Publicado en
diciembre 04, 2011
Frente a un manicomio, a un tipo se le poncha una llanta de su auto. Muy enojado, ya que iba retrasado, se baja a cambiarla.
Un interno del manicomio lo observa a través de la reja, mientras el tipo maldice su suerte se percata de eso y se enfurece aún más. En un descuido, el individuo tira las tuercas a una alcantarilla.―¡Maldita sea! ¿Ahora qué voy ha hacer? ¿Cómo pongo la llanta?El loco sigue curioseando y le pregunta al hombre:―¿Se le fueron las tuercas a la alcantarilla, verdad?―Pues sí, ¿qué no ves? ¡Y ahora no sé cómo hacerle, ya se me hizo muy tarde!―Oiga, señor, ¿y cuántas tuercas tiene cada llanta?―Pues cuatro, ¿qué no sabes?―Entonces, ¿por qué no le quita una a cada llanta, así todas quedan con tres?El sujeto, asombrado por el consejo que le dio el orate, se pone a quitar una tuerca a cada llanta, y así soluciona su problema. Cuando ya está listo para seguir su camino le agradece al hombre el consejo:―Te agradezco mucho que me hayas dado tan buena idea; pero se ve que eres inteligente ¿por qué entonces estas ahí adentro?―¡Ah!, pues, ¡¡Es que estoy aquí por loco, no por pendejo!!