Publicado en
agosto 21, 2017
Las mosquiteras son más eficaces y seguras que insecticidas y ultrasonidos.
Por Manuel Núñez y Claudina Navarro.
Las picaduras que menos problemas causan son las que no se producen. En lugar de remedios contra la inflamación, más vale proteger la casa frente a estos molestos insectos. Pero atención: no hace falta recurrir a la guerra química ni a la electrónica.
La primera barrera con la que se encuentran los mosquitos que quieren entrar en el hogar es la fachada. Pueden penetrar a través de la más pequeña rendija, pero el peligro mayor son las ventanas, que se abren y cierran con asiduidad, y especialmente las de los dormitorios, donde permanecemos expuestos e inmóviles toda la noche. Sin embargo, las ventanas pueden convertirse en primeras líneas de defensa, colocando mosquiteras con un marco rígido que se ajuste perfectamente a los vanos. También se pueden encontrar marcos con bisagras y resortes de autocierre para las puertas. Otra opción son las típicas cortinas colgantes de metal, compuestas por alrededor de 150 metros de cadenas de aluminio. No se deterioran con la luz solar, son resistentes a la corrosión, son lavables y por tanto tienen una larga vida media de uso. Fijadas sobre el marco de la puerta, mantiene alejados a los mosquitos, pero dejan circular perfectamente el aire. Hay que tener presente que necesitan un buen anclaje, ya que son relativamente pesadas: pueden sobrepasar los 6 kilogramos.
A quienes les resulte demasiado complicado instalar mosquiteras en las puertas y en las ventanas, les queda la opción de protegerse bajo mosquiteras móviles o tiendas que, además, pueden acompañarnos en excursiones y durante las vacaciones. Existen cunas en forma de túnel y perfectamente cerradas con cremallera para la protección de los bebés, especialmente vulnerables. Son imprecindibles si visitamos lugares afectados por la malaria.
La última posibilidad es la lucha cuerpo a cuerpo, que a veces es la única solución cuando el enemigo vuela y pica a sus anchas por nuestro territorio. En este caso hay armas especiales que dejan menos huellas sangrientas que las convencionales palas matamoscas (están diseñadas de manera que no pillan al insecto de pleno).
NI INSECTICIDAS NI ULTRASONIDOS
Los insecticidas convencionales son tabú, puesto que las víctimas principales son los seres humanos. Hay que recordar que estos productos tienen su origen histórico en el gas nervioso paralizante, empleado como arma en la Primera Guerra Mundial. Las aletrinas sintéticas, componentes esenciales de los antimosquitos actuales, son supuestamente seguras por su baja toxicidad, pero actúan, como sus antecesores bélicos, sobre el sistema nervioso y no es extraño que causen un fenomenal dolor de cabeza en personas sensibles. Además, de paso matan insectos inocentes y representan un riesgo enorme en las casas con niños.
Por otro lado, los aparatos que emiten ultrasonidos parecen limpios, pero se han demostrado ineficaces en estudios independientes.
EVITAR LA PROLIFERACIÓN
● Los depósitos de agua (cubos, floreros, charcos) funcionan como autentices criaderos de mosquitos. Evitarlos es la principal medida contra el doloroso mosquito tigre (Aedesalbopictus), que, procedente de Asia y capaz de transmitir enfermedades infecciosas, se ha instalado en las ciudades europeas (es un insecto urbano).
● Vestir prendas de manga y pierna largas y de colores claros ayuda a prevenir las picaduras. Los mosquitos se sienten atraídos por los colores oscuros.
Fuente: REVISTA INTEGRAL - JUNIO 2008