EL JUICIO DE VIDO (Walter Edgardo Eckart)
Publicado en
febrero 19, 2012
2005I-El DIVAGUE
Si la vida misma, esa de todos los días, la que transcurre desde que somos engendrados hasta que morimos, ...esa vida... si tomara una forma humana; si se convirtiera en una mujer o en un hombre... bueno... tal vez muchos le pedirían algunas explicaciones. Claro,... seguramente muchos otros ni siquiera la dejarían hablar... simplemente la matarían...Creo que si tomara la forma de mujer, se llamaría simplemente Vida... señora Vida ... señorita Vida... no sé. ¿Y si fuera hombre...? ¿Lo llamaríamos Vido...?. Tampoco sé. Pero no importa. Algún nombre tendría... y también –seguramente- un destino...Pero fantaseemos e imaginemos que sí. Que la vida se hizo hombre –varón- y que el mundo lo llamó Vido. Y no lo mataron...Por supuesto que es ridículo... pero en este campo de la fantasía... la ridiculez no tiene límites. Podemos hacerlo todavía mas ridículo...Por ejemplo, imaginemos ahora que Vido fue llevado a la cárcel, mientras espera el juicio oral y público. Los cargos principales en su contra son: genocidio, presunto autor de un enquistado y mentiroso mecanismo de destrucción urbana, presunta cabeza de una red de chantajistas de gente de clase alta, media y baja; partícipe necesario de una asociación ilícita de engaño a las religiones, manipulador de una gran parte de los pensadores “independientes”...Y claro... los cargos siguen...Pero Vido siempre estuvo bien asesorado. Y más en este caso. Sabe de la gravedad de los cargos... sabe que, incluso, le pueden dar la pena de muerte. Sin embargo, está tranquilo. Sus defensores le han obligado a repasar las estrategias una y otra vez. De algún modo, tiene certeza de cómo terminará todo. Bien. Y eso lo tranquiliza, aunque tenga que padecer temporalmente la cárcel.Es cierto que al principio estuvo un poco nervioso. Afrontar un juicio donde la demandante es nada menos que la creciente AVV –Asociación de Víctimas del Sr. Vido - ... es difícil. Y esos cargos... increíbles...Estuvo nervioso e incluso no pudo dormir varias noches, en esos primeros días... Pero luego todo comenzó a volverse “normal”.Los primeros síntomas de esta “vuelta a la normalidad” los comenzó a percibir cuando sus abogados le comentaron sobre cómo habían logrado excluir a algunos miembros del futuro jurado.Como el caso de un indigente, propuesto por la fiscalía, que quedó fuera por “manifiesto prejuicio contra el Sr. Vido”...; o el caso de un empresario en bancarrota, por ”evidente proyección de responsabilidad sobre el Sr. Vido”... En fin... esas primeras noticias lo habían tranquilizado. La cosa estaba yendo bien.Y siguió mejor. La fiscalía, cual gallo de riña alentado por sus apostadores, abusó tanto de la prensa, que –finalmente- comenzó a perder terreno. Los abogados de Vido, por su parte, tuvieron siempre -frente a los medios- una actitud de respeto, cautela y firmeza. No acusaron a nadie ni anticiparon nada. Solo se limitaron a afirmar que la verdad afloraría en el inminente juicio.De todas formas, Vido –a pesar de que las cosas se estaban normalizando- conservaba todavía una inquietud. Le costaba entender por qué un grupo tan grande de especialistas en derecho lo estaba apoyando –defendiendo- sin cobrar nada...Un día no aguanto más y convocó a todos sus defensores. Y planteó abiertamente su inquietud.La respuesta lo sorprendió.En efecto, uno de sus defensores –haciendo las veces de vocero del resto-le dijo:Sr. Vido: no esperamos que lo entienda. De todos modos sepa sólo una cosa: defenderlo a Ud. nos ayuda a nosotros mismos... es –como decirlo- algo así como reivindicarnos. Estamos convencidos que nuestra suerte –y la de todos- depende de nuestros actos... de nuestras decisiones... y que nadie tiene el derecho de imputar sus propios fracasos a otros...Vido escuchó y calló...II- EL JUICIO
El día había llegado. Le acercaron a Vido unos cuantos trajes, para que eligiera el que mejor le iba.
