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diciembre 06, 2019
UN GENERAL CHINO lo expresó en estos términos: "Para poner orden en el mundo, primero hay que hacer cambiar a mi nación. Para que mi nación cambie, antes debe cambiar mi ciudad. Para reordenar a mi ciudad, primero debo enderezar a mi familia. Y para reformar a mi familia, es menester que empiece por reformarme a mí mismo".
—A. Purnell Bailey
UN HOMBRE sentenciado a muerte consiguió el aplazamiento de la sentencia asegurando al rey que en un año enseñaría a volar al caballo de Su Majestad..., con la condición de que, si fracasaba, se cumpliera su sentencia al concluir el año.
"Dentro de un año", explicó después aquel hombre, "tal vez esté muerto el rey, tal vez muera yo, o quizá el caballo. Es más; dentro de un año... ¿Quién sabe? ¡Tal vez aprenda a volar el caballo!".
Mi filosofía es como la de ese hombre: tomo decisiones al más largo plazo.
—Bernard Baruch, citado por Leonard Lyons en el Post de Nueva York
MIS PADRES sabían llevar las riendas de la vida. Tenían confianza en las decisiones que tomaban, y nos inculcaban que también nosotros debíamos confiar en esas decisiones. Incluso hoy no soporto ver a unos padres de familia discutiendo por los laberintos de su vida frente a su hijo menor. Mis progenitores deben de haber tenido que tomar decisiones difíciles, pero nunca me obligaron a presenciar sus angustias. A algunas personas esto quizá les huela a represión; pero tengo para mí que la represión puede ser un valor positivo.
—Tom Wolfe, citado por Tony Schwartz en el suplemento dominical del Times de Nueva York
A TODOS NOS hace bien echar de vez en cuando una mirada larga y serena a nuestro verdadero ser, y preguntarnos si a los demás les agrada conocernos, y qué estamos haciendo para mejorar. La personalidad nos lleva a grandes alturas en este mundo. Mi padre podía conseguir lo que quería de todos, gracias a su simpatía y tacto infinitos. En una ocasión me dijo: "¿Sabes? No nací con estas cualidades. Pensé que merecía la pena cultivarlas".
—Morris Mande!, en The Jewish Press
AL SEGUIR el curso de los acontecimientos públicos y la actuación de las personas, como debe hacerlo el periodista, se confirma constantemente la conocida máxima de lord Acton: El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe de manera absoluta. William Blake dijo lo mismo, pero de modo más poético: El más fuerte veneno conocido de laureles del César ha salido.
—Malcolm Muggeridge, en el Times de Nueva York.