Publicado en
octubre 11, 2009
Un ama de casa recibe a su amante durante el día, mientras su esposo está en el trabajo.
Sin ella saberlo, su hijo de 9 años se esconde en el armario. Inesperadamente, su esposo llega a casa y ella esconde al tipo en el armario. El niño ahora tiene compañía y se produce el siguiente diálogo:
―El niño: Está oscuro.
―El amante: Sí lo está.
―El niño: Tengo un tubo de pelotas de tenis.
―El amante: ¡Qué bien!
―El niño: ¿Me las quieres comprar?
―El amante: ¡No gracias!
―El niño: Mi papá está afuera.
―El amante: Está bien, ¿cuánto quieres?
―El niño: 250 pesos.
Semanas después ocurre lo mismo, y el niño está en el armario otra vez con el amante:
―El niño: Está oscuro.
―El amante: Sí lo está.
―El niño: Tengo una raqueta de tenis.
―El amante: ¿Cuándo quieres?
―El niño: 750 pesos.
―El amante: Ni de pedo niño, gracias.
―El niño: Mi papá esta afuera, ¿pagas ó grito?
―El amante: ¡Está bien! ¡Pero quédate calladito!
Días después, el papá le dice al niño:
―Agarra la raqueta y pelotas, que vamos a jugar al tenis.
―No puedo papi, las vendí.
―¿Pero? ¿Cómo? ¿Y por cuanto las vendiste?
―1000 pesos.
―Eso es terrible, no debes de cobrar de más a tus amigos. Eso es más de lo que esas cosas valen. Te voy a llevar para la iglesia para que te confieses.
Van para la iglesia y el papá le explica al sacerdote lo que pasó y manda al niño para el confesionario y cierra la puerta.
―El niño: Está oscuro.
―El cura: ¡No empieces cabrón!