Horas antes del inicio del juicio, la cárcel –en cierta forma- se había sumido en un gran silencio. De algún modo, todos estaban algo impacientes. El nerviosismo se había contagiado.Sobre las cinco de la tarde, un transporte federal recogió a Vido y lo llevo al tribunal. Lo condujeron a una especie de locutorio, y debió aguardar allí más de media hora. Después, dos guardias lo condujeron por un pasillo, que –finalmente- dio a una puerta lateral del recinto.Vido entró entonces a la corte y comenzó a transpirar. No podía creerlo. El recinto estaba absolutamente lleno. Miró el rostro de la gente y sólo pudo percibir el odio.Cuando llegó al mesón de la defensa, encontró a todos sus defensores y un lugar vacío. Le hicieron señas para que lo ocupara... y Vido se sentó. Todo estaba a punto de comenzar...En efecto, al cabo de unos minutos un oficial de la corte anunció el ingreso del Juez, utilizando los consabidos protocolos.***Señores miembros del jurado: -comenzó una abogada, en representación de la fiscalía- Estamos iniciando uno de los juicios más trascendentes en la historia de la humanidad. Por fin tenemos la oportunidad de ver el rostro de una de las formas más aberrantes de existencia que hayamos conocido o que hayamos podido pensar o imaginar... Por fin hemos logrado traer a este recinto al Sr. Vido... Por fin podremos condenar a quien tanto mal ha causado: a cada uno de nosotros, a nuestros familiares y amigos... en fin, a la sociedad en su conjunto. Les puedo asegurar que esta fiscalía sobre abunda en pruebas fundadas que- sin dejar lugar a la más mínima duda razonable- les dará la posibilidad (finalizado el juicio) de solicitar hasta incluso la máxima pena para este sujeto, a quienes muchos –seguramente tan perversos como él- lo llaman- “el gran Sr. Vido”... Saben Uds. ya los múltiples cargos que deberá enfrentar el Sr. Vido. No se los voy a repetir porque lo tienen en sus oficios. Pero tengan la seguridad de que ninguno de ellos es infundado. Cuando preparábamos esta presentación del caso, nos planteamos muchas cosas, muchas formas. Finalmente decidimos no perder tiempo. Nos dijimos para nuestros adentros: “vayamos directamente al grano”. Y así lo vamos a hacer. Nada más su señoría...***El abogado representante de la defensa se levantó lentamente. Miró al jurado... rostro por rostro... y comenzó:Les aseguro que no quisiera estar en el lugar del Sr. Vido... Pero no es que quisiera no estar en su lugar por los múltiples e “increíbles” cargos contra su persona, sino porque... bueno –simplemente- porque sé cómo él se siente: desconcertado, tenso, manoseado por la prensa y sobre todo... sobre todo, decepcionado...Se acercó el defensor un poco más hacia el jurado, hizo una pausa, los miró a todos nuevamente, y prosiguió.Sí. Aunque les parezca increíble. Decepcionado... Y tal vez algunos de Uds. me dirá: ¿Decepcionado? ¿No le parece exagerado...? Y en ese caso yo le respondería: No. No. Porque la decepción del Sr. Vido tiene como fundamento una extraña y amarga sensación que -si se tratara de un juicio político- se la podría definir como una “operación en su contra, perfectamente planeada y ejecutada”. Pero claro... este juicio no trata sobre una cuestión política... Aunque, por otra parte, la AVV –en realidad- en lo que respecta a las incontables imputaciones presentadas contra nuestro defendido, ha hecho algo muy parecido, como ya se lo iremos demostrando. Por lo pronto, preguntémonos cómo es posible que la totalidad de los miembros de la AVV hayan logrado traer al estrado al Sr. Vido, con acusaciones tan graves, sólo con el “parecer” de sus “¿víctimas?”, sólo con la “opinión”, pero sin ninguna evidencia contundente...? Pensemos, por ejemplo: ¿Basta decir “nosotros creemos que...” para acusar al Sr. Vido de –por ejemplo- “genocida”...? ¿No es ridículo?...Claro que sí... Por supuesto que la fiscalía –como les dijo al principio- pretende convencer de que “tiene pruebas irrefutables”. Yo les digo. En este juicio verán cuánto de “irrefutable” tienen esas supuestas pruebas. Nada más, su Señoría.