Publicado en
septiembre 13, 2009
Cierto día un hombre estaba teniendo una conversación con Dios y dijo:
―DIOS, me gustaría saber cómo son el Cielo y el Infierno.
DIOS llevó al hombre hacia dos puertas. Él abrió una y el hombre miró adentro y en medio del cuarto había una gran mesa redonda. En medio de la mesa había una gran olla de comida que olía tan delicioso que se le hizo agua la boca al hombre. La gente sentada alrededor de la mesa estaba delgada y enferma y parecían hambrientos. Ellos estaban sosteniendo cucharas con mangos muy largos que estaban atados a sus brazos, así que cada uno podía meter la mano en la olla de comida y tomar una cucharada, pero, porque el mango era más largo que sus brazos, no podían poner las cucharas dentro de sus bocas. El hombre se estremeció ante semejante cuadro de miseria y sufrimiento.
DIOS le dijo:
―Ese es el Infierno.
Luego fueron y abrieron la siguiente puerta.
Era exactamente igual como el primer cuarto. Había una gran mesa redonda con una gran olla de comida, que al hombre se le hizo agua la boca, de nuevo, por el delicioso olor. La gente disponía de las mismas cucharas de mangos largos, pero aquí la gente estaba bien alimentada y llena de salud, riéndose y hablando.
El hombre dijo:
―¡No entiendo...!
―Es simple -dijo DIOS- esto requiere de una habilidad... mira: ellos han aprendido a alimentarse el uno al otro, mientras que los egoístas piensan solamente en ellos mismos.
―El verdadero sentido del amor es "DAR".
REFLEXIÓN
Antes de pensar: "Señor ¿qué tienes para mi vida el día de hoy?", pregúntale: "Padre ¿qué puedo dar a otros de lo mucho que ya me has dado?"