OCHO CONSEJOS PARA VERSE Y SENTIRSE MÁS JOVEN
Publicado en
julio 13, 2021
Las investigacione más recientes en materia de salud le ofrecen estos 8 consejos para sentirse más joven.
Por Sue Browder.
¿CUÁL ES EL SECRETO para gozar de buena salud? Desde luego, hay que tener una constitución genética sana y evitar factores de riesgo como el tabaquismo, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y los alimentos ricos en colesterol, pero el asunto no termina allí. En opinión de muchos científicos, también debemos cultivar los rasgos de personalidad y los hábitos que nos proporcionan bienestar. He aquí ocho medidas que, según los estudios más recientes en la materia, convendría tomar para preservar la salud, verse y sentirse más joven, y disfrutar de una vida más larga.
1. Haga el amor, no la guerra. Un estudio realizado por la Universidad Estatal de Ohio entre recién casados reveló que las parejas que se enojaban y adoptaban una actitud hostil al hablar de sus dificultades tenían la presión arterial más alta y el pulso más acelerado que aquellas que resolvían sus conflictos con comprensión y buen humor. Además, el sistema inmunitario de quienes reñían se quedaba debilitado hasta 24 horas después de haber terminado la discusión.
Por el contrarios la felicidad conyugal puede prevenir enfermedades. En una investigación efectuada en Israel con una muestra de 10,000 hombres, el grupo de alto riesgo de contraer afecciones cardiacas presentó 20 veces más probabilidades de padecer dolor de pecho que el grupo de bajo riesgo. No obstante, se observó que ciertos individuos agobiados de trastornos como diabetes, hipertensión y una elevada concentración de colesterol en la sangre no sufrían dicho dolor. ¿Por qué? La explicación pudiera hallarse en el hecho de que todos ellos tenían esposas cariñosas y solidarias.
Es posible que tener relaciones sexuales reporte beneficios aun mayores al organismo. Como dice Ted Mcllvenna, presidente del Instituto de Estudios Avanzados de la Sexualidad Humana, en San Francisco: "Las relaciones sexuales pueden estimular el sistema inmunitario, aumentar la tolerancia al dolor (lo cual hace más llevaderos trastornos como la cefalea crónica y la artritis) y tener un efecto sedante y paliativo del estrés". Según averiguó el especialista en un estudio llevado a cabo con 55,000 personas, quienes tenían relaciones íntimas con mucha frecuencia padecían menos ansiedad, eran menos hostiles y estaban en mejores condiciones físicas que los individuos sexualmente inactivos. "Las relaciones amorosas", concluye Ted Mcllvenna, "son probablemente la mejor medicina preventiva y curativa de todas".
2. Vacúnese. Los adultos que no se vacunaron de niños contra el sarampión, las paperas y la rubéola están en peligro de contraer estas enfermedades infecciosas "infantiles". Cada año, miles de adultos mueren de gripe, pulmonía, complicaciones de la hepatitis B y otras enfermedades que por lo general pueden prevenirse con una simple inyección.
Mucha gente cree erróneamente que la vacuna contra la gripe causa la enfermedad o no surte efecto. Lo cierto es que entre los adultos jóvenes su índice de eficacia oscila entre 70 y 90 por ciento, y entre los ancianos reduce considerablemente las probabilidades de hospitalización y muerte. Del cinco al diez por ciento de la población vacunada sufre efectos secundarios leves, como dolor de cabeza y fiebre ligera.
Cientos de miles de personas se infectan cada año con el virus de la hepatitis B, padecimiento que se transmite por contacto sexual o a través de la sangre y que puede conducir a enfermedades hepáticas crónicas, como la cirrosis y el cáncer de hígado. Como ocurre con el sida, el riesgo de contraer hepatitis B es mayor entre los adictos a las drogas intravenosas, los homosexuales varones y los heterosexuales promiscuos. Pero en cerca de un tercio de los casos no es posible identificar el medio de contagio, por lo que conviene que toda la población se vacune.
3. Sea sociable. La mayoría de las personas más recias y vitales cultivan amistades sólidas y se interesan por los demás. Al parecer, el hecho de contar con un círculo familiar y social solidario reduce las complicaciones del embarazo, abrevia el parto, estimula la respuesta inmunitaria y aumenta la capacidad para dejar de fumar, perseverar en el ejercicio e incluso sobrevivir al cáncer. En un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford se observó que ciertas enfermas de cáncer mamario metastásico (diseminado) que asistían a grupos de apoyo una vez por semana vivían dos veces más que las que sólo se sometían al tratamiento médico.