***Con esto, los alegatos iniciales de ambas partes se habían completados.En adelante vendrían un sin número de interrogaciones a testigos, conclusiones parciales, objeciones y contra objeciones, y ...en fin... una especie de “guerra a muerte” por consolidar las posiciones...En efecto, cuando todo ya estuvo listo, la fiscalía llamó a su primer testigo. Después del ritual del juramento de “decir la verdad y sólo la verdad” por el que debe pasar todo testigo, la fiscalía lanzó su primera pregunta.***Por favor... ¿podría decirnos a todos nosotros qué es aquello que aconteció en su vida y que la decidió a ofrecer su declaración en este juicio?Si –contesto la testigo, una señora de unos 38 años-. Verá... a lo largo de estos años fui comenzando a sospechar del Sr. Vido. La muerte prematura de mi padre... el repentino fracaso en mi profesión,... el adulterio de mi esposo... Bueno... todo eso me hizo reflexionar... No creo haber hecho nada como para merecer todas estas desgracias... Pero todo se volvió absolutamente claro cuando mi segundo hijo... nació mal... nació deforme...y luego murió. Fue ahí cuando me dije “esto no es justo”...Fue ahí cuando tuve la certeza de que detrás de tantos males estaba... la macabra mano del Sr. Vido...La fiscal, preventivamente, hizo a la testigo otra pregunta:¿Y por qué cree Ud. que es el Sr. Vido el responsable de estos males...?La testigo contestó: La verdad es que me extraña que me pregunte esto. Todos sabemos, hasta su señoría, que es el Sr. Vido el que –en cierta forma- maneja nuestras existencias... El Sr. Vido es algo así como el ámbito invisible en el que nacemos, crecemos, nos educamos, conformamos una familia, hacemos nuestros proyectos... A nadie se le escapa –creo- que es el Sr. Vido, con su inmenso poder, el que está detrás de todo esto...Gracias, -dijo la fiscal, y mirando a la defensa del Sr. Vido, concluyó: - Ahí tiene a su testigo.***El representante de la defensa se dirigió a la testigo y le preguntó:Cuándo Ud. dice que es el Sr. Vido el que “en cierta forma” maneja nuestras existencias... ¿Esta afirmando que su existencia –como la de tantos otros- es también manejada “de otras formas”, por “otros factores” o hasta incluso “por otros autores” que nada tienen que ver con el Sr. Vido?Bueno... creo que si-dijo la testigo y agregó- pero creo que...Gracias señora –la cortó la defensa y concluyó- Nada más con esta testigo su Señoría.***La nueva sesión sería al día siguiente, a las diez de la mañana. Vido estaba en su celda, con la luz apagada, pensando en la tarde que había vivido. Pensó, por ejemplo, en la cortante pregunta que su defensa había hecho a aquella mujer.Y no le gustó demasiado. Sintió algo así como una especie de “compasión” por aquella madre, y le costaba entender como se podría compatibilizar esos sentimientos que afloraban en él con la necesidad de una defensa idónea.***Quince minutos pasada las diez de la mañana todo se reanudó. Esta vez el testigo era un hombre de unos cuarenta y cinco años. No subió al estrado, sino solo se aproximó a el. Le acercaron un micrófono a su altura. Estaba es una silla de ruedas...***Como saben, -dijo- quedar paralítico es algo que nadie se lo imagina en su vida... hasta que le pasa... En mi caso particular, he buscado por unos cuantos años alguna forma de explicación que me tranquilice... que me diga:”esto te paso por esto o aquello”... Sin embargo, hasta el momento, todo es un interrogante: intentar levantarme una mañana y no poder hacerlo... ser internado... perder mi trabajo... cortar los estudios de mi hijo...terminar finalmente en una silla de rueda... ¿por qué?El abogado del Sr. Vido, llegado el momento preguntó:¿A ver si entiendo... Ud. hace responsable a mi cliente solo porque no ha encontrado una explicación a su terrible experiencia...?No-dijo el hombre- Lo hago responsable porque entiendo que el Sr. Vido –la vida misma, en otras palabras- ha sido injusto conmigo... destruyendo todo lo que yo había construido, destruyendo mis ideales y los de mi familia...Pero dígame SR. –continuó la defensa- ¿No es cierto –acaso- que le podrían haber pasado cosas peores todavía...? ¿No es cierto –acaso- que también su hijo podría haber quedado paralítico, o peor aún, totalmente postrado? ... ¿No es cierto que su esposa podría haber muerto o estar agonizando...?... ¿No es cierto?...¿No es cierto... tantas otras posibilidades...?Pues supongo que si... –contestó el hombre-Y entonces –prosiguió la defensa- si el Sr. Vido es responsable (según Ud.) de todo lo que le pasa, de todos los males que le pasan...dígame... dígales al jurado...