Publicado en
octubre 10, 2009
Es la observación, y no la discusión, lo que hace que una persona cambie de Opinión.
—Will Rogers, en Daily World (Tulsa, Estados Unidos)
LAZOS FAMILIARES
Las hermanas, mientras están creciendo, suelen competir mucho entre ellas; y como madres jóvenes, con frecuencia hacen comparaciones entre sus hijos. Pero una vez que estos son adultos, las hermanas se acercan afectivamente y, a menudo, en la vejez, se acompañan y se sienten felices unas con otras. Además de los recuerdos en común que guardan de la infancia y de las relaciones de cada una con los hijos dé las otras, las hermanas comparten remembranzas del mismo hogar, el mismo estilo de vida familiar y los mismos pequeños prejuicios sobre el manejo de la casa, que no son sino el eco de la voz de su madre advirtiéndoles: "Nunca llenes la tetera con agua caliente del grifo", o "Seca los vasos primero". Pero sobre todo, quizá, las hermanas que han envejecido unas cerca de las otras saben cómo se han entretejido sus fantasías con su vida real.
—Margaret Mead, en Blackberry Winter (William Morrow)
INDISCRECIÓN
Mi jefa, una mujer agradable pero muy exigente, me envió un día a comprar una grabadora portátil. El surtido era limitado, y el empleado del establecimiento me sugirió que esperara a que le llegaran otros aparatos de mejor calidad.
—Verá usted —le respondí en tono sarcástico—, tengo una jefa que tiene que tener todo en el momento en que lo pide porque es una persona tan ocupada.
Me llevé, pues, la grabadora que me mostraron.
Al día siguiente me recibió mi jefa con estas palabras:
—Si va usted a hablar de mí —dijo con sequedad—, asegúrese de apagar antes el aparato.
Milagrosamente, no perdí mi empleo.
—D.N.
AHORRATIVA
Un día, mientras caminaba por una importante calle del sector comercial de la ciudad, se me acercó una mujer y me preguntó:
—¿Hay por aquí alguna tienda donde se vendan perfumes importados?
—Sí, sí la hay —repuse—. Siga de frente; es el primer establecimiento después de la intersección.
La dama me dio las gracias y empezó a caminar en sentido opuesto.
—Disculpe —la llamé—, ¿no entendió mi explicación?
—¡Oh, sí! Lo que sucede es que no deseo pasar frente a la tienda y sentirme tentada a comprar.
—A.C.
PARA REFLEXIONAR
La medida de un país civilizado es la medida en que la sabiduría y la eficiencia de sus leyes impiden que un hombre débil se vuelva demasiado débil, y que un individuo poderoso llegue a ser demasiado poderoso.
—Primo Levi, en Survival in Auschwitz (Giulio Einaudi Editore, Turín)
AMENAZA CIBERNÉTICA
El representante de una empresa de computadoras le vendió un sistema a una compañía y, cuando hizo una visita a esta unos meses después, se alarmó al ver que aún no desempacaban las máquinas.
—¿Tuvieron ustedes algún problema? —preguntó.
—No —repuso con orgullo el gerente de contabilidad—. La productividad y la eficiencia han aumentado.
—¿Cómo es eso?
—Todas las mañanas le digo al personal: Si no trabajan con más ahínco y eficiencia, esas máquinas van a reemplazarlos.
—John Gurney, en The World's Best Salesman Jokes (Angus & Robertson, Londres)
Si encomiendas a un hombre más de lo que puede hacer, hará lo que puede; si solamente le encomiendas lo que puede hacer, no hará nada.
—Alfonso Milagro, en Consignas (Editorial Claretiana, Buenos Aires)
La belleza pierde todo su encanto cuando la vanidad decide exhibirla.
—J.S.F.
Una mujer a su amiga, señalando a su esposo dormido en el sofá: "Tiene algo de ecologista. No corta el césped ni quita la nieve".
—Lepper, en The Wall Street Journal
PARA MORDERSE LA LENGUA
Viajaba yo en el asiento trasero de un auto, junto a una compañera de trabajo. Como soy propensa al mareo, no tardé en sentirme un poco mal. Mi compañera me estaba contando de la ajetreada mañana que había tenido, y yo procuraba mantener la vista al frente, sin mover la cabeza. Como no deseaba parecer descortés o indiferente a lo que ella decía, interrumpí su relato con estas palabras:
—Discúlpame si no te miro mientras hablas, pero es que ¡me dan náuseas!
—R.Z.
El clarividente, al cliente:
—¡Qué maravilloso! ¡No veo ninguna enfermedad en su vida!
—Eso no es maravilloso —replicó el cliente—. ¡Soy médico!
—Playboy (Brasil)
ELOCUENTE TÍTULO
El doctor Neal Olshan y Julie Wang son los autores de un libro llamado Todo lo que usted quería saber sobre las fobias, pero temía preguntar.
