SANTIAGO CALATRAVA, UN ARQUITECTO AUDAZ
Publicado en
octubre 13, 2013
La torre de comunicaciones del Centro de la Ciencia, en Valencia, será la segunda en Europa por su altura: 380 metros.
Las estructuras futuristas de este joven creador parecen obra de la naturaleza.
Por Claire Wilson.
A PARTIR DEL VERANO de 1994, los viajeros que lleguen por primera vez al Aeropuerto Internacional Lyon-Satolas, en Francia, se llevarán una sorpresa. "El Ave", como la llaman, estará esperándolos para darles la bienvenida. Esta águila de concreto y acero, cuyos muros exteriores están cubiertos con paneles de vidrio que semejan plumas, tiene las alas extendidas y parece a punto de remontar el vuelo. La asombrosa obra no sólo es bella; también es funcional. Es una combinación, como hay pocas en el mundo, de terminal aérea y estación de trenes internacionales de alta velocidad; todo en el mismo complejo arquitectónico.
La joven ave del siglo XXI es una de las criaturas de más reciente aparición en el zoológico de Santiago Calatrava, un arquitecto de aspecto juvenil cuyas creaciones no se parecen a nada de lo que se construye hoy en día. La mayoría de los edificios modernos se caracterizan por sus afiladas aristas y sus rígidas fachadas de cristal, mientras que los de este arquitecto nacido en España toman prestadas las líneas curvas de la naturaleza, con lo cual dan una impresión más suave y atrayente. El resultado es una feliz variante de la arquitectura rectangular de nuestros días; construcciones que reflejan el genio alegre y entusiasta de su creador. "Si no te gusta la gente, no puedes construir buenos edificios", asegura él.
Esta actitud amable ante el usuario se siente inmediatamente en las exposiciones de su trabajo: contemplar los edificios de Calatrava es tan agradable como usarlos. En el Museo de Alemania, de Munich, un número inusitado de visitantes hizo cola para echarles un vistazo a los puentes giratorios en miniatura, las luminosas salas de exhibición y los pabellones semejantes a flores diseñados por el arquitecto, en lo que resultó ser la exposición de mayor éxito presentada por el museo en años. En el otoño de 1992, una colección de copias a escala de las creaciones de Calatrava atrajo un número récord de visitantes al Real Instituto de Arquitectos Británicos, en Londres. "Esta exposición eleva el espíritu", se comentó en el diario The Times, en tanto que el diario The Independent calificó a Santiago Calatrava de "uno de los ingenieros más imaginativos y dignos de consideración en nuestros tiempos... poseedor de un talento notable y prodigioso".
El puente Bach de Roda, en Barcelona. Las vías de ferrocarril que pasan por debajo serán sustituidas con una ampliación del parque Sant Marti.
En efecto: la habilidad de Calatrava para complacer y deslumbrar al público lo ha convertido en uno de los arquitectos más ocupados y respetados de la Europa actual. En los últimos diez años ha diseñado más de 60 proyectos para el sector público en varios países, lo cual es extraordinario tratándose de un hombre de 42 años.
Algo nos dice de Calatrava el hecho de que sus trabajos predilectos sean los puentes, en cuyo diseño los arquitectos tienen mucha libertad. Más que frías obras de ingeniería, los puentes pueden ser estructuras sorprendentemente humanas, que trascienden la simple función de superar un obstáculo. En Barcelona, por ejemplo, el puente Bach de Roda tiene dos aceras que se amplían poco a poco hasta convertirse en paseos, con una espléndida vista del parque Sant Marti. Por el bello entorno y por el vasto panorama que se domina desde allí, la elegante estructura atrae tanto a los padres de familia y abuelos que van empujando los cochecitos de sus hijos o sus nietos, como a los enamorados que llegan a contemplar la puesta del Sol.
Por otra parte, el puente Alamillo, de Sevilla, el más imponente de todos los que ha creado Calatrava, demuestra el talento del arquitecto para llevar los materiales al límite de sus posibilidades. Esta audaz estructura en forma de arpa tiene un solo y majestuoso pilón de 142 metros de altura, que con 13 pares de tirantes de acero en diagonal soporta una calzada de 250 metros de longitud, la cual cruza el río Guadalquivir. Hubo quien opinó que su realización era imposible, pero el joven diseñador probó que esos escépticos se equivocaban.
El puente Bach de Roda, en Barcelona, vista ampliada.
Calatrava, rara mezcla de arquitecto, ingeniero y artista, está acostumbrado a los desafíos. Lo que más le gusta hacer es dibujar; sus proyectos de ingeniería más complicados comienzan siempre con un sencillo boceto a lápiz, a menudo acompañado con apuntes de las formas de la naturaleza en las que se inspira. Como por arte de magia, un pez se transforma en puente, un ojo se convierte en vía de acceso, y un toro que embiste se metamorfosea en una fachada.
Santiago manifestó su creatividad muy claramente desde sus mocedades. Nació cerca de Valencia, España, y pronto dio muestras de ser un artista en cierne porque llenaba de dibujos sus cuadernos escolares. De adolescente, su familia lo alentó a tomar clases nocturnas en la escuela de arte de la localidad, donde se aficionó a hacer dibujos del natural. Sus temas favoritos eran la anatomía humana y los seres vivos. Al respecto, recuerda: "Dibujaba los esqueletos de animales que mi hermano me llevaba de la escuela de medicina, y muchas otras cosas; incluso copiaba las ilustraciones del cuerpo humano que aparecían en sus libros de texto".
