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Definitivo, como todo lo que es simple. Nuestro dolor no viene de las cosas vividas, sino de las cosas que fueron soñadas y que no se cumplieron.
Lo correcto sería que la gente no sufra, apenas agradecer por haber conocido una persona tan linda, que generó en nosotros un sentimiento intenso y que nos hizo compañía por un tiempo razonable, un tiempo feliz.
La respuesta es simple como un verso:
Cada día que vivo, me convenzo más de que el desperdicio de la vida está en el amor que no damos, en las fuerzas que no usamos, en la prudencia egoísta que nada arriesga, y que, esquivándose del sufrimiento, hace perder también la felicidad.
El dolor es inevitable. El sufrimiento es opcional.