¿Quién sería el responsable de que su hijo goce de buena salud o su esposa siga acompañándolo...?Pues... supongo que Dios –respondió el hombre-Y dígame entonces... ¿cómo hace para saber que lo bueno que le pasa es por obra de Dios y lo malo sólo por obra del Sr. Vido...?¿Podría probar que lo bueno sólo le viene de Dios y lo malo sólo por obra del Sr. Vido?¿Podría probarlo...?El hombre pensó unos segundos y luego contesto:Probarlo... creo que no... pero también creo que Dios solo puede darme cosas buenas...Creo... Creo...Creo –expresó la defensa- No puede probarlo... pero cree... Le pregunto...¿Le parece acertado que lo que Ud. “cree” sea el argumento suficiente para condenar a mi cliente...? Dígame la verdad... ¿No le parece que podrían existir otras explicaciones, aunque todavía nosotros, simples mortales, no las conozcamos...?Bueno –respondió- si... tal vez haya otra explicación...Gracias Sr. Nada más con este testigo, Su Señoría...***Después de unos minutos, cuando el hombre ya fue alejado del estrado, la fiscalía llamó a un nuevo testigo. Éste, parecía ser la contracara de todos los anteriores. Se acercó al estrado rápidamente, su rostro estaba sereno y hasta manifestaba alegría.Definitivamente esto sorprendió a la defensa. La fiscal, por su parte no se inmutó.Después del juramento y a solicitud de la fiscal, el hombre comenzó a relatar su historia.En realidad - expresó – las cosas me van muy bien. Tengo una familia, una esposa adorable, dos hijos, un excelente trabajo... Si... Realmente me está yendo muy bien.La fiscalía entonces – no sin algo de nerviosismo – se dirigió al testigo y le dijo:Todo eso lo sabemos pero...¿por qué no nos cuenta sus inicios?Por supuesto – dijo el hombre – Hoy estoy bien pero no siempre fue así. Comencé con un trabajo miserable, luego pasé a otro y ... para llegar adonde estoy, comprendí que debía seguir las reglas de la vida... o mejor dicho... las reglas del Señor Vido... Para llegar hasta donde he llegado –como les decía- he tenido que aprender a disimular, a mentir e incluso a ser deshonesto...¿Por qué? Porque esas son las reglas de la vida... De alguna forma se nos enseña, desde que somos muy pequeños, que todo está regido por algo así como “La ley de la selva” o el “Sálvese quien pueda”... Desgraciadamente uno aprende todas estas cosas del Señor Vido... de la vida...y tal pareciera que es la única receta para que las cosas funcionen bien.La fiscal lo interrogó nuevamente:Solo por curiosidad: ¿qué le diría hoy al Señor Vido cuyo rostro puede ver a pocos metros de Usted?El hombre contestó:Mas bien le preguntaría por qué me ha tratado tan mal en mi primera juventud como para que llegue yo a ser hoy lo que soy...***Estimadísimo señor –comenzó la defensa- ¿Podría explicarnos usted qué arma o que medio de coacción utilizó el Señor Vido para hacer que se vuelva usted un egoísta, falso, mentiroso, y ladrón...?La fiscalía protestó pero el juez permitió la respuesta.El hombre, por su parte, antes de contestar titubeó por algunos segundos.No es que me haya obligado, sino que simplemente no me dio espacio para otra opción distinta.Muy bien... muy bien -replicó la defensa-...Opción...Si...Usted lo ha dicho...Fueron sus opciones. ¿No es acaso Usted el que decidió falsear, mentir o robar...? Cuando hizo estas cosas que tan felizmente las cuenta...¿No ejercitó acaso su libertad...?¿No fue Usted el que eligió hacer estas cosas...?¿No podría acaso haberse negado a todo esto y ser un hombre solidario, veraz y honesto, aunque tal vez, con menos bienestar y confort...?No lo sé –contestó el hombre- En aquellos tiempos las cosas eran muy confusas, al menos para mí...Pero entonces –replicó la defensa- ¿a quiénes mas va a echar la culpa de todo esto...?¿Al Señor Vido... a la vida?...¿A su confusión?...¿A quién o cuántos más va a echarle la culpa?El hombre quedó mirando al recinto y ya no contestó nada. La sonrisa ya había desaparecido de su rostro.