LO MÁS RECIENTE PARA CONSERVAR LA DENTADURA
Publicado en
noviembre 08, 2023
Acaso resulte difícil creerlo, pero casi todo lo que nos habían enseñado respecto a la limpieza de los dientes era erróneo.
Por Jean Carper.
¿ACOSTUMBRA usted cepillarse los dientes con movimientos alternos de arriba abajo y de abajo arriba? ¿Hace esta limpieza después de cada comida? ¿Utiliza un cepillo de cerdas duras? ¿Se sirve usted ocasionalmente de una hebra de seda dental para eliminar residuos alimenticios? ¿Da masaje a las encías para conservarlas sanas? En una palabra, usted está seguro de prevenir así las caries, la tumefacción de las encías, la pérdida de piezas dentarias y los gastos por honorarios del odontólogo, ¿verdad? ¡Pues está usted en el error!
Las autoridades en la materia opinan ahora que todas estas prácticas de higiene bucal —consideradas en otro tiempo una garantía de la buena salud dental— no protegen la dentadura, porque pasan por alto al causante principal de sus enfermedades: una sustancia invisible, pegajosa, a la que se ha dado el nombre de placa. A ella, y no a los residuos de comida, se deben achacar las caries. No son los estragos de la edad sino la placa lo que origina con el tiempo la periodontitis y la pérdida de las piezas dentarias.
Pero los odontólogos nos tienen también buenas noticias: el efecto destructivo de la placa es evitable. Basta dedicar cinco o diez minutos diarios a combatir la placa, para que cualquier persona tenga óptimas perspectivas de conservar la dentadura durante toda su vida, siempre y cuando se eliminen las caries y se combata la periodontitis.
¿Qué es esa placa? Esencialmente, una masa viscosa de bacterias bucales, sustancias contenidas en la saliva y partículas de alimentos (de azúcar sobre todo) que va cubriendo los dientes sin cesar. Todas las personas la tienen, y nadie puede impedir su formación. Aunque se mantenga la dentadura escrupulosamente limpia para eliminarla por completo, la placa se habrá formado de nuevo al cabo de 24 horas. Casi siempre es invisible, a menos que la dejemos acumularse. Se advierte en ese caso una capa blanquecina que cubre los dientes a manera de una película; entonces la masa pegajosa se convierte en "una fábrica llena de actividad", según cierto odontólogo distinguido. En algunos tipos de placa se forma un ácido que destruye el esmalte y causa las caries. Se liberan, así como por otros medios, varias toxinas y proteínas nocivas que pueden atacar la encía y hasta el hueso. Si no se elimina, una parte de la placa se calcifica y se convierte en sarro dental.
La placa cubre igualmente el espacio que hay entre la encía y la pieza dentaria, ocasionando gingivitis o inflamación de la encía, primera fase de la periodontitis, padecimiento que destruye primero los ,ligamentos fibrosos que fijan el diente al alvéolo y luego socava la estructura ósea adyacente. A veces la placa cubre las raíces dentarias, elementos anatómicos adonde no llega el cepillo profiláctico, y da origen a abscesos. A medida que se debilitan las encías y los alvéolos de los maxilares, corroídos por derivados metabólicos de la placa, las piezas dentarias se aflojan y llegan a caerse.
Si se descubre oportunamente este padecimiento, hay un tratamiento eficaz para la periodontitis. Mediante un instrumento exploratorio, de introducción indolora, el dentista o el especialista en periodoncia puede saber fácilmente hasta qué grado se han destruido los ligamentos conjuntivos y el hueso. Se procede luego a quitar los depósitos de sarro y placa cubiertos por la encía, y, cuando es posible, se restaura la parte dañada del hueso, de manera que las encías vuelvan a cerrarse alrededor de los dientes. Por desgracia la enfermedad avanza a veces hasta la fase irreversible de caries ósea, aunque no haya dolor ni otros síntomas alarmantes. Cierto paciente, por ejemplo, acudió al dentista para someterse a un reconocimiento de rutina, y cuál no sería su sorpresa al enterarse de que iba a necesitar un costoso tratamiento de cirugía dental si quería conservar la dentadura; seis piezas se le habían aflojado ya al grado de que era necesario extraerlas.
En otro caso informaron a la esposa de un dentista, que se había sometido regularmente a exámenes bucales periódicos, que padecía periodontitis ya muy avanzada. Tal diagnóstico la asombró mucho. Aunque le habían sangrado levemente las encías, a su marido no le llegó a preocupar ese signo, y al examinarle la boca no tuvo el cuidado de revisarle las encías. Esto no es excepcional. En una exploración hecha al azar a ocho odontólogos, un especialista en periodoncia comprobó que todos sus colegas padecían de periodontitis sin saberlo.
¿Cómo impedir que se forme la placa? Basta con practicar rutinariamente un tratamiento de limpieza. He aquí lo que las autoridades en la materia aconsejan:
• Cómo descubrir la placa. Cuando las encías están enrojecidas, inflamadas, ligeramente lustrosas, hacen prominencia en las porciones triangulares que ocupan los espacios interdentarios y se sienten fofas al tacto, en vez de firmes, seguramente hay formación de placa; tales son precisamente sus signos clínicos. Pero la verdadera señal de advertencia es "el cepillo de dientes que se tiñe de rosa". Las encías sanas nunca sangran. Otro síntoma muy frecuente es el mal aliento.
Hay un método seguro para descubrir la placa: el empleo de una "sustancia diagnóstica" (en tabletas o líquido) antes de cepillarse y aplicarse la seda dental o después de ello. Al masticar las tabletas, o con un enjuague bucal, la sustancia tiñe la placa haciéndola fácilmente visible. Se puede pedir el producto al dentista o a la farmacia. Los odontólogos aconsejan emplear inicialmente las tabletas de diagnóstico siempre que se haga una limpieza completa de la dentadura, para detectar la placa en los sitios de difícil acceso. Pero una vez que se domina la técnica de limpieza, ya sólo será necesario emplear ocasionalmente tales tabletas.
