AFINE SU TENSIÓN NERVIOSA
Publicado en
mayo 07, 2021
Algunos consejos sencillos pata hacer frente a las muchas presiones de la vida cotidiana.
Por Jennifer Bolch.
BETTY Nelson* se paró a la puerta de la habitación y contempló la barahúnda de ropas e historietas cómicas. La cabeza le empezaba a palpitar.
—Recoge este cuarto, Billy —ordenó a su hijo de 12 años.
—No.
—¡Lo que faltaba! ¡No sales a jugar mientras esta habitación no esté inmaculada!
Azotó la puerta y bajó al recibidor. Sentía un dolor penetrante detrás de los ojos.
Bob Nelson retorcía un sujetapapeles mientras su jefe daba un puñetazo sobre el informe de ventas que le había presentado.
—Vas cuesta abajo, Bob. ¿No estarás ya demasiado viejo para estos trotes?
Al salir del despacho llevaba el estómago revuelto. A decir verdad, había echado el resto por mantener las ventas en alto, pero el alza de los precios era un problema. Al menos mañana es sábado y podré descansar, pensó. Después el nudo de su estómago se apretó más cuando, le vino a la mente la escena del sábado anterior:
—¿A dónde crees que vas? —había preguntado Betty cuando él dejó la mesa del desayuno.
—Al golf. Necesito algún rato para mí mismo.
—¿Y yo qué? Alguien tiene que ayudarme aquí. Hay que limpiar las ventanas y cortar el césped.
Bob salió disparado de la casa, como tantos otros sábados, aceleró el auto y se dirigió al campo de golf. Pero su juego terminó y el desayuno le había caído mal. De vuelta en casa, su esposa se sentó a la mesa de la cocina y lloró con la cabeza entre las manos.
Los Nelson eran víctimas del estrés, respuesta sicológica a las presiones de la vida cotidiana. Sin embargo —y por extraño que parezca—, esta tensión es necesaria.
Donald Tubesing, sicólogo educacional, compara dicho estado de ansiedad con la cuerda de un violín. Si la tensas demasiado, dice, se rompe; si la aflojas demasiado, no hace música. Con su experiencia en el tratamiento de personas como las de nuestro artículo, ha creado un sencillo sistema para el control del estrés.
El primer paso consiste en saber si uno está experimentando una tensión útil o destructiva. Pregúntese el lector: ¿Me irrito por cualquier cosa? ¿Me cuesta dormir o despierto cansado y de mal humor? ¿ Me preocupo mucho? ¿ Me siento atrapado? ¿Me quejo? ¿Me irrito fácilmente con las personas que quiero? ¿Presento síntomas físicos?
Si responde en forma afirmativa aunque sea a una pregunta, probablemente esté sometido a una tensión nociva.
Hay muchos factores estresantes, tales como el afán y la presión, internos o externos, de triunfar; el éxito mismo, los conflictos con los hijos o el cónyuge, los idealismos, el tener demasiada gente a quien agradar, la falta de sueño, la preocupación por el dinero, la falta de confianza en uno mismo, el conflicto de valores y la falta de ideales. Lo que a una persona angustia, puede no preocupar a otra, y lo que a alguien le provoca tensión en un momento de la vida, quizá no la cause en otro.
Los estresantes son neutros, dice Tubesing. Son nuestras reacciones ante ellos lo que les da un poder positivo o negativo sobre nuestras vidas.
Imagine que uno se despierta y ve que el reloj marca las 8:55. Esta información no quiere decir nada en tanto uno no aplique su percepción. Sí se trata de un día de la semana y uno tiene que personarse en el trabajo a las 9 —siempre y cuando la puntualidad importe—, las 8:55 se convierten en una fuente negativa de tensión. En cambio, si es sábado, la percepción de las 8:55 provoca más bien cierto placer de ver empezar un día perezoso. En ambos casos la información era la misma; fue la percepción lo que determinó la respuesta.
Tubesing solicita a los participantes en los talleres de Control de Tensión Nerviosa, que dirige en colaboración con sus asociados de todo Estados Unidos, que llenen los siguientes espacios en blanco:
• Quizá no necesito seguir ___________
• Quizá necesito ___________ un poco más ___________
• Quizá necesito ___________ pronto ___________
• Quizá necesito ___________ nuevamente.
• Quizá necesito ___________ de vez en cuando ___________
La primera frase aclara lo que a uno le gustaría cambiar; la segunda, la postura que le gustaría tener; la tercera es una manifestación de objetivos futuros, mientras que la cuarta trae a la memoria un recurso del pasado y la quinta aclara una zona en la que uno requiere de mayor flexibilidad.
Betty Nelson contestó más o menos así a la encuesta:
• Quizá no necesito seguir siendo un ama de casa tan perfeccionista.
• Quizá necesito interesarme un poco más por algo ajeno al hogar.
• Quizá necesito encontrar pronto un trabajo para las horas libres.
• Quizá necesito ir a acampar con Billy y Bob nuevamente.
• Quizá necesito abrazarlos de vez en cuando sin previo aviso.
La de Bob Nelson decía:
• Quizá no necesito seguir preocupándome tanto por el trabajo, si me esfuerzo al máximo.
