Publicado en
octubre 07, 2025
EEUU.
La historia se popularizó en la década de 1950 y 1960, a menudo vinculada a ciudades o estados específicos con hospitales psiquiátricos o prisiones cercanas, aunque no tiene una única "ciudad" de origen. Se la considera una leyenda de advertencia adolescente.
Era viernes por la noche, y como muchas parejas en los suburbios, Mark y Laura buscaban un lugar tranquilo para estar a solas. Mark condujo hasta Lovers' Lane (el "Callejón de los Enamorados"), un camino de tierra sin salida en las afueras de la ciudad, bordeado por árboles tupidos y oscuridad total.
Mark apagó el motor del coche, y el silencio se apoderó de ellos, solo roto por el suave crepitar del motor al enfriarse.
Justo cuando la atmósfera empezaba a calentarse, Laura se tensó.
—Mark, enciende la radio.
—¿Por qué? Estamos bien —murmuró él, intentando besarla.
—Por favor.
Mark encendió la radio. La música pop fue interrumpida casi inmediatamente por una noticia de última hora:
"Advertencia a los residentes del condado. Un peligroso paciente ha escapado hace unas horas de la Institución Estatal de Seguridad. El individuo es extremadamente violento, de altura inusual, y se le considera desarmado... Sin embargo, se le debe considerar peligroso, ya que se le amputó la mano derecha en un accidente reciente y se cree que la ha reemplazado con un gancho protésico de metal. Se recomienda a todos los ciudadanos que permanezcan dentro de sus casas y cierren sus puertas..."
Laura se puso pálida.
—Estamos en la única carretera que conecta ese instituto con la ciudad, Mark. Vámonos.
Mark, tratando de sonar valiente, se rio.
—Cariño, esa es la típica historia que inventan para asustar. Además, no ha llegado hasta aquí.
—¿Cómo lo sabes?
—Lo sabríamos. El camino está mojado, ¡habría dejado huellas!
Mark intentó reanudar su momento, pero Laura estaba aterrada. Insistió tanto que finalmente, Mark, molesto por tener que terminar la noche, puso el coche en marcha.
Mark condujo de vuelta por el camino de tierra. Él estaba molesto con Laura, y Laura estaba molesta consigo misma por haber arruinado la cita. El silencio era ahora de tensión.
De repente, Laura grita: "Mark detente" y Mark frenó en seco.
—¿Escuchaste eso?
—¿Qué? —preguntó Mark.
—No sé. Como si algo hubiese rasguñado el techo... No, el maletero.
Ambos se quedaron en silencio, escuchando atentamente.
—Probablemente fue una rama de un árbol que rozó al dar la vuelta —dijo Mark, aunque su voz sonaba menos segura.
Mark aceleró y salió del camino de tierra a toda velocidad. Al llegar a la carretera principal, asfaltada y segura, la tensión se disipó un poco.
—¿Ves? Estamos bien. Era solo una rama. Lo sabríamos si el Manitas (The Hookman) estuviera cerca, —dijo Mark.
Laura asintió, aliviada, mientras Mark se detenía bajo una farola para comprobar el exterior del coche, solo para hacerle notar a Laura de lo ridículo que había sido su pánico.
Al rodear la parte trasera, Mark se detuvo. Sus ojos se abrieron como platos, y un grito mudo quedó atrapado en su garganta.
No había ninguna rama que hubiera golpeado el techo. No había huellas ni señal de que nadie hubiera estado cerca.
Pero colgando del tirador de la puerta del lado de Laura, goteando lentamente sobre el asfalto y moviéndose ligeramente con el viento, había un objeto aterrador:
Un gancho de metal oxidado y sucio, de unos veinte centímetros, con la punta afilada.
El gancho no estaba clavado, sino enganchado al tirador, como si el fugitivo lo hubiera utilizado para agarrarse al coche mientras huían, y luego el movimiento brusco de la aceleración final lo hubiera arrancado de su brazo.
Mark no necesitó ver al hombre para saber que habían escapado por segundos. La criatura había estado allí, a centímetros de ellos, montado sobre el coche.
Años después, la pareja juró que la única razón por la que estaban vivos no era que Mark hubiera acelerado, sino que Laura, asustada por el rumor de la radio, había insistido en irse antes de que el hombre lograra entrar en el vehículo. El miedo de ella, irónicamente, fue lo que los salvó de una confrontación fatal.
Fin
Fuente del texto: IA-Gemini