EL ESPEJO DE LAS ALMAS PERDIDAS
Publicado en
octubre 10, 2024
En un pequeño pueblo rodeado de colinas y niebla, se celebraba cada fin de semana una popular venta de garaje. Entre los objetos polvorientos y olvidados, un joven curioso encontró un espejo antiguo, enmarcado en un pesado metal negro. Atraído por su aura misteriosa y su bajo precio, decidió llevárselo a casa.
Al llegar a su apartamento, el joven colgó el espejo en la pared de su habitación. Inmediatamente notó una sensación extraña en la estancia. La luz parecía distorsionarse al reflejarse en la superficie del espejo, y las sombras se alargaban de forma inquietante. Por las noches, juraba escuchar susurros y risas provenientes del otro lado del cristal.
Los días siguientes, extraños sucesos comenzaron a ocurrir. Objetos se movían solos, las luces parpadeaban sin razón aparente y el joven tenía pesadillas recurrentes en las que veía rostros distorsionados mirándolo fijamente desde el espejo. Al principio, atribuyó todo a su imaginación, pero a medida que pasaban los días, las manifestaciones se volvieron más intensas.
Un día, mientras se afeitaba frente al espejo, se quedó paralizado al ver una figura fantasmal emerger de su reflejo. Era una mujer con el rostro desfigurado y ojos vacíos, que lo miraba con odio. Aterrorizado, trató de destruir el espejo, pero el marco de metal era indestructible.
Desesperado, decidió investigar sobre el espejo. Acudió a una anciana del pueblo, conocida por sus conocimientos sobre leyendas locales. La mujer, al ver el espejo, palideció y le contó una antigua historia sobre un espejo maldito que había pertenecido a una bruja. Se decía que el espejo tenía el poder de atrapar las almas de aquellos que lo miraban fijamente, condenándolas a una eternidad de sufrimiento.
La anciana le aconsejó que se deshiciera del espejo lo antes posible, pero le advirtió que no era tarea fácil. El espejo debía ser destruido en el lugar donde había sido encontrado, y durante la luna llena.
Siguiendo las instrucciones de la anciana, regresó a la venta de garaje. Con el corazón acelerado, colocó el espejo en el mismo lugar donde lo había encontrado y, con un martillo, lo hizo añicos. En ese instante, un viento helado sopló y una luz cegadora iluminó el lugar. Cuando la luz se desvaneció, el espejo había desaparecido por completo, y el joven sintió una sensación de alivio.
Desde entonces, nunca volvió a tener problemas sobrenaturales.
Fuente del texto: IA-Gemini