Publicado en
octubre 04, 2009
Espero que esto les llegue profundamente al corazón, tanto como me llegó a mi...
Un hombre joven estaba de compras en el supermercado, cuando notó que una viejecita lo siguió por todos lados. Si el se paraba, ella se paraba al lado de él y además, se quedaba mirándolo.
Al fin, caminó a la caja, ella se atrevió a hablarle y volteándose le dijo:
―Espero que no lo haya hecho sentirse incómodo; es sólo que usted se parece mucho a mi hijo recién fallecido...
El joven con un nudo en la garganta, replicó que estaba todo bien, que no había problema.
La viejita entonces le dijo:
―Joven, le quiero pedir algo poco común.
El joven le contestó diciéndole:
―Dígame, en que puedo ayudarla, señora.
La viejita le dijo que quería que le dijera "Adiós mamá" cuando se fuera del supermercado, y que esto ¡la haría muy feliz!
El joven sabiendo que sería un gesto que llenaría el corazón y el espíritu de la viejecita, accedió gustoso. Entonces, mientras la viejita pasaba por la caja registradora se volteo y sonriendo, con la mano le dijo:
―¡ADIÓS HIJO!
Él, lleno de amor y ternura, le respondió efusivamente:
―¡ADIÓS MAMÁ!
El hombre, contento y satisfecho, porque seguramente había traído un poco de alegría a la viejecita, continuó pagando sus compras.
―Son $623,54 le dijo la cajera.
―¡Cómo!, ¿tanto?, ¡si llevo sólo cinco cosas!
Y la cajera le dice:
―Si, pero su MAMÁ dijo que usted pagaría por sus cosas también.
MORALEJA
¡No confíen en ninguna vieja de mier#$... que se les acerque en el supermercado!