CRÍTICA IRREFLEXIVA
El gran defecto de los que critican a Estados Unidos es su falta de imaginación. Ni siquiera han empezado a captar la magnitud del triunfo estadounidense. Si alguien hace notar, por ejemplo, que los pobres de la Tierra desean escapar a Estados Unidos, el antinorteamericano comenta: "¡Ah, ello se debe a que hay mucho dinero en Estados Unidos!" Pero, ¿por qué hay mucho dinero en Estados Unidos? ¿Cómo ha podido una nación constituida por los desposeídos de los demás países crear oportunidades que no han logrado igualar las más complejas civilizaciones antiguas? "¡Ah, pero hay pobreza y crimen en Estados Unidos!" Claro que sí. Estados Unidos es un país que recibió cerca de 9 millones de inmigrantes legales y muchísimos ilegales en los ochenta. Casi todos los inmigrantes ilegales son indigentes cuando llegan, y es tan considerable el éxito de la mayoría de ellos, que el flujo a tierras estadounidenses continúa. Los antinorteamericanos son por lo general personas que no creen que algo constituya un triunfo político a menos que sea resultado de un acto específico del gobierno. No son capaces de entender el milagro político forjado por una nación que deliberadamente evita tales actos.
—Charles Moore, en The Spectator (Londres)
DISTINTAS APRECIACIONES
Es fácil hablar de Dios cuando estamos aquí sentados después de un buen desayuno, y sabemos que dentro de unas horas disfrutaremos de un almuerzo todavía mejor... Pero, ¿cómo hablar de Dios a millones de personas que tienen que conformarse con una sola comida al día? Para ellos, Dios no es otra cosa que pan y mantequilla.
—Mohandas Gandhi, en Young India
LÓGICA INFANTIL
Mi hijo de seis años me preguntó si podía participar en un concurso anunciado en el dorso de una caja de cereal.
—Claro que sí —le respondí— Lee las reglas del concurso y yo te ayudaré a llenar el cupón.
Poco después se volvió hacia mí y anunció:
—Mamá, no puedo participar.
—¿Por qué? —le pregunté
—¿Dónde guardaría 100 bicicletas y 1000 cascos?
—E.O.B.
¡ATENCIÓN!
ANUNCIO en la sala de espera de un laboratorio médico: "El robo de revistas de un consultorio médico es un delito que se castiga con encarcelamiento en una sala de espera oscura y vacía, en la que sólo habrá un periódico de dos semanas de viejo, cuyo único artículo de interés estará roto a la mitad, y la mitad faltante será la última".
—M.H.W.
¿Cuánto deben durar las vacaciones? Lo suficiente para que su jefe lo extrañe, pero no tanto como para que se dé cuenta de que se las puede arreglar sin usted.
—Nebelspalter (Suiza)
NIÑOS DE LOS NOVENTA
En una avión me tocó ir sentada junto a una señora y su nieto de cinco años. Cuando dije que era maestra, la señora le pidió al niño que contara de mayor a menor. Él recitó:
—Veinte, 19, 18, 17...
—Muy bien —lo felicité—. ¿Lo aprendiste en la escuela?
—No —respondió él— Con el horno de microondas.
—K.R.
Estaba de compras con mi hijo de nueve años y me detuve en una caja bancaria automática para estrenar mi tarjeta. Preocupada por la seguridad, le dije al niño que iba a sacar dinero de la máquina y que se cerciorara de que nadie estuviera mirándome. Cuando de la caja salieron diez flamantes billetes de 20 dólares, mi asombrado hijo exclamó:
—¡Hazlo otra vez, mamá! ¡Nadie nos ve!
—S.G.
MALA MEMORIA
Un actor estaba escribiendo sus memorias. Un día le telefoneó un colega suyo y le preguntó:
—¿Cómo va tu libro?
—Bien, gracias —contestó el actor.
—Por cierto —agregó el colega—, ¿ya llegaste a la parte en que yo te presto 2000 francos?
—Nebelspalter (Suiza)
CHISPAZOS CRÍTICOS
Reseña de una película: "La cinta empieza con enorme lentitud, como una grúa que estuviera sacando un autobús atascado en el lodo hasta el parabrisas".
—Ralph Novak, en People Weekly
DE LA RESEÑA DE UN LIBRO
Esta obra es una vergüenza de 271 páginas. Su única virtud es que tiene los márgenes muy amplios.
—David Kaplan, en Newsweek
RESIGNADO
En su primer día de clases, mi hijo no quería quedarse en la escuela. Le aseguré que, de acuerdo con la ley, debía asistir hasta que cumpliera 15 años de edad. Una vez dicho eso, lo acomodé ante su pequeño pupitre. Cuando me disponía a partir, tiró de mi falda y, en tono lastimero y con los ojos llenos de lágrimas, me preguntó:
—¿No te olvidarás de venir a buscarme cuando cumpla 15 años?
—J.G.
AL PIE DE LA LETRA
¿Cómo va ese insomnio? ¿Contó, para quedarse dormido, como le aconsejé? —preguntó el médico.
—Sí, doctor —contestó el paciente— Llegué a 24,534... y entonces ya era hora de levantarme.
—Die Weltwoche (Suiza)
ARTES MARITALES
Curioseábamos en una tienda de antigüedades cuando divisé un clarinete. Siempre había querido tocar ese instrumento, así que le pregunté a mi esposa si le parecía que yo era demasiado viejo para empezar.