En cambio, como señala el doctor David Sobel, coautor de Healthy Pleasures ("Placeres saludables"): "La falta de apoyo social constituye, al igual que fumar o no hacer ejercicio, un 'factor de riesgo' de enfermedad". En cierto estudio efectuado entre un grupo de adultos, aquellos que menos contacto social tenían resultaron ser los más propensos a morir de afecciones cardiacas y cerebrovasculares, cáncer y otras enfermedades.
Desde que su esposa murió, Andrew Ferrante, radicado en Nueva York, se pasaba el día ocioso en su casa. "Me había sometido a una derivación cuádruple de las coronarias, me dolían las articulaciones y constantemente pescaba resfriados o gripe", recuerda. "Mis hijos ya eran mayores y se habían ido, y pensé que iba a morir solo y abandonado". Decidió entonces unirse a un grupo de personas viudas, y su salud mejoró. "Ahora me divierto tanto", agrega, "que no tengo tiempo para enfermarme. Este grupo me ha salvado la vida".
Aun si no se cuenta con amigos en los cuales apoyarse, ayudar a los demás rinde beneficios para la salud. En una encuesta llevada a cabo entre 3300 voluntarios de agrupaciones altruistas, casi todos convinieron en que su trabajo era "sumamente placentero", y nueve de cada diez aseguraron estar más sanos que otras personas de su misma edad. Además, muchos declararon que desde que se dedicaban a las tareas voluntarias sentían menos estrés y se habían aliviado de dolores de espalda y de cabeza, e incluso de la artritis, el asma y las úlceras pépticas.
Cuando a Judith Weintraub le diagnosticaron esclerosis múltiple, a los 35 años de edad, su médico le enumeró todos los síntomas que podían sobrevenirle con el tiempo, desde visión doble hasta parálisis. Sin embargo, por espacio de 19 años, Judith sólo ha experimentado molestias leves. La activa neoyorquina atribuye su salud al servicio social que presta. "Cada vez que ayudo a alguien me invade una sensación de bienestar físico y emocional. Siento como si estuviera volando".
4. No le robe horas al sueño. Cuando uno está enfrascado en el trabajo o en una actividad recreativa, olvida fácilmente que el cuerpo también necesita descanso. Una cantidad moderada de sueño (de siete a nueve horas al día) ayuda a verse y sentirse mejor. "Si uno no duerme, se siente deprimido y cansado, y adopta una visión pesimista de la vida", advierte el doctor Christian Guilleminault, del Centro de Trastornos del Sueño de la Universidad de Stanford.
Dormir lo suficiente también influye en la longevidad. Un estudio del Departamento de Servicios de Salud del Estado de California reveló que el índice de mortalidad de un grupo de individuos que dormían seis horas o menos al día era 70 por ciento superior al de otro grupo, que dormía entre siete y ocho horas.
Otras investigaciones hacen pensar que existe una relación entre el sueño profundo y el sistema inmunitario. Al decir de Sobel: "El organismo tiene diversas sustancias que producen el sueño de ondas lentas (el más profundo y reparador) y al mismo tiempo ponen en marcha el sistema inmunitario".
5. Escuche a su cuerpo. El organismo nos "habla" constantemente por medio del dolor, las molestias y esa vaga conciencia de las cosas que llamamos intuición. Hágale caso.
A los 30 años de edad, Marie-Anne Domsalla "supo" que algo no andaba bien en su seno derecho. Aunque un estudio mamográfico indicó que estaba perfectamente sana, ella buscó otra opinión, y nada. Tuvo que acudir a un tercer médico para confirmar sus sospechas: tenía el seno derecho invadido de cáncer, y el izquierdo en estado precanceroso. Como debido a su juventud su tejido mamario era muy denso, el cáncer no había aparecido claramente en las mamografías. Marie-Anne se sometió a una mastectomía doble y hasta ahora, a los 35 años, no ha sufrido ninguna recaída.
Un estudio publicado en la revista Psychosomatic Medicine reveló que las personas que prestan atención a las señales de advertencia del organismo corren menos riesgo de enfermar que quienes no hacen caso de ellas. Así pues, cuando su cuerpo le envíe un mensaje en forma de síntoma, escúchelo.
6. Disfrute su trabajo. La tensión generada por un trabajo insatisfactorio a veces hace que uno se vea consumido y exhausto, y puede favorecer un cúmulo de enfermedades. Hace algunos años, cierta compañía de seguros de vida emprendió una investigación entre un grupo de empleados que desempeñaban tareas estresantes, y averiguó que la mitad de ellos sufrían cefaleas, resfriados, indigestión, bronquitis y pulmonía con frecuencia. Douglas LaBier, director del Centro de Desarrollo del Adulto, en Washington, D.C., señala: "Es muy común que la gente padezca dolor de espalda, de cabeza o trastornos estomacales durante los días laborables. Las molestias desaparecen el fin de semana como por arte de magia, y vuelven a presentarse el lunes por la mañana". Por otra parte, un grupo de investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles observó que, entre las personas que han soportado tensiones laborales durante diez años, el riesgo de contraer cáncer de colon o rectal es cinco veces mayor que entre quienes disfrutan su trabajo.
