LA MALA EDUCACIÓN DIGITAL
Publicado en
febrero 22, 2015
¿Revisas tu Smartphone al conversar con otra persona o lo tienes sobre la mesa durante el almuerzo? Cuidado, has perdido tus buenos modales.
Por Alexandre Zurita Andrade.
Estoy de acuerdo con la importancia de los teléfonos inteligentes en la vida actual, pero no comparto el carácter de imprescindible que la mayoría de sus usuarios les han dado y menos que sean un pretexto para la mala educación. Hace poco estaba con unas amigas en un restaurante y sin importar quién estuviera hablando, todas las que tenían un Smartphone pasaron la mayor parte del tiempo pendientes de sus teléfonos revisando redes sociales. Días atrás, en mi oficina, conversando con mis compañeras de trabajo, noté que ninguna me prestaba atención mientras yo hablaba. Todas estaban inmersas en sus mundos virtuales. Me quedé callada a la mitad de la historia y como no reaccionaban decidí irme. Ninguna lo notó. Las observé desde lejos y después de un rato, una de ellas comenzó otra conversación, que solo una del grupo atendió mirándola. La semana pasada fui al cine y, como se ha hecho habitual, muchos revisaban sus teléfonos y atendían llamadas. Cuando me cansé de escuchar a una señora —sentada 4 filas más adelante— dando instrucciones domésticas, dije en voz alta "silencio, por favor", y lo que recibí como respuesta fue un agresivo "atrevida".
¿En qué momento los celulares trastocaron las normas básicas de educación? Y lo que es peor, ¿por qué a la gente no le parece que está mal lo que hace?
CELULAR VS. MODALES
"El celular nos brinda un mundo virtual que compite con el real, un mundo completo donde tenemos todas las herramientas que necesitamos en un solo aparato... Es un mundo infinito y nos sumerge completamente", explica Marielisa Marques, guayaquileña experta en etiqueta, quien opina que "si bien el uso del celular no tiene una reglamentación oficial, hay códigos generalizados con la Net-Etiqueta, que es una adaptación de las reglas del protocolo en las tecnologías y ambiente virtual, lo que nos ayuda a guiarnos, ya que el constante uso del teléfono nos está haciendo perder los buenos modales". Señala, como ejemplo, dar más atención al celular que a las personas, poniendo la mirada en el aparato en lugar de en los ojos del interlocutor, "lo que muestra desatención y falta de respeto cuando nos hablan". Otra mala costumbre hoy en día, es poner el celular encima de la mesa al comer, "esto no es elegante y da a entender que si suena, seguro lo contestará a pesar de la presencia de otros". Marielisa Marques recuerda que "la invitación social. Es mejor poner el celular en el bolsillo, en modo vibratorio. En Caso de esperar llamadas importantes en una reunión de trabajo, debe mencionarlo antes de iniciar la sesión para poder ausentarse sin entorpecer ni interrumpir su curso". Además, advierte sobre los timbres que "pueden interrumpir momentos de calma, indisponiendo a las personas alrededor. Las normas de etiqueta se basan en la consideración y en pensar en el bienestar de los demás en primer lugar, sintiéndose todos a gusto con nuestra presencia".
¿Qué hacer cuando es evidente que muchos están siendo descorteses al tener su celular de por medio y, peor aún, casi nadie lo reconoce? "Es muy delicado corregir a otros en sus acciones, lo que podemos hacer es poner primero el ejemplo y quizás mencionar, 'guardo mi teléfono para conversar mejor', con suerte esa persona se dará cuenta y hará lo mismo", sugiere la experta, mientras que a los "infractores" les recomienda buscar "un equilibrio entre los dos mundos, el real y el virtual... Hay que pensar en las personas que nos rodean, que tienen sentimientos que pueden ser lastimados. Y sobre todo no olvidar lo maravilloso que es compartir con la familia y amigos, lo que hace una vida realmente valiosa, y dejar otros momentos para la tecnología y disfrutarla en privado". La tecnología es buena, lo malo es dejar que nos gobierne. Aquella frase de que esta nos acerca a quienes están lejos y nos aleja de quienes están cerca está más vigente que nunca. Está en cada uno que esta no nos desconecte del contacto humano.
ERRORES MUY COMUNES
Muy pocos mensajes y conversaciones son tan vitales como para no poderte despegar de tu teléfono cuando estés con otras personas. Sé cortés y guárdalo. He aquí algunas ofensas que se han vuelto comunes en estos días:
● Estar en una reunión social o cita romántica con el celular en la mano o sobre la mesa, revisándolo constantemente.
● Asistir a una reunión de trabajo con el celular encendido, inspeccionarlo a cada momento, enviar mensajes por debajo de la mesa o, peor aún, descaradamente frente a todo el mundo. Lo que dejas ver es que cualquier cosa es más importante que quienes están allí y lo que está sucediendo.
● Usar un timbre alto para llamadas y mensajes.
● Revisar el teléfono y contestar llamadas durante servicios religiosos, clases o espectáculos públicos como películas en el cine, funciones de teatro, lanzamientos de libros, charlas, etc. Y más grave es que te ofendas y recrimines a alguien cuando te pide que dejes de hacerlo.
● Caminar por cualquier lugar por donde transitan otras personas, mirando tu teléfono o hablando. Pones en riesgo a los demás porque es más probable que te tropieces. Hazte a un lado, termina tu asunto y guarda tu celular.
● A no ser que sea sumamente urgente, no se te ocurriría llamar a alguien a las 12 de la noche a su teléfono fijo. Pero cuando envías un mensaje de cualquier tipo a esa hora estás siendo descortés. Y tienes un problema si esperas una pronta respuesta o sientes que el otro te falta el respeto o muestra desinterés si no te contesta de inmediato.
● Ir al baño con el celular y hacer uso de este allí dentro.
Fuente: Revista HOGAR, Octubre 2011