CONSIGNA: SALVAR A UN NIÑO
Publicado en
noviembre 28, 2009
Imagen agregadaNo existen fronteras en el mundo para la preocupación plena de amor de estos voluntarios. Ellos van a cualquier lugar donde la muerte acecha a algún pequeño.
Por Guillemette de SairignéES DIFÍCIL permanecer tristes en el apartamento de los Joubert* en Chálons-sur-Marne. En primer lugar, están sus hijos, Patrice de 21 años, Christine de 16, Régis de 18, y Laurent de nueve. Además de ellos, Sonia de cinco, una huérfana vietnamita, que los Joubert adoptaron. Fadila de once años vivió con ellos durante tres meses mientras convalecía de una operación al corazón, pero en 1976 regresó al hogar de sus padres en Argelia gozando de buena salud y capaz de volver a la escuela.
Aunque Marie-Claire tiene cinco hijos que cuidar y Pierre trabaja tiempo completo como enfermero en un hospital siquiátrico, el matrimonio dedica aún varias horas del día al servicio de niños enfermos o desnutridos. Los Joubert son parte de Terre des Hommes (Tierra de hombres). Su participación describe los tres aspectos de la labor de dicho movimiento: adopción de niños sin hogar originarios del Tercer Mundo; hospitalización en Francia para los gravemente enfermos; ayuda en su país para los restantes. "Cuando se sabe que 900 niños mueren de hambre en el mundo cada quince minutos", dice Joubert, ".¿cómo puede uno cruzarse de brazos y no hacer nada?"Existen en Francia 1200 héroes caritativos y desconocidos, como los Joubert. Todos ellos son voluntarios y devotos militantes de la carta de Terre des Hommes, cuyas primeras palabras son: "Mientras exista un niño expuesto irremediablemente al hambre, a la enfermedad, al abandono, a la pobreza o al dolor, no importa dónde se encuentre y quién sea, el movimiento tendrá como finalidad el rescatarlo de inmediato y hasta donde le sea posible".Existen representantes de la Terre des Hommes Internacional en Suiza, Alemania Occidental, Luxemburgo, Holanda, Dinamarca, Bélgica y Canadá. También hay grupos de trabajo en Túnez e India. Dondequiera que opera, este organismo no lucrativo —sin lazo alguno con grupos políticos, o filosóficos o religiosos— emplea todo el dinero que colecta para ayudar a la niñez ya sea de Vietnam, Biafra o Bangladesh. Donde la muerte acecha a un niño, ahí se encuentra Terre des Hommes.Un suizo, quien dictó una estricta regla de anonimato para todos sus integrantes, fue el fundador del organismo en 1959. Durante la guerra de Argelia hizo una huelga de hambre a fin de llamar la atención de sus conciudadanos sobre la suerte de 800.000 niños que se hallaban en campos especiales allí. Había perdido a su hijo de dos años en un accidente y no podía soportar la idea de que otros niños, que podían salvarse, se hallaran moribundos.Un puñado de voluntarios se unió a él, y en diciembre de 1960 Terre des Hommes logró traer los primeros jóvenes argelinos a Suiza. Otros países aceptaron el reto. El movimiento Terre des Hommes francés se inició el primero de enero de 1963, y los primeros niños argelinos llegaron a Francia escasos tres meses más tarde. Desde esa fecha, cerca de 1600 niños fueron llevados a ese país desde Vietnam, Biafra, Colombia, Haití, Corea y Bangladesh.He aquí la forma en que el organismo funciona en Francia de acuerdo a su triple misión:ADOPCION
El movimiento Terre des Hommes no es una agencia de adopción, que tan sólo se utiliza al no existir alguna otra alternativa de ayuda en el país de origen del niño. Sus reglamentos son estrictos, y la adopción toma dos años. Una investigación indaga los recursos, los motivos de la adopción y la estabilidad de los futuros padres. "Algunas veces", dice el consejero siquiátrico de Terre des Hommes, "nuestro papel consiste en hacer entrar en razón a aquellos cuya generosidad excede sus capacidades... como aquella pareja que teniendo ya ocho hijos, algunos de ellos adoptados, estaba dispuesta a recibir uno o dos más para salvar a tantos niños como fuera posible".