Pero supongamos que uno deteste su empleo y no pueda darse el lujo de renunciar a él. El psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, de la Universidad de Chicago, sostiene que, para resultar grato, un empleo debe ofrecer variedad y desafíos. Pero añade: "El hecho de que una actividad resulte variada depende más de la manera en que el trabajador la aborde que de las condiciones laborales".
En cierta ocasión, el experto entrevistó a un soldador que cumplía un agotador horario de trabajo en una fábrica del sur de Chicago. "El lugar era un horno en el verano y una nevera en el invierno, y el traqueteo tan fuerte, que había que gritar para hacerse oír", recuerda el psicólogo. "Pero a pesar de tan agobiantes condiciones, el soldador estaba feliz con su empleo".
¿Por qué? "Con los años", explica Csikszentmihalyi, "había llegado a dominar cada fase de la operación de la fábrica, y era el único que sabía reparar cualquier pieza de la maquinaria. Le encantaba que lo llamaran para mantener el buen funcionamiento de las instalaciones". Las personas que logran hacer de las tareas ordinarias actividades placenteras encuentran los desafíos adecuados y los aceptan.
7. Cultive su espiritualidad. Cada vez hay más pruebas del vínculo que existe entre la fe religiosa y la salud física. Veintidós estudios han indicado que entre quienes asisten a la iglesia con frecuencia se presentan menos casos de muchas enfermedades, desde hipertensión y afecciones cardiacas hasta tuberculosis y cáncercervicouterino. Los científicos no saben a qué atribuirlo, pero Jeffrey Levin, de la Escuela de Medicina del Este de Virginia en Norfolk, comenta: "Tal vez se deba a que la religión promueve un estilo de vida más sano, ofrece apoyo social y ayuda a mitigar el estrés. También pudiera ser que la esperanza y el optimismo fortalezcan el sistema inmunitario". Por ejemplo, cuando los médicos de un hospital para ex combatientes de Durham, Carolina del Norte, examinaron a los pacientes varones mayores de 65 años, advirtieron que los que declaraban que la religión era para ellos muy importante eran menos propensos a la depresión, trastorno que puede ser un obstáculo para la curación.
"Las pruebas indican decididamente que la fe en Dios guarda relación con la salud y la longevidad", concluye Levin.
8. Lleve una dieta mediterránea. George Bernard Shaw dijo una vez: "No hay amor más sincero que el amor por la comida". Pero hoy en día se insiste tanto en que nuestra alimentación es dañina, que cada vez resulta más difícil comer a gusto. ¿Cuál es la solución? Tranquilizarse y seguir el ejemplo de los pueblos mediterráneos en lo que a alimentación se refiere.
Aunque muchos estudios han confirmado los beneficios de esta dieta, nadie sabe a ciencia cierta por qué es tan saludable. Pudiera ser porque es abundante en cereales enteros, frutas y verduras frescas, y escasa en carne roja, o bien, porque incluye cantidades generosas de ajo (alimento que aumenta la concentración sanguínea, de lipoproteínas de alta densidad, o colesterol "bueno", y reduce la de lipoproteínas de baja densidad, o colesterol "malo").
El aceite de oliva, que también reduce el colesterol "malo", es un ingrediente controvertido de la cocina mediterránea. Mientras que algunos expertos consideran perjudicial cualquier tipo de grasa, otros (entre ellos Walter Willett, profesor de epidemiología y nutrición de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Harvard) suponen que el aceite de oliva es benéfico, sobre todo si se consume en sustitución de grasas saturadas. Por eso Willett aconseja que, en vez de preocuparnos por la cantidad de aceite de oliva que hemos vertido sobre el espagueti, disfrutemos la comida y luego salgamos a hacer ejercicio.
ES EVIDENTE que la buena salud (condición esencial para verse y sentirse más joven) no se consigue tan sólo observando una serie de reglas estrictas. También es necesario afrontar la vida con una actitud jovial y optimista. Cada vez son más las pruebas científicas de que el célebre pianista Arthur Rubinstein tenía razón cuando declaró: "He aprendido que si uno ama la vida, la vida le corresponde". Rubinstein vivió hasta los 95 años de edad.