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septiembre 21, 2017
El hacha pidió un mango al árbol y el árbol se lo dio.
Rabindranath Tagore.
Por Ignacio Abella.
En muchas regiones de Europa, apenas existen especies de árboles perennes, por eso, en las épocas invernales, el acebo brilla con luz propia, recordándonos que la vida continúa incluso en la aparente desolación, en la umbría y en el silencio.
La Ystoria Tristan, vieja leyenda del país de Gales, cuenta la aventura de la bella Essyllt, cuyo corazón estaba dividido entre la lealtad debida a su esposo, el rey Mark, y el amor que sentía por el sobrino de éste, el apuesto Tristán. El amor vence en la pugna y los amantes se fugan refugiándose en el bosque de Kelidon, poniendo así en un aprieto al rey Arturo, quien habrá de dirimir el enfrentamiento entre dos de los mejores caballeros de su corte. Tras meditarlo detenidamente, Arturo adopta una resolución salomónica: Essyllt permanecerá con uno la mitad del año en la que los árboles están cubiertos de hojas y con el otro, el tiempo en el que el bosque permanece desnudo. El rey Mark fue el primero en elegir y nadie se opuso. Con voz melancólica, pero sin amargura, Mark declaró que la quería para sí en los meses más fríos "porque entonces las noches son más largas", a lo que Tristán suspiró resignado. Pero en ese momento habló la hermosa Essyllt y su voz resonó como una canción: "Conozco tres árboles de estirpe maravillosa: el acebo, la hiedra y el tejo conservan sus hojas toda la vida. Gracias a ellos me quedaré con Tristán mientras viva". Dicen que nadie. ni siquiera su marido, el rey Mark, se opuso a su decisión.
Los ecos de la presencia del acebo en los mitos y tradiciones son fieles indicadores del prestigio y la veneración que mereció en nuestra cultura. En inglés, holly significa acebo y holy, sagrado, bendito o santo. Y este concepto ha subsistido hasta nuestros días en forma de ramos protectores o árboles navideños, pero también de arcaicas creencias. Así nos contaban unos abuelos de la comarca de Sanabria la oración infalible que, invocando al acebro, había que recitar para sanar ciertas enfermedades del ganado: "En el monte de acebra, tres acebras andan diciendo unas a otras: la vaca de fulano, Dios la valga, Dios le ampare. Ir por tres acebritas, al monte cebral, para echarla en el prado verde, para que sane ese aniinal."
Es una simple muestra de la infinidad de remedios mágicos presentes en el acerbo cultural de todo el continente y que tienen como protagonista a este arbolito que, pese a su pequeño porte, rara vez pasa de arbustivo.
Y si su presencia era tan importante en la cultura, no lo es menos en el paisaje. Lo hemos podido comprobar a través de las campañas de protección que han logrado evitar su declive en muchas montañas. La recogida abusiva de los ejemplares hembra, los únicos que dan fruto, ponía en peligro la reproducción del árbol y acababa con un recurso esencial para infinidad de aves. Porque, aunque para el hombre resulten tóxicas, muchas especies, como los zorzales, se alimentan de estas bolitas rojas.
"Mi amor es un acebo, es un anhelo fuerte y apasionado, es como las cuatro partes de la tierra, es infinito como el cielo..."
Historia de Etain
ALIMENTO Y REFUGIO
Su follaje sirve también de alimento a los herbívoros, que encuentran en invierno, especialmente con nieve, algo que llevarse a la boca. Incluso las vacas lo consumen, pese a las espinas de sus hojas, que se vuelven aún más punzantes cuando son recomidas. Por otro lado, su defensa espinosa y su cobertura perpetua proporcionan un excelente refugio y escondite para muchos animales del bosque y sus nidos. Además, tiene la capacidad de suavizar la temperatura tanto en los días calurosos, en los que la densa sombra mantiene la frescura, como en la época fría, en la que conserva una temperatura unos cuatro grados más elevada que la del exterior.
Las plántulas de muchos árboles germinarán y se desarrollarán bajo la protección –sombra, humedad o defensa– de este arbusto que posibilita la regeneración del bosque y resulta una pieza esencial en los ecosistemas gracias a su capacidad de rebrote tras incendios o talas y también por su adaptabilidad a situaciones como el sotobosque, los setos, linderos, etc.
USOS DE SU MADERA
El acebo se utilizó poco o nada como material de construcción por el pequeño tamaño de sus troncos. En cambio, eran muy apreciados los cayados y mayales de acebo por su dureza. Los frutos secos, pulverizados mezclados con grasa, se usaban como raticida en lugares que no pudieran alcanzar otros animales.
Fuente: REVISTA INTEGRAL - AGOSTO 2008