AL BORDE DE UN ATAQUE DE PÁNICO
Publicado en
febrero 08, 2015
Sensación de mareo o asfixia, palpitaciones, irritabilidad, sudoración intensa, deseos de "salir corriendo"... estos son síntomas que suelen asociarse con casos de ansiedad o angustia. Sin embargo, pueden estar escondiendo, realmente, "un ataque de pánico".
Por: Dr. Ricardo Morla Boloña (Médico Psiquiatra).
Isabel recuerda con mucho detalle el evento que la trajo a la consulta. Lo describe como "inolvidable", pues cuando estaba haciendo compras en el supermercado comenzó a sentir que su corazón latía intensamente, que la sensación de falta de aire se hacía cada vez más intensa, y una frialdad en su piel, acompañado de mareo y náuseas que le recordaron un ataque al corazón, luego le acudieron a su mente ideas de muerte y de que si esto continuaba ella podía realizar cualquier cosa fuera de su control (desnudarse, salir corriendo, gritar, etc.). Con suma urgencia fue llevada a una clínica de la ciudad y luego de hacerle un chequeo muy pormenorizado su médico de confianza le comunicó que "su salud era buena... y que tal vez estaba cansada".
Isabel tiene 23 años, comparte su vida con su esposo y 2 hijos pequeños, mantiene un negocio de comestibles, en el cual se siente a gusto y conforme con las ganancias que obtiene de él, hasta el día en que sufrió lo antes descrito, no había necesitado de su esposo para atender el negocio. A partir de ese primer ataque se le presentaron tres más durante las dos siguientes semanas, por lo que su médico la envió al psiquiatra porque "se trataba de algo nervioso". Y se le había vuelto imposible permanecer sola.
Para Isabel no era una explicación muy lógica la que le daba su médico y llegó a pensar que se iba a volver "loca", si alguien no entendía que todo lo que sentía era real y muy doloroso emocionalmente.
Diariamente personas como Isabel recurren al médico con síntomas que pueden señalar enfermedades tan diferentes como un infarto cardiaco o una crisis de asma, pero un gran porcentaje de ellos lo que representan es un ataque de pánico.
Estos ataques son crisis muy intensas de gran ansiedad que se acompañan de síntomas como: dificultad para respirar, palpitaciones, dolor en el pecho, mareo, vértigo, cosquilleo en manos y pies, oleadas de calor o de frío, sudoración, debilidad, temor y miedo a morir o a "volverse loco". Se llaman de esta manera para diferenciarlos de las distintas presentaciones que puede hacer la ansiedad o angustia en cada uno de nosotros.
La preocupación por la ansiedad y sus síntomas data de hace muchos años. En 1871, D'Costa describió a un paciente con los mismos síntomas de Isabel y este médico lo llamó "enfermedad del corazón irritable" y luego "neurosis cardiaca".
En 1894, Freud enfatizó mucho más en la característica que presentaban las personas con ansiedad extrema y llamó a este cuadro clínico, "neurosis de angustia".
En 1960 que Donald Kelin retoma la relación entre ataques de pánico y ansiedad, notó que en un grupo de personas jóvenes (al final de la adolescencia hasta la edad media de la vida) que iniciaban su enfermedad con ataques aislados, estos podían desaparecer o hacerse duraderos e interminables.
Desde entonces se ha trabajado intensamente en la ubicación de esta patología, en las diferentes clasificaciones internacionales y en los conocimientos acerca de su origen, evolución y tratamiento.
¿COMO SE DAN?
El ataque de pánico o trastorno de pánico se caracteriza por su aparición súbita, impredecible y de corto tiempo de duración (segundos a pocos minutos). Cuando los ataques se hacen frecuentes es común que se desarrolle un temor a que se presenten "las crisis" lo cual es descrito por los pacientes como "miedo al miedo", generándose un anticipado temor a que la crisis se repita, especialmente, cuando el sujeto se encuentra en el lugar donde se le presentó anteriormente o cuando se siente solo y desprotegido y sin posibilidades de ser ayudado de manera inmediata.
De esta manera puede empezar a desarrollar temor a estar solo en lugares extraños, espacios abiertos, cerrados o altos; ascensores, baños, cines, estadios, etc. Estos comportamientos se van haciendo cada vez más intensos y alcanzan una severidad tal que interfieren con la actividad global del individuo obligándolo a permanecer en casa o siempre acompañado.
¿QUIENES PUEDEN PADECERLO?
Los factores predisponentes que con más frecuencia se relacionan al trastorno de pánico son: historia de separación o pérdida de uno de los padres durante la infancia o la niñez, crisis depresivas anteriores y antecedentes familiares de ataque de pánico. Este tipo de trastorno es tan frecuente que alcanza valores del 1 al 2% de la población, con una incidencia mucho mayor para el sexo femenino (tres mujeres por cada hombre).
Otras pruebas biológicas que hacen del ataque de pánico una enfermedad psiquiátrica identificable son:
● Frecuencia cardiaca más elevada
● Concentración sanguínea mayor de adrenalina
● Hormona del crecimiento y cortisol elevadas en sangre
● Prolapso de la cálvula mitral en el 50% de los sujetos con ataques de pánico.
LOS ORIGENES DEL PANICO
Hoy en día se discute todavía acerca del origen de los ataques de pánico. Sin embargo, existen dos grandes vertientes para señalarlo. Unos aseguran que se trata de una alteración biológica debido a un mal funcionamiento de ciertas áreas del cerebro, donde el flujo sanguíneo y el metabolismo de oxígeno deficiente causarían un incremento en los niveles de adrenalina circulante; en esta teoría estaría involucrada una porción muy pequeña del cerebro conocida como lucus ceruleus.
Otros estudian la posibilidad psicológica y mencionan la presencia de factores predisponentes en la niñez, tales como la muerte de uno de los padres o la presencia de rasgos de personalidad pasivos y sentimientos de frustración frecuentes.
En ambos casos es posible encontrar que el trastorno de pánico puede estar asociado con el inicio de una depresión, el abuso del alcohol y, en algunos, el suicidio.
Es muy frecuente observar que las personas que sufren de ataques de pánico suelen iniciar síntomas de dependencia hacia un amigo o familiar en el que confían, porque se sienten incapaces de asumir determinadas situaciones, al menos que vayan acompañados por alguien.
Existe una diferencia importante entre una persona con ataques de pánico y una que presenta trastorno de pánico; es que a la primera, los síntomas se le presentan una sola vez, y a la otra debe tener más de cuatro ataques en el lapso de cuatro semanas.
Hoy en día, aquellas que presentan estos síntomas pueden curarse, pues existen tratamientos muy eficaces y el conocimiento de la enfermedad en nuestro medio es adecuado. En muchas ocasiones su control debe hacerse con una combinación de ellos y un apoyo de psicoterapia para llegar a entender esta enfermedad tan desagradable. Sin embargo, antes de pretender curar el pánico, es preferible conocerlo bien para poder identificarlo.
Fuente:
Revista HOGAR, Enero 1993