Publicado en
febrero 08, 2021
Tocar madera... Esto viene de cuando la gente creía que los dioses y las diosas de la naturaleza vivían en los árboles y eran capaces de traer los cambios de estaciones. Era esencial la buena comunicación con los dioses y por eso tocar madera era una buena forma de acercarse a ellos.
Caminar bajo una escalera... Se pensaba que esto era malo porque los que pasaban bajo una escalera estaban molestando a los espíritus que vivían en el triángulo formado por la tierra, la escalera y el edificio donde ésta se apoya. Los triángulos se consideraban sagrados, así que los que caminaban debajo de una escalera lo único que podían hacer era cruzar sus dedos cuando pasaban bajo una de ellas para así evitar atraer la mala suerte.
Encontrar una herradura... La forma de la U se suponía conectada a los antiguos movimientos del Sol, por lo que encontrarse una herradura era de buena suerte. Recuerden que las antiguas ruinas sagradas de Stonehenge, en Inglaterra, están colocadas en forma de U.
Ver caer una estrella... Pensar que esto es signo de buena suerte y que puede hacer que se cumpla cualquier deseo que se formule, proviene de la creencia de que las estrellas que "caían" eran las almas de personas que morían e iban al cielo, al tiempo que llegaba a la Tierra una nueva alma.
Un espejo roto y siete años de mala suerte... Esta idea surgió en Venecia, a finales del siglo XVI. Por aquel entonces se pusieron de moda los espejos realizados con vidrio a los que se les ponía una lámina de plata en la parte posterior, por lo que eran carísimos. Por ello los aristócratas venecianos de la época advertían a sus sirvientes que tuvieran mucho cuidado con el objeto en cuestión, pues si este se rompía, podía significar que durante varios años tendrían que trabajar sin percibir ningún salario. El temor a que algo así sucediera fue corriendo de manera oral, añadiendo el número mágico que ha llegado a nuestros días: el siete.
Cruzarse un gato negro... Para los antiguos egipcios eran considerados divinidades. Siempre ha habido un cierto temor a aquellos de pelaje negro. La superstición comenzó en la Europa de la Edad Media. Por aquel entonces muchos gatos callejeros eran alimentados por las ancianas, y quizá por ello, cuando comenzó la caza de brujas, cayeron en desgracia junto a ellas. Se les relacionó con el diablo y también se pensaba que las mencionadas brujas se convertían en gatos por la noche. Es por ello que ha llegado hasta nuestros días que cuando te cruzas con uno por la calle te van a suceder todo tipo de desgracias.
Abrir un paraguas en un sitio cerrado... Los primeros paraguas fueron hechos en el antiguo Egipto, con papiro y plumas de pavo real, y se diseñaban a semenjanza de la diosa Nut. La sombra de un paraguas era sagrada y estrictamente reservada para la nobleza egipcia. Abrir un paraguas en el interior de un hogar se consideraba en contra del propósito natural, y en consecuencia, un insulto al Dios del Sol (Ra).
Sal derramada y la mala o buena suerte... Según Piero Valeriano Bolzani: "La sal era anteriormente un símbolo de amistad y se presentaba en las comidas para indicar la fuerza perdurable de los lazos entre las personas. Por ello muchos consideran ominoso derramarla". Un proverbio alemán antiguo asegura que "el que derrama sal despierta enemistad". De la misma manera, otras personas lo atribuyen a la importancia económica que tenía (de ahí la palabra salario, que viene del latín salarium).
Fuente:
Revista Vanidades, Ecuador, noviembre 12 del 2000