Al aceptarse la solicitud de los Joubert, se les informó que una pequeña de nombre Lan Dai (Flor de Orquídea) llegaría de Saigón en siete meses. Marie-Claire recuerda: "Nos hallábamos preocupados en todo momento. En la mesa dejábamos de comer al pensar que tal vez estuviera pasando hambre".Sonia —el nombre que los niños Joubert eligieron para Lan Dai— arribó en agosto de 1974. "Vi un pequeño esqueleto con el estómago hinchado", narra Marie-Claire, "las piernas débiles, la cabeza casi calva: era la primera vez que veía una criatura sufrir a causa de la desnutrición. Y la chiquilla extendió sus brazos para abrazarme".Los investigadores de Terre des Hommes prosiguen el caso hasta que la adopción legal concluye. Algunas veces existen problemas que requieren de asesoría profesional, y en ocasiones hay necesidad de que a cierto niño se le asigne una nueva familia.Sin embargo, los casos difíciles no hacen sombra a los muchos éxitos; como los cinco hermanos y hermanas de Bangladesh que pudieron felizmente reunirse en el hogar de una pareja francesa. O como Vincent de 10 años, quien llegó a Francia procedente de Corea a la edad de dos. "El único problema de Vincent en la actualidad", según su padre francés, "es ser el menor y estar un poco mimado". O como Sonia. Los Joubert la vieron renacer ante sus ojos.LA HOSPITALIZACION EN FRANCIA
Terre des Hommes mantiene constantemente de 30 a 40 jóvenes hospitalizados en Francia: niños que no pueden ser atendidos en sus propios países debido a la falta de servicios médicos adecuados. Aicha, una niña argelina de 13 años, llegó a París el 14 de agosto de 1976, en un estado deplorable: desnutrida, el corazón tan débil que apenas podía subir unos cuantos escalones. El cirujano encargado de reparar su corazón dudaba si la pequeña podría resistir la operación. Lo logró y con el tiempo llevó a término su convalecencia en Beauvais en el hogar de una familia originaria de Argelia. En pocas semanas, Aicha subió diez kilos de peso. Podía correr y jugar, y no sentía nostalgia debido a que podía hablar en su idioma y comer platillos de su país. Dos meses después de su arribo, la feliz y saludable Archa regresaba a su familia en Argelia.
No obstante, encontrar lugar para un niño enfermo no es tarea fácil. "Todo estaba listo para Fadila", recuerda Pierre Joubert. "Un cardiólogo que trabaja gratuitamente para Terre des Hommes, se encargaría de realizar la operación en París, y luego, debía ser trasladada al hospital de Chálons-sur-Marne". Los Joubert habían logrado reunir el dinero para pagar la hospitalización, pero no había familia alguna que cuidara de ella después. Fue necesario que Régis y Laurent durmieran en una misma cama para dar cabida a Fadila, quien así pudo unirse á los Joubert.El cuidado del paciente debe continuar después de que el niño retorna a casa. Terre des Hommes ha creado una vasta red de ayudantes. "Sin embargo, el papel de la familia verdadera del niño es importantísimo", dice un médico. "Me refiero a dos muchachos provenientes de Argelia, quienes sufrían el mismo tipo de impedimento en una de sus extremidades inferiores. Partieron 18 meses más tarde, cada uno usando una abrazadera bilateral equipada con un apoyo pélvico. Uno de ellos ha regresado a la escuela y se ha vuelto a adaptar a su medio. El otro gatea con sus cuatro extremidades, y casi nunca asiste a la escuela. Uno de nuestros informadores argelinos encontró la abrazadera de este, cuidadosamente envuelta, debajo de la cama de sus padres. Ambos niños tuvieron la misma oportunidad, sin embargo sólo una familia sabía lo suficiente para beneficiarse de ella".Terre des Hommes toma muy a pecho estos fracasos, pero el movimiento ha podido salvar muchos más niños de una muerte temprana: Naimia, chica de 13 años de edad originaria de Argelia, la cual fue hospitalizada por sufrir la enfermedad de Pott (inflamación tuberculosa en la columna vertebral), y quien en la actualidad lleva una vida normal; o Naimi, un joven argelino de 15 años, quien ha regresado a Francia seis veces para que se le cambie su abrazadera y en la actualidad está por terminar su enseñanza secundaria.AYUDA EN EL LUGAR
Actualmente Terre des Hommes otorga prioridad a la creación de nuevas instalaciones de ayuda a la niñez en países pobres del Tercer Mundo. Uno de los resultados recientes es el centro para niños inválidos en Dschang (Camerún), que posee el equipo necesario para el tratamiento, de 60 pacientes de poliomielitis de servicio externo. Algunas veces, Terre des Hommes sencillamente subsidia a instituciones ya existentes: un orfanatorio en Villavicencio (Colombia); un hogar para niños inválidos en Pilkhana (India); un instituto para niños sordos en Brazzaville. Además los voluntarios —hasta la fecha cerca de 30 personas de Francia se hayan inscritas, inclusive médicos, enfermeras, sicólogos, sociólogos rurales— dedican en la actualidad por lo menos dos años para ayudar a gente menos afortunada.
