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octubre 15, 2023
Natalia despertaba todas las mañanas sudorosa y agitada, debido a una recurrente pesadilla: Carlos, su antiguo amante, la persiguía y le decía "Natalia, me lo debes". Ella asumía esos sueños al remordimiento por haber traicionado a su esposo. Pero lo que en realidad le inquietaba era que al despertar, de forma brusca o entre la pesadilla, gritara el nombre de Carlos y la escuchara su esposo Roberto. Por suerte, éste dormía como un tronco.
Como siempre, se levantó, se puso una bata sobre el camisón y salió al jardín. Tras unos meses sin jardinero, los parterres de flores estaban descuidados, llenos de hojarasca y malas hierbas. Avanzó bordeando la piscina mientras las ráfagas de viento aullaban, y al ver los setos, sintió escalofrío. Le recordó aquel verano que sintió tanta soledad, debido a que su marido se fue de viaje por algunas semanas, que buscó consuelo en su jardinero Carlos. Se imaginaba sus manos rudas acariciándola y sus cálidos besos.
De repente, le embargó una sensación de inquietud, como si alguien la estuviera observando desde las sombras. Algo rozó su tobillo y soltó un chillido. Se tambaleó, perdió el equilibrio y cayó en la piscina.
El agua estaba muy fría. Comenzó a nadar hacia el borde, pero algo se enredó en su pierna derecha. No conseguía liberarse. Un grito de terror surgió de su garganta unos segundos antes de que algo empujara su cabeza bajo el agua.
Entonces sintió unas manos rodeándole la cintura, la caricia de un cuerpo muerto y frío que, sin embargo, era familiar. Era Carlos que la arrastraba hacia el fondo mientras le susurraba: "Ahora estaremos juntos, amor. Me lo debes".
Al rato, Roberto se levantó para desayunar y en el camino a la cocina vio un bulto en la piscina. Se acercó y era Natalia. Desesperado la sacó, pero estaba muerta.
La policía se hizo presente al llamado de Roberto y concluyó que Natalia había perdido el equlibrio, de alguna manera, cayó a la piscina y, con deseperación, por alguna razón, entre chapoteos la manguera se enredó en sus piernas, lo que causó más desesperación y se ahogó.
Las pesquisas reflejaron un cuerpo enterrado por los setos cerca de la piscina. Al averiguar su identidad, se concluyó que era Carlos, el jardinero que había trabajo ahí meses atrás.
Una de las teorías que concluye la policía es que Carlos fue amante de Natalia y que éste empezó a amenazarla con contar a su marido si no le daba dinero o, posiblemente enamorado, le exigía que se divorciara. Ésta, desesperada ante tal amenaza, lo mató y lo enterró en el jardín.
Para la policía queda algo inconcluso y que no le encuentra explicación. Posterior a la pesquisa, Roberto les contó que cuando sacó a Natalia de la piscina, se le dificultó porque tenía enrollada la manguera en su cintura y no en sus piernas.
Fuente del texto:
Cinconoticias