LOS NIÑOS QUE NACEN, NO DEBEN MORIR
Publicado en
julio 19, 2020
Sesenta países tienen menor mortalidad infantil que Colombia. Autoridades reconocidas señalan esta dolorosa verdad y sugieren medidas para salvar muchísimas vidas.
Por Lisa Blank y Humberto Flores.
DEBEMOS reconocerlo con franqueza: en Colombia, la mortalidad infantil es abrumadora. Las estadísticas indican que en las próximas 24 horas morirán 185 niños, ya sea al nacer o antes de cumplir un año; esta cifra supera seis veces el número de vidas que se perderán en el mismo período por accidentes, envenenamientos y violencias, y también sobrepasa el total de defunciones diarias por tuberculosis, cáncer y cardiopatías.
Para entender mejor el problema, veamos a continuación la estadística de los fallecimientos que se registraron al nacer o durante el primer año de vida por cada mil niños en los países citados a continuación:
● Suecia: 11,1
● Japón: 13,0
● Francia: 13,3
● Estados Unidos: 18,5
● Singapur: 21,0
● URSS: 22,6
● España: 27,9
● Cuba: 36,0
● Uruguay: 43,0
● Venezuela: 49,0
● Argentina: 58,0
● Colombia: 68,4
La cifra de Colombia corresponde al año 1972 y fue proporcionadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Estas muertes son más que meras tragedias personales. La mortalidad infantil es el barómetro más sensible de la salud de una nación, y la buena salud es un factor vital del desarrollo y el bienestar de un país.
A pesar de los considerables adelantos logrados en Colombia durante los diez años últimos en la asistencia médica general, la estadística de mortalidad infantil es desconsoladora. Al no poder disminuir este índice hasta el promedio de los diez países con cifras más bajas (12,8), se permite que fallezcan al año unos 55.000 infantes cuyas muertes bien podrían evitarse. Para saber qué se debe hacer si queremos reducir este innecesario desperdicio de vidas, revisemos las causas principales de la mortalidad infantil:
Bronconeumonías y otras ipfecciones del aparato respiratorio. Son las que ocupan un lugar predominante entre los padecimientos mortales, pues, de acuerdo con las cifras disponibles, siegan la existencia de más de 17.000 criaturas cada año. El Dr. José Tomás Posada, director del Hospital Infantil Universitario "Lorencita Villegas de Santos", señala que esta situación se debe primordialmente a la insuficiencia de las medidas preventivas y, en muchas regiones del país, a la carencia de servicios médicos.
En el país, donde la salud de muchos niños es deficiente, no es raro que un catarro común, una gripe o las complicaciones del sarampión se conviertan en bronconeumonía, sobre todo en invierno. Muchos padres no están conscientes del peligro de exponer al infante a los cambios bruscos de temperatura, a la tos y los estornudos de algún enfermo, o a los objetos contaminados, como pañuelos, ropa de cama y utensilios para comer. Cuando el niño ha contraído la infección, se le da poca importancia, pues se considera que es un "simple resfriado" o un caso benigno de sarampión. Esta actitud suele tener consecuencias desastrosas. Cuando por fin los padres recurren al médico o al hospital, suele ser demasiado tarde.
Enfermedad diarreica aguda. La falta de higiene y la desnutrición son los factores determinantes de infecciones intestinales mortíferas. Los microbios que las causan proceden de excrementos humanos o animales, y los transmiten a los alimentos las manos sucias, las moscas, las cucarachas y otros portadores.
En las comarcas rurales y en las barriadas se repite constantemente la tragedia: un niño, debilitado ya por la desnutrición, enferma de diarrea e inmediatamente lo ponen a dieta. Por todo alimento le dan agua de panela. Al empeorar la condición del niño, lo llevan al tegua, yerbero o curandero, que lo somete a ayunos prolongados, rezos o prácticas de hechicería. Cuando por fin llegan a recurrir al médico, lo más frecuente es que el facultativo ya no pueda hacer nada. El pequeño sucumbe, casi siempre por deshidratación.