• Cómo cepillarse. El viejo procedimiento de cepillarse con movimientos verticales ascendentes y descendentes es totalmente ineficaz para eliminar la placa. Al idearse esta técnica se tuvo como meta dar brillo a los dientes y desprender las partículas de comida adheridas a la dentadura. En cambio, el nuevo método tiene por objeto hacer que las cerdas del cepillo penetren ligeramente en el borde de la encía. La técnica es la siguiente:
Coloque el cepillo horizontalmente, adosado al diente. Luego inclínelo de manera que forme un ángulo de 45 grados con el eje vertical de la pieza dentaria, aplicándolo contra el borde de la encía para que las cerdas opriman firmemente el reborde gingival. Se desplaza entonces suavemente el cepillo de adelante a atrás mediante golpecitos muy leves (el cepillo debe cubrir la mitad de la anchura del diente a cada aplicación), imprimiéndole una ligera oscilación, unas ocho veces. Para limpiar la cara posterior de las piezas delanteras, colóquese el cepillo verticalmente, apoyándolo contra el diente y utilizando el extremo para alcanzar el borde de la encía; luego imprímale un ligero movimiento de arriba abajo. Conviene servirse siempre de un cepillo blando con muchas cerdas; un cepillo muy duro podría lesionar la encía.
• Cómo utilizar el hilo dental. El método más eficaz para eliminar la placa de los bordes contiguos a los espacios interdentarios, y del borde de la encía, consiste en usar apropiadamente la seda o hilo dental. Con ella es posible eliminar hasta un 80 por ciento de la placa, y por tanto es esencial para evitar que se acumule. Son muchos los pacientes que se han aliviado de encías sangrantes después de sólo unos cuantos días de uso adecuado de la seda.
Conviene utilizar una hebra de 45 centímetros de largo; enrolle los extremos en los dedos medios de una y otra mano, de manera que quede entre ambos un tramo de unos 8 a 10 centímetros de hebra tensa. Utilice los pulgares e índices, con una separación de 1,5 a 2,5 centímetros entre los de cada mano, para introducir la hebra en el intersticio que hay entre dos piezas dentarias con un suave movimiento de vaivén. Dé a la hebra forma de C alrededor del diente y mueva la seda de arriba abajo, unas tres veces para raspar los bordes laterales. Al hacerlo hay que llevar la hebra con toda suavidad hasta debajo de la encía; se advertirá que desaparece un corto tramo en el pequeño espacio que hay, aun en las encías sanas, entre el diente y la encía. El procedimiento descrito deberá repetirse en cada una de las piezas. Algunas personas padecen de ligeras hemorragias en la encía, que se irrita después de las primeras limpiezas con seda dental; pero estos efectos secundarios suelen desaparecer a medida que las encías recuperan la salud. En caso de que persista el sangrado conviene consultar con el dentista.
• Cuándo eliminar la placa. Como, en general, la placa tarda unas 24 horas para acumularse en cantidad que resulte nociva, basta una buena limpieza una vez al día para los adultos. Los jóvenes, sobre todo, que comen muchos confites y caramelos, deberán limpiarse con mayor frecuencia la dentadura siguiendo este método.
Es preferible practicar la limpieza de la boca por la noche, después de la cena. Durante las horas de sueño disminuye el escurrimiento de saliva en la boca, y en consecuencia es menor la cantidad de bacterias y placa arrastradas por el líquido salival; por esta razón, si hay gérmenes y residuos de alimentos en los dientes durante el reposo nocturno, los efectos nocivos de la placa se recrudecen durante ese lapso. Pero lo más importante al limpiarse los dientes es hacerlo debidamente. "Podría uno cepillarse después de cada bocado", explica un odontólogo, "y no lograr ningún efecto beneficioso si no se elimina así por completo la placa".
¿Qué decir respecto a los enjuagues, los artefactos para irrigación bucal y el dentífrico? Los especialistas opinan que son útiles, pero de ninguna manera sustitutos del empleo apropiado del cepillo y la seda dental. Ni los enjuagues bucales ni la pasta dentífrica destruyen las bacterias, origen de la placa.
Otros tres consejos complementarios:
• Coma menos alimentos azucarados. Cuanto mayor sea la frecuencia con que se ingieran comestibles con azúcar tanto más nocivos resultan, porque proporcionan continuamente a las bacterias la sustancia de que se forman los ácidos de la placa. El hábito de chupar caramelos y tomar demasiadas bebidas refrescantes gaseosas con gran contenido de azúcar, es particularmente nocivo.
• Visite regularmente al dentista para que le examine la boca y le limpie bien la dentadura. Por mucho que uno se empeñe en limpiarse bien los dientes en casa, llega a formarse sarro en partes de difícil acceso, de donde sólo. el odontólogo puede quitarlo.
• Enseñe a los niños, desde pequeños, cómo eliminar la placa; adiéstrelos en la técnica en cuanto adquieran habilidad manual suficiente, o en todo caso al cumplir los seis años, para que no contraigan enfermedades de la dentadura, especialmente la periodontitis, que, como han demostrado los investigadores, se inicia en los primeros años de vida.
Acaso algún día se logre un método más fácil para eliminar la placa, con un enjuague que destruya las bacterias patógenas, por ejemplo. Por de pronto, ya desde ahora, urge dominar esta enfermedad y conservar la dentadura natural durante toda la vida. Basta cambiar el anticuado método de cepillarse por la moderna técnica de limpieza dental completa.