Publicado en
octubre 23, 2025
LATINOAMÉRICA.
La variante más conocida relacionada con este relato es "El Niño de la Casa Abandonada" o "La Ventana del Muerto".
Es una Leyenda Urbana global (o Creepypasta moderna).
Se popularizó a través de relatos orales en barrios, y luego por internet y programas de radio en Latinoamérica. El escenario es siempre una casa que ha estado abandonada o vacía por mucho tiempo en cualquier ciudad.
La historia comienza con una familia (o una pareja joven) que, emocionada, se muda a un nuevo hogar.
Esta casa ha estado desocupada durante años, o tiene fama de ser "fría" o "rara" en el vecindario. La casa está llena de polvo, telarañas y un silencio denso que la aísla del resto del mundo.
Durante el proceso de descarga de las cajas, el protagonista (a menudo la madre o el niño de la familia) siente una mirada constante sobre ellos.
El encuentro sucede en el momento de mayor concentración o de mayor vulnerabilidad, a menudo cuando están desempacando en la sala o el jardín.
El protagonista mira hacia una de las ventanas de la planta alta (generalmente la de una habitación trasera que aún no han limpiado) y lo ve: un rostro demacrado, con ojos grandes, hundidos y oscuros.
Es el rostro de un niño o un anciano, pálido y con una expresión de profunda tristeza o intensa curiosidad. No se mueve ni pestañea; simplemente observa la actividad de la familia en la planta baja.
La persona que lo ve grita o se paraliza, y al llamar la atención de los demás, la figura desaparece instantáneamente de la ventana.
Al investigar la habitación de la ventana, los miembros de la familia, con escalofrío, notan que la misma está completamente vacía.
La capa de polvo sobre el suelo o la tela de araña que cubre la ventana no ha sido perturbada, lo que significa que nadie ha estado allí dentro para mirar.
A veces, la ventana está sellada o tapiada por dentro, haciendo imposible que alguien se asome.
A partir de ese momento, la vida de la familia se convierte en una pesadilla.
El rostro aparece esporádicamente en esa misma ventana, siempre mirando, siempre en silencio.
En algunas versiones, el rostro del niño cambia de expresión, pasando de la tristeza a una sonrisa perturbadora.
La leyenda más escalofriante es que el rostro no es una aparición temporal, sino que ha quedado marcado o grabado de forma permanente en el vidrio, en la madera o incluso en el marco de la ventana, como si el niño hubiera muerto observando.
La familia intenta deshacerse de la casa vendiéndola o alquilándola, pero el rostro nunca los deja. Si intentan cambiar la ventana, el nuevo cristal o el nuevo marco comienzan a mostrar la marca del rostro en poco tiempo.
El mensaje es claro: la casa ya tiene un inquilino fantasmal permanente, y la familia que se atrevió a mudarse ahora comparte la propiedad con un espíritu que los mira constantemente desde la oscuridad.
Fuente del texto: IA-Gemini