sección de conciertos de la casa Steinway & Sons, es considerado indispensable por muchos de los principales pianistas del mundo. Una vez, Vladimir Horowitz, después de haber tocado el primer número de un recital en el Orchestra Hall de Chicago, mandó llamar a Mohr, que andaba en los camerinos. El banquillo del piano estaba demasiado alto y Horowitz no quería que cualquier tramoyista ajustara el tornillo. Únicamente a Mohr le permitía tocarlo.
RETIRARME O no retirarme de la labor docente, después de tantos años gratos y fructíferos, era el interrogante que me preocupaba; pero cierto día una colega me ayudó a tomar una determinación.