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octubre 31, 2010

Hacer nada es uno de los regalos más valiosos que podemos hacernos. Los beneficios son inmensos y. además, aprendemos que en la vida no siempre hay que producir para recibir.
Por Elisabet RieraLa clase de yoga estaba terminando. Tras una hora de posturas inverosímiles, la profesora nos miró muy seriamente y dijo: "Y ahora vamos a hacer la postura más difícil de todas". Nos miramos con curiosidad y también con algo de temor... ¿Más difícil que sostenerse en posición vertical sobre la cabeza? ¿Más que guardar el equilibrio sobre una sola pierna, la otra doblada sobre la rodilla, los brazos apuntando al cielo y los ojos cerrados? Sí "Tumbaos boca arriba, las piernas y los brazos un poco separados del tronco. Relajad todos y cada uno de los músculos. Cerrad los ojos, olvidad vuestra respiración, vaciad vuestra mente. Es la postura del descanso total" Savasana. la postura del muerto, no parecía tan difícil, y sin embargo... Algunos rincones del cuerpo se empeñan en permanecer tensos (los ojos, la mandíbula, la nuca, la pelvis), la respiración no es siempre fluida, la mente se aferra obsesivamente a algunos pensamientos. Abandonarse por completo no es fácil.
Acostumbrados a llenar nuestras vidas con la acción, cuando nos piden que descansemos al principio nos sentimos liberados y, muy poco después, incómodos. Tardamos en acostumbrarmos a no hacer nada, no sabemos qué hacer con el cuerpo y mucho menos con la mente. Ese vacio se soporta a veces tan mal que algunas personas invierten muchas horas y energía en llenar su tiempo libre de actividades y compromisos agotadores. Y es cierto que el ocio puede tener una enriquecedora parte activa, pero deberíamos aprender a reservar tiempo exclusivamente para el descanso. Tiempo para dormir, relajarnos, cuidarnos, contemplar sin intervenir, permanecer en silencio. Un tiempo muy intimo y valioso, literalmente un regalo, pues si nos lo permitimos entenderemos que no es necesario "producir" a todas horas (ni siquiera pensamientos), que es posible también vivir "gratis"-, que la vida es generosa y nos concede el derecho de respirar profundamente, darnos cuenta de que existimos y tratar de sentirnos bien con ello, sin culpabilidades. Descansar no solo está a veces permitido sino que es imprescindible para gozar de buena salud.DORMIR ES DE SABIOS
Cuando no descansamos lo suficiente sentimos de inmediato que nuestro humor y nuestros reflejos se resienten, pero hay otros procesos invisibles que también se ven afectados, como el sistema inmunitario, la tensión arterial o la memoria. Descansar permite que el cuerpo se autorrepare, que retrase los procesos oxidativos, que recupere la energía. Descansar es tan natural y necesario como la sucesión entre el día y la noche, el invierno y el verano o la vigilia y el sueño, paradigma del descanso. Mientras dormimos, no nos alimentamos ni nos apareamos y, aparentemente, somos mas vulnerables a los peligros ¿Que ventaja ofrece el sueño desde un punto de vista biológico para la supervivencia de la especie? Para responder a esa cuestión, veamos cómo dormimos.
Nuestro ciclo de sueño se produce en dos etapas, primero la etapa no-REM (Rapid Eye Movement o movimiento ocular rápido). En este periodo el cerebro produce ondas cerebrales más largas y lentas. Más larde entramos en la fase REM, en la que el cuerpo está totalmente relajado (sueño profundo), pero, paradójicamente, la mente esta activa. La mayoría de estudios sobre los procesos que realizamos durante el sueño se centran en esta fase, numerosas pruebas han mostrado que el sueño REM es importante para consolidar los recuerdos y extraer conclusiones y pautas de comportamiento de las experiencias cotidianas. Fisiológicamente, el almacenamiento inicial de estos episodios en el hipocampo se traslada al córtex cerebral. Al mismo tiempo, las memorias de episodios específicos se incorporan a un conocimiento más general llamado memoria semántica, en la que las personas recuerdan datos sin tener conciencia de cómo los aprendieron. No es vana la expresión popular de "consultarlo con la almohada": al dormir, asentamos nuestras vivencias y pensamientos, los ordenamos, los archivamos y los comprendemos mejor. Podriamos decir que cada vez que dormimos nos volvemos más sabios.Pero también la fase no REM cumple su función. En ella se activan los genes para producir las proteínas implicadas en el ajuste de las conexiones sinápticas. En nuestro cerebro, cada acción, cada sensación e incluso cada pensamiento y emoción provocan una corriente eléctrica que relaciona determinadas neuronas. Estas conexiones o sinapsis son muy activas durante el día. En estado de vigilia, el cerebro invierte la mayor parte de su energia en crearlas y mantenerlas "encendidas". Los investigadores han comprobado que el periodo no-REM permite devolver esta energía a un nivel mínimo y homogéneo en todas las zonas del cerebro. Es decir, mantiene la homeostasis sináptica, liberando las zonas sobrecargadas y creando de nuevo capacidad libre para nuevas conexiones al día siguiente. Por tanto, si no durmiéramos, no podríamos aprender, pensar o sentir nada nuevo.REGENERAR Y PREVENIR
Algunos investigadores creen que el sueño ayuda al cuerpo a enfrentarse a las consecuencias bioquímicas adversas de la actividad metabólica diaria. Los animales pequeños suelen tener un metabolismo más rápido y también duermen más. Un metabolismo más rápido produce más radicales libres, que dañan el ADN. Algunos estudios han hallado en el cerebro de ratones de laboratorio privados de sueño daños oxidativos importantes causados por los radicales libres, deduciendo así que el sueño puede cumplir una función protectora frente al proceso de oxidación.