Por ejemplo, Jane, una enfermera de 29 años dedicada al cuidado de niños, estuvo recientemente dos años en una clínica pediátrica y en un centro de nutrición subvencionados por Terre des Hommes en Diré (Mali). Se encargó de capacitar a muchachas del pueblo como ayudantes; ahora pueden vacunar a un niño, tratar la diarrea y aconsejar a una madre sobre la atención de su hijo.Los abismos más profundos de la miseria se encuentran en los campos para refugiados de Bangladesh. Allí, en las inmediaciones de Dacca, un grupo de tres personas administra un dispensario que atiende a 4000 niños, un centro de nutrición donde cientos se alimentan, y un centro de adiestramiento maternal.En Moho (Perú) —a 3900 metros de altitud en los Andes a orillas del lago Titicaca— Martine trabaja como médico y Marie-Josée se encarga del dispensario. La tarea de ambos consiste también en sanar, prevenir y, sobre todo, educar. En Moho, la razón por la cual los niños se encuentran desnutridos no es lo poco que comen sino la calidad de su alimentación. Nadie jamás había tenido la idea de rastrear el lago en busca de peces, proveedores valiosos de vitaminas y proteínas. Y los nativos menospreciaban las naranjas cultivadas en la localidad, así como toda fruta fresca."Hay que enseñar a la gente a cuidarse por su propia cuenta", dice la voluntaria francesa quien se encarga del programa de ayuda en el lugar. "Nuestra meta al enviar a un voluntario consiste en arreglar las cosas para que, cuando él se vaya, la población local se halle educada para hacerse cargo".En 1976, la delegación parisina de Terre des Hommes hizo un llamado por la radio: había dos toneladas de medicinas listas para ser enviadas a Líbano, pero no había manera de transportarlas. Horas más tarde los embalajes, transportados gratuitamente por camioneros particulares, se dirigían a Marsella, donde estibadores voluntarios los cargarían en los buques de carga que aguardaban su arribo.En el Marne, los Joubert han efectuado reuniones públicas y encuestas a domicilio, y supervisaron un puesto en la feria comercial de Chálons. "Nuestra respuesta mayor provino de parte de los niños menores de doce años. Hicimos una campaña a fin de convencerlos para que sacrificaran una bolsa de dulces, u omitieran una comida, en beneficio de sus hermanos menos afortunados. Con equivalente monetario se logró la compra de 175 kilos de alimento y 75 kilos de juguetes para un dispensario en Mali".Los Joubert colectan actualmente cajitas de plástico en las que colocan una navaja de afeitar nueva y 30 centímetros de hilo. Estas se envían a Chad, donde un médico las distribuye a las mujeres de la localidad. Cuando dan a luz a solas en los matorrales, ellas pueden cortar y amarrar sus cordones umbilicales en debida forma. Desde que las cajitas comenzaron a llegar, las muertes de los recién nacidos se han reducido casi a cero.Detalles absurdos: cajita, y pedazos de hilo. No obstante, sirvieron para salvar muchas vidas. En-tre tanto, por supuesto, hay niños que mueren. Y algunas personas opinan que el meollo del asunto —las condiciones políticas y económicas que prevalecen en sus países— es lo que se debe combatir.Los integrantes de Terre des Hommes están de acuerdo. Han adoptado el emblema de una gota en el agua del mar al pregonar que "una vida salvada es una vida salvada. Lo poco que hagamos logra sacar a muchos niños de la miseria. Nuestra preferencia no implica que hay que criticar otros enfoques". Nada de críticas... salvo a la indiferencia.*Todo miembro de Terre des Hommes debe permanecer en el anonimato, por tanto, los nombres que aparecen en este artículo son ficticios.