"La ignorancia llega a extremos increíbles", explica el Dr. Jaime Baquero Ángel, director de Medicina Preventiva en el Hospital de San Ignacio. "Una madre dio a su hijo de nueve meses de edad seis frascos diarios de leche de magnesia (que es laxante), creyendo que, por ser más cara que la leche de vaca, sería más nutritiva y lo curaría de la diarrea aguda. La criatura murió al cabo de unos cuantos días. En éste, como en otros casos, los padres no advierten que la falta de higiene en el manejo y la preparación de los alimentos, y no el régimen habitual, es lo que origina la infección". Tal ignorancia cuesta a Colombia miles de defunciones infantiles al año.
Parto prematuro. Ignoramos a menudo qué fuerzas obran para que algunos niños nazcan antes de tiempo. No obstante, se supone que entre las causas del parto prematuro están las infecciones de la madre, las hemorragias, el fumar cigarrillos, la hipertensión arterial, la implantación anormal de la placenta y las malformaciones congénitas del feto. La falta de asistencia médica prenatal, la mala salud y la nutrición inadecuada de la madre aumentan las probabilidades de que el parto sea prematuro.
Los estudios demuestran que la mala alimentación es sin duda un factor que predispone a los partos prematuros. La gran mayoría de los hijos de madres bien alimentadas nacieron en buenas o excelentes condiciones. En cambio el porcentaje de niños sanos de las mujeres con carencias alimenticias fue alarmantemente bajo.
Lesiones debidas al parto. Los accidentes relacionados con el nacimiento, tales como la asfixia, la hemorragia cerebral, las fracturas y las parálisis musculares, ocasionan unas 6000 muertes anuales y dejan un número indeterminado de niños inválidos. Los fórceps pueden ser de gran valor en manos diestras en la última etapa del parto, pero causan mucho daño si se utilizan torpemente. Los reconocimientos prenatales periódicos tienen gran importancia para determinar si habrá complicaciones en el momento del parto. En caso de que se anuncien, habrá tiempo de adoptar medidas preventivas adecuadas.
Sin embargo, aproximadamente la mitad de los nacimientos en el país no tienen una vigilancia médica adecuada. El primer signo de peligro durante el alumbramiento (la torsión del cordón umbilical, el desprendimiento prematuro de la placenta, la presentación de nalgas del producto o cualquier otra anomalía imprevista) es casi siempre de consecuencias graves tanto para la madre como para el niño. Y aun cuando el parto sea normal, la falta de asepsia, como el empleo de instrumental sin esterilizar para cortar el cordón umbilical, producirá una infección mortal.
Deficiencias de la alimentación. Es indudable que en la desnutrición está la raíz de la mayoría de las muertes infantiles. Es aterradora la cifra de lactantes que perecen al año sólo por insuficiente consumo de proteínas y bajo aporte de calorías. Las embarazadas, las madres que amamantan y los infantes son las principales víctimas de tradicionales y erróneos hábitos alimentarios. Uno de los factores que favorecen esta situación es la creencia, generalizada en vastos sectores de la población del país, de que los individuos más vigorosos, o que contribuyen al sostén de la familia, son los que tienen derecho a lo mejor de la comida disponible.
En un círculo vicioso cada vez más amplio, este problema se complica con los embarazos frecuentes, que casi siempre van asociados con la desnutrición del recién nacido; de ahí la recomendación de espaciar el nacimiento de los hijos. Para ilustrar la gravedad de esta situación, el Dr. Helberto Luna-Jaspe Gómez, jefe del Servicio de Nutrición del Hospital Infantil Universitario "Lorencita Villegas de Santos", subraya que un 90 por ciento de los niños admitidos en ese centro están desnutridos.
Malformaciones congénitas. Son muchos los factores que predisponen al nacimiento de niños anómalos. Se sabe que diversas enfermedades contribuyen a ello, sobre todo la rubéola. Es urgente advertir a las embarazadas que no se expongan a contraer esta infección. También los medicamentos pueden causar malformaciones congénitas. Las futuras madres deben prescindir de todo medicamento que no haya sido prescrito por el médico.
El Dr. Emilio Yunis, especialista en genética y profesor en la Universidad Nacional, señala la necesidad de entender mejor este problema, pues entre el ocho y el diez por ciento de los nacimientos en el país presentan manifestaciones de un daño genético importante. Recomienda, además, a las personas en cuyas familias hay casos de malformación, soliciten consejo genético si proyectan tener hijos.