***Lo que siguió fue un nuevo cuarto intermedio. Cuando la mayoría comenzaba a despejar la sala, uno de los abogados de la defensa pudo ver –casi de casualidad- que la fiscal se acercó al juez, intercambiaron unas palabras y luego ambos se dirigieron al despacho privado del magistrado.Todos los integrantes de la defensa, fueron puestos al tanto de esto y por esto mismo decidieron quedarse en sus lugares, con la sala vacía y la mayoría de las luces apagadas, decididos a esperar la salida de la fiscal de la oficina privada del juez.Al cabo de unos veinte minutos, efectivamente, pudieron escuchar una puerta que se abría y, transcurridos algunos segundos, la fiscal ingresó nuevamente al recinto vacío.Por supuesto, no esperaba a la defensa del Señor Vido en sus lugares, casi en penumbras. Pero reaccionó rápidamente y dirigiéndose a ellos le dijo:Vaya... Vaya... Se ve que algo los indujo a quedarse... Seguramente para husmear algo...Pues bien –continuó- voy a satisfacer su curiosidad. Aunque va a ser anunciado en la jornada de mañana, les anticipo ahora (y espero que sepan disimular el sarcasmo), que le he comunicado al juez que –con el consentimiento de los clientes a quienes represento- he decidido dar por finalizada la extensa lista de testigos definidas al principio... Ya nadie más subirá al estrado como testigo de la fiscalía... Seguramente se preguntaran ¿por qué?...Pues bien... Descubran ustedes mismos la respuesta... Que tengan una buena tarde...Dicho esto, la fiscal se dirigió a su escritorio, juntó sus papeles, los introdujo dentro de su maletín y con paso firme se retiró de la sala.***Al día siguiente, a media mañana, todo se reanudó. Pocos segundos después de que el juez se hizo presente en el recinto, esta vez fue la defensa la que se acercó al magistrado y le solicitó un diálogo privado. El juez decretó un nuevo cuarto intermedio de quince minutos y se retiró a su oficina, seguido por la totalidad de la defensa del Señor Vido. Transcurrido el tiempo, retornaron a la sala y, cuando todo parecía volver a la normalidad, todos los presentes fueron informados –sorpresivamente- de las últimas novedades.En efecto fue el juez mismo el que dirigiéndose a los presentes dijo:Quiero informar que ésta Corte ha aceptado la solicitud de la fiscalía efectuada en la tarde de ayer de suspender los testimonios de los testigos propuestos inicialmente. Quiero aclararles que tanto la solicitud de la fiscalía en ésta materia, como la aceptación por parte de la Corte se realizó bajo la condición de no explicar los motivos que impulsaron a la fiscalía a tamaña solicitud, por considerar que cualquier forma de explicación es irrelevante a los fines del dictamen del jurado y, potencialmente, un factor de mayor confusión para los ciudadanos aquí presentes y la opinión pública en general. Al mismo tiempo, quiero informarles que también la defensa del Señor Vido, hace algunos minutos, ha solicitado exactamente lo mismo, es decir, ningún testigo de la defensa subirá al estrado, a excepción sólo de uno, el cual –por convenio con ésta Corte- tiene la facultad de no acceder a prestar testimonio. Por éste motivo, solicito ahora a la defensa que llame al estrado a su testigo.La sala se llenó de murmullos entremezclados. Daba la impresión de que nadie entendía nada. Luego se fue haciendo, poco a poco, un silencio que llegó a ser sepulcral.Al cabo de unos segundos, el abogado director de la defensa del Señor Vido se paró, dirigiéndose al juez dijo: Su Señoría... En el marco de lo que Usted mismo acaba de señalar, y puntualizando que por convenio con esta Corte el testigo puede negarse a declarar, ésta defensa llama ahora al estrado a la señora fiscal...Ésta vez ya no fueron murmullos. El estupor de los presentes se manifestó con una gran variedad de comentarios, sonidos guturales, y varias otras formas de “ruidos”...La fiscal, por su parte, al principio pareció no darse por enterada de nada, y permaneció mirando su escritorio, hasta que la voz del juez la retrotrajo a la realidad...¿Y bien señora fiscal...?