Ya convertido en un hombre joven, consideró que amaba las artes pictóricas lo suficiente para dedicarse a ellas, pero la arquitectura le pareció una opción más práctica. Una vez inmerso en esa especialidad, se interesó en el estudio de las viviendas y las costumbres cotidianas de la gente que las habita. Hizo viajes a la costa del Mediterráneo para examinar pueblecillos de paredes encaladas, y se convenció de que lo más importante es lo elemental. "Las cosas simples de la vida, como una casa de estuco en el Mediterráneo o la música tradicional de cualquier cultura, son la base de las grandes obras del hombre", afirma.
El puente Alamillo, en Sevilla.
El estudio de tales creaciones humanas primigenias contribuyó a refinar el estilo de Calatrava, y le permitió centrar su carrera en la ejecución de obras públicas, que han sido tan celebradas. Estudió arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valencia, y después decidió cursar la carrera de ingeniería. Entonces se inscribió en el Instituto Federal de Tecnología de Suiza, en Zurich, donde la enseñanza es muy rigurosa, y donde se le reconoció como destacado estudiante.
En esa ciudad, unos amigos le presentaron a la estudiante de leyes Tina Marangoni, sueca, quien se convirtió en su esposa y su socia. Hoy, Tina es responsable de la coordinación de más de 40 empleados, procedentes de 14 países, que laboran en las oficinas de Calatrava en Zurich, París y Valencia. A los jóvenes arquitectos les encanta el ritmo de trabajo, el prestigio y la energía creativa que se siente en esos establecimientos. "Es un hombre del Renacimiento", dice Paul Collier, arquitecto estadounidense, uno de los colaboradores de Calatrava en París. "Y trabajar con alguien que ha dominado la arquitectura y la ingeniería como él es un privilegio".
Toda la gente que labora con Calatrava comparte su concepto de la belleza, y la idea de que la arquitectura debe mejorar la vida. "Una estructura como el puente Bach de Roda es la manera más directa de hacer accesible la belleza a todo el mundo", explica Calatrava. "Su objetivo no es sólo utilitario".
Perspectiva 1 de la estación de trenes de Stadelhofen, con el paso peatonal.
La belleza y la accesibilidad son rasgos característicos de casi todas sus obras. En Zurich, por ejemplo, la estación de trenes de Stadelhofen se ha convertido en un centro de reunión por derecho propio; tiene cafés y restaurantes, y se ve rebosante de vida. La atención que Calatrava pone en la iluminación contribuye a que el visitante se sienta bienvenido y resguardado. En la zona comercial subterránea, unos tabiques de vidrio difunden los rayos del Sol en una ligera luminosidad dorada, en tanto que los dispositivos ocultos de iluminación, combinados con el uso magistral de los materiales, acentúan la sensación de calidez. El concreto circundante forma en el techo 31 nervaduras curvas que confirman la impresión de estar protegido. Como esas nervaduras parecen costillas, hay quienes dicen que estar allí es como hallarse en el vientre de una ballena. En las plataformas del primer nivel, la fascinación del arquitecto por los huesos y las articulaciones se nota en los soportes del techo, inspirados en el antebrazo y la muñeca humanos.
Fuera de la estación se ven puentes que cruzan, suben, bajan y se curvan en torno de los andenes. Todo ello hace pensar en un parque de diversiones. A fin de unir una colina que se localiza detrás de la estación con la plaza de la parte frontal, Calatrava añadió un soleado paso peatonal elevado, con una maravillosa vista del lago Zurich. Desde el nivel de la calle se aprecian las armonías y las formas características de Calatrava en los puentes para peatones, los pretiles y los soportes; más allá se ve una franja de verdor, y al fondo una fila de centenarios tejados ornamentados.
Quizá más que ninguno de sus proyectos, el de Stadelhofen revela el profundo amor de este arquitecto por la naturaleza y la humanidad."Es necesario creer que está uno haciendo algo para mejorar la vida de la gente", afirma.
Perspectiva 2 de la estación de trenes de Stadelhofen.
Calatrava ha diseñado el nuevo puente Kronprinzen, que cruzará el río Spree, en Berlín, y será un monumento conmemorativo de la reunificación de Alemania. Antes había en ese lugar .un puente antiguo que comunicaba las dos mitades de la ciudad, pero las autoridades de Alemania del Este lo volaron en 1972 para impedir fugas a Occidente. El nuevo estará terminado hacia 1995.
El más impresionante de los proyectos que Calatrava está desarrollando en la actualidad es el Centro de la Ciencia, en Valencia: un complejo de gran audacia arquitectónica que incluirá un Museo de Ciencia y Tecnología, un planetario y una torre de comunicaciones. Esta torre será la segunda en Europa por su altura (380 metros), y tendrá espacio para oficinas en tres cuerpos coronados con un pináculo que parecerá estar suspendido en el aire.
En el futuro, Santiago Calatrava seguirá realizando alardes de ingeniería dotados de la virtud de mejorar la vida. Continuará sorprendiéndonos. "Algunas personas suelen afirmar que no es posible realizar cosas nuevas y atrevidas", explica. "A mí me gusta demostrar que sí es posible".
Santiago Calatrava
FOTOS: PAOLO ROSSELLI