Otros estudios relacionan el sueño con el buen funcionamiento del sistema inmunitario, debido a la producción de la hormona melatonina, que estimula la eliminación de las células en mal estado. Los niveles de melatonina, sincronizados con los ciclos de luz y oscuridad, empiezan a aumentar por la tarde, llegan al máximo a la hora de dormir Y descienden de nuevo por la mañana, antes de despertar.La falta de sueño, por otro lado, se ha relacionado con un aumento de la obesidad, depresión, enfermedades cardiovasculares y diabetes.CONOCER Y RESPETAR LOS PROPIOS LIMITES

Asi pues, en condiciones normales dormir unas ocho horas dianas debería ser suficiente para sentirse descansado, prevenir enfermedades y mantener la mente ordenada y lista para seguir aprendiendo. Pero nuestra experiencia indica que a menudo dormir no basta para conseguir un descanso total. ¿Por qué?
En un antiguo cuento sirio un mercader carga su camello para partir hacia la más importante feria de la comarca. El hombre está tan deseoso de hacer buenos negocios que va cargando al animal con cuanta mercancía tiene a mano. Sobre el lomo del camello enrolla primero dos enormes alfombras, luego una decena de telas bordadas, luego tres juegos completos de té de fina plata, pesados collares, brazaletes de bronce y espejos de nácar. Es una gran carga, pero como el camello, a pesar de todo, parece aguantar, el hombre sigue. Añade dos grandes sacos de grano de su mejor cosecha, dos fardos de té traídos de la India y cinco kilos de harina de mijo que su mujer acaba de moler. El camello rezonga, pero el mercader se da cuenta de que hay sitio para colocar varias ánforas de miel de primera calidad extraída por él mismo de sus colmenas. Están ya a punto de partir cuando se levanta la brisa y lleva una brizna de paja hasta la cima de aquella montaña de mercancías, y entonces el camello, de golpe, se desploma. El mercader, enfurecido, toma aquella brizna de paja entre sus dedos y la sujeta clamando al cielo contra ella, asegurando que es la culpable de que su camello se haya desmoronado.Algo similar sucede con el cansancio, físico o psíquico. Lo vamos acumulando sin darnos cuenta, pensando que siempre somos capaces de soportar un poco más -pensando a menudo que "debemos" soportar un poco más-, hasta que, de forma sorprendente, llega un dia en que el esfuerzo aparentemente más pequeño o el contratiempo mas insignificante nos sobrepasan y nos colapsamos. Pero nosotros tenemos la ventaja de ser, además de camellos de carga, nuestros propios mercaderes, y los que mejor podemos saber cuándo estamos al limite de nuestra capacidad y decir "basta". Un límite al que, por cierto, no es obligatono llegar...SÍNTOMAS DE DESEQUILIBRIO
Hay algunos síntomas cotidianos que no conviene pasar por alto: espalda encorvada, piernas cruzadas con fuerza, cejas fruncidas, puños cerrados, brazos cruzados, labios apretados, tortícolis, mandíbula tensa, problemas intestinales, jadéos, tos nerviosa, parpadeo, dolor lumbar, dolor de cabeza, bostezos continuos. Tampoco habría que aceptar como normales los sentimientos continuos de desamparo, de pérdida de control, falta de motivación y de energia, irascibilidad, procastinación (dejar siempre las cosas para más tarde), la dificultad para concentrarse, el mal humor, las reacciones extremas. Si nos sentimos identificados con la mayoría de estas situaciones, seguramente nuestros hábitos de vida nos han llevado a un desequilibrio del sistema nervioso que habrá que corregir.
