Publicado en
octubre 24, 2024
En el pequeño pueblo de Willow Creek, el antiguo colegio abandonado era un lugar de leyendas y miedos. Los adolescentes contaban historias sobre un antiguo profesor que había desaparecido misteriosamente décadas atrás y de extraños asesinatos vinculados con éste. Se rumoreaba que su espíritu aún vagaba por los pasillos buscando víctimas.
Un grupo de jóvenes cineastas, atraídos por la atmósfera macabra del lugar, decidieron rodar una película de terror en el colegio abandonado. Querían crear una experiencia tan realista como fuera posible, así que decidieron utilizar una cámara de cine antigua para darle un toque más auténtico a la película.
Mientras exploraban el colegio, descubrieron una caja fuerte oculta en el sótano. Dentro encontraron un viejo proyector y un carrete de película sin revelar. Intrigados, decidieron proyectarla en el salón de actos. Las imágenes eran borrosas y granuladas, pero mostraban escenas perturbadoras: un antiguo profesor, con una mirada vacía y siniestra, acechando a sus alumnos.
A medida que avanzaba la proyección, los jóvenes comenzaron a sentir una presencia maligna en la sala, mientras las luces parpadeaban bajando poco a poco su intensidad. De repente, la puerta se abrió de golpe y una figura oscura apareció. Estaba inmovil, tenía una cámara en una mano y un machete en la otra. A los segundos empezó a avanzar hacia los jóvenes.
Los muchachos, impresionados, no reaccionaban. Hasta que uno de ellos gritó: "tiene un machete". Todos salieron corriendo despavoridos de la sala y llegaron a los pasillos del colegio. Aterrorizados se dispersaron, buscando cada uno la salida. La silueta negra, a medida que alcanzaba a uno, lo eliminaba, de la misma forma que las víctimas de la película.
Los que encontraron la salida se fueron corriendo hasta la estación de policía, donde relataron lo ocurrido. Dijeron que al comienzo les pareció que era un fantasma, pero las luces de los pasillos demostraron que se trataba de alguien real.
Al regresar al colegio abandonado, la policía encontró los cuerpos de los jóvenes cineastas y una silueta negra que daba fin a un muchacho. La policía le pidió que bajara el arma, pero al no hacer caso, dispararon, y la misma cayó al suelo. Se acercaron y notaron que tenía una manta negra que cubría todo su cuerpo. Le quitaron el cobertor y era un hombre. Uno de los policías lo reconoció: era un antiguo profesor que había sido dado por desaparecido. Éste, antes de morir, confesó que había utilizado la cámara de cine para grabar sus crímenes y así inmortalizar su terrorífico legado.
El carrete de película fue destruido.
Este incidente fue aprovechado para crear una leyenda. Se decía que el espíritu del profesor aún vagaba por los pasillos, buscando nuevas víctimas. Y aquellos que se atrevían a entrar en el colegio, juraban haber visto una sombra oscura deslizándose por las paredes, con una cámara en una mano y un machete en la otra.
Fuente del texto: IA-Gemini