ESTOS son los padecimientos que ocasionan más muertes infantiles. Indican la necesidad de mejorar la nutrición y la higiene, una atención prenatal más eficaz, supervisión médica más estricta de los partos y mejor asistencia médica de los recién nacidos. El Dr. Alberto Amarís Mora, jefe de Pediatría del Instituto Materno-Infantil del Centro Hospitalario San Juan de Dios, de Bogotá, hace algunas observaciones pertinentes:
"Los niños no vienen al imundo por voluntad propia. Si nosotros los traemos, será obligación nuestra cuidarlos. Tomar conciencia de la responsabilidad que nos corresponde como padres es el primer paso para reducir nuestra oprobiosa mortalidad infantil".
Es indispensable mejorar la higiene y la alimentación. Vivir en condiciones insalubres e ignorar los principios básicos de la higiene personal facilitan la proliferación de las mortíferas bacterias. Nunca se hará suficiente hincapié en que la desnutrición es la causa y el factor determinante de la mayoría de las defunciones infantiles en el país.
La tarea por realizar es enorme. Para comenzar, es necesario intensificar los programas y las campañas educativas que mejoren la higiene elemental y la alimentación, concentrándose en mejorar el aprovechamiento de los recursos existentes, usar métodos apropiados para conservar los alimentos, seleccionar comidas equilibradas con los ingredientes disponibles y enseñar a prepararlos.
También urge la utilización más eficaz de los recursos médicos, tanto los humanos como los materiales. Los puntos críticos son las zonas marginadas de las ciudades y las áreas rurales. En muchos hospitales y clínicas urbanos los servicios materno-infantiles son inadecuados. Y podemos decir que en el campo virtualmente no existen.
Cada día resulta más obvio que se dispone de muy pocos médicos para asistir al creciente número de casos de maternidad. Como señala el Plan Nacional de Salud, una medida que aliviaría esta urgente necesidad sería la creación de más clínicas en el campo, atendidas por promotoras rurales, representantes de la comunidad, concienzudamente adiestradas en la asistencia materno-infantil, y que desarrollen su trabajo con vigilancia médica.
Por último, es necesario insistir en que la buena salud de los niños depende del sentido de responsabilidad de los padres. Para ayudarlos y orientarlos en materia de higiene, alimentación y asistencia prenatal e infantil, se cuenta con los Servicios Seccionales de Salud, dependientes del Ministerio de Salud Pública, del Instituto Nacional de Salud, del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y de otros servicios gubernamentales, mixtos y privados. Asimismo, las personas afiliadas pueden recurrir al Instituto Colombiano de Seguros Sociales y a la Caja Nacional de Previsión.
Colombia ha dado grandes pasos para mejorar la salud y la seguridad social de sus ciudadanos. Es ya el momento oportuno de prestar más atención a nuestros niños.
DIEZ CONSEJOS PARA LA SALUD DE SUS HIJOS
Recomendados por el personal médico del Hospital Infantil Universitario "Lorencita Villegas de Santos", de Bogotá.
1. Antes de traer hijos al mundo, se debe tener plena conciencia de la enorme responsabilidad personal y de las importantes consecuencias sociales que ello implica.
2. La mujer embarazada debe alimentarse bien, no fumar y tener especial cuidado en su salud. De esta manera facilitará y protegerá la de su futuro hijo.
3. La asistencia prenatal es esencial; búsquese en el Centro de Salud más próximo, o consulte a un ginecólogo particular.
4. El parto debe ser atendido por personal capacitado.
5. Siempre que sea posible, las madres deben amamantar a sus hijos hasta los seis meses. Esto es beneficioso para ellas y para los niños.
6. Durante el primer año de vida, es indispensable que se revise mensualmente el crecimiento y desarrollo del infante. En el segundo deberá ser reconocido cada tres meses, y posteriormente, cada seis.
7. Los padres deben asegurarse de que el niño reciba oportunamente todas las vacunas necesarias de acuerdo con los consejos del médico.
8. Es de extrema importancia lavarse las manos después de cada defecación y antes de tocar los alimentos.
9. En los lugares en que no haya sistema de drenaje, será menester usar fosas sépticas. Recuérdese que los excrementos humanos son la principal fuente de las bacterias que ocasionan la diarrea y otras enfermedades.
10. No nos cansaremos de repetirlo: los padres son responsables de la salud de sus hijos. Esforzarse para mantenerlos sanos y evitarles enfermedades es menos doloroso y menos costoso que curarlos.