El sistema nervioso consta de dos partes: el sistema parasimpático y el simpático, que inciden sobre los mismos órganos pero con efectos opuestos.El sistema parasimpático se ocupa de la supervivencia a largo plazo, mantiene la circulación sanguínea, los latidos del corazón y la respiración a un ritmo bajo y constante. Reparte la energia de forma regular y equilibrada en todo el cuerpo.El sistema simpático nos prepara para actuar de forma urgente e inmediata, es aquel que nos permite afrontar las amenazas en la clásica forma de ataque o huida. La energía que el sistema parasimpático ha ido acumulando, el sistema simpático la pone inmediatamente al servicio de los órganos y los músculos que la necesitan. La sangre bombea más deprisa, la respiración es más corta y rápida, los músculos se tensan.LAS HORMONAS DEL ESTRES
Al mismo tiempo, cuando nos enfrentamos a una situación estresante, el encéfalo estimula la glándula pituitaria para que libere una hormona llamada ACTH; esto hace que las glándulas suprarrenales (glándulas de secreción interna situadas sobre los ríñones) secreten las hormonas relacionadas con el estrés: la adrenalina y el cortisol.
La adrenalina es responsable del aumento de la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea. Aumenta el metabolismo de los macronutrientes (carbohidratos, proteinas y grasas) para proveernos de la energia necesaria para salir de la situación de emergencia. Como parte de este proceso, el cuerpo segrega aminoácidos y vacía sus reservas de calcio y de magnesio en los músculos.El conisol ayuda a liberar la energia e inhibe el funcionamiento normal del sistema inmunitario a fin de que pueda hacer frente a cualquier amenaza inmediata. Esto permite defenderse mejor de agentes patógenos accidentales, pero a la larga hace al cuerpo más sensible a las enfermedades infecciosas.Las situaciones que pueden provocar esta respuesta van desde el peligro físico, como un accidente de tráfico, hasta los simples sucesos desagradables de cada día: atascos, discusiones, esperas al teléfono, quejas, sobrecarga laboral. Normalmente, al terminar la situación concreta, el cuerpo volverá a su estado normal, en el que la energía es distribuida y utilizada por el sistema parasimpático. Pero si esta situación se prolonga durante semanas o meses, es posible que el organismo no recupere los niveles de energía anteriores. Si estas situaciones se repiten con demasiada frecuencia el cuerpo no soporta el desequilibrio y llega a la extenuación. Obtiene entonces reservas de donde puede: consume las vitaminas C, B, magnesio y cinc que estén disponibles, y aumenta el riesgo de oxidación celular y las enfermedades relacionadas (cardiovasculares, cáncer). Asi de alto puede ser el precio de no saber parar a tiempo y descansar profundamente.El ritmo ele vida actual -con los malabarismos entre vida laboral, social y familiar-nos empuja hacia ese exceso de activación del sistema simpático. Pero el mayor impedimento para bajarse de ese carro suele ser uno mismo. Decimos que "no tenemos tiempo", pero a menudo dejamos escapar los segundos ante las imágenes virtuales de la televisión, que desplazan a los minutos más valiosos: escuchar el silencio, meditar, mirar un paisaje pasear sin objetivo, sentarse en una terraza para ver a la gente pasar.LAS VACACIONES DEL MAESTRO
Conozco a una sola persona que sabe admitir que eso, lo que llamamos "no hacer nada", es la única dedicación de sus vacaciones. Durante esos días que se concede cada año en Nerja, se levanta sin despertador, come cuando tiene hambre, sale de su casa sin saber adonde irá, se detiene donde le place, se sienta allí durante horas sin decir palabra. Cuando le apetece vuelve a su casa y cuando siente sueño se va a dormir. Al principio llevaba consigo toda una serie de artilugios para ayudarle a "no hacer nada": un cuaderno para apuntar ideas, un pequeño reproductor de música, en algunos momentos el portátil para responder emails. Ahora, nada. Se ha convertido hasta tal punto en un maestro en esta cuestión que a veces, cuando su propio ritmo le hace levantarse un poco tarde de la cama, solo lamenta no haberse despertado antes para tener más tiempo de no hacer nada. Esa persona es Jorge Bucay.
Lo que normalmente se entiende por "perder el tiempo" es en realidad la mejor manera de ganarlo. Esos momentos, alejados de nuestro yo habitual, son oportunidades excepcionales para darnos cuenta de dónde están nuestros límites (cómo responde mi cuerpo, cómo responde mi mente, hasta dónde llego, hasta dónde no quiero llegar) y deshacernos de pesadas cargas que a menudo arrastramos por inercia. El cansancio puede ser signo de que en nuestra vida pesan demasiado los deberes y tienen poco protagonismo las alegrías que nos dan alas para vivir. El corazón, el propio ánimo. es la más fiel medida de cómo anda esta delicada balanza.Si nos tomamos el tiempo para escucharlo, estaremos priorizando en la vida, y esta vez de verdad y no solo de palabra, nuestra salud y felicidad.PEQUEÑAS "CAPSULAS" DE DESCANSO PARA CADA DIA

No conviene relegar el descanso para las vacaciones de verano, ni siquiera solo para los fines de semana. Integrar dosis homeopáticas de descanso en la rutina de cada día es mejor que intentar vacunarse una vez al año.