—No, tú no eres demasiado viejo para aprender a tocarlo —respondió ella—, pero yo sí soy demasiado vieja para oírte intentarlo.
—EX.
Una noche me dio un ataque de hipo. Probé todos los remedios, en vano. Con cada hipo, la cama se sacudía y yo despertaba a mi esposa. Después de sugerirme varias veces que intentara distintas cosas, mi mujer finalmente me propuso:
—¿Por qué no intentas dormir en el cuarto de huéspedes?
—C.F.
ENCANTO DEL PASADO
El pasado es estático y perpetuo; tiene un toque de eternidad, como una pintura o una estatua de bronce. No lo afectan las tormentas ni las convulsiones del presente; conserva su dignidad y su sosiego, e invita al espíritu perturbado a refugiarse en sus catacumbas abovedadas. En el pasado hay paz y seguridad, y en él se puede percibir incluso un aire espiritual.
—Jawaharlal Nehru, en The Discovery of India (Signer Press, Calcuta)
OPACADO POR SU PROPIO BRILLO
En Francia, un viaje en ferrocarril con un desenlace insólito trae a la memoria el apellido Rothschild, célebre hacia fines del siglo XIX. El rey de Bélgica, uno de los clientes de Alphonse, barón de Rothschild, invitó a este a una cena privada en la capital belga. Para pasar inadvertido, Alphonse compró un pasaje ordinario de primera clase a Bruselas. Sin embargo, a unos kilómetros de la frontera, el expreso tomó un desvío. La explicación que se dio de esto fue que la vía principal debía despejarse para dar preferencia a un tren privado.
El barón de Rothschild no estaba acostumbrado a conceder prioridad a otra persona. Encima de todo, llegó a Bruselas demasiado tarde para la velada real. Los hilos telegráficos entre Francia y Bélgica temblaban con toda la fuerza de su cólera. Por fin, en un tono apesadumbrado, le dieron a conocer la causa del problema. El camarero personal de Alphonse había olvidado empacar la ropa que el barón se iba a poner para la cena, y usó el nombre de su señor para hacérsela llegar por el tren privado. Su propio esmoquin había relegado al barón a un apartadero.
—Frederic Morton, en The Rothschilds (Atheneum)
DÍA DE PERROS
Mi esposo volvió de la oficina con un fuerte dolor de cabeza. Inadvertidamente, tomó las píldoras desparasitadoras del perro en lugar de aspirinas. Llamé por teléfono de inmediato al veterinario, quien me dijo que no me preocupara.
—Sin embargo —advirtió—, si se sienta en medio de la calle a ladrarle a la Luna, llámeme sin pérdida de tiempo.
—E.C.S.
Desde el punto de vista de un joven, la vida es un futuro interminable. Desde el punto de vista de un anciano, es un pasado sumamente breve.
—Arthur Schopenhauer
ORGULLO PISOTEADO
Fui a la biblioteca de nuestra ciudad en busca de información sobre derechos de autor, y le expliqué al encargado de investigaciones que soy escritora independiente. El hombre pareció interesarse en mi trabajo, y nos pusimos a charlar.
—¿Le gustaría dar una plática a un grupo de benefactores nuestros? —me preguntó—. Sólo tendría que hablarles un poco sobre usted y su estilo literario.
—Me encantaría —contesté, halagada por la propuesta.
—¡Magnífico! Estamos desesperados por encontrar conferenciantes.
—E.M.
Mientras volvía a pie del trabajo cierta noche, durante la temporada navideña, iba admirando la decoración de las casas, y le comenté a un anciano caballero que se me acercó lo hermosas que estas se veían.
—Sin duda —replicó—, pero no tan hermosas como usted.
Esbocé una sonrisa y proseguí mi camino.
Cuando relaté el incidente a mi familia durante la cena, mi hijo de 13 años inquirió:
—¿Qué edad dijiste que tenía el hombre?
Le respondí que entre 80 y 90 años.
—Con razón —repuso mi hijo—. Ya le falla la vista.
—M.L.J.
Si logras ser el mejor empleado, verás que tienes los mejores patrones.
—Colaboración de Guillermo Fuentes (Río Piedras, Puerto Rico)
USANDO LA CABEZA
A mi esposo lo hospitalizaron un verano en un pabellón para pacientes con dolor de cabeza crónico. Allí, a diferencia de otras alas del hospital, se alentaba a los internos a ser sociables unos con otros y a tomar sus alimentos juntos. Cuando vi que la mayoría de los enfermos eran atractivas jóvenes, le dije en broma a mi esposo:
—Me parece que voy a llevarme tu agua de colonia a casa.
—Querida —me respondió él—, no te preocupes por estas mujeres. Todas tienen dolor de cabeza.
—A.H.
El jefe le dijo a su nuevo subordinado:
—Joven, debió usted presentarse a trabajar a las 9 de la mañana.
El despistado subalterno preguntó:
—¿Por qué? ¿Qué sucedió?
—Prairie Messenger (Muenster, Canadá)