• Quizá necesito pasar un poco más de tiempo con Billy y Betty.
• Quizá necesito estudiar pronto la posibilidad de abrir un negocio propio.
• Quizá necesito hacer ejercicio nuevamente.
• Quizá necesito traerle de vez en cuando a Betty un ramo de rosas de tallos largos.
La encuesta sacó a luz que ambos se proponían metas excepcionalmente altas (ella en el hogar y él en la oficina) por más que les pesara su perfeccionismo; los dos sentían la necesidad de llevar a cabo profundos cambios en sus esquemas de actividad, y los dos concedían una alta prioridad a la relación familiar íntima. También reconocieron que algunos de estos valores entraban en conflicto, y que ese conflicto agravaba su tensión.
"Muchas personas se sienten atrapadas. No ven alternativas", observa Tubesing. "Deben saber que tienen de dónde elegir y que ellas mismas crean su propio mundo mediante las elecciones que hagan". Las reacciones de tensión son a menudo un mero resultado de respuestas habituales ante determinadas circunstancias, señala el sicólogo; pero es posible romper esos hábitos de angustia en un determinado período efectuando conscientemente elecciones diferentes. Ofrece cuatro técnicas para hacerse cargo de las reacciones de uno ante las fuentes de tensión:
Reorganícese. Controle su tiempo. No gaste demasiada energía en problemas baladíes. Tras responder al cuestionario anterior, propóngase usted algunos objetivos y después trace un plan para los próximos cinco años, para el año, mes y día siguientes, y unos medios para su realización.
El objetivo de Betty era interesarse en cosas ajenas a su hogar, y su plan decía más o menos así:
En cinco años, estar preparada para trabajar como gerente en el negocio propio de Bob. Acción: estudiar contabilidad o administración en la escuela de la comunidad.
En un año, encontrar empleo de medio tiempo. Acción: desempolvar tanto la mecanografía como la taquigrafía.
Para el próximo mes, aligerar la carga de los quehaceres domésticos. Acción: diseñar un cuadro de tareas hogareñas en el que participaremos Bob, Billy y yo.
Para mañana, salir de esta casa. Acción: invitar a alguien a jugar al tenis.
Cambie de ambiente. Esta segunda técnica implica la lucha, el escape (Tubesing aprueba el arte de retirarse para buscar un terreno que favorezca más la paz interior) y el saber escuchar. En el trabajo, Bob optó por el escape. Abandonó su empleo, productor de tensión, y abrió un negocio propio donde pudiera echar mano de sus conocimientos y experiencia sin tener que rendirle cuentas a nadie, más que a sí. En casa intentó escuchar (el arte de sintonizar con los sentimientos de los otros). Cierto sábado por la mañana le preguntó a Betty qué quería hacer.
—Me gustaría ir al mercado, pero tengo la cesta llena de ropa sucia y el jardín lleno de hierbajos.
—Por qué no lavas la ropa por la mañana mientras yo juego al golf? —sugirió—. En la tarde quitaré las hierbas del jardín mientras tú vas al mercado. Después veremos jugar a Billy.
Cambie de mentalidad. Tubesing aconseja:
Adivinar una promesa en cada problema. Así es como Betty cede ya cuando Billy desafía su autoridad, pues en vez de ver en ello una falta de respeto, lo considera un síntoma de la creciente independencia de su hijo.
Darse a uno mismo mensajes positivos cuando las cosas marchan mal. Betty aprendió a decirse que era una buena esposa y madre siempre que se sentía preocupada por su casa, marido o hijo.
Aceptar y apreciar las incongruencias de la existencia. "Ríase de sí mismo", dice, "y así se apartará del problema. Después podrá hacerle frente desde una nueva perspectiva".
Genere su propia fuerza. Es otra forma de afinar la tensión. Tubesing urgió a Bob y a Betty a que ingirieran alimentos saludables, a que diariamente consagraran un rato al esparcimiento y al ejercicio físico.
Todos tenemos recursos para afrontar el estrés; sin embargo, si notamos síntomas físicos de angustia, señal es de que nuestros recursos habituales no cumplen con su misión, así que necesitamos desarrollar otros nuevos (gente, ambientes, actividades, etcétera). Para ayudar a detectarlos, Tubesing ofrece su propia lista:
Recursos físicos: trotar, podar los arbustos. Emocionales: abrazar a los hijos, hacer un cumplido al cónyuge. Sociales: telefonear a un viejo amigo, ofrecer una fiesta. Intelectuales: leer, escuchar música. Espirituales: admirar la belleza del mundo que nos rodea, dedicar diez minutos a la meditación.
La clave para elegir un energético efectivo estriba en darle un nuevo enfoque a la vida. Si el lector normalmente se dedica al ejercicio físico cuando se nota tenso, intente hacer un crucigrama. Si acostumbra ver la televisión, corra un poco.
Mediante la práctica, puede romper sus hábitos de tensión reaccionando de forma distinta ante las presiones del diario vivir. Identifique sus estresantes, descubra en qué forma le afectan, haga acopio de energéticos y utilícelos para cambiar de aires, para modificar su forma de ser y desarrollar su propia fuerza. Verá que pronto habrá adquirido nuevas y sanas maneras de afinar la tensión nerviosa.
*Apellido ficticio.