SUEÑOS DE CALIDAD. La alternancia entre sueño y vigilia está regulada por los ritmos circadíanos que regulan la temperatura corporal o el hambre. Ajustarse lo máximo a estos ritmos mejorará el descanso nocturno. Aunque se recomiendan 8 horas de sueño esta media debe ajustarse al ritmo personal. Obsérvate y hazte caso.SIESTA SIN FASE REM. Entre las doce y las tres de la tarde, el cuerpo experimenta una pequeña caida de su temperatura, acompañada de cierta somnolencia, y un descenso en la eficiencia de la actividad intelectual. De ahí la costumbre (o necesidad) de hacer la siesta. Para que este sueño sea reparador no debe sobrepasar los 15 minutos, el tiempo medio que dura e1 sueño superficial antes de pasar al sueño REM. El sueño no-REM compensa mejor la pérdida de calor del organismo. El sueño profundo, además, conlleva un tiempo de recuperación en el que nos sentimos abotargados.EJERCICIO DIARIO. Durante el ejercicio convertimos la adrenalina, una de las hormonas del estrés, en energia. Treinta minutos de ejercicio aeróbico (correr, nadar,...) al día son suficientes. Un paseo a ritmo vivo puede bastar también, acaso camino del trabajo.DIETA PARA LA SERENIDAD. Las vitaminas del grupo B, la vitamina C, el magnesio, el cinc y el selenio tonifican los sistemas nervioso e inmunitario. Evita los excitantes (café, tabaco, alcohol) que a medio plazo restan energia y aumentan la ansiedad. Sustitúyelos por agua (la deshidratación produce fatiga) o infusiones.UN TIEMPO PERSONAL. Resérvate al menos una tarde o una mañana a la semana para estar a solas contigo mismo y no hacer nada más. Procura no leer, no hablar, no ver la televisión. Dedícate a descansar, incluso de tí mismo. Es un buen momento para meditar. Defiende ese espacio de tiempo como algo sagrado para ti.SI LOS PENSAMIENTOS FAVORECEN LA FATIGA

El rumor incesante que generan los pensamientos puede ser una de las principales causas de cansancio. Si aprendemos a vaciar la mente de lo acumulado, nos sentiremos más ligeros y con mayor energía y creatividad.
En Oriente se afirma que únicamente del vacío puede surgir algo. Y eso es lo que se intenta conseguir con la práctica de la meditación, en que el cerebro emite las llamadas ondas alfa, vinculadas con un estado especial de profunda relajación, junto con una atención y conciencia más elevadas. Puede practicarse durante 15 minutos, dos veces al día.Siéntate en un lugar tranquilo, con las piernas cruzadas o en una silla, pero con la espalda recta, la nuca tendiendo al cíelo, la barbilla ligeramente metida hacia el pecho. Coloque la mano derecha sobre la izquierda con los pulgares extendidos, de modo que las puntas presionen ligeramente entre ellas formando un triángulo con las manos. Coloca este triángulo sobre tu regazo, con la oquedad a la altura del ombliga centro de energía.Observa la respiración. Siempre por la nariz y muy suavemente inspira contando hasta cuatro y espira contando hasta ocho. Pon toda tu atención en este acto: cualquier pensamiento que surja, simplemente déjalo pasar como una nube llevada por el viento, y vuelve a fijarte en tu respiración. Siente cómo tu cuerpo y tu mente se ensanchan y se contraen a ese ritmo sosegado.Vuelve tu mirada al interior. Dentro de tí se está reproduciendo el ritmo del universo, expandiéndose lentamente hasta el infinito. Ese espacio inmenso y silencioso está en tí, asi como tú estás en él, eres una mota de polvo suspendida sin ningún esfuerzo en ese espacio acogedor. Tu cuerpo se sintoniza con la música profunda de la vida, tan simple y tan misteriosa como la respiración. Olvidate de todo cuanto no sea ese pequeño movimiento. Despréndete de tus capas externas hasta quedarte solo con tu esencia: esa sencilla respiración. Eso es lo que eres, tan ligero y sutil como el aire. Para vivir no se necesita hacer nada más que respirar.
Fuente:
CUERPO MENTE - ESPAÑA - AGOSTO 2008