QUÉ DECIR PARA CONSEGUIR ESE EMPLEO
Publicado en
noviembre 23, 2018
Cualquier entrevista de trabajo se reduce en última instancia a ocho preguntas básicas... y a las respuestas correctas.
Por Donald y Diana Stroetzel.
DESEMPLEADO A SUS 44 AÑOS, con dos hijos en la universidad y un tercero a punto de comenzar, Jim Day estaba pasando por una racha difícil. Liquidado a causa de un fuerte recorte de personal, Day llevaba ya casi 200 entrevistas de trabajo sin lograr el puesto de gerente que buscaba. Sin embargo, cuando llegó a su primera reunión en una gran compañía vidriera, se le veía sonriente y confiado. Esta vez estaba seguro de contar con una estrategia que le conseguiría el empleo.
Como medida preparatoria, Day hizo una lista de las preguntas que le habían hecho en las infructuosas entrevistas anteriores. Luego le pidió a un amigo que se las formulara frente a una cámara de video. ¿Contrataría yo a esta persona?, se preguntó mientras se veía en la cinta grabada. Llegó a la conclusión de que no. "Estaba sentado rígidamente y con los brazos cruzados, como un niño en la oficina del director de la escuela. Además, me iba por las ramas. Y lo que yo creía que era confianza en mí mismo tenía cierto dejo de arrogancia".
Después de ensayar otras actitudes, Day consideró que estaba listo. Y, efectivamente, lo contrataron como vicepresidente regional.
El mismo método que ayudó a Jim Day a conseguir empleo en la edad madura puede servirles a otros en el reñido mercado laboral de hoy. "De lo que se trata, básicamente, es de destacar los puntos fuertes", opina Anne Weinstock, vicepresidenta de una importante empresa de asesoría en técnicas de búsqueda de trabajo. "Casi todos pueden aprender a sostener una buena entrevista", añade la consultora en colocaciones Evelyn Davis. "Aunque no tenga usted madera de vendedor`, lleva una enorme ventaja: conoce mejor que nadie el producto, que es usted mismo".
Entre solicitantes de igual capacidad, el éxito de cualquier entrevista depende en última instancia de dar las respuestas correctas a las preguntas correctas. Conversando con entrevistadores, identificamos ocho preguntas clave que, de una u otra forma, plantea casi todo buen entrevistador:
1. "¿Quién es usted, en realidad?" Eso es lo que quiere saber el entrevistador cuando lo recibe con un: "Hábleme de usted". Para ese entonces ya habrá observado él si llegó a tiempo y si está vestido con propiedad. Ahora debe usted asegurarse de que sus primeras palabras causen una buena impresión. En una respuesta concisa, de dos minutos, puede hablar sobre su formación profesional y su experiencia de trabajo, y pasar de inmediato a exponer sus argumentos de por qué es usted la persona idónea.
Suelte una frase por la cual lo recuerden. Una persona que consiguió el empleo que buscaba dijo: "No estudié en una gran universidad, pero vea cómo he progresado profesionalmente en diez años". Ese detalle hizo que lo catalogaran como un tipo inteligente, ambicioso y trabajador, y lo ayudó a vencer a sus competidores de escuelas prestigiadas.
No falte a la verdad. En un intento por ocultar su edad, el candidato principal a una vicepresidencia en recursos humanos dijo que había egresado de la universidad cinco años después de la fecha en que lo hizo. Pero su intento de pasar por un hombre de 52 años, y no de 57, resultó contraproducente cuando el entrevistador revisó sus calificaciones. Lo descartaron por falta de integridad.
2. "¿Por qué anda buscando trabajo?" El entrevistador estará alerta a posibles engaños. Vaya al grano. Sin dejar de mirar a los ojos a su entrevistador, Jim Day contestó con una sonrisa: "Fui víctima de un plan de reducción de personal que diseñé yo mismo". Una respuesta sencilla, sin rodeos, también puede servir: "Tuve diferencias filosóficas con el nuevo grupo de jefes". Otra explicación que se comprende fácilmente es: "El empleo que me dieron no fue aquel para el que se me contrató, y no correspondía a mis aptitudes".
Aun cuando lo hayan despedido, "la mejor respuesta es siempre la verdad", observa el entrevistador Thomas Fay, vicepresidente de una empresa. "Con tanto recorte presupuestal en las compañías, el despido ya no representa el estigma de antes. Además, hay mucha más tolerancia al cambio frecuente de empleo, lo cual era mal visto en el pasado".
3. "¿Qué puede ofrecernos a nosotros?" El entrevistador quiere ver si usted se informó acerca de su compañía. Al efectuar una encuesta entre 320 reclutadores empresariales, el director de colocaciones Victor Lindquist descubrió que la falta de información acerca de la compañía y de la industria se encontraba entre los principales motivos para rechazar a un candidato. "La falta de preparación me indica que la persona carece de disciplina e interés", señala la directora de recursos humanos Janet Sansone.
4. "¿Cuáles son sus puntos fuertes?" ¿Mucho dinamismo, entusiasmo, iniciativa, firmeza, madurez, don de gentes, habilidad para lograr resultados, capacidad de ver las situaciones en forma realista? "Todas esas cualidades se buscan", asegura Patricia Coyle, vicepresidenta de un grupo bancario. Respalde sus afirmaciones con ejemplos concretos del trabajo o la vida académica. "Ningún otro alumno vendió más boletos para la función de teatro de nuestra escuela que yo", sería una buena prueba para un muchacho recién salido de la escuela de enseñanza media superior.
