ENERGÍA Y FRESCOR PARA EL VERANO
Publicado en
mayo 15, 2011
CUANDO APRIETA EL CALOR LA NATURALEZA BRINDA ALIMENTOS JUGOSOS Y REPLETOS DE VITAMINAS QUE REFRESCAN Y DAN VITALIDAD.
EXQUISITA FRAMBUESA
Esta baya sedosa sorprende al paladar con su picante acidez. La frambuesa crece en bosques y jardines de toda Europa y se recolecta entre la primavera y el otoño. Ligera y compuesta por abundante agua y fibra, ejerce un suave efecto diurético y laxante. Sin embargo, como otras bayas, destaca ante todo por su poder antioxidante. Una ración de 100 gramos procura el 42% de la vitamina C que se precisa al día y el 38% de la E, cifra extraordinaria en un alimento carente de grasas. También aporta flavonoides y antocianinas, pigmentos antioxidantes que explican que, al madurar, su bonito color rojo se acentúe y adquiera tintes morados. Está deliciosa sola, aunque le sientan bien los lácteos y muchas otras frutas.
PISTACHOS, ENERGÍA SANA
El verde claro, si tiende al amarillo, se conoce ya como verde pistacho y es que el color de este fruto seco resulta inconfundible. Una ración de 30 gramos de pistachos procura 180 calorías, procedentes sobre todo de sus grasas (51%) y proteínas (20%), por lo que no conviene abusar de ellos, si bien sus propiedades cardiosaludables y su aporte nutritivo lo convierten en un tentempié muy recomendable. Aportan hierro, fósforo y magnesio, asi como vitaminas B, y B6, esenciales para el sistema nervioso. Además son ricos en luteína, un antioxidante que protege la vista y el corazón. Se cultivan principalmente en Irán, Turquía y California, y se emplean mucho en la repostería de Oriente Medio.
DULCE PERA BLANQUILLA
Esta jugosa pera de agua, conocida también como "Blanca de Aranjuez", llega al mercado en verano. Posee una pulpa firme y dulce. Como otras variedades de pera, es ligera, digestiva y una buena fuente de energía inmediata gracias a su riqueza en azúcares, con la ventaja de que la levulosa es bien tolerada por los diabéticos. Su riqueza en potasio (125 mg/100 g) y pobreza en sodio (2 mg) la convierten, además, en ura fruta muy diurética, útil frente a la hipertensión, la retención de líquidos y los cálculos renales. Aporta pequeñas cantidades de diversos minerales y una buena dosis de vitaminas C, E y B.
REVITALIZANTE SANDIA PARA CALMAR LA SED
El agua refrescante de la sandía resulta muy apetecible cuando aprieta la sed en verano, precisamente la estación natural en que esta fruta madura al aire libre. El agua es tan abundante en su pulpa (más del 90%) que casi no deja espacio a grasas y proteínas, tan solo a unos cuantos azúcares (7,2%), responsables de su sabor jugosamente dulce. De estos azúcares provienen sus pocas calorías: solo 96 si se comen dos buenas tajadas (unos 300 gramos). Aparte de aplacar la sed, el agua de la sandía revitaliza y remineraliza el organismo. Su variado aporte de minerales y vitaminas le confiere propiedades "isotónicas". La ración de 300 gramos procura casi la mitad de la vitamina C que se requiere al dia, una cuarta parte de la vitamina B6 y una quinta de la B1, además de pequeñas dosis de magnesio y potasio. Los ejemplares más dulces se reconocen porque al golpearlos suenan a hueco, resultan firmes al tacto y pesan.
LA APRECIADA Y SUAVE CHALOTA
Esta aromática cebolla, pequeña, alargada y de piel anaranjada, se conoce también como escalonia y se distingue por un sabor intenso y poco picante, muy apreciado en la cocina francesa. La cebolla, además de ser diurética y muy ligera (solo 40 cal/100 g), aporta vitamina C y ácido fólico. Sin embargo, su principal virtud estriba en lo que le da su particular aroma y hace llorar cuando se pela: los compuestos azufrados como el sulfuro de alilo, de propiedades bactericidas y fungicidas. También mejora la circulación y refuerza el sistema inmunitario. La chalota se conserva menos que otras cebollas, por lo que conviene aprovechar el verano para consumirla. Su carne grisácea con vetas rosadas resulta deliciosa tanto cruda en ensalada como cocida, aunque no debe dorarse pues puede amargar.
LA ACIDA ACEDERA, MINA DE HIERRO Y VITAMINA C
El sabor alimonado de la acedera, una planta que crece silvestre en zonas húmedas de Europa y Norteamérica, da un refrescante toque ácido a ensaladas, sopas, purés y tortillas. De ahí que también se la conoce como vinagrera o agrilla. Considerada aperitiva y diurética, constituye una excelente fuente de vitaminas antioxidantes: 100 gramos de acedera proporcionan tres cuartas partes de la vitamina C que se precisa al día y más de la mitad del beta-caroteno o provitamina A. Triplica, además, el contenido en hierro de las acelgas (8,5 mg frente a 2,7 mg por 100 g), que al combinarse con la vitamina C se asimila mejor. Los alimentos dulces, como las pasas o las fresas, compensan deliciosamente su sabor ácido cuando se come cruda, aunque puede cocerse como cualquier verdura. Por su riqueza en oxalatos debe evitarse en caso de cálculos renales.
Fuente:
CUERPO MENTE - ESPAÑA - AGOSTO 2008. Ahí podrás conocer lo esencial de cada alimento y la época más natural para consumirlo.