¿Accede Usted a prestar testimonio como testigo de la defensa...? La fiscal siguió mirando su escritorio, en absoluto silencio, para luego levantar la vista lentamente y mirar a la defensa y luego al juez...Si Su Señoría –respondió- y acto seguido se dirigió al estrado y cumplimentó los rituales de forma que se requieren para todo testigo.Transcurridos unos instantes, el director de la defensa formuló su primera pregunta.Esta defensa sabe que lo que estamos viviendo en estos momentos es sumamente extraño y hasta casi anormal. Pero al mismo tiempo esta misma defensa le agradece señora fiscal su disponibilidad. En concreto, son pocas las cosas que queremos preguntarle... La primera de ellas es... ¿Por qué ha desistido Usted de presentar al resto de sus testigos...?La fiscal contestó:Por convenio con esta Corte me abstengo de responder...Está bien... Está bien... aseveró la defensa. ¿Podría decirnos al menos si tiene la sensación de que al hacer lo que hizo, de algún modo les ha fallado Ud. a sus clientes...?No –contestó la fiscal-. El trabajo de la fiscalía no es hacer justicia, ni tampoco lo es el trabajo de la defensa. Tanto esta fiscalía como la defensa solo tenemos, dentro del derecho, la tarea de aportar elementos de juicio a Su Señoría... Y ésta fiscalía entiende que, por tratarse de un caso tan especial, donde ningún argumento es unívoco sino más bien ambiguo, proseguir sería simplemente continuar con el mismo círculo vicioso, en el cual lo que dice un testigo admite varias lecturas... normalmente contradictorias entre sí,... tal como lo ha demostrado el desarrollo del juicio hasta ahora... Exacto –dijo la defensa-. Totalmente exacto... y recomendamos que los miembros del jurado se percaten de esto... Éste no es un caso, por ejemplo, de homicidio –continuó la defensa-, donde los elementos que cuentan –normalmente- son “motivo”, “arma homicida”, “oportunidad, “cadáver”... Lo que estamos viviendo es totalmente distinto... No se puede probar ningún motivo, ninguna oportunidad, ningún arma, aunque... sí tenemos víctimas... Señora fiscal... ¿No es cierto, acaso, que cualquier ser humano en algún momento experimenta que la vida, que el Señor Vido, ha sido injusto con él...?¿No es cierto señora fiscal que las personas convivimos con una especie de resentimiento o dolor porque algo a trastornado nuestras vidas y no sabemos como explicarlo...? ¿No es cierto acaso que esto nos sucede aún cuando las cosas en general nos vayan bien...?Sí –respondió la fiscal- y por esto... creo que –como lo dije al principio- todo testimonio que se pueda presentar en esta Corte estará marcado siempre por la ambigüedad...La última pregunta –prosiguió la defensa-¿Cree Ud. señora fiscal que son necesarios los alegatos finales de las partes en este juicio...?Después de pensarlo unos segundos, contestó: No... Creo que todo esto constituye un hecho excepcional... Creo que el jurado ya tiene los elementos para deliberar con sensatez...Gracias señora fiscal –expresó la defensa-. Nada más con esta testigo Su señoría.Luego de una pequeña pausa, los defensores se dirigieron al juez y expresaron: Esta defensa entiende, entonces, que Su Señoría puede ordenar que el jurado se retire a deliberar, habida cuenta que es una opinión compartida entre la fiscalía y esta defensa... creemos que sobran los alegatos finales.***Tanto la defensa como la fiscalía aguardaron a que finalice la deliberación del jurado.Después de cuatro horas el jurado retornó al recinto y cuando el juez le preguntó si tenían un veredicto, el presidente se irguió y contestó: Sí Su Señoría.A continuación un oficial de la corte llevó el veredicto a manos del juez, éste lo leyó, lo devolvió al presidente del jurado y le solicitó que expresara en voz alta el dictamen.El representante del jurado comenzó a leer cada uno de los cargos que se le habían imputado al Sr. Vido, ... y para cada uno de ellos dictaminó siempre un único veredicto...: “Culpable...”III- EL ABSURDO
¿Vieron...?. En el campo de la fantasía... todo es posible. El Señor Vido fue condenado a muerte. Un jurado –vaya a saber por qué- decidió matar la vida... Y –encima- un diario de altísima tirada, refiriéndose a la sentencia y -por un increíble error o por una malicia encubierta- puso como título en primera plana que tal sentencia correspondía íntegramente a un justo “ Juicio Debido... “
Sólo una anciana, -sabia y con muchas ganas de vivir-, al leer el diario dijo para sus adentros: Y sí... parece que la vida siempre lleva las de perder... aunque no haya motivos para condenarla... Parece que todos preferimos, contra toda razón y justicia, culpar a otros, incluso a la vida, en vez de hacernos cargo de nuestras decisiones ... Pero bueno... tal vez algún día aprendamos...Fin