No diga: "Puedo hacer cualquier cosa que necesiten ustedes". El entrevistador espera oír algo más específico. Pero tampoco limite demasiado su campo de acción. "No queremos que las personas sean sólo actuarios, ajustadores o especialistas en mercadotecnia", dice Toni Nabholz, directora de reclutamiento de personal en una compañía de seguros. "También deben saber usar una computadora y tener habilidad para comunicarse: aptitudes que los ayudarán a crecer profesionalmente".
"Con la presión que se ejerce ahora sobre los gerentes para que hagan más con menos, la era de la especialización ha llegado a su fin", observa el reclutador de ejecutivos Barth Holohan. "Los entrevistadores quieren que los empleados nuevos sean capaces de adaptarse a un mundo que cambia con rapidez".
5. "¿Cuáles son sus puntos débiles?" Para medir la sinceridad, la integridad y el buen equilibrio psicológico del aspirante, el reclutador de ejecutivos Robert Heidrick suele pedir: "Hábleme de uno de sus fracasos".
Es incorrecto contestar: "No me viene a la mente ninguno". Sólo un individuo egocéntrico y poco realista es incapaz de señalar alguna falla. "Pero no se vaya al extremo opuesto y revele defectos intrascendentes", aconseja la señora Weinstock.
Donde no corre riesgos es en esos "puntos débiles" que en realidad son la exageración de un punto fuerte. Por ejemplo: "A veces la gente confunde mi firmeza con impaciencia, pero he aprendido a cuidar la forma en que me expreso".
Trate de demostrar que ha aprendido de sus errores. A un estudiante de ingeniería que disfrutaba de una beca por su aptitud para la lucha libre casi lo expulsan de la universidad por sus malas calificaciones en el primer año, pues se pasaba el tiempo de fiesta en fiesta. Pero en el último año, en entrevistas con reclutadores, comentaba: "Me recuperé a fuerza de tenacidad, la misma que necesitaba para vencer a mis contrincantes. Ahora, todas mis calificaciones son excelentes". El joven recibió muchas ofertas de trabajo.
6. "¿Qué tipo de jefe le agrada tener?" No vaya a salir con alguna agudeza como la de: "El que se deja ver una vez al año". Y no critique a su jefe anterior. El entrevistador quiere averiguar si usted podría tener conflictos con sus superiores.
Analice esta respuesta: "Un líder competente y fuerte de quien pueda yo aprender, que me permita correr riesgos, que me asesore y me critique cuando sea preciso".
7. "¿Cuáles son sus logros más notables?" Algunos jefes nunca contratan a quien no es capaz de mencionar siquiera un logro sobresaliente. Anote las cosas que más lo han enorgullecido en cada uno de los últimos cinco años. Siempre que sea posible, proporcione cifras que demuestren el alcance de lo que ha hecho: "Presidí la campaña de la Cruz Roja que recaudó 234,000 dólares... diez por ciento más que cualquiera de las anteriores". O bien: "Le ahorré a mi compañía 82,000 dólares anuales cuando introduje la composición tipográfica por computadora".
8. "¿Cuánto aspira usted a ganar?" No saque a colación el salario en la primera entrevista. Muy probablemente, su posible empleador hable de la compensación en la segunda o la tercera entrevista, antes de hacerle una oferta. Si lo presionan, no mencione una cifra muy baja, pues ello revelaría falta de seguridad en lo que usted vale, ni se cotice demasiado alto, porque podría asustarlos. Proponga una cantidad mínima y una máxima, como: "Estoy tomando en cuenta las ofertas que van de 45,000 a 60,000 dólares por año".
No le sorprenda si, además de formularle estas ocho preguntas decisivas, tratan de ponerlo a prueba. El entrevistador podría describirle un problema de trabajo real y preguntarle cómo lo resolvería. Asimismo, existen varias maneras de comprobar la integridad del candidato. Michael Miller, vicepresidente de una empresa, deja caer en ocasiones esta carnada: "En algunos países, las compañías acostumbran pagar ciertas sumas por debajo de la mesa con tal de conseguir contratos. ¿Tendría usted inconveniente en hacer esto?" Sólo hay una respuesta correcta: "La ley y la ética prohíben el soborno. Yo no podría hacerlo".
Las entrevistas de trabajo terminan a menudo con una pregunta como: "¿Hay algún tema del que no hemos hablado y que le gustaría tratar?" Es un buen momento para preguntar en qué consiste el empleo, qué espera el jefe de usted y por qué se fue la última persona que ocupó ese puesto. Las preguntas inteligentes causan buena impresión y le recuerdan al entrevistador que a usted también hay que dejarlo satisfecho.
A modo de despedida, resuma por qué es usted la persona indicada para el empleo. Después de un poco de práctica, le vendrá a la mente con facilidad el comentario correcto, y le ayudará a ganarle ese contrato a los candidatos menos preparados para salir bien parado de las entrevistas.
FOTO